Secuencia 11: Soberanos y Privados (1406-1452) PDF

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This document provides an analysis of Spanish history, focusing on the period 1406-1452, exploring themes of sovereignty and private affairs during this time period in the region's history. The text delves into various aspects including peace, stability, and political conflicts.

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Secuencia 11: Soberanos y privados [1406-1452] 1 – Buscando paz y estabilidad Los finales del siglo XIV estuvieron marcados por cierta búsqueda de equilibrio, tanto en el reino de Granada como en la parte cristiana, que no estuvo exenta de problemas. Si observamos el caso de Muhammad V de Granada,...

Secuencia 11: Soberanos y privados [1406-1452] 1 – Buscando paz y estabilidad Los finales del siglo XIV estuvieron marcados por cierta búsqueda de equilibrio, tanto en el reino de Granada como en la parte cristiana, que no estuvo exenta de problemas. Si observamos el caso de Muhammad V de Granada, notamos que su reinado no pudo ser continuo: después de gobernar Granada desde 1354, sufrió un eclipse entre 1359 y 1362, por la intervención de Muhammad VI, apodado “El usurpador”. Sólo en 1362 volvió a reinar Muhammad V, con la ayuda de Castilla, de la que se hizo vasallo, pagándole un tributo a cambio de protección armada contra las ambiciones de la nobleza granadina En la parte cristiana, la alianza entre los tres reinos más poderosos, Castilla, Aragón y Portugal, fue un objetivo reiterado, como lo muestran los dos casamientos del rey Juan I de Castilla [1379-1410]. En primer lugar, el rey Juan I de Castilla [1378-1390] contrajo matrimonio con Leonor de Aragón, hija del rey Pedro IV. De su unión nacieron dos infantes, Enrique y Fernando, destinados ambos a ser reyes. El primogénito reinó con el título de Enrique III de Castilla [1390-1406]. El segundo, Fernando, luchó primero en nombre de Castilla, ganando la batalla de Antequera en 1410, en que ganó el apodo de “El de Antequera”. En 1412, accedió al trono de Aragón como Fernando I, por ser nieto de Pedro IV de Aragón [1336-1387], después de la muerte sin heredero de su tío Martín I [1395-1410]. El objetivo era, firmando el “compromiso de Caspe”, asegurar la continuidad del reino privado de heredero por vía directa y confirmar la alianza entre Castilla y Aragón. Leonor de Aragón murió de sobreparto en 1382, por lo cual volvió a casarse Juan I, privilegiando una alianza con el reino de Portugal, ya que la ceremonia se acompañó de la llamada “Paz de Elvas” entre Castilla y Portugal. Beatriz era infanta heredera del reino de Portugal, y fue proclamada reina después del asesinado de su padre Fernando I de Portugal en 1383. Juan I y Beatriz enfermaron ambos en 1384, como consecuencia de una nueva epidemia de peste, lo que se acompañó de una rebelión en Portugal contra Juan I, quien pretendía reinar en nombre de su esposa Leonor. El duque de Lancaster apoyó a los portugueses que consiguieron derrotar el ejército castellano en la batalla de Aljubarrota. Juan I renunció entonces a imponerse como rey de Portugal y preparó el casamiento de su hijo Enrique ˗futuro Enrique III de Castilla [1390-1406]- que sólo tenía 9 años. Se avino con el duque de Lancaster para casar a Enrique con Catalina de Lancaster su hija, también nieta de Pedro I de Castilla, en edad de 14 años. Con ese casamiento, se conseguía la paz con Inglaterra, enemiga de Castilla desde la Revolución Trastámara, y se unía la rama bastarda con una heredera de la familia real anterior. 2 – Minoridades e inestabilidad política Enrique III de Castilla, el Doliente [1390-1406] Los intentos de conseguir una paz duradera fueron perjudicados por la muerte prematura de Juan I en 1390. Cuando sufrió Juan I un accidente de caballo, el príncipe Enrique III sólo tenía 11 años. Las cortes exigieron que el consejo de regencia no estuviera compuesto exclusivamente de miembros de la familia real, con el fin de evitar nuevas guerras civiles entre nobles de alto rango. El consejo de regencia incluyó pues a dos representantes de la alta nobleza y a seis de la baja nobleza, que actuaban como contrapoder. La juventud del rey, y su mala salud, no propiciaron un buen clima en Castilla. El rey fue apodado “El Doliente”, lo que favoreció un clima de tensión y despertó ambiciones políticas en los que esperaban que se muriera el príncipe, demasiado joven para tener heredero. Dicho clima, así como las consecuencias de años de crisis económica, desembocó en persecuciones anti-judías de gran importancia en 1391 y llevaron en 1393 a declarar mayor de edad a Enrique III con 14 años. A pesar de su temprana edad, mostró eficacia y autoridad, pero murió en 1406, abriendo un nuevo y largo período de regencia. Juan II de Castilla [1406-1454] Cuando murió Enrique III en 1406, el infante don Juan, futuro Juan II [1406-1454] sólo tenía un año. Los miembros de la familia real no aceptaron un consejo de regencia