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Apología de la hazaña montañista del Dr. Alfredo MacKenney - 2002 PDF

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DazzlingSynthesizer8359

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2002

Dr. Carlos E. Beteta M.

Tags

volcán Pacaya ascensiones montañismo historia de Guatemala

Summary

This document is an account of the ascent of Dr. Alfredo Hugo MacKenney Fleishmann to the Pacaya volcano. It details his 1000 ascents and the historical context encompassing the event. It also features biographical information about the author and describes the record.

Full Transcript

Apología de la hazaña montañista del Doctor Alfredo Hugo MacKenney Fleishmann "1000 ascensos al volcán Pacaya" Dr. Carlos E. Beteta M. Guatemala, 7 de abril del 2002 El domingo 2 de agosto de 1998, tuve la siempre agradable experiencia- por la gentil invitación que me hiciera mí querido amigo e...

Apología de la hazaña montañista del Doctor Alfredo Hugo MacKenney Fleishmann "1000 ascensos al volcán Pacaya" Dr. Carlos E. Beteta M. Guatemala, 7 de abril del 2002 El domingo 2 de agosto de 1998, tuve la siempre agradable experiencia- por la gentil invitación que me hiciera mí querido amigo el Dr. Alfredo MacKenney Fleishmann -, de compartir nuevamente con él la celebración de una centena más de ascensos al volcán Pacaya; en esta ocasión fue la número 9, es decir, ¡900 ascensos! Fue una celebración muy significativa para todos los que amamos la montaña y admiramos a nuestro amigo. En esta oportunidad me referiré a su ascensión número 1000, una hazaña digna de ser conocida por todo lo que implica su consecución. El domingo 7 de abril del 2002 nuevamente gocé el privilegio de acompañar a mí muy estimado amigo Dr. Alfredo Hugo MacKenney Fleishmann en su tan esperada ascensión N° 1000 al volcán Pacaya, en el Departamento de Escuintla, Guatemala. Tal como lo hicimos notar cuando culminó sus 900 ascensos, esta es una hazaña deportiva aún más relevante, imposible de repetir por montañista alguno, que adquiere *per sé* la categoría de Récord Mundial para la posteridad. Deseo presentar inicialmente a ustedes una sucinta semblanza de la persona del Dr. MacKenney, que muestre la imagen de él tal como muchos de sus amigos lo conocemos. Alfredo MacKenney Fleishmann nació en la ciudad de Guatemala el 26 de agosto de 1931, hijo de Don Antonio MacKenney y Doña Johanna Fleishmann, recibió educación primaria en el Colegio Alemán y Liceos Guatemala y Americano en la ciudad de Quetzaltenango y la secundaria y Highschool también en el Liceo Americano de la misma cabecera departamental. Luego ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de San Carlos de Guatemala, donde obtuvo el Título de Médico y Cirujano el 10 de agosto de 1959, iniciando su práctica médica institucional y privada en el Hospital Hermano Pedro. Contrajo matrimonio con la Srita. Luz Egurrola, de cuya feliz unión nacieron cuatro hijos: María Isabel, Ana Lucía, Carlos y Antonio. El Dr. Alfredo MacKenney, es un reconocido médico y cirujano guatemalteco, muy apreciado en todos los círculos sociales de nuestro país, quien ha practicado su profesión con el más alto sentido humanitario, responsabilidad y entrega; ya que ha ejercido su práctica profesional sin el más mínimo interés de lucro durante más de 43 años, profesión que ha beneficiado a muchas generaciones de familias, amigos y colegas, que lo buscan fielmente con confianza, cariño y mucho agradecimiento y que lo hacen digno de todo reconocimiento. Alfredo es por otro lado, una persona humilde, sencilla, modesta, amable, generosa y gentil, y para los que tenemos la suerte de conocerlo compartiendo nuestra amistad, encontramos en él al incondicional, fiel y leal amigo, y para los que aún más tenemos el privilegio de compartir con él el