Alfabetización Académica en el Nivel Superior - Trabajo de 1er. Cuatrimestre - Instituto Superior del Milagro
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Instituto Superior del Milagro
Selena Gutiérrez y Antonella Ovejero Rios
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Summary
Este documento presenta un trabajo académico sobre la alfabetización académica en el nivel superior, específicamente en el contexto del profesorado de educación primaria en el Instituto Superior del Milagro. El trabajo explora conceptos como el rol de la lectura y la escritura en la formación académica, destacando las particularidades en este nivel educativo.
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Institución: Instituto Superior del Milagro N° 8207 Título del Trabajo: Alfabetización Académica en el Nivel Superior Integrantes: Selena Gutiérrez y Antonella Ovejero Rios Curso: 1ro C Carrera: Profesorado de Educación Primaria Docente: Griselda Alvarado Fecha y año ac...
Institución: Instituto Superior del Milagro N° 8207 Título del Trabajo: Alfabetización Académica en el Nivel Superior Integrantes: Selena Gutiérrez y Antonella Ovejero Rios Curso: 1ro C Carrera: Profesorado de Educación Primaria Docente: Griselda Alvarado Fecha y año académico: 15/11/24 Índice Resumen… Pág. 2 Introducción… Págs. 2 y 3 Cuerpo del trabajo… Págs. 3,4, 5 Conclusión… Pág. 6 Anexo… Pág. 6 Bibliografía… Pág. 6 1 Resumen El concepto de alfabetización académica se refiere a una variedad de prácticas de comunicación que los estudiantes de nivel superior requieren para desarrollar nuevo conocimiento y con ello identificarse con una comunidad científica y/o profesional. Se trata de una serie de formas de leer y escribir, de buscar, elaborar y comunicar conocimiento que se adquiere con mayor o menor dificultad, dependiendo de los recursos (herramientas, documentos, rutinas, vocabularios, símbolos, etc.) disponibles en la comunidad (Lave y Wegner, 1991). El problema es que la alfabetización académica es una dimensión invisible del currículo porque se asume que tanto estudiantes como profesores han adquirido ya las habilidades en algún momento previo de su vida escolarizada y que, por ello, no se requiere enseñarlas en los programas universitarios. En ese sentido, aprender a leer y escribir depende más de los apoyos que la cultura académica les ofrece o les restringe a los estudiantes de nivel superior (Street, 2003) que de sus habilidades cognitivas. Tanto los profesores como los cuerpos directivos y administrativos del nivel superior juegan un papel determinante en lo que el estudiante puede o no hacer con la lectura y la escritura académica. Finalmente, las decisiones sobre el capital financiero y cultural que se pone a disposición para que los estudiantes se introduzcan en la cultura académica no está en los estudiantes mismos, sino en los órganos de decisión y de administración del nivel superior, así como en sus profesores. Se asume también que son habilidades que se adquieren una vez y para siempre, y se aplican en todas las asignaturas por igual. Un creciente número de estudios sugiere, sin embargo, que la lectura y la escritura académica requieren de una diversidad de habilidades complejas y que cada tipo de texto que el estudiante tiene que leer y escribir en el contexto de nivel superior implica la utilización de una serie de estrategias que no siempre se han desarrollado con anterioridad. Las dificultades que tienen los estudiantes universitarios para escribir los textos que les solicitan sus profesores se deben a las grandes discrepancias en las prácticas de alfabetización que se valoran en la universidad y las que se valoran en las instituciones pre-universitarias (Lea y Street, 1998; Lillis, 2001; Street, 1995). Introducción La presente investigación se intenta explorar el abordaje y/o postura que asumió el primer año del profesorado de educación primaria que se dicta en el Instituto del Milagro n° 8207 de la ciudad de Salta en cuanto al proceso de alfabetización académica, ante los problemas de lectura y escritura en el nivel superior dentro de la asignatura lengua y escritura. Concebimos al alumno alfabetizado como aquel que sabe pensar y puede decir y escribir lo que piensa y no aquel que sólo sabe leer y escribir. Un alumno que está alfabetizado es el que posee autonomía para la producción de un texto escrito, y la posibilidad de construir el sentido de un texto que lee, es aquel que posee la capacidad para “decir” lo que piensa y lo que interpreta, es el que logra apropiarse de la cultura académica y construye su conocimiento. 