Revolución Industrial: Segunda Fase y Imperialismo

Un periodo histórico caracterizado por la expansión de las potencias europeas y la industrialización acelerada.

Proceso de expansión política y económica por el cual una potencia domina y controla otros territorios a nivel internacional.

Se refiere a la segunda mitad del siglo XIX, donde se desarrollaron nuevas tecnologías e industrias en Europa.

La generación y aplicación de energía eléctrica, revolucionando la iluminación, la maquinaria y la vida diaria.

El desarrollo de este motor impulsó la industria del automóvil y el transporte, revolucionando la movilidad.

El desarrollo del acero Bessemer permitió la producción en masa, lo que fue crucial para la industria y la construcción.

El teléfono permitió una comunicación más rápida y eficiente, transformando la interacción personal y empresarial.

Señal de socorro utilizada en transmisiones telegráficas a principios del siglo XX. Significa "Vengan rápido, problemas".

Señal de socorro internacional adoptada en 1906, reemplazando a CQD. Se compone de tres puntos cortos, tres largos y tres cortos en código Morse. ⋯ − − − ⋯

Proceso por el cual personas se trasladan de manera permanente o semipermanente de un país a otro.

País que atrae población debido a factores como la economía, oportunidades laborales o mayor seguridad.

País que expulsa o repele a su población debido a factores como la crisis interna, el clima o la falta de oportunidades.

El uso masivo de nuevos metales como el aluminio, cobre, níquel, zinc y acero transformó la industria del metal durante la segunda fase de la Revolución Industrial.

La producción de sosa, ácido sulfúrico, colorantes y explosivos marcó un hito en la industria química durante la segunda fase de la Revolución Industrial.

La dinamita, inventada por Alfred Nobel en 1860, revolucionó la minería y la construcción, pero también se utilizó en guerras.

La bombilla eléctrica, inventada por Thomas Alva Edison, iluminó las ciudades y hogares, transformando la vida nocturna.

El motor de combustión interna, los tranvías y otras innovaciones en el transporte impulsaron la movilidad y el comercio durante la segunda fase de la Revolución Industrial.

El teléfono, inventado por Alexander Graham Bell, permitió la comunicación instantánea a larga distancia, revolucionando la comunicación personal y empresarial.

Los rayos X, descubiertos por Wilhelm Röntgen en 1895, revolucionaron la medicina, permitiendo visualizar el interior del cuerpo humano.

El gramófono, inventado por Emile Berliner en 1887, revolucionó la industria de la música, permitiendo grabar y reproducir sonido.

El automóvil, inventado por Karl Benz y mejorado por Henry Ford, revolucionó el transporte personal y el comercio, permitiendo desplazamientos más rápidos y eficientes.

Las empresas se unieron para formar asociaciones que controlaban el mercado, buscando mayor poder y ganancias. Un ejemplo es la Standard Oil de John Rockefeller.

Este término surgió en la Revolución Francesa para referirse a la gente común que no pertenecía a la nobleza o el clero. Con la eliminación de privilegios, la gente comenzó a tener más poder e influencia.

Un cambio significativo en la vida de las personas donde se mejoraron las condiciones de vida para las clases populares, con acceso a educación, salud y mejores condiciones urbanas.

Toulouse Lautrec, artista francés, retrató la vida parisina en el siglo XIX. Las pinturas muestran escenas cotidianas, la cultura del cabaret y la vida nocturna de la época.

El miedo de la élite a la nueva situación se reflejaba en términos como "tiranía de la mayoría" o "oclocracia", expresando la preocupante influencia del pueblo en la toma de decisiones.

Las potencias europeas buscaban nuevos mercados para vender sus productos industriales y fuentes de materias primas para alimentar sus fábricas.

Las potencias coloniales justificaban su dominio alegando que traían civilización y progreso a los pueblos conquistados.

Misioneros católicos se dedicaban a evangelizar a los pueblos considerados "atrasados" o premodernos.

El imperio británico contuvo vastas áreas, incluyendo islas, colonias y dominios. Expandiéndose por Asia, África y América.

Las áreas destinadas al poblamiento definitivo de los inmigrantes británicos eran llamadas dominios. En cambio, las colonias estaban bajo el control directo del Reino Unido.

Canadá, Terranova, Australia, Nueva Zelanda, y Sudáfrica formaron parte de los dominios británicos.

