UD3. Restauración, Liberalismo y Nacionalismo (3) PDF

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This document is from a history class and covers the topics of restoration, liberalism, and nationalism. It includes an index and methods of evaluation for a unit.

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TEMA 3 RESTAURACIÓN, LIBERALISMO Y NACIONALISMO 1 ÍNDICE 1. La Restauración....................................................................................... 3 2. El liberalismo..................................................

TEMA 3 RESTAURACIÓN, LIBERALISMO Y NACIONALISMO 1 ÍNDICE 1. La Restauración....................................................................................... 3 2. El liberalismo.......................................................................................... 3 3. El nacionalismo....................................................................................... 4 4. Liberalismo y nacionalismo en el siglo XIX.......................................... 6 5. España en el siglo XIX (1814-1874)...................................................... 8 6. El Romanticismo................................................................................... 11 ANEXO: EL FEMINISMO EN LA ÉPOCA DEL NACIONALISMO Y EL LIBERALISMO.................................................................................... 13 Métodos de evaluación Instrumento Criterios Fecha Examen. 3.2, 3.3, Con variedad de preguntas. 3.4, 5.1, 6.2, 9.1 El debate decimonónico. 2.2, 7.1, Los alumnos tendrán que ponerse en la piel de políticos 9,1 españoles del siglo XIX y mantener un debate, defendiendo las ideas de las corrientes políticas a las que representan. Se realizará en clase. Ficha sobre lugares de memoria del nacionalismo. 1.1, 1.2, Análisis de lugares de memoria de diferentes países 7.1 vinculados a recuperar y ensalzar la memoria del nacionalismo de dicho país. 2 1. La Restauración Tras la derrota de Napoleón, los gobernantes de varios países europeos se reunieron en el Congreso de Viena (1814-1815) para diseñar el futuro de Europa después de las grandes alteraciones causadas por la expansión del Imperio napoleónico; a este proceso político se le conoce como “Restauración”. Querían revertir cualquier cambio experimentado en el continente europeo desde la Revolución Francesa, buscando sobre todo dos objetivos: 1. Imponer de nuevo las monarquías absolutas. Los reyes derrocados por Napoleón volvieron a ocupar sus tronos, y se eliminaron los avances liberales que se habían logrado en algunos países bajo el gobierno napoleónico. En Francia, por ejemplo, volvieron los Borbones al trono con la figura de Luis XVIII, quien tomó el poder absoluto, aunque concedió una carta otorgada1 al pueblo de Francia, en la que les reconocía algunos derechos (muy pocos). 2. Reestructurar el mapa de Europa, eliminando las conquistas de la época de Napoleón y creando un equilibrio entre países, con el fin de evitar que surgiera otro gobernante que se lanzara a la conquista de todo el continente. Para lograr estos objetivos se creó un sistema de alianzas entre los países europeos que impulsaron la Restauración. La más importante fue la Cuádruple Alianza, formada por Prusia, Austria, Rusia y Reino Unido, países que se comprometieron a vigilar que la ideología liberal no se extendiera por Europa, poniendo los medios necesarios para evitarlo (censura, control policial, intervenciones armadas ante sublevaciones…). A la Restauración y su intención de volver al Antiguo Régimen se opusieron dos movimientos políticos que impulsaron varias revoluciones en la primera mitad del siglo XIX: el liberalismo y el nacionalismo. 