Evaluación del aprendizaje en FP (PDF)

Summary

Este documento analiza el proceso de enseñanza-aprendizaje en formación profesional para el empleo. Describe el concepto, la planificación, la importancia y las características de la evaluación, incluyendo las modalidades y el soporte documental. Explora las bases normativas y los criterios de evaluación en el contexto de la formación profesional.

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TEMA 30 Evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje en formación profesional para el empleo. 1. La evaluación del aprendizaje. concepto, planificación, importancia, características, modalidades y soporte documental. 1.1 Concepto La evaluación se define como el proceso que da como resultado,...

TEMA 30 Evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje en formación profesional para el empleo. 1. La evaluación del aprendizaje. concepto, planificación, importancia, características, modalidades y soporte documental. 1.1 Concepto La evaluación se define como el proceso que da como resultado, la averiguación sistemática de la medida en la que se logran las conductas formuladas en los objetivos. Tiene como finalidad comprobar y mejorar la eficacia del proceso enseñanza-aprendizaje. Es un proceso de feedback constante que enriquece la toma de decisiones del profesor, ya que los resultados de cada acción se utilizan como base para la elaboración de nuevos planes formativos. Sus resultados, modifican las estrategias del profesorado en el aula y el uso de metodologías. Tradicionalmente, la evaluación educacional se ha limitado a ser un mero proceso de medición con funciones de control, a través de la aplicación de pruebas estandarizadas, calificaciones, certificaciones y acreditaciones, en base a diferentes normativas. Este concepto evoluciona al de evaluación formativa (Scriven) de todos los elementos que contribuyen al aprendizaje, ampliando la cantidad de evaluadores a todos aquellos con información relevante y adecuada para promover las mejoras, no solo al docente. La evaluación se convierte en un proceso integral que permite valorar los resultados obtenidos en términos de los objetivos propuestos, acorde con los recursos utilizados y las condiciones existentes. En Formación Profesional para el Empleo, el objetivo de la evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado es conocer si se han alcanzado las capacidades propuestas en los módulos profesionales a través de los criterios de evaluación establecidos para las mismas. Su finalidad es valorar si se dispone de la competencia profesional que acredita el título. Las bases normativas sobre la evaluación del aprendizaje en Formación Profesional para el Empleo las encontramos en el Real Decreto 34/2008, de 18 de enero, por el que se regulan los certificados de profesionalidad así como en el Real Decreto 189/2013, de 15 de marzo, por el que se modifica el Real Decreto 34/2008, de 18 de enero, por el que se regulan los certificados de profesionalidad y los reales decretos por los que se establecen certificados de profesionalidad dictados en su aplicación. 1.2 Planificación La evaluación del aprendizaje es un proceso permanente de información y reflexión sobre el proceso de producción de los aprendizajes y requiere para su ejecución, de la realización de los siguientes procesos: Recolección y selección de información sobre el aprendizaje del alumnado, a través de la interacción con ellos, la aplicación de instrumentos, las situaciones de evaluación, etcétera. Interpretación y valoración del aprendizaje en términos del grado de desarrollo de los criterios de evaluación establecidos en cada área y, por ende, el grado de desarrollo de la competencia. La valoración debe darse en términos cualitativos. Toma de decisión, que involucra el establecimiento de un plan de acción que permita al alumno conocer, reforzar y estimular el aprendizaje que debe desarrollar con la ayuda del docente, quien deberá planificar nuevas estrategias de enseñanza-aprendizaje, según las conclusiones a las que se llegue en la evaluación. Esta planificación no debe ser realizada por una sola persona, sino que requiere de la participación de todos los agentes intervinientes en el proceso, que tengan relación con el hecho en sí, y que aporten sus opiniones, intereses y necesidades. Todos estos agentes implicados deberán determinar y asumir los criterios que se han de seguir a la hora de evaluar el aprendizaje. Estos agentes son, entre otros: El/la formador/a o equipo de formadores Centros acreditados y sus responsables. La administración competente. En este caso el Servicio Estatal de Empleo coordinado con las Consejerías de Empleo de las Comunidades Autónomas. El alumnado que forma parte del proceso. Administrativamente, la planificación de la evaluación del aprendizaje en Formación Profesional para el Empleo, también puede entenderse como la elaboración del ANEXO V en certificados de profesionalidad, aunque este documento lo veremos más adelante en el apartado “soporte documental”. 