deporte de sus amores, el montañismo, tenemos en Alfredo al ideal compañero de montaña; siempre dispuesto a compartirlo todo con la alegría contagiosa de su simpática personalidad. Junto a Alfredo esta Luz, su esposa, excelente montañista también; quien le ha brindado su irrestricto apoyo, estímulo y amor; contribuyendo así al incomparable triunfo montañista de su esposo, a quien por ello queremos rendirle homenaje con esta sencilla pero muy sentida apología de su memorable hazaña. El Dr. MacKenney practica el montañismo, o mejor dicho, el excursionismo, desde 1948, cuando gustaba de aventurarse en grutas y siguanes, ríos, montañas, sitios arqueológicos y volcanes; siendo el Cero Quemado en Quetzaltenango, el primer volcán que ascendió en 1941. Empezaremos ahora por hacer una breve reseña de la hazaña motivo de esta Apología, dando algunos datos de interés: El 10 de marzo de 1961, a las 13:45 horas, el volcán Pacaya hizo erupción por el lado de la Aldea Cachaginas, después de 115 años de inactividad; ya que la última erupción fue según Robert Dunlopp, en 1846. Luego de esta erupción el volcán se apagó y fue hasta 1962 cuando la cumbre del volcán colapsó como consecuencia del socavamiento de su base, y tres años más tarde, 11 de julio de 1965, fue cuando inició de nuevo su actividad, la cual ha sido prácticamente ininterrumpida hasta la fecha. El Dr. MacKenney inició los ascensos al volcán en 1961, pero el conteo para el récord que hoy ostenta, lo inició hasta el 11 de julio de 1965, lo cual representaría aproximadamente unos 25 ascensos más no contabilizados para para efectos de dicho récord. La primera erupción fuerte del Pacaya fue el 19 de octubre de 1965. En 1967 el geólogo guatemalteco Otto Borenberger, propuso que al nuevo cono que se formó dentro del cráter original, consecuencia del colapso de 1962, se le llamara Pico MacKenney. La Asociación Smithsoniana de New York, lo llamó oficialmente "Cono MacKenney" en 1975. Ya en 1981 aparece con ese nombre en el libro oficial del museo "Volcanes del Mundo". Como dato curioso, en Guatemala fue reconocido con ese nombre por el Ministerio de Educación Pública hasta 1984, durante la gestión presidencial del General Humberto Mejía Víctores. Hemos de hacer aquí el reconocimiento de la paternidad del volcán Pacaya para el Dr. Alfedo MacKenney por lo siguiente: Cuando se reinició la actividad del volcán el 11 de julio de 1965, esta se mantuvo ininterrumpida los siguientes meses y luego de un corto período de calma, inició en el fondo del cráter colapsado, la formación o el nacimiento de lo que más tarde se llamaría el Cono MacKenney, tal como se le ha visto desde entonces, por supuesto con los continuos obligados cambios topográficos debidos a la actividad eruptiva del volcán. Pues bien, el nacimiento de Cono MacKenney predecesor del actual volcán tan cómo se le ve, comenzó con un trabajo de parto que duró como dos o tres semanas con retumbos, emanaciones de gases y más calor en el fondo del cráter colapsado; luego dio comienzo el alumbramiento del cono propiamente dicho el 15 de abril de 1966, inicialmente vigilado por Alfredo y Luis Padilla como atentos ginecólogos, para terminar el día siguiente 16 siendo asistido nuevamente por Alfredo, acompañado esta vez por Luis Lara (QEPD), y Carlos Beteta, este último como pediatra que es, y para quien fue un privilegio poder asistir en este magno nacimiento. Cuando el bebé de volcán emergía de ese fondo, alcanzaba apenas unos 3m de altura. Con celo paternal en 1000 visitas subsecuentes, Alfredo ha seguido de cerca el crecimiento y desarrollo de dicho de ese bebé, el cual desde entonces ha crecido aproximadamente unos 300m de altura, y sobrepasado en más o menos 20m, la antigua cumbre del volcán. Juzgue el amable lector si no es más que merecido, que al Dr. Alfredo MacKenney se le considere