2. El liberalismo El liberalismo es la doctrina política que defiende las libertades del individuo. Esta ideología tiene su origen en el pensamiento político de la Ilustración, y en él basa sus reivindicaciones: aspiran a acabar con la sociedad estamental y sus privilegios, defienden la soberanía nacional, la separación de poderes y el reconocimiento de numerosas libertades (de expresión, de prensa, de reunión, de pensamiento, de religión…), que deberán ser plasmadas en una constitución. También defienden las libertades económicas (liberalismo económico), como la libertad de comercio o de industria, tomando como referente a Adam Smith. Es un movimiento protagonizado por los burgueses. 1 Documento concedido por un rey a los ciudadanos de un país, similar a una constitución, pero con la diferencia de recoger menos derechos, y de no expresar la voluntad del pueblo: no procede de la soberanía nacional, pues es redactada y otorgada de manera unilateral por el monarca. Aparece en los regímenes políticos que se sitúan a medio camino entre el absolutismo y el liberalismo. 3 Aunque en un principio el liberalismo se había mantenido unido, con el paso del tiempo se observaron divisiones internas, de tal manera que en el siglo XIX se diferencian dos corrientes dentro del liberalismo político: - El liberalismo moderado (también llamado liberalismo doctrinario o conservador). Es la vertiente más de derechas. Defendido por la alta burguesía (banqueros, grandes propietarios y grandes empresarios…). Eran partidarios de un sufragio muy restringido, según el cual solo podían votar aquellas personas que tuviesen unas rentas muy elevadas. Defendían la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, y aceptaban la libertad de expresión y de imprenta, pero limitadas por una censura previa. - El liberalismo progresista. Es la vertiente más de izquierdas. Defendido por la mediana y baja burguesía (abogados, médicos, escritores, pequeños y medianos propietarios…). Eran partidarios de un sufragio restringido, pero reduciendo el nivel de la renta mínima exigible para poder votar, para que así pudiese hacerlo un mayor número de ciudadanos (pequeños propietarios). Defendían que la soberanía reside únicamente en las Cortes, y aceptaban la libertad de expresión sin ningún tipo de restricciones. Más adelante, cuando el liberalismo haya alcanzado el poder y acabado con el Antiguo Régimen, surgirá una nueva ideología política, la democracia, que defendía el sufragio universal masculino, es decir, la extensión del derecho al voto a todos los ciudadanos varones, sin importar su nivel de renta. 3. El nacionalismo El nacionalismo es un movimiento, tanto político como cultural, que busca aglutinar a miembros de una misma nación en un mismo Estado (entendiendo “nación” como un conjunto de personas que viven en un territorio determinado y tienen unas características culturales en común). El hecho de que este movimiento surja al inicio de la Edad Contemporánea no es casual: durante el Antiguo Régimen los Estados habían sido, en cierta manera, propiedades de los reyes absolutos, mientras que los habitantes eran sus súbditos; con las revoluciones liberales los reyes pierden el poder absoluto y se extiende la soberanía nacional, es decir, el poder pasa a residir en la nación, en el conjunto de ciudadanos de un país: estos ciudadanos dejan de ser súbditos que viven en el país “propiedad del rey” a ser un conjunto de personas que toman las decisiones y deciden el rumbo de su propio país. El “dueño” del Estado pasa de ser el rey a ser la nación, el conjunto de todos los ciudadanos, y estos protagonizan movimientos para reivindicarse como un protagonista político importante, con unos lazos en común que los unen a todos ellos. Además, el hecho de que muchos países y regiones europeas lucharan contra la invasión napoleónica también reforzó el nacionalismo en dichos territorios, como un movimiento en oposición a la dominación de un agente extranjero como Napoleón. 