Tema 6: El Informe Psicológico y el Fin del Proceso de Evaluación PDF
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Universidad de Salamanca
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This document discusses the process of psychological evaluation, focusing on the final stages, specifically the creation and delivery of the psychological report. It covers important aspects of report writing, including ethical considerations, the structure of the report, and the importance of properly explaining the results to clients. Furthermore, some errors to avoid when preparing the report are pointed out, emphasizing the significance of ensuring a comprehensive and scientifically sound document.
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TEMA 6. EL INFORME PSICOLÓGICO Y EL FIN DEL PROCESO DE EVALUACIÓN. En esta última unidad nos centraremos en los últimos pasos del proceso de evaluación; en concreto, empezaremos profundizando en los últimos puntos de la fase 2 de este proceso, que implica la organización de resultad...
TEMA 6. EL INFORME PSICOLÓGICO Y EL FIN DEL PROCESO DE EVALUACIÓN. En esta última unidad nos centraremos en los últimos pasos del proceso de evaluación; en concreto, empezaremos profundizando en los últimos puntos de la fase 2 de este proceso, que implica la organización de resultados en un informe escrito. Por tanto, en la presente unidad aprenderemos a redactar un informe psicológico de caso y veremos su utilidad y características. Este documento debe ser científico, comprensible y útil, y presentar todas las garantías, tanto científicas como éticas. Estos resultados, organizados en el informe, deben presentarse a la persona en una entrevista de devolución de la información donde se procede a la explicación de los resultados y la garantía de su correcta comprensión por parte del paciente; además, se consensúa el plan de intervención, en el caso de que lo haya. Por ello, además del informe escrito, el psicólogo debe ser capaz de informar verbalmente tanto al sujeto como al cliente sobre la evaluación psicológica efectuada basada en el informe. Asimismo, revisaremos la importancia del informe, los principales errores que suelen cometerse en su elaboración, los tipos de informe, sus características y apartados fundamentales. Además, conoceremos las normas que deben seguirse en su elaboración, ya que aplicaremos las condiciones deontológicas que rigen para los informes psicológicos siguiendo tanto las guías para el proceso de evaluación psicológica (Guidelines for the Assessment Process, en adelante GAP) como el código deontológico del psicólogo. Por último, abordaremos el fin del proceso de evaluación, que puede acabar con la elaboración de un informe, o bien, en el caso de que se haya llevado a cabo una intervención, serán necesarias las fases 3 y 4 del proceso de evaluación para determinar que dicho proceso ha finalizado. 1. EL INFORME DE EVALUACIÓN PSICOLÓGICA. En la anterior unidad comenzamos a profundizar en la fase 2 del proceso de intervención, haciendo hincapié en el primero de estos tres puntos y resaltando cómo la organización de los resultados dependería del modelo psicológico adoptado por el evaluador: - Integración de los resultados para dar respuesta a las cuestiones planteadas por el cliente o sujeto de la forma más completa posible. - Presentación oral o escrita del informe. - Discusión y toma de decisiones. En la presente unidad nos centraremos en cómo transmitir al paciente la devolución de los resultados y cómo organizarlos de manera escrita en un informe, profundizando, por tanto, en los puntos B y C de la fase 2. El informe psicológico es un documento científico en el que se recogen los resultados del estudio psicológico de un sujeto (o grupo) y que se elabora para responder a la demanda de problema que plantea el cliente. 1 A continuación, se explicitan los puntos B y C de la fase 2, organizados en sus tablas respectivas. Los puntos se aportan de manera literal del artículo de las guías GAP (Fernández-Ballesteros et al., 2001). El informe debe realizarlo un profesional competente, siguiendo los códigos deontológicos y éticos. Debe resultar útil y estar redactado en términos comprensibles para el receptor, detallando todos los instrumentos y procedimientos para que sea replicable, y las conclusiones, orientaciones y predicciones deben estar debidamente justificadas. 1.1. PRESENTACIÓN DEL INFORME. Como psicólogos/as utilizamos el método científico. Esto implica que el proceso de evaluación debe ser un proceso replicable, lo que conlleva que, si otro psicólogo evaluara a la misma persona, siguiendo los mismos pasos, utilizando los mismos instrumentos, etc., tendría que llegar a las mismas conclusiones. B. PRESENTACIÓN ORAL O ESCRITA DEL INFORME (el punto A está en la unidad anterior) - Las demandas del cliente nunca pueden quedar sin abordarse. - Las fuentes de información, los instrumentos y test utilizados deben quedar reflejados con el suficiente detalle. - El informe debe detallar los pasos y procedimientos utilizados para responder a las demandas del cliente. Inclusión en el informe - La sección del informe destinada a exponer los resultados debe de información reflejar el peso dado a la información obtenida y la forma en importante. que se la ha integrado. - En la sección del informe sobre los resultados, cada afirmación psicológica que se haga debe estar expresamente basada en los datos recogidos y valorada en función de su importancia con respecto a las demandas del cliente. - Las inconsistencias encontradas entre los datos deben discutirse en la sección sobre resultados. - Cada una de las frases empleadas debe ser clara y comprensible para el cliente. - El apoyo científico de un enunciado debe explicitarse siempre que exista la posibilidad de que se malinterprete. - La terminología técnica utilizada debe clarificarse de la forma Generación de un apropiada. informe fácil de - Los elementos descriptivos, comparativos e interpretativos entender. deben distinguirse entre sí. - La interpretación de los datos nunca debe dejarse en manos del lector. - Las conclusiones deben exponerse con claridad y las inferencias tentativas (los juicios provisionales) señalarse como tales. En la fase 