Conservación Y Restauración In Situ PDF

Summary

This document provides an overview of conservation and restoration techniques, specifically focusing on in-situ methods. It explores historical approaches to conservation, analyzing methods used in different eras. The document also discusses various techniques, materials, and considerations involved in preserving historical sites. It focuses on the principles and practices of conservation.

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CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN Prof. Dr. José Antonio Ruiz Gil El interés de la humanidad por recoger y conservar los vestigios es antiguo. ◼ retoques en la pintura rupestre, ◼ las lañas en los objetos cerámicos, ◼ las refacciones en los monumentos religiosos, ◼ los añadidos en la escultura...

CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN Prof. Dr. José Antonio Ruiz Gil El interés de la humanidad por recoger y conservar los vestigios es antiguo. ◼ retoques en la pintura rupestre, ◼ las lañas en los objetos cerámicos, ◼ las refacciones en los monumentos religiosos, ◼ los añadidos en la escultura, ◼ Se cuenta que ya lo hicieron los reyes sumerios, ◼ En el Poecilo de Atenas se limpiaban los escudos votivos para evitar la corrosión; ◼ En el Partenón habían depósitos de aceite para evitar la excesiva sequedad de las figuras; ◼ Las estatuas de bronce se embetunaban a fin de evitar la corrosión; ◼ y en Egipto se limpiaban las estatuas con aceite. El origen de la restauración se liga al del coleccionismo ◼ Vitrubio recomendaba orientar las galerías de arte hacia el Norte, se copiaban obras griegas y se creaban auténticos museos, como el de la villa Adriana. ◼ Las restauraciones en el Renacimiento se hacen por parte de artesanos y artistas. ◼ En España, Escobedo realiza restauraciones en el acueducto de Segovia y albañiles moriscos en la Alhambra. ◼ Durante el siglo XVIII se producen grandes avances técnicos, se fundan los primeros museos públicos y se idean las primeras teorías sobre la buena restauración. Las aportaciones del siglo XIX ◼ En el siglo XIX la aparición de los colores sintéticos repercutirá en la conservación pictórica; se dan a conocer los conceptos de anastilosis y de reintegración monumental. ◼ En esta época se difunden las teorías de Viollet le Duc (trabajos en Notre Dame, Amiens, y Saint Denis), que proponen recopilar toda la documentación y reconstruir tal y como debió de ser; ◼ y de Ruskin, para quien la obra pertenece a su creador y propone dejar la ruina con el menor grado de intervención posible. ◼ A fines de siglo, Boito, en el III Congreso de Ingenieros de Turín (1883) propuso diferenciar el original y los añadidos, así como documentar y publicar los tratamientos. La anastilosis ◼ Reconstrucción de un monumento a partir de sus elementos conocidos. ◼ ◼ La anastilosis se justifica cuando: hay pruebas irrefutables; es parte integrante del paisaje, desde una distancia de 200 m., pero desde 50m. debe dejar ver que es una reproducción moderna; hay documentación que permite diferenciar lo nuevo de lo antiguo. ◼ No imitar, pero sí que se parezcan los elementos originales y los nuevos. Corriente restauradora ◼ La palabra “restauración” a comienzos del siglo XX se oponía a “reparación” o “consolidación”. ◼ En esta época se dividían las técnicas entre las que propugnaban la intervención sistemática en un edificio en el que se rehacían algunos de sus elementos, primaba el estilo original del monumento, y las que se limitaban a consolidaciones o reparaciones de lo existente. ◼ Arquitectos: Lampérez (catedrales de Burgos y Cuenca), Luis Bellido (Torre de los Lujanes), Adolfo Florensa (Barcelona y Cataluña). Catedral de Cuenca ◼ Arquitectos ingleses traídos por la esposa de Alfonso VIII, Leonor Plantagenet realizaron la fachada