1.3 Importancia A su vez, existen conceptos que infieren en la evaluación y nos parece conveniente destacar: Medir es aplicar un “patrón de medida” sobre el objeto o persona evaluada. Evaluar es emitir un juicio de valor sobre la medición y sobre otros elementos evaluativos. Evaluar por norma es comparar lo evaluable con una escala o con el grupo. Evaluar por criterio es comparar los aprendizajes y destrezas adquiridas con los objetivos previstos. 1.4 Características En Formación profesional para el empleo, la normativa que rige gran parte de la evaluación se recopila en la Orden ESS1897/2013. En ella, podemos encontrar indicaciones sobre la eficiencia de la evaluación donde, en su artículo 18 se redacta “los métodos e instrumentos de evaluación han de adecuarse al tipo de conocimientos, destrezas y habilidades recogidos en las capacidades y criterios de evaluación, y garantizar una evaluación objetiva, fiable y válida.” Estos conceptos, objetiva, fiable y válida, deben regir nuestra acción evaluativa por lo que podríamos considerar las siguientes descripciones; Objetiva: lo que se evalúa debe tener carácter descriptivo y observacional, sin dar lugar a interpretaciones subjetivas de el/la docente. Fiable: hace referencia a lo que se evalúa en la prueba, al grado de consistencia que posee la prueba en cuanto a evaluar los contenidos relacionados con lo desarrollado en el proceso E-A. Esto, implica que se deban de obtener los mismos resultados de una evaluación a otra (en diferentes tiempos) y de un/a evaluador/a a otro/a Válida: comprueba que el nivel de complejidad, que se solicita en la prueba, se corresponde adecuadamente con la Unidad de competencia asociada. Es decir, a evidencia (entendido como el instrumento utilizado para evaluar) mide con eficacia lo que la evaluación debe medir. 1.5 Modalidades A la hora de realizar la evaluación, existen factores que condicionan el tipo, finalidad, estructura, instrumentos, etc. Así que, según estas características, podemos utilizar diferentes modalidades de evaluación: La evaluación continua y final en Formación profesional para el empleo Referente a las modalidades de evaluación, en Formación Profesional para el Empleo, se establecen dos momentos de evaluación que miden el proceso y el resultado del alumnado, evaluación continua y final respectivamente. Además, en la Orden ESS 1897/2013, se estipula el porcentaje de importancia que se asigna a ambos momentos de la evaluación y que darán como resultado la calificación final del alumnado. Veamos a continuación, las características de estas evaluaciones. Evaluación continúa Al finalizar cada Unidad de Aprendizaje debemos incluir una evaluación del aprendizaje recibido en la Unidad de Aprendizaje. A esa acción se la denomina E, y por lo tanto, existirá una E por cada Unidad de Aprendizaje en las que se divida el Módulo o Unidad formativa. Se establece a criterio docente, si es necesario incluir más de una E en las Unidades de Aprendizaje o por el contrario, es conveniente unificar la evaluación continua de algunas Unidades de Aprendizaje, ya sea porque se suceden (como un proceso de montaje), para evitar un excesivo nº de E cuando el MF/UF no dispone de gran cantidad de horas o por otra justificación que dé coherencia al sistema de evaluación y a la formación de la especialidad. Es recomendable, establecer el mismo % de importancia a cada E y realizar una media según la cantidad de evaluaciones continuas (E) que se realicen. A pesar de esto, el o la docente es quien debe considerar si todas las Unidades de Aprendizaje poseen la misma incidencia en la práctica profesional o si asigna un % diferente a cada E. En este caso, deberá tenerse en cuenta a la hora de realizar los cálculos de la media. La ponderación establecida, por normativa, para la evaluación continua es del 30% de la puntuación final del Módulo o Unidad Formativa. Evaluación final Para la evaluación final, se establece la realización de una evaluación teórico-práctica, por lo que debemos realizar, la evaluación de competencias, mediante una prueba objetiva y una prueba práctica. Ambas pruebas, serán la forma de evidenciar el