India fue un ejemplo de colonia, controlada por Gran Bretaña, que proporcionaba materias primas como algodón, trigo y té.

La demanda de los mercados europeos impulsó la creación de tiendas por departamentos y grandes almacenes, así como la formación de asociaciones de empresas llamadas cárteles.

John Rockefeller creó la Standard Oil y Jhon P Morgan la General Electric. Estas empresas jugaron un papel clave en la expansión económica del imperialismo.

El imperialismo europeo tuvo un impacto profundo en la estructura económica y política del mundo, dando lugar a nuevas formas de comercio y relaciones de poder.

La oposición de intereses entre Rusia y Japón en el Asia Oriental, especialmente en Manchuria, dio lugar a la Guerra Ruso-Japonesa.

El hundimiento de naves rusas en Port Arthur (Ciudad de Liu-Shuen, Nor-Este de China) por parte de Japón, con apoyo británico, obligó a la evacuación rusa de Manchuria.

La mediación de Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos en el combate naval de Tsushima, llevó a la firma de un armisticio entre Rusia y Japón en 1905.

El Tratado de Portsmouth en 1905, firmado tras la mediación internacional, otorgó a Japón importantes concesiones: la vía férrea sur manchuriana, intereses en Manchuria y derechos de arriendo en Lao. Tong.

Tras la Guerra Ruso-Japonesa, Japón se convirtió en protectorado de Corea en 1905 y luego en colonia entre 1910 y 1945, antes de ser liberada al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

La rivalidad entre el Imperio Británico y el Imperio Ruso por el control de territorios en Asia Central y el Cáucaso durante el siglo XIX.

Un país independiente, normalmente pequeño, ubicado entre dos potencias mayores con intereses enfrentados. Ayuda a evitar conflictos directos y reduce la tensión entre los dos países.

Afganistán fue utilizado como un Estado Tapón entre la India Británica y el Turkestán Ruso para evitar un conflicto directo entre los dos imperios.

China se mantuvo aislada del comercio internacional, manteniendo una política de rechazo a las influencias externas. A través del puerto de Cantón, exportaba té, algodón, seda y porcelana.

Conflictos armados entre China y Gran Bretaña en el siglo XIX, originados por el comercio de opio y la resistencia china a la influencia extranjera.

El opio era una droga muy codiciada en el mercado británico, que se compraba con plata, la cual se usó para financiar el comercio exterior de China.

China se negaba a las influencias externas y se aferraba a la plata que recibía del comercio del opio. Esto era visto como una amenaza a los intereses comerciales de Europa, lo que provocó las Guerras del Opio.

La Guerra del Opio I (1839-1842) y la Guerra del Opio II (1856-1860) fueron un intento de abrir el mercado chino a las potencias extranjeras.

Las Guerras del Opio tuvieron un impacto profundo en la historia de China, debilitando su poderío y abriendo las puertas a la influencia extranjera, lo que llevó a un periodo de inestabilidad.

El intento de Gran Bretaña de equilibrar su balanza comercial con China, a pesar de la negativa china a abrirse al comercio, llevó al uso del opio como un bien de intercambio estratégico.

El imperio chino estaba en una posición dominante, mirando a otras naciones con desdén, lo que llevó a la resistencia a las demandas comerciales británicas.

El opio, cultivado en la India británica y procesado por la Compañía Británica de las Indias Orientales, se convirtió en un producto clave para el comercio con China.

Los comerciantes chinos (Hong) distribuían opio a través de los puertos chinos, lo que provocó una epidemia de adicción en el país.

La política de resistencia china a la libertad comercial y religiosa, en contraste con las demandas británicas, provocó las guerras del opio.

Las guerras del opio causaron daños a las ciudades chinas y erosionaron la sociedad debido a la adicción al opio, especialmente entre los jóvenes.

La dinastía Qing, gobernante de China desde 1636 hasta 1912, enfrentó desafíos con Gran Bretaña, Francia, Rusia y Estados Unidos durante su declive.

La primera Guerra del Opio (1839-1842) fue un conflicto resultante de la negativa china a aceptar el comercio libre y la demanda británica de opio.

La segunda Guerra del Opio (1856-1860) fue otro conflicto entre Gran Bretaña y China, basado en las mismas disputas comerciales y la resistencia china a la apertura.

