Clase 8: Constitución Del Psiquismo Temprano - Piera Aulagnier PDF

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This document discusses the constitution of the early psyche, covering concepts like Eros, Thanatos, and the role of the mother in early development.

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CLASE 8 CONSTITUCIÓN DEL PSIQUISMO TEMPRANO PIERA AULAGNIER Psiquismo relativamente abierto “Relativamente abierto”: remodelamientos, reordenamientos, nuevas inscripciones, reinscripciones y resignificaciones. El modelo de psiquismo no evoluciona sino que se va constituyendo, no es determinista...

CLASE 8 CONSTITUCIÓN DEL PSIQUISMO TEMPRANO PIERA AULAGNIER Psiquismo relativamente abierto “Relativamente abierto”: remodelamientos, reordenamientos, nuevas inscripciones, reinscripciones y resignificaciones. El modelo de psiquismo no evoluciona sino que se va constituyendo, no es determinista ni lineal, ni monocausal. La "metabolización" es inherente a la actividad de representación. Esta postura es auspiciosa para la práctica clínica ya que sitúa ese proceso en términos de un trabajo presente de modificación continua, incesante, indeterminada e inacabable. PULSIÓN Dualismo pulsional: Eros y Tánatos. Deseo de deseo y deseo de no deseo La actividad psíquica metaboliza y representa lo que viene de la relación con los otros, de la realidad externa y del soma EROS La pulsión de vida, Eros, permite vincularse a la vida. Eros, que cohesiona todo lo viviente, puede definirse como “sed de otredad”. La acción de la desinvestidura bajo el predominio de Eros, se trata del retiro de investidura pero esta vez con la expectativa y la esperanza de ubicar, encontrar, buscar o crear otros objetos en su capital libidinal o en sus referentes identificatorios. Es una desinvestidura en busca de ligazones, religazones, nuevos soportes y relaciones. “Deseo de deseo”. TÁNATOS La pulsión de muerte, Tánatos, tiende a rechazar en un movimiento de desinvestidura aquellos objetos que movilicen deseos. La victoria de esta pulsión sería un agujero, un vacío en el caudal representacional de objetos, soportes y relaciones, una desinvestidura de los objetos investidos por la sexualidad y las pulsiones de vida. Lo que importa aquí no es tanto el objeto como el movimiento de desinvestidura, de desestima, movimiento que se diferencia de la acción de la represión como también de la acción de la desmentida. "Deseo de no deseo”. TEORÍA DEL PRÉSTAMO El “préstamo” tomado del modelo sensorial por la actividad de lo originario. Partimos de la hipótesis de que el fundamento de la vida del organismo consiste en una oscilación (balanceo) continuo entre dos formas elementales de actividad: “tomar en sí” y “rechazar fuera de sí”. Actividades que se acompañan con un trabajo de metabolización de lo “tomado”, que lo transforma en un material del propio cuerpo: los residuos de esta operación, por su parte, son expulsados del cuerpo. TEORÍA DEL ENCUENTRO El psiquismo del infans se construye desde el deseo y desde la historia de los otros que lo preexisten. Toda expresión de vida del bebé, sus expectativas como por ejemplo su sonrisa y llanto, son codificados por la madre como un mensaje para ella. Al mismo tiempo la madre, cuando codifica, le ofrece al infans su pecho-alimento-sonoro, le otorga un handling y le proporciona una "ilusión": absolutamente necesaria en esos momentos de la vida psíquica. La psique y el mundo nacen por efecto de un "estado de encuentro" , surgido a partir de varios desencuentros, no encuentros, encuentros y reencuentros. PICTOGRAMA Es la “puesta en forma” un afecto, siendo el afecto, para Aulagnier, no sólo lo que une la zona sensorial con el objeto excitante sino también la representación de la relación entre el sujeto representante y sus experiencias con el mundo. Marca o huella, la pulsión representada. A partir del embarazo se instala una relación con el hijo por-venir, cuerpo imaginado, imagen-soporte acompañada de un discurso al que más tarde Aulagnier llamará "sombra hablada". Las producciones psíquicas de la madre, así como sus actos, sus enunciados, y otras tantas marcas ya modeladas, derraman un flujo portador y creador de sentido. Son producciones que se anticipan en forma continua tanto a las posibilidades y capacidades de respuesta del infans, como al reconocimiento de su significación. La voz materna, ese "pecho-leche que habla", supone como portavoz el atributo sonoro del pecho. La función de la madre, por medio de su voz, "acuna el conjunto de las manifestaciones del infans", le transmite sus deseos a un tiempo que anticipadamente, porta la voz como delegada de un discurso social, discurso del conjunto. A su vez, modela y remodela la realidad que deberá representar el infans, realidad humana por estar investida de libido materna y por la función de prótesis de la psique de la madre. Tanto la identificación, la potencialidad y la teoría del encuentro tienen lugar a partir del trabajo que el yo hará con ellos. El yo, desde sus propios indicadores identificatorios, su compromiso con la realidad y con los distintos encuentros, definirá, concluida la infancia, la potencialidad. Pero es sólo al final de la adolescencia cuando la potencialidad, según Aulagnier, se manifestará en neurótica, psicótica, polimorfa, heteróclita o persecutoria. DEMANDA PRIMARIA Búsqueda de ser respondido. Para especificada, plantea la dialéctica de la identificación primaria: "la madre desea que el infans demande" y "el infans demanda que la madre desee". Recordamos que para Freud (1950 ) el medio psíquico ambiente, del que hablan tanto Winnicott como Aulagnier, está señalado como el objeto de la acción específica y adecuada aquel individuo experimentado que provee el alimento y se acerca como objeto sexual en posición favorable; en esas condiciones, la vivencia de satisfacción se inscribe como acontecimiento en el psiquismo. VIOLENCIA PRIMARIA Se trata de acciones, transferencias anticipadas efectuadas por el portavoz que posibilitan la entrada a la vida y la organización del psiquismo del infans. Estas acciones específicas, estos enunciados que tocan al lactante, se anticipan a sus respuestas, así como a las significaciones que les pueda atribuir. ESTA VIOLENCIA ES CONSTITUTIVA. La madre en su función es un objeto-proceso-transformacional. La madre transforma y el infants metaboliza. VIOLENCIA SECUNDARIA Una falta de información (que constituye asimismo un exceso) puede ser fuente de mutilación de la zona del objeto complementario. Este exceso por lo general es perjudicial y nunca necesario para el funcionamiento del Yo y se apoya en su precedente, la violencia primaria. La constitución del psiquismo reporta a la teoría de la representación- afecto- investidura. Representaciones pictográficas previas a la representación cosa objeto. CLASE 9 LA ADOLESCENCIA EN LA ACTUALIDAD Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la adolescencia es la etapa que va entre la infancia y la edad adulta (10 a los 19 años) y etimológicamente hablando significa crecer. Confluye un doble movimiento que constituye la esencia misma de la “crisis” 1. Pérdida de su infancia 2. Búsqueda de un estado adulto Una crisis es un estado temporal de trastorno y desorganización (desequilibrio), caracterizado básicamente por una incapacidad de la persona para manejar (emocional y conceptualmente) situaciones particulares. Su evolución es abierta, variable y depende tanto de factores internos como de factores externos. Se observan cambios personales en diferentes ámbito que trascenderán en el desarrollo como adulto: CAMBIOS DESARROLLO AUTOCONTROL DESARROLLO BIOLÓGICOS INTELECTUAL EMOCIONAL SOCIAL Estatura, peso, Le permitirá evaluar Pasar de la Búsqueda hormonales y las consecuencias confusión a la exogámica del capacidad de sus actos y reafirmación objeto amoroso. reproductiva. aprender a resolver personal (la problemas. identidad propia). La adolescencia en nuestras sociedades de bienestar se está convirtiendo en una etapa más larga y compleja, ya sea porque las sociedad opulentas (ricas) se lo pueden permitir alargando la escolarización obligatoria o bien porque las sociedades en crisis no pueden ofrecer trabajo a buena parte de los adolescentes y jóvenes. CAMBIOS EN LA ADOLESCENCIA ACTUAL Nuevas pautas de consumo: jóvenes consumistas objetos de deseo de las empresas. Capacidad crítica: sus capacidades hipotético-deductivas y de pensamiento abstracto, le permiten analizar la realidad familiar, escolar y social y diferenciar claramente entre cómo son y cómo podrían ser. Nuevos fenómenos sociales: hijos de Internet y los jóvenes más informados de la historia, ciudadanos nativos digitales con mucha participación social. EL TRABAJO MENTAL QUE DEBE HACER UN ADOLESCENTE PARA CRECER ES PODER SEGUIR SIENDO HIJO PERO YA NO DESDE UNA ACTITUD INFANTIL. CRISIS EN LA ADOLESCENCIA Ambos autores abordan al adolescente, Josefina Mortati señala que tanto la pérdida de infancia y la búsqueda de un estado adulto constituyen la “crisis” del proceso psíquico que todo adolescente debe atravesar. Estas crisis son propias en los estados de desarrollo, las cuales producen una ruptura dentro de un estado conocido y otra cuestión lo constituye lo normal y lo patológico. Dentro de lo psicopatológico este término es un momento temporal de desequilibrio de sustitución rápida que pone en cuestión el equilibrio normal o patológico del individuo, su evolución es abierta, variable y depende de factores internos y externos; la noción de crisis se opone a la de conflicto. Groijman Leonardo plantea que las crisis pueden darse por distintas razones: el uso de la tecnología y las computadoras, enfermedades de transmisión sexual, drogas, el aislamiento, vínculo con la familia etc. Para poder abordar estas cuestiones se nombra la consulta psicológica