Capítulo 1: El Profesionalismo en las Aulas de la Escuela de Medicina PDF

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Este documento analiza el profesionalismo en las aulas de la escuela de Medicina, reflexionando sobre diferentes escenarios de la educación médica y sus implicaciones en el concepto. Se discuten ejemplos relacionados con la puntualidad, conducta en clase, honestidad, y otros.

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Univesidad Autónoma de Sinaloa UAS. Access Provided by: Educación médica y profesionalismo Capítulo 1: El profesionalismo en las aulas de la escuela de Medicina Melchor Sánchez Mendiol...

Univesidad Autónoma de Sinaloa UAS. Access Provided by: Educación médica y profesionalismo Capítulo 1: El profesionalismo en las aulas de la escuela de Medicina Melchor Sánchez Mendiola INTRODUCCIÓN El salón de clases debería ser una entrada al mundo, no un escape de él John Ciardi El concepto de “profesionalismo” adquirió gran relevancia en las últimas décadas a nivel internacional, y en el último decenio han habido algunos esfuerzos para incluir este complejo constructo en el currículo de las escuelas de Medicina de México y otros países de América Latina.1­3 Esta tarea no ha sido sencilla, ya que a diferencia de temas más estructurados y definidos en el área, como la reanimación cardiopulmonar, el cuidado del paciente politraumatizado o el manejo de catéteres intravenosos en el hospital, aún existe controversia sobre su definición exacta y cuáles son las estrategias más apropiadas de enseñanza y evaluación del profesionalismo en las escuelas de Medicina y en las instituciones de salud.4­6 El objetivo de este capítulo es explorar cómo se expresa el profesionalismo en los escenarios áulicos de las escuelas de Medicina. Con el fin de establecer potenciales respuestas a esta pregunta de investigación, se propone al lector reflexionar sobre los siguientes escenarios de educación médica y sus implicaciones con el concepto de profesionalismo: Un estudiante de primer año de Medicina llega tarde de manera consistente a clases, y utiliza múltiples justificaciones y explicaciones (algunas creíbles y aceptables, otras no) con sus diferentes maestros. ¿Es el estudiante poco profesional?; ¿aplica el concepto de “profesionalismo” en estudiantes que aún no son “profesionales” o “profesionistas”?; ¿es el docente poco profesional si permite esta conducta sin explorar sus causas y tratar de solucionarlas? Una pareja de estudiantes de Medicina de segundo año se sientan siempre en la última fila del salón de Fisiología, y pasan el tiempo de clases platicando en voz audible; en ocasiones ríen y voltean a ver al profesor con expresión retadora y de diversión. ¿Es esta conducta estudiantil evaluable en la competencia de profesionalismo?; ¿cómo puede el profesor enfrentarla de manera efectiva y sin confrontación en público?; si uno de los estudiantes es el principal instigador de la conducta y el otro se deja llevar, ¿tienen los dos el mismo nivel de responsabilidad? En el examen parcial de Anatomía, el profesor sorprende a un alumno copiando las respuestas a su compañera de al lado. ¿Cómo enseñar conductas y actitudes que minimicen el hacer trampa en los estudiantes de Medicina?; ¿deben contar en su calificación este tipo de acciones?; ¿cómo saber que ésta es una acción única y no un patrón de conducta?; ¿quién es más responsable de que esto ocurra, el estudiante o el sistema de evaluación institucional que premia en exceso el desempeño en exámenes sumatorios de altas consecuencias? Antes de ingresar al salón de clases, algunas parejas de estudiantes están en el pasillo de las aulas acariciándose, besándose y frotando sus cuerpos de manera provocadora, a plena luz del día. Esto genera la incomodidad de otros estudiantes y varios profesores. ¿Es dicha conducta relevante a la competencia de profesionalismo?; ¿cómo puede el profesor o las autoridades de la escuela enfrentar esta situación sin producir reclamos?; ¿esta clase de actitudes, comunes en los estudiantes jóvenes, son tipificables como “lapsos de profesionalismo”?; ¿se debe exigir a estudiantes menores de 21 años que sigan patrones de conducta similares a los de aquellos médicos que ejercen la profesión? Una estudiante del grupo de Farmacología está fumando afuera del salón de clase; al llegar el profesor ella lo mira con actitud desafiante y no deja el cigarrillo. Las autoridades de la universidad han colocado por todo el campus anuncios que dicen: “Institución libre de humo de tabaco”. ¿Es relevante lo que los estudiantes hacen en el interior de la escuela de Medicina, desde el punto de vista de profesionalismo?; ¿quién tiene la responsabilidad de evaluar y modificar dicha conducta, la institución o el profesor? Un estudiante llega a clases de Biología Celular con aliento alcohólico de forma recurrente, y se queda dormido en clase con frecuencia. Sus compañeros han informado al profesor que aquél pasa el tiempo en fiestas y llega a la intoxicación etílica por lo menos una vez a la semana. Downloaded 2023­10­9 1:53 P Your IP is 148.227.131.52 ¿Cómo Capítulo abordar 1: El esta situación?; profesionalismo en las¿es dicha aulas deconducta evaluable la escuela en la competencia de Medicina, de profesionalismo?; Melchor Sánchez Mendiola ¿es responsabilidad del profesor explorar Page 1 / 12 ©2023 lasMcGraw causas deHill. All RightsoReserved. la conducta Terms of aUse sólo debe reportarlo las autoridades? Privacy Policy Notice Accessibility Los alumnos del grupo de Embriología utilizan con frecuencia el teléfono móvil durante la clase, para entrar a las redes sociales con fines sin deja el cigarrillo. Las autoridades de la universidad han colocado por todo el campus anuncios que dicen: “Institución libre de humo de tabaco”. Univesidad Autónoma de Sinaloa UAS. ¿Es relevante lo que los estudiantes hacen en el interior de la escuela de Medicina, desde el punto de vista de profesionalismo?; ¿quién tiene la Access Provided by: responsabilidad de evaluar y modificar dicha conducta, la institución o el profesor? Un estudiante llega a clases de Biología Celular con aliento alcohólico de forma recurrente, y se queda dormido en clase con frecuencia. Sus compañeros han informado al profesor que aquél pasa el tiempo en fiestas y llega a la intoxicación etílica por lo menos una vez a la semana. ¿Cómo abordar esta situación?; ¿es dicha conducta evaluable en la competencia de profesionalismo?; ¿es responsabilidad del profesor explorar las causas de la conducta o sólo debe reportarlo a las autoridades? Los alumnos del grupo de Embriología utilizan con frecuencia el teléfono móvil durante la clase, para entrar a las redes sociales con fines sin relación directa con el tema que se revisa. ¿Es poco profesional que los estudiantes utilicen dispositivos electrónicos durante clase?; ¿cómo enfrentar esta situación?; ¿debe el profesor poner el ejemplo y apagar su celular o, como buen profesional médico, debe atender las llamadas urgentes del hospital y de sus pacientes aunque esté frente al grupo?; ¿qué es más importante para el docente, los estudiantes o sus pacientes? Algunos alumnos no cumplen con las tareas y trabajos que usted les deja en la clase de Bioquímica, y confían que pasarán el curso sólo con estudiar para los exámenes, como les han dicho sus compañeros de años superiores. ¿Están actuando en forma profesional?; ¿qué debe y puede hacer el profesor ante esta actitud; debe tomarla en cuenta en la calificación?; ¿es la institución responsable del ambiente educativo, en el que la evaluación sumatoria definida por las autoridades y docentes determina en cierta manera la conducta de los estudiantes?; ¿cree que los estudiantes le escucharán cuando les llame la atención y les diga: “cuando estén