gótica. ◼ Su exterior se renovó casi por completo en el siglo XVI y durante el siglo XVIII se reformó tanto la fachada como las torres, dándole al edificio un aspecto barroco. Las torres de la fachada junto con otras dos torres que tenía la catedral desaparecieron durante un incendio, lo que dio motivo a las reformas de 1720 y 1723. ◼ En 1902, tras los daños sufridos en la fachada, al hundirse la torre de las campanas por la caída de un rayo, Lampérez construyó la actual fachada neogótica (1910). Catedral de Burgos (Portada de Santa María) ◼ En el VIII centenario se actuó sobre la portada, cuerpo bajo de la fachada, eliminando el parteluz y estatuas y adornos góticos para crear una portada neoclásica. En octubre de 1790, la Real Academia de las Artes de San Fernando la paralizó por no haber informado de la intervención con envío previo del proyecto (una obligación impuesta por Real Orden en 1777). Se debía de reponer la portada gótica, pero se realizó una intervención mixta, neoclásica y neogótica. ◼ A fines del XIX y principios del XX, Vicente Lampérez ejecutó las principales obras en torno a la Catedral. Diseñó retablos, restauró la bóveda de la Capilla de los Condestables, aisló la puerta de Pellejería con una reja, y la restauración de los claustros y el derribo del palacio del arzobispo. Ricardo Velázquez Bosco (1843 –1923) ◼ Catedral de León ◼ Monasterio de La Rábida ◼ Mezquita de Córdoba ◼ Medina Azahara (1909-1923) ◼ Alhambra de Granada (1915-1923) ◼ Palacio de los Mendoza en Guadalajara ◼ Aportaciones al debate teórico y a la reflexión histórica, tan decisivas a la hora de establecer criterios restauradores. L. Torres Balbás: ◼ “una posición de máximo respeto a los monumentos antiguos, la consolidación es siempre ileal; la reparación se justifica en bastantes casos; la restauración aplica casi siempre teorías envejecidas y en desuso”. ◼ Para este autor, la obra de restauración es una obra de arquitectura y es moderna. ◼ No tienen sentido los diseños anacrónicos que enmascaran la realidad del monumento como obra arquitectónica realizada a través del tiempo. ◼ La obra más importante de Leopoldo Torres Balbás fue la Alhambra y el Generalife, continuando los trabajos de Velázquez Bosco. Félix Hernández ◼ Medina Azahara (1923_1975) plano general y excavación de monasterios mozárabes, Mezquita de Córdoba. ◼ Mérida: escena y cávea del teatro. ◼ Teatro de Itálica en Sevilla ◼ Excavación y anastilosis del templo romano de Córdoba. ◼ Monumentos medievales y de la Edad Moderna como la iglesia de San Felipe Neri en Cádiz, la iglesia de Santa Ana de Triana en Sevilla, la colegiata de Osuna en Sevilla o el monasterio de Calera de León en Badajoz. ◼ Restauración de más de una docena de castillos y alcazabas como los de Zahara, las alcazabas de Mérida y de Badajoz, el recinto medieval de Niebla o las murallas y puerta del recinto musulmán del Alcázar de Sevilla. Rafael Manzano ◼ Medina Azahara (1975-1985) ◼ Director de obras de la Alhambra y el Generalife (1971-1981) ◼ Premio Schiller de restauración de monumentos (1980) ◼ Catedral de Sevilla, las iglesias de San Marcos, Santa Marina y Omnium Sanctorum; el Palacio de las Dueñas o el Museo de Arte Contemporáneo. ◼ Consolidación y Museo de Itálica ◼ Murallas e Iglesia de Santa María de Marchena, Colegiata de Osuna. Actualmente se desplaza el interés de la restauración y reconstrucción hacia la protección y conservación. ◼ La conservación de los monumentos comporta factores histórico- artísticos, científico-técnicos y estéticos. ◼ Hoy no se entiende la restauración como labor de un artesano hábil, sino de un equipo ◼ un material se degrada tanto más deprisa cuanto mayores hayan sido las transformaciones a que se han sometido los materiales que lo constituyen. ◼ Mediante técnicas analíticas adecuadas podemos reconocer