como padre putativo del volcán, que estará llegando a sus 36 años de edad dentro de 9 días el próximo 16 de abril, bajo la protectora mirada de su querido papá. El Dr. MacKenney ha sido invitado a dictar conferencias en México, Chile, Centro América y en innumerables ocasiones en nuestro país; sus fotografías han sido premiadas por el Museo de Historia Natural de EU y en la Segunda Reunión de Geólogos de América Central en 1966; y han aparecido también en la revista Rider´s Digest. Sus observaciones sobre el volcán Pacaya han sido ampliamente mencionadas en varios libros de vulcanología. En el libro "Le Fev de La Terre", de Jaroun Tazieff; editado por Gaumont Televisión en febrero/93, se le dedican a Alfredo en el capítulo 4 sobre América, algunos comentarios y se publican algunas de sus fotografías. Para ahondar un poco más sobre la polifacética personalidad del Dr. MacKenney, he de decirles que como montañista le han sido otorgados muchos premios y reconocimientos, entre los que podemos destacar: "Premio Guatemala", en junio de 1964, por haber ascendido los 38 volcanes de Guatemala, siendo el octavo montañista miembro de la Asociación de Andinismo de Guatemala en lograrlo. "Premio Walter Peter", por ascender los 25 volcanes más altos de Guatemala,"Premio Maya", por ascender los 13 volcanes mayores de 3000 ms.n.m.; "Premio Pacaya de Oro", por las primeras 200 ascensiones al volcán Pacaya, y en cada centena más de ascensos, se lleva a cabo el merecido reconocimiento y una alegre y muy concurrida celebración en la "meseta" de su volcán. Ha ascendido también la mayoría de volcanes de Centro América. Es Miembro Honorario de la Federación Guatemalteca de Andinismo desde el 4 de agosto de 1984. La Asociación Guatemalteca de Andinismo le dedicó la "V Triatlón de Montaña" llevada a cabo el 22 y 23 de septiembre del 2001. La misma Asociación le dedica el "Ascenso Ecológico al Volcán de Agua" en mayo de 1999. Más recientemente, con ocasión de celebrarse las Bodas de Oro de la Asociación Guatemalteca de Andinismo en octubre del 2001, le fue impuesto el Pin Conmemorativo. Finalmente el día de hoy, junto a esta apología, se le hace entrega en nombre del "Grupo de Montañismo Tzuul Tak´a" y de la Asociación Guatemalteca de Andinismo; la plaqueta por el "Primer Premio Dr. Alfredo MacKenney Complejo Volcánico Pacaya", instituido por ambas entidades por medio del acuerdo resolutivo respectivo. Poniendo en evidencia su gran conocimiento sobre los múltiples sitios arqueológicos existentes en Guatemala, y reafirmando la versatilidad de las actividades que el Dr. MacKenney desarrolla; ha construido varias maquetas de los más importantes de ellos, que se encuentran exhibidas en diferentes museos de la República: Maqueta de la Acrópolis de Piedras Negras y seis etapas de la construcción de la Acrópolis de Uaxantún. Museo Nacional de Historia. Maquetas de Tikal y Zaculeu. Museo de Arqueología y Etnología. Maqueta de los detalles de la Acrópolis Norte de Tikal. Museo Popol Vuh. Maqueta del Sitio arqueológico de Iximché. Museo de Tecpán. Maqueta del Sitio Arqueológico Topoxté. Museo de Yaxá Maqueta del Sitio Arqueológico de Ceibal. Museo de Ceibal. Maqueta del Sitio Arqueológico Dos Pilas. Edificio del Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT) Maqueta del Sitio Arqueológico Tikal. Museo de Tikal. Maqueta del Observatorio Astronómico de Uaxantún en julio del 2001, entregada a la Municipalidad de Cobán, para ser expuesta en el Museo local Chutix-Tiux. Maqueta del Sitio Arqueológico de Piedras Negras. Museo de Historia. Maqueta del Sitio Arqueológico de Uaxantún. Museo de Historia. En otra de las múltiples y variadas actividades que lleva acabo el Dr. MacKenney, destaca su enorme interés por los diferentes aspectos folclóricos sobre costumbres y tradiciones de los pueblos, aldeas y