TEMA 5. Efectos de las Emociones

Las emociones son procesos psicológicos que se activan cuando nuestro aparato psíquico detecta un cambio significativo para nosotros, lo que las convierte en un proceso altamente adaptativo.

Las emociones tienen la capacidad de dar prioridad a la información relevante para nuestra supervivencia, permitiendo que procesemos información crucial de manera rápida y eficiente.

Las emociones se caracterizan por cambios en la fisiología del cuerpo, como la aceleración del ritmo cardíaco o la sudoración, que son parte de la respuesta al cambio que desencadena la emoción.

Las emociones nos preparan para la acción, impulsándonos a modificar el entorno o adaptarnos a las circunstancias que las provocan.

Las emociones se expresan de maneras específicas, ya sea a través de la expresión facial, el lenguaje corporal o el tono de voz, transmitiendo información a nuestro entorno social.

La experiencia emocional se filtra por la influencia de nuestra cultura y aprendizaje, dando forma a la manera en que percibimos, experimentamos y expresamos nuestras emociones.

Las emociones se basan en dos procesos: uno primario, breve e intenso, que es la respuesta inicial a la emoción; y uno secundario, más lento y opuesto, que nos ayuda a volver a nuestro estado original.

La experiencia emocional tiene una causa, un evento o cambio que la desencadena, y las emociones nos ayudan a sentir, reaccionar y adaptarnos a esa situación.

Explorar situaciones novedosas, eliminar actividad residual del sistema nervioso central, focalizar la atención, reclutar recursos para entender lo nuevo.

Rechazar estímulos dañinos o desagradables, desarrollar hábitos de higiene, prevenir enfermedades.

Conectar con personas, disfrutar de la vida, generar emociones positivas, fomentar la empatía y el altruismo.

Protegerse de peligros, facilitar el escape o la evitación de situaciones peligrosas, focalizar la atención, movilizar energía para reaccionar rápidamente.

La función adaptativa de la Ira aún no está definida en el texto.

La function adaptative de la Tristeza aún no está definida en el texto.

Las emociones son esenciales para nuestra supervivencia como especie y como individuos. Nos permiten evaluar situaciones como buenas o malas y reaccionar de forma instintiva.

Al nacer, nuestras emociones son nuestro único recurso para navegar el mundo. Nos permiten comunicar nuestras necesidades básicas y reconocer el cuidado de los demás.

Las emociones no son solo reacciones preprogramadas; se adaptan, evolucionan y maduran a través de la experiencia. Aprendemos a modularlas, desarrollar nuevas y anticipar situaciones.

Las emociones nos ayudan a organizar nuestro entorno y experiencias, permitiéndonos reaccionar y anticipar eventos.

Las emociones trabajan en conjunto con otros procesos mentales como la percepción, la memoria y el pensamiento, para crear una respuesta integral.

Nuestra cara de bebé, con sus características especiales, activa respuestas emocionales en los adultos, impulsándolos a cuidarnos.

A través de experiencias personales y sociales, aprendemos a controlar y regular nuestras emociones, adaptándonos a las demandas del entorno.

Las emociones son dinámicas y cambiantes, adaptándose a nuestras experiencias y necesidades, mostrando una gran flexibilidad.

La capacidad de las emociones para guiar nuestra conducta, impulsándonos a actuar y adaptarnos a situaciones cambiantes.

La inhibición emocional es la supresión o control de las expresiones emocionales, a menudo para evitar conflictos o mantener la armonía social.

La capacidad de las emociones para motivar nuestra conducta, impulsándonos a actuar y buscar la satisfacción de necesidades.

El desarrollo del cerebro en los humanos permite una mayor complejidad en la interpretación de situaciones y la selección de respuestas. Esto nos permite flexibilizar nuestras reacciones y adaptarnos de manera más eficiente.

El proceso de reevaluar situaciones emocionalmente para ajustar nuestras respuestas. Esto implica analizar el contexto y buscar alternativas más adecuadas a la reacción inicial.

Las emociones actúan como sistema motivacional primario en los seres humanos, impulsando nuestras acciones y jugando un papel fundamental en cómo percibimos, razonan y actuamos.

Las emociones nos ayudan a energizar nuestra conducta, aportando la fuerza y la intensidad necesaria para actuar de acuerdo con nuestras necesidades y deseos.

La habilidad de desacoplar nuestra motivación de las percepciones sensoriales, permitiendonos reflexionar y tomar decisiones más deliberadas.

Las emociones se pueden clasificar en dos categorías principales:

1. Aproximación: Emociones que nos motivan a acercarnos o interactuar con algo o alguien.
2. Evitación: Emociones que nos motivan a alejarnos o evitar algo o alguien.

Las emociones que nos impulsan a buscar algo o alguien, como el amor, la felicidad o la sorpresa, se agrupan en este eje.

Las emociones que nos impulsan a evitar algo o alguien, como la culpa, la ansiedad o el miedo, se agrupan en este eje.

La capacidad de las emociones para determinar si un estímulo es positivo o negativo, apetitivo o aversivo.

Las emociones nos ayudan a enfocar la atención en lo que realmente importa en un momento dado.

Las emociones nos permiten acceder a experiencias emocionales similares del pasado, para tomar decisiones más rápidas en el presente.

Las emociones nos impulsan a actuar de manera específica, ya sea acercándonos o alejándonos de algo o alguien.

Las emociones activan diferentes procesos en nuestro cerebro, como la evaluación consciente e inconsciente de la situación.

La idea de que ciertas emociones poseen características únicas y se diferencian en cómo nos impulsan a actuar, por ejemplo, el miedo nos lleva a huir o evitar, mientras que la alegría nos lleva a interactuar y conectar.

Un tipo de emoción que no depende de nuestros pensamientos o creencias y se considera universal, como la alegría que se expresa con una sonrisa y es reconocida en diferentes culturas.

Las emociones discretas se diferencian en cómo se manifiestan, cómo se procesan en nuestro cerebro, e incluso pueden estar relacionadas con instintos.

Según Arnold, las emociones discretas se distinguen por la acción que provocan en nosotros. Por ejemplo, el miedo impulsa a huir o evitar, mientras que el amor nos anima a acercarnos.

Ekman y sus colegas proponen que ciertas emociones, como la alegría, la tristeza o la ira, se expresan a través de expresiones faciales únicas que se reconocen universalmente.

Los individuos pueden procesar cada emoción de manera específica. Izard propone que la alegría, la ansiedad o la ira tienen su propio método mental de procesamiento.

Medomgall conectó las emociones discretas con instintos. El asombro y la euforia se asocian a la supervivencia. El miedo, la sumisión y la ira a la lucha y la defensa.

Según Mowrer, el dolor y el placer son emociones innatas que no necesitan aprendizaje y se basan en mecanismos biológicos básicos.