PAU Unidad 3. PDF: Evolución territorial de los reinos cristianos
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Este documento explora la evolución territorial de los reinos cristianos durante la Edad Media, desde la descomposición del estado visigodo. Se analizan los reinos astur-leonés, Pamplona-Navarra, Aragón, y el Condado de Castilla, junto a los procesos de la Reconquista y expansión territorial. Se trata un tema de historia de España.
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PAU UNIDAD 3. EVOLUCIÓN TERRITORIAL DE LOS REINOS CRISTIANOS DURANTE LA EDAD MEDIA. 0. INTRODUCCIÓN La descomposición del estado visigodo tras la derrota en Guadalete (711) no impidió la formación de núcleos de resistencia cristiana en la cornisa cantábrica, con población visigoda, y más tarde en l...
PAU UNIDAD 3. EVOLUCIÓN TERRITORIAL DE LOS REINOS CRISTIANOS DURANTE LA EDAD MEDIA. 0. INTRODUCCIÓN La descomposición del estado visigodo tras la derrota en Guadalete (711) no impidió la formación de núcleos de resistencia cristiana en la cornisa cantábrica, con población visigoda, y más tarde en los Pirineos debido al empuje de los carolingios. Los reinos cristianos se fueron formando entre el siglo VIII y el XI y extendieron sus territorios a costa de Al-Ándalus, por lo que no se ajustaban a fronteras naturales y se fragmentaban tras la muerte del rey al dividir el reino entre sus herederos según la tradición germánica. En la resistencia cristiana la idea de unidad peninsular se mantuvo durante todo el medievo, dando lugar al controvertido fenómeno de la reconquista, o proceso histórico de lucha entre cristianos y musulmanes por el control peninsular entre 722 y 1492. Los principales reinos cristianos y núcleos fueron el astur-leonés, Pamplona-Navarra, Aragón, condados catalanes y condados pirenaicos de Sobrarbe y Ribagorza. El reino astur-leonés se separó y se formaron dos reinos, León y Asturias, más tarde surgió el condado de Castilla (Fernán González) que terminó convirtiéndose en reino. Hasta mediados del siglo XI, la superioridad militar y económica del Califato de Córdoba limitó los avances territoriales de los reinos cristianos del norte. 1. DESARROLLO 1.1. EVOLUCIÓN TERRITORIAL DE LOS REINOS CRISTIANOS 1.1.1. REINO ASTURLEONÉS: Fue el primer reino cristiano peninsular. Tras la escaramuza de Covadonga (722) D. Pelayo se convirtió en rey de Asturias y fijó su capital en Cangas de Onís. Sus descendientes Alfonso I, II y III consolidaron el reino e iniciaron su expansión territorial hacia la cordillera cantábrica y Galicia, posteriormente, el hallazgo de los restos del apóstol Santiago ayudó a fortalecer el reino astur, vinculado a Europa a través del camino jacobeo. Alfonso II (762-842) trasladó la capital a Oviedo y la expansión continuó con Ramiro I y Ordoño I hasta que Alfonso III (886-910) supo aprovechar la debilidad de los emires cordobeses y ocupó los territorios hasta la cuenca del Duero (conocida como “tierra de nadie”), asentando su defensa en la reconstrucción de una serie de plazas fuertes (Toro, Simancas y Zamora). Ordoño II trasladó la capital de Oviedo a León (912), fortificó el territorio del este de la meseta con la construcción de numerosos castillos, de donde surgió el condado de Castilla, que pasó a estar gobernado por el rey de León. Uno de estos condes, Fernán González, inició en la segunda mitad del siglo X el camino hacia la posterior creación del reino de Castilla en 1037 gracias a la decadencia de la monarquía leonesa. El descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago (813) y la adopción del Fuero Juzgo visigodo contribuyeron a la consolidación del Reino de Asturias. Por último, el reino de Portugal nació en 1139 al independizarse del reino de León de la mano de Alfonso Henríquez, que en 1147 tomó Lisboa a los musulmanes ayudado por los cruzados. 