donde en un primer momento los padres suelen recurrir por estas preocupaciones o los propios adolescentes pueden solicitar la consulta. Siguiendo a Winnicott, él plantea que al adolescente le preocupa sentirse vivo y todo factor que interfiera en alguno de los momentos de la estructuración del psiquismo provocará perturbaciones, cuyos efectos se pondrán en evidencia en fallas del funcionamiento yoico en cualquiera de sus funciones. LO NORMAL Y LO PATOLÓGICO EN LA ADOLESCENCIA La cuestión de lo normal y lo patológico se tornan más difíciles porque en este momento de la vida fracasan: 1) La normalidad en sentido de las normas estadísticas incitará a considerar como normales conductas desviadas manifiestamente en otros momentos de la vida. 2) La normal en el sentido de las normas sociales correrá el riesgo de recluir casi todos los adolescentes en el campo de la patología (esto es en función de todas las conductas antisociales que presentan los adolescentes). Frente a las conductas desviadas de los adolescentes el psiquiatra o el psicólogo es interpelado por los padres, los maestros, etc a hacer una especie de futurología donde le pregunten ¿será normal este chico en la adultez o se hundirá en la patología? Esto puede llevar al que es consultado a tomas dos tipos de actitud psicopatológicas opuestas: Puede correlacionar cada una de las actitudes desviadas del jóven con síntomas de una entidad psicopatológica en el campo de la psiquiatría infanto juvenil o del adulto y esto lo conduce a pensar que cada conducta desviada está dentro de la psicopatología este esquema es menos válido aún en la adolescencia que en otras etapas de la vida o Viceversa puede tender a minimizar estas conductas adjudicándose a conductas esperables dentro de esta etapa de la vida. Esto conduce al riesgo de interpretar toda conducta como banal y normal Esta es una conducta empática. Si con esto se evita el riesgo de hacer algún tipo de relación entre la nosografía psicopatológica también se evita detectar los momentos de riesgo, de sufrimiento o de pedido de ayuda. También es real que todos aquellos que han pretendido entender las conductas adolescentes desde la psicopatología difuminan cada vez más la frontera entre lo normal y lo patológico. Por ejemplo, Winnicott compara ciertos elementos del proceso adolescente a lo que se observa en el psicótico o sobre todo en el delincuente. Freud expresa que la pubertad puede aproximarse a las pulsiones psicóticas gracias a la adopción de ciertas actitudes de defensa primitiva. Para ella solo es una cuestión de intensidad o sea una diferencia económica. Para muchos autores: entre la depresión clínica, la crisis psicótica aguda o las conductas psicopáticas de un adolescente enfermo por un lado y por el otro, la problemática de los duelos, los reajustes de identidad-identificación o el conflicto familiar o el de reivindicación sociales propias de la adolescencia hay más que una continuidad sintomática. Para otros autores hay una real similitud estructural cuyo resultado sería negar toda línea entre la crisis de la adolescencia (necesaria,madurativa y estructurante y una eventual organización psicopatológica fijada). La tarea diagnóstica se basará siempre en tres referentes: 1) CONCEPTO DEL APARATO PSÍQUICO 2) UN CONCEPTO DE SALUD 3) UN CONCEPTO DE ENFERMEDAD Teniendo en cuenta que estas son construcciones que dependen de los distintos momentos históricos. También teniendo en cuenta la movilidad o flexibilidad que quiere decir que cuando un autor se refiere a capacidad de adaptación lo hace teniendo en cuenta que esto no es igual en todos los individuos y que por otra parte esto no significa “normalidad”. Por el contrario, el procesamiento psíquico implica un dinamismo interno que debe ser evaluado en su forma particular. Aún los complejos universales adquirirán en cada sujeto una configuración única. Salud supone tener conflictos pero ver de qué manera se los maneja. Poder tener dificultades internas (por ejemplo hago un trabajo y no quedó conforme): esto puede tener que ver con el Ideal del Yo o tener dificultades externas (por ejemplo tener un trabajo donde están despidiendo permanentemente personal y corro riesgos de ser despedida) pero frente a los conflictos y a las dificultades respondo con plasticidad y defensas yoicas que me permitan tramitar, procesar, elaborar es la misma cosa. CUALQUIER PERSONA INDICADA COMO NORMAL PUEDE ENTRAR EN EL CAMPO DE LA PATOLOGÍA. BERGERET Define la normalidad de la siguiente manera: “la persona verdaderamente “sana” no es simplemente la que declara como tal ni menos un enfermo que se ignora sino un sujeto que conserva en sí tantas fijaciones conflictuales como la mayoría de la gente que no haya encontrado en su vida dificultades internas o externas que superen su equipo hereditario o adquirido sus facultades personales de defensa o de adaptación y que se permita un juego bastante flexible de sus necesidades pulsionales de sus procesos primario y secundario, tanto en los planos personales como sociales, evaluando la necesidad con exactitud y reservándose el derecho de comportarse de manera aparentemente “aberrante” en circunstancias excepcionalmente anormales”. CLASE 10 DUELO Y MELANCOLÍA Melancolía: se presenta en múltiples formas clínicas cuya síntesis en una unidad no parece certificada, y de ellas algunas sugieren afecciones más somáticas que psicógenas. La melancolía es como una pesada nube que envuelve tu estado de ánimo, haciéndote sentir una tristeza profunda y dolorosa. Te hace desconectarte del mundo que te rodea, perdiendo interés en las cosas que antes te importaban. Es como si se apagara tu capacidad de amar y de disfrutar de las actividades cotidianas. Te sientes bloqueado, incapaz de ser productivo, y tu autoestima se ve afectada, llenándote de pensamientos negativos sobre ti mismo. A veces, incluso llegas a sentir que mereces algún tipo de castigo por cómo te sientes. Es como estar atrapado en un túnel oscuro donde todo parece sombrío y desolado. Pérdida de objeto sustraída de la conciencia, a diferencia del duelo, en el cual no hay nada inconsciente en lo que atañe a la pérdida. La persona experimenta una sensación de pérdida profunda y desconcertante, aunque a veces no pueda identificar exactamente qué es lo que ha perdido. Esta pérdida desconocida desencadena un proceso interno en la persona, un trabajo emocional que se asemeja a un bloqueo o inhibición. Es como si esta pérdida desconocida paraliza la capacidad de la persona para funcionar con normalidad. Esta sensación de estar atrapado en un estado de tristeza y desánimo caracteriza la melancolía y puede dificultar que la persona realice actividades cotidianas o encuentre placer en las cosas que solía disfrutar. En la melancolía, el yo se ha vuelto pobre y vacío. Duelo: reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción, por ejemplo: un ideal, una relación, etc. El duelo a diferencia de la melancolía, no cuenta con un rasgo, el cual es el de la perturbación del sentimiento de sí. En el proceso de duelo, experimentamos una especie de parálisis emocional y falta de motivación que son completamente explicadas por el trabajo que implica el duelo, el cual consume toda nuestra atención y energía emocional. Es como si el duelo se convirtiera en el centro de nuestro ser, absorbiendo nuestra identidad y haciéndonos incapaces de sentir interés por otras cosas. Esta intensa concentración en el duelo puede hacer que nos sentimos desconectados del mundo exterior y de nuestras propias actividades diarias. En el duelo, el mundo se ha hecho pobre y vacío. A raíz de sus coincidencias en ambos conceptos, en muchas personas se observa, en lugar de duelo, melancolía. METAPSICOLOGÍA DE LOS DUELOS EN LA ADOLESCENCIA ADOLESCENCIA: proceso que comienza como un hecho biológico que desencadena una transferencia psíquica. PROCESO DE DUELO O DESASIMIENTO EN LA ADOLESCENCIA: ¿En qué consiste el trabajo que el duelo opera? El examen de realidad ha mostrado que el objeto amado ya no existe más, y de él surge quitar toda la libido de sus enlaces con ese objeto. En la pérdida del yo, se comienza a realizar un examen de la realidad, de su realidad, que permitirá pronunciar un juicio de existencia: el objeto se ha perdido, ya no existe para el yo, pero el sujeto se rehúsa a aceptar esta pérdida por el dolor y el desamparo psíquico que la misma genera. TRES MOMENTOS EN EL PROCESO DEL DUELO 1) Un pronunciamiento por parte de la realidad. Un juicio de existencia que dice que el objeto se ha perdido, seguido de un apartamiento de la realidad que trae como consecuencia la escisión del yo como una forma de contener la ilusión de la presencia del objeto. 2) Una sobreinvestidura de los recuerdos, de las representaciones y por lo tanto, nostalgia y anhelo por los objetos perdidos. DOS DOLORES PSÍQUICOS 1. Derivado del yo de placer, que no acepta la pérdida de sus ilusiones ni su propia omnipotencia infantil perdida. 2. Deriva de la desinversión de esas ilusiones que generan un equilibrio inestable en su yo y que al adolescente se le presenta como sentimiento de aniquilación de sí. Cuando los deseos sexuales se vuelven más centrados en los genitales durante la pubertad, esto marca un cambio significativo en cómo funciona nuestra mente. En lugar de simplemente experimentar sensaciones sexuales, ahora estas sensaciones se concentran más en los genitales. Esto puede llevar a una mayor práctica de la masturbación como forma de liberar esta energía sexual. En resumen, durante la pubertad, el enfoque en los genitales trae consigo una nueva forma de experimentar y expresar la sexualidad, a menudo a través de la masturbación. TRES PROCESOS DE DUELO 1) El duelo por el cuerpo infantil. 2) El duelo por los padres de la infancia. 