Summary

Este documento es un resumen sobre la Plena y la Baja Edad Media, que aborda temas como la cronología y los rasgos básicos de esta época, el marco territorial, la organización política, los progresos agrarios y la cultura urbana. El documento también describe eventos históricos importantes de la época medieval, como las cruzadas y la Inquisición.

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1. El territorio europeo. Un mosaico de reinos y pueblos 1.1 Cronología y rasgos básicos La Plena Edad Media comprende los siglos XI, XII y XIII. Este periodo fue una época de prosperidad y cambios en Europa. El feudalismo se mantuvo, pero los reyes lucharon por recuperar su poder: progresó la agric...

1. El territorio europeo. Un mosaico de reinos y pueblos 1.1 Cronología y rasgos básicos La Plena Edad Media comprende los siglos XI, XII y XIII. Este periodo fue una época de prosperidad y cambios en Europa. El feudalismo se mantuvo, pero los reyes lucharon por recuperar su poder: progresó la agricultura; renacieron las ciudades; surgió un nuevo grupo social: la burguesía; se renovó la cultura, y surgió el arte gótico, un nuevo estilo artístico con gran difusión en Europa. En el siglo XIV, que inicia la Baja Edad Media, esta prosperidad se interrumpió por una crisis general, que no se superó hasta el siglo XV. 1.2 El marco territorial A principios del siglo XI, la Europa cristiana continuaba siendo un mosaico de estados y de reinos situados entre los mares del Norte, Báltico y Mediterráneo. – El reino de Francia y el Sacro Imperio Romano Germánico, en Alemania, eran las dos unidades políticas principales de la época. Surgidas en el siglo IX, tras la división del imperio carolingio, se situaban en el centro del continente y se dividían en territorios feudales. – Los normandos se asentaron al norte del imperio. En el siglo XI crearon reinos estables en el sur de Italia, Sicilia e Inglaterra. Con ello, cesaron sus ataques y dejaron de ser un peligro en Europa. – Los musulmanes y los cristianos se disputaban en el sur de Europa el dominio de la península ibérica y de las tierras del imperio bizantino. – Los pueblos eslavos se situaban en el este de Europa, entre los mares Báltico y Negro. Se organizaban en poderosos principados, como el de Kiev, y mantenía intensos contactos culturales con Bizancio. 1.3 La organización política. Reyes, curias y parlamentos El rey gobernaba con ayuda de la Curia Regia, una asamblea compuesta por nobles y prelados que lo asesoraba. Según los asuntos que se trataran podía ser ordinaria o extraordinaria. – A la Curia Regia ordinaria asistían personas próximas al rey, como familiares y altos funcionarios de palacio. – A la Curia Regia extraordinaria acudían representantes de la nobleza y del alto clero; en ella se trataban los asuntos más importantes, como declarar la guerra, conceder ayudas económicas, jurar al heredero del trono, etc. A partir del siglo XII, y sobre todo del XIII, los representantes de algunas ciudades fueron llamados a la Curia Regia extraordinaria. Así surgieron los Parlamentos que, por convocatoria del rey, reunía a representantes de los tres estamentos con la finalidad principal de aprobar el cobro de impuestos o ayudas económicas. Previamente, cada estamento exponía sus peticiones al rey. Gracias al apoyo de las ciudades, los reyes afianzaron su poder sobre los señores feudales, pues dispusieron de recursos económicos a cambio de concederles ciertos derechos y libertades. Los Parlamentos recibieron nombres diferentes: Parlamento, en Inglaterra; Estados Generales, en Francia; Dieta, en el Sacro Imperio Romano Germánico, y Cortes, en los reinos cristianos peninsulares. De la Curia Regia al Parlamento En 1295, el rey Eduardo I de Inglaterra convocó el denominado «parlamento modelo» para pedir a sus súbditos dinero y armas. Con este fin convocó una reunión extraordinaria de la Curia Regia, a la que llamó a la alta nobleza, al clero, a algunos miembros de la pequeña nobleza y a dos representantes por cada condado y por cada ciudad. De esta forma, dotó la reunión de la Curia Regia de contenido político. Cuando estas reuniones se convocaron de forma regular surgió el Parlamento. A. Eduardo I presidiendo el Parlamento. B. Alexander III, rey de los escoceses. C. Liewelly, príncipe de Gales. D. Parlamentarios. 