en el hospital no podrán dejar de hacer sus tareas y pendientes; desde ahora deben actuar como médicos”? En las prácticas de laboratorio de Farmacología, uno de los grupos está contando chistes y riéndose de manera escandalosa. Al llamarles la atención en público, ellos comentan que han visto en el hospital y en los quirófanos que los médicos y enfermeras hacen lo mismo, y que requieren este tipo de válvulas de escape para manejar el estrés y la fatiga ocasionados por el exceso de trabajo. ¿Es ésta una actitud profesional?; ¿tienen razón los estudiantes?; ¿qué debe hacer el profesor si se permite esta conducta y los demás grupos la empiezan a imitar? En el salón de clase de Epidemiología hay un grupo de estudiantes que, en público y en privado, se expresan en forma despectiva respecto de sus compañeros que presentan orientación sexual diferente, obesidad o dificultades para comunicarse y socializar. ¿Es profesional este comportamiento de los estudiantes?; ¿cómo modificarlo y evaluarlo?; ¿debe contar para la calificación? Un profesor de alumnos de primer año exhibe las actitudes mencionadas en el apartado anterior, y los estudiantes se resignan a que “así es el profesor”, sin externar su inconformidad por sus comentarios ofensivos y discriminatorios. ¿Cómo enseñar y evaluar el profesionalismo si el profesor no modela estas actitudes en el aula (de forma consciente o inconsciente)?; ¿son las actitudes de las personas en el aula justificadas porque “no es la vida real”?; ¿cómo se puede entrenar a los profesores de cursos y asignaturas que ocurren en espacios áulicos, a incorporar los valores del profesionalismo en sus actividades docentes?; al no delatar los estudiantes actitudes poco profesionales de los docentes, ¿se convierten en cómplices?; ¿qué debe hacer la institución y las autoridades con este tipo de profesores? En la clase de Informática biomédica usted deja una tarea para resolver en equipos, y algunos estudiantes se quejan de que hacen todo el trabajo mientras otros no realizan esfuerzo alguno (como dice la expresión coloquial, “nadan de muertito”). ¿Cómo fomentar el profesionalismo grupal cuando los esquemas de evaluación del aprendizaje se centran primordialmente en el desempeño del individuo, y las calificaciones se usan para jerarquizar a las personas?; ¿qué puede hacer el profesor para propiciar el trabajo en equipo eficaz?; ¿cómo calificar el resultado de la tarea: otorgando la misma calificación a todos los miembros del equipo o diferenciarla de acuerdo a lo que haya hecho cada integrante? El profesor de Salud pública detecta que uno de sus estudiantes plagió parte de su tarea, pero afirma que todo lo tomó del libro de texto (escrito por el mismo profesor). ¿Es el plagio una actividad tolerable en la escuela de Medicina, ya sea realizado por estudiantes o por profesores?; ¿qué responsabilidad tiene la institución para inhibir este tipo de conductas?; ¿debe revisarse el tema de plagio durante la clase?; ¿debe acusarse a los culpables en público? El movimiento de profesionalismo en medicina y educación médica comenzó como una exigencia de la sociedad por el comportamiento de los médicos en la práctica, y gradualmente ha permeado hacia las etapas intermedias e iniciales de la formación de los médicos y profesionales de la salud.7,8 La justificación de agregar la competencia de profesionalismo en la educación médica continua —la formación de médicos residentes y estudiantes de Medicina—, así como de realizar cursos y talleres sobre el tema, parte de la premisa de que las intervenciones educativas modifican la conducta del gremio profesional.5 Sin embargo, como se comentó al inicio de este apartado, aún no existe la certeza de cómo enseñar y evaluar el profesionalismo en medicina de una manera válida, confiable y efectiva, por lo que las implicaciones educativas de este constructo son más profundas y complejas que las temáticas que se incluyen en la educación médica tradicional. Al reflexionar sobre los escenarios educativos en el aula ya descritos, es posible percatarse del tremendo reto al que se enfrenta la formación de profesionales de la salud para que realmente apliquen el profesionalismo en su práctica cotidiana. Downloaded 2023­10­9 1:53 P Your IP is 148.227.131.52 Este reto 1: Capítulo es El aún mayor en las fases profesionalismo iniciales en las aulasde delalaformación deMedicina, escuela de los médicos, ya queSánchez Melchor la mayoría de las escuelas de Medicina —en el caso específico Mendiola Page 2de / 12 ©2023 México— McGraw Hill.preponderancia tienen una All Rights Reserved. Terms ofeducativas de actividades Use Privacy Policy de en salones Notice clase, auditorios, Accessibility laboratorios o espacios de simulación artificiales, con relativamente poco contacto con pacientes reales y prácticamente ninguna responsabilidad sobre la atención de los enfermos. Esta característica de “artificialidad” o “lejanía de la realidad” de las actividades educativas en los primeros años de la carrera de Medicina hace difícil convencer al estudiantes de Medicina—, así como de realizar cursos y talleres sobre el tema, parte de la premisa de que las intervenciones educativas modifican la Univesidad conducta del gremio profesional.5 Sin embargo, como se comentó al inicio de este apartado, aún no existe la certeza Autónoma de cómo enseñarde SinaloaelUAS. y evaluar profesionalismo en medicina de una manera válida, confiable y efectiva, por lo que las implicaciones educativas de Provided Access este constructo by: son más profundas y complejas que las temáticas que se incluyen en la educación médica tradicional. Al reflexionar sobre los escenarios educativos en el aula ya descritos, es posible percatarse del tremendo reto al que se enfrenta la formación de profesionales de la salud para que realmente apliquen el profesionalismo en su práctica cotidiana. Este reto es aún mayor en las fases iniciales de la formación de los médicos, ya que la mayoría de las escuelas de Medicina —en el caso específico de México— tienen una preponderancia de actividades educativas en salones de clase, auditorios, laboratorios o espacios de simulación artificiales, con relativamente poco contacto con pacientes reales y prácticamente ninguna responsabilidad sobre la atención de los enfermos. Esta característica de “artificialidad” o “lejanía de la realidad” de las actividades educativas en los primeros años de la carrera de Medicina hace difícil convencer al profesorado y a los alumnos de que la competencia de profesionalismo, con todos los atributos ligados a la misma, pueden enseñarse y evaluarse de manera rigurosa y consistente. En el caso del Plan de Estudios 2010 de la carrera de Médico Cirujano de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),2 en el que se incluyeron competencias genéricas de egreso y evaluaciones diagnósticas de las mismas a lo largo de la carrera, ha sido particularmente complejo convencer a los profesores y estudiantes de que el profesionalismo se puede enseñar y evaluar en el salón de clase. Por tradición, las actividades educativas en esta etapa están visiblemente ligadas a la enseñanza de la disciplina de que trata el curso, y cuesta trabajo concebir en forma explícita que un estudiante debe exhibir actitudes que revelen los atributos del profesionalismo (como puntualidad, honestidad, altruismo, respeto al profesor y a los demás, entre otros), para que estas acciones positivas y sus contrapartes negativas puedan ser aprendidas, evaluadas y tal vez incorporadas en las calificaciones (o por lo menos registrarse de manera sistemática para establecer juicios de valor y tomar decisiones). Es claro que los profesores deben tener actitudes profesionales en el acto docente y en su diaria convivencia con los estudiantes en los