la composición de las sustancias degradadas y en cierto modo los agentes y condiciones que han propiciado esta degradación. ◼ En el caso de la cerámica, la inclusión de sales. En el caso de los metales el proceso de mineralización. ◼ Cuando un objeto es puesto al descubierto cambian bruscamente las condiciones ambientales de su medio, agudizando las reacciones degradantes. Es necesario un tratamiento inmediato. Recomendaciones H.J.PLENDERLEITH (LA CONSERVACIÓN DE ANTIGÜEDADES Y OBRAS DE ARTE. Ed.: Inst.Cent.Conservación y Restauración Obras de Arte, Arqueología y Etnología, Valencia, 1967) ◼ Toda la documentación procedente de la intervención se deberá depositar en el Museo más cercano. ◼ Nosotros podemos añadir al centro administrativo competente. Según la legislación andaluza. METODOLOGÍA ◼ Una vez realizada la documentación del yacimiento y el estudio de las condiciones ambientales y procesos de alteración de los materiales, conoceremos el estado de conservación de los mismos, o diagnóstico, y decidiremos el tratamiento. ◼ Cuando trabajamos in situ, la metodología presenta las siguiente fases: ◼ estudio del entorno geológico y edafológico; ◼ estudio del microclima de salida y entrada del material; ◼ estudio de la naturaleza física de los materiales; ◼ determinación de los procesos de alteración; ◼ determinación del estado de conservación de los objetos; ◼ selección del tratamiento adecuado: desecación, limpieza, consolidación previa, ◼ protección y refuerzo, levantamiento, transporte, y almacenamiento. El clima ◼ Es el resultado de la conjunción de elementos y factores de diversa naturaleza: temperatura, insolación y humedad (precipitación, condensación y evaporación), ◼ influidos por factores tales como la latitud, la altitud, las barreras montañosas, las corrientes de los océanos, los vientos predominantes, la topografía local, la cubierta superficial (ausencia o presencia de vegetación, naturaleza de esta, humedad o sequedad, etc.). El clima actúa como factor de conservación y deterioro de los bienes culturales ◼ Los climas muy cálidos y húmedos, como las zonas tropicales, propician la desintegración química y el ataque biológico, además de una exuberante vegetación. ◼ Los climas muy secos se caracterizan por altas temperaturas y escasa humedad, como es el caso de Egipto (papiros, tumbas faraónicas, graneros, etc.), del interior de Asia (maderas y objetos perecederos), o de América (por ejemplo los cesteros), y fomentan la meteorización y la acción salina. ◼ Las condiciones templadas contemplan un calor relativo, pero con temperaturas variables y una precipitación suficiente que se combina para acelerar el deterioro y la descomposición. ◼ Hay gran capacidad de conservación en los lagos, pantanos y marjales (aldeas lacustres, enterramientos en ataúdes de roble de la Edad del Bronce, o hallazgos perdidos en los pantanos). ◼ La acción aislada de la temperatura tiene su efecto máximo en zonas tropicales. ◼ Los climas muy fríos se caracterizan por las bajas temperaturas y la alta humedad, condiciones que, a pesar de la acción del hielo, han propiciado hallazgos tan espectaculares como mamuts, o las tumbas escitas en Asia Central. Exposición atmosférica ◼ Plenderleight clasifica los monumentos según el grado de exposición a los elementos atmosféricos en expuestos y protegidos. ◼ Los expuestos pueden ser protegidos, de forma natural o artificial, o trasladados. ◼ Hay una variada tipología de monumentos exteriores, pero todos tienen en común el que deben ser protegidos de la humedad. Aislantes de la humedad ◼ En las paredes se colocará una capa de pizarra, alquitrán, pez, betún, asfalto o una chapa de plomo o cobre revestida de cemento (goma laca con el plomo en caso de suelo salino) y se evitará la acumulación de tierra por encima de esta capa. ◼ Las zonas