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Universidad Privada del Norte

2015

Miguel Ángel Alcázar, Antonio Verdejo, José Carlos Bouso, Joaquín Ortega

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psicología jurídica búsqueda de sensaciones conducta antisocial psicología

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This document is a research article about the relationship between sensation seeking and antisocial behavior. The article reviews existing research and suggests that the development of the reinforcement system in adolescents could be related to traits like impulsivity and sensation seeking.

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Anuario de Psicología Jurídica ISSN: 1133-0740 [email protected]...

Anuario de Psicología Jurídica ISSN: 1133-0740 [email protected] Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid España Alcázar, Miguel Ángel; Verdejo, Antonio; Bouso, José Carlos; Ortega, Joaquín Búsqueda de sensaciones y conducta antisocial Anuario de Psicología Jurídica, vol. 25, 2015, pp. 75-80 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid Madrid, España Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=315040291010 Cómo citar el artículo Número completo Sistema de Información Científica Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto Anuario de Psicología Jurídica 25 (2015) 75–80 Anuario de Psicología Jurídica 2015 www.elsevier.es/apj Búsqueda de sensaciones y conducta antisocial Miguel Ángel Alcázar a,∗ , Antonio Verdejo b , José Carlos Bouso c y Joaquín Ortega a a Departamento de Psicología Biológica y de la Salud, Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de Madrid, España b University of Granada & School of Psychological Sciences, Monash University, Melbourne, Australia c ICEERS Foundation (International Center for Ethnobotanical Education, Research & Services) información del artículo r e s u m e n Historia del artículo: Actualmente existe un cuerpo creciente de investigaciones que vinculan la dimensión de la personalidad Recibido el 28 de marzo de 2014 “búsqueda de sensaciones” con el sistema de recompensa cerebral: el sistema dopaminérgico mesocor- Aceptado el 8 de enero de 2015 ticolímbico. El objetivo de esta revisión es analizar las relaciones entre búsqueda de sensaciones, riesgo On-line el 8 de abril de 2015 y recompensa y sus vinculaciones con las conductas externalizadoras (antisocial, de riesgo y de consumo de drogas). Esta revisión sugiere que la maduración en los adolescentes del sistema dopaminérgico de Palabras clave: recompensa podría vincularse con rasgos como la impulsividad y la búsqueda de sensaciones. Búsqueda de sensaciones Conducta antisocial © 2015 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un Emoción artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND Impulsividad (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). Recompensa Riesgo Sensation seeking and antisocial behaviour a b s t r a c t Keywords: Nowadays, there is an increasing body of research linking the novelty seeking dimension with the brain Sensation seeking reward system: the mesocortical dopaminergic system. The objective of this review is to analyze the Impulsivity relationships between novelty seeking, risk, and reward, and their links with externalization behaviours Antisocial behaviour (antisocial, risk, and drug abuse behaviours). The integration of these theories, along with the results of the Emotion research reviewed, suggests that the maturing of the rewarding dopaminergic system in the adolescence Reward Risk may underline temperamental traits such as impulsivity and novelty seeking. © 2015 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Published by Elsevier España, S.L.U. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). El trabajo original de W. B. Cannon (1915) es responsable del sistema nervioso simpático, que se manifiesta como respuestas de concepto y del desarrollo de las investigaciones posteriores sobre lucha o de huida (Stelmack, 2004). el principio de la homeostasis. La idea principal en esta línea de En trabajos posteriores Duffy considera que “la descripción de investigación es que las funciones corporales mantienen un estado la conducta en un momento dado requiere la consideración de dos óptimo de actividad fisiológica (Alcázar, 2008). Con respecto a la aspectos: (a) dirección, acercamiento o retirada con respecto a per- motivación y la emoción, las investigaciones de Cannon también sonas, cosas, ideas o algún aspecto del entorno y (b) activación, avanzan la idea de que los estímulos aversivos físicos y emocionales arousal o intensidad” (Duffy, 1972, p. 577). De esta manera, la acti- que alteran la homeostasis provocan una actividad generalizada del vación venía a ser un sinónimo de arousal, intensidad o energía de movilización. Desde este punto de vista, el arousal se concibe como una dimensión que es descrita como un continuo de estados neu- rofisiológicos. Se propuso que la relación entre el estado de arousal ∗ Autor para correspondencia: Dpto. Psicología Biológica y de la Salud. Despacho y el rendimiento era la conocida curva de U invertida (Hebb, 1949). 12. Facultad de Psicología, U.A.M. 28049 Cantoblanco MADRID. Esta concepción del arousal daba una pauta de entendimiento de Correo electrónico: [email protected] (M.Á. Alcázar). http://dx.doi.org/10.1016/j.apj.2015.01.003 1133-0740/© 2015 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/). 76 M.Á. Alcázar et al. / Anuario de Psicología Jurídica 25 (2015) 75–80 las complejas relaciones entre los sistemas fisiológicos, los estados las funciones vitales básicas con sensaciones agradables o de pla- neuropsicológicos y la conducta expresada (Stelmack, 2004). cer. Del mismo modo que refuerzan las conductas útiles, extinguen La publicación de Las bases biológicas de la personalidad (Eysenck, las inútiles o perjudiciales. Las zonas anatómicas implicadas en este 1967) fue el avance más relevante hasta ese momento para expli- sistema de recompensa se organizan en el sistema dopaminérgico car las diferencias en extraversión y neuroticismo, integrando mesocorticolímbico. Este sistema tiene una función importante en investigaciones sobre determinantes psicológicos de aprendizaje, la autoestimulación cerebral. Se trata de un sistema de neuronas atención y motivación. Se proponía que los introvertidos estaban dopaminérgicas que se proyecta desde el mesencéfalo hasta diver- caracterizados por altos niveles de actividad o bajos niveles de sas regiones del telencéfalo. Las neuronas que forman el sistema excitación en la conexión cortico-reticular. De este modo, el nivel dopaminérgico mesocorticolímbico tienen sus cuerpos celulares en de arousal es un concepto explicativo básico en la concepción de un núcleo del mesencéfalo, el área tegmental ventral. Sus axones se Eysenck de la extraversión (Eysenck, 1967) y también en la teoría proyectan a una serie de puntos del telencéfalo, entre ellas regio- de búsqueda de sensaciones (BS) de Zuckerman (1969a). nes específicas de la neocorteza prefrontal, la corteza límbica, el Para Eysenck, el arousal se incorpora dentro de la teoría del con- bulbo olfativo, la amígdala, el septum, el cuerpo estriado dorsal y, dicionamiento que está en la base de la extraversión, dentro de su en particular, el núcleo accumbens (un núcleo del cuerpo estriado teoría de la personalidad. Sería la base psicofisiológica que daría ventral) (Smilie y Wacker, 2014). La mayor parte de los axones de cuenta de las diferencias en atención y aprendizaje que, según la las neuronas dopaminérgicas que tienen sus cuerpos celulares en el teoría, distinguen a los individuos introvertidos de los extraverti- área tegmental ventral proyectan a diversas regiones corticales (vía dos. mesocortical) y límbicas (vía mesolímbica). Este componente del Para Zuckerman, el constructo del arousal dentro de su teoría de sistema dopaminérgico considerando ambas vías se denomina vía búsqueda de sensaciones emerge desde sus primeros trabajos sobre mesocorticolímbica. Aunque las neuronas de estas dos vías dopa- los efectos de la deprivación sensorial en los procesos psicológicos minérgicas se entremezclan en cierta medida, son en concreto las y fisiológicos (Zuckerman, 1969b). neuronas que proyectan desde el área tegmental ventral al núcleo Durante la década de 1960 hubo mucho interés en la