Temas 3-4

Los impuestos sobre los productos representan una carga menor y proporcional de la renta a lo largo de toda la distribución.

Las personas con menor nivel de renta pagan una mayor proporción de sus ingresos en impuestos.

Las personas con mayor nivel de renta tienden a pagar menos en impuestos en proporción a sus ingresos.

Se identifica como uno de los principales factores que contribuye a la desigualdad de ingresos.

El modelo productivo español se caracteriza por una baja productividad, una alta concentración en sectores de bajo valor agregado y una alta sensibilidad a las crisis económicas.

La poca colaboración entre la educación profesional y la universidad, y el sector público y privado, limita el éxito de los programas de educación.

Mejorar el acceso a la educación, especialmente para aquellos que provienen de entornos desfavorecidos, es una medida clave para reducir la desigualdad.

Mejorar el mercado laboral, especialmente las oportunidades para los trabajadores con menor cualificación y aumentar la productividad, son acciones cruciales para reducir la desigualdad.

La renta nacional después de impuestos es igual a la renta nacional menos los impuestos, más las transferencias sociales y el consumo público.

Los impuestos indirectos representan un 50% del total a lo largo de todo el periodo, y los impuestos directos el otro 50%.

El impuesto directo más importante es el IRPF que representa en torno al 30-40% a lo largo del periodo, seguido del impuesto sobre Sociedades con un 8-18%.

Desde los noventa hasta el presente, el peso de los impuestos en la renta nacional ha sido muy sensible al ciclo económico, ganando importancia durante las expansiones y perdiéndola durante las contracciones.

Las transferencias incluyen prestaciones no contributivas, mientras que el consumo público está formado por el gasto corriente en materia de educación, sanidad, protección social y servicios generales, defensa, seguridad y otros.

Desde 1980 hasta la actualidad, el consumo público en sanidad es el que más peso ha ganado en relación al consumo público total, a expensas del consumo público en servicios generales que se ha visto reducido en igual proporción.

El consumo público aumentó entre 1980 y principios de los noventa con la expansión del Estado del Bienestar y aumento del gasto en sanidad y educación.

El 50% más pobre se beneficia en mayor medida de la redistribución a partir de 2007 que el 40% intermedio, debido a la mayor pérdida de renta antes de impuestos y trasferencias entre los grupos con menor ingreso.

La participación de las rentas del capital en la renta nacional aumentó durante la década de los ochenta debido a la recuperación económica tras la crisis del petróleo y la reconversión industrial.

Desde la década de los noventa hasta la actualidad, el peso de las rentas del capital se ha mantenido constante, con un ligero aumento tras la crisis de 2008.

El boom inmobiliario previo a la crisis de 2008 redujo la desigualdad de la renta en España.

Con la crisis de 2008, el aumento del desempleo y los recortes salariales, el 40% y el 50% más pobre de la población sufrieron una mayor caída en sus ingresos que el 10% y el 1% más rico.

La pandemia del COVID-19 frenó la recuperación de la desigualdad de la renta y la evidencia más reciente apunta a un aumento de la desigualdad debido a la pérdida de ingresos salariales entre los grupos de renta más pobres.

La desigualdad de la renta está influenciada por la composición de la renta agregada.

Para el 1% más rico, las rentas del trabajo representan menos del 35% de sus ingresos, mientras que para el resto de la población representan entre el 65% y el 85%.

El peso de las rentas del capital entre los grupos más ricos aumentó en la década posterior a la crisis financiera de 2008, debido a la reducción de los tipos de interés y la recuperación de los beneficios empresariales.