2 del proceso de evaluación, al organizar la información y realizar el informe, es muy importante detallar todas las fuentes e instrumentos consultados, los pasos seguidos y las entrevistas realizadas, para garantizar la replicabilidad del proceso. Asimismo, al igual que cuando realizamos un artículo científico, nuestras conclusiones deben estar basadas en hechos y pruebas empíricas, 2 discutirse la información contradictoria e incluirse limitaciones o grado de fiabilidad de las inferencias realizadas. Es importante ser profesionales en este sentido si queremos que nuestra profesión sea respetada. Dado que todas las conclusiones deben basarse en pruebas empíricas y demostrables, y no se debe aseverar nada que no tenga una sólida base, si lo único con lo que contamos para demostrar lo que afirmamos es lo que hemos recogido en la entrevista (sin otro tipo de testigos, pruebas físicas o forenses, etc.), es decir, la información del sujeto, debemos tomarlo con cautela y no como un hecho probado. Cuando se redacta un informe psicológico es muy habitual incluir la coletilla «el paciente refiere». Por ejemplo, debemos decir «el paciente refiere haber sufrido malos tratos por parte de su cónyuge» y nunca «el paciente ha sufrido malos tratos» si solo contamos con su testimonio para poder probar esa afirmación. 1.2. DISCUSIÓN Y TOMA DE DECISIONES. En la práctica clínica o sanitaria, al acabar la primera fase de evaluación, es habitual realizar la denominada entrevista de devolución de la información(se encuadra ya en la fase 2). Se recomienda dedicar una sesión exclusivamente a esta entrevista de devolución (incluso si no se dedica la hora entera de terapia, se da por terminada la sesión igualmente). En esta sesión o entrevista de devolución de la información se devuelven al paciente oralmente los resultados de la evaluación; se explica el análisis funcional del caso; se clarifica toda la información y resultados de pruebas (gráficos o informes que se proporcionen por escrito), y se consensúa el plan de intervención con los objetivos y técnicas que utilizar en las sesiones de (aunque, se trata de un esquema de actuación flexible que puede sufrir modificaciones sobre la marcha según cómo se evalúa, qué va progresando en el proceso de terapia, etc.) (Fernández-Ballesteros et al., 2001). C. DISCUSIÓN Y TOMA DE DECISIONES - El evaluador debe discutir las secciones del informe con el cliente o sujeto, tratando con este u otras personas Discusión del informe con el cliente, sujeto u participantes las posibles otros participantes. recomendaciones, asegurándose de que las entienden y, finalmente, reflejando los datos surgidos durante la discusión del informe y de las recomendaciones en la versión final de este. - Si se requiere intervención y el evaluador no está cualificado para llevarla a cabo, el sujeto debe ser Decidir si las circunstancias generales aconsejan enviado al profesional adecuado volver a empezar, finalizar o pasar a intervenir. (derivar el caso). - Cuando sea pertinente, el evaluador debe enviar un informe a los profesionales oportunos. 3 LAS CONSECUENCIAS DE NO REALIZAR UNA ENTREVISTA DE DEVOLUCIÓN. CASO DE ESQUIZOFRENIA Cuando hace años yo era a su vez alumna del MPGS y realizaba mis prácticas en un hospital de día de Madrid especializado en trastornos de personalidad y esquizofrenia, durante una sesión de grupo con las familias, un padre de un paciente relató lo terriblemente en shock que se quedó al recibir el diagnóstico de esquizofrenia de su hija a través de un informe que se le remitió por correo postal. En este caso, el profesional que realizó el informe no hizo una devolución oral de este documento, por lo que la persona no comprendía del todo la implicación de esa etiqueta diagnóstica, si bien intuía que se trataba de algo grave. No debemos agravar el sufrimiento de la persona creando más indefensión e incertidumbre. La psicoeducación y comprensión del problema, así como el cómo abordarlo, ya es en parte terapéutico y es el primer paso de la intervención. Además de comunicar el problema (en forma de diagnóstico o de análisis funcional, o de mecanismos de defensa, etc., según el modelo que adopte el psicólogo), también debemos explicar el plan de intervención y consensuarlo con el paciente (en el caso de que se haya considerado necesario intervenir). Además, la comunicación oral de los resultados permite que el paciente pueda realizar preguntas y aclarar sus dudas. Debemos asegurarnos de la correcta comprensión de la información por parte del paciente. 1.3. LA IMPORTANCIA DEL INFORME PSICOLÓGICO. El informe psicológico cobra importancia desde diversos puntos de vista (Fernández-Ballesteros, 2013): Es la expresión del trabajo profesional del psicólogo y, al igual que cualquier otro informe de investigación, debe ser estrictamente científico y estar ajustado a la deontología profesional (en el siguiente apartado de la unidad se detallarán los aspectos éticos del código deontológico relativos al informe). El hecho de que sea un documento científico implica que debe estar suficientemente detallado todo el procedimiento seguido para que pueda ser replicable y contrastable por otros evaluadores o expertos. Además, el hecho de que sea científico implica que debe basarse en datos, no en impresiones o intuiciones. No se deben sacar conclusiones que no se extraigan de los datos de evaluación. Para autores como Fernández-Ballesteros (2013), la característica del rigor científico debe primar sobre cualquier otra. El informe es un testimonio archivable y duradero sobre la evaluación o intervención llevada a cabo por el evaluador en una fecha concreta y utilizando unos procedimientos detalladamente descritos y especificados. Supone un resumen o síntesis de las actuaciones llevadas a cabo y de los resultados y conclusiones obtenidos, dado que no solo describe, sino que analiza los datos conseguidos. Todo ello permitirá que estos datos se puedan examinar en cualquier momento y repasar los resultados de la evaluación, ya que han sido sintetizados y analizados debidamente. Supone una excelente fuente de información para contrastar las hipótesis formuladas. 