conjunto de competencias y las distintas dimensiones que se recopilan en el certificado. En el RD 34/2008, se estipula la obligatoriedad de realizar esta evaluación con carácter presencial en aquellos Certificados de profesionalidad impartidos mediante la modalidad de teleformación. El porcentaje de importancia en el que se dividen ambas pruebas debe hacerse en base al 100, ya que la puntuación obtenida debe reflejarse de 0 a 10. Se establece, como recomendaciones los siguientes porcentajes: La ponderación establecida, por normativa, para la evaluación final es del 70% de la puntuación final del Módulo o Unidad Formativa Veamos un ejemplo: Rafael (formador) hace una estimación a priori sobre el porcentaje de importancia que asignará a la prueba objetiva y a la prueba práctica final. PTa = 40% PPa = 60% Yasmina (alumna) después de realizar la evaluación teórico-práctica final obtiene las siguientes puntuaciones: PTa= 7,7 PPa= 8,6 Si un alumno no supera alguna de las partes de la prueba final (teoría o práctica) en la primera convocatoria, deberá realizar en segunda convocatoria, aquella parte no superada. 1.6 Evaluación del aprendizaje en Certificados de Profesionalidad En la teoría de la evaluación, se distinguen tres tipos de conocimientos que deben desarrollarse en el proceso E-A: contenidos teóricos, contenidos prácticos y contenidos actitudinales. Éstos, en el actual sistema de Formación Profesional para el Empleo, se distinguen mediante los conceptos: aprendizajes cognitivos, aprendizajes prácticos y aprendizajes profesionalizadores (habilidades personales y sociales), ya que, se desarrollan procesos basados en competencias y estos procesos se distinguen por su implicación en cuanto a práctica y no tanto en cuanto al contenido como anteriores procesos de aprendizaje. Estas particularidades del sistema FPE se evidencian en los Certificados de Profesionalidad mediante los criterios de evaluación, que se clasifican en dimensiones. Para comprender mejor estas relaciones retomemos las definiciones sobre las dimensiones. Conocimiento: Son los CE que explicitan el conocimiento teórico. Aquello que asimilamos de manera memorística o significativa y que conocemos o comprendemos. Es el SABER científico de la competencia. Destreza: Son los CE que tratan de la aplicación de conocimiento teórico,es el SABER HACER de la competencia. Su desarrollo se encuentra en el aprendizaje a nivel cognitivo y a nivel práctico: ​ Cognitivas: es el proceso mental que surge cuando se aplican los conocimientos teóricos (como resolver problemas o elaborar un documento) ​ Practicas: es el proceso manipulativo que supone el manejo de instrumentos o materiales específicos de la profesión. Habilidades personales y sociales: Los CE que aluden a las habilidades se recogen con menor asiduidad en los Certificados de Profesionalidad. Es el SABER ESTAR. Por esto, podemos deducir, de manera implícita, estas habilidades en el desarrollo de los CE de Conocimiento y Destrezas. Por lo tanto, podríamos entender que existen relaciones conceptuales entre anteriores teorías evaluativas y el actual sistema de competencias. Veamos el siguiente cuadro comparativo sobre la relación de éstos conceptos: Estos contenidos, aprendizajes y dimensiones poseen en sí mismos una subclasificación basadas en niveles de complejidad y que se denominan taxonomías. Estas taxonomías, desarrollan el nivel de complejidad en el que se produce el aprendizaje y cada uno de ellos, se relaciona con una taxonomía diferente: Esta diferenciación se debe tener en cuenta a la hora de diseñar la evaluación, ya que implica diferencias en la elección del instrumento. Cuando hablamos de instrumento en evaluación, nos referimos al “material” que elabora el o la docente para recopilar la información sobre el aprendizaje adquirido por el alumnado. Habitualmente decimos, que para desarrollar la evaluación, debemos tener en cuenta los objetivos planteados, por lo que en el actual sistema de Formación Profesional para el Empleo, debemos tener en cuenta las capacidades y dimensiones de los CE, ya que éstos se consideran las metas y equivalencias en cuanto a objetivos a alcanzar. Cada aprendizaje posee sus instrumentos en función de las pruebas que se apliquen al alumnado (teóricas, prácticas y actitudinales). Las pruebas que se aplican a cada tipo de aprendizaje son: ​ Pruebas teóricas para evaluar aprendizajes cognitivos simples y complejos. ​ Pruebas prácticas para evaluar aprendizajes prácticos y aprendizajes profesionalizadores (habilidades personales y sociales) 1.7 Soporte documental En la Orden ESS 1897/2013, se