escenarios áulicos (salón de clase, auditorio, laboratorio, centro de simulación, aulas virtuales), así que no se debe exigir y esperar profesionalismo sólo en los estudiantes. De forma similar a lo que ocurre en la enseñanza de la ética, si los alumnos captan que el profesor dice una cosa pero hace otra (exigir puntualidad y castigar el hecho de llegar tarde con bajas calificaciones; pedir respeto a los demás y ser sarcástico con los estudiantes; exigir iniciativa y castigar a los innovadores; alardear de libertad de pensamiento y agredir a quienes lo cuestionan), lo interpretarán de inmediato como falta de congruencia y no le harán mucho caso. Lo considerarán como retórica de la institución y los profesores, y no dedicarán esfuerzos a internalizar el concepto de profesionalismo y aplicarlo a su nivel académico en la “vida real”. Si el profesor no modela el papel de la competencia de profesionalismo de manera positiva y efectiva en el aula, proporcionando realimentación oportuna y apropiada cuando se requiera, perderá una enorme oportunidad de incorporar dicha competencia en el acto educativo. ¿Qué es un aula o salón de clases en las escuelas de Medicina? Para realizar una aproximación a los aspectos educativos del profesionalismo en los espacios áulicos, es menester intentar definir lo que se quiere decir con aula o salón de clase en el contexto del presente capítulo. En una de las páginas con mayor número de consultas en el ámbito estudiantil, pese a no tratarse de una fuente académica completamente confiable (Wikipedia), se presenta la siguiente definición: Un aula es un compartimento o salón de un edificio que se destina a actividades de enseñanza, y es la unidad básica de todo recinto destinado a la educación. Los salones de clases se encuentran en instituciones educativas de todos los tipos, desde preescolar hasta las universidades, y también pueden encontrarse en otros lugares en los que se provee educación o entrenamiento, como corporaciones y organizaciones religiosas y humanitarias. El salón de clase intenta proveer un espacio en donde puede tener lugar el aprendizaje sin interrupciones por distractores externos.9 En la formación de los estudiantes de Medicina de pregrado y posgrado existen diversos tipos de espacios que se pueden considerar “salones de clases”: aulas tradicionales ex profeso en el campus universitario o en los hospitales; aulas en edificios con otro tipo de instalaciones (como laboratorios o centros de investigación); espacios para trabajo en “grupos pequeños” como pueden ser las aulas para trabajo con el método de aprendizaje basado en problemas (ABP); auditorios para grupos numerosos, que pueden ser pequeños, intermedios o masivos; aulas “potenciadas por tecnología”; salas de juntas en laboratorios o en servicios hospitalarios; aulas en centros de simulación para “debriefing” o clases didácticas. Es importante distinguir las aulas tradicionales (rectangulares, horizontales, con escritorios o asientos fijos alineados en hileras rectas, con área elevada o podio para el profesor), de las aulas “modernas” (ovaladas, con angulación, escritorios o sillas móviles, alineadas en semicírculo u otro tipo de distribución en el que el profesor no es el “centro” del acto educativo). Si bien esta diferenciación es un tanto artificial, sí constituye un espectro desde las estructuras diseñadas con el profesor como el centro del proceso educativo, hasta las construidas con una orientación dirigida al estudiante. Cada uno de estos espacios educativos puede considerarse en el concepto de aula, aunque las implicaciones educativas y de interacciones humanas pueden variar dependiendo del contexto. El espacio físico y el contexto pueden influir en lo que se considera aceptable para el estudiante y Downloaded 2023­10­9 el profesor, desde 1:53 el punto de P Your vista IP is 148.227.131.52 de profesionalismo (como el uso de internet en un espacio dedicado al aprendizaje de la informática o actividades Capítulo 1: El profesionalismo en las aulas de la escuela de Medicina, Melchor Sánchez Mendiola Page 3 / 12 menos estructuradas y con menor control del profesor, como las aulas para sesiones de ABP). ©2023 McGraw Hill. All Rights Reserved. Terms of Use Privacy Policy Notice Accessibility Con la proliferación actual del aprendizaje en línea o e­learning, la naturaleza física y social de los salones de clase está cambiando, con diversos 10,11 Es importante distinguir las aulas tradicionales (rectangulares, horizontales, con escritorios o asientos fijos alineados en hileras rectas, con área Univesidad elevada o podio para el profesor), de las aulas “modernas” (ovaladas, con angulación, escritorios o sillas móviles, Autónoma alineadas de Sinaloa en semicírculo u otroUAS. tipo de distribución en el que el profesor no es el “centro” del acto educativo). Si bien esta diferenciación es un tanto artificial, Access sí constituye un espectro Provided by: desde las estructuras diseñadas con el profesor como el centro del proceso educativo, hasta las construidas con una orientación dirigida al estudiante. Cada uno de estos espacios educativos puede considerarse en el concepto de aula, aunque las implicaciones educativas y de interacciones humanas pueden variar dependiendo del contexto. El espacio físico y el contexto pueden influir en lo que se considera aceptable para el estudiante y el profesor, desde el punto de vista de profesionalismo (como el uso de internet en un espacio dedicado al aprendizaje de la informática o actividades menos estructuradas y con menor control del profesor, como las aulas para sesiones de ABP). Con la proliferación actual del aprendizaje en línea o e­learning, la naturaleza física y social de los salones de clase está cambiando, con diversos efectos en la dinámica de las interacciones entre profesor­alumno y entre alumno­alumno.10,11 Hoy, la mayoría de las universidades proporciona por lo menos una parte de su currículo en línea y la mayoría de los estudiantes tiene experiencia en esta modalidad educativa.12 Existen modalidades denominadas “blended­learning” y “m­learning” (mobile­learning), con diferentes proporciones de actividades en lugares físicos específicos y espacios virtuales (un ejemplo son los laboratorios o aulas de cómputo que pueden funcionar como salones de clase para la enseñanza de la informática biomédica, búsqueda de bases de datos electrónicas, uso del expediente electrónico, etc.).13 En las últimas décadas han proliferado las “aulas virtuales”, espacios informáticos en los que ocurre la enseñanza y el aprendizaje con diversas metodologías, que pueden ir desde cursos “tradicionales” hasta los cursos masivos abiertos en línea (MOOC, massive open online courses).11 Como corolario de este apartado, es importante reflexionar sobre el documento de la Association of American Medical Colleges (AAMC) titulado Learning spaces for health care education: best practices in design, en el que se establece lo siguiente: Si el campus existe para propiciar tipos específicos de aprendizaje, debería inspirar y promover esta actividad tanto física como intelectualmente. La selección de sillas debería recibir el mismo tipo de atención como la elección de libros de texto; las decisiones sobre la distribución de los edificios deberían hacerse con el mismo enfoque en el aprendizaje que el utilizado en el desarrollo del currículo. En resumen, un campus debería proclamar que su diseño está dirigido a apoyar a una comunidad de académicos”.14 PROFESIONALISMO EN LA FASE INICIAL DE LA CARRERA DE MEDICINA: ESTUDIANTES, DOCENTES, INSTITUCIÓN Y SOCIEDAD Los estudiantes que ingresan a estudiar Medicina en México son egresados del sistema de educación media superior, que por diversas razones tiende a privilegiar el conocimiento técnico de