4 El informe convierte la evaluación en replicable (aspecto imprescindible en cualquier procedimiento científico). Resulta necesario para comunicar los resultados de la evaluación tanto en forma oral como escrita y tanto al sujeto como, en su caso, al cliente, personas allegadas o terceros cuando el sujeto o cliente así lo autoriza (maestros, otras personas relevantes, etc.) y se considere oportuno, ético y útil. El informe escrito puede considerarse un documento potencialmente legal, ya que es una fuente de información de un sujeto en un momento de su vida en el que se podrían apoyar decisiones jurídicas. Es un rastro de conducta tanto del cliente como del evaluador; por tanto, es una fuente de información no contaminada para el futuro. Este documento podrá utilizarse posteriormente (si así lo autoriza el sujeto) como fuente que aporta medidas no contaminadas (por ejemplo, si en el caso de un sujeto que presenta depresión actualmente, contamos con un informe realizado en su infancia). 1.4. NORMAS Y GUÍAS PARA LA ELABORACIÓN DEL INFORME. Científico Comprensible Útil Ético Los informes deben ser científicos, comprensible, útiles y éticos. Respecto a la ética, el código deontológico comprende cinco artículos relativos al informe psicológico como son el 12, 41, 42, 43 y 48. Se recomienda revisar estos artículos que, además, se estudian en la asignatura de Fundamentos Científicos y Profesionales de la Psicología Sanitaria. Las características esenciales que marca el código deontológico en estos artículos son las que hacen referencia a la confidencialidad, los derechos del sujeto a conocer el informe (aunque la demanda del informe fuera realizada por otras personas o instituciones) a no ser que se deriven de ello males mayores), la necesidad de hacerlo comprensible y útil, y la importancia de no utilizar en él un lenguaje descalificador (Colegio Oficial de Psicólogos [COP], 2015). Ahora bien, aunque hemos comenzado describiendo las características del informe escrito, esto no excluye que este se complete con su descripción oral. La presentación oral se realiza principalmente para aclarar potenciales puntos oscuros, siempre que el sujeto o el cliente así lo soliciten y, en muchos casos, ello pude ocurrir como prescripción técnica. Pero, aunque fuera más conveniente comunicar los resultados verbalmente, el informe escrito siempre debe ser redactado por las razones enunciadas anteriormente en el punto uno sobre la importancia del informe. En resumen, la comunicación oral y la escrita no son incompatibles, al contrario, ambas son recomendables, y la escrita siempre es imprescindible (Fernández-Ballesteros, 2013). Siempre que sea posible, es altamente recomendable realizar una entrevista de devolución de la información al entregar el informe escrito, en la que el profesional pueda explicar y aclarar debidamente el contenido del informe y en donde la persona que lo recibe pueda tener la oportunidad de plantear las dudas que este le genere. 5 Una característica fundamental del informe es que sea éticamente aceptable. Toda decisión técnica tiene de hecho connotaciones éticas. Los aspectos éticos afectan fundamentalmente a cuatro componentes: la competencia, la confidencialidad, la responsabilidad y la calidad. 1.4.1. COMPETENCIA. Como se ha mencionado ya en la definición de informe, este debe ser elaborado por un profesional competente. Un aspecto ético relevante es, por tanto, la competencia. La persona que emite el informe debe ser un profesional (en este caso, un profesional de la psicología) acreditado como psicólogo sanitario (dado que en el máster que nos ocupa el ámbito de actuación es la psicología sanitaria). En el artículo 17 del código deontológico (COP, 2015), se hace referencia a que «la autoridad del psicólogo se fundamenta en su capacitación […] ha de estar profesionalmente preparado […] forma parte de su trabajo la actualización de su competencia profesional» (p. 4). Además, el artículo 14 hace referencia a que «denunciará casos de intrusismo que lleguen a su conocimiento». 1.4.2. CONFIDENCIALIDAD. Otro aspecto ético importante del informe es la confidencialidad, que hace referencia a que el psicólogo no dispondrá del informe fuera de los objetivos de la evaluación. Este aspecto ya se mencionó más arriba en el artículo 43, «los informes solicitados por instituciones están sometidos al mismo deber y derecho de confidencialidad» (p. 9). Pero, además, cabe resaltar el artículo 19, en el cual se dice que «todo tipo de material estrictamente psicológico […] queda reservado al uso del psicólogo, que se abstendrá de facilitarlo a personas no competentes […] gestionará la debida custodia de los documentos psicológicos» (p. 4), y el artículo 40, que indica que «toda la información que el psicólogo recoge […] está sujeta a un deber y a un derecho de secreto profesional del que solo podría ser eximido por el consentimiento expreso del cliente» (pp. 8-9). El artículo 45 dice que: La exposición oral, impresa, audiovisual u otra, de casos clínicos o ilustrativos con fines didácticos o de comunicación o divulgación científica, debe hacerse de modo que no sea posible la identificación de la persona, grupo o institución de que se trata. En el caso de que el medio utilizado conlleve la posibilidad de identificación del sujeto, será necesario su consentimiento previo explícito (COP, 2015). Según el artículo 46 (COP, 2015, p. 10): … los registros escritos y electrónicos de datos psicológicos, entrevistas y resultados de pruebas, si son conservados durante cierto tiempo, lo serán bajo la responsabilidad personal del psicólogo en condiciones de seguridad y secreto que impidan que personas ajenas puedan tener acceso a ellos. Y según el artículo 49 (COP, 2015), «el fallecimiento del cliente o su desaparición no libera al psicólogo de las obligaciones de secreto profesional» (p. 10). 