caseríos de Guatemala; interés que le ha llevado a conocer los lugares más recónditos a lo largo y ancho del país. En relación con lo anterior, recientemente la Cinemateca Universitaria de la Universidad de San Carlos De Guatemala, lo ha invitado para participar en la "Operación Rescate de las Películas de Folklore Guatemalteco y Erupciones del Volcán Pacaya" La hazaña del Dr. MacKenney al ascender 1000 veces el volcán Pacaya se dice fácil, pero a manera de curioso análisis estadístico, les diremos que dicha proeza represente entre muchos, los siguientes datos: Inició los ascensos contables hace 36 años, 8 meses y 26 días, el 11 de Julio de 1965, que corresponden a 13406 días. El recorrido hecho para esta hazaña suma 123,800 km (3.08 veces la circunferencia ecuatorial de la Tierra), divididos en 102,000 km sobre carretera asfaltada, 10,000 km sobre camino de terracería y 11,800 km de caminata propiamente dicha. (promedio de 9km por ascenso simple). En relación con esto último, se debe de tomar en cuenta que la caminata de reconocimiento por los alrededores del macizo volcánico, especialmente durante las décadas del 60 y 70 o cuando se desciende por el Cerro Chino, representa un recorrido más largo que el promedio de un simple ascenso al volcán, por lo que en justicia se debe agregar un mínimo de 2.8 km porcada ascenso al total de la caminata efectiva. En cuanto al tiempo de permanencia en el volcán, incluyendo el tiempo de ascenso y descenso, es un promedio de 7 horas por vez, tomando en cuenta que en innumerables ocasiones, el Dr. MacKenney ha ido a quedarse el día y a veces la noche, para lograr las mejores fotografías de día y al atardecer. Este promedio de estancia hace un total de 7000 horas, o lo que es lo mismo que haber estado 291 días 16 horas en su volcán. Durante sus ascensos, el Dr. MacKenney ha tomado aproximadamente 36000 fotografías solo al volcán y filmó cine durante 18 años de 1962 a 1980, y un poco de video en los últimos años. Para seguir con los datos estadísticos interesantes de este impresionante record montañista, el Dr. MacKenney ha utilizado 2 vehículos casi en forma exclusiva para llevarlo a cabo; el primero un Jeep modelo 1962 y luego un Land Rover modelo 1973 y cuatro días después de su ascenso número 900, adquirió una camioneta Land Cruiser modelo 90 la cual le ha acompañado en las últimas 100 ascensiones, y que ojalá simbólicamente lo acompañe a la consecución del ascenso número 2000... Durante el recorrido de sus mil ascensos, sus vehículos consumieron un promedio de 4000 galones de combustible y a su vez el Dr. MacKenney ingirió aproximadamente 3000 litros de bebidas hidratantes de varias clases... Durante estos casi 37 años de "pacayismo", es de mencionar la destrucción de varias mochilas (4 Lafuma clásicas), múltiples prendas de vestir, 12 pares de botas; unas rotas y otras quemadas, y en las piedras de lava ha quedado mucha piel sangrante de diferentes partes del cuerpo... del doctor. Como dato significativo de la determinación inquebrantable por llevar a cabo semejante empresa, presento un estimado de los costos que en el aspecto propiamente económico representa este récord, aunque este cálculo es sumamente difícil, por las frecuentes devaluaciones que ha sufrido nuestra moneda frente al Dólar Americano en este largo período de más de 36 años; lo hemos hecho en base a esta última moneda para que sea más ajustado a la realidad y poniéndole precio mínimo a los a los diferentes rubros, cuidando de no sobrevalorar el total. Los gastos tomados en cuenta son los siguientes: Un vehículo Jeep/62, un Land Rover/73y un Land Cruiser/90 (por poco tiempo), 80 servicios de mantenimiento y reparaciones, 4000 galones de combustible, 48 llantas, 8 mochilas, 14 pares de botas, 37 camisas, 22 pantalones, 111 pares de medias, 4 cámaras fotográficas 1000 rollos