cada disciplina (historia, geografía, literatura, matemáticas, etc.), con relativamente pocos intentos efectivos de integración y de desarrollo de pensamiento crítico, práctica reflexiva, aprendizaje autodirigido, así como de autoevaluación de las conductas que serán requeridas cuando sus egresados sean profesionistas. Si a esto se suma la relativa poca penetración del constructo de profesionalismo en el profesorado de “ciencias básicas”, se genera una “tormenta perfecta educativa” en la que los diversos elementos del currículo formal, vívido y oculto, se alinean para impedir que el profesionalismo (y demás competencias no cognitivas, como pensamiento crítico y habilidades de comunicación) ocurran de manera vivencialmente positiva en el proceso de formación de los estudiantes. Los planes y programas de estudio de los primeros años de la carrera de Medicina, por su propia naturaleza, generan escenarios en que los estudiantes no toman decisiones clínicas como responsables de enfermos. Las viñetas o casos clínicos, por realistas que sean (desde los de baja fidelidad como aquellos en papel de ABP, las prácticas de laboratorio, los representados con “juego de roles”, con simuladores reales o virtuales, hasta los realizados con pacientes estandarizados o reales), no dejan de tener un contexto de artificialidad, ya que por regla general son intervenciones educativas diseñadas con objetivos y estrategias pedagógicas, microcontroladas y estandarizadas para obtener resultados de aprendizaje específicos de manera consistente y homogénea. Lo anterior conduce a que estos ejercicios clínicos tengan credibilidad limitada para los estudiantes, que los ven como algo lejano en tiempo y en términos de responsabilidad personal, o como casos que tienen poco que ver con la vida real a la que se enfrentan en sus guardias de inicio de carrera en el sistema de salud. Los actores y contextos educativos en las fases iniciales o “preclínicas” de la carrera de Medicina son relativamente reacios a incorporar novedades o innovaciones educativas, como el uso de las competencias, las tecnologías de información y comunicación (TIC) o conceptos particulares como el profesionalismo. A continuación se revisan en forma breve algunos aspectos sobre los actores participantes, que pueden ser relevantes a la enseñanza del profesionalismo en escenarios áulicos: En primera instancia, los estudiantes, jóvenes de aproximadamente 18 años de edad a quienes no les gusta que les marquen normas de conducta o les impongan límites en su libertad de expresión, y que son muy sensibles a la “presión por pares”. Con frecuencia no tienen mucho respeto por la autoridad tradicional (esquema al que muchos profesores están acostumbrados), y resienten cualquier tipo de control sobre lo que perciben como su vida personal o su individualidad. Recuerde que los principios del profesionalismo implican diversas conductas que, en este momento de desarrollo personal al inicio de la carrera, se dice “se traen de casa” o que son “cuestiones de familia, educación y valores personales”. Downloaded 2023­10­9 1:53 P Your IP is 148.227.131.52 Atributos como honestidad, puntualidad, altruismo, confidencialidad, habilidades de comunicación, relaciones interpersonales y las Page diversas Capítulo 1: El profesionalismo en las aulas de la escuela de Medicina, Melchor Sánchez Mendiola 4 / 12 aristas de la inteligencia emocional, en general no vienen en los programas académicos ©2023 McGraw Hill. All Rights Reserved. Terms of Use Privacy Policy Notice Accessibility de las asignaturas. Muchos estudiantes y profesores piensan que no se pueden enseñar y aprender en la escuela y el aula, y que no deberían incluirse en la evaluación del desempeño académico. Univesidad En primera instancia, los estudiantes, jóvenes de aproximadamente 18 años de edad a quienes no les gusta Autónoma que les marquen de Sinaloa normas UAS. de conducta o les impongan límites en su libertad de expresión, y que son muy sensibles a la “presión por pares”. Con Access frecuencia Provided no by: tienen mucho respeto por la autoridad tradicional (esquema al que muchos profesores están acostumbrados), y resienten cualquier tipo de control sobre lo que perciben como su vida personal o su individualidad. Recuerde que los principios del profesionalismo implican diversas conductas que, en este momento de desarrollo personal al inicio de la carrera, se dice “se traen de casa” o que son “cuestiones de familia, educación y valores personales”. Atributos como honestidad, puntualidad, altruismo, confidencialidad, habilidades de comunicación, relaciones interpersonales y las diversas aristas de la inteligencia emocional, en general no vienen en los programas académicos de las asignaturas. Muchos estudiantes y profesores piensan que no se pueden enseñar y aprender en la escuela y el aula, y que no deberían incluirse en la evaluación del desempeño académico. Los estudiantes son hábiles para identificar con rapidez los elementos personalmente relevantes del currículo oculto y el currículo vívido de la institución a la que ingresan, y detectan “qué es lo que realmente importa” para avanzar en el plan de estudios, pasar de año, obtener “lugar en la fila” para elegir privilegios como la sede donde realizarán su internado o servicio social, becas, ingreso a posgrado, y, eventualmente, graduarse. No tardan mucho en tener claro que los exámenes sumatorios de altas consecuencias, por lo regular estandarizados y “objetivos”, son la principal barrera a superar para avanzar y obtener las recompensas del sistema, y que los demás elementos “suaves” y “subjetivos” son relativamente menos importantes, más difíciles de enseñar y evaluar, y por lo general no vienen en las preguntas de opción múltiple de los exámenes sumatorios. Así que, cuando las autoridades les dicen en el discurso de bienvenida (y en los documentos de ingreso como normativas, reglamentos, códigos de conducta, etc.) que el profesionalismo es uno de los aspectos más importantes que deben aprender en la carrera para ser buenos médicos, pero después no lo “ven” de manera explícita en los programas de las asignaturas, las clases, las tareas y, sobre todo, los exámenes, no es de extrañar que le den poca importancia o lo pongan en el cajón de las cosas intrascendentes para su formación. En segundo lugar están los docentes, profesores y profesoras muy heterogéneos, de diversas edades, orígenes e ideologías educativas, que reciben recompensas financieras e institucionales relativamente menores por la tarea docente de calidad comparada con la investigación, y que se enfrentan con regularidad y escepticismo a cambios de autoridades y “nuevos” planes de estudio. Este grupo de profesionales de sus respectivas disciplinas, que son relativamente resistentes a las intervenciones para modificar actitudes y conductas que implican los cambios curriculares mayores, tienden a ver con desconfianza cualquier nueva metodología educativa o de evaluación con la que no estén familiarizados. Para ellos cualquier cambio educativo implica un esfuerzo no trivial de estudio y formación docente, de modificación de las herramientas pedagógicas e instrumentos de evaluación con los que son “inconscientemente competentes” (sus juegos de diapositivas o presentaciones de PowerPoint, ejercicios, preguntas de exámenes, tareas, etc.), para poder explorar y dominar modelos e instrumentos novedosos. Esto puede hacerlos sentir incompetentes o novicios, situación que, en general, no es agradable para un profesional con amplia experiencia disciplinar y docente.15 Imagine a un profesor experto en neurotransmisores cerebrales, con amplio reconocimiento a nivel nacional e internacional, de 50 años de edad, quien ha impartido su asignatura desde hace 25 años. Resulta