2 Por todo ello es de entender que en éste nivel del sistema educativo se intente formar para enseñar los modos de leer que la comunidad disciplinar pone en juego, como así también la posibilidad de compartir los acuerdos que se establecen sobre las interpretaciones válidas de esos textos y es también enseñar los modos de circulación del conocimiento que el futuro egresado tendrá que manejar. la lectura y escritura, como estrategias didácticas de enseñanza-aprendizaje, deben estar presentes en todos los estadios del sistema educativo, en todas las instituciones, cualquiera sea la carrera que se curse, y que debe ser preocupación de todos los actores y no sólo de algunas disciplinas curriculares. El aprendizaje de las prácticas académicas de la lectura y la escritura no puede limitarse a la apropiación por parte de los estudiantes del discurso científico, sino también de las prácticas que requieran otros juegos de lenguaje e interactúen con lo ya delimitado como terreno disciplinar. Desarrollo o cuerpo del trabajo Antes de iniciar el abordaje de la alfabetización académica, es de interés reconocer que: Subyace una idea democratizadora, ya que leer, escribir y expresar oralmente la palabra propia es una cuestión de derechos y obligaciones por parte del alfabetizado y del alfabetizador, la alfabetización es condición necesaria para la formación del ciudadano, La alfabetización que reciben las nuevas generaciones es deficiente pues no asegura el acceso a la cultura letrada, el problema de la lectura va unido, indefectiblemente, al de la escritura, se comprende mejor el texto escrito cuando el usuario es también un escritor y, como tal, utiliza diversas estrategias y recursos para hacerse comprender por el lector. Y, viceversa, un escritor se forma como tal a través de múltiples e inacabables lecturas en las cuales va descubriendo estrategias, estilos y recursos para hallar la propia manera de “decir su palabra”. Al mismo tiempo, la comunicación oral es imprescindible para el desarrollo de las situaciones de lectura y escritura pues contar, comentar, discutir, argumentar permite una mejor interpretación del texto o una más ajustada escritura. La alfabetización como derecho se imbrica con la concepción freiriana que la define como acción cultural a favor del propio pueblo. Paulo Freire reconoce como finalidad de este proceso una educación liberadora o de concientización a través de la cual el alfabetizado despierta a la realidad social consiente de su lugar en la historia. La alfabetización es un acto de conocimiento, es acción, reflexión y toma de posesión. De ahí que alfabetizar es enseñar a leer, escribir y hablar de manera tal que el proceso sea en todo momento reflexivo, crítico y propiciador de autonomía, características que identificarán al futuro ciudadano. Se trata no sólo de conseguir que los estudiantes se apropien de nuevas prácticas lingüísticas y discursivas o que reconstruyan las que poseen para adecuarlas y emplearlas en los nuevos contenidos disciplinares, sino también de conseguir que incorporen aquellas prácticas específicas que le permitirán avanzar en su vida académica. Nuevamente el desafío parece radicar en encontrar nuevas propuestas que acompañen al estudiante en el proceso de asumir un lugar autónomo y crítico en la situación didáctica. También se debería favorecer la autonomía del alumno enseñando estrategias de comprensión, siempre vinculadas con la construcción de los conocimientos específicos. No cabe duda que los estudiantes tienen que aprender a escribir un informe comprensible para cada uno de los posibles destinatarios, de su futura profesión. 