4 Existen varios elementos que permiten crear la identidad nacional: - El idioma. Es uno de los elementos más importantes, pues permite que las personas se comuniquen entre sí y, por tanto, sentirse más cercanas unas con otras. Por este motivo en regiones españolas como Cataluña o País Vasco se ha desarrollado un nacionalismo propio: se sienten diferentes al resto de españoles por hablar un idioma propio. - La religión. La religión no solo abarca al ámbito de las creencias; ser de una religión concreta también implica tener unas tradiciones y una identidad diferente al resto. Así, Irlanda es un país tradicionalmente católico, mientras que Gran Bretaña es protestante. O, por ejemplo, Grecia forjó su nacionalismo en base a su cultura cristiana ortodoxa para independizarse del Imperio Otomano (musulmán). - La etnia. Hay nacionalismos que se forjan en base a una etnia concreta, y no pueden concebir que personas de otra etnia pertenezcan a dicha nación, aun habiendo nacido en el país; por ejemplo, para Hitler la nación alemana solo podría estar formada por la raza aria, eliminando cualquier otro tipo de raza. En otros países la etnia no es importante para configurar la identidad nacional, como en Latinoamérica, donde hay mucho mestizaje y diversidad étnica. - La historia en común. Los nacionalismos suelen recurrir al pasado para buscar los argumentos de la construcción de la nación, aunque es común que mitifiquen estos hechos y recurran a leyendas e imprecisiones históricas. Es habitual en los nacionalismos el buscar héroes del pasado, generalmente militares medievales, a quienes se venera por haber sido decisivos en la construcción de la nación: Don Pelayo o el Cid Campeador en España, Juana de Arco en Francia o el Rey Arturo en Gran Bretaña. - Tradiciones y folklore. Elementos como la gastronomía, las fiestas y rituales, formas de vestir, estilos musicales tradicionales, leyendas y relatos… también refuerzan los lazos de cohesión entre habitantes de una nación, y permite diferenciarse de otras. - El territorio. El vivir en un territorio en común, con un paisaje y un clima determinado, así como las experiencias derivadas de vivir en ese ambiente determinado. - Símbolos. Los símbolos suelen crearse tras la aparición del nacionalismo; es una consecuencia, más que una causa, de los nacionalismos. El himno, la bandera o el escudo son ejemplo de ello. Cuando los nacionalismos surgieron a principios del siglo XIX podían darse dos situaciones. En primer lugar, el nacionalismo pudo surgir en un territorio que ya estaba configurado como un Estado previamente, como el caso de España, Francia o Gran Bretaña; estos nacionalismos buscaron afianzar la identidad nacional y, como mucho, ampliar las fronteras de su Estado a aquellos territorios que consideraban propios de su nación (aunque no fue lo habitual; en la segunda mitad del siglo sí se extendieron a otros territorios, pero con los que no tenían ningún vínculo nacional). En segundo lugar, 5 el nacionalismo podía surgir en territorios que todavía no conformaban un Estado equiparable a la extensión de la nación; en estos casos, se puede hablar de dos tipos de nacionalismos: - Nacionalismo unificador, o centrípeto. Busca formar una nación a partir de la suma de varios Estados que tienen una identidad nacional en común. Por ejemplo, el nacionalismo italiano o el nacionalismo alemán (Italia y Alemania no existían como Estados a principios del siglo XIX). - Nacionalismo separatista, o centrífugo. Busca formar una nación a partir de la separación de un territorio que pertenece a otro Estado. Por ejemplo, el nacionalismo catalán (busca separarse de España) o el nacionalismo escocés (busca separarse de Gran Bretaña). 4. Liberalismo y nacionalismo en el siglo XIX Las revoluciones del 20, 30 y 48. Con la Restauración y el Congreso de Viena volvió el Antiguo Régimen a Europa, al tiempo que las fronteras de los países se modificaban para lograr un equilibrio entre las potencias. Ante estas decisiones, en las décadas siguientes se desencadenaron en Europa varios movimientos revolucionarios que, con el liberalismo y el nacionalismo por bandera, buscaban acabar con el absolutismo o constituir un Estado soberano, respectivamente. Estas revoluciones tuvieron lugar en torno a 1820, 1830 y 1848. MOV. REVO- CARACTERÍSTICAS MOV. LIBERALES NACIONALIS- LUCIÓN TAS Se extendieron por los países del sur Revoluciones semi-fallidas en España, Grecia. Se de Europa (en torno al Portugal e Italia. Se consiguen independiza del Mediterráneo). Se lucha contra el temporalmente regímenes liberales, que Imperio Otomano 1820 Antiguo Régimen. después son aplastados y se vuelve al tras una larga Protagonismo de sociedades secretas, absolutismo. guerra (1821- como los carbonarios en Italia. 