superiores de muros, techos y aleros se cubrirán en sus juntas, sin cemento porque se agrietan, y se cuidará que no se acumule el agua, eliminando vegetación y suciedad. ◼ Los muros de aterrazamiento o contención han de tener canales de desagüe o ladrillos de ventilación para impedir la acumulación de agua detrás del muro. ◼ En las excavaciones es conveniente rebajar los dos lados por igual. Acción de las sales solubles ◼ Las sales solubles pueden hacer más daño a un monumento que cualquier otro agente natural. ◼ Las sales se forman por descomposición de rocas como feldespato o yeso. ◼ Elevan el nivel hidrostático y suben los muros por capilaridad. ◼ Para desalinizar hay que rebajar el nivel hidrostático con pozos entubados y zanjas, lavar las sales con agua, que posteriormente será eliminada, y barrer finalmente. Morteros ◼ La reparación y sustitución del mortero descompuesto por añadido de material nuevo se llama “rejuntado”, y presenta 4 fases: ◼ 1ª raspado del mortero viejo hasta 1 cm. de profundidad; ◼ 2ª cepillado de la superficie para eliminar la suciedad; ◼ 3ª humedecimiento del mortero; y ◼ 4ª aplicación del mortero nuevo. ◼ Se distingue un mortero ordinario para rejuntado normal, formado de seis partes de arena y una de cal hidráulica apagada, a la que se suma otra capa posterior de seis partes de mezcla con media de cemento, de uso inmediato. ◼ Mortero especial, para piedra blanda y ladrillo, de tres partes de arena y una de cal hidráulica apagada. Estructuras en ruinas ◼ Para estructuras de ladrillo y piedra, hay que usar técnicas tradicionales. ◼ Hay que proteger con sumo cuidado la parte interior y la inferior de las humedades, además de nivelar la parte superior de una pared, lo que compromete la integridad visual de una estructura en ruinas. ◼ Se han llevado a cabo muchos intentos para reforzar e impermeabilizar estructuras en ruinas utilizando soluciones y aditivos químicos, que han fracasado en su mayoría. ◼ Entre las soluciones citamos los silicatos, polímeros acrílicos, resinas de poliuretano, vinilos, silanos, emulsiones de asfalto y epóxidos. ◼ Entre los aditivos los cemento portland, cal hidratada, endurecedores y pegamentos. Estructuras en ruinas ◼ Para observar la aparición de grietas y los movimientos de la estructura se utilizarán testigos de yeso. ◼ Los refuerzos se harán con tirantes y varillas de acero, no se utilizarán metales férreos, pues la oxidación hace estallar la piedra; el bronce y el cobre también se corroen. ◼ También puede reforzarse sustituyendo las piezas por otras similares pero no iguales, para facilitar su identificación. Conservación Integrada ◼ Las pantallas de protección pueden ser de varios tipos: vegetales, aunque hay que tener cuidado con las raíces; pérgolas y armaduras, como el perspex ondulado, de color verde y reforzado con fibra de vidrio; y cobertizos de polietileno. ◼ Se entiende por conservación integrada cuando la conservación de un monumento conlleva la protección de su entorno inmediato. Principales métodos de protección ◼ Relleno de tierra del área o partes seleccionadas de la excavación; ◼ Cerramiento del yacimiento para mantener alejados animales y visitantes no autorizados, por ejemplo, en Israel se usan alambradas de espino; ◼ Construcción de sistemas de embalses y drenajes para evitar que circule el agua; ◼ Consolidación y cubrición de paredes o estructuras; ◼ Cubrición de los restos con planchas protectoras de materiales naturales o sintéticos; y ◼ Construcción de techos temporales. Plaza de la Encarnación Sevilla Formas de cubrición ◼ En la reconstitución de paisajes se utilizan plantas y árboles, sólo autóctonas, manteniendo el objetivo principal del yacimiento, en ningún caso cercas de estructuras de albañilería. ◼ La cubierta de césped se usa para definir plantas de construcciones