que un pedagogo (que no es médico ni especialista, como él, por lo que no hay homofilia desde el punto de vista sociológico) le dice cómo debe enseñar y evaluar “profesionalismo” a partir de hoy en el curso de Fisiología, y le da un taller o minicurso de algunas horas sobre el tema (que al profesor le parece una eternidad y pérdida de tiempo que podría utilizar en el laboratorio). Con frecuencia los talleres y cursos breves y aislados sólo funcionan para “documentar” y dar una “constancia” que certifica que el docente asistió y está listo para utilizar la innovación educativa. Desafortunadamente, al regresar a la intimidad del aula (que en los primeros años de la carrera es mucho mayor que en la “casa de cristal” del hospital), el docente continúa haciendo lo que siempre ha hecho, utilizando las estrategias surgidas de los “experimentos” educativos que él mismo ha realizado con sus alumnos a lo largo de los años. Después de todo, él sabe “lo que es realmente importante” de su disciplina para la formación de un médico, y cómo enseñarlo y evaluarlo, por lo que no necesita orientación de personajes externos que le quieren “enmendar la plana”. Por otra parte, considere lo que implica decirle al experimentado profesor que existe algo nuevo llamado “profesionalismo”, que es muy importante enseñarlo y evaluarlo, y que a partir de ahora debe incluirlo en sus clases y métodos de evaluación. ¿Esto quiere decir que antes él no enseñaba a sus estudiantes a ser profesionales? Algunas respuestas frecuentes son: “Esto siempre lo he hecho”; “sólo se le ha puesto un nombre sofisticado a algo viejo” u “otra vez vamos a copiar cosas de Estados Unidos”. Un compromiso fundamental de los profesores de las escuelas de Medicina es transmitir el profesionalismo médico a los estudiantes en cuya formación de pregrado requiere de actitudes positivas y no sólo de conocimientos “científicos”. El ejemplo y modelo de rol es uno de los medios fundamentales a través de los cuales el profesor puede influir en sus alumnos para que éstos adopten, en forma consciente y gradual, las obligaciones características de un profesional comprometido.16 Es por ello que debe insistirse sobre el altruismo, la excelencia, el deber, el honor, el respeto a los demás y la rendición de cuentas como parte del ejercicio docente. En tercer lugar, la institución. De manera general, la enseñanza en las fases iniciales de la carrera de Medicina ocurre en los campus de las universidades, en espacios como los comentados en párrafos anteriores. Cada institución tiene fuertes componentes políticos y simbólicos, que aunados al currículo oculto y vívido de la misma carrera de Medicina influyen de manera determinante en la filosofía que permea el currículo formal y el Downloaded perfil de los 2023­10­9 profesores 1:53 P Your IPque is se contratan y alumnos que se admiten. Si bien el profesionalismo es un constructo que implica el respeto 148.227.131.52 Capítulo 1: El profesionalismo en las aulas de la escuela del contrato social por el médico y habitualmente de Medicina, se enfoca Melchordel en la conducta Sánchez Mendiola egresado, Page 5 /de como norma general los códigos formales y normas 12 ©2023 McGraw Hill. All Rights Reserved. Terms of Use Privacy Policy Notice Accessibility conducta de estudiantes y profesores son diseñados por las autoridades de la institución, y es inevitable que estén permeados con los prejuicios, sesgos y tradiciones de las autoridades en turno de la facultad o escuela. obligaciones características de un profesional comprometido.16 Es por ello que debe insistirse sobre el altruismo, la excelencia, el deber, el Univesidad Autónoma de Sinaloa UAS. honor, el respeto a los demás y la rendición de cuentas como parte del ejercicio docente. Access Provided by: En tercer lugar, la institución. De manera general, la enseñanza en las fases iniciales de la carrera de Medicina ocurre en los campus de las universidades, en espacios como los comentados en párrafos anteriores. Cada institución tiene fuertes componentes políticos y simbólicos, que aunados al currículo oculto y vívido de la misma carrera de Medicina influyen de manera determinante en la filosofía que permea el currículo formal y el perfil de los profesores que se contratan y alumnos que se admiten. Si bien el profesionalismo es un constructo que implica el respeto del contrato social por el médico y habitualmente se enfoca en la conducta del egresado, como norma general los códigos formales y normas de conducta de estudiantes y profesores son diseñados por las autoridades de la institución, y es inevitable que estén permeados con los prejuicios, sesgos y tradiciones de las autoridades en turno de la facultad o escuela. Uno de los grandes retos no resueltos en la educación médica —en forma específica, en México— es la continuidad e integración de los cursos a lo largo de toda la carrera, que lleva a los ya conocidos problemas de olvido de lo aprendido en las llamadas ciencias básicas, así como el relativo desdén por el conocimiento básico a profundidad en los fenómenos clínicos. En el ámbito hospitalario se escuchan con frecuencia las siguiente frases: “Ya no le eches ciencia”; “lo que importa es el paciente, no la mitocondria” mismas que, desde luego, tienen cierto sustento, pero también tienden a convertir a la medicina clínica en una actividad más artesanal que científica, y así evitan un balance más equilibrado. Si el Plan de Estudios vigente en una escuela de Medicina no tiene definidos en forma explícita algunos mecanismos y estrategias para enseñar y evaluar el profesionalismo a lo largo de toda la carrera, las brechas (en ocasiones abismos) existentes entre las diferentes fases y componentes del currículo se encargarán de que este tipo de conceptos se pierdan entre las grietas curriculares y la falta de integración. En cuarto lugar se encuentra la sociedad que rodea a los tres elementos anteriores y, de varias maneras, incide en lo que es y no es aceptable bajo el marco de “profesionalismo” en las actividades de docentes y estudiantes. Si la sociedad considera que “el fin justifica los medios”, “piensa mal y acertarás”, “en la guerra, en el amor (¡y en los exámenes!) todo se vale”, “todos mienten”, entonces cuando los estudiantes se pongan a generar un banco de reactivos “extraoficial” al salir de un examen, para compartirlo con otros compañeros y prepararse para los exámenes con este recurso en lugar del material de los libros de texto, no podrán concebir que lo que hacen es deshonesto, poco profesional, ni que atenta contra el espíritu educativo de la institución y los principios de validez y confiabilidad de la evaluación sumatoria. En cambio, si la institución toma medidas ejemplares con un estudiante que hace trampa y con un profesor que plagia material docente o trabajos de investigación, emite un mensaje claro a los demás actores del sistema. Si la sociedad y los medios de comunicación reconocen y premian este tipo de actitudes personales e institucionales, el concepto de “profesionalismo” gradualmente permeará las actividades intrainstitucionales y se diseminará en forma progresiva en los diferentes niveles de la organización educativa. Por último, el resultado de la interacción de los cuatro elementos anteriores desempeña un papel fundamental. El total es más que la suma de sus partes, y en estos tiempos de aceptación global de la ciencia de la complejidad, la coexistencia de los diversos actores mencionados y las interacciones que a nivel macro y micro ocurren entre ellos determinan los resultados de las diferentes iniciativas de cada uno de los elementos del sistema.17,18 Si cualquiera de los elementos se modifica de manera importante (como un cambio de autoridades en la escuela, universidad u hospital, que suelen