de película fotográfica, 6200 pies de película cinematográfica, alimentos para 1000 ascensiones, y un rubro de gastos varios (parqueo, propinas, etc.), todo esto hace un gran total aproximado de \$84,611.00 equivalentes a ¡ Q676,888.00 ! Cuando uno analiza fríamente los números y se pregunta ¿Por que qué invertir semejante cantidad de dinero?, muchos no podrán encontrar una "razonable" justificación del costo/beneficio; solo si se introdujeran en el subjetivo campo de las satisfacciones personales de Alfredo, si penetraran en lo más profundo del corazón de este singular montañista, quizás lo entenderían, y entonces, y solo entonces justificarán esa inversión. De hecho, cuando le preguntamos el por qué de esta aventura, nos respondió: "Porque mirá, te voy a decir una cosa; la erupción de un volcán es el espectáculo más lindo que la Naturaleza nos puede ofrecer, y esto lo tiene uno a dos horas y aproximadamente a 60km de distancia de su casa, es un lujo que no puede despreciarse. Más fácil no podría ser." Y cuando le inquirimos sobre cómo inició esta aventura, nos dijo: "Hay una cuestión, cuando fuimos la primera vez dijimos: tenemos que volver la semana entrante para ver cómo estará el volcán; la siguiente semana dijimos lo mismo, y así cada vez que veníamos, hasta que pasaron ya más de 36 años\... "Por otro lado, creo que esta hazaña fue posible porque siempre encontré a alguien que me acompañara, de hecho, solo muy ocasionalmente me vi obligado a hacer el viaje en solitario..." Aunque cada uno de los datos estadísticos mencionados anteriormente, pueden constituir *per sé* records mundiales; existen otros que además de datos inverosímiles, son anécdotas dignas de ser contadas: Alfredo es el montañista que más veces ha sido asaltado en el volcán Pacaya: ¡5 veces! Y aunque nunca ha tenido que lamentar ninguna agresión física, el peligro de perder la vida ha sido potencialmente inminente, ya que lo han encañonado personas que en un momento dado pudieron perder la serenidad y provocar una tragedia. Ahora quiero referirme a la parte anecdótica de estos asaltos, porque creo que lo ocurrido a Alfredo, es algo que pasa a la categoría de lo insólito, en lo que a asaltos se refiere. Cuenta el Dr., que habiéndose oído ya de asaltos en ese volcán allá por los años de 1981-82, se comentaba sin embargo, que a él y sus acompañantes no les había sucedido nunca nada. Pero en la primera ocasión en 1983, yendo acompañado por un solo amigo, Alfredo le dijo: "Fijate que tengo la corazonada de que nos van a asaltar", y así fue, pues al poco rato de la nada apareció un enmascarado quien les dijo: "Tírenme las carteras y tírense al suelo", el acompañante del Dr. Le dijo entonces: "¿No te das cuenta a quien estás asaltando?, él - señalándolo -es el Dr. MacKenney quien seguido viene al volcán"; el asaltante responde: "Que me perdone el Dr., pero es que estoy en una gran necesidad"; entonces Alfredo le da Q5.00 y el saltante le dice: " Que Dios se lo pague Doctor" y se fue. El 1 de mayo de 1995, acompañado esta vez por dos amigos: Eduardo Granados y Rolando Ortíz, fueron interceptados de frente por un sujeto ya en el descenso, quien les preguntó: "¿Y ustedes qué andan haciendo por aquí?", respondiéndole Rolando: "Nosotros venimos todos los domingos, él- señalando a Alfredo -es el Dr. MacKenney". El sujeto vuelve a preguntar: "¿Y nunca los han asaltado?", respondiendo Rolando: "Gracias a Dios no, hemos tenido suerte". En ese momento el sujeto desenfundó una escuadra y les dijo: "Pues se les terminó la suerte, miren atrás". Efectivamente, atrás a derecha e izquierda, estaban otro dos sujetos, uno con una pistola y el otro con dos machetes. Acto seguido les pidieron todo lo que llevaban: mochilas, billeteras, relojes, plumas, dinero, navajas, anteojos, etc., Rolando con mucha sangre fría les dice: "Muchá