investiga- accumbens las que se han visto más frecuentemente implicadas en ción sobre la deprivación sensorial, como consecuencia, entre otras los efectos reforzantes de la estimulación cerebral, recompensas cosas, de la guerra de Corea y la guerra fría (Stelmack, 2004). Existía naturales y drogas adictivas (Wise, 2004; Zahm, 2000). evidencia de que en el curso de la deprivación sensorial se incre- La personalidad, o más específicamente el temperamento, rea- mentaba la necesidad de recibir estimulación. De esta manera, a liza la mayor contribución a la conducta humana. Pues bien, existe medida que se incrementaba el tiempo de aislamiento también se un cuerpo creciente de investigaciones que vinculan las dimensio- incrementaba el número de respuestas iniciadas para recibir esti- nes de búsqueda de sensaciones y la extraversión con el sistema de mulación visual o auditiva (Zuckerman, 1979). Según Zuckerman, recompensa cerebral, por lo tanto con el sistema dopaminérgico esta investigación “muestra una conexión entre el nivel de arou- mesocorticolímbico (Alcaro, Huber y Panksepp, 2007; Álvaro- sal en deprivación sensorial y la necesidad estimular, sugiriendo González, 2014; Cohen, Schoene-Bake, Elger y Weber, 2009; Smilie la posibilidad de que ‘el hambre estimular’ de los sujetos someti- y Wacker, 2014; Wittmann, Daw, Seymour y Dolan, 2008). En este dos a condiciones de deprivación sensorial puede ser el reflejo de marco de investigación, Smilie y Wacker (2014), que muy reciente- otro tipo de características conductuales más allá de las específicas mente han editado un monográfico sobre las bases dopaminérgicas condiciones experimentales. Estos resultados motivan el desarrollo de la personalidad y las diferencias individuales, afirman que la de ‘una escala de búsqueda de sensaciones’, que podría ser pre- función dopaminérgica juega un papel destacado en la personali- dictiva del arousal, de respuestas operantes para la estimulación y dad y otras diferencias individuales. Ahora bien, la correspondencia para otras reacciones a la deprivación sensorial” (Zuckerman, 1979, no es simple entre el neurotransmisor dopamina y alguna dimen- p. 85). sión de personalidad aislada. Si se reconoce esta complejidad, un La primera escala de búsqueda de sensaciones (Zuckerman, reto de investigación para el futuro sería el desarrollo de perspecti- Kolin, Price y Zoob, 1964) fue un intento de “tener una medida vas integradoras que vinculen las múltiples bases neurobiológicas operativa del óptimo nivel de estimulación y del óptimo nivel de de las dimensiones dopaminérgicas con las diversas maneras que arousal” y primeramente se usó en la investigación de deprivación la dopamina puede influir en los patrones de conducta (Smilie y sensorial (Zuckerman, 1979, p. 91). La base teórica para este trabajo Wacker, 2014). fue que “todos los individuos tienen niveles característicos de esti- mulación y arousal para su actividad cognitiva, motora y su tono de afecto positivo” (Zuckerman, 1969a, p. 429). En este contexto de Personalidad, delincuencia y búsqueda de sensaciones investigación, “un alto buscador de sensaciones sería un individuo feliz y que funcionaría mejor con un nivel tónico alto de arousal y De un tiempo a esta parte existe un renovado interés por incor- que buscaría mantener ese nivel” (Zuckerman, 1979, p. 315). porar las variables de personalidad en las teorías criminológicas Por otra parte, las investigaciones que han estudiado las rela- (Álvaro-González, 2014; Blair, Mitchell y Blair, 2005; Fishbein, ciones entre las medidas de búsqueda de sensaciones y las 2000, 2001; Flannery, Vazsonyi y Waldman, 2007; Raine, 1993) dimensiones de la personalidad del modelo de Eysenck han encon- para construir modelos que integren variables de personalidad y trado que existen relaciones significativas entre las escalas de factores biológicos con factores psicosociales y socioculturales. En búsqueda de sensaciones de Zuckerman y las escalas del cues- este campo se plantea que las relaciones entre dimensiones de tionario EPQ de extraversión y psicoticismo. También se suelen la personalidad y la delincuencia podrían representar un conti- encontrar relaciones significativas