que los excluyera. Catalina de Lancaster, madre del infante, y el infante Fernando, hermano de Enrique III y futuro rey de Aragón, compartieron la regencia, prometiendo velar por el interés de la Corona. Sin embargo, las tensiones entre ambos eran tales que las Cortes intervinieron para imponer una división de las áreas de poder de cada uno. A la regenta Catalina de Lancaster correspondieron la custodia del rey, así como las tierras de Castilla y León. Al regente Fernando de Antequera correspondieron Toledo, Extremadura, Murcia y Andalucía, porque fue considerado más eficaz para llevar a cabo la protección de las fronteras contra el reino granadino que levantaba la cabeza, aprovechando la minoridad del rey. La influencia del regente fue aumentando con las victorias militares, entre las cuales destaca la de Antequera de 1410, y con la corona de Aragón. Cuando Juan II cumplió 14 años, fue declarado mayor de Edad, pero no por ello terminó la influencia aragonesa, porque el rey de Castilla casó con María de Aragón, hija de Fernando de Antequera. De su unión nació el futuro Enrique IV de Castilla [1454-1474]. Luchas dinásticas en el reino de los nasríes o nazaríes de Granada Los soberanos granadinos no pudieron aprovecharse mucho de la inestabilidad política en los reinos católicos, por la unión varias veces sellada entre Castilla y Aragón, pero también por la situación de conflictos políticos permanentes. Buen testimonio de ello es el hecho de que, entre 1391 y 1452, se sucedieron en el trono de Granada 14 soberanos. Podemos observar la lista de los soberanos, para apreciar las huellas de lo que evoca una situación de guerra civil casi permanente. Los sultanes de Al-Andalus entre 1391 y 1452 son los siguientes: 1391-1392 : Yusuf II (hijo del anterior) 1392-1408: Muhammad VII (hijo del anterior) 1408-1417: Yusuf III (hermano del anterior) 1417-1419: Muhammad VIII El pequeño (hijo del anterior, 8 años) - un visir asume el poder 1419-1427: Muhammad IX (nieto de Muhammad V) 1427-1429: vuelve Muhammad VIII 1430-1431: vuelve Muhammad IX 1431-1432: Yusuf IV (primo lejano del anterior) 1432-1445: vuelve Muhammad IX Enero-junio 1445: Muhammad X (hermano de anterior) 1445-1446: Yusuf V (primo de Muhammad VIII) 1446-1447: vuelve Muhammad X (primo lejano del anterior) 1447-1453: vuelve Muhammad IX (hermano del anterior) 1451-1452: Muhammad XI El chiquito (hijo de Muhammad VIII) Los colores permiten seguir con mayor facilidad los vaívenes de determinados soberanos, expulsados del trono sin renunciar del todo a recuperarlo, lo que consiguieron en ocasiones, no sin combates y represalias sangrientas, que debilitaron el poder musulmán e impidieron la realización del sueño reconquistador. Si observamos el caso de Muhammad VIII, notamos que fue apodado “El pequeño”, por tener sólo 8 años cuando heredó el trono, lo que permitió que un visir asumiera el gobierno en su nombre, y provocó la rebelión de un hijo de Muhammad V, quien usurpó el poder entre 1419 y 1427. Ya mayor de edad, muhammad VIII reconquistó el poder con las armas. 3 – Visires y privados: los Abencerrajes y Álvaro de Luna Los Abencerrajes (familia de los Banu Sarray) Cuando Yusuf III murió en 1417, dejó a su hijo menor Muhammad VIII en manos de su visir Ali al-Amin, relacionado con la familia árabe de los Abencerrajes, última en reinar en Granada. No se contentó el visir con asumir la regencia, sino que llevó a cabo una guerra civil contra la nobleza heredera de los soberanos beréberes almorávides [1085-1145] y de los beréberes almohades [1147-1226]. Defendió la persona del rey, afirmando así la dominación de los árabes, y particularmente de los nasaríes que reinaron en Granada a partir de 1238. Sin embargo, se hizo con el poder efectivo, ampliando el protagonismo de su familia (los Banu Egas o Venegas en las crónicas cristianas) y de sus aliados. Álvaro de Luna [1390-1453]: privado de Juan II En Castilla observamos el mismo fenómeno con la figura de Álvaro de Luna. Por un lado, Álvaro de Luna, criado con el rey, lo defendió en 1420 cuando su primo y cuñado Enrique de Aragón lo atacó en Tordesillas, con la voluntad de quitarle su reino. También manifestó su deseo de afirmar la figura del rey de Castilla frentre a los infantes de Aragón, hijos de Fernando I, cuando los derrotó en Olmedo en 1445, consiguiendo expulsarlos de Castilla. Cuando murió la esposa de Juan II, María de Aragón, hija de Fernando I, Álvaro de Luna quiso confortar la independencia de Castilla casando al rey Juan II con Isabel de Portugal. Sin embargo, no fue del gusto de la nobleza castellana el poder asumido por Álvaro de Luna que actuaba más como regente que como brazo armado del rey, conocido por preferir la vida de corte a la administración de su reino. La reina Isabel no aceptó la situación y obtuvo del rey la ejecución del privado Álvaro de Luna. De la unión de Juan II con Isabel de Portugal nació la futura Isabel I de Castilla.

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