1.1.2. REINOS PIRENAICOS: El origen de estos reinos y condados se encuentra en la necesidad de Carlomagno, emperador de los francos, de proteger su imperio de los musulmanes y para ello estableció una franja protectora fuertemente fortificada al sur de los Pirineos, la Marca Hispánica. Esta fue dividida en condados y gobernada por condes (aragoneses, navarros y catalanes, incluido el de Barcelona) que dependían del emperador franco. Paralelamente a la consolidación del reino asturleonés, en la zona pirenaica surgieron otros reinos como el de Pamplona, del que más tarde se separaría el Condado de Aragón (convertido en reino en 1035), los condados aragoneses (Aragón, Sobrarbe y Ribagorza) y finalmente, en el ámbito catalán, surgieron los Condados Catalanes (Pallars, Urgell, Rosellón, Besalú, Barcelona…). Tenían en común: 1º.- La lucha por mantener su independencia frente al imperio carolingio 2º.- La persistente fuerza de los musulmanes de Al- Ándalus, que se habían establecido en el valle del Ebro. 3º.- Su escasa densidad demográfica. A mediados del siglo IX, navarros y aragoneses se independizaron de los francos. 1.1.3. NAVARRA: Condado situado entre el puerto de Roncesvalles y el alto Ebro con influencias vascas, carolingias y musulmanas, fue controlado por el muladí Musa Banu Qasi al servicio de Abderramán II, hasta que fue regido por su pariente el conde de Pamplona Iñigo Arista, quien derrotó a los carolingios y expulsó a los gobernadores francos (830), dando paso a la futura creación del reino de Pamplona, núcleo originario del posterior reino de Navarra. Sus formas socioeconómicas eran de carácter tribal, con una población vascona apenas romanizada y escasamente cristianizada. Sancho I Garcés (887-925) fue el primer rey de Pamplona e inició la dinastía Jimena que incorporó Aragón a Pamplona mediante política matrimonial, y extendió su reino a La Rioja. Durante el siglo X el reino de Navarra experimentó un gran desarrollo al dominar Aragón. Con Sancho III Garcés, “El Mayor” (990-1035), (s.XI,) el reino de Pamplona consiguió su máxima expansión. Incorporó Castilla y León y extendió su influencia hasta los condados catalanes. A su muerte, dividió el reino entre sus hijos: a García le dejó Navarra muy ampliada, al que otorgó el título de rey y de quien dependían sus hermanos Ramiro I (Aragón), a Fernando I (Castilla) y a Gonzalo (Sobrarbe y Ribagorza). Aragón también se convirtió en reino con Ramiro I y formalizó su unión con Navarra. A la muerte de Alfonso I de Aragón, “el Batallador”, (1073-1134) rey de Aragón y Pamplona (s.XII), los navarros se separaron de Aragón y organizaron el reino de Navarra como estado independiente (García Ramírez - s. XII). Al no tener frontera con Al-Ándalus dio por finalizada su expansión hacia el sur, aunque colaboró con otros reinos cristianos contra los musulmanes. La reforma cluniaciense (benedictina) y la entrada del románico en su ruta hacia Santiago, consolidaron la formación del reino de Navarra. 1.1.4. CASTILLA: Comenzó siendo un condado vasallo en la marca oriental del reino de León. Su primer conde fue Rodrigo (860-873), pero fue Fernán González quién unificó los tres pequeños condados castellanos en uno solo, añadiendo el condado de Álava (hasta la costa de Vizcaya). Gobernó Castilla durante casi cuarenta años (932-970) de manera enérgica haciendo frente a los ejércitos musulmanes del califa más poderoso de Al-Ándalus (Abderramán III), aunque nunca fue políticamente independiente del reino leonés. Castilla y el reino de León fueron incorporados al Reino de Navarra por Sancho III “El Mayor”, pero a su muerte ambos territorios se separaron. Su hijo Fernando I “El Magno” (1016-1065) volvió a unirlos en 1037 hasta su muerte en 1065, separándose de nuevo. Alfonso VI (1065-1109) unificó