3) El duelo por la identidad infantil. RODULFO DESDE EL JUGAR HACIA EL TRABAJAR Un aporte a la concepción de la adolescencia como estructura Plantea pensar distintos momentos clave de la niñez y de la adolescencia en términos de tareas, tareas simbólicas fundamentales. Una de esas tareas fundamentales, decisivas es la metamorfosis de lo esencial de jugar infantil en trabajar adulto. Por lo tanto, asumo al adolescente como operador en el cual y por medio del cual se efectiviza esta compleja mutación. ¿Qué es lo que puede ser la clave de esta mutación tan importante, donde jugar implica trabajar? El deseo inconsciente; cuyo empuje y cuya característica de proliferar en ramificaciones siempre más alejadas: imprime una totalidad decisiva a la vida. humana, migre de un campo al otro e invista subterráneamente el trabajo tal como lo venía haciendo con el juego. Tal es el punto de una transformación exitosa que entonces no podría medirse únicamente con parámetros de tipo social. Abanico de destinos cuya existencia la experiencia clínica demuestra como muy concreta, mientras que la “total” mutación de juego en trabajo es, por el contrario, asintética, punto de fuga utópico: Seudoadaptación: destino harto común y que traduce una escisión altamente estabilizada y por lo tanto muy patológica, entre jugar y trabajar; el primero subsiste meramente como virtualidad, mientras que el segundo se orienta exclusivamente a adaptar al sujeto a los deseos predominantes en el campo social. Consolidación parcialmente exitosa, con inhibiciones y/o síntomas neuróticos: fracaso neurótico en exámenes; inhibiciones más o menos severas en el estudio, las repetitivas “pérdidas de interés” en tareas que a su turno lo-capturaron; etc., factores desencadenantes de muchos comienzos de análisis durante la adolescencia. Lo también aquí característico es ya no la disociación sino cierto montante de represión que grava la creación de vínculos de pasaje entre jugar y trabajar. Moratoria psicosocial indefinida en sus plazos: síntoma de un estancamiento neurótico, pared al deseo y a la necesidad de crecimiento. Suele proliferar aquí el sueño diurno acaso como única actividad subjetiva, recordándonos aquello de “dar las espaldas a la realidad” (Freud). Tal es el caso de muchas problemáticas fóbicas de considerable magnitud, para citar una formación clínica de lo más frecuente. Francas desestructuraciones: formas de psicopatía así como en las respuestas ya de tipo psicótico. Factor decisivo: la extrema fragilidad del proceso adolescente, no mucho menos vulnerable en algunos de sus aspectos que el del bebé, su fundamental dependencia de ciertas condiciones de funcionamiento del medio. La adolescencia se revela como un período crítico de índole muy específica donde por primera vez ciertas lagunas, fallas o agujeros en ese proyecto anticipatorio se ponen en evidencia. El efecto inmediato es que, bruscamente, el niño convertido en púber o adolescente se encuentra con que ya no tiene materiales que extraer del archivo familiar, como si éste sólo funcionará hasta cierta altura de la niñez. Dicho de otra forma, el sujeto choca con una particular impotencia para dar significado a una actividad tan importante, impotencia que no es tanto o no es originariamente la suya propia sino la del discurso familiar. Si el Ideal del Yo carece de la categoría del trabajar y de cierta imago anticipatoria del sujeto como adulto trabajando, el crecimiento del adolescente acusa esa carencia como de la falta de un motor para seguir avanzando. El salto de lo familiar a lo extrafamiliar es una de las claves de la adolescencia. EL ADOLESCENTE Y SUS TRABAJOS Podemos recordar el trabajo del sueño, el trabajo del duelo. Toda la cuestión puberal puede pensarse en la perspectiva de “exigencia de trabajo”, como Freud dice de lo pulsional, para el psiquismo. Con respecto a los trabajos en sí mismos, distingue seis, seis perspectivas: En primer lugar, en el pasaje de lo familiar a lo extrafamiliar cabe más bien hablar de una metamorfosis, de una transformación interna de cada uno de estos polos (familiar y extrafamiliar). El hecho central es que en la adolescencia, si es que se lleva a cabo ese trabajo, por primera vez lo extrafamiliar deviene más importante que lo familiar; cuando y eso no ocurre, cuando el familiar sigue siendo lo más importante, hay algo muy decisivo en cuanto a lo extrafamiliar que no se está produciendo. Entonces el punto nodal lo constituye este profundo trastocamiento. Un segundo punto es el pasaje o la transformación del yo ideal, que el acento se desplace del Yo Ideal al Ideal del Yo. Tiene que ver con todo lo que se ha hablado de duelos, de matar al niño ideal, de duelos por la infancia; está ligado a una predominancia del ideal en tanto horizonte abierto de lo que va a ser (o de lo que será sin serlo nunca del todo), contrapuesto a la dimensión del Yo Ideal, como la de lo que ya está ahí consolidado como una cierta estatuaria. Meta psicológicamente se puede pensar en términos de una predominancia de la identidad de pensamiento sobre la identidad de percepción. El tercer punto es el pasaje de lo fálico a lo genital; es en realidad la primera gran tarea que le asigna Freud a la pubertad y por lo tanto involucra todo el desarrollo de la adolescencia. Aquí se abren varios problemas a la reflexión, entre ellos los relativos a la función del orgasmo en la adolescencia, el orgasmo en una experiencia erótica, en una verdadera intersubjetividad. La iniciación sexual en la adolescencia es mucho más que un episodio, es un acontecimiento estructurante, algo se termina de escribir y algo se resignifica en cuanto a la vivencia de satisfacción. Por otra parte, no es lo mismo la categoría simbólica de no-pene (como ha hecho observar Laplanche) que la categoría de vagina, hay ahí algo que “es mucho más que un mero cambio de objeto”. El cuarto punto consiste en la repetición transformada de los tiempos del narcisismo, como nuevo trabajo. En la adolescencia se repite toda la problemática de esa reestructuración narcisista pero en transformación, en el sentido de que se invierten los tiempos. La adolescencia no se puede inaugurar sin una aparición del extraño allí, sin verse como extraño, en su primer tiempo; sin verse como extraño, sin ese desacomodo, que tiene que ver con lo que Cristina Rother de Hornstein llamaba “desamparo puberal”: dejar de estar protegido por la imagen especular, eso inaugura la adolescencia. Ahora se ve un desconocido allí y lo ve también como metafórico. Luego será verse como Otro, para lo cual el adolescente se dirige ahora no hacia su familia sino a su campo social. Y para terminar, en lo que Peter Blos llamaba consolidación, “base de consolidación”, en verse nuevamente en el Otro, sólo que un Otro un poco más abstracto ahora que el Otro de la primera infancia, un Otro más referido a ciertos ideales que hacia el final de la adolescencia tratan de darse una especie de versión definitiva, retomando la idea del adolescente como “historiador”. El siguiente punto de trabajo es el pasaje del jugar al trabajar. Si algo de las raíces deseantes del jugar, raíces que están en juego en el jugar, no pasa inconscientemente al trabajo; si no hay una articulación inconsciente donde el trabajar herede lo lúdico re transformándolo, el trabajar y el jugar se disyuntiva, el jugar queda confinado en la categoría de ensueño diurno improductivo y todo el campo del trabajo en el futuro se expone a ser pura adaptación, preso meramente de una demanda social, demanda alienante y en no ser algo donde se juegue la realización deseante de una subjetividad. El último punto es el desplazamiento a la sustitución en términos de elecciones de objeto. En la sustitución hay algo distinto que no es la represión y el desplazamiento sino que invoca el concepto de hundimiento o sepultamiento. La prohibición del incesto no sólo concierne a la madre como objeto sino a no perseverar o insistir en una cierta matriz madre-niño como verdadero nucleo incestuoso. La adolescencia es el tiempo decisivo donde se define si algo va a quedar simplemente en la categoría de lo reprimido o si va a sufrir un cierto grado de sepultamiento. LA PUBERTAD: ¿UN TRAUMATISMO? La adolescencia impone a la psique un trabajo de transformación. Su fuerza estructurante o desestructurante depende del impacto vivencial, los cambios corporales, las exigencias socio-culturales. No hay historia sin cuerpo, y no hay cuerpo sin historia. La psique y el cuerpo reaccionan ante cualquier experiencia vivencial que modifique su estado afectivo. El registro de cada acontecimiento psíquico formará parte de los distintos tipos de memoria. La pubertad, ligada a la morfosis corporal, enfrenta al joven con una realidad que le impone un reordenamiento afectivo para llevar a cabo la tarea de aceptar su nuevo cuerpo, renunciar a las satisfacciones infantiles. EL MODELO TRAUMÁTICO El modelo traumático de Freud se basa en una idea económica: una experiencia se considera traumática cuando la cantidad de excitación emocional que genera es demasiado grande para que la mente pueda procesarla utilizando los métodos habituales. En otras palabras, el trauma ocurre cuando nos enfrentamos a algo que nos abruma tanto emocionalmente que nuestra mente no puede procesarlo adecuadamente. Esta carga emocional excesiva puede ser tan intensa que la mente se ve desbordada y no puede encontrar formas habituales de manejarla, lo que lleva a una serie de respuestas psicológicas y emocionales. La pubertad marca un momento crucial en la vida de una persona, donde las experiencias sexuales infantiles vuelven a surgir y requieren un proceso de simbolización. Este proceso de simbolización es lo que define el trabajo de la adolescencia. La pubertad se considera un evento traumático importante porque representa una segunda oportunidad para reinterpretar las experiencias sexuales de la infancia. Estas