entre las escalas de búsqueda nuo en las conductas antisociales (Alcázar-Córcoles y Bouso, 2008; de sensaciones con la escala de sinceridad del EPQ (Alcázar, 2008; Romero, Luengo y Sobral, 2001). Eysenck y Zuckerman, 1978; Ripa, Hansen, Mortensen, Sanders y En particular se ha prestado una especial atención a las variables Reinish, 2001). que se relacionan con el “temperamento”, un grupo de característi- Desde el punto de vista adaptativo, la supervivencia de las espe- cas que se asume que dependen del substrato biológico individual cies está determinada por la adquisición de conductas que tienden y que muestran un relativo grado de estabilidad a lo largo de la a mantener funciones vitales básicas como beber o comer, reaccio- vida. En psicología criminal, las tres dimensiones fundamentales nar ante las agresiones o reproducirse. En nuestro cerebro existen del modelo de Eysenck (extraversión, neuroticismo y psicoticismo), circuitos cuya misión es recompensar las conductas que mantienen junto con impulsividad y búsqueda de sensaciones, han merecido M.Á. Alcázar et al. / Anuario de Psicología Jurídica 25 (2015) 75–80 77 una especial atención (Alcázar, 2008; Alcázar-Córcoles y Bouso, y dorsolateral. La primera región es fundamental en el comporta- 2008; Fishbein, 2001; Sobral, Gómez-Fraguela, Romero y Luengo, miento adaptativo desde el punto de vista de la selección natural, 2000). en el cual se incluyen decisiones de tipo emocional, mientras que Para entender el complejo fenómeno de la conducta antisocial se la segunda es la encargada de la reflexión en la toma de decisio- deben generar modelos que tengan en cuenta variables biológicas nes y las acciones que se derivan de ellas. La comunicación ineficaz y sociales (Susman, 2006). Con respecto a las variables biológicas se entre estas áreas frontales representaría una ausencia de inhibición ha considerado tradicionalmente que un decremento en la activi- o “freno” emocional, lo cual podría facilitar la aparición de conduc- dad del eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal (HPA) se vincula con tas antisociales (Álvaro-González, 2014; Alcázar-Córcoles y Bouso, la conducta antisocial (Popma et al., 2007). Desde una perspectiva 2008; Liddle et al., 1999; Zuckerman, 1969a). biológica se considera que la conducta antisocial puede responder La impulsividad y la búsqueda de sensaciones han sido relacio- a un bajo nivel de arousal que vendría a ser compensando (nor- nadas con trastornos psicopatológicos y con problemas sociales, malizado) por la búsqueda de sensaciones a través de la conducta pero cada una de ellas puede jugar un papel diferenciado en cada antisocial (Raine, 1993; Zuckerman y Neeb, 1979). El eje HPA es uno uno de los problemas personales o sociales. De esta manera, cuando de los sistemas psicofisiológicos más importantes involucrados en la impulsividad se combina con la búsqueda de sensaciones, muy la adaptación al ambiente y un indicador del nivel de estrés que probablemente el resultado será un patrón de conducta con un está soportando el individuo (McEwen, 2004). En este campo de elevado riesgo de producir daño, más que cuando la búsqueda trabajo el bajo nivel de arousal puede operativizarse como un bajo de sensaciones no se combina con impulsividad. La asunción de nivel de la actividad del eje HPA. A su vez, el nivel de cortisol tras riesgos se incrementa desde la niñez a la adolescencia para dismi- el despertar matutino se toma como una medida de la actividad nuir en la edad adulta. De manera que durante la adolescencia y del eje HPA (Platje et al., 2013). En un reciente estudio longitudi- hasta la década de los 20 años, se va desarrollando la capacidad nal en el que participaron 425 adolescentes (de 15, 16 y 17 años) de autorregulación del propio comportamiento. Esta capacidad se se encontró que el mejor predictor de la agresión entre iguales fue vincula a la maduración de las conexiones neurales entre la corteza la disminución del nivel de cortisol en saliva al levantarse por la prefrontal y el sistema límbico, que permite la mejor coordinación mañana. En consecuencia, los autores concluyen que una disminu- de la emoción y la cognición (Alcázar-Córcoles, Verdejo-García y ción de la actividad del eje HPA puede implicar susceptibilidad a la Bouso-Sáiz, 2008; Alcázar-Córcoles, Verdejo-García, Bouso-Sáiz agresión entre iguales (Platje et al., 2013). y Bezos-Saldaña, 2010; Geier, 2013; Steinberg, 2008; Zuckerman Anteriormente hemos referido la expresión “hambre estimu- y Kuhlman, 2000). Además esta maduración en las conexiones lar”, que se sustentaría en la hipoactivación autonómica y cortical, neurales irían en paralelo con la maduración del sistema dopa- por lo que una persona así caracterizada tiende a un déficit cró- minérgico de recompensa (Galvan, 2010; Gjedde, Kumakura, nico de estimulación endógena, lo cual implicaría la necesidad de Cumming, Linnet y Moller, 2010; Steinberg, 2008). compensación a través de la captura de elementos exógenos poten- Sin embargo, la búsqueda de sensaciones también se relaciona cialmente activadores y estimulantes (Alcázar, 2008). En esta línea, con la conducta pro-social o la conducta social neutra. En este diversos estudios concluyen que los sujetos buscadores de sensa- sentido, Gomá i Freixanet (1995) encontró que el asumir riesgos ciones y los delincuentes adolescentes mantienen bajos niveles de en conductas pro-sociales también se relacionaba con altas pun- conductancia de la piel (Gatzke-Koop, Raine y Loeber, 2002), algo tuaciones en búsqueda de sensaciones. También los buscadores que también ocurre a los sujetos antisociales o personas agresivas de sensaciones se involucraban en la práctica deportiva, tanto en (Raine, 1993). Pero es que, además, si esta necesidad se com- deportes de riesgo como de no riesgo (Hansen y Breivik, 2001). bina con la ausencia de mecanismos adecuados de autorrestricción Todo ello ilustra que la búsqueda de sensaciones puede influir en (impulsividad) y con una relativa incapacidad para proyectar las un amplio rango de actividades, incluso en aquellas que no impli- recompensas futuras con el fin de modular la conducta actual, nos can asumir riesgos ni representan una conducta antisocial o contra encontramos ante un panorama plenamente coherente y de gran la norma sino que, al contrario, son prosociales y altruistas (para potencia hermenéutica para la comprensión de muchas conductas una revisión ver Jiang, Chew y Ebstein, 2013; Strelau y Kaczmarek, antisociales y/o delictivas. Estos resultados reforzarían la creencia 2004). en la fuerte asociación entre la búsqueda de sensaciones y la asun- ción de riesgos (Alcázar, 2008; Hansen y Breivik, 2001; Sobral et al., 2000). Búsqueda de sensaciones, consumo de drogas y conducta Se supone que las personas impulsivas tienen cierta dificul- antisocial tad para conectar áreas cognitivas y emocionales y, por tanto, una alteración de la emisión de juicios morales. La corteza prefrontal Se están acumulando investigaciones en las que se da cuenta ventromedial se asocia con las capacidades volitivas, motivaciona- de la relación entre la BS y las conductas adictivas. En síntesis, los les y de regulación emocional. En una investigación llevada a cabo datos indicarían que el núcleo duro de los consumidores de drogas, por el equipo de Damasio (Koenigs et al., 2007) se aprecia una dis- es decir, las personas que eventualmente perdieron el control sobre minución de respuestas emocionales y una inadecuada regulación la auto-administración de drogas para devenir en adictos, podrían de la ira y la frustración en pacientes con lesiones focales bilaterales tener un perfil de personalidad que corresponde en lo principal con en la corteza prefrontal ventromedial cuando se desarrollan tareas todo lo expuesto, esto es, la antinormatividad y la BS impulsiva y no que implican juicio moral y social, lo que abunda en la idea de que socializada, reflejada en puntuaciones más elevadas en psicopatía la emoción juega un rol crítico en estos aspectos. Curiosamente, los (psicoticismo en el modelo de Eysenck) y en BS que los controles sujetos de este mismo estudio muestran un rendimiento adecuado no usuarios de drogas (Geier, 2013; Pardo, Aguilar, Molinuevo y en tareas de razonamiento lógico, capacidad de inteligencia general Torrubia, 2002). Así, en una investigación con parejas de 30 herma- y quedando