1.4.3. RESPONSABILIDAD. Las personas sobre las que se realiza el informe tienen derecho a conocer su contenido, a no ser que con ello pudiera verse vulnerado algún otro principio deontológico. El informe no debe implicar riesgos para la persona (en caso de posibles riesgos, debe ser sustituido por la comunicación verbal 6 de los resultados de exploración), no deben usarse nociones que degeneren en etiquetas devaluadoras (véase el artículo 12 ya mencionado más arriba) y no debe realizarse cuando exista certeza de que pueda ser mal utilizado (artículo 24, p. 5: «debe rechazar llevar a cabo la prestación de sus servicios cuando haya certeza de que puedan ser mal utilizados en contra de los legítimos intereses de las personas, los grupos, las instituciones y las comunidades»). Deben expresarse los límites del informe (artículo 48; debe expresarse el alcance, las limitaciones y el grado de certidumbre, y, según el artículo 17, el profesional debe reconocer los límites de su competencia y las limitaciones de sus técnicas) (COP, 2015). 1.4.4. CALIDAD. Entre los criterios de calidad (no mutuamente excluyentes) de un informe, destacamos que se trata de un informe científico (que debe seguir unos pasos, una estructura, ser replicable, etc.), de un criterio deontológico (ajustándose lo más posible al código deontológico y no simplemente intentando no vulnerarlo) y de un criterio clínico basado en la información teórico-práctica del profesional que emite el informe. 1.5. ERRORES MÁS FRECUENTES EN LA ELABORACIÓN DE INFORMES. En este apartado revisaremos los errores más comunes que se comenten en la elaboración de informes: 1. El paquete de infracciones de los artículos 6, 2 y 48 del código deontológico suele ser el más frecuente (COP, 2015): - Falta de fundamentación científica objetiva. Faltan datos que hagan del informe un texto científico replicable. Cuando la evaluación se ha basado en entrevistas, no se justifican las afirmaciones con datos cualitativos. - Falta de cautela en las conclusiones; se redactan conclusiones diagnósticas sin datos que las avalen; falta de distinción entre los hechos reales y las inferencias teóricas. Las inferencias no se corresponden con los hechos. - No se acostumbra a expresar el alcance y limitaciones de las intervenciones. 2. El efecto Barnum Como se ha recalcado en el apartado anterior de la unidad, los informes deben ser útiles. La aceptación del informe por el cliente no es un criterio suficiente para confiar en la utilidad de este. Este hecho se pone de manifiesto en los informes tipo Barnum (Fernández-Ballesteros, 2013). Meehl (1956) a mediados del pasado siglo en su artículo «Wanted: a cookbook», señala el «efecto Barnum» propio de informes que se presentan características irrelevantes y que son aceptados plenamente por los sujetos. En material complementario, el alumno dispone de un ejemplo del efecto Barnum aplicado al informe psicológico. 1.5.1. CATEGORÍAS DE ERRORES MÁS FRECUENTES EN LA ELABORACIÓN DE INFORMES. La Dra. María Paz García Vera, del Departamento de Psicología Clínica de la Universidad Complutense de Madrid, realizó un estudio no publicado en el que se revisaron los errores más frecuentes en la redacción de informes (se revisaron un total de 20 informes), llevados a cabo por estudiantes de 7 posgrado residentes de la Clínica de la UCM y con experiencia psicológica clínica. Los errores encontrados en los 20 informes revisados se clasificaron en las siguientes categorías de errores: - Falta alguna parte relevante del informe teniendo en cuenta los contenidos mínimos básicos especificados anteriormente (por ejemplo, no aparece el motivo de consulta). Este tipo de error se encontró en 13 de los 20 informes, es decir, en un 65 %. - Inferir conclusiones sin datos (falta de cautela-prudencia) en el diagnóstico, en las afirmaciones de causalidad o en las afirmaciones de otros profesionales que no han sido justificadas documentalmente. No especificar que las afirmaciones han sido del paciente («el paciente refiere»), asumiendo lo que refiere como certeza. No especificar limitaciones o probabilidad de la aseveración. Se encuentra en una proporción de 8/20 (40 %). - Etiquetar: utilización excesiva de etiquetas, jerga, términos devaluadores o que no aportan nada; se encuentra en 7/20 (35 %). - Errores de falta de objetividad, rigurosidad o profesionalidad que implican no administrar medidas objetivas de cambio; el tratamiento propuesto no se corresponde con el empíricamente validado para ese trastorno; falta la justificación de las pruebas utilizadas (diagnósticas o no); falta la puntuación concreta de las pruebas y se facilita solamente la interpretación que de ella se deriva; falta de referencias bibliográficas (12/20 [60 %]). 1.6. TIPOS DE INFORME PSICOLÓGICO. En este apartado revisaremos tres tipos de informes, que pueden ir desde lo más particular y sencillo hasta lo más global y comprometido, en función de la forma de organización de la información (Fernández-Ballesteros, 2013). El informe basado en las técnicas. Es una de las formas más utilizadas para organizar el material de la evaluación. - Modo de organización: los resultados se ordenan y se muestran en el informe según los test y técnicas administrados. - Ventajas: este tipo de informe resulta más sencillo en su redacción, ya que no exige ningún esfuerzo de organización y síntesis de los resultados. Además, al ser el más sencillo, suele ser el más fácil de replicar. - Desventajas: los datos incongruentes procedentes de las diferentes técnicas no tienen por qué ser justificados. Por estas razones, normalmente, son utilizados por evaluadores neófitos o cuando un sujeto es remitido a un psicólogo para que le aplique un test o una técnica de evaluación determinados. Uno de los inconvenientes más importantes es que puede resultar incomprensible para los no psicólogos. El informe basado en el problema. Este tipo de informe presenta las siguientes características: - Organización: está organizado en función de las cuestiones planteadas por el remitente o sujeto. Se centra en los objetivos del caso y puede ser redactado basándose en formatos previamente definidos. Por ejemplo, cabe resaltar por su eficacia el registro orientado al problema (problem oriented record, POR) diseñado por Weed (1971). La ventaja del POR es 8 la de permitir un informe unitario utilizable por distintos profesionales en situaciones clínicas; incluso, se ha generalizado electrónicamente. - Componentes: consta de cuatro componentes. El primer componente son los datos básicos en los que se vierte toda la información en la que se basará la toma de decisión posterior. Se incluyen datos biográficos, análisis clínicos, examen