Modelos de Intervención Social

Este modelo se centra en la interacción entre los miembros de la familia y cómo los problemas pueden ser síntomas de disfunciones en la red familiar.

El modelo de redes se centra en las relaciones del individuo con sus pares y busca fortalecer la red social del individuo.

Los principales objetivos del modelo de redes son estimular el potencial de la red social del individuo para resolver problemas, fortalecer los lazos sociales, abrir nuevos canales de comunicación, facilitar nuevas percepciones y activar las fuerzas latentes.

El modelo centrado en la tarea, también conocido como modelo de trabajo participativo por objetivos, tiene como objetivo principal resolver problemas específicos planteados por los clientes.

La intervención desde el modelo centrado en la tarea es breve, limitada en el tiempo, similar a la intervención en crisis.

El modelo centrado en la tarea busca ayudar a los clientes a resolver problemas específicos y desarrollar acciones o tareas para abordar esos problemas.

El modelo centrado en la tarea es eficaz para abordar problemas como conflictos personales, insatisfacción en las relaciones personales, problemas con organizaciones formales, dificultad en asumir roles y problemas psicológicos y conductuales.

El modelo centrado en la tarea se centra en los objetivos definidos por el cliente, no en el diagnóstico del trabajador social.

El objetivo de este modelo es ayudar al cliente a tomar control de su vida y mejorar su capacidad para afrontar los desafíos diarios.

Permite que el cliente identifique y reconozca sus propias acciones y cómo estas impactan en su vida.

Busca promover el crecimiento y el desarrollo personal del cliente, creando una mayor sensación de pertenencia y participación.

El terapeuta actúa como un guía que acompaña al cliente a través de su proceso de autodescubrimiento, sin imponer conclusiones o soluciones preestablecidas.

Los objetivos del trabajo social existencial incluyen promover la libertad individual, reconocer el sufrimiento humano, fomentar la participación en el presente y el sentido del compromiso.

El modelo busca que el cliente defina sus propios objetivos y se responsabilice de su propio cambio.

El modelo se caracteriza por un enfoque pragmático, con duración limitada y el cliente se compromete a realizar tareas específicas.

El trabajador social guía al cliente a encontrar soluciones a su problema.

Se define con el cliente los objetivos del tratamiento, los pasos a seguir y la duración de la intervención.

El cliente recibe orientación y retroalimentación constante para el logro de su objetivo.

Se utilizan diversas técnicas para apoyar al cliente en su proceso de cambio.

Este modelo surge como una alternativa al conductismo y el psicoanálisis, centrándose en la experiencia subjetiva del cliente.

El modelo busca comprender profundamente al cliente, sin teorías previas.

El trabajador social no da instrucciones, sino que acompaña al cliente en su propio proceso de descubrimiento.

El modelo cree que cada persona posee la capacidad de resolver sus propios problemas.

El trabajador social actúa como un observador empático, reflejando las emociones y experiencias del cliente.

El cliente llega a comprender sus emociones y pensamientos a través del diálogo y la autoexploración.

Este enfoque enfatiza el respeto por la individualidad y autonomía del cliente.

El trabajador social crea un espacio seguro donde el cliente se siente aceptado y apoyado.