preservado también el tratamiento declarativo de las nos (con edades desde los 18 a los 55 años con inicio en el consumo normas sociales (distinguir el bien del mal). Por otra parte, ninguna a los 16 años), unos cumpliendo criterios de adictos a estimulan- región cerebral funciona independientemente. Así, el grupo de Hare tes (cocaína y anfetamina) y otros no consumidores, se encontró (Liddle, Smith, Kiehl, Mendrek y Hare, 1999) investigó la inhibición que la impulsividad y la búsqueda de sensaciones se vinculaban de la respuesta en una muestra de sujetos psicópatas, encontrando al consumo, de manera que la impulsividad podría formar parte de que este proceso implica la integración y cooperación activa de un endofenotipo o vulnerabilidad para el consumo de drogas mien- muchas regiones, incluyendo la corteza prefrontal ventromedial tras que la búsqueda de sensaciones parecía no formar parte de este 78 M.Á. Alcázar et al. / Anuario de Psicología Jurídica 25 (2015) 75–80 endofenotipo, aunque los autores relacionan el inicio del consumo los adolescentes presentan un mayor riesgo de conductas impulsi- con la dimensión búsqueda de sensaciones y la impulsividad con el vas y buscadoras de sensaciones que les llevan a tomar decisiones mantenimiento del consumo (Ersche, Turton, Pradhan, Bullmore y arriesgadas sobre todo en contextos sociales cargados emocio- Robbins, 2010). Este mismo grupo empleando 50 parejas de herma- nalmente, lo que incrementa su riesgo de conductas antisociales, nos (adultos de edad media de 32.8 años, uno cumpliendo criterios indicando falta de control cognitivo sobre conductas emotivas según DSM-IV de adicción a estimulantes y otro sin ninguna adic- (Matthys, Vanderschuren y Schutter, 2013). En un reciente estudio ción) encuentran un desequilibrio entre la vía mesolímbica de la longitudinal de tres años con 387 participantes con edades entre recompensa y las áreas de control prefrontal, que es el que se ha los diez y los doce años se encontró que un grupo de adolescen- sugerido que predispone a los adolescentes a conducta impulsiva y tes que puntuaban alto en impulsividad tenían conductas de riesgo buscadora de sensaciones, lo que les situaría en mayor riesgo para y presentaban carencias en la función ejecutiva mientras que otro el desarrollo de conductas adictivas (Ersche et al., 2012). grupo que puntuaba alto en búsqueda de sensaciones tenían las La relación entre la búsqueda de sensaciones y el consumo de mismas conductas de riesgo pero mostraban un alto rendimiento en alcohol está bien documentada en la literatura, especialmente con memoria de trabajo, que indica una adecuado control de la función adolescentes y adultos jóvenes. Zuckerman y Kuhlman (2000) han ejecutiva (Romer et al., 2011). mostrado cómo la búsqueda de sensaciones se relacionaba con En una reciente investigación empleando una muestra de el hábito de consumo de alcohol en unas edades determinadas 434 estudiantes de secundaria (de 16 a 18 años, media de 17.07) (adolescencia y adultos jóvenes) y que podía ser mediatizada por se encontró que la ausencia de inhibición conductual predecía las cambios en las circunstancias socio-culturales (Inglés et al., 2007). puntuaciones en la función ejecutiva (Fino et al., 2014), lo que En un reciente trabajo de meta-análisis en el que se analizaron 87 sería coherente con los hallazgos previos que dan cuenta de que artículos derivados de investigaciones con participantes de edades la alta sensibilidad a la recompensa y baja inhibición conductual entre los 11 y los 19.9 años se concluye que la búsqueda de sensa- son los mejores predictores de las conductas de riesgo durante la ciones es una de las dimensiones de personalidad que más aparece adolescencia (Gullo y Dawe, 2008). A este fenómeno los autores lo vinculada al consumo de alcohol en adolescentes. Además, cuando vinculan con las proyecciones dopaminérgicas desde el área teg- lo que se considera en los estudios es el consumo de alcohol en mental ventral al núcleo accumbens, que se relacionan con la falta atracón también es la búsqueda de sensaciones la dimensión que de inhibición conductual en respuesta a estímulos salientes aso- presenta una mayor asociación