Bioética y Cuidados al Final de la Vida

La bioética se enfoca en los conflictos de valores en la práctica médica, aplicando principios éticos y cuestionando las acciones del personal sanitario.
El cuidado profesional en enfermería, según Virginia Henderson, consiste en brindar asistencia a los pacientes cuando carecen de conocimiento, fuerza o voluntad para hacerlo por sí mismos.
El paradigma de la transformación de Watson destaca la individualidad de las personas en un entorno complejo, donde la salud es un valor y el cuidado, una herramienta para alcanzar el bienestar, el confort y la autonomía.
La enfermera potencia la autonomía del paciente, vela por su intimidad y garantiza su derecho a participar en las decisiones sobre su atención, especialmente al final de la vida.
La práctica enfermera al final de la vida se basa en el conocimiento teórico que permite interpretar y analizar las necesidades del paciente en un momento de gran vulnerabilidad.

Cuidados Paliativos

"Paliativo" significa "proporcionar una capa para calentar a los que pasan frío", reconociendo la importancia del cuidado en la práctica médica.
El cuidado enfermero al final de la vida se centra en el apoyo al paciente y su entorno, buscando la mejor calidad de vida posible para el paciente.
Se busca una comprensión del paciente como ser humano único, con un proyecto personal, evitando la visión del paciente como un "objeto de cuidado".
La compasión, más allá de la empatía, implica entrar en la realidad del otro, reconociendo su sufrimiento y potenciando la práctica del cuidado humano.
Los cuidados paliativos deben diseñarse a partir de las necesidades individuales del paciente, incluyendo sus valores, creencias culturales y religiosas.

Aspectos Éticos

La ética de la responsabilidad marca la práctica del cuidado enfermero moderno, dejando atrás un marco de sumisión.
La ética de la responsabilidad, de Max Weber, exige integrar los principios éticos con la ponderación de las circunstancias concretas de cada caso, tomando decisiones razonables y prudentes.
Nodding critica el exceso de rigidez en la aplicación de las reglas, proponiendo una ética del cuidado flexible y basada en la responsabilidad individual.
Gilligan considera que la ética de la responsabilidad se basa en el concepto de equidad, reconociendo las diferencias en las necesidades individuales.

Dignidad Humana

La ética del cuidado busca preservar la dignidad humana, protegiendo la salud, acompañando al paciente y garantizando su derecho a participar en las decisiones sobre su atención.
La función del enfermero es la de "proporcionar cuidado", sustituyendo al paciente en las acciones individuales que ya no puede realizar por sí mismo.
La asistencia médica debe evitar el sufrimiento y respetar los derechos del paciente, enfrentando los dilemas éticos que surgen del avance científico y tecnológico.
La UNESCO (2005) reconoce la dignidad humana como un principio fundamental en la bioética, afirmando que el respeto por la dignidad humana debe guiar las aplicaciones de la ciencia y la tecnología.

La Futilidad

Es necesario reconocer los límites de la medicina y prevenir el exceso de tratamiento (distanasia) o el tratamiento fútil, que no se condice con los objetivos de la prevención, la cura, el cuidado y la rehabilitación.
Las enfermeras deben velar por el respeto a la autonomía del paciente, escuchando su voz y respetando sus deseos, incluyendo su decisión de no recibir tratamiento cuando este sea solo una prolongación de la muerte.
Para evitar la futilidad, se deben medir cuidadosamente las ventajas del tratamiento (beneficencia) y evaluar los riesgos y beneficios de cada decisión clínica (no maleficencia).

Cuestiones Prácticas

La práctica de los cuidados al final de la vida presenta retos para la enfermería, incluyendo la comunicación como herramienta de cuidado e interacción.
El equipo médico debe enfrentar la realidad cotidiana de los pacientes en situación avanzada o terminal, acompañándolos en el proceso final de la vida.
La incertidumbre, la soledad emocional, la ansiedad, el miedo y la desesperanza son estados frecuentes en los pacientes, requiriendo apoyo y presencia por parte de la enfermería.
Es crucial establecer una comunicación sincera, confiable y respetuosa con el paciente, rompiendo con el paternalismo tradicional que limita el derecho del paciente a la información.
La empatía, la escucha activa y la esperanza son virtudes esenciales para la comunicación en el cuidado al final de la vida.

Roles de la Enfermera en la Provisión de Cuidados al Final de la Vida

El sufrimiento se deriva de la valoración individual del significado del dolor experimentado, no solo del estado de dolor físico.
La enfermera como garante implica defender al paciente y asegurar que esté protegido de daños y eventos adversos prevenibles.

La Importancia de la Comunicación y la Colaboración en la Atención al Paciente

Los profesionales de la salud tienen la responsabilidad de reportar o intervenir en situaciones donde se observe una conducta insegura, poco ética o incompetente por parte de sus compañeros.
La imagen de la enfermera ha evolucionado hacia un rol más independiente y especializado, trabajando en equipo con los médicos y aportando su experiencia para optimizar la atención al paciente.
La colaboración entre médicos y enfermeras se basa en una relación de igualdad, reconociendo el valor de la experiencia y el punto de vista de la enfermera.
La enfermera se convierte en una defensora de la autonomía del paciente, asegurando que los deseos y valores del paciente sean considerados en el proceso de atención.
Los conflictos son comunes en la práctica clínica, pero la manera de manejarlos depende de cómo cada profesional perciba la relación y la naturaleza del conflicto.
Los conflictos éticos más frecuentes entre médicos y enfermeras suelen estar relacionados con discrepancias en la información o la oferta terapéutica.
La planificación anticipada, mediante entrevistas estructuradas con el paciente, ayuda a determinar los deseos del paciente en relación con la atención médica en el futuro.
El consentimiento informado es una herramienta importante para la planificación anticipada, y la enfermera juega un papel crucial en la recolección de información para crear un documento de instrucciones previas.
La planificación anticipada aporta beneficios a la construcción de un historial de valores del paciente, facilita la creación del documento de instrucciones previas y fomenta el trabajo en equipo.
La enfermera tiene un papel clave en la planificación anticipada, proporcionando información y trabajando con el médico para implementar las decisiones del paciente.