del funcionamiento intelectual, de la personalidad, etc. El segundo componente está formado por el listado de problemas (trastornos médicos, ambientales, conductuales y sociales [que los datos básicos han puesto de manifiesto]). A cada uno de estos problemas se le asigna un número de identificación. El tercer componente consiste en formular un procedimiento de intervención para cada uno de los problemas que se han enumerado. Por último, se incluye un componente de seguimiento con el fin de registrar los datos que se van recogiendo sobre los cambios que se producen en los problemas según los diferentes procedimientos de intervención. - Desventajas: las dificultadas fundamentales de estos informes son que la mayor parte de los problemas tiene diferentes modalidades, aspectos o variantes, por lo que es difícil una homologación exclusiva y exhaustiva. En segundo lugar, este tipo de informe presenta una visión limitada del funcionamiento psicológico del sujeto, ya que no se incluyen en él los aspectos positivos, sino solo el listado de las conductas patológicas. Por último, existen dificultades en el consenso del término problema, así como en la definición de lo que es anormal, por lo que describir a un sujeto únicamente enumerando una serie de problemas estándar puede no ser adecuado. - Ventajas: se explicitan claramente los problemas del sujeto, así como su tratamiento. El informe basado en el problema parece tener más utilidad para el sujeto que consulta, que a cualquier otro El informe basado en la teoría. Como ya se ha dicho, detrás de un evaluador existe siempre una teoría de la conducta humana, y esta se verá reflejada de manera casi inevitable en el informe, ya que esta teoría es la que sirve de base a la evaluación y es la que, de una manera u otra, guía el proceso de evaluación y la integración de los resultados. - Organización: los resultados de la evaluación son presentados en función de unas determinadas construcciones teóricas. Por ejemplo, desde una perspectiva psicodinámica (psicoanálisis), se incluirán apartados como «estructura de la personalidad», «mecanismos de defensa», etc. Desde un modelo médico, se describirán los síndromes y síntomas que presente el sujeto. Desde un modelo de análisis funcional, se describirán apartados con las hipótesis de origen y las hipótesis de mantenimiento del problema. En función del objetivo de la evaluación, podría considerarse más recomendable uno u otro tipo de informe. Así el informe basado en las técnicas resulta ser más replicable que el basado en la teoría, mientras que el informe basado en el problema parece ser más útil al sujeto que consulta que a cualquier otro. Por último, el informe basado en la teoría podría ser considerado inevitable como guía de los resultados, por cuanto una teoría está sirviendo de base a una evaluación. - Desventajas: problemas de comunicación si el receptor no conoce la teoría de referencia del evaluador. Asimismo, puede dificultarse el cumplimiento de algunas de las características que deben cumplir los informes, como, por ejemplo, el de utilidad (a la persona que consulta 9 le puede resultar más útil el informe basado en el problema que el informe basado en la teoría). 1.7. CARACTERÍSTICAS DEL INFORME PSICOLÓGICO. Conviene resaltar que la característica fundamental de la comprensibilidad del informe no debe ser obstáculo para hacer de este un documento replicable o repetible. Así, la característica de rigor científico debe primar sobre cualquiera. Resulta perfectamente compatible una redacción clara y sencilla con la inclusión de datos técnicos. El informe puede ser dirigido a distintos implicados en la evaluación psicológica, ya que dicha evaluación puede ser realizada a demanda del propio sujeto, de personas allegadas a él (padres, familiares) o de otros profesionales (psiquiatras, neurólogos, médicos generales, maestros, asistentes sociales, directivos de una organización, etcétera). Los resultados derivados de la evaluación que se presenten en el informe deberán ser expresados de tal forma que sean entendibles por la persona a la que van dirigidos, que es, en general, la peticionaria de la exploración, o bien el cliente de la exploración. En este apartado revisaremos las tres características fundamentales que debe cumplir el informe (Fernández-Ballesteros, 2013): - Debe ser un documento científico. El informe supone el resultado final o producto de un proceso que se ha ajustado a unas normas y a través del cual se han obtenido unos resultados de los que, a su vez, se van a derivar una serie de conclusiones, acciones y recomendaciones para dar respuesta a la demanda y a los objetivos previamente formulados por el paciente/cliente. Estas recomendaciones deben estar suficientemente justificadas y basadas en datos empíricos. El proceso debe contar con unas garantías científicas y ser replicable, dado que esta es una característica fundamental del método científico. Es fundamental recordar que la psicología es una ciencia (aunque no sea una ciencia exacta como las matemáticas), ya que utiliza el método científico. Esto implica que todo el proceso tiene que ser replicable y contrastable, para que, si otro evaluador realiza la misma evaluación al mismo sujeto, en el mismo momento y con las mismas pruebas, llegue a las mismas conclusiones y recomendaciones. Por ello, es necesario detallar todo el procedimiento, así como las pruebas utilizadas, para garantizar la replicabilidad del proceso de evaluación y de los resultados. Por tanto, no debe diferir en líneas generales de lo que es el informe de una investigación psicológica. Además, debe estar realizado con un profesional experto. Debe servir de vehículo de comunicación. El informe es necesario como vehículo o transmisor de información a otras personas. Así, el informe puede ser considerado un documento duradero que deja constancia de lo acontecido. Dentro de las funciones comunicativas del informe, cabe resaltar que es la expresión de un mandato del código deontológico del psicólogo que implica la obligatoriedad de dejar constancia de los resultados de la evaluación. Esta función de comunicación no ocurre solo en el momento presente en el que se finaliza el informe, sino que, al ser escrito, sirve para