1829). Impulsadas por el liberalismo Francia. Se elimina la monarquía Bélgica. Se doctrinario (alta burguesía). Se luchaabsoluta y se instaura una monarquía independiza de contra el Antiguo Régimen. constitucional, en la figura de Luis Países Bajos, al 1830 Felipe de Orleans. que estaba unido Revoluciones que triunfan en el área desde el alemana y en Suiza, y que fracasan en Congreso de Polonia y áreas italianas. Viena. Impulsadas por el liberalismo Francia. Fin de la monarquía de Luis Movimientos progresista, con influencia de ideas Felipe de Orleans e instauración de una independentistas democráticas (pequeña y mediana República. A partir de 1852, fase de en el Imperio 1848 burguesía). Se quiere dar un paso Imperio con Napoleón III. Austríaco: más allá de lo conseguido, sobre todo Revoluciones fallidas en las zonas de húngaros y para conseguir el sufragio universal. Alemania e Italia. checos buscan la independencia. 6 Las unificaciones italiana y alemana. A lo largo de los siglos los actuales territorios de Italia y Alemania no habían estado configurados a modo de un Estado unificado. En ellos se encontraba una multitud de Estados2 que compartían características identitarias en común, donde la más importante era el uso del mismo idioma. En estos lugares prendió la llama del nacionalismo unificador, que en la segunda mitad del siglo XIX permitió que surgieran los Estados de Italia y Alemania, en ambos casos mediante procesos bélicos. La unificación de Italia se desarrolló entre 1859 y 1870. Entre sus protagonistas destacaron Víctor Manuel II (rey de Piamonte-Cerdeña) y su ministro Cavour, en el norte, y Garibaldi, en el sur. Los nacionalistas italianos lucharon contra los austriacos, pues estos controlaban varios territorios italianos, como Lombardía-Véneto, y se oponían a la unificación. En 1870 se dio por concluida la unificación de Italia, que estableció su capital en Roma. Los Estados Pontificios desaparecieron y el Papa dejó de ser gobernante político. La unificación de Alemania se desarrolló entre 1866 y 1871. Desde el Congreso de Viena existía la Confederación Germánica, un conjunto de 39 Estados de identidad alemana, que se encontraba bajo la vigilancia de Austria. La iniciativa de la unificación vino de Prusia, uno de estos territorios, y más concretamente de su canciller, Otto von Bismarck, quien luchó contra austriacos y franceses (tras derrotar a estos últimos consiguió la anexión de Alsacia y Lorena). Tras estas guerras se produjo la unificación de Alemania, que estableció su capital en El canciller Otto von Bismarck Berlín. La independencia de las colonias hispanoamericanas. En la década de 1820 España asistió a una lucha por parte de los habitantes de sus colonias hispanoamericanas para conseguir la independencia de estos territorios. Son numerosas las causas que explican este suceso: - La influencia de la Ilustración, así como de la independencia de EE.UU y de la Revolución Francesa, modelos a seguir para los hispanoamericanos. - La influencia de la burguesía criolla. Los criollos eran aquellos descendientes de españoles que habían nacido y se habían criado en América, pero que no querían depender de España, pues veían cómo la metrópoli lastraba sus intereses económicos y sus negocios comerciales. Querían controlar la política y la economía por ellos mismos. - Surgimiento de un nacionalismo hispanoamericano. Los criollos se sentían discriminados con respecto al resto de españoles, pues no tenían acceso a los mismos cargos políticos. El remate vino cuando apenas tuvieron