experiencias, cuando ocurrieron por primera vez, no pudieron ser procesadas ni comprendidas plenamente. En la pubertad, estas experiencias pasadas adquieren un nuevo significado y pueden volverse traumáticas, ya que nunca fueron completamente entendidas o elaboradas en su momento inicial. La pubertad promueve un estado de ruptura de un equilibrio anterior, tanto corporal como psíquico. La pubertad obliga a una autoorganización psíquica del sistema. Cuando algo se desorganiza, como en el caso del psiquismo humano, para que pueda volver a organizarse, es necesario que la forma en que se interpretan las relaciones entre las partes cambie. La capacidad de autoorganización del psiquismo radica en su habilidad para asignar significados a las experiencias y relaciones que experimenta. En otras palabras, el psiquismo puede volver a organizarse por sí mismo cuando puede reinterpretar y dar sentido a lo que está experimentando, lo que le permite establecer nuevas formas de orden y coherencia interna. Durante la pubertad, una de las tareas más importantes es aprender a sentirnos cómodos con nuestros cuerpos, especialmente ahora que son capaces de reproducirse. Al mismo tiempo, experimentamos un cambio en la forma en que experimentamos el placer, ya que ahora está más centrado en la genitalidad. En resumen, la pubertad implica tanto la aceptación y comprensión de nuestros cuerpos en su capacidad reproductiva como una nueva forma de experimentar el placer, más enfocada en nuestras partes genitales. EL TRABAJO DE LA ADOLESCENCIA Durante la adolescencia, hay un proceso en el que volvemos a explorar y reconstruir nuestra historia desde la infancia, pero ahora centrada principalmente en el aspecto sexual. Esto lleva a una nueva forma de relacionarnos con las cuatro instancias que Freud identificó en la mente: el ello, el yo, el superyó y la realidad. Esta relación entre estas instancias se vuelve más compleja y a menudo inestable, ya que se ven afectadas por las nuevas exploraciones y tensiones sexuales que surgen durante este período de la vida. Durante la pubertad, uno de los principales desafíos es encontrar formas de mantener una sensación de identidad constante a pesar de los cambios significativos tanto internos como externos que ocurren. Se trata de encontrar maneras de seguir sintiéndonos como nosotros mismos a pesar de sentirnos desorientados por estos cambios repentinos. La idea es evitar que esta potencial desconexión nos lleve a una especie de ruptura en nuestra autoimagen o autoestima. Es como encontrar un equilibrio entre aceptar los cambios y mantener una sensación de quiénes somos en el núcleo de nuestra identidad. El adolescente está obligado a ubicar su cuerpo en un triple registro real, libidinal y simbólico. LA ELABORACIÓN DE LOS DUELOS EN LA ADOLESCENCIA El niño se enfrenta así con el reconocimiento de importantes pérdidas que lo obligan a un minucioso trabajo de duelo. Duelo por: la pérdida del cuerpo infantil, por la pérdida de la imagen idealizada de los padres, por el dolor de tener que dejar atrás la infancia. Todos ellos son testimonio del desamparo radical con que el sujeto viene al mundo. Pero salir de un trabajo de duelo supone siempre, en tanto no se trate de un duelo patológico, un proceso de elaboración y de simbolización no repetitiva que implica la reorganización narcisista y la reformulación del proceso identificatorio (del yo, del superyó y del Ideal del yo). El adolescente oscila entre dos posiciones: por un lado quisiera no modificar nada en lo que respecta a sus vínculos afectivos, a su mundo relacional con las figuras parentales. Al mismo tiempo reclama ruidosa o silenciosamente formar parte del mundo de los adultos, mundo que junto a sus pares interroga, cuestiona y transgrede en tanto nunca puede aceptar en su totalidad los valores que éste le impone. El "principio de permanencia" se refiere a la idea de que la matriz relacional, que se desarrolla en los primeros años, tiene una cierta estabilidad y continuidad a lo largo de tu vida. Es como un sello distintivo que marca tus elecciones y comportamientos en las relaciones a medida que creces. Por otro lado, el "principio de cambio" reconoce que a medida que creces y te desarrollas, tu forma de interactuar y relacionarte con los demás también evoluciona. Esto significa que aunque la matriz relacional inicial permanezca como una especie de base, también puede modificarse y adaptarse con el tiempo. Entonces, la idea es que estos dos principios, la permanencia de la matriz relacional inicial y la capacidad de cambio y crecimiento, trabajen juntos en armonía. La base relacional única y la capacidad de adaptarse y crecer deben complementarse, permitiéndote mantener la identidad y singularidad mientras te relacionas con los demás a lo largo de la vida. El principio de cambio señala las distintas posiciones identificatorias a las que puede acceder el yo siempre compatibles con esa "matriz", lo que abre el acceso a un abanico de elecciones en relación a sus metas, sus pensamientos y sus vínculos con los otros, consigo mismo y con su cuerpo. El psicoanálisis plantea ciertos universales en relación a la historia del sujeto: 1. El complejo de Edipo como estructura fundante. 2. La sexualidad infantil. 3. El descubrimiento de la diferencia de sexos. 4. La constitución de una tópica, que incluya la "instancia de la realidad", a la cual Freud le atribuye un "peso" psíquico; la constitución de esta tópica supone la irreductibilidad del conflicto psíquico. 5. La importancia del narcisismo. 6. La problemática identificatoria. 7. La historia de las elecciones de objeto. Esos universales forman parte de las cuestiones fundamentales de la teoría y deben ser procesados por cada sujeto en su singularidad. La adolescencia es una etapa complicada llena de muchos cambios, tanto físicos como emocionales. Empieza con los cambios en el cuerpo durante la pubertad y continúa con una serie de desafíos y experiencias inesperadas en la vida. Todo esto contribuye a una especie de reescritura constante de quién eres y cómo te relacionas con el mundo que te rodea. Durante esta etapa, la persona está constantemente evaluando y reinterpretando tus experiencias pasadas, lo que te permite establecer nuevas conexiones y darle un nuevo significado a todo lo que has vivido. Esto incluye entender mejor el impacto de la relación con su madre y cómo influyó en el desarrollo emocional. Durante la adolescencia, está la oportunidad de replantear quién eres y cómo te identificas. Este proceso puede tener éxito o fracasar dependiendo de tu capacidad para conectar las emociones que estás sintiendo en el presente con las experiencias pasadas, incluso aquellas de las que no tienes un recuerdo consciente pero que dejaron una marca en ti desde tus primeros años de vida. Es como tratar de unir los puntos entre lo que se vive ahora y las primeras experiencias de placer o dolor que se tuvo en la infancia, las cuales pueden influir en cómo te sientes y te comportas en el presente. Esta capacidad de reconectar estas emociones y experiencias pasadas con tu vida actual puede ayudarte a entender mejor quién eres y cómo quieres ser en el futuro. TIEMPOS SIGNIFICATIVOS DE LA CONSTITUCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD 1. El tiempo del infante, antes de todo acceso a la palabra. 2. El tiempo del niño, a partir del momento en que el yo puede enunciarse, que coincide con el acceso al lenguaje. 3. El tiempo de la pubertad, momento en el cual los cambios corporales y el acceso a una sexualidad genital posible resignificar la sexualidad como el trauma de la infancia. 4. El tiempo de la adolescencia, tiempo de separación de los padres y establecimiento de un nuevo pacto con la realidad. 5. El tiempo de la edad adulta. 6. La edad media de la vida, que en general coincide con el desprendimiento de los hijos adolescentes. 7. Tiempo de la vejez. Pensar en los distintos tiempos de la constitución subjetiva no invoca una sucesión de etapas predeterminadas, por el contrario, recupera el concepto de historia y temporalidad. El psicoanálisis en tanto adopta el punto de vista histórico hace suyos dos aspectos que son correlativos: El trauma. Los acontecimientos como referencias indispensables. La historia de un sujeto es una compleja trama de acontecimientos abiertos a resignificaciones sucesivas. Elaborar las representaciones tanto de sí mismo como de sus relaciones objetales por parte del yo adolescente, para poder ligar el afecto a nuevas representaciones requieren como condición, en primer lugar, haber conquistado ciertas posiciones estables en la organización del espacio identificatorio que será condición de posibilidad de guardar un "memorizable afectivo" de la historia infantil, cuyo éxito o fracaso dependerá del trabajo de la represión. Esta conquista se pone al servicio de la amenaza a la identidad que sufre el adolescente ante los sucesivos cambios que su crecimiento implica. La identidad no es un estado sino una búsqueda del yo que ha de recibir una respuesta desde el objeto y la realidad que la reflejan. Para que el duelo por la separación de los padres pueda llevarse a cabo, para que la herida narcisista que todo esto implica no impida la reorganización narcisista y para que el compromiso con la realidad (sociedad-cultura) sea posible, es imprescindible la noción de permanencia, de puntos de referencia simbólicos, de un núcleo estable en el proceso identificatorio. En la medida en que este núcleo estable esté consolidado, la parte imaginaria del proceso identificatorio podrá tener la movilidad necesaria para que otros objetos y espacios puedan ser investidos por el yo sin poner en peligro sus propios referentes simbólicos. Es posible dividir en cuatro los espacios que el yo irá caracterizando sucesivamente. El primer espacio corresponde