la comunicación también en el futuro, dado que el informe supone un testimonio archivable sobre la tarea realizada por el evaluador. Es el testimonio de un acto profesional del cual se podrán 10 rescatar y consultar (en cualquier momento) los resultados de la evaluación debidamente sintetizados y analizados. El informe escrito puede ser considerado un documento legal en la medida en que supone una fuente de información sobre un sujeto, procedente de un momento concreto de la vida de este, y en el que se pueden apoyar decisiones jurídicas. Además, supone un rastro de conducta tanto del cliente como del evaluador que puede ser utilizado con posterioridad. Para que en el informe resultante resulte comprensible, el lenguaje utilizado, la extensión y su contenido formal deberán adecuarse a cada caso. El lenguaje debe ser claro y comprensible y debe evitar etiquetas devaluativas o discriminatorias; la información redactada en términos técnicos deberá ser aclarada y traducida a un lenguaje comprensible, no dejando la posibilidad de interpretación en el lector. Se deberá puntualizar si es una información descriptiva, comparativa o interpretativa y presentar claramente las conclusiones, así como cualquier inferencia tentativa. - Debe ser útil. Esta es precisamente una de las características más aceptadas y apreciadas. El informe debe servir a los objetivos planteados: ayudar a la mejor comprensión, a la integración de la información, al diseño de la intervención o a la valoración del cambio. Además, para que resulte de más utilidad, es importante dar recomendaciones específicas y ofrecer conclusiones concretas. 1.8. ORGANIZACIÓN DEL INFORME: APARTADOS. En esta sección revisaremos la estructura más habitual del informe y los apartados principales mínimos que debe contener para que pueda ser considerado un documento científico. Al igual que en una investigación se acepta o se rechaza la hipótesis con un grado de confianza, en un informe psicológico las aseveraciones, descripciones, diagnósticos y predicciones formuladas sobre el caso deberán ser relativizadas a través del nivel de probabilidad (el grado de certeza) con el que se realizan o de la forma verbal en que son formuladas. La mayor parte de estos apartados hacen referencia a condiciones éticas y a la característica fundamental de la replicabilidad de toda actividad científica; sin embargo, existen múltiples propuestas para completarlos y ampliarlos (Mancilla, 2012): - Quién lo realiza. Los datos de identificación del evaluador o evaluadores: nombre, apellidos, número de colegiado del responsable de la evaluación y, en su caso, de sus colaboradores, centro sanitario al que esté adscrito, datos de contacto, etcétera. - Sobre quién o quiénes se realiza. Datos personales de identificación del sujeto o sujetos evaluados: se debe incluir nombre completo, DNI, edad, profesión, ocupación, nivel de estudios (escolaridad), estado civil, etcétera. - Quién lo solicita. Datos de identificación del cliente o clientes (no tienen por qué coincidir con el evaluado, dado que, por ejemplo, el informe puede realizarse a petición de los padres, pero el sujeto evaluado es el hijo, o puede realizarse por orden judicial, a petición de una organización o de otro profesional, en cuyo caso el cliente y el sujeto evaluado o paciente no coinciden; en estos casos hay que identificar claramente no solo de quién se hace el informe, sino a petición de quién se realiza). - Para qué se realiza. Descripción de la demanda y objetivos que se persiguen con la evaluación. 11 - Motivo de consulta e historia y evolución del problema. Se deben incluir cuestiones de referencia y objetivos por los que se realiza la evaluación o el informe. Este apartado debe incluir la naturaleza del problema por el que se acude a consulta, cuestiones básicas y objetivos planteados por la persona que propuso la evaluación (remitente) y por el sujeto. Otras cuestiones de referencia relevantes para los objetivos son los datos biográficos significativos, las condiciones ambientales pasadas y presentes más relevantes, así como los datos de evolución y desarrollo del problema. - En qué momento. Fechas de evaluación de la exploración/examen/prueba. - A través de qué pruebas. Deben constar todos los instrumentos de evaluación utilizados, test, técnicas o aparatos de medición usados en la recogida de la información, con especificación de cuanto detalle sea pertinente (formato, fecha de la estandarización, etc.). Deben constar, por tanto, todos los procedimientos de evaluación utilizados en la recogida de información. - Procedimiento seguido. Deben detallarse todos los pasos que sean necesarios para garantizar que el proceso resulta replicable. Además, debe detallarse la conducta mostrada por el sujeto durante la exploración (conductas motoras dignas de mención, como temblores, llanto, etc.; las diferencias de funcionamiento en las distintas pruebas y observaciones sobre las actitudes detectadas). Se debe incluir el listado de los test y las técnicas o los instrumentos utilizados. En caso de utilizarse test estandarizados, deberá figurar la muestra de tipificación usada en la obtención de las puntuaciones estándar, referencia y fecha de edición. Si la evaluación se ha basado en una entrevista, es conveniente grabar dichas entrevistas y justificar las afirmaciones con datos cualitativos. - Resumen de sesiones y actividades o técnicas realizadas. Este apartado es de especial relevancia, ya que no es solo un informe de evaluación, sino que pretende informar sobre la intervención realizada (sus resultados y no solo los resultados de la evaluación inicial). - Resultados cuantitativos de cada una de las técnicas utilizadas. - Integración de los resultados, en los que se entrelacen tanto los aspectos cualitativos como los cuantitativos. Se deben incluir los comportamientos objeto de estudio con datos de la línea base, presentación ordenada y coherente de los datos, con su debida justificación cuantitativa y cualitativa para que resulte comprensible y coherente. Se puede facilitar el diagnóstico o el análisis funcional y la formulación clínica del problema o problemas. - Conclusiones y recomendaciones que den respuesta a la demanda y objetivos planteados en la evaluación, así como el grado de certeza con el que se emite cualquier aseveración sobre el sujeto y en qué está basada dicha aseveración. No se puede incluir ninguna aseveración (y menos expresada de manera categórica) si no ha sido apoyada en datos contrastables. Cualquier resultado o conclusión deberá ser justificado mediante los datos de base procedentes de las técnicas utilizadas y que apoyan esas inferencias. Las recomendaciones específicas deberán presentarse de manera jerarquizada con respecto a los objetivos planteados en la evaluación. 