representación 2 Por ejemplo, en Italia el Reino de Piamonte y Cerdeña, el Reino de las Dos SIcilias, Módena… En Alemania, el Reino de Prusia, el Reino de Hannover, Baviera, Sajonia… 7 en las Cortes de Cádiz. Esto generó un sentimiento de pertenecer a algo distinto a España, pues la metrópoli no los tenía en cuenta en la toma de decisiones políticas. El proceso de independencia de las colonias, mediante guerras, se extendió entre las décadas de 1810 y 1820, siendo más acentuado en esta última. Destacaron las figuras de Simón Bolívar y José de San Martín. A las independencias proclamadas de Provincias Unidas de Sudamérica (Argentina, 1816), de Chile (1818) y de la Gran Colombia (Venezuela y Colombia, 1819) le siguieron la del Perú (1821), Bolivia (1824) y México (por parte de Agustín de Iturbide, en 1821). En los años siguientes los Estados recién creados sufrieron nuevas modificaciones territoriales hasta formarse el mapa de países de Hispanoamérica que conocemos hoy en día. Simón Bolívar, uno de los Tras estas independencias, España solo contaba con protagonistas de las Cuba y Puerto Rico (junto a Filipinas, en Asia, y algunas independencias islas del Pacífico) como colonias en territorios hispanoamericanas ultramarinos. 5. España en el siglo XIX (1814-1874) La vuelta al absolutismo: el reinado de Fernando VII (1814-1833). Tras la Guerra de la Independencia Fernando VII, quien había permanecido “secuestrado”3 por Napoleón en Francia, regresó a España en 1814 con el fin de tomar de nuevo la Corona. Las Cortes elegidas por el pueblo, que habían asumido el poder en su ausencia, confiaban en que el rey jurara la Constitución de 1812 y aceptara la monarquía constitucional. Sin embargo, Fernando VII, quien fue un convencido absolutista hasta el día de su muerte, se negó a ello y proclamó la monarquía absoluta. Suprimió las Cortes, abolió la Constitución de 1812, restauró las instituciones y privilegios del Antiguo Régimen (gremios, Inquisición…) y El rey Fernando VII persiguió a los liberales, muchos de los cuales se tuvieron que exiliar a otros países. Otros se quedaron en España y, desde la clandestinidad, decidieron conspirar contra el absolutismo y protagonizar pronunciamientos4, que fracasaron. De fondo azotaba una importante crisis económica. 3 “Secuestrado” entre comillas, porque en verdad había estado viviendo a todo lujo, en palacios y con todo tipo de comodidades. 4 Es una especie de golpe de Estado, cuya finalidad principal es forzar un cambio político. Protagonizado por militares, éstos redactaban un manifiesto en el que expresaban su descontento y exponían los cambios políticos que querían que se produjeran; este manifiesto se trasladaba a otros cuarteles, buscando que otros militares se unieran a su rebelión. Fue muy común en España en el siglo XIX. 8 Sin embargo, sí hubo un pronunciamiento que logró triunfar. El 1 de enero de 1820 el general Rafael de Riego se pronunció en Cabezas de San Juan; contó con muchos apoyos, que hicieron presión al rey para que jurara la Constitución. Fernando VII, acorralado, decidió aceptar la proposición, abandonar el absolutismo e instaurar una monarquía constitucional, en la que su poder estaba limitado por la Constitución de 1812. A este periodo se le conoce como Trienio Liberal (1820-1823). Durante estos tres años, los liberales desmontaron de nuevo el Antiguo Régimen y volvieron a la situación previa a 1814. Sin embargo, Fernando VII no se contentó con este cambio; en 1823 pidió ayuda al resto de países europeos defensores del absolutismo; Francia envió a los Cien Mil Hijos de San Luis, un ejército que derrotó a los liberales y permitió el restablecimiento del absolutismo en España. En los diez años siguientes, hasta su muerte en 1833, Fernando VII emprendió una feroz represión contra los liberales, siendo ejecutados personajes tan relevantes como el propio Riego, El Empecinado, el general Torrijos o Mariana Pineda, considerados héroes a posteriori por los propios liberales. Pero, antes de