El Imperio Otomano, que dominaba territorios desde Europa hasta Medio Oriente, estaba en declive a principios del siglo XIX, perdiendo territorios en el oeste y enfrentando la expansión del Imperio Ruso. Su fragilidad y la constante conflictividad en la región le valieron apodos como "el hombre enfermo de Europa" o "el avispero de los Balcanes".

Rusia, durante el siglo XIX, expandió su influencia en el Mar Negro y los Balcanes, lo que llevó a un conflicto con el Imperio Otomano. La Guerra de Crimea (1853-1856) fue una confrontación entre Rusia y una coalición de potencias europeas, incluyendo Francia, Gran Bretaña y el Imperio Otomano. La guerra terminó con la derrota de Rusia, lo que frenó su expansión en la región.

La ambición de Rusia por expandir su influencia en Asia Oriental llevó a un conflicto con Japón en la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905). Japón, que había modernizado rápidamente su ejército y economía, logró una sorprendente victoria sobre Rusia, lo que marcó un cambio en el equilibrio de poder en Asia y demostró la creciente influencia japonesa en la región.

La Cuestión Oriental se refiere a la complejidad de las relaciones y conflictos en la región de los Balcanes y el Mediterráneo Oriental durante el siglo XIX. El declive del Imperio Otomano, la expansión rusa y los intereses de las potencias europeas hicieron de esta región un foco de tensiones geopolíticas, que a menudo desembocaban en guerras y revoluciones.

La influencia del Imperialismo ruso en el Imperio Otomano lo llevó a ser denominado "el hombre enfermo de Europa" o "el avispero de los Balcanes". Estos apodos reflejaban la fragilidad del imperio, su inminente declive y la constante conflictividad en la zona. El imperialismo era una de las causas de las tensiones en la región, y sus acciones tuvieron importantes consecuencias geopolíticas en Europa y Asia.

La primera guerra del opio (1839-1842) fue un conflicto entre China y Gran Bretaña, causado por la prohibición china del opio y la insistencia británica en el libre comercio. La superioridad militar británica llevó a la derrota china y al Tratado de Nankín, que impuso duras condiciones a China.

El Tratado de Nankín, firmado en 1842, marcó el fin de la primera guerra del opio y estableció un nuevo orden en las relaciones entre China y Gran Bretaña. Impuso a China la cesión de Hong Kong, la apertura de puertos comerciales y el pago de una indemnización, marcando el inicio del colonialismo y la humillación de China.

La segunda guerra del opio (1856-1860), también conocida como la guerra del incidente del buque Arrow, fue una continuación del conflicto entre China y Gran Bretaña, esta vez junto con Francia, por la expansión del comercio británico en China. China fue derrotada y tuvo que firmar el Tratado de Tientsin, cediendo más derechos comerciales y territoriales a Gran Bretaña y Francia.

El Tratado de Tientsin, firmado en 1858, fue un acuerdo desigual entre China y las potencias occidentales (Gran Bretaña, Francia, Rusia y Estados Unidos) que otorgaba mayores privilegios comerciales y diplomáticos a los países occidentales, y obligaba a China a pagar una indemnización.

La batalla de Sebastopol, que se libró durante la guerra de Crimea, fue un punto crucial en la guerra, que condujo al desgaste de las fuerzas rusas. Las fuertes defensas rusas en Sebastopol finalmente fueron superadas por los aliados.

El expansionismo ruso en el siglo XIX, bajo el zar Nicolás I, se basó en la ambición de expandir el territorio ruso y su influencia en la región del Mar Negro. La guerra de Crimea fue un reflejo de estas ambiciones y los intereses rusos en la región.

Las potencias occidentales, especialmente Gran Bretaña y Francia, tenían fuertes intereses comerciales en el Imperio Otomano y veían con preocupación el expansionismo ruso en la región. La Guerra de Crimea fue una respuesta a la amenaza rusa en el Mar Negro y a la protección de los intereses occidentales.

El contexto internacional del siglo XIX fue un período de fuertes rivalidades geopolíticas, marcadas por el expansionismo europeo y la búsqueda de nuevos mercados. Los conflictos como la Guerra de Crimea reflejaron las diferentes ambiciones y la lucha por el poder entre las grandes potencias.