al área familiar, fragmento de realidad ocupado en primer lugar por los padres, que son los primeros y únicos destinatarios de sus demandas de amor, de placer y de reconocimiento. Estos primeros destinatarios de las demandas libidinales y narcisistas no serán nunca desinvestidos por el yo. Lo que supuestamente cambia es la demanda y la oferta que se les va a dirigir. La pulsión es inhibida en su fin; la demanda sexual se transformará en una demanda de afecto, de ternura, de protección y comprensión. Pero siempre, para el niño que crece y para los padres que tienen que ayudarlo a aceptar su crecimiento, perdurará la nostalgia de esa relación. Este espacio que corresponde a la familia primaria será sustituido en un futuro lejano por la pareja y los hijos. El segundo espacio que el niño inviste queda fuera del ámbito familiar. Estará ocupado por la escuela, los amigos, los educadores, que serán los objetos a quienes el yo demandará parcialmente un placer narcisista o sexual. Sus pares y los maestros se convertirán en nuevos objetos idealizados transmutando valores que coincidirá o no con los vividos en su ámbito familiar; también podrán ser los autores de las nuevas heridas narcisistas que el yo tendrá que sufrir y tratar de resolver. La catectización del espacio podrá cambiar sus habitantes a lo largo de la vida y sustituir sólo temporalmente el espacio familiar. Freud por un lado dice que la infancia debe ser superada, al mismo tiempo que afirma la existencia insuperable del deseo de ser prematuramente arrojado al mundo. Es posible elegir otros objetos de amor, aun cuando es sabido que la experiencia de los comienzos de la vida deja su impronta imborrable. Un tercer espacio de investimiento estará representado por una parte del campo social ocupado por un conjunto de sujetos de los que el joven quiere formar parte, jóvenes con quienes comparte los mismos intereses, las mismas exigencias, las mismas esperanzas y las mismas frustraciones. El cuarto espacio a investir será el del campo social ampliado. Para que el yo extienda el ámbito de sus investimientos más allá del espacio familiar es necesario que asuma la diferencia entre los objetos y los espacios investidos; así podrá preservar la diferencia entre los distintos espacios y al mismo tiempo investirlos conjuntamente. Los logros narcisistas, que son esos momentos en los que nos sentimos bien con nosotros mismos, están muy ligados a quiénes somos como individuos. No podemos separar estos logros de cómo nos formamos como personas desde el principio, ni tampoco podemos ignorar cómo están conectados con ideas psicológicas profundas como el complejo de Edipo. El complejo de Edipo es un concepto psicológico que trata sobre la forma en que desarrollamos nuestra identidad y diferencias en relación con nuestros padres. Incluye aspectos como nuestro deseo de ser nosotros mismos y la necesidad de enfrentar prohibiciones y límites que nos ayudan a formar nuestra identidad y a entender cómo nos relacionamos con los demás. En resumen, los logros narcisistas y el complejo de Edipo están intrínsecamente conectados con quiénes somos, cómo nos relacionamos con los demás y cómo nos vemos a nosotros mismos. Freud, en Inhibición, síntoma y angustia, dice al respecto: ''El contacto precoz con las solicitudes de la sexualidad actúa sobre el yo de la misma forma que el contacto prematuro con el mundo exterior". En ambos casos "el mundo" se presenta como inadecuado, y exige prematuramente respuestas de las que el ser humano no es capaz. Cristina Rother de Hornstein PUBERTAD COMO UN TRAUMATISMO Cristina Rother de Hornstein expresa que la pubertad, ligada a la metamorfosis corporal, enfrenta al joven con una realidad que le impone un reordenamiento afectivo y representacional para llevar a cabo la tarea de aceptar su nuevo cuerpo, lo cual debe renunciar las satisfacciones infantiles, ir al encuentro de nuevas Investiduras objetales que, sin romper su trama histórica, le permitan acceder a nuevas posiciones identificatorias. Siguiendo el modelo traumático de Freud, éste remite a una concepción económica: es traumática aquella experiencia que aporta un montante de excitación que excede la posibilidad del psiquismo de elaborarla por los medios habituales. Para que exista trauma deben darse determinadas condiciones de susceptibilidad, condiciones específicas en que se encuentra el sujeto en el momento del acontecimiento. La pubertad es el traumatismo por excelencia, momento en el cual se reeditan las experiencias sexuales infantiles, que imponen un trabajo de simbolización: es el trabajo de la adolescencia, traumatismo por excelencia ya que se trata del segundo tiempo, el cual resignifica las primeras inscripciones de experiencias vividas que cobran carácter de traumáticas a partir de ese momento. Cuando fueron inscritas no pudieron ser tramitadas, ni significadas, ni elaboradas. Los cambios corporales de la pubertad amenazan con desbordar la capacidad del aparato psíquico para tramitar los conflictos. El trabajo de la pubertad será la posibilidad de apropiarse de ese cuerpo capaz de procrear, al mismo tiempo es una reorganización de la antigua lógica del placer; ahora bajo el dominio de la genitalidad adquirida. FREUD - DUELO Y MELANCOLÍA El duelo es la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc. En muchas personas se observa, en lugar de duelo, melancolía (y por eso sospechamos en ellas una disposición enfermiza). A pesar de que el duelo trae consigo graves desviaciones de la conducta normal en la vida, nunca se nos ocurre considerarlo un estado patológico ni remitir al médico para su tratamiento ya que confiamos en que pasado cierto tiempo se lo superará y es inoportuno y dañino perturbarlo. La melancolía se singulariza en lo anímico por una desazón profundamente dolida, una cancelación del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad y una rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en autorreproches y auto denigraciones y se extrema hasta una delirante expectativa de castigo. En relación a las tres premisas: pérdida del objeto, ambivalencia y regresión de la libido al yo, a las dos primeras las volvemos a encontrar en los reproches obsesivos tras acontecimientos de muerte. Ahí la ambivalencia es el resorte del conflicto, y la observación muestra que, expirado este, no resta nada parecido al triunfo de una complexión maníaca. Entonces, el tercer factor es el único eficaz; aquella acumulación de investidura antes ligada que se libera al término del trabajo melancólico y posibilita la manía tiene que estar en trabazón estrecha con la regresión de la libido al narcisismo. CLASE 11 KANCYPER El proceso de desidentificación libera el “para siempre” de una historia que o aliena en la regulación narcisista. Constituye así la condición que posibilita liberar el deseo y construir el futuro. El estado de mortificación psíquica, implícito en los procesos desindetificatorios, adquiere su mayor dramaticidad durante el período de la adolescencia porque representa “el momento privilegiado de la resignificación retroactiva y de la restructuración identificatoria en todas las instancias psíquicas de la personalidad”. La necesidad del adolescente al dejar de ser “a través de” los padres para llegar a ser él mismo, requiere el abandono de la imagen tan idealizada y arcaica parental para encontrar ideales nuevos en otras figuras, de alguna manera más adecuada a la realidad. Este alejamiento incluye la renuncia a los viejos lazos incestuosos con los padres, es un proceso de desidentificación y identificación doloroso y culposo, que equivale parcialmente a la pérdida ambivalente de un objeto de amor. El adolescente debe tolerar el enfrentamiento con el duelo y la revisión de los patrones establecidos para formar y formular opiniones, ideas, e ideales por sí mismo que conducen gradualmente a su propia cosmovisión cuestionadora. El adolescente necesita alejarse de aquello que hasta ese momento constituyó su fuente de seguridad: sus identificaciones parentales y su ideal del yo. DESIDENTIFICACIÓN: HISTORIZACIÓN Y PULSIÓN DE MUERTE Identificaciones alienantes que intervienen en el origen de la constitución del psiquismo. Estas identificaciones son alienantes ya que el sujeto se somete, por vía ICC, a las historias de un “otro” que no le conciernen pero de las cuales permanece finalmente cautivado. El “otro” significa el narcisismo parental y la identificación con el mismo. Identificaciones organizadas alienadas del yo: 1. Mudas, inaudibles. 2. Se hacen audibles con el descubrimiento de una historia secreta del paciente. 3. Las identificaciones tienen una historia, no son mero dato inicial que no necesita explicación por lo cual tienen una causa. 4. El comprender la historia de las identificaciones permite a su vez hacer más significativas, más audibles estas mismas identificaciones. 5. Condensa una historia que por lo menos en parte no pertenece a la generación del sujeto. 