2. Los progresos agrarios 2.1 Las innovaciones técnicas en la agricultura Durante generaciones, el campesinado europeo había practicado una agricultura de escasos rendimientos. Esta agricultura se basaba en el uso del arado romano, poco pesado, que apenas profundizaba en el suelo y era arrastrado por bueyes utilizando un yugo; y en la práctica de la rotación bienal, que permitía mantener la fertilidad de la tierra dejando en barbecho la mitad de la superficie. El arado con vertedera y la rotación trienal Entre los siglos XI y XIII, las actividades agrarias europeas experimentaron un fuerte crecimiento, debido a la progresiva difusión de innovaciones técnicas. Las más importantes fueron: – El arado con vertedera de hierro, o arado normando, permitía remover y airear mejor la tierra. Era más pesado que el arado romano, de ahí que necesitara ruedas y que, para arrastrarlo, comenzarán a utilizarse caballos en lugar de bueyes. – La rotación trienal consistía en dividir el terreno en tres partes u hojas. En cada una rotaban cada año cereales, avena o leguminosas, y barbecho. Así solo quedaba sin cultivar un tercio de la tierra. Otros progresos agrarios Otras innovaciones técnicas aplicadas a la agricultura en esta época fueron el uso de la collera, un collar de cuero relleno de paja utilizado para unir los animales de tiro al arado y mejorar su fuerza, y la adopción de la herradura metálica, que protegía los cascos de los animales. Además, el uso del metal, más resistente que la madera, mejoró los instrumentos agrarios, como la guadaña, lo que facilitó la siega de los cereales. Y el molino de agua se perfeccionó, pues era más eficiente que el de viento utilizado hasta entonces. El arado romano era de madera y se manejaba con bueyes que tiraban de él mediante un yugo. El arado de vertedera se manejaba con caballos, que tiraban de él utilizando una collera. Los molinos de agua se instalaban en las orillas de los ríos. Constaban de un eje movido por el agua, al que se acoplaban piedras de moler que trituraban el grano. 2.2 Las consecuencias de los progresos agrarios Las consecuencias agrarias fueron variadas: – La producción agrícola aumentó. Gracias a ello mejoró la alimentación de la población, y Europa experimentó un fuerte crecimiento demográfico, pasando de 36 a 80 millones de personas entre los siglos XI y XIV. – La superficie cultivada se extendió, ya que el incremento demográfico obligó a ampliarla. Así, se talaron los bosques que rodeaban las aldeas para establecer nuevos campos; se desecaron marismas y zonas pantanosas; se ganaron tierras al mar, como los pólderes holandeses; y se colonizaron nuevos espacios sin cultivar en Europa oriental. – Las ciudades se revitalizaron, su población creció con rapidez y se convirtieron en centros de intercambio comercial y de actividades artesanales. – El comercio local y a larga distancia se reactivó. 3. Las ciudades medievales (I). Recuperación, funciones y espacios 3.1 El renacimiento urbano A partir del siglo XI se recuperó la vida urbana en Europa. La causa principal fue el aumento de la producción agraria, que proporcionó más productos de los necesarios para el consumo. Así, se hizo necesario comercializar los sobrantes y cambiarlos por otros artículos, lo que favoreció el desarrollo del comercio y de la artesanía. Ambas actividades se localizaron en las ciudades, impulsando su recuperación. El renacimiento urbano afectó en unos casos a las antiguas ciudades romanas, que habían decaído tras las invasiones germánicas. En otros casos, surgieron ciudades nuevas a partir de mercados establecidos junto a los castillos y los monasterios, a lo largo de caminos, en el cruce de rutas o en los puertos. Junto a estos mercados, se crearon barrios de artesanos y comerciantes, denominados burgos, que acabaron rodeándose de una muralla y convirtiéndose en ciudades. La palabra burgo terminó usándose para designar a toda la ciudad. Sus habitantes recibieron el nombre de burgueses, y constituyeron un nuevo grupo social, la burguesía, que no dependía del trabajo de la tierra. 3.2 El burgo o ciudad medieval Los burgos medievales se emplazaban en lugares de fácil defensa, estaban rodeados de murallas y desempeñaban varias funciones. Algunos acogieron la sede de un obispado o de un condado. Otros se convirtieron en importantes centros económicos, donde florecieron la artesanía y el comercio. Y muchos fueron destacados centros culturales y religiosos. Los espacios y edificios urbanos respondían a esta diversidad de funciones. Así, los más destacados eran el mercado, situado en una plaza abierta; la catedral, símbolo del poder religioso; el ayuntamiento, símbolo del poder civil, y otros edificios, como las casas de los gremios; las lonjas, donde los comerciantes realizaban sus tratos; las universidades, y los hospitales. El resto de la ciudad se organizaba en barrios, que tenían pequeñas plazas e iglesias. Cada barrio estaba habitado por los artesanos de un mismo oficio; y en algunos casos por ciertas minorías, como los judíos. La mayoría de las casas de estos barrios eran de madera, cañizo y barro, lo que favorecía los incendios; ya que solo los nobles y los ricos burgueses podían costear mansiones y palacetes construidos en piedra. Las ciudades eran en su mayoría pequeñas, pues tenían entre 15 000 y 50 000 habitantes. Sus calles eran estrechas, estaban sucias y carecían de pavimentación y de alcantarillado; por este motivo, proliferaban las ratas y los parásitos, y eran habituales las enfermedades infecciosas. 