antiguas en el suelo. La reconstitución hidrográfica, es decir con agua, también puede contribuir a la eficacia de la exposición. ◼ También se protegen las estructuras antiguas con techos y cobertizos. Cueva Pintada (Las Palmas) 5700 m2 Villa Fortunatus villa del Regadío El Molinete Alter do Chao Pinturas murales ◼ Forman parte de un conjunto monumental. ◼ Debe hacerse lo posible para conservar esas pinturas en su ambiente original. ◼ Su traslado desfigura el conjunto, solo se trasladarán si no hay otra medida de conservación. ◼ Las principales causas de deterioro de las pinturas murales son las mismas que afectan a las estructuras arquitectónicas, humanas (por activa y por pasiva) y naturales (humedades y sales). Transferencia de pinturas murales ◼ Strappo, que consiste en desprender la capa de pintura del sustrato tirando de un tejido adherido a la superficie de aquella. ◼ Stacco, se desprende la pintura, una vez cubierta con gasa y un lienzo junto con el sustrato, separado de la pared por cortes. ◼ Stacco a massello: consiste en separar la pintura y el sustrato junto con parte del soporte, previo revestimiento de aquella. Mosaicos ◼ La conservación deseable es la realizada en el lugar más próximo al hallazgo, aunque no es siempre posible. ◼ Se limpia la superficie y se levanta en áreas de 60 a 100 cm, cubriéndose con arpillera de yute y cola, se le añade harina en el supuesto caso de tener que enrollarlo para trasladarlo. ◼ Se insertan chapas de 60 cm de longitud entre el mortero subyacente y la grava del cimiento. ◼ Se coloca invertido sobre una tabla, se limpia el reverso y se aplica un mortero de cal y arena o, si el suelo se va a encharcar, de cemento portland (30 partes por 70 de arena). Mosaicos ◼ Conservación in situ mediante una cubierta de contacto: tela asfáltica que lo proteja de raíces e insectos, y sobre ella una capa de arena de río de 30/40 cm. de grueso, y una capa de tierra. ◼ Los plásticos sobre el mosaico no son aconsejables. ◼ Cubierta que posibilite la mínima protección ante los avatares del tiempo; medida inútil si no va acompañada de una pequeña infraestructura que posibilite la visita controlada y la restauración necesaria en el futuro. ◼ Para impedir el pisoteo se colocarán pasarelas metálicas, y se procurará evitar las escaleras, manteniendo las normas sobre disminuidos físicos. Villa romana del Casale Alter do Chao La Piedra ◼ En 1855 se patentó en Inglaterra el empleo de disoluciones de silicato de sodio o de potasio para la restauración de monumentos o esculturas. ◼ Antiguamente la piedra no llevaba tratamiento de protección, pero las decoraciones con pintura y dorados desempeñaron una función protectora. ◼ Las proliferaciones orgánicas se eliminan con un cepillado de la piedra con una solución acuosa de sílico-fluoruro de cinc al 2% o cloruro de magnesio o de cinc al 1’5%, si bien son perjudiciales en areniscas y calizas. La consolidación ◼ Función preventiva y provisional, reversible y superficial. ◼ El consolidante actúa como adhesivo, impregnando el objeto y reforzándolo. ◼ Tipos de consolidante: ◼ A) Las ceras sintéticas: microcristalinas y politienglicólicas. ◼ B) Las resinas sintéticas: termoplásticas y termoestables (epoxi y poliésteres). Consolidación ◼ Para la consolidación de hueso, marfil, madera y piedra in situ suelen emplearse resinas sintéticas diluidas - entre 2 y 15 %- en disolvente orgánico o emulsión (Xinocryl y Paraloid). ◼ En su defecto, almacenaje en bolsas de polietileno con un fungicida. ◼ Para pegar, limpiar previamente muy bien. Los pegamentos han de ser muy reversibles. Los adhesivos que se emplean normalmente son polímeros sintéticos. Se aplican de forma líquida, pasando posteriormente a sólida. Adhesivos ◼ Criterios: ◼ Grado de penetración, que dependerá de la viscosidad, tensión superficial y