morir, a Fernando VII le quedaba un asunto que resolver. Él solo había tenido hijas (ningún hijo varón) y según la Ley Sálica, propia de la dinastía Borbón, las mujeres no podían reinar. Para asegurar la continuidad de la monarquía en su hija Isabel, aprobó una ley (la Pragmática Sanción) mediante la cual abolió la Ley Sálica. En 1833 Fernando VII falleció. Su hija Isabel (Isabel II) era todavía una niña y asumió la regencia su madre, María Cristina. La época del liberalismo: el reinado de Isabel II (1833-1868). El reinado de Isabel II se divide en dos periodos: la época de regencias, durante su minoría de edad, en la cual asumieron la regencia su madre María Cristina (1833-1840) y el general Espartero (1840-1843); y la mayoría de edad (1843-1868), durante la cual Isabel asumió la Corona de manera efectiva. Su reinado supuso el abandono de la monarquía absoluta para siempre en España y el triunfo del liberalismo. Se caracterizó por los siguientes acontecimientos. En primer lugar, la aparición del carlismo. El carlismo fue un movimiento político ultraconservador que se basaba en dos premisas: la reivindicación de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, como legítimo heredero de la Corona; y la defensa del absolutismo y el Antiguo Régimen, en oposición al liberalismo. Tuvo especial seguimiento en el País Vasco5 y entre miembros del clero. Los carlistas no aceptaron que Isabel fuera reina, lo cual dio inicio a la Primera Guerra Carlista (1833-1839)6, que acabaron ganando los liberales. La reina Isabel II 5 También en zonas concretas de Navarra, Aragón y Cataluña. 6 Entre 1846 y 1849 tuvo lugar la Segunda Guerra Carlista, ganada de nuevo por las tropas de Isabel II. 9 En segundo lugar, el desarrollo del liberalismo en España, que supuso el paso hacia una monarquía constitucional. Como en otros lugares de Europa, el liberalismo se escindió en dos ramas: moderado y progresista. Durante la mayor parte del reinado gobernaron los moderados7, quienes eran apoyados por la reina porque estaban a favor de dar más poder a la Corona. Los progresistas solo pudieron acceder al poder mediante pronunciamientos militares. Precisamente, durante este época se vivió una participación activa de los militares en política, llegando a ser jefes de gobierno o ministros, como Narváez u O’Donnell. Dependiendo del partido que gobernaba en cada momento se hacía una constitución nueva; de esta manera, en este reinado se promulgaron dos constituciones: la de 1837 (progresista) y la de 1845 (moderada); ambas recogían el sufragio restringido masculino. En tercer lugar, la aprobación de leyes y medidas que permitieron realizar reformas administrativas y económicas para la modernización del país. Se crearon las diputaciones provinciales, la Guardia Civil, nuevos impuestos adaptados a las circunstancias de la época, leyes relativas a la educación, al impulso del ferrocarril… En cuarto lugar, la puesta en marcha de las desamortizaciones: la de Mendizábal en 1837 y la de Madoz en 1855. Las desamortizaciones, impulsadas por los gobiernos progresistas, consistían en expropiar las tierras que pertenecían a “manos muertas” (tierras del clero, de nobles o de municipios que no se cultivaban) para venderlas en subasta. Este proceso era gestionado por el Estado, y buscaba solucionar el grave problema de la propiedad de la tierra de España: el que hubiera millones de campesinos que no tuvieran un pequeño terreno para autoabastecerse. Al final, las desamortizaciones no pudieron solucionar este problema, y las tierras que salieron a subasta fueron compradas por burgueses. En quinto lugar, bajo el gobierno de O’Donnell (1858-1863), el impulso de España en política exterior que le llevó a una guerra contra Marruecos, tras la que consiguió anexionarse Ifni. El reinado de Isabel II no estuvo exento de conflictos. A las continuas luchas de poder entre moderados y progresistas se sumaba el descontento de la población por motivos económicos y por las quintas (el reclutamiento