la herencia de su padre (1072-1109) y conquistó Toledo en 1085 (la antigua capital visigoda), dejando la frontera cristiana en el Tajo. Los almorávides detuvieron el avance cristiano (batalla de Sagrajas 1086) , mientras que Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid recuperó pasajeramente Valencia (1093). Con Alfonso VI, Urraca y Alfonso VII “El Emperador”, (imperator totius Hispaniae) (1126- 1157) Castilla se mantuvo unida a León hasta la muerte de este último, aunque no pudo evitar el nacimiento del reino Portugal ni el de Aragón. Los descendientes de Alfonso VII mantuvieron la separación de Castilla y León como reinos independientes. Finalmente, Castilla y León se unieron definitivamente en 1230 bajo Fernando III (“El Santo”) con el nombre de Castilla. La sustitución del Fuero Juzgo por el Derecho Consuetudinario (derecho oral de costumbres) y la aparición del castellano con influencia vascuence difundido oralmente por juglares fueron otros factores de consolidación. 1.1.5. ARAGÓN: (Su nombre viene de los dominios que atraviesa el río Aragón). Condado perteneciente a la Marca Hispánica fue fundado por los carolingios, osciló entre la influencia franca, el dominio musulmán y la expansión del reino de Navarra. Los hispanos de Jaca (817) expulsaron a los francos y crearon el condado de Aragón. Uno de los primeros condes fue Aznar I Galíndez (780-830) que protegió los intereses carolingios sobre todo en Cerdaña. Paralelamente surgieron los condados de Sobrarbe y Ribagorza. La unión de los condados carolingios de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza en el Pirineo central en el año 1035, y su separación de Pamplona dio lugar a la creación del reino de Aragón. Ramiro I (1007- 1063) fue el primer rey de Aragón. Posteriormente, Alfonso I el Batallador (1104-1134) conquistó Zaragoza en 1118, que se convirtió en la capital del reino. Al morir sin descendencia le sucedió su hermano Ramiro el Monje y la nobleza consiguió casar a su hija Petronila (heredera al trono de Aragón) con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV en 1137. Así nació la Corona de Aragón, que unía el reino de Aragón con los Condados Catalanes. Se trataba de un reino de base dinástica en el que cada territorio mantenía sus leyes, instituciones, lengua y costumbres propias. Ramón Berenguer IV se ocupó del gobierno del reino tomando Lérida y Tortosa. Alfonso II (1162-1196) fue el primer rey de Aragón y Conde de Barcelona (heredó Aragón de su madre y la casa de Barcelona de su padre). Esta unión aumentó su fuerza militar y propició nuevas conquistas territoriales frente al Estado andalusí. Monasterios como San Juan de la Peña (Huesca), cuna del reino de Aragón, y la ruta de peregrinaje a Santiago contribuyeron a su consolidación y europeización. 1.1.6. CATALUÑA: Su nacimiento está ligado a la política carolingia, cuya influencia dominó las tierras catalanas de forma más duradera que en Navarra o Aragón. Nació por la creación de la Marca Hispánica (801 toma de Barcelona por los carolingios); una división político-administrativa que abarcaba desde la margen izquierda del río Ebro hasta el Sur de los Pirineos, y cuya misión era defender la frontera franca de los musulmanes. Estaba dirigida por el marqués, que tenía el poder político y militar. Cataluña era una zona fortificada, y prácticamente independiente que se unía o se separaba de Francia según les convenía. Los condes catalanes fueron adquiriendo más independencia del reino franco. Wifredo el Velloso (840-897), primer conde de Barcelona, estabilizó la frontera con los musulmanes expandiéndose hacia el río Ebro (salvo por Almanzor en el saqueo de Barcelona en el año 895), y convirtió sus cargos y posesiones en hereditarios. En el año 987, el conde Borrell II (930-993) (nieto de Wifredo) de Barcelona se negó a renovar su juramento de fidelidad al rey franco. De este modo nacieron los condados catalanes (Barcelona, Ausona, Gerona, Cerdaña, Pallars, Urgell…) que atacaron las defensas musulmanas del Llobregat y conquistaron la denominada Cataluña Nueva (Tortosa, Lérida). El condado de Barcelona era el más extenso y poderoso. Poco a poco el conde de Barcelona fue imponiéndose a los demás condes. Los Condados Catalanes y el reino de Aragón se unieron en 1137 con el matrimonio entre Petronila I de Aragón y el Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. 