Tratamientos Biológicos II: Antidepresivos

Postula que la depresión se debe a la disminución de la serotonina, noradrenalina y dopamina en el cerebro.

La disminución de la serotonina se relaciona con síntomas depresivos como impulsividad, tensión y obsesiones/compulsiones.

La falta de noradrenalina se asocia con apatía y falta de interés, siendo un síntoma clave en ciertos tipos de depresión.

El déficit de dopamina se manifiesta en la pérdida del placer y la capacidad de experimentar recompensa, un síntoma central en la depresión.

Los fármacos antidepresivos actúan aumentando los niveles de neurotransmisores como serotonina, noradrenalina y dopamina.

Un tipo de antidepresivo que aumenta los niveles de serotonina en el cerebro.

Antidepresivos que aumentan los niveles de serotonina, noradrenalina y dopamina.

Tipo de fármacos antidepresivos efectivos en depresiones con ansiedad.

Efectos secundarios producidos por fármacos que bloquean la acción del neurotransmisor acetilcolina. Incluyen sequedad bucal, visión borrosa, estreñimiento, retención urinaria y aumento de la presión intraocular (PIO).

Problemas del sistema cardiovascular causados por medicamentos. Pueden incluir taquicardia (frecuencia cardíaca rápida), hipotensión (presión arterial baja) y arritmias (ritmo cardíaco irregular).

Problemas gastrointestinales como náuseas, vómitos, diarrea y aumento del apetito/peso.

Reacciones cutáneas como fotosensibilidad (sensibilidad al sol) y eritema (enrojecimiento).

Problemas en el sistema nervioso central, incluyendo somnolencia, sedación, ansiedad, inquietud, ataxia (pérdida de coordinación), temblor, parestesias (sensaciones extrañas) y convulsiones.

Tipo de antidepresivos que funcionan bloqueando la recaptación de serotonina, un neurotransmisor en el cerebro.

Beneficios de los antidepresivos (ADs) que incluyen indicaciones amplias, eficacia rápida y alta. Son fármacos de referencia en ensayos clínicos.

Desventajas de los antidepresivos que incluyen mayores, más molestos y graves efectos secundarios, más interacciones farmacológicas y potencial peligro en sobredosis.

La Paroxetina se usa para tratar la depresión, el TOC, el trastorno de pánico, la fobia social, el TAG y el TEPT.

Incluyen disfunción sexual, náuseas, vómitos, boca seca y somnolencia.

La Fluoxetina se usa para tratar la bulimia, ya que disminuye los atracones impulsivos.

Solo Sertralina (TOC >6 años), Fluoxetina y Escitalopram (depresión >8 años) están indicados en niños.

La Fluvoxamina se usa en TOC y depresión.

La Fluoxetina se administra desde 20 mg hasta 80 mg.

Sertralina es preferible para pacientes con cardiopatías, mientras que Citalopram y Sertralina para pacientes con hepatopatías.

La mayoría de los ISRS son efectivos en el tratamiento de la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).

Inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina. Actúan bloqueando la recaptación de estos neurotransmisores en la sinapsis, aumentando su disponibilidad.

Un tipo de IRSN que actúa sobre la serotonina, noradrenalina y, a dosis altas, también sobre la dopamina.

A dosis bajas (75 mg), la venlafaxina principalmente aumenta los niveles de serotonina.

A dosis intermedias (más de 150 mg), la venlafaxina aumenta los niveles de serotonina y noradrenalina.

A dosis altas (más de 300 mg), la venlafaxina incrementa los niveles de serotonina, noradrenalina y probablemente también de dopamina.

La venlafaxina generalmente no bloquea los receptores alfa-1, colinérgicos o de la histamina, por lo que no produce efectos secundarios comunes de otros antidepresivos.

La venlafaxina es efectiva para tratar la depresión, especialmente en casos resistentes y con respuesta rápida. También es útil para el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), fobia social, TOC, y TA (trastorno de angustia), e incluso para el TDAH.

Se debe tener precaución en pacientes con antecedentes de manía o crisis epilépticas, ya que la medicación puede empeorar estos estados. También hay que monitorizar la presión arterial, especialmente a dosis altas (mayor de 200 mg/día).

El bupropión es una buena opción para jóvenes con depresión porque tiene un menor riesgo de convulsiones, no causa efectos secundarios serotoninérgicos como disfunción sexual, aumento de peso o somnolencia, y no presenta síndrome de discontinuación.

La agomelatina es un antidepresivo que actúa como agonista de los receptores MT1/MT2 y antagonista de los receptores 5-HT2C, liberando noradrenalina y dopamina en la corteza prefrontal. También es melatoninérgico, regulando los ritmos circadianos.

Al activar los receptores melatoninérgicos, la agomelatina re sincroniza los ritmos circadianos mejorando la calidad del sueño, sin sensación de resaca.

La Agomelatina no es muy eficaz como antidepresivo y además, al ser melatoninérgico puede causar inquietud, lo que lo hace complicado de usar.

La Vortioxtina es un antidepresivo que inhibe la recaptación de serotonina y modula los receptores serotoninérgicos, con acción agonista, agonista parcial y antagonista, dependiendo de la concentración de serotonina.

La Esketamina es un antidepresivo que actúa sobre el sistema glutamatérgico, restaurando las conexiones sinápticas entre grupos neuronales, lo que la diferencia de los antidepresivos clásicos.

El sistema glutamatérgico es una vía bioquímica del cerebro, que la esketamina utiliza para tratar la depresión.

La Esketamina se administra por vía inhalatoria, dos veces a la semana.

Se recomiendan los ISRS (Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina) como tratamiento inicial para la depresión leve y moderada.

Los ISRS necesitan un tiempo para comenzar a surtir efecto, lo que se conoce como periodo de latencia.

La elección del antidepresivo ideal para un paciente debe considerar su historial de respuesta a medicamentos, antecedentes familiares de depresión, presencia de otras enfermedades y posibles interacciones farmacológicas.

Cumplir con el tratamiento prescrito, incluyendo la dosis correcta, la periodicidad y la duración del tratamiento.

Se caracteriza por una depresión mayor con síntomas intensos, pero sin la presencia de delirios o alucinaciones.

Para tratar un episodio depresivo grave sin síntomas psicóticos, los ISRS o los IRSN (Inhibidores de la Recaptación de Serotonina y Noradrenalina) son generalmente la primera opción.

En general, el tratamiento con antidepresivos debe continuar por un mínimo de 9-12 meses, y en muchos casos hasta 12 meses.

Es fundamental monitorizar la respuesta al tratamiento con antidepresivos, revisando la sintomatología del paciente a las 3-4 semanas de iniciar el tratamiento.