concretan documentos que desarrollan la evaluación y evidencian los procesos que se llevan a cabo en el proceso E-A. Estos documentos son Anexo V, Anexo VI, Anexo VII y Anexo VIII. Además de estos Anexos, la evaluación se evidencia a lo largo del proceso mediante documentos/instrumentos que evalúan la competencia, como pruebas objetivas, sistemas de valoración, listas de cotejo, etc. 2. La evaluación por competencias Las definiciones de competencias incluyen conjuntos de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes de carácter muy diferente, incorporando talentos o inteligencias, de la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner (1994). Con los diseños por competencias se integran en la formación inteligencias no estrictamente cognitivas, como por ejemplo, la inteligencia emocional, que pueden ayudarnos a dar respuesta a una situación de forma eficiente o a adaptarnos a realidades cambiantes. Existen diferentes definiciones para el término de competencia. Revisaremos algunas de ellas a continuación: Capacidad de aplicar conocimientos, destrezas y actitudes al desempeño de la ocupación que se trate, incluyendo la capacidad de respuesta a problemas, imprevistos, autonomía, flexibilidad, colaboración con el entorno profesional y con la organización del trabajo (RD 797/1995 del Ministerio de trabajo y Seguridad Social para establecer las directrices sobre certificados de profesionalidad). Las competencias profesionales son algo más que el conocimiento técnico que hace referencia al saber y al saber-hacer. (INEM, 1996) Capacidad efectiva para llevar a cabo exitosamente una actividad laboral plenamente identificada. Las competencias son el conjunto de conocimientos, procedimientos y actitudes combinados, coordinados e integrados en la acción, adquiridos a través de la experiencia (formativa y no formativa) que permite al individuo resolver problemas específicos de forma autónoma y flexible en contextos singulares (OIT, 2000). Habilidad aprendida para llevar a cabo una tarea, deber o rol adecuadamente. Tiene dos elementos distintos: está relacionada con el trabajo específico en un contexto particular e integra diferentes tipos de conocimientos, habilidades y actitudes. Se adquiere mediante el llamado learning-by-doing (aprender haciendo). A diferencia de los conocimientos, habilidades y actitudes, no se pueden evaluar independientemente. También hay que distinguir las competencias de rasgos de personalidad, que son características más estables del individuo (Roe, 2002). Saber hacer complejo que exige un conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes, valores y virtudes que garantizan la bondad y eficiencia de un ejercicio profesional responsable y excelente (Fernández, 2005) Integración de conocimientos, habilidades y actitudes de forma que nos capacita para actuar de manera efectiva y eficiente (Collis, 2007). La norma UNE 66173 (2003) entiende por competencia el conjunto de "atributos personales y (la) aptitud demostrada para aplicar conocimientos y habilidades". Es sinónimo de la "capacidad de resolver problemas en un determinado contexto". El análisis de esta normativa nos permite señalar las siguientes dimensiones que integran el concepto de competencia: 1. Los atributos personales que pertenezca al ámbito del sujeto, tales como: talento, motivación, comunicación, capacidades cognitivas, valores, inteligencia emocional u otros como conocimientos (saber) y habilidades (saber hacer), que aún no siendo típicamente rasgos son incluidos por la mayoría de los autores bajo esta categoría. 2. Las aptitudes demostradas (hacer) conforman las conductas observables como respuesta a los estímulos en un entorno real. Se trata de primar aquello que hace una persona (frente a lo que es). Se trata de destrezas y habilidades aplicadas. 3. La capacidad demostrada para resolver problemas en cualquier contexto; esa capacidad para asumir presciencias e incertidumbres derivadas de cualquier entorno en el tiempo (competencias requeridas, disponibles y potenciales). Aspecto que a nuestro entender parece difícil de adquirir, gestionar y de aplicar. 