1.2. EL CONCEPTO DE “RECONQUISTA”. El controvertido término “reconquista” no se ajusta a su significado historiográfico tradicional ya que surge en el siglo XVIII y cobra fuerza en el siglo XIX durante la invasión de Napoleón. Fue el nuevo proceso de ocupación militar o conquista de Al-Ándalus por parte de los reinos cristianos junto con las órdenes militares (Santiago, Alcántara, Calatrava y Montesa) que se aceleró a partir de la descomposición del Califato de Córdoba en 1031. Los reinos que se repartieron las tierras musulmanas fueron: Portugal, la Corona de Castilla y la Corona de Aragón. Castilla y Aragón firmaron en diversos momentos pactos para repartirse el territorio islámico conquistado y no luchar entre ellos (Tratado de Tudilén 1151). La necesidad de más territorios al aumentar la población, las nuevas armas y lograr la unidad cristiana fueron las razones que motivaron el empuje conquistador. Su primera fase abarca los siglos XI y XII, con expansión al Duero, Tajo (Toledo), Ebro, ocupando Zaragoza, Lérida y Tortosa. La Segunda fase se extiende del siglo XIII al XV empezando en las Navas de Tolosa (1212) y la ocupación del Guadalquivir. Fernando III conquista Sevilla, Murcia, Córdoba y Jaén, y más tarde se llega a Gibraltar. Finalmente, los RR.CC conquistaron Granada el dos de enero de 1492. 1.3. LA EXPANSIÓN DEL SIGLO XIII. Comenzó con la Batalla de las Navas de Tolosa (Jaén) en 1212, donde un ejército aliado cristiano formado por tropas de Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón, Sancho VII de Navarra y voluntarios del Reino de León y del Reino de Portugal venció al ejército del califa almohade Muhammad al- Nasir. El papa Inocencio III calificó la expedición militar contra los almohades como cruzada, con el apoyo del arzobispo de Toledo. Posteriormente, Fernando III de Castilla “El Santo” (1201-1252), inició la conquista del valle de Guadalquivir (Baeza 1226, Úbeda 1233, Córdoba 1236 y Sevilla 1248), su hijo Alfonso X (1221-1284), siendo aún infante, incorporó el Reino de Murcia en el Pacto de Alcaraz (1243) mientas que Jaime I de Aragón (1208-1276) conquistó Baleares en 1235 y Valencia en 1238. Los portugueses terminaron su reconquista con la toma del Algarve en 1249, mientras Castilla controló el estrecho de Gibraltar en la batalla del Salado en 1340, ya solo quedaba el reino nazarí de Granada. La victoria cristiana en las Navas de Tolosa propició la conquista final de Al- Ándalus, aunque no tuvo consecuencias militares inmediatas decisivas y el poder almohade no desapareció por completo. De este modo surgieron los Terceros Reinos de Taifas (1212-1238) o taifas post almohades que fueron desapareciendo con el inicio de la conquista del Valle del Guadalquivir y de Levante. Se tardarían 280 años más desde 1212 hasta 1492 en completar el proceso conquistador. 1.4. REPOBLACIÓN: Para asentar la nueva población cristiana y dominar los territorios ocupados por los musulmanes se procedió a la repoblación. Tipos de repoblación: 1.4.1. Repoblación libre, llamada presura o aprisio (en Cataluña); fue realizada entre los siglos VIII y X por campesinos libres, a veces dirigidos por un noble o un clérigo, ocupando tierras a cambio de ventajas jurídicas y económicas. La tierra se podía ocupar sin conocimiento del rey, aunque luego el monarca legalizaba la propiedad, que solía ser pequeña. Afectó al reino de Asturias hasta el Duero, Navarra, Rioja y condados catalanes. 