12 - En su caso, diseño y valoración de la intervención realizada (si procede) cuando se trate de un proceso de evaluación interventivo-valorativo. Debe figurar también el plan de tratamiento, su administración y la valoración del cambio (en los casos en que se lleve a cabo esa intervención, cosa que no ocurre siempre, es necesario monitorizar si esta ha funcionado y realizar un seguimiento). Se debe incluir la valoración del grado en el que se han conseguido los objetivos, así como la valoración del sujeto y de las personas allegadas a él, y del terapeuta sobre los efectos de la intervención, especificando los seguimientos efectuados y los cambios en los diferentes momentos, así como recomendaciones específicas tras la intervención para el mantenimiento del cambio y la prevención de recaídas. 2. EL FIN DEL PROCESO DE EVALUACIÓN. El proceso de evaluación no siempre acaba en el informe. Por tanto, como hasta ahora, a lo largo de esta asignatura vamos a seguir las fases que se encuentran recogidas en las guías del proceso de evaluación (GAP). En manuales como el de Fernández-Ballesteros (2013), se indica que el proceso de evaluación psicológica termina con la comunicación de los resultados de la evaluación mediante la redacción de un informe (y en algunos casos puede ser así, ya que no siempre se interviene). Sin embargo, en las guías GAP se asume la evaluación como un proceso más amplio. Las siguientes fases (fase 3 y fase 4) del proceso de evaluación solo se abordarán en caso de que exista intervención tras la evaluación inicial, y se detallan a continuación. 2.1. LA FASE 3 DEL PROCESO DE EVALUACIÓN. La fase 3 se denomina planificación u organización de la intervención. Sin embargo, no siempre se da esta fase, ya que no siempre es necesario realizar una intervención (por ejemplo, si tras la evaluación se determina que no es necesario intervenir, en el caso de que no se detecte ningún 13 problema, o bien durante una investigación en la que solo se recogen datos descriptivos, pero no hay objetivo de manipular variables ni intervenir sobre ellas). Pero si el evaluador considera que hace falta intervenir, es necesario llevar a cabo varios actos de evaluación antes de la administración del tratamiento o intervención (Fernández-Ballesteros et al., 2001). A. ELECCIÓN DE HIPÓTESIS ESPECÍFICAS DE INTERVENCIÓN Elección y - El evaluador debe formular las hipótesis de intervención operativización de la basándose en los resultados de las evaluaciones previas y, en la intervención y de las medida de lo posible, jerarquizar las hipótesis de intervención variables para siguiendo criterios explícitos y útiles para el caso. Además, debe evaluar los definir operativamente las variablesrelacionadas con las resultados. hipótesis de intervención. Revisión y elección de - Inventariar y sopesar los tratamientos posibles y diseñar la los procedimientos intervención identificando y evaluando las posibles condiciones de intervención que facilitadoras e inhibidoras que puedan afectar la intervención, y mejor se ajusten al tratando con el cliente o sujeto las alternativas de intervención y caso. sus posibles consecuencias. Elección y evaluación - Disponer, siempre que sea posible, de los medios con los que de las variables comprobar la marcha de la intervención, vigilándola si resulta apropiadas para la necesario. supervisión de la intervención. 2.1.1. EVALUACIÓN DE LA INTERVENCIÓN DURANTE LA EVALUACIÓN. Dado que la intervención no es una actividad específica de evaluación, no se analizará en esta unidad (de hecho, la realización de la intervención o tratamiento no siempre es necesaria y no siempre es llevada a cabo por la misma persona que ejerce las funciones de evaluador). Aun así, en algunos casos puede que sea necesario realizar una valoración formativa durante la intervención (y no solo a la finalización de esta). Si es necesario, el evaluador debe vigilar la intervención o tratamiento para evitar desviaciones. Si las desviaciones son inevitables, deben registrarse cuidadosamente. Durante todas las sesiones de intervención, el psicólogo va a estar evaluando (al menos de manera implícita), de manera análoga a la valoración que se realiza en la primera sesión durante la exploración inicial, cuál es el estado del paciente (por ejemplo, su orientación, estado de atención, emociones, lenguaje, etc.). Además, se evalúa cómo está siendo el proceso de intervención y si se van produciendo avances y mejorías (no se evalúa únicamente al final del tratamiento o si ha funcionado, sino que durante este también se puede recoger feedback de la evolución y los progresos). Además, durante la fase de intervención, aunque la evaluación no es tan protagonista como en las primeras sesiones, también se evalúa la comprensión y aplicación de las técnicas y habilidades realizadas en el tratamiento, y, por tanto, se realizan a menudo autorregistros para consignar la aplicación de las técnicas como tareas para casa. 14 2.2. LA FASE 4 DEL PROCESO DE EVALUACIÓN. La fase 4 se denomina fase de la valoración de la intervención. Hemos visto que no siempre se lleva a cabo una intervención, pero, si se ha intervenido, es necesario realizar nuevos actos de evaluación para valorar si la intervención ha sido eficaz. Por tanto, el evaluador debe: - Determinar en qué medida se puede valorar la intervención y su puesta en práctica (evaluación valorativa). - Informar a los interesados sobre la importancia de realizar una valoración de la intervención, para lo cual se puede realizar otro nuevo informe. En esta fase llevaremos a cabo tres actuaciones (Fernández-Ballesteros et al., 2001, p. 69): - Recogida de datos sobre los efectos de la intervención. - Análisis