Notas Generales de Estudio

La fiebre, aunque no siempre presente, puede indicar herpes. A diferencia de la candidiasis, que generalmente no causa fiebre.

Además de la fiebre, pueden haber signos de gingivoestomatitis y lesiones herpéticas en la cara (boca).

No suele hacerse en la etapa aguda, salvo sospecha de cuerpo extraño. Muestra una evolución gradual de la infección.

Vesículas similares a herpes zóster, pero en el esófago. Casi nunca se ven al inicio de la consulta.

Úlceras circunscritas, pequeñas (<2 cm), sobreelevadas y con exudado fibrinoso ("en volcán").

Biopsias de bordes y fondo de úlceras. Permiten distinguir herpes simple de citomegalovirus.

Se realiza en bordes de las úlceras, buscando células epiteliales multinucleadas con inclusiones virales.

Se realiza en fondo de úlceras, buscando el virus que afecta las células endoteliales.

Infección en el esófago causada por virus, siendo la infección por el virus herpes simple (VHS) la segunda causa más común.

Infección esofágica causada por el virus herpes simple, caracterizada por malestar inicial y posterior inflamación en la boca.

Compromiso del sistema inmunitario (trasplantes, quimioterapia, VIH), intubación orotraqueal/nasogástrica (daño a la pared esofágica).

Fiebre, odinofagia (dolor al tragar) intensa, dolor retroesternal, dificultad para tragar saliva. Puede parecer un cuadro gripal.

Generalmente se basa en la historia clínica y los síntomas. Los síntomas esofágicos suelen aparecer antes que las lesiones orales.

Fluconazol (vía oral) es el más frecuente y eficaz, tomado durante 14-21 días. Caspofungina y voriconazol (vía parenteral) como alternativa si no se tolera oral.

Administración de medicamentos a través de la boca. Una forma de tratamiento común para muchos problemas de salud.

Administración de medicamentos inyectados. Un método utilizado cuando los pacientes no pueden tomar medicinas por vía oral.

Infección del esófago por hongos, en particular Candida. Es uno de los tipos de esofagitis más comunes.

Depende de la gravedad de la enfermedad y el sistema inmunitario del paciente; Puede durar de 14 a 21 días o 3 semanas para pacientes graves con inmunidad comprometida.

La infección por CMV suele ser asintomática en personas con un sistema inmunológico normal.

La infección por CMV puede causar morbilidad y mortalidad significativas en personas con sistemas inmunológicos debilitados.

Se realiza quimioprofilaxis con ganciclovir antes del trasplante para prevenir la infección por CMV.

El CMV no solo afecta al esófago, sino que también puede afectar a otros órganos como la retina y el colon.

La esofagitis por CMV produce odinofagia (dolor al tragar) y disfagia (dificultad para tragar), pero es más insidiosa que otras esofagitis.

La endoscopia muestra erosiones serpinginosas en el esófago, úlceras más grandes y profundas, con bordes sobreexcavados.

La biopsia del fondo de la úlcera identifica el virus en las células endoteliales.

Se administra Ganciclovir IV durante 10 días seguido de valganciclovir oral, debido a la afectación sistémica.

La ingesta de cáusticos es común en niños, adultos que ingieren productos de limpieza y pacientes psiquiátricos.

La ingestión de cáusticos puede causar lesiones en el esófago, potencialmente conduciendo a estenosis (estrechamiento) y otras complicaciones.

La Candida albicans es el agente causal más frecuente de esofagitis, tanto en pacientes inmunodeprimidos como en inmunocompetentes.

Las condiciones que aumentan el riesgo de esofagitis incluyen trastornos motores con estasis, ciertos medicamentos (antibióticos, inmunosupresores, etc.), condiciones sistémicas (diabetes, alcoholismo, etc.), neoplasias avanzadas, trasplante de órganos, VIH y radioterapia de cabeza y cuello.

Los inhibidores de la bomba de protones (IBP) como el omeprazol pueden causar hipoclorhidria, lo que reduce la acidez gástrica. El ácido gástrico es un mecanismo de defensa natural contra las infecciones esofágicas.

La radioterapia en esa zona puede dañar el epitelio del esófago, haciéndolo vulnerable a infecciones esofágicas.

La odinofagia (dolor al tragar) y la disfagia (dificultad para tragar) son los síntomas más comunes de la esofagitis.

Inflamación del esófago causada por el hongo Cándida albicans, que suele manifestarse como placas blanquecinas adheridas a la mucosa.

El riesgo de desarrollar esofagitis por Cándida aumenta en personas con sistemas inmunitarios debilitados, como pacientes con VIH/SIDA o que toman medicamentos inmunosupresores.

Los síntomas principales son dificultad para tragar (disfagia) y dolor al tragar (odinofagia).

Se utiliza una endoscopia digestiva alta (EDA) para visualizar las placas blanquecinas en el esófago. Se confirma mediante citología por cepillado, que busca hifas de C. albicans.

El tratamiento incluye antifúngicos de efecto tópico (nistatina, cotrimazol) y por vía oral, dependiendo de la gravedad de la infección y la condición inmune del paciente.

El uso de antifúngicos tópicos solo es insuficiente, por lo que se suele combinar con antifúngicos por vía oral.

En casos de úlceras en el esófago, se realiza una biopsia para descartar sobreinfecciones como las causadas por CMV o VHS.

La zona más comúnmente afectada por la esofagitis por Cándida es el tercio superior del esófago.

Si el paciente no puede tragar, se administran fármacos antifúngicos por vía intravenosa.

El tratamiento eficaz de la esofagitis por Cándida depende de un sistema inmunológico fuerte.