ETAPAS DEL CONSTITUCIONALISMO HISTORICO ESPAÑOL. CÁDIZ. Caracteres Generales El constitucionalismo en España nace relativamente temprano. El país no se encontraba todavía suficient... ETAPAS DEL CONSTITUCIONALISMO HISTORICO ESPAÑOL. CÁDIZ. Caracteres Generales El constitucionalismo en España nace relativamente temprano. El país no se encontraba todavía suficientemente maduro como para asumir plenamente el hecho constitucional. Sera en 1808, en plena invasión francesa, cuando se apruebe el estatuto de Bayona, por imposición de Napoleón, cuando se apruebe poco después la que será considerada la primera y genuina constitución española, la de Cádiz de 1812. El constitucionalismo español se caracterizó por una inestabilidad casi permanente. Fruto de ello es que se puede considerar que en España hubo hasta 7 constituciones vigentes, incluyendo en ellas el estatuto real de 1834 así como el régimen franquista, que propiamente no son constituciones ninguna de las dos. Además se dieron textos constitucionales que no llegaron a ser promulgados o se quedaron en el trámite de discusión parlamentaria, el proyecto de bravo de murillo de 1852, la constitución no nata de 1856, proyecto de constitución federal de 1873, así como el proyecto de constitución de Primo de Rivera de 1929. A lo largo del siglo XIX español las constituciones no van a ser sino constituciones de partidos, constituciones impuestas de uno a otro lado sin que llegara el necesario consenso para la perdurabilidad de las mismas. Es la ley del péndulo constitucional. Las constituciones son el resultado de una de las dos maneras de entender España. Aquella visión liberal que preconiza una auténtica ruptura con el poder absoluto del Rey, y de otro lado el conservadurismo que considera imprescindible el mantenimiento de la tradición, y la importancia de la corona. En consecuencia las constituciones no serán sino el reflejo de una de estas visiones, excluyentes la una de la otra, y cuando cambian las tornas en el poder, será impuesta una nueva constitución, y lo que es peor, sin seguir los trámites de reforma establecidos. La tónica normal era que después de un texto constitucional progresista le siguiera uno de tinte conservador, y así sucesivamente en toda nuestra historia constitucional. Las materias sobre las que se refleja la discrepancia ideológica serán la titularidad de la soberanía nacional (compartida entre el Rey y las Cortes, o únicamente a la Nación), separación de poderes (con la exclusión del poder real), la declaración de derechos, con el reconocimiento de la libertad de religión, de imprenta (nuestro derecho a la información actual), o no menos importante la cuestión del sufragio (censitario o universal). Propio de esta dinámica será la existencia de un bicameralismo (congreso y senado) donde éste último será el contrapeso reaccionario para evitar todo avance. Este movimiento pendular acaso es más aparente que real, existe una diferencia abismal entre la duración de las constituciones progresistas, breves y de escasa duración, frente a los procesos constitucionales de carácter conservador, mucho más longevos en el tiempo. Baste decir que en el lapso de 170 años que va desde 1808 hasta 1978, las constituciones progresistas apenas sí tuvieron 26 años de vigencia entre todas ellas. El resto del lapso temporal, constituciones conservadoras o directamente dictaduras. Read more