Reanimación Cardio-Pulmonar: Uso de Medicamentos

Es el conjunto de técnicas y procedimientos aplicadas por personal cualificado en caso de una parada cardiorrespiratoria. Incluye el uso de desfibrilador, manejo avanzado de la vía aérea, administración de medicamentos y acceso vascular.

La RCPA es una parte esencial del soporte vital avanzado, un conjunto de intervenciones para restaurar la función cardiovascular y respiratoria.

Es la primera fase del manejo de la parada cardiorrespiratoria, vital para asegurar que la RCP básica y la activación del sistema de emergencias se inician lo antes posible.

Consiste en la valoración del estado de consciencia (respuesta), la respiración (VOS) y el pulso central. Si el paciente no responde, no respira o carece de pulso, es necesario iniciar la RCP.

Es un conjunto de medidas que se toman para activar el sistema de emergencias médicas de forma rápida y eficiente.

La RCP es un conjunto de maniobras que se realizan para mantener la circulación sanguínea y la oxigenación del cerebro hasta que se restaure la actividad cardíaca normal.

El objetivo principal de enfermería en la RCPA es identificar signos y síntomas de detección precoz de la parada cardiorrespiratoria y actuar con rapidez para garantizar la mejor atención posible.

Es un conjunto de medidas que se toman para garantizar la supervivencia del paciente en caso de parada cardiorrespiratoria. Cada eslabón es crucial para el éxito del proceso.

En caso de duda entre asistolia y fibrilación ventricular extremadamente fina, la desfibrilación no se intenta. Se deben continuar las compresiones torácicas y la ventilación.

Si el paciente recupera la circulación espontánea después de la RCP, se deben iniciar los cuidados posparo cardiaco.

La intubación traqueal es la vía aérea más fiable, pero solo la debe realizar personal cualificado y experimentado.

No se debe interrumpir o retrasar la desfibrilación durante la intubación traqueal.

Se puede hacer una breve pausa en las compresiones torácicas (menos de 5 segundos) para pasar el tubo endotraqueal.

Si no se dispone de personal para intubación, un dispositivo supraglótico (DSVA) es una buena alternativa.

Se debe asegurar la correcta posición del tubo endotraqueal después de la intubación y ventilar los pulmones a 10 respiraciones por minuto.

Si hay una fuga de gas excesiva, se deben interrumpir las compresiones durante la ventilación con una relación de 30:2 (compresiones-ventilaciones).

La presencia de testigos que inician RCP inmediatamente tras una parada cardiaca puede aumentar la tasa de supervivencia hasta el doble o el triple.

La desfibrilación dentro de los primeros 3 a 5 minutos de un colapso cardiaco puede lograr tasas de supervivencia del 50% al 70%.

El masaje cardiaco debe realizarse en el centro del tórax, con una profundidad de 5cm (no más de 6cm), a una frecuencia de 100 a 120 por minuto, con interrupciones menores a 10 segundos, permitiendo la expansión completa del tórax después de cada compresión.

Un monitor desfibrilador es un equipo que permite monitorear la frecuencia cardiaca, el ritmo cardiaco y la saturación de oxígeno del paciente, además de realizar la descarga eléctrica si es necesario.

La energía a utilizar para la desfibrilación depende del tipo de desfibrilador. Los desfibriladores monofásicos requieren una energía de 360 Julios.

Se refiere a la atención médica que se brinda al paciente después de una parada cardiaca, tanto fuera como dentro del hospital.

Las tres intervenciones que más contribuyen a la supervivencia del paciente tras una parada cardiaca son: 1. Soporte vital básico por testigos, 2. Masaje cardiaco de alta calidad y 3. Desfibrilación precoz.

Se inicia inmediatamente después de colocar los electrodos en un ritmo no desfibrilable (asistolia o AESP). Consiste en 30 compresiones torácicas seguidas de 2 ventilaciones durante 2 minutos.

Se debe obtener un acceso intravenoso o intraóseo para la administración de medicamentos durante la RCP. Tan pronto como se consiga, administrar 1mg de adrenalina.

Se debe utilizar un dispositivo de manejo avanzado para la vía aérea para proporcionar 10 ventilaciones por minuto con compresiones torácicas continuas.

Se debe utilizar para confirmar y monitorizar la colocación del tubo endotraqueal.

Si el ritmo no desfibrilable persiste después de 2 minutos de RCP, se reinicia inmediatamente la RCP por 2 minutos más.

Si el paciente entra en un ritmo desfibrilable después de 2 minutos de RCP, se debe administrar una descarga y seguir el algoritmo específico para ese ritmo.

Si el paciente permanece en un ritmo no desfibrilable después de 2 minutos de RCP, se continúa con la RCP y la administración de adrenalina.

Se deben buscar y tratar cualquier causa reversible que pueda estar contribuyendo a la parada cardiaca.

La adrenalina es un medicamento que estrecha los vasos sanguíneos y estimula el sistema nervioso simpático, utilizado en la RCP para mejorar la circulación sanguínea.

La administración de adrenalina durante la RCP no mejora la supervivencia a largo plazo, pero sí aumenta las posibilidades de supervivencia en el corto plazo.

La adrenalina se administra durante la RCP después de la tercera descarga eléctrica, sin interrumpir el masaje cardíaco, y se repite cada 3-5 minutos.

Los antiarrítmicos se administran en ciclos alternos con la adrenalina, nunca al mismo tiempo, por lo que si la adrenalina se administra en el tercer ciclo, los antiarrítmicos comienzan en el cuarto.

La amiodarona es un antiarrítmico indicado para tratar fibrilación ventricular (FV) y taquicardia ventricular sin pulso (TVSP) que no responden al tratamiento eléctrico.

La lidocaína es un antiarrítmico más específico que la amiodarona, indicada para tratar fibrilación ventricular recurrente.

La dosis de lidocaína se calcula según el peso del paciente, con una dosis inicial de 1mg/kg y la mitad en el segundo ciclo.

La concentración de lidocaína varia (1%, 2%, 5%), por lo que es importante realizar los cálculos correctamente para determinar el volumen a administrar.

Es un trastorno ácido-base que se caracteriza por un exceso de hidrogeniones en la sangre, lo que provoca una disminución del pH sanguíneo.

Es un proceso que se produce después de la parada cardiorrespiratoria y el restablecimiento de la circulación, caracterizado por la disfunción cerebral, miocárdica y una respuesta sistémica.

Es una fase crítica que se inicia tras la recuperación de la circulación espontánea, donde se busca estabilizar al paciente y restaurar su función normal.

Se produce cuando la temperatura corporal es menor de 35°C, complicando la reanimación.

Se debe administrar sueroterapia caliente al paciente en caso de hipotermia, ya que hasta 20°C no es efectiva la desfibrilación ni los fármacos. Además, se realiza terapia de sostén, como el masaje cardíaco.

Se produce cuando la temperatura corporal es mayor de 40°C, pudiendo provocar deshidratación y parada cardíaca.

Es un trastorno electrolítico caracterizado por un exceso de potasio en la sangre.

Es un trastorno electrolítico caracterizado por una deficiencia de potasio en la sangre.