por favor, devuélvanme mí licencia, a ustedes no les va a servir para nada", el que funge como jefe le dice a tro: "Vos, devolvele los papeles", ; Rolando vuelve a decir: "Y mí pluma muchá, es un recuerdo de mí recibimiento y tiene mucho valor para mí", el jefe ordena:" Dale la pluma también vos", y Rolando insiste:" Y la navaja muchá, también me la regaló mí papá, está ya vieja, pero para mí es un gran recuerdo", el jefe dice: "Dale la navaja también" Al ver esto, Alfredo les dice" Muchá, mí reloj es un recuerdo de familia, no vale nada para ustedes". En este momento el jefe se quedó callado, igual que Guayo que era al único que le habían robado Q80.00. Rolando, en un último intento por recuperar algo más y aprovechándose de la benevolencia de sus asaltantes, con mucho sentido del humor les dice: "De paso que nos dejaron sin siquiera para una cervecita al bajar"; y el ladrón dice: "¿Y ustedes chupan pues?", y Rolando le contesta: "No, pero después del ejercicio y el susto cae bien una cervecita", el ladrón dice a su compañero: "Va pues, devolveles veinte pesos vos". Finalmente los dejaron seguir descendiendo y los perdieron de vista, pero Alfredo no recuperó su reloj... En febrero de 1995, en ocasión de ir acompañando a un grupo de ciudadanos chilenos quienes llevaban un sofisticado equipo de filmación, y estando ya cerca del "Monumento", camino al cráter; Alfredo quien iba a la cabeza vio a cierta distancia a tres tipos, dos con rifles, y uno con machete, quienes al acercarse les dijeron la consabida frase: "Esto es un asalto", Alfredo se adelantó un poco y le dijo al "jefe" en voz baja: "fíjese que este es un grupo de gentes muy importantes, si ustedes los asaltan, mañana tienen a todo el ejército con helicópteros y todo lo demás, hasta agarrarlos a ustedes, así que mejor déjenlos pasar. "Bueno", le dijo el asaltante y agregó: "A nosotros no nos interesan las cámaras y cosas, se las devolvemos, solo queremos- apuntándole con el rifle -- una contribución "voluntaria" entre los turistas". En el grupo estaba una dama, quien preventivamente había distribuido su dinero en varias bolsas; sacaba billetes y los volvía a meter, hasta que encontró el que quería entregar; al finase reunieron Q85.00 y los asaltantes se retiraron, y la expedición siguió sin más contratiempos. En otra ocasión en 1996, también fue asaltado por tres individuos al ir bajando, quienes les quitaron las mochilas- menos la de Alfredo "por vieja y fea" (era una Lafuma, como las de la Legión Extrangera )-- según palabras de los propios asaltantes -. Los mantuvieron escondidos sentados fuera de la vereda, mientras pasaba otro grupo de turistas hacia arriba; después de algunos minutos, les pidieron que siguieran hacia abajo sin volver a ver, mientras ellos subían a asaltar al otro grupo. Otro asalto más afortunadamente sin consecuencias que lamentar. Esta vez eran tres sujetos, uno con pistola, otro con machete y el tercero con un tosco objeto que él llamaba "bomba", pero tan rudimentario, que parecía todo menos una bomba. Les fueron robadas pertenencias personales sin importancia y algunos Quetzales que ya se tenían presupuestados para eventualidades como: "por aquello de los asaltos". En 1965 o 66, no se recuerda muy bien, la Revista Science, le otorga a Alfredo el Primer Premio por una fotografía del Volcán Pacaya, consistente en 50 números de la Revista de Historia Natural; pero le dicen que quieren una foto suya para ponerla con la del volcán en la portada de la revista; sin embargo, Alfredo no tenía ninguna foto suya en el volcán en las últimas 200 ascensiones, por lo que ineludiblemente tiene que ir a la montaña con su amigo Rolando Ortíz para que le tome algunas. Ya fuera de los asaltos, y a modo de anécdotas también, nos referiremos a la temeridad de Alfredo, la cual durante esos 36 y pico de años ha