4. Las ciudades medievales (II). El gobierno y la economía 4.1 El gobierno ciudadano En un principio, las ciudades dependían de los señores laicos o los eclesiásticos del lugar donde se asentaban. Los abusos de los señores llevaron a los burgueses a reclamar el derecho a gobernarse. Para ello crearon asociaciones, llamadas comunas, que lucharon por conseguir de los señores o del rey una carta comunal o fuero que garantizase sus derechos y les permitiese formar un gobierno autónomo. Una vez conseguida su libertad, el gobierno de la ciudad recayó en un consejo comunal elegido por los ciudadanos. Este se ocupaba de la recaudación de impuestos y del aprovisionamiento y defensa de la ciudad. El consejo delegaba el poder ejecutivo en magistrados, llamados alcaldes, jurados o burgomaestres, que se reunían en un edificio llamado ayuntamiento. Pronto, estos cargos fueron acaparados por las familias más ricas e influyentes, constituyendo así un patriciado urbano. 4.2 Artesanos y gremios Los artesanos de las ciudades trabajaban en pequeños talleres, situados en una casa utilizada a la vez como vivienda y tienda de venta de los productos artesanales. Los del mismo oficio se instalaban en la misma calle, a la que daban nombre (cuchilleros, tejedores, plateros, etc.). Se organizaban en gremios o asociaciones de artesanos de un mismo oficio. Los objetivos del gremio eran dos: controlar la producción para evitar la competencia, regulando el horario, las fiestas, los precios y la calidad de los productos; y proteger a sus miembros, pagando cuotas para ayudar a los enfermos y a las viudas y los huérfanos de sus asociados. En cada gremio existían tres categorías: maestro, oficial y aprendiz. El maestro era el dueño del taller y dominaba el oficio. Para alcanzar esta categoría debía pasar un examen consistente en elaborar una «obra maestra». El oficial recibía un sueldo por su trabajo. Y el aprendiz no cobraba y mientras aprendía el oficio vivía y comía en casa del maestro. Las viviendas de los artesanos constaban de dos pisos. En la planta baja estaban el taller (1) y la tienda abierta a la calle (2), que solía tener un distintivo en la parte superior indicativo del oficio; y la cocina (3); la despensa (4) y frecuentemente un corral o huerto. En la primera planta se hallaban los dormitorios (5). Los artesanos realizaban el trabajo a mano, utilizando herramientas sencillas y siguiendo las normas del oficio establecidas por el gremio. 4.3 El auge del comercio ciudadano A partir del siglo XI, el comercio se reactivó. A este hecho colaboraron el incremento de la producción agraria y artesanal; el aumento del dinero disponible, gracias al descubrimiento de minas de plata; y la mayor seguridad de los caminos, por la mayor estabilidad política. Los principales centros del comercio fueron las ciudades. – El comercio local se realizaba en las viviendas taller de los artesanos y en los mercados semanales, adonde acudían el campesinado a vender sus excedentes agrarios y comprar productos artesanales. – El comercio a larga distancia se llevaba a cabo en las ferias. Estas eran reuniones de comerciantes celebradas una vez al año en algunas ciudades, y en ellas se vendían artículos procedentes de lugares lejanos. Las más famosas fueron las francesas de Champagne, en la ruta terrestre que unía Flandes e Italia. La reactivación del comercio a larga distancia originó prósperos núcleos comerciales. En el Mediterráneo destacaron Venecia, Génova, Florencia, Pisa, Marsella y Barcelona; y en el norte de Europa, Lübeck, Hamburgo, Gante y Brujas. Esta intensa actividad mercantil impulsó la creación de asociaciones de comerciantes; los pagos en moneda y con letras de cambio, y la aparición de cambistas de moneda y de banqueros. 5. Sociedad y vida cotidiana 5.1 La nueva sociedad urbana Los burgueses o habitantes de las ciudades constituyeron un nuevo grupo social que basaba su posición en actividades distintas de la propiedad y el trabajo de la tierra. En la sociedad feudal se incluyeron en el estamento de los trabajadores o tercer estado. Pero se dividían en varios grupos según su riqueza. El patriciado El común incluía al urbano era un grupo resto de la minoritario. Estaba población urbana. integrado por los Estaba constituido ricos comerciantes, por los maestros de los banqueros y los los gremios y los dirigentes de los pequeños principales gremios, que acapararon el comerciantes, que gobierno de la ciudad. conformaron un grupo intermedio; la masa urbana, integrada por los oficiales y los aprendices de los gremios y los criados; y los pobres y marginados sin trabajo, que vivían de la mendicidad. En algunas ciudades existían también minorías de judíos, que vivían en barrios aparte denominados juderías o aljamas. Los judíos se dedicaban al préstamo, al comercio, a la artesanía especializada y a la medicina. 