con este tipo de consumo de alcohol ciados a recompensas, como en el caso del uso de drogas (Gullo y en adolescentes (Stautz y Cooper, 2013). En esta misma línea, en una Dawe, 2008). reciente investigación de tipo longitudinal con 1.068 escolares ale- Como cualquier rasgo de carácter, la búsqueda de sensaciones manes (de 12-13 años en el momento inicial con seguimientos hasta se debe a una interacción compleja entre los genes y el entorno. de 32 meses) se encuentra que la impulsividad y la búsqueda de Un importante factor genético está en el cromosoma 11, y pro- sensaciones son los dos rasgos que más se vinculan con el consumo bablemente corresponde al gen DRD4 que codifica el receptor de alcohol y tabaco en la adolescencia temprana. Los autores plan- dopaminérgico D4, implicado en los flujos cerebrales de dopa- tean que sus resultados sugieren que la búsqueda de sensaciones mina, uno de los neurotransmisores que estimulan los circuitos tendría gran importancia en el inicio del consumo de estas drogas cerebrales del placer y de la recompensa (Allman, 2003; Álvaro- y la impulsividad en el mantenimiento en su consumo (Malmberg González, 2014; Rubia, 2011) y que también se vincula con la et al., 2013). conducta altruista y prosocial, lo que podría apuntar hacia una base En una reciente investigación empleando una muestra de biológica para la moralidad humana. Así, los individuos portado- 200 internos en una prisión (edad media de 36 años) se encon- res de los alelos 4R y 7R del gen DRD4 tenderían al altruismo y a tró que la búsqueda de sensaciones y la impulsividad eran los conductas prosociales, siendo los portadores del alelo 4R los más dos rasgos que se asociaban a la dependencia de drogas, siendo proclives al altruismo, a pesar de las condiciones ambientales, y los la impulsividad la que más se vinculaba con el alcoholismo (Ireland portadores del 7R los que más tenderían a la conducta prosocial en y Higgins, 2013). ambientes ricos en estímulos y reforzadores (Jiang et al., 2013). El Las funciones ejecutivas (FE) son un conjunto integrado de habi- equipo de Robert Moyzis (Wang et al., 2004) ha comparado el gen lidades implicadas en la generación, la supervisión, la regulación, DRD4 en poblaciones de todo el planeta y han concluido que las la ejecución y el reajuste de conductas adecuadas para alcan- variantes del referido gen asociadas a la búsqueda de sensaciones (o zar objetivos complejos, especialmente aquellos que requieren un novedades) surgieron hace 50.000 años, justo antes de que la actual abordaje novedoso y creativo (Verdejo-García y Bechara, 2010) y especie humana, el Homo sapiens, saliera de África para colonizar el están también implicadas en la regulación de estados emocionales resto del mundo. Al principio eran muy raras, pero se propagaron que se consideran adaptativos para la consecución de esos objeti- rápidamente por toda la especie, lo que quiere decir que aportan vos (Bechara, Damasio y Damasio, 2000; Davidson, 2002). Desde alguna ventaja a su portador. Según los autores, las épocas tranqui- una perspectiva evolutiva, Barkley (2001) las define como mode- las y estables seleccionan las variantes normales, pero los tiempos los de acción auto-dirigidos que permiten al individuo maximizar duros, caracterizados por la escasez de recursos y por cambios muy globalmente los resultados sociales de su conducta una vez que rápidos en el estilo de vida, favorecen las versiones asociadas a la ha considerado simultáneamente las consecuencias inmediatas y búsqueda de novedades (Zuckerman y Kuhlman, 2000). demoradas de las distintas alternativas de respuesta. Por tanto, las Los modelos animales están ayudando a comprender cómo es el FE integran procesos de producción de conducta, memoria opera- proceso de desarrollo cerebral en adolescentes, que podría vincu- tiva, planificación, inhibición y toma de decisiones. Ya que en la larse con las conductas imprudentes y de riesgo que caracterizan vida diaria la mayoría de las situaciones que afrontamos son dife- a la adolescencia y que se pueden considerar un problema de rentes entre sí y, además, tienden a evolucionar y complejizarse salud pública (conductas antisociales tales como