de una quinta parte de los jóvenes para servir en el ejército, del cual se podían librar los más ricos), lo que generó algunas revueltas campesinas; todo ello unido a diversos casos de corrupción que salpicaban a políticos e incluso a la propia familia real. Además, algunos líderes políticos tendieron hacia el autoritarismo en momentos puntuales, poniendo en jaque las propias bases del liberalismo. Todos estos factores confluyeron en la Revolución Gloriosa de 1868, en la que varios militares de ideología progresista y demócrata, como Serrano o Prim, protagonizaron un pronunciamiento con el que consiguieron destronar a Isabel II y echar del gobierno a los políticos moderados que ella protegía. 7 Los moderados gobernaron entre 1833-1835/ 1837-1840/ 1844-1854/ 1856-1868. Los progresistas entre 1835-1837/ 1840-1843/ 1854-1856. 10 Las experiencias democráticas: el Sexenio Democrático (1868-1874). Tras la Revolución Gloriosa se abrió un periodo de seis años en el que triunfaron los ideales democráticos, si bien estuvo jalonado de numerosos conflictos sociales. Se diferencian tres etapas: - El Gobierno Provisional (1868-1870). Se promulgó una nueva constitución, la de 1869, la más democrática hasta el momento, que recogía aspectos como el sufragio universal masculino y una amplia gama de derechos, como el de culto, de expresión, de imprenta, de reunión y asociación, de pensamiento y enseñanza… Además, se decretó como forma de gobierno la monarquía constitucional, lo que obligaba a buscar un nuevo rey de una dinastía distinta a la borbónica. - El reinado de Amadeo I (1871-1873). El candidato elegido para ocupar el trono de España fue Amadeo de Saboya, de origen italiano. Su reinado no fue fácil, pues tuvo que gestionar los crecientes desencuentros y divisiones entre partidos políticos, la Tercera Guerra Carlista, la guerra contra los independentistas cubanos… En paralelo los republicanos, que se oponían a la monarquía como modelo de Estado en España, cobraban cada vez mayor relevancia y protagonizaban insurrecciones. Amadeo, superado por la situación, abdicó en 1873. - La Primera República (1873-1874). Tras la abdicación de Amadeo I se proclamó la Primera República española. Duró apenas un año y en ella se experimentaron situaciones convulsas, en parte debidas a la división en el seno de los propios republicanos, entre unitarios (buscaban el centralismo político) y federales (a favor de que España se dividiera en varios Estados con amplias competencias políticas). Los federales más radicales protagonizaron la revuelta cantonal, con la que pretendían acelerar la implantación de una república federal, sin éxito. A pesar de sus convulsiones, es innegable su buena voluntad de regenerar democráticamente el país, como quedó plasmado en una constitución que no se llegó a aprobar en la que se concedían numerosos derechos y se buscaba un mejor reparto de la tierra y unos impuestos más equitativos. En 1874 el general Pavía dio un golpe de Estado y quitó el poder a los republicanos; a finales de ese año, un pronunciamiento devolvía el trono a los Borbones, en concreto a Alfonso XII, hijo de Isabel II. 6. El Romanticismo El Romanticismo fue un movimiento cultural y artístico que se desarrolló en Europa durante la primera mitad del siglo XIX. En líneas generales se caracterizaba por la defensa de la libertad creadora del artista (frente al Neoclasicismo, que buscaba que los artistas se ciñeran a unas normas y cánones fijos), la exaltación del individualismo, la primacía del sentimiento y la fantasía sobre la razón e, influido por el nacionalismo, la reivindicación del pasado de los pueblos. Los autores más destacados en literatura 11 fueron Mary Shelley, Lord Byron y Víctor Hugo. En música sobresalen Beethoven, Schubert y Chopin. En arquitectura el Romanticismo inaugura la época de los historicismos, que se extendió durante el siglo XIX y parte del XX. La arquitectura historicista es aquella que busca imitar estilos de épocas pasadas, sobre todo