6. Tres generaciones: permite reconocer dónde está sujeto y encontrar su lugar en relación con la diferencia de las generaciones. Implica un telescopaje de generaciones: implica un tiempo circular y repetitivo. La historización es un proceso esencial del psicoanálisis. Permite reordenar la relación que el sujeto ha establecido con las identificaciones alienantes de los sistemas narcisistas parentales y permite explicar las reacciones paradójicas a partir de la puesta en evidencia de las funciones de apropiación-intrusión, de desenganche reenganche que se despliegan entre ambos sistemas narcisistas en pugna. El régimen narcisista de apropiación-intrusión es el que fuerza al sujeto a una adaptación alienante por sus identificaciones ICC con la totalidad de la historia de los padres. El proceso de intrusión explica el lleno en exceso de un objeto que no se ausenta jamás. El sujeto queda cautivo de la intrusión del “otro”. Es un objeto excesivamente presente que lo habita y posee. El “otro” se apropia de cualidades del sujeto. El sujeto requiere de la implementación de una adecuada agresividad al servicio de los propósito de Eros, que le permita “matar” a ese niño que garantiza la inmortalidad propia y de los otros; para acceder así a la desidentificación de las identificaciones alienantes. La muerte a la inmortalidad condiciona el nacimiento del Yo. La desidentificación puede ser vivenciada en todas las etapas de la vida pero de manera más patética aún durante el período de la adolescencia, como un desgarramiento de la persona que fue una parte del sí-mismo propio. Se pierde el sostén, sostén que se nutre a partir de la imagen de los padres salvadores y sobrevalorados para el hijo, y del hijo idealizado y mesiánico para los padres. DESIDENTIFICACIÓN Y REMORDIMIENTO La pulsión de muerte liberada durante el proceso de la desidentificación puede sufrir dos destinos: 1. Volverse a ligar nuevas identificaciones 2. Permanecer libre y distribuirse para que una parte sea “asumida por el superyó y vuelta así contra el otro” o bien una parte de ella “ejercita su actividad muda y ominosa como pulsión libre en el yo y el ello”. Las partes ligadas y no ligadas de la pulsión de la muerte se manifiestan a través de sentimientos de culpa y de necesidad ICC de castigo, acompañados de un inquietante halo de sentimientos de pánico, horror, incertidumbre, vacío, orfandad y de muerte, que corresponden precisamente a lo “unheimlich” del accionar de aquel sector de Tánatos que se ha sustraído del sujetar logrado mediante ligazón a complementos libidinosos y que sigue teniendo como objeto el ser propio. El fracaso en la resolución de los remordimientos y resentimientos inherentes a la adolescencia desemboca, en los casos más graves, en estados de desestructuración psicótica. Otras veces subyace a severas depresiones, inhibiciones, acting out, fobias y síntomas obsesivos. Así los remordimientos y los resentimientos se originan irremediablemente a partir de la restructuración intrasubjetiva del adolescente articulada con la relación intersubjetiva parental, en gran medida complican la tarea de la desidentificación y conservan estas identificaciones negativas. La función del analista es poner en evidencia los remordimientos y resentimientos manifiestos y latentes que surgen a consecuencia y como resultado de las fantasías parricidas (sentimientos de culpa) y de las fantasías de excomunión (necesidad de castigo por un poder parental, debido a la transgresión de los mandatos endogámicos), que se disparan durante las fases del proceso creativo y durante los procesos desidentificatorias de la adolescencia. MARUCCO IDENTIFICACIÓN Y AFECTO VIVENCIAS DE VACÍO Y PLENITUD Las identificaciones primarias (tal la denominación que tiene Freud) que a su vez clasifica como pasivas y activas. El problema que se plantea cuando la identificación suprime el afecta, o sea la carga del objeto, porque en ese caso suprime también la posibilidad del recuerdo. La identificación es un proceso que implica que el Yo es el otro (pero además muchos otros). A través del mecanismo de desidentificación es reconocido un narcisismo ajeno y esto lleva a un cuestionamiento de los ideales y las identificaciones que a través del mecanismo de desidentificación pasan a ser CC. Y esa conciencia se expresa como un reconocimiento: “yo no soy lo que creí que era”. Momento de vacío, de precipicio, de frontera entre la dependencia y la independencia, entre la repetición y la creación, y a veces entre la muerte y la vida. Proceso difícil y crítico en el cual el adolescente tednrá que poder reencontrar en un nuevo espejo el reflejo de una identidad definida y lo más propia posible. El vacío y la plenitud serán necesariamente experiencias conexas (ligadas). El vacío será una especie de reconocimiento de la nada que abrirá el camino al encuentro de un nuevo objeto en el amanecer de la reestructuración del psiquismo; y la sensación de plenitud, en la medida en que estará ligada a las vicisitudes de los procesos de identificación, dejará paso a los placeres e infortunios de una vida común. CLASE 12 KANCYPER Adolescencia: Kancyper define la adolescencia como una etapa crucial de transición, donde el joven busca definir su identidad y autonomía. Este período está marcado por conflictos internos y externos, influenciados por cambios biológicos, psicológicos y sociales. Relación con los padres: la relación con los padres se transforma durante la adolescencia, los adolescentes tienden a cuestionar la autoridad parental y buscan independizarse emocionalmente con lo cual este proceso puede generar tensiones y conflictos generacionales. El rol de los afectos: Kancyper destaca la importancia de los afectos en el desarrollo adolescente. Los afectos, como el amor, la rabia, la alegría y la tristeza, juegan un papel fundamental en la construcción de la identidad y en las relaciones interpersonales. La gestión de estos afectos puede ser complicada debido a la intensidad emocional propia de esta etapa. El poder y la autoridad: el poder y la autoridad se manifiestan y se negocian en las relaciones entre adolescentes y adultos. La confrontación generacional a menudo se centra en disputas por el control y la autonomía. Kancyper subraya la necesidad de un equilibrio donde los adultos puedan ofrecer guía sin imponer una autoridad excesiva que pueda resultar en rebeldía. Proceso de individuación: el adolescente trabaja para diferenciarse de sus figuras parentales y encontrar su propio camino. Este proceso es esencial para el desarrollo de una identidad sólida y autónoma. El impacto de la sociedad y la cultura: los factores sociales y culturales influyen en la adolescencia. La presión de los pares, las expectativas sociales y los cambios culturales pueden afectar la forma en que los adolescentes experimentan esta etapa y se enfrentan a los desafíos generacionales. Las estrategias de manejo: estrategias para manejar los conflictos generacionales. Propone un enfoque basado en la comunicación abierta, la empatía y el respeto mutuo. Los adultos deben entender y validar las experiencias y emociones de los adolescentes, facilitando un ambiente de apoyo y comprensión. FREUD Metamorfosis de la Libido: Freud describe cómo la libido o energía sexual, sufre una transformación durante la pubertad. Los impulsos sexuales, que anteriormente estaban dirigidos hacia uno mismo (autoerotismo), ahora se dirigen hacia otras personas. Este cambio es crucial para el desarrollo de una sexualidad adulta y madura. Objetos Sexuales y elección de objeto: durante la pubertad, los adolescentes comienzan a elegir objetos sexuales fuera del ámbito familiar. Freud habla de la importancia del complejo de Edipo en esta elección, donde los impulsos sexuales se redirigen desde las figuras parentales hacia otros individuos. Esta elección de objeto es esencial para el establecimiento de relaciones amorosas y sexuales en la vida adulta. Integración de la sexualidad y la afectividad: subraya la integración de la sexualidad con la afectividad como un aspecto crucial de la metamorfosis de la pubertad. Los adolescentes no solo buscan gratificación sexual sino que también buscan establecer conexiones emocionales profundas con sus parejas. Conflictos y desafíos: la pubertad es una etapa de grandes conflictos y desafíos. Los adolescentes deben navegar por sus intensos impulsos sexuales, las expectativas sociales y las normas culturales. Freud reconoce que esta etapa puede ser tumultuosa pero también es una fase crucial para el desarrollo de una identidad sexual adulta. ADOLESCENCIA Y CONFRONTACIÓN GENERACIONAL: LOS AFECTOS Y EL PODER - POWERPOINT - KANCYPER La confrontación generacional es un proceso esencial para la adquisición de la identidad. Su condición primera es la presencia de otro como una alteridad que posibilita la tensión de la diferencia entre los opuestos, admitiendo ambas partes que ser oponente no es equivalente a ser enemigo. "La adolescencia es un movimiento pleno de fuerza, de promesas de vida, de expansión, y que no hay adolescente sin problemas, sin sufrimientos; este es quizás el período más doloroso de la vida. Es simultáneamente el periodo de las alegrías más intensas" Doltó, F. "LA CONFRONTACIÓN PROPIAMENTE DICHA Y NO LA PROVOCACIÓN, NI SU DESMENTIDA ESTÁ ÍNTIMAMENTE LIGADA A LA CONFLICTIVA DE LA LIBERTAD Y A LA PLASMACIÓN DE LA IDENTIDAD EN LOS PLANOS INDIVIDUAL Y SOCIAL... " No existe confrontación ni creación sin riesgos sin derecho a la divergencia, a la posibilidad de estar juntos y pensar diferente. En la adolescencia, cuando hablamos de confrontación nos referimos a la rivalidad llevada a cabo con los padres y con algunas personas adultas significativas. Es una de las manifestaciones fundamentales en el proceso adolescente poniendo a prueba la función de sostén y de corte de las personas significativas adultas implicadas en el medio familiar y externo. DESASIMIENTO DE LA AUTORIDAD: hecho natural y necesario ¿PUEDE SER DENEGADA? Si cuando en el vínculo entre padres e hijos prevalecen reacciones de objeto de características narcisistas y primal iónicas. En los casos en los cuales el otro no es considerado como diferente ni separado y cuando el hijo, visto como alguien diferente está marcando el paso del tiempo, ya no garantiza la inmortalidad y la omnipotencia de los padres. “LA NEGACIÓN DEL OTRO COMO ALGUIEN DIFERENTE Y DISCRIMINADO ES LO QUE PARALIZA ESTA CONFRONTACIÓN O EL ENFRENTAMIENTO. NADIE PUEDE CONFRONTARSE CON EL OTRO” TÉCNICAS PARA EVITAR LA CONFRONTACIÒN GENERACIONAL Uso y abuso de Eros (amor) que sofoca la posibilidad de crear un aspecto discriminado con el otro. Mediante la técnica de la seducción (poder sumisión). · Otra técnica