3 A su vez, tienen que poder comunicar sus experiencias en los ámbitos de intercambio entre colegas. Por lo que el manejo de esta clase de escritos requerirá una formación profesional y académica que incluya discusiones acerca del conocimiento disciplinar puesto en juego, acerca de la función social que se ejerce y sobre los requerimientos del género que la comunidad profesional reconoce como válida. Se ha planteado que los estudiantes tienen que poder encontrar en las asignaturas iniciales de las carreras, nociones acerca de la función que van a desarrollar, de los conocimientos necesarios para poder llevarla a cabo, de los ámbitos en los que su profesión se desenvuelve, etc. Esto marcaría un ingreso efectivo en el proceso de la formación profesional, y se constituiría en el referente a partir del cual cobran sentido las prácticas de lectura y escritura de las que debe apropiarse. Ubicado en este contexto, el estudiante estará en mejores condiciones para enfrentar los desafíos de su formación y decidir sobre su continuidad. Esta postura comparte la preocupación por el deterioro en la formación de la escuela media en nuestro país, pero señala que la vida académica de los estudios superiores requiere prácticas de lectura y escritura propias y que no figuran entre los propósitos de enseñanza de los niveles anteriores. Pero obviamente se requiere que los alumnos que concurren a los profesorados hayan “aprendido” ciertas capacidades lingüísticas y discursivas en los niveles anteriores. Cuando el problema es formulado a partir de las carencias que los estudiantes arrastran de los niveles anteriores de escolaridad, al ingresar a los estudios terciarios, el lugar de ellos en el sistema didáctico queda definido por aquello que "no son capaces de hacer". Esta postura parte del supuesto de que el nivel medio debe garantizar el aprendizaje de la lectura y la escritura, entendiéndolas como la adquisición de habilidades generales básicas aplicables a la comprensión o a la producción de textos en cualquier contexto. Cuando se asume que el centro del problema es la formación del estudiante como integrante de la comunidad disciplinar, no se espera de él que desde el inicio sea capaz de enfrentar los problemas propios de la lectura y la escritura de los textos académicos específicos, sino que éstos forman parte de su formación superior terciaria. En síntesis, las dificultades para leer en la universidad y en el nivel superior provienen de la naturaleza implícita de los saberes en juego: Los textos científicos y académicos contienen información tácita, que sus autores suponen que el lector puede reponer Los docentes esperan que sus alumnos lean y entiendan lo que ellos entienden, proponiendo implícitamente un tipo de lectura con características desconocidas para los estudiantes. Esto también se explica por la cultura lectora que predomina en la educación media de la cual provienen los alumnos, que es de naturaleza muy distinta. Muchos textos del nivel secundarios borran la polémica y suprimen la naturaleza argumentativa del conocimiento científico. Además, tratan el conocimiento como ahistórico, anónimo, único, absoluto y definitivo. Por lo tanto, la cultura lectora de la educación secundaria exige aprender qué dicen los textos y no porqué lo dicen y cómo lo justifican. 4 ¿Qué cosas podrían hacer todos los que enseñan para tender puentes entre la cultura que traen los alumnos y las distintas culturas académicas de las que somos miembros los profesores? Siguiendo algunos lineamientos de Carlino (2003) Reponer el contexto ausente por el uso de fotocopias y por la falta de conocimientos sobre el campo de estudios de quienes se están iniciando en una disciplina, llevar el libro completo (Muñoz, 2001), hacerlo circular, incluir en las fotocopias también los índices, presentar a los autores de cada texto, enmarcando su postura en las distintas líneas teóricas, no dar por natural la interpretación de los textos sino orientarla a través de guías (las preguntas son categorías de análisis), y retomar en clase la discusión sobre lo leído, detenernos en algunos fragmentos del texto, releerlos en conjunto y organizar una discusión acerca de ellos, proponer actividades de escritura a partir de lo leído, cuando los alumnos escriben se muestran sus incomprensiones, a partir de las cuales los docentes podemos retroalimentar sus interpretaciones iniciales, permitir, en algún momento, elegir qué leer y ayudar a presentar a otros lo leído, para lo cual ofreceremos tutorías que enseñen a recortar, elaborar, conceptualizar y enfocar