la delincuencia, conforme nos desarrollamos como adultos con nuevos intereses la drogadicción y las prácticas sexuales sin tomar precauciones) y responsabilidades, los mecanismos ejecutivos se ponen en mar- (Bernheim, Halfon y Boutrel, 2013; Lahat et al., 2012). Estudios cha en una amplísima variedad de situaciones y estadios vitales con ratas han mostrado que durante la adolescencia presentan un y su competencia es crucial para un funcionamiento óptimo y incremento de receptores dopaminérgicos D1 y D2 en el núcleo socialmente adaptado (Verdejo-García y Bechara, 2010). La ado- accumbens, el estriado y la corteza frontal (Andersen, Thomson, lescencia representa un periodo crucial en el desarrollo cerebral; Rutsein, Hostetter y Teicher, 2000; Benes, Taylor y Cunningham, hasta que este desarrollo se va completando satisfactoriamente 2000). M.Á. Alcázar et al. / Anuario de Psicología Jurídica 25 (2015) 75–80 79 En trabajos recientes de neuroimagen empleando muestras de por lo que cualquier conclusión habrá de tomarse con cautela. No sujetos de 19 años de edad, se ha encontrado que las puntuaciones obstante lo anterior, la integración de las teorías aquí presenta- en búsqueda de sensaciones muestran una relación de U invertida das, junto con los resultados de los trabajos revisados, sugieren con la concentración de receptores dopaminérgicos en el estriado que el proceso de maduración en los adolescentes del sistema que se vincula con el sistema de recompensa cerebral (Gjedde et al., dopaminérgico de recompensa podría estar en la base de rasgos 2010). En una investigación con una muestra de 34 adultos sanos temperamentales como la impulsividad y la búsqueda de sensacio- (media de edad 23.4) se ha encontrado mediante tomografía por nes, que se vinculan con el espectro de conductas externalizadoras emisión de positrones (PET) que los sujetos con puntuaciones ele- (conducta antisocial, conductas de riesgo y consumo de drogas), vadas en la dimensión de búsqueda de novedades tendrían menos que son estadísticamente frecuentes en los adolescentes y que el autorreceptores dopaminérgicos D2 en el estriado ventral, lo que aumento progresivo del autocontrol a lo largo del desarrollo hace iría en la línea de vincular dicha dimensión de la personalidad con que vayan declinando con los años. En particular, la conducta delin- la autorregulación de la actividad dopaminérgica en el mesencéfalo cuente, que florece con la adolescencia y que estadísticamente (Zald et al., 2008). declina a partir de los veinte años de edad, podría vincularse con la Desde el punto de vista neuropsicológico el grupo de Damasio sobreactivación del citado sistema de recompensa que impulsaría ha presentado una teoría que integra la neuroanatomía con el fun- a los adolescentes en la búsqueda de sensaciones y novedades, lo cionamiento psicofisiológico (Damasio et al., 2000). Se postula que que les llevaría a tomar decisiones de riesgo en busca de recom- la corteza prefrontal regula el comportamiento, en parte, a través pensas a corto plazo compensando un bajo nivel de arousal (Alcaro de la generación de marcadores somáticos (por ejemplo, la conduc- et al., 2007; Galvan, 2010; Geier, 2013; Gjedde et al., 2010; Lahat tancia de la piel, y otras respuestas a estímulos aversivos). De esta et al., 2012; Raine, 1993; Steinberg, 2008; Zuckerman y Neeb, forma, los marcadores somáticos alertarían a los individuos de los 1979). contextos de riesgo o de las situaciones amenazantes, permitiendo que se mantenga la homeostasis y que se puedan tomar decisiones conductuales ventajosas (Damasio et al., 2000). El modelo original, Conflicto de intereses basado en pacientes con lesiones selectivas, resaltó la importancia de la corteza prefrontal ventromedial en la autoconciencia de los Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. marcadores somáticos (Bechara, Tranel y Damasio, 2000; Bechara, Tranel, Damasio y Damasio, 1996). En esta línea de investigación, empleando una muestra de pacientes con daño en la corteza pre- Referencias frontal ventromedial, se obtuvo que mostraban disfunciones tanto Alcaro, A., Huber, R. y Panksepp, J. (2007). 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