2.1 Proceso de evaluación y recogida de evidencias en formación por competencias Tobón (2006) afirma que "las competencias se basan en indicadores de desempeño y estos corresponden a los indicadores de logro (criterios de desempeño y evidencias requeridas)". Los indicadores de logro son comportamientos manifiestos, evidencias representativas, señales, pistas, rasgos o conjuntos de rasgos observables en el desempeño humano. Permite al o la docente ir evaluando parcialmente la competencia y hacer el seguimiento permanente al nivel de comprensión de los conceptos que desarrollan la competencia. Cada una de las competencias se encuentra definida por un conjunto de proposiciones que describen unidades de competencia expresadas en términos de conocimientos (saber), de técnicas (saber hacer), y de actitudes o atributos personales (ser). Las proposiciones se expresan con un verbo activo o sustantivado, dando inicio a la frase. A cada una de estas unidades de competencia le corresponde un nivel de competencia. Los niveles de competencia adecuados hasta alcanzar el nivel de destreza absoluta y las unidades que describen cada uno de ellos conforman el ámbito de competencia, que debe entenderse como una entidad completa de conocimientos teóricos y prácticos asociados. En cada una de las competencias específicas que se persiguen con una acción formativa para el empleo, como los certificados de profesionalidad, podemos encontrar los siguientes elementos: Código y denominación de la competencia Definición. Ámbito de la competencia: conjunto de conocimientos y prácticas concretas que abarca. Nivel de competencia Unidad de competencia: cada una de las proposiciones que describe un conocimiento teórico o habilidad práctica que debe poseer el estudiante. El número de unidades de competencia incluidos en cada nivel de cada competencia varía de un caso a otro. Cada UC incluye datos de identificación, realizaciones profesionales y sus criterios de realización y la descripción del contexto profesional (Medios, productos, información, etc.). La evaluación de/por competencias es un proceso de retroalimentación, determinación de idoneidad y certificación del aprendizaje de los estudiantes de acuerdo con las competencias de referencia, mediante el análisis del desempeño de las personas, en tareas y problemas pertinentes. (Zabalza, M. 2003) La norma UNE 66173 (2003) sobre gestión de competencia distingue en su glosario entre las expresiones evaluación de competencias y valoración de competencias, definiéndolas de tal forma que la primera engloba a la segunda, al concebir la evaluación como diferentes métodos de valoración de las competencias. Según Tobón (2006) "la valoración de competencias consiste en un proceso de retroalimentación mediante el cual los estudiantes, los docentes, las instituciones educativas y la sociedad obtienen información cualitativa y cuantitativa sobre el grado de adquisición, construcción y desarrollo de las competencias". Integrar el modelo de aprendizaje y evaluación por competencias requiere: Pasar de transmisores de contenidos a facilitadores de oportunidades de crecimiento. Planificar “qué” queremos que aprendan el alumnado y “cómo” creemos que pueden aprenderlo. Reducir sesiones presenciales dedicadas al conocimiento conceptual para buscar vías de aprendizaje del mismo a partir de trabajo autónomo (permitiendo así que las sesiones presenciales se dediquen al aprendizaje cooperativo, al debate, a la construcción de conocimiento). La valoración del logro de la competencia por el estudiante aparece así como el eje cardinal de todo el proceso de evaluación, requiere reorientar las herramientas, métodos y criterios de evaluación que tradicionalmente hemos venido utilizando, de tal modo que nos permitan alcanzar este objetivo: poder establecer en qué grado el estudiante posee la competencia o competencias que le habilitan para su ejercicio profesional. La competencia se demuestra “haciendo”. Por ejemplo, valoramos que una persona es competente para cocinar si lo hace cumpliendo unos determinados criterios (procedimiento de manejo de utensilios y técnicas de cocina, conocimiento de alimentos y recetas, y de normas de manipulación de alimentos...). No es suficiente describir lo que significan las recetas o explicar cómo se utiliza el horno. Es necesario que realice la actividad o genere un resultado, para conocer el nivel de la competencia “cocinar”. Con este objetivo, el docente desarrolla su labor formativa desde la competencia profesional. La acción formativa ha de ser planificada y desarrollada, coordinando los objetivos de aprendizaje que se pretenden alcanzar; los contenidos que se van a impartir; los métodos y técnicas que se deben utilizar; los recursos que se necesitan emplear; las evidencias que se van a recopilar y los métodos e instrumentos de evaluación del logro que se van a aplicar. Por ejemplo, una competencia puede requerir de la comprensión de varios conceptos para poder consolidarse. Por lo tanto, el concepto se evalúa desde sus niveles de comprensión, esto es, desde la