5.2 Las mujeres en la sociedad urbana En la ciudad, las mujeres solían compartir el oficio de su padre o de su esposo, como taberneras, vendedoras o artesanas de todo tipo de oficios. Así, algunas fueron orfebres y plateras, pintoras, ilustradoras de miniaturas, herreras y trabajadoras de la construcción, donde como albañiles preparaban adobes y tejas, amasaban yeso, desescombraban y transportaban materiales. Otros oficios desempeñados por las mujeres fueron los de lavanderas, planchadoras, actrices, cantantes, bailarinas, curanderas y parteras. 5.3 La vida cotidiana en la ciudad La vida de la ciudad se desarrollaba en sus calles y plazas. Estos eran lugares bulliciosos y ajetreados, donde tenían lugar el trabajo diario de los artesanos y la venta ambulante. En ellas se concentraban todo tipo de personas: trabajadores, titiriteros, juglares, mendigos, enfermos, locos y recién llegados. Estos eran en algunos casos siervos huidos de los señoríos, que tras permanecer en la ciudad un año y un día se convertían en ciudadanos libres y perdían su antigua relación con el señor feudal. Los días de fiesta se limpiaba la ciudad, las calles se cubrían con paja y juncos, y se colgaban tapices y paños en las ventanas. Como diversión, los hombres acudían a las tabernas, donde conversaban, jugaban a los naipes y a los dados, comían y bebían. Y todos los habitantes, luciendo sus mejores vestimentas, participaban en procesiones, juegos y bailes organizados por los gremios. 6. La renovación cultural y religiosa 6.1 La cultura urbana. Escuelas y universidades El renacimiento de la cultura se concentró en esta época en las ciudades, donde se crearon escuelas y universidades. – Las escuelas urbanas eran de dos tipos. Las catedralicias estaban controladas por la Iglesia y se centraban en los estudios religiosos. Las municipales eran escuelas públicas, y sus estudios fueron más variados: lectura, escritura, contabilidad, derecho y medicina. – Las universidades surgieron a mediados del siglo XII impulsadas por los obispos y los reyes. Se organizaron como un gremio de maestros y estudiantes para defender sus intereses. Los estudios se dividían en cuatro especialidades o facultades: Artes Liberales, Medicina, Derecho y Teología. La enseñanza era en latín y seguía un método, la escolástica, que consistía en leer un texto, plantear un problema, discutir sobre él y adoptar una decisión. Las universidades medievales más famosas fueron las de París, Oxford y Bolonia. 6.2 Religiosidad y enemigos de la fe En la Plena Edad Media, la Europa cristiana defendió su fe. Frente a los musulmanes, a través de las cruzadas; y frente a las herejías, por medio de la Inquisición y de las órdenes mendicantes. Cruzadas y órdenes militares Las cruzadas eran expediciones militares organizadas para expulsar a los musulmanes de los Santos Lugares; es decir, de aquellos territorios donde había transcurrido la vida de Cristo. Fueron convocadas por el papa, y en ellas participaron caballeros y combatientes de los diversos reinos cristianos. La primera fue convocada por el papa Urbano II con ocasión del Concilio de Clermont, en 1095. En conjunto, entre los siglos XI y XIII, se realizaron ocho cruzadas de resultados dispares. La defensa del territorio conquistado por los cruzados en Tierra Santa y la protección de los peregrinos que acudían a visitarlos se encomendaron a las órdenes militares. Eran milicias de carácter religioso y militar cuyos miembros estaban sujetos a los votos de obediencia, pobreza y castidad. Entre ellas destacan la Orden del Temple, la Orden de los Hospitalarios y la Orden del Santo Sepulcro. Inquisición y órdenes mendicantes En los siglos XII y XIII surgieron varias herejías, o doctrinas contrarias a las enseñanzas de la Iglesia. Algunas originaron movimientos religiosos importantes, caso de los valdenses y de los albigenses o cátaros, que se extendieron, sobre todo, por Francia. Para combatirlas, la Iglesia creó en 1230 el Tribunal de la Inquisición, que juzgaba los delitos contra la fe. Además, intensificó la predicación por parte de nuevas órdenes religiosas, como los dominicos y los franciscanos, que predicaban en las ciudades y vivían de las limosnas. Por eso se conocen como órdenes mendicantes.

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