tiempo de secado. Contracción. ◼ Compatibilidad con el objeto. ◼ Exotermicidad/endotermicidad. ◼ Reversibilidad. ◼ Apariencia (coloración, brillo). ◼ Envejecimiento: cambios de color, insolubilidad, contracciones, alteraciones. El engasado de materiales arqueológicos ◼ Consiste en la aplicación sobre la pieza a levantar de capas de gasa embebidas en un producto sintético en disolución. ◼ El mismo tipo de resina que el empleado en la consolidación pero en concentración más elevada (25 al 30 %) o nitrato de celulosa (pegamento Imedio) disuelto en acetona. ◼ Al evaporarse el disolvente, la gasa permanecerá adherida a la pieza totalmente rígida. ◼ Otro procedimiento está en la aplicación de camas rígidas, como escayolas, ceras, resinas de poliéster y poliuretano. Consolidación de estratigrafías ◼ Objetivo: realizar futuras revisiones en el yacimiento, la preservación de agentes atmosféricos, o fines museísticos. ◼ Hay dos alternativas: ◼ a) Conservación in situ. ◼ b) Traslado de columnas estratigráficas. El embalaje de objetos arqueológicos ◼ Individualizado, en bolsas de polietileno. ◼ No se cerrarán totalmente hasta que los materiales se hayan secado o se les practicarán orificios de ventilación. Introducir gel de sílice y agente biocida. ◼ Para mantenerlas húmedas podemos emplear papel neutro o compresas humedecidas. ◼ No embalar de forma que los objetos puedan rodar en la caja o que queden aprisionados. El tamaño de las bolsas y cajas ha de ser adecuado con los materiales que contengan. ◼ No usaremos en contacto con las piezas algodón, papel higiénico o papel de periódico, que son neutros. Es preferible una de polietileno entre cajas más pequeñas. ◼ Se pueden usar cajas de madera o cartón, todas a temperatura entre 10 y 25ºC y humedad relativa de 45 y 60 %. ◼ Las cajas con material húmedo o embebido se conservarán en lugar frío y oscuro para evitar los microorganismos, y no se envolverán con papel. Transporte ◼ El considerable desarrollo de las exposiciones temporales ha traído como consecuencia el incremento del préstamo de obras de arte. ◼ Ocurre que los organizadores de una exposición insisten en obtener un objeto que consideran esencial. ◼ El propio transporte por definición parece algo efímero y que no constituye un peligro real en sí mismo. Pero sacar un objeto de su medio “habitual”, es ya de por sí un riesgo que puede contribuir a acelerar su degradación. ◼ También hay que tener en cuenta otros factores como golpes, luz, agua, humedad, insectos, microorganismos, el polvo depositado, etc. Museos de sitio ◼ Después de la excavación cuidaremos de la limpieza para la investigación, de la conservación y almacenaje estudiado y seguro de los objetos, y de la consolidación, protección y mantenimiento de los restos dejados en el campo. ◼ En este sentido, es aconsejable en opinión de la UNESCO, el establecimiento de Museos “in situ”. Pero hay reunir los siguientes requisitos: ◼ que los restos excavados merezcan ser presentados al público; ◼ que el lugar sea de fácil acceso; ◼ que las colecciones estén seguras; y ◼ que haya instalaciones de laboratorio para conservación e investigación. La planificación de la conservación ◼ Planear antes de realizar la excavación, siguiendo los siguientes principios: ◼ Suficiencia de recursos para la conservación, mantenimiento del yacimiento y almacenaje de los hallazgos. Como orientación, la Ley del Patrimonio Histórico Andaluz asigna hasta un 20% del presupuesto. ◼ Planeamiento anticipado de la conservación preventiva, estudiando las variables ambientales locales. ◼ Conocimiento suficiente del material cultural del lugar para asegurar su conservación. ◼ Durante la excavación se pueden controlar las condiciones ambientales, así como los procesos de embalaje y transporte.

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