de los resultados de la intervención. - Realización de un seguimiento. A. RECOGIDA DE DATOS SOBRE LOS EFECTOS DE LA INTERVENCIÓN Inspección de - El evaluador debe revisar los datos previos obtenidos en las fases 2 y 3, los datos ya decidir cuáles son útiles para la valoración y elegir de entre ellos las existentes. mejores medidas de resultados para comprobar si la intervención se ha llevado a cabo tal como se había planificado. Para ello, tendrá que planificar la valoración con esmero, atendiendo tanto a los datos previamente recogidos ya disponibles como a los datos adicionales que se deben recoger. Recogida de - El evaluador debe administrar las medidas elegidas siguiendo lo datos establecido en el punto «Recogida de información pertinente» posteriores a la (apartado 3.1.3 de la Unidad didáctica 3: planificar la administración de intervención. los procedimientos de evaluación, aplicarlos y valorar su aplicación) y recoger cualquier otra información sobre cambios positivos o negativos que puedan considerarse resultados de la intervención empleando distintos indicadores y de diferentes fuentes. B. ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN Sobre los datos recogidos - El evaluador debe comparar los resultados con las demandas y siguiendo lo del cliente y las metas de la intervención. Al respecto, se establecido en el punto puede usar un criterio experimental o un criterio clínico. «Extracción de - Antes de interpretar los efectos de la intervención, el conclusiones acerca de evaluador debe comprobar si dichos efectos realmente se los efectos de la pueden atribuir a la intervención, si se han producido efectos intervención». colaterales y considerar las posibles explicaciones alternativas de los efectos de la intervención. Informe de los resultados - El evaluador debe tratar los resultados de la valoración con el al cliente, sujeto u otros cliente, sujeto u otras personas participantes. participantes. - El evaluador debe justificar las conclusiones en relación con 15 las demandas del cliente, las metas de la intervención y los efectos colaterales, de tal forma que los interesados puedan valorarlas. Si es necesario, dar - En la medida en que resulten aplicables, las mismas informe escrito al cliente, recomendaciones que se dan en el apartado 6.1.4 (Normas y al sujeto o a las otras guías para la elaboración del informe). personas participantes. Los resultados de la intervención a largo plazo: evaluaciones de seguimiento. El criterio experimental, que prueba la efectividad del tratamiento, hace referencia a la significación empírica del cambio observado como resultado de haber aplicado una determinada intervención terapéutica cuando se compara el nivel previo a la introducción de ésta. El criterio clínico o terapéutico, que prueba la eficacia de la intervención, tiene que ver con la importancia subjetiva y social que para el sujeto representan los cambios de conducta operados en él como efecto del tratamiento. Hay que tener en cuenta que, tal y como indica el punto C, la valoración no solo se realiza en el momento de finalizar la intervención, sino que es necesario también realizar un seguimiento para asegurarnos de que los progresos alcanzados se consolidan y se mantienen en el tiempo y, por tanto, los efectos de la intervención son duraderos a largo plazo. Normalmente, se puede hacer seguimiento al mes, a los tres y seis meses, y al año, pero dependerá del tipo de problema y del tipo de intervención. Normalmente (salvo en investigación en estudios longitudinales que validan tratamientos o porque haya que presentar un informe detallado oficial), las evaluaciones de seguimiento suelen ser más breves que las evaluaciones iniciales, y se puede hacer simplemente una entrevista de seguimiento telefónica. Muñoz et al. (2019) proponen las siguientes tareas en la mini entrevista de seguimiento: - Uso de la observación: por ejemplo, atender a los indicadores de cambios, como venir solo o acompañado a consulta, arreglo e higiene personal, etcétera. - Revisión de las tareas para casa, autorregistros y diarios, y los cambios producidos en los problemas y síntomas concretos (aplicación de cuestionarios, inventarios, escalas y autorregistros continuados). - Conversación: para evaluar el estado general el día de la sesión, el estado general en el periodo entre sesiones y los cambios globales en la vida de la persona. - Otras medidas de cambio pueden ser los informes de terceras personas Por su parte, en las GAP se recomiendan las siguientes acciones en esta fase (Fernández-Ballesteros et al., 2001, p. 69): C. SEGUIMIENTO Planificación del - El evaluador debe planificar el seguimiento, eligiendo objetivos seguimiento de pertinentes y realistas, además de discutir y llegar a un acuerdo acuerdo con el cliente sobre el plan de seguimiento con el cliente, el sujeto y demás y el sujeto. interesados. - Dentro del plan establecido, deben evaluarse las variables implicadas en el caso de la misma forma que en la fase previa y 16 posterior al tratamiento. Evaluación del sujeto - El evaluador debe recoger los datos sobre el sujeto y demás de acuerdo con el participantes, de acuerdo con lo planificado, recabando plan establecido. información de todos ellos con relación a posibles consecuencias positivas o negativas no previstas. Esto contempla tanto la satisfacción o percepción del cambio del sujeto evaluado, como la referencia a efectos negativos. - Se analizan los resultados del seguimiento y a partir de ello se pueden avalar las hipótesis propuestas o volver a realizar nuevos supuestos. Si es necesario, - En la medida en que resulten aplicables, las mismas informar por escrito recomendaciones que se dan en el apartado 6.1.4 (Normas y al cliente, al sujeto o guías para la elaboración del informe). al resto de los participantes. 2.3. EL FIN DEL PROCESO DE EVALUACIÓN. El proceso de evaluación finaliza cuando el evaluador termina su relación profesional, en lo que a tareas de evaluación se refiere, con la persona o institución (cliente) y con el sujeto o caso. Por tanto, se puede concluir que el proceso de evaluación dura mientras dure la relación profesional; nunca se deja de evaluar y monitorizar el proceso, se trata de un proceso continuo. 17