llegar con una filosofía diferente acerca de lo que es importante para la organización), será ineludible un impacto sobre los demás elementos del sistema, en mayor o menor grado. Si las nuevas autoridades universitarias le dan, por ejemplo, mayor importancia a la docencia de calidad que al número de publicaciones, citas o nivel del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), los efectos se dejarán notar en los profesores contratados y su conducta profesional en el aula. La enseñanza y evaluación del profesionalismo en las escuelas de Medicina debe ser consistente y longitudinal. Si un estudiante hace trampa en los exámenes de manera consistente en los primeros años de la carrera, continuará utilizando medios y recursos inapropiados cuando se desempeñe como médico general o especialista.19,20 Si los lapsos de profesionalismo en los estudiantes no son documentados de manera formal, sistemática y sistémica, éstos continuarán “jugando con el sistema” y colándose entre las grietas institucionales. De la misma manera, si un profesor que tiene conductas de bullying y acoso sexual hacia los estudiantes no es evaluado formalmente de manera sumatoria y continua, con las correspondientes consecuencias, perpetuará su conducta y las autoridades de la institución se convertirán así en cómplices y testigos pasivos. Algunas particularidades del profesionalismo en el aula Como se ha comentado, existen varios retos para enseñar y evaluar el profesionalismo en el salón de clases, en ambientes no laborales en los que no hay médicos que atiendan con el equipo de salud los problemas clínicos de los pacientes y con casos en los que ni estudiantes ni docentes toman decisiones que afecten el estado de salud de personas reales. En este contexto es importante hacer énfasis en que los valores del profesionalismo pueden encontrar expresiones de diversos tipos y reflejarse en conductas específicas susceptibles de ser observables, analizables y evaluables. Los aspectos y valores abstractos que constituyen el profesionalismo en medicina (así como el profesionalismo educativo, tanto del docente como del discente, pues tenga en mente que en educación de pregrado debe existir un comportamiento profesional como profesores y estudiantes) son difíciles de observar, identificar y medir. Usar estos valores intangibles para dar realimentación a los alumnos puede parecer amenazador e implicar Downloaded 2023­10­9 1:53 P Your IP is 148.227.131.52 que se les1:está Capítulo juzgando por susen El profesionalismo características personales las aulas de la y rasgos escuela de de personalidad Medicina, no modificables. Melchor Sánchez Mendiola Con ello, los estudiantes pueden rechazar Page 6el/ 12 uso del concepto ©2023 McGraw mismo Hill. de Allprofesionalismo Rights Reserved.en el proceso Terms educativo, of Use ya Policy Privacy que sienten que son Notice medidos con una “vara” diferente y con expectativas no Accessibility realistas. En el contexto áulico en que las actividades son primordialmente educativas, no de atención médica y las responsabilidades se refieren primordialmente al cumplimiento de los compromisos estudiantiles y docentes, es fundamental cambiar el enfoque de valores y conceptos abstractos decisiones que afecten el estado de salud de personas reales. En este contexto es importante hacer énfasis en que los valores del profesionalismo Univesidad Autónoma de Sinaloa UAS. pueden encontrar expresiones de diversos tipos y reflejarse en conductas específicas susceptibles de ser observables, analizables y evaluables. Access Provided by: Los aspectos y valores abstractos que constituyen el profesionalismo en medicina (así como el profesionalismo educativo, tanto del docente como del discente, pues tenga en mente que en educación de pregrado debe existir un comportamiento profesional como profesores y estudiantes) son difíciles de observar, identificar y medir. Usar estos valores intangibles para dar realimentación a los alumnos puede parecer amenazador e implicar que se les está juzgando por sus características personales y rasgos de personalidad no modificables. Con ello, los estudiantes pueden rechazar el uso del concepto mismo de profesionalismo en el proceso educativo, ya que sienten que son medidos con una “vara” diferente y con expectativas no realistas. En el contexto áulico en que las actividades son primordialmente educativas, no de atención médica y las responsabilidades se refieren primordialmente al cumplimiento de los compromisos estudiantiles y docentes, es fundamental cambiar el enfoque de valores y conceptos abstractos a otro de conductas específicas observables y medibles, que son más fáciles de entender y comunicar. Esto debe hacerse sin perder el enlace conceptual de conductas con valores, como la honestidad y el altruismo, para que al enseñar y evaluar dichas conductas tanto el estudiante como el docente tengan claro con qué valores están ligadas.21 Los profesores experimentados, en general son buenos en reconocer habilidades cognitivas y procedimentales en los estudiantes, como lo que saben del metabolismo de los carbohidratos y su capacidad de centrifugar una muestra sanguínea en el laboratorio de farmacología. La competencia de profesionalismo, en cambio, involucra diversas habilidades no cognitivas, como la capacidad de trabajo colaborativo (responsabilidad, confiabilidad, respeto), la habilidad de aprendizaje autodirigido (reconocimiento de límites, motivación intrínseca) y las habilidades de comunicación y liderazgo (comunicación verbal y no verbal, empatía, compasión, integridad, congruencia, honestidad). Para lograr el cambio de visión de valores a conductas es importante ligar los valores y habilidades no cognitivas a conductas específicas (cuadro 1­1). Cuadro 1­1 Ejemplos de valores de profesionalismo ligados a conductas específicas, en el aula de las escuelas de Medicina.* Valores Conductas Habilidades de No es hostil, ofensivo o sarcástico comunicación No habla muy fuerte ni interrumpe Escucha bien, de manera activa Respeto Mantiene la confidencialidad de problemas personales de sus compañeros Tiene paciencia con los demás Es sensible a las necesidades emocionales de sus compañeros No discrimina ni ofende a sus compañeros (por sexo, raza, religión, aspecto físico, nivel socioeconómico, etc.) Es respetuoso con el profesor Respeta a los cadáveres en las disecciones de Anatomía y a los animales de laboratorio No habla en clase cuando no es su turno o sin solicitar el uso de la palabra Madurez Acepta su culpa cuando comete un error o fracasa No pide cosas inapropiadas ni hace demandas poco realistas de la institución o del profesor No abusa de los demás en momentos críticos o de estrés Responsabilidad Cumple a tiempo con las tareas y encargos Estudia en forma consistente para la clase Es puntual Colabora de manera balanceada en los trabajos en equipo Honestidad No inventa justificaciones por llegar tarde o no estudiar la clase No utiliza medios inapropiados para mejorar su puntuación en los exámenes (copiar, estudiar en bancos ilegales de reactivos) * Modificado de Kirk LM. Professionalism in medicine: definitions and considerations for teaching. Proceedings (Bayl Univ Med Cent), 2007;20(1):15.21 Como es evidente en los ejemplos incluidos en el cuadro 1­1, transformar los valores en conductas observables en el aula ayuda a que tanto profesores como Downloaded estudiantes 2023­10­9 1:53 entiendan P Your IPcon mayor claridad a qué se hace referencia al hablar de profesionalismo, y promueve que este tipo de is 148.227.131.52 conductas1:yEl Capítulo actitudes sean observadas profesionalismo tantode en las aulas a lo la largo de la escuela decarrera como Medicina, posteriormente. Melchor Si el profesor le dice al estudiante: “¡Eres un