de la Edad Media y la Edad Moderna. Engloba multitud de estilos, todos ellos caracterizados por comenzar por el prefijo “neo”: neogótico, neorrománico, neorrenacentista, neobarroco, neobizantino… En la época del Romanticismo destacó el neogótico; ejemplo: el Parlamento británico (Barry y Pugin). Las artes plásticas (pintura y escultura) se caracterizaron por mostrar escenas dramáticas y heroicas, con un trasfondo político, o una exaltación de las fuerzas de la naturaleza. El movimiento exacerbado y la expresión de emociones están muy presentes en estas obras. Se utilizan colores cálidos, como tonos rojizos o color tierra. En pintura destacaron autores como Delacroix (La libertad guiando al pueblo), Friedrich (El caminante sobre el mar de niebla), Gericault (La balsa de la Medusa) o Turner (Lluvia, vapor y velocidad). En escultura sobresalen los relieves del Arco del Triunfo de París (Rude). El Parlamento británico, de Barry y Pugin La balsa de la Medusa, de Gericault 12 ANEXO: EL FEMINISMO EN LA ÉPOCA DEL NACIONALISMO Y EL LIBERALISMO MARY WOLLSTONECRAT Junto con Olympe de Gouges, Mary Wollstonecraft es una de las figuras más destacadas de la Primera Ola del feminismo. Wollstonecraft, escritora inglesa y madre de la novelista Mary Shelley, ha pasado a la historia por ser la autora de Vindicación de los derechos de la mujer (1792), donde defiende que las mujeres deben recibir una educación en igualdad de condiciones que los hombres. Al luchar por los derechos de la mujer, mi argumento principal se basa en este principio fundamental: si no se la prepara con la educación para que se vuelva la compañera del hombre, detendrá el progreso del conocimiento y la virtud; porque la virtud debe ser común a todos o resultará ineficaz para influir en la práctica general. ¿Y cómo puede esperarse que la mujer contribuya a menos que sepa cómo ser virtuosa, que la libertad fortalezca su razón hasta que comprenda su deber y vea de qué modo se encuentra conectado con su beneficio real? Si se tiene que educar a los niños para que entiendan el principio verdadero del patriotismo, su madre debe ser patriota; y el amor al género humano, del que brota una sucesión ordenada de virtudes, solo puede darse si se tienen en consideración la moral y los intereses civiles de la humanidad; pero la educación y situación de la mujer en el momento presente la dejan fuera de tales investigaciones. LA CONVENCIÓN DE SENECA FALLS La Convención de Seneca Falls es considerada uno de los hitos fundamentales del feminismo del siglo XIX. Fue una convención sobre los derechos de la mujer realizada en 1848 en Estados Unidos, con Lucrecia Mott y Elizabeth Cady Stanton a la cabeza. Sus propuestas quedaron recogidas en el Manifiesto de Seneca Falls, donde demandaron derechos para las mujeres, especialmente de índole político, como el derecho al voto, a presentarse en las elecciones, a ocupar cargos públicos, a afiliarse a partidos políticos… DECIDIMOS: Que todas aquellas leyes que entorpezcan la verdadera y sustancial felicidad de la mujer, son contrarias al gran precepto de la naturaleza y no tienen validez, pues este precepto tiene primacía sobre cualquier otro. DECIDIMOS: Que la mujer es igual al hombre, que así fue establecido por el Creador y que por el bien de la raza humana exige que sea reconocida como tal. […] DECIDIMOS: Que la misma proporción de virtud, delicadeza y refinamiento en el comportamiento que se exige a la mujer en la sociedad, sea exigido al hombre, y las mismas infracciones sean juzgadas con igual severidad, tanto en el hombre como en la mujer. DECIDIMOS: Que la acusación de falta de delicadeza y de decoro de la que a menudo es acusada la mujer cuando se manifiesta públicamente, proviene sin gracia alguna de los mismos que con su presencia la animan a actuar en escenarios, conciertos y fiestas circenses. […] DECIDIMOS: Que es deber de las mujeres de este país asegurarse el sagrado derecho del voto. 13

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