llegado a extremos tales como pisar y saltar ríos de lava, arruinar por el excesivo calor dos o tres cámaras fotográficas al acercarlas demasiado a la lava, escalar y asomarse al borde mismo del cráter a veces durante el corto lapso de 15 segundos de tiempo, que transcurría entre una y otra explosión. De esto fuimos testigos oculares. Durante esta "empacayada" de 36 años y más de duración, un grupo de amigos lo hemos acompañado "turnándonos" por períodos variables de tiempo, ya que ninguno podía ser capaz de mantenerse a su lado todo el tiempo. Hoy vemos con agrado cómo al final de las "1000", ese grupo aún lo acompaña fiel y cariñosamente. Hemos de mencionar especialmente a los que lo acompañaron en su primera ascensión, siendo ellos: Walter Peter (QEPD), Rafael Garavito, Enrique Martínez y Carlos Phral. Después vino una pléyade de amigos montañistas quienes compartimos con Alfredo muchas ascensiones; menciono aquí a los más asiduos, y pido disculpas a alguien que involuntariamente pudiera omitir: Rolando Ortíz, Jorge Vaca, Luis Lara (QEPD), Eduardo Granados, Carlos Beteta, Heda Koegler, Miguel Suárez, Adolfo Menéndez, Leonel y Luis Padilla, Alejandro Contreras y Héctor Menéndez. Sirva esta apología de la hazaña de nuestro querido amigo, como un sencillo homenaje a su tenacidad, a su perseverancia, a esa inquebrantable determinación por querer seguir la evolución de los cambios que el volcán sufría al pasar de los días, luego los meses y finalmente sin pensarlo, los años. Estar al lado de su volcán en esa forma, es como si fuera su padre adoptivo. Quiero aprovechar la ocasión para dejar constancia de tres iniciativas. La primera, la cual ha sido muy comentada entre diferentes grupos de amigos, instituciones y especialmente entre sus compañeros montañistas y que se refiere a llevar a cabo los diferentes trámites ante las instituciones encargadas (CDAG, Federación de Andinismo, Asociación de Andinismo del Departamento de Guatemala, Ministerio de Cultura y Deportes, Ministerio de Educación y otros), que culminen con la inscripción de la hazaña del Dr. MacKenney en el Libro de Récords Mundiales Guinness; para lo cual estaremos dispuestos a aportar los testimonios que nos sean requeridos. Por otro lado y a manera de iniciativa personal, deseo sugerir el cambio del nombre del Volcán Pacaya, por el de "Volcán MacKenney"; porque creo que sería un justo reconocimiento a un deportista que ha impuesto un récord que tendría una repercusión mundial, poniendo en alto el nombre de Guatemala; récord que -- léase bien --no podrá ser superado de ninguna manera por las características tan peculiares del mismo, y porque estoy seguro que el mismo volcán- si pudiera hacerlo --se sentiría orgullo y honrado de ser adoptado por el que ya es conocido como el "Padre del Volcán Pacaya": el Dr. Mackenney. Tal como se ponen nombres propios a estadios, parques, edificios, calles, etc., y habiendo ya antecedentes similares para otras montañas y picos como: Pico MacKinley (EU), Volcán Nevado de Ruiz (Colombia), y otros, ¿Por qué no podemos tener en Guatemala un Volcán MacKenney? Hay que agregar a lo significativo de esta proeza, el hecho de haberla llevado a cabo sin ningún tipo de ayuda por parte de alguna institución o patrocinio comercial, como es la regla en la mayoría de atletas "modernos"; y conociendo la personalidad modesta y humilde de Alfredo, tampoco ha insinuado siquiera reconocimiento alguno; su proeza la ha llevado a cabo única y exclusivamente por amor a su deporte: el montañismo, y cuyos logros nos enorgullecen a todos y ponen en un alto sitial a Guatemala. Finalmente existen innumerables antecedentes de entrega de la Órden del Quetzal con el único interés político de" quedar bien" con otros gobiernos- porque no es con sus pueblos -- o de haber sido entregada a personas sin tener merecimiento