sería rellenar todas las carencias, toda falta. Proveer de todo y con esto bloquear la posibilidad de expresar el odio, la agresividad. Los padres excesivamente disponibles que intentan cubrir todas las necesidades de falta y que además sofocan el odio y la ambivalencia, interfieren en el proceso de desligadura con un amor asfixiante. Con estas actitudes se cancelan los límites espaciales del yo, entre el yo y el objeto, generando relaciones aditivas de objeto. NARCISISMO Y SADOMASOQUISMO EN LA CONFRONTACIÓN GENERACIONAL Este autor habla de tres tipos de padres: PADRES SERVILES PADRES DISTRAÍDOS PADRES SOBREMURIENTES Modalidades sadomasoquistas y narcisistas (narcisistas porque no aceptan sus propias fallas) obstaculizan al hijo la confrontación generacional. La confrontación es reemplazada por la provocación. PADRES SERVILES Son los padres abnegados, sufridos, que lo aguantan todo. Cuando más padecen, mejores padres son ante la imagen de sí mismos y piensan que los otros piensan lo mismo. Serviles porque conforman al hijo, regalándoles de todo al servicio de tapar la culpa. Es típico de padres separados o que trabajan muchas horas y le hacen regalos a los hijos para apaciguar la culpa. PADRES DISTRAÍDOS Mantienen con sus hijos un pacto de silencio, una alianza para no hablar, no escuchar, no ver en pos de evitar la confrontación. No prevalece la culpa, sino la angustia. Mientras que en los padres serviles la confrontación es reemplazada por la provocación, en los padres distraídos se produce una parálisis del acto de confrontación. “No digo nada porque si hablo me desbordo le pego”, los hijos suelen vivir esta inhibición parental como desinterés de los padres. Evitación que paraliza el enfrentamiento entre ambas generaciones. PADRES HACEDORES/SOBREMURIENTES Son los que hacen todo por sus hijos. Le hacen los deberes para que no fracasen. Se ofrecen como sustancia mágica que resuelve cualquier conflicto. Estos padres tras la aparente omnipotencia encubren sus propias angustias por el peligro de que sus hijos los abandonen debido a una catastrófica fatalidad, enfermedad, secuestro o muerte. Son padres todopoderosos. Generan relaciones aditivas con sus hijos. Una de las formas de poder de estos padres suele visualizarse mediante técnicas de fascinación a través ofrecimientos compulsivos materiales, afectivos y verbales. LAS METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD - POWERPOINT - FREUD ¨Tres ensayos sobre una teoría sexual¨ Cap 3 Con el advenimiento de la pubertad se dan transformaciones que llevan a la vida sexual infantil a su conformación normal definitiva. En la infancia la pulsión sexual es autoerótica. Las zonas erógenas buscan placer en forma aislada. Ahora el nuevo fin sexual conduce a la búsqueda del objeto. Se integran las pulsiones parciales subordinadas a las primacía genital. La normalidad de la sexualidad se produce por la confluencia de dos tendencias: 1. La sexualidad 2. La ternura El nuevo fin sexual consiste en: descarga de los productos sexuales y búsqueda del máximo placer pero a su vez con el fin en la reproducción. PRIMACÍA DE ZONAS GENITALES Y PLACER PRELIMINAR. ESTÍMULOS QUE PONEN EN MARCHA EL APARATO A) Externos por excitación de zonas erógenas. B) Del interior orgánico. C) Desde la vida anímica, almacén de impresiones externas e internas. MECANISMOS DE PLACER PRELIMINAR Cada zona erógena cumple un papel en la tensión sexual (ojo-mano) y cada placer experimentado hace surgir la búsqueda de un placer mayor. Esto conduce a una elevación de la tensión sexual que aportará la energía necesaria para la consumación del acto sexual. La última pieza de este acto es el encuentro del glande penis con la mucosa vaginal y por acto reflejo se logra la energía para la expulsión del líquido seminal. PLACER DE ZONA ERÓGENA PLACER FINAL Placer preliminar (placer de la infancia). Se logra solo por las condiciones de la pubertad. PELIGRO DEL PLACER PREVIO Cuando es demasiado grande y ofrece demasiado poco para la tensión final, no se cumple con la meta sexual. Compulsión a seguir ejercitando un placer infantil (fijación a una zona erógena) Ej: las perversiones sexuales. TEORÍAS SOBRE LA EXCITACIÓN SEXUAL 1. Hipótesis bastante difundida: la acumulación de los materiales sexuales crea y sostiene la tensión sexual. Ello se debe a que la presión de éstos productos sobre el receptáculo estimula un centro espinal el cual es percibido por un centro superior engendrándose la conciencia de sensación de tensión. 2. Existencia de materias especiales derivadas del metabolismo sexual: en la parte intersticial de las glándulas seminales se producen materias químicas que son acogidas por la corriente sanguínea, produciendo la carga de tensión sexual en determinadas partes del sistema nervioso central. 3. Teoría de la Libido: fuerza cuantitativamente variable que podría medir procesos y transposiciones en el ámbito de la excitación sexual. La representación de un quantum de líbido a cuya subrogación psíquica llamamos Yoica; la producción de esta, su aumento o disminución, su distribución y su desplazamiento, están destinados a ofrecernos la posibilidad de explicar los fenómenos psicosexuales observados. DIFERENCIACIÓN ENTRE EL HOMBRE Y LA MUJER La activación autoerótica de las zonas erógenas es la misma en ambos sexos, y esta similitud suprime en la niñez la posibilidad de una diferencia entre los sexos como la que se establece después en la pubertad. MUJER: asco, vergüenza y compasión se desarrollan tempranamente. Mayor tendencia a la represión. Pulsiones parciales en la niña toman una posición pasiva. La niña pequeña tiene tendencias masculinas. La zona erógena rectora se sitúa en el clítoris (homologando al glande) masturbándose con él. Con la realización del acto sexual el clítoris toma el comando pero sirve para transmitir excitabilidad a las zonas aledañas. EN LA PUBERTAD EN EL VARÓN AUMENTA LA LIBIDO MIENTRAS QUE EN LA NIÑA AUMENTA LA REPRESIÓN. EL HALLAZGO DE OBJETO Durante los procesos de la pubertad se afirma el primado de las zonas genitales. La pulsión sexual tenía un objeto fuera del cuerpo propio, el pecho materno. La pulsión sexual pasa a ser, regularmente autoerótica y solo luego de superado periodo de latencia se restablece la relación originaria. El hallazgo (encuentro) de objeto es propiamente un reencuentro. OBJETO SEXUAL DEL PERÍODO DE LACTANCIA A lo largo de todo el periodo de latencia el niño aprende a amar a otras personas que satisfacen sus necesidades. El trato del niño con la persona que lo cuida es para él una fuente continua de excitación y satisfacción sexual a partir de las zonas erógenas y tanto más por el hecho de que esa persona lo toma como sustituto de un objeto sexual de pleno derecho. ANGUSTIA INFANTIL La angustia de los niños no es nada más que la expresión de su añoranza de la persona amada, por eso responden a todo extraño con angustia. En esto el niño se porta como el adulto, en tanto no puede satisfacer su libido, la muda en angustia, y al inverso. LA BARRERA DEL INCESTO Libido amortiguadora donde se implementan preceptos morales que excluyen expresamente de la elección de objeto a personas a quienes desde su infancia ama. El respeto de esta barrera es sobre todo una exigencia cultural de la sociedad. Uno de los logros más importantes pero más dolorosos de la pubertad, es el desasimiento respecto de la autoridad de los progenitores. El amor a los padres, no sexual en apariencia, y el amor sexual se alimenta de las mismas fuentes, el primero corresponde solamente a una fijación infantil de la libido. EFECTOS POSTERIORES DE LA ELECCIÓN INFANTIL DE OBJETO Quizás la elección de objeto, en general, se produce mediante un apuntalamiento, más libre en los modelos de la madre y el padre. Dada esta importancia de los vínculos infantiles con los padres para la posterior elección de objeto sexual, es fácil comprender que cualquier perturbación de ellos haga madurar las más serias consecuencias para la vida sexual adulta PREVENCIÓN DE LA INVERSIÓN Una tarea que plantea la elección de objeto consiste en no equivocar el sexo opuesto. El gran poder que previene una inversión permanente del objeto sexual es la atracción recíproca de los caracteres sexuales opuestos. En muchos histéricos, la ausencia temprana de uno de los miembros de la pareja parental, a raíz de la cual el miembro restante atrajo sobre si todo el amor del niño, resulta ser la condición que fija después el sexo de la persona escogida como objeto sexual, y de esta manera, posibilita una inversión permanente. CLASE 13 BLOS LA GENEALOGÍA DEL IDEAL DEL YO El documento analiza la evolución del ideal del yo durante la adolescencia, un período crítico para el estudio de las estructuras psíquicas. La maduración puberal desencadena una reestructuración psíquica que presenta tanto inestabilidad emocional como un impulso integrador hacia la formación de la personalidad. El autor, basándose en observaciones clínicas, investiga cómo las estructuras psiquiátricas se ven afectadas durante la adolescencia, particularmente el ideal del yo. El ideal del yo, propenso a las idealizaciones y en conflicto con valores tradicionales, es un tema de actualidad debido a la búsqueda de ideales por parte de la juventud contemporánea. El estudio se centra en adolescentes varones que exhiben síntomas como ambiciones elevadas sin acción, cambios de humor, y sueños de gloria sin resultados concretos. Esto se debe a la falta de resolución del complejo de Edipo negativo, donde el amor hacia el padre y el deseo de su afecto obstaculizan la formación de objetivos realistas. La sexualización de las funciones del yo y del superyó durante la adolescencia también se aplica al ideal del yo. Un ejemplo es el caso de un estudiante cuyas aspiraciones vocacionales estaban influenciadas por su padre, lo que llevó