capacidad para comunicarse, argumentar y aplicar; y la competencia académica desde la capacidad de fundamentar un saber hacer en un contexto específico. En definitiva, al plantear el proceso de enseñanza-aprendizaje por competencias, debe dar respuesta a los siguientes interrogantes: ¿Qué competencia?: ¿De qué se trata? ¿Cómo se demuestra la competencia?: ¿Qué conocimientos incluye? ¿Qué conductas? ¿Qué aptitudes se ponen en práctica? ¿En qué contextos? ¿Cuánto nivel de competencia es observable? ¿Qué grado de desarrollo es el realizado o requerido en un momento dado de esa competencia? ¿Dónde se refleja dicha competencia demostrada? ¿Dónde se evidencia? La evaluación ha de hacer más conscientes a los estudiantes de cuál es su nivel de competencias, de cómo resuelven las tareas y de qué puntos fuertes deben potenciar y qué puntos débiles deben corregir para enfrentarse a situaciones de aprendizaje futuras. La competencia supone la adquisición de conocimientos, destrezas y habilidades, por lo que es necesario establecer evidencias de los tres tipos de adquisiciones. Sabemos que la competencia no puede ser observada directamente en toda su complejidad pero puede ser inferida a partir del desempeño. Es necesario plantear un sistema de evaluación que permita recoger información y valorar todos los resultados de aprendizaje pretendidos, de una forma objetiva, fiable y válida. La evaluación por competencias es tanto cualitativa como cuantitativa. En lo cualitativo, se busca determinar de forma progresiva y descriptiva (lo más objetivamente posible, es decir, determinando instrumentos, o cantidades) los logros concretos, que debe obtener el alumnado a medida que avanzan en los módulos formativos. En lo cuantitativo, los logros se relacionan con una escala numérica, para determinar el grado de avance y que habitualmente, suelen asociarse a las descripciones cualitativas. La evaluación por competencias no utiliza puntuaciones por promedio, sino por indicadores y niveles de logro. Un estudiante tiene una competencia cuando está en condiciones de desempeñarse ante una situación o problema con motivación, ética, conocimiento teórico y habilidades procedimentales. El establecimiento de criterios de la evaluación de la competencia ayuda a los propios estudiantes a la comprensión de lo que se espera de ellos, a la vez que sirve para informar sobre el significado de una calificación determinada (Yániz y Villardón, 2006). La evaluación por competencias nos obliga a utilizar una diversidad de instrumentos y a implicar a diferentes agentes. Tenemos que tomar muestras de las ejecuciones del alumnado y utilizar la observación como estrategia de recogida de información sistemática. Dado que en la evaluación por competencias, se incluye el análisis de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes, incorporando talentos o inteligencias múltiples, debemos considerar la necesidad de utilizar diversos instrumentos de evaluación, que a su vez, puedan incluir e implicar a diversos agentes del proceso. Además, podríamos considerar la observación como estrategia de recogida de información sistemática que aporte mejoras en el proceso evaluativo. Para evaluar una competencia en la formación presencial podemos utilizar diferentes técnicas como el desarrollo de un taller, una prueba objetiva, un ensayo, etc. El docente requiere registrar evidencias de desempeño a través de la observación de las actividades del curso y evidencias de conocimiento, (argumentación, nivel de aplicación, etc.) Para la evaluación por competencias de la formación en línea podemos trabajar por proyectos, con simulaciones, casos, PBL (Aprendizaje Basado en Problemas), aprendizaje cooperativo, introduciendo portafolios, wikis, blogs, prácticas de diversos tipos, mini- congresos o simposios, prácticas etc., son actividades adecuadas para desarrollar competencias y evaluar el aprendizaje por competencias. No se trata de evaluar solo los conocimientos “conceptuales”, también cómo los aprenden. 