irresponsable, Sánchez Mendiola Page 7 / 12 ©2023 McGraw no tienes remedioHill. All Rights y deberías Reserved. cambiar Terms of de carrera!”, Use Privacy el mensaje Policy es poco claro yNotice Accessibility cargado de emoción y agresividad. Si, por el contrario, expresa algo como: “No entregaste tus tareas de las últimas dos semanas, por lo que no tengo los elementos correspondientes para incluirlas en tu evaluación parcial”, el mensaje es mucho más claro y no resulta ofensivo. reactivos) Univesidad Autónoma de Sinaloa UAS. Access Provided by: * Modificado de Kirk LM. Professionalism in medicine: definitions and considerations for teaching. Proceedings (Bayl Univ Med Cent), 2007;20(1):15.21 Como es evidente en los ejemplos incluidos en el cuadro 1­1, transformar los valores en conductas observables en el aula ayuda a que tanto profesores como estudiantes entiendan con mayor claridad a qué se hace referencia al hablar de profesionalismo, y promueve que este tipo de conductas y actitudes sean observadas tanto a lo largo de la carrera como posteriormente. Si el profesor le dice al estudiante: “¡Eres un irresponsable, no tienes remedio y deberías cambiar de carrera!”, el mensaje es poco claro y cargado de emoción y agresividad. Si, por el contrario, expresa algo como: “No entregaste tus tareas de las últimas dos semanas, por lo que no tengo los elementos correspondientes para incluirlas en tu evaluación parcial”, el mensaje es mucho más claro y no resulta ofensivo. Los diferentes elementos y responsabilidades definidos por diversas organizaciones médicas como constitutivos del profesionalismo en medicina pueden comenzar a discutirse y observarse desde el principio de la carrera.5,7,22 Al detectar en forma temprana lapsos de profesionalismo en los estudiantes deben establecerse lineamientos y procesos para atender a esta población con el fin de evitar que las actitudes poco profesionales se conviertan en costumbre, y formen parte del currículo oculto en la fase clínica de la formación y en la práctica profesional.19,23,24 Como dice el epígrafe al principio de este capítulo, “El salón de clases debería ser una entrada al mundo, no un escape de él”. Profesionalismo digital en las aulas En la era moderna en que la educación en línea ha tomado un papel preponderante en la educación superior,10 en tanto que las TIC y redes sociales se han convertido en parte ineludible de la vida diaria de los seres humanos, sobre todo de los jóvenes, es fundamental reflexionar sobre el llamado “profesionalismo digital”,25­27 definido como la competencia o valores esperados de un profesional cuando se involucra en la comunicación social y digital, ya que el uso de las TIC, correo electrónico, redes sociales, motores de búsqueda y demás, tiene múltiples implicaciones para la conducta de estudiantes y docentes en el aula y en el hospital.28,29 Muchos profesores habituados a la educación centrada en el docente no permiten el uso de teléfonos celulares y otros dispositivos electrónicos como tabletas en el aula o en los servicios hospitalarios, ya que consideran una falta de respeto que cuando ellos están dictando una clase tradicional, los estudiantes estén comunicándose con mensajería instantánea (Twitter, WhatsApp), revisando su página de Facebook o su correo electrónico, esto es, que potencialmente estén realizando actividades que no tengan que ver con la clase.27,30 El uso del teléfono móvil se ha convertido en parte de la personalidad de las nuevas generaciones, y es difícil convencer a los estudiantes que en las aulas no deben tener acceso a la red o a sus contactos digitales. Este fenómeno constituye un escenario educativo y sociológico fascinante, dinámico e impredecible. Tal vez la reflexión más importante es que no es posible sustraerse a ello, y el profesor debe “negociar” —en el buen sentido de la palabra— estrategias razonables con los estudiantes, los compañeros docentes y la normatividad de la institución. CONCLUSIÓN El médico adquiere los cimientos del profesionalismo durante su formación de pre y posgrado a través del “currículo oculto” y de la socialización de sus vivencias en la escuela de Medicina y la práctica médica hospitalaria. Los escenarios áulicos tienen particularidades que constituyen un reto para la enseñanza y evaluación del profesionalismo en las escuelas de Medicina, y se deben desarrollar estrategias para abordarlas. Conforme el estudiante progresa en la actividad educativa y de práctica médica a lo largo de los años, va puliendo y adaptando sus respuestas ante los diferentes retos mencionados en este capítulo, de una manera individual e intuitiva, con poca o ninguna evaluación formal de su conducta profesional. Esta situación es digna de estudio y análisis, para modificarla en el corto y mediano plazos. Caso de reflexión Un estudiante muy inteligente, quien ingresó a la escuela de Medicina al obtener altas calificaciones en el examen de admisión, ha tenido problemas emocionales serios con su pareja sentimental durante el primer año de la carrera. Esta situación ha tenido un impacto importante en su capacidad de concentración y ha disminuido en forma significativa el tiempo diario que le dedica al estudio de las asignaturas de primer año, así como a la elaboración de las tareas y trabajos que le encargan los profesores. En los últimos meses se ha dedicado a estudiar principalmente en apuntes de sus compañeros y en colecciones extraoficiales de preguntas de opción múltiple de exámenes de años anteriores. En las evaluaciones parciales ha llevado apuntes de manera subrepticia (“acordeones”) y ha copiado a otros. Su desempeño académico y calificaciones parciales han disminuido, sobre todo en la materia de Bioquímica. Se distrae con facilidad y con frecuencia se queda dormido en clase. En casa ha dicho a sus padres que las bajas calificaciones se deben a que el profesor de Bioquímica “no lo quiere”, y que por razones personales le ha bajado la calificación sin justificación. Al profesor le externa que la situación Downloaded 2023­10­9 1:53 P Your IP is 148.227.131.52 económica Capítulo 1: Elenprofesionalismo casa es muy complicada y que en las aulas dedebe trabajar la escuela depor las tardes Medicina, para ayudar Melchor a suMendiola Sánchez padre. Todas sus explicaciones y justificacionesPage son 8 / 12 ©2023 McGraw mentiras, Hill. los y cuando All Rights padres Reserved. Terms para buscan al profesor of Use Privacy hablar Policyse del asunto Notice Accessibility hace evidente la situación. Se reúnen padres y profesor con el estudiante, establecen un programa para apoyarlo y le piden que no justifique sus resultados con mentiras. Al fin de año el alumno se recupera emocionalmente, aprueba todas las asignaturas con calificaciones mínimas aprobatorias y se inscribe sin problema en el segundo año. En los últimos meses se ha dedicado a estudiar principalmente en apuntes de sus compañeros y en colecciones Univesidad Autónoma extraoficiales de Sinaloa de preguntas de UAS. opción múltiple de exámenes de años anteriores. En las evaluaciones parciales ha llevado apuntes de manera subrepticia (“acordeones”) y ha Access Provided by: copiado a otros. Su desempeño académico y calificaciones parciales han disminuido, sobre todo en la materia de Bioquímica. Se distrae con facilidad y con frecuencia se queda dormido en clase. En casa ha dicho a sus padres que las bajas calificaciones se deben a que el profesor de Bioquímica “no lo quiere”, y que por razones personales le ha bajado la calificación sin justificación. Al profesor le externa que la situación económica en casa es muy complicada y que debe trabajar por las tardes para ayudar a su padre. Todas sus explicaciones y justificaciones son mentiras, y cuando los padres buscan al profesor para hablar del asunto