a un conflicto interno complejo. El autor concluye que el ideal del yo no madura hasta que se analiza el complejo de Edipo negativo. El ideal del yo, tal como se manifiesta al final de la adolescencia, hereda el complejo de Edipo negativo. La reestructuración psíquica adolescente sin ayuda terapéutica sigue un curso similar. Las formulaciones teóricas discuten la idealización adolescente y distinguen entre la idealización del self y el ideal del yo. La idealización del self es inestable y se relaciona con el narcisismo infantil, mientras que el ideal del yo implica una lucha de por vida hacia la perfección. El autor también considera la formación del ideal del yo en hombres y mujeres, que difieren en contenido y cualidad. La disolución del complejo de Edipo es una tarea inherente de la adolescencia, que implica la renuncia a los vínculos objetales infantiles con ambos padres como objetos sexuales. La patología del ideal del yo se centra en las condiciones para su formación adulta y las etapas de transición. La adolescencia es un período donde se manifiestan formas primitivas del ideal del yo y su paso por las etapas de formación. El fracaso en la formación de un ideal del yo maduro ilustra las condiciones de su patología. El documento también incluye observaciones clínicas sobre las vicisitudes del ideal del yo femenino y masculino durante el análisis de pacientes en la adolescencia tardía. El análisis revela cómo la envidia del pene y la idealización del objeto se transforman en una lucha autónoma por la perfección. En el caso masculino, se observa la bisexualidad y la ambivalencia que conducen a la formación de un ideal del yo maduro. Por último, el autor revisa la historia del concepto de ideal del yo, discutiendo su definición, origen, y funcionamiento a lo largo de la vida. Se plantea la pregunta sobre cómo se modifica el contenido del ideal del yo con el desarrollo progresivo del yo y su conexión con las tres estructuras psíquicas. Las observaciones clínicas del autor durante la adolescencia proporcionan una visión valiosa de la formación final del ideal del yo. LA TRANSICIÓN ADOLESCENTE INTRODUCCIÓN Peter Blos examina la finalización del proceso adolescente y critica la noción de una "eterna adolescencia". Destaca la importancia de definir las etapas evolutivas y su secuencia para evaluar condiciones normales o patológicas. CONCEPTUALIZACIÓN DE LA ADOLESCENCIA Distingue entre pubertad como proceso somático y adolescencia como los cambios psicológicos de adaptación a la pubertad y al entorno social. La adolescencia es vista como un acto humano que integra el pasado, presente y futuro del individuo. HISTORIA DEL TÉRMINO “ADOLESCENCIA” El término "adolescencia" se usó por primera vez en la lengua inglesa en 1482 para referirse al período entre la niñez y la adultez, sin paralelismo entre el crecimiento psicológico, psicosocial y físico. ETAPAS INTERMEDIAS Se discute la existencia de una etapa intermedia llamada "juventud" o "adolescencia tardía" entre la adolescencia y la adultez. Blos considera este período como la última etapa de la adolescencia, caracterizada por la consolidación del desarrollo psicológico. TEORÍA PSICOANALÍTICA Blos aborda la teoría psicoanalítica de la recapitulación y continuación de conflictos infantiles en la adolescencia, como el complejo de Edipo. La resolución de estos conflictos es crucial para el desarrollo psicológico y la formación de la identidad sexual. CRITERIOS PARA LA FINALIZACIÓN DE LA ADOLESCENCIA Blos propone criterios fenomenológicos y psicológicos para determinar el final de la adolescencia, incluyendo la disminución de los cambios de humor, la selectividad en la comunicación emocional, y la estabilización del carácter. TAREAS EVOLUTIVAS Blos introduce cuatro tareas evolutivas que conducen a la adultez: 1. Segundo proceso de individuación: La desvinculación de los objetos internos de la infancia. 2. Continuidad Yoica: La formación de una propia opinión sobre el pasado, presente y futuro. 3. Trauma residual: El aspecto del trauma infantil que nunca se resuelve y que impulsa al adolescente hacia compromisos personales y sociales. 4. Identidad sexual definitiva: Requiere la trasmutación del componente de la pulsión sexual inadecuado al sexo en una nueva estructura psíquica. Conclusión: la integración de estos cuatro desafíos evolutivos determina la conclusión de la adolescencia. La estabilidad característica resultante indica que la etapa evolutiva de la adolescencia ha llegado a su fin. Blos reconoce que esta formulación es ideal y raramente se alcanza en la vida real, pero sirve como un esquema para entender el proceso de transición a la adultez. CLASE 16 ALCIRA TRILNIK DE MEREA LA TERMINACIÓN DE LA ADOLESCENCIA INTRODUCCIÓN El texto comienza con una cita de Jean-Paul Sartre que desafía la noción de la adolescencia como la edad más hermosa de la vida. Se plantea la pregunta sobre cuándo y cómo se considera que la adolescencia llega a su fin, señalando que la cultura tiene expectativas claras sobre el inicio de la pubertad pero no tanto sobre su conclusión. Se destaca la falta de un límite preciso para marcar el fin de la adolescencia, influenciado por la singularidad de cada proceso de desarrollo y las circunstancias individuales y sociales. BRECHA GENERACIONAL Se examina el conflicto generacional como una problemática común en las consultas psicológicas. Se describe cómo los padres que actúan como amigos excesivos o como enemigos pueden impedir que los adolescentes desarrollen su propia identidad. Se enfatiza la importancia de la confrontación generacional para que los adolescentes puedan desarrollar su psicosexualidad y diferenciarse de sus padres. CASO CLÍNICO DE MARIEL Se presenta el caso de Mariel, una estudiante de 22 años que experimenta síntomas de ansiedad relacionados con su próxima graduación y la independencia. Este caso ilustra la dificultad de transitar de la dependencia infantil a la autonomía adulta, y cómo la confusión generacional puede afectar este proceso. Mariel lucha con la idea de que sus padres parecen demasiado jóvenes, lo que complica la definición de su propia identidad y proyecto de vida. CONFLICTIVA EDÍPICA Y CAMBIOS EN LA MODALIDAD DE DEPENDENCIA Se discute la reactivación de la conflictiva edípica en la adolescencia y cómo esto se refleja en la generación de los padres. Se analiza el cambio en la dependencia afectiva y cómo la capacidad de sostener a otros en dependencia puede ser un indicador del final de la adolescencia. Se sugiere que a mediados de la adolescencia, el joven puede estar emocionalmente preparado para acoger a otro en estado de dependencia, lo que implica la posibilidad de la paternidad o de sostener proyectos y relaciones. IDENTIDAD SEXUAL Se cuestiona la idea de una identidad sexual definitiva alcanzada en la adolescencia. Se observa que las relaciones tienden a ser intensas pero también temerosas del compromiso afectivo. Se critica la tendencia de la sociedad a "infantilizar" a los adolescentes, lo que puede retrasar la diferenciación sexual clara y la asunción de una identidad sexual. ASPECTOS SOBRESALIENTES DEL TEXTO Cuestionamiento de la Idealización de la Adolescencia: El texto inicia con una cita de Jean-Paul Sartre que desafía la noción romántica de la adolescencia como la edad más hermosa de la vida. INCERTIDUMBRE SOBRE EL FIN DE LA ADOLESCENCIA Se plantea la pregunta sobre cuándo y cómo se considera que la adolescencia llega a su fin, señalando la falta de un límite preciso y la influencia de factores individuales y sociales. CONFLICTO GENERACIONAL Se examina la importancia del conflicto generacional como parte esencial del proceso de individuación del adolescente. Se critica la tendencia de algunos padres a evitar este conflicto, lo que puede impedir el crecimiento del adolescente. PROCESO DE INDIVIDUACIÓN Se resalta la complejidad del proceso de transición de la adolescencia a la adultez, lleno de contradicciones y emociones intensas, y la importancia de la individuación para completar esta transición. INFLUENCIA SOCIAL Y CULTURAL Se destaca la influencia de la sociedad y la cultura en la definición y extensión de la adolescencia, así como en la idealización de la juventud y la perpetuación de lo infantil. El texto menciona que la sociedad y la cultura tienen una influencia significativa en la definición y extensión de la adolescencia. Se destaca la idealización de la juventud y la perpetuación de lo infantil en la sociedad actual, lo que puede afectar la manera en que los adolescentes se ven a sí mismos y son vistos por los demás. Esta influencia social y cultural puede retrasar la diferenciación sexual clara y la asunción de una identidad sexual definitiva, ya que la sociedad tiende a "infantilizar" a los adolescentes, valorizando la ambigüedad y retrasando la maduración emocional y la individuación. MADUREZ EMOCIONAL Se menciona que algunos adultos pueden quedar atrapados en la eterna espera del encuentro con los padres ideales de la infancia, lo que puede ser un obstáculo para la madurez emocional. En cuanto a la madurez emocional, se menciona que la transición de la adolescencia a la adultez es un proceso tumultuoso y lleno de contradicciones emocionales. Se resalta la importancia de la individuación, la reevaluación de las relaciones familiares y sociales, y la adopción de una identidad sexual y un proyecto vital propio para completar esta transición. Se sugiere que algunos adultos pueden quedar atrapados en la eterna espera del encuentro con los padres ideales de la infancia, lo que puede ser un obstáculo para la madurez emocional. Esto implica que la madurez emocional requiere la capacidad de aceptar y procesar las relaciones pasadas y presentes, y de construir un proyecto de vida independiente.

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