el tema a exponer. Uno de los ejes de la pedagogía de la comprensión plantea capacitar a los alumnos para que realicen una variedad de actividades de comprensión vinculadas con el contenido que están aprendiendo. Estas actividades deben ser abiertas y graduales y requerir distintos tipos de pensamiento. Perkins (1992) plantea diversas actividades de comprensión que podemos promover en las aulas: Explicar con sus propias palabras, dar ejemplos de situaciones relativas al contenido, usar el conocimiento adquirido para explicar un fenómeno aún no explicado, ofrecer pruebas, realizar experimentos para corroborar un conocimiento o hipótesis, ver semejanzas y diferencias entre posturas, objetos o fenómenos, relacionar con otros principios, con otras teorías, con el medio, con la vida cotidiana, extender las conclusiones a otros fenómenos o áreas. Algunas líneas para desarrollar una pedagogía de la comprensión (Perkins,1992): Brindar información clara sobre los contenidos a enseñar, recurrir a imágenes mentales poderosas pertinentes a los temas a aprender, proponer prácticas reflexivas de las actividades de comprensión para mejorar el rendimiento, generar una fuerte motivación, tanto intrínseca (la que parte del interior del alumno) como extrínseca (generada desde la propuesta del docente), atender a la resolución del problema organizar la enseñanza alrededor de tópicos operativos: preguntas o temas centrales de la disciplina, ricos en ramificaciones y derivaciones e interesante para alumnos y para docentes, favorecer procesos de comprensión a través de analogías y explicaciones y favorecer la comprensión a través de las buenas preguntas. Estas estrategias de enseñanza intentan que los alumnos puedan mejorar sus comprensiones, a través de prácticas docentes que recuperen la explicación didáctica pero que también pueda ofrecer espacios para la reflexión y el uso activo del conocimiento. Acordamos con la siguiente afirmación: “La exposición del docente tiene funciones específicas de gran valor potencial: proveer información actualizada sobre investigación y teoría recientes, sintetizar ideas que se encuentran dispersas en la bibliografía, señalar contradicciones y problemas implícitos, adaptar explicaciones a los estudiantes y transmitirles entusiasmo. (Sin embargo,) la escritura y el habla pueden ser utilizados por los alumnos para construir mejores comprensiones y también para incrementar su retención, porque los estudiantes recuerdan mejor lo que ellos han dicho (en tanto es su propio conocimiento) que lo que los docentes (y los libros) les han contado.” (Gottschalk y Hjortshoj, 2004: 20-21, citado en Paulino, Carla, 2005) 5 Conclusión Desde una perspectiva que intente ayudar a los alumnos a comprender lo que leen y a compartir los códigos y prácticas de lectura de cada campo disciplinar, es importante que los docentes y las instituciones educativas se comprometan en modalidades didácticas donde se ponga el acento en el protagonismo de los alumnos. Y donde los docentes muestren su predisposición para compartir con los alumnos la cultura académica que ellos han adquirido como miembros de sus comunidades disciplinares. Estos docentes inclusivos deciden abrir las puertas para que los recién llegados puedan ingresar. Decimos que es una responsabilidad compartida entre docentes, alumnos e institución como nos enfrentamos con la lectura de los textos académicos y como favorecemos su comprensión, de manera de dar la bienvenida a los nuevos y ayudar a que no emigren. Anexos Bibliografía Congreso Internacional de Innovación Educativa (2009). La alfabetización académica como estrategia de innovación educativa https://www.repo-ciie.dfie.ipn.mx/pdf/778.pdf Congreso Iberoamericano de Educación (2010). La alfabetización académica en la Educación superior: Abordaje institucional de los problemas de lectura y escritura. https://www.adeepra.org.ar/congresos/Congreso%20IBEROAMERICANO/COM PETENCIASBASICAS/R1691_Frausin.pdf Alfabetización académica y enseñanza para la comprensión en el nivel universitario.(2010) https://bibliotecavirtual.unl.edu.ar/publicaciones/index.php/AulaUniversitaria/arti cle/download/1044/1602/2714#:~:text=de%20lectura%2C%20escritura%20y%2 0pensamiento,los%20graduados%20que%20esperamos%20formar. 6