se hace evidente la situación. Se reúnen padres y profesor con el estudiante, establecen un programa para apoyarlo y le piden que no justifique sus resultados con mentiras. Al fin de año el alumno se recupera emocionalmente, aprueba todas las asignaturas con calificaciones mínimas aprobatorias y se inscribe sin problema en el segundo año. Perspectiva del estudiante. El estudiante no estaba acostumbrado a tanta presión académica, exigencias de estudio y tareas durante la educación media superior, y no entiende por qué debe aprender de memoria tanta información que parece no tener utilidad práctica. No ha recibido entrenamiento en el desarrollo de la inteligencia emocional y de la resiliencia, aspectos necesarios para enfrentar los retos afectivos que enfrentan los seres humanos, y racionalizó el impacto académico de su problema emocional asignando la culpa a su pareja sentimental, a la falta de interés del profesor y a lo “deshumanizado” de la institución. No tuvo madurez ni confianza en el profesor para pedirle ayuda sin faltar a la verdad, ya que sintió falta de empatía y apertura por parte del docente. Tiene muy claro, por lo que ha visto y le han dicho sus compañeros, que lo más importante en la escuela son los exámenes, y que cualquier método que se use para incrementar la puntuación es válido, siempre y cuando no lo atrapen. No percibió como deshonesta e inapropiada su estrategia de estudio para los exámenes ni las herramientas fraudulentas que utilizó, ya que lo hacen muchos de sus compañeros. Está seguro de que estas actitudes y estrategias no repercutirán en el resultado final de su proyecto de vida: ser un médico competente y triunfador. Perspectiva del profesor. El profesor no está acostumbrado a ayudar a sus estudiantes cuyos problemas personales afectan su desempeño académico; después de todo, es un profesionista muy ocupado que tiene un intenso trabajo clínico y en el laboratorio. Los problemas personales de los estudiantes son, por definición, privados, y es responsabilidad de cada uno enfrentarlos y resolverlos. Subyace la pregunta de ¿cómo puede ser médico si ni siquiera puede manejar los problemas sentimentales con su pareja? En el curso de formación docente que recibió para actualizarse e implementar el nuevo plan de estudios, que incluye competencias genéricas como el profesionalismo, habilidades de comunicación, aprendizaje autodirigido y desarrollo personal, se le dijo que tenía que enseñar y evaluar dichas competencias “de manera efectiva, válida y confiable”, pero no le quedó muy claro cómo lo haría en forma eficiente, con el pesado trabajo clínico y tantos alumnos en el grupo. Para el profesor, el estudiante en cuestión era uno más, que participaba poco y se dormía en clase (lo que, por cierto, le molestaba mucho: ¿cómo podía interesarle tan poco su clase si es tan importante?), por lo que no reparó en él durante el semestre hasta que los padres solicitaron una entrevista. El profesor piensa que estudiar en apuntes y bancos de preguntas ilegales no es apropiado, pero no sabe cómo evitarlo y no lo concibe como un “lapso de profesionalismo” que pueda incorporar en el apartado de “calificación del profesor” que otorga al estudiante. Lo que ocurre con los estudiantes fuera del salón de clase (es decir, fuera de su control y de su horizonte inmediato) no puede ser su responsabilidad, dado que si no estudian para la clase o para aprender de manera significativa es culpa de ellos. Como no sorprendió al alumno copiando en el examen ni haciendo algún tipo de trampa, ignora que esto ocurrió y no incorpora estos elementos en su juicio (por supuesto, el estudiante no confesó estas faltas, siguiendo el principio de “fuera de la vista, fuera de la mente”). Después de la reunión con los padres y la plática con el estudiante, el maestro puso más atención en clase y en sus tareas. Como al final del curso el estudiante aprobó, se sintió satisfecho con la solución que dio al problema. Después de todo, lo importante para los estudiantes es aprobar, ¿o no? Perspectiva de la institución. La escuela de Medicina no se percató de la situación, ya que no estuvo “en el radar” de sus mecanismos de vigilancia de problemas. Si no hubo una queja o solicitud de auxilio formal del estudiante o del profesor, la institución por lo general se deslinda, pues los problemas personales de los estudiantes no son de su incumbencia, siempre y cuando no afecten el prestigio institucional o se traduzcan en actividades ilegales. ¿Cómo podría la escuela resolver todos los problemas económicos, mentales, familiares, emocionales y de salud de todos sus alumnos? Como se trata de una institución dedicada a formar “profesionales de excelencia”, tiene construidos en sus mecanismos de promoción académica los filtros necesarios para “depurar” a los estudiantes vulnerables, débiles o que no tengan la presencia de ánimo y robustez necesarios para salir adelante y llegar a ser médicos. Después de todo, los médicos deben trabajar de manera incansable para atender a los pacientes, independientemente de sus problemas personales. Por otra parte, el Comité Curricular de la institución diseñó el plan de estudios con competencias genéricas, que incluyen el profesionalismo, y realizó cursos de formación docente sobre el tema (que acreditaron todos los profesores), así que no debe haber problemas; el asunto del profesionalismo está en manos de los profesores. Preguntas de interés ¿Cómo puede un estudiante de Medicina formarse como médico y desarrollar una identidad profesional adecuada, cuando el sistema está aparentemente diseñado para complicar esta meta y tiene pocos espacios de apoyo individualizado? Downloaded 2023­10­9 1:53 P Your IP is 148.227.131.52 Capítulo 1: Elpodría ¿Cómo profesionalismo en citado el estudiante las aulas deCaso en el la escuela de Medicina, de reflexión Melchor Sánchez haber enfrentado Mendiola su situación Page 9 / 12 personal sin violentar los valores del profesionalismo ©2023 McGraw Hill. All Rights Reserved. Terms of Use Privacy Policy Notice Accessibility (honestidad, responsabilidad, madurez, habilidades de comunicación, competencia académica)? ¿Cuál es la responsabilidad del profesor y de la institución cuando un estudiante tiene problemas personales que producen tensión en el competencias genéricas, que incluyen el profesionalismo, y realizó cursos de formación docente sobre el tema (que acreditaron todos los profesores), así que no debe haber problemas; el asunto del profesionalismo está en manos de los profesores. Univesidad Autónoma de Sinaloa UAS. Access Provided by: Preguntas de interés ¿Cómo puede un estudiante de Medicina formarse como médico y desarrollar una identidad profesional adecuada, cuando el sistema está aparentemente diseñado para complicar esta meta y tiene pocos espacios de apoyo individualizado? ¿Cómo podría el estudiante citado en el Caso de reflexión haber enfrentado su situación personal sin violentar los valores del profesionalismo (honestidad, responsabilidad, madurez, habilidades de comunicación, competencia académica)? ¿Cuál es la responsabilidad del profesor y de la institución cuando un estudiante tiene problemas personales que producen tensión en el cumplimiento de las conductas relativas al profesionalismo? ¿Cómo pueden el profesor y la institución registrar las “ofensas” a los valores del profesionalismo en los estudiantes, de manera rigurosa, metódica y longitudinal?; ¿qué consecuencias académicas deben tener las violaciones a los principios del profesionalismo?; ¿deben ser proporcionales a la falta? ¿Qué tanto afecta el currículo oculto de la evaluación al comportamiento profesional de los estudiantes de Medicina?; ¿cómo enfrentarlo y mejorar la situación? 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