alguno; así también el de personas a quienes teniendo los méritos suficientes, no se les ha otorgado. Los que conocemos la prolífera trayectoria del Dr. MacKenney como persona, como médico y como deportista, sabemos que él **SÍ** se merece con creces los tres reconocimientos: La Órden del Quetzal, cambiar el nombre del volcán por el de Volcán MacKenney y el de tramitar su hazaña para el Libro de Récords Guinness. Mucho agradeceríamos la solidaridad de los diferentes círculos sociales del país, para lograr estos objetivos, y por el momento Alfredo, cuenta con el apoyo incondicional de quienes te reconocemos tu inigualable triunfo y esperamos estar con él en las 2000, las cuales estaremos celebrando en otro lugar... ¡¡ F E L I C I T A C I O N E S Q U E R I D O A M I G O, C O N A P R E C I O, A D M I R A C I Ó N Y RESPETO !! Cumbre del Volcán MacKenney, 7 de abril del 2002 El lector se preguntará ¿qué pasó con las celebraciones de los primeros 50 y 100 ascensos? ¿Y los siguientes 200, 300, 400, 500, 60. 700, 800, 1100, 1200, 1300,1400, 1600 1700 y 1800? ¿Por qué no se mencionan? Lo que pasó fue qué con excepción de algunas de estas centenas, de las cuales haremos alguna observación, las demás- como dice él mismo Alfredo --pasaron casi desapercibidas, pues se celebraron con mucha discreción, muy en "familia", solamente con unos pocos acompañantes. Lo que sí se tienen son las fechas de esos ascensos: Los primeros 50 (23-IX-1966), 100 (1967), 150 (8-XII-68), 200 (23-IX-70), 300 (11-VIII-74), 400 (1978), 500 (7-VII-85), 600 (15-III-88), 700,(7-V-91), 800 (20-XI-94), 900 (2-VIII-98), 1000 (7-IV-02), 1100(3-XI-06), 1200 (12-VII-08), 1300 (7-V-12), 1400 (12-IV-15), 1500 (20-XII-18). Nos cuenta Alfredo que en las ascensiones número 200,300 y quizás la 500 por ejemplo, si se hacían celebraciones en la meseta, a donde se subían varios tipos de alimentos y bebidas "aspirituosas", que se consumían en abundancia, con las respectivas consecuencias; de manera que el descenso de los involucrados en dichas celebraciones era muy aparatoso, difícil y peligroso, lo que a veces hacía necesario el que tuvieran que ser transportados en algún desnutrido rocín que alguno de los aldeanos alquilaba. **Actualización:** Desde el 7 de abril del 2002 al día de hoy 20 de junio del 2021 (19 años, 2 meses y 17 días), que escribo esta nota, el Dr. MacKenney ha efectuado ¡800! ascensiones más para seguir vigilando el comportamiento y la conducta de su hijo, que ahora ya todo un adulto, ya no necesita muchos cuidados, pero Alfredo como padre responsable está siempre cerca de él. Ahora bien, de esas 800 ascensiones más, que representan el 80%% de las 1000 que efectuó en los primeros 36 años 8 meses y 26 días, las primeras 500 las hizo como siempre, yendo regularmente, y las últimas 300, con menos regularidad debido a varios factores, entre ellos las limitaciones impuestas por el advenimiento de la pandemia del Covid.19 y por supuesto el lógico efecto del tiempo, que va dejando su huella indeleble en articulaciones, tendones, músculos, huesos, amígdalas, pulmones, tiroides y paratiroides, uñas, esófago, bazo, aurícula derecha con su respectiva orejuela, hipófisis y algunas estructuras más; que nos van obligando a seguir subiendo, pero con un poco de más calma... dice Alfredo. Aunque yo lamentablemente no estuve presente en la celebración de las ¡500¡, me enteré que se le había realizado un homenaje en la sede de la Municipalidad de San Vicente Pacaya, donde le fue entregado un cuadro conmemorativo. En estas últimas líneas se aborda la historia de 580 ascensiones más, lo que significa un récord superlativo, que hay que anteponer al inicio de esta apología, porque es realmente increíble. Ahora más que nunca las iniciativas propuestas cobran más relevancia.

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