1.4.2. Repoblación concejil: Fue realizada en los siglos XI y XII, y dirigida de forma colectiva por los reyes en zonas de frontera peligrosas creando concejos y ciudades nuevas con su alfoz (tierras circundantes). Los reyes otorgaban privilegios a sus habitantes mediante la concesión de Fueros o Cartas Puebla para atraer más población. Estaba basada en la mediana propiedad. Sepúlveda, Salamanca o Soria son ejemplos de esta repoblación. Afectó a la zona entre los ríos Duero y Tajo y por el valle del Ebro. 1.4.3. Repoblación de las órdenes militares. Fue realizada en la primera mitad del siglo XIII en zonas peligrosas de frontera con escasa población por las órdenes militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, que recibieron de los reyes señoríos (maestrazgos), creando grandes latifundios en el sur peninsular. El reparto de tierras se hacía a través de la Encomienda (Alcántara y Santiago en Extremadura, Calatrava en La Mancha…) con un caballero de la orden al frente (comendador). Afectó también a las cuencas del Tajo, Sierra Morena y valles altos del Turia y Júcar. 1.4.4. Repartimientos: Fue realizada en la segunda mitad del siglo XIII en territorios muy poblados como Levante, Murcia, Valencia, Baleares y valle del Guadalquivir. Los reyes distribuían las tierras conquistadas según la condición social y mérito de los conquistadores. A los nobles se les otorgaron grandes propiedades (Donadíos) y pequeñas (Heredades) al resto de la población. Si la población musulmana era muy numerosa se realizaban capitulaciones, o se fomentaba la marcha de la población musulmana para traer nuevos repobladores. 1.4.5. Repoblación señorial: Podía ser monacal, eclesiástica o laica y dio lugar a grandes dominios señoriales. Se llevó a cabo durante todo el proceso conquistador en diversas zonas peninsulares. 2. CONCLUSIÓN La evolución territorial de los reinos cristianos en la Edad Media fue un proceso lento de expansión por conquista militar, repoblaciones, política matrimonial, división de herencias y pactos complejos entre reinos tanto cristianos como musulmanes. Los primeros núcleos de resistencia cristiana fueron ampliándose a la vez que el poder de Al-Ándalus se debilitaba por sus luchas internas. Hasta el siglo XIII, el proceso militar estuvo acompañado de una consolidación territorial basada en la repoblación mediante la conversión, o desplazamiento de la población musulmana, y la implantación de las leyes como el Fuero Juzgo visigodo. Desde el siglo XIII y en zonas musulmanas muy pobladas se optó por las capitulaciones, mientras que la ampliación cristiana hacia el sur fue configurando un mapa político territorial que España ha heredado hasta hoy. No obstante, la evolución política de los territorios cristianos mostró una clara tendencia a la unificación, con Aragón convertido en una federación que incluía a Cataluña desde 1137, y Castilla unida a León desde 1230, lo que dio origen a las dos grandes coronas peninsulares que finalizaron la reconquista, y que fueron hegemónicas desde el siglo XIII hasta el siglo XV. En ambas coronas se afianzó el poder real, pero de forma diferente, en Castilla la monarquía se configuró como un poder autoritario donde instituciones como el Consejo Real o las Cortes vieron reducidas sus funciones a tareas consultivas o de simple aprobación de las leyes. En Aragón, la nobleza alcanzó elevadas cotas de poder, y el rey debía respetar la opinión de las Cortes y las leyes del reino (fueros), por lo que era un modelo pactista. Esta preponderancia de ambas coronas tuvo sus fundamentos en la solidez del principio monárquico, el ejército y las repoblaciones.