2.2 La acreditación de competencias En Formación profesional para el Empleo las competencias vienen asociadas a las cualificaciones profesionales. La cualificación profesional es el conjunto de competencias profesionales adquiridas por formación o por la experiencia. La finalidad del reconocimiento y acreditación de competencias es la de facilitar la empleabilidad, el aprendizaje a lo largo de la vida y favorecer la cohesión social. Los principios que rigen el proceso de reconocimiento y acreditación son: - El respeto a los derechos individuales - La fiabilidad - La validez - La objetividad - La participación - La calidad - La coordinación El procedimiento se desarrolla en tres fases obligatorias: - Asesoramiento: En esta fase se emitirá un informe positivo o negativo para pasar a la comisión de evaluación. - Evaluación: Se emitirá el resultado en forma de competencia “demostrada” o “no demostrada”. - Acreditación: Superada la evaluación se expedirá una acreditación de la competencia; cuando se completen los demás requisitos se podrá tramitar la solicitud del Certificado de Profesionalidad. Si se trata de evaluar competencias para un Certificado de Profesionalidad, han de considerarse las Capacidades (C) y Criterios de Evaluación (CE) que figuran en la norma legal relativa a dicho certificado. Para la acreditación se hará mediante documento con los contenidos y las horas de formación recibidas, relacionadas con la competencia. Veamos un ejemplo, sobre la primera unidad de competencia asociada a este módulo sobre evaluación, y la descripción de las capacidades que la definen y algunos ejemplos de los criterios de evaluación: En resumen, podemos decir que la evaluación por competencia se acerca a procesos complejos de aprendizaje donde los conocimientos memorísticos dejan de tener mayor relevancia y el alumnado ejerce un papel activo en la formación. Es sin duda, un acercamiento a la profesionalidad y por lo tanto, una mejora en los proceso formativos desarrollados en Formación Profesional para el Empleo. RESUMIENDO: La evaluación se define como el proceso que da como resultado, la averiguación sistemática de la medida en la que se logran las conductas formuladas en los objetivos. Los métodos e instrumentos de evaluación han de adecuarse al tipo de conocimientos, destrezas y habilidades recogidos en las capacidades y criterios de evaluación, y garantizar una evaluación objetiva, fiable y válida. En FPE, se establecen dos momentos de evaluación que miden el proceso y el resultado del alumnado, evaluación continua y final respectivamente. Al finalizar cada Unidad de Aprendizaje debemos incluir una evaluación del aprendizaje recibido en la UA. A esa acción se la denomina E La ponderación establecida, por normativa, para la evaluación continua es del 30% y la final del 70% de la puntuación final del Módulo o Unidad Formativa ????? Para la evaluación final, se establece la realización de una evaluación teorico-práctica, por lo que debemos realizar, la evaluación de competencias, mediante una prueba objetiva y una prueba práctica. En la Orden ESS 1897/2013, se concretan documentos que desarrollan la evaluación y evidencian los procesos que se llevan a cabo en el proceso E-A. Estos documentos son: Anexo V, Anexo VI, Anexo VII y Anexo VIII Real Decreto 659/2023, de 18 de julio (anexo I, II) En FPE, el objetivo de la evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado es conocer si se han alcanzado las capacidades propuestas en los módulos profesionales (criterios de evaluación), con la finalidad de valorar si dispone de la competencia profesional que acredita el título. Los indicadores de logro son comportamientos manifiestos, evidencias representativas, señales, pistas, rasgos o conjuntos de rasgos observables en el desempeño humano. Permite al docente ir evaluando parcialmente la competencia y hacer el seguimiento permanente al nivel de comprensión de los conceptos que desarrollan la competencia. La evaluación de competencias y por competencias es un proceso de retroalimentación, determinación de idoneidad y certificación de los aprendizajes de los estudiantes de acuerdo con las competencias de referencia, mediante el análisis del desempeño de las personas, en tareas y problemas pertinentes. (Zabalza, M. 2003) La evaluación por competencias nos obliga a utilizar una diversidad de instrumentos. Para evaluar una competencia en la formación presencial podemos utilizar diferentes técnicas como el desarrollo de un taller, un examen, un ensayo, etc. El docente requiere registrar evidencias de desempeño a través de la observación de las actividades del curso y evidencias de conocimiento, (argumentación, nivel de aplicación, etc.) Para la evaluación por competencias de la formación en línea podemos trabajar por proyectos, con simulaciones, casos, PBL, aprendizaje cooperativo, introduciendo portafolios, wikis, blogs, prácticas de diversos tipos, mini-congresos o simposios, etc., son actividades adecuadas para desarrollar competencias y evaluar el aprendizaje por competencias. No se trata de evaluar solo los conocimientos “conceptuales”, también cómo los aprenden.

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