Teoría del Espacio Turístico PDF
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Este documento explora la teoría del espacio turístico, definiendo el concepto de región y analizándolo en relación con los atractivos turísticos. Se describen las características de la planificación física y su relevancia para el desarrollo turístico.
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La teoría del espacio turístico 1. INTRODUCCIÓN Al revisar el funcionamiento del sistema turístico y definir el concepto de patrimonio turístico, se mencionaron y describieron sus cuatro componentes, destacando sus características básicas, pero sin agotar el tema porque faltaba analizar...
La teoría del espacio turístico 1. INTRODUCCIÓN Al revisar el funcionamiento del sistema turístico y definir el concepto de patrimonio turístico, se mencionaron y describieron sus cuatro componentes, destacando sus características básicas, pero sin agotar el tema porque faltaba analizar sus aspectos físicos. Tanto los atractivos turísticos como la planta y la infraestruc- tura tienen presencia física y una ubicación precisa en el territorio, cualidad que no alcanza a la superestructura porque las organiza- ciones que la integran son importantes por su concreta modalidad para operar y no por el aspecto y ubicación de sus oficinas, por lo cual no nos ocuparemos de ella en este capítulo sino en forma tan- gencia'. 2. EL CONCEPTO DE REGIÓN Al observar cómo se manifiestan físicamente otros sectores, vemos que en ningún caso, la especialización en algún tipo de acti- vidad productiva tiene como resultado la ocupación absoluta de un territorio por esa actividad. Ni las áreas agrícolas que abarcan gran- des extensiones de tierra aptas para ese fm, son absolutamente ho- mogéneas, porque entre las partes fértiles se intercalan pequeñas industrias, algunas manchas de tierras áridas y otras partes destina- das a la ganadería o granjas. Si pasamos a otro ejemplo, como el del petróleo, nos encontra- mos con que las áreas petroleras son mucho menos homogéneas que las anteriores. Ello se debe a que si bien los yacimientos se extienden por muchos kilómetros cuadrados bajo la tierra, su explotación abarca las pequeñas superficies que ocupan las torres de extracción. 56 Descontando que los atractivos turísticos no tienen prolonga- ción debajo de la tierra (a excepción de las grutas y cavernas) su expre- sión espacial es bastante comparable a la de los pozos de petróleo. Am- bos son puntuales, con la única diferencia que los atractivos turísticos abarcan áreas mayores, a veces bastante extensas como en los parques nacionales, reservas naturales y bosques. Pero aun en estos últimos ejemplos, lo interesante se concentra en algunos atractivos que abarcan una pequeña parte de ese territorio, de modo que tanto en un caso como en el otro, más allá del área de influencia de un atractivo se produce un corte espacial hasta encontrar al siguiente. 19 En esas partes intermedias es frecuente que se localicen todo tipo de actividades no turísticas, como son las fábricas, las tierras de cultivo, los bosques sin calidad tu- rística, las ciudades o las explotaciones mineras. La geografía económica, al observar las formas de producción del suelo, hace abstracción a las discontinuidades menores señaladas y luego de analizar detenidamente la superficie de la Tierra, establece su estructura con base en los elementos de interés económico predomi- nantes (cereales, viñedos, minerales, bosques, etc.) llamándoles regio- nes a cada una de las partes que identifica. Enfocada a otros aspectos, la geografía física y la geografía políti- ca estudian la configuración de la tierra, los mares y la superficie de los países, encontrando otras regiones que pueden coincidir o no con las anteriores. La característica común de todos estos sistemas analíticos es que las partes que establecen, abarcan toda la superficie de la Tierra. Cuando un sistema de planificación nacional comienza a operar, lo primero que debe hacer es definir técnicamente su ámbito de acción en función de la regionalización del país. Esta tarea consiste en dividirlo en partes, de acuerdo con una serie de criterios técnicos. Luego, por un lado, se elaborarán los planes para cada región y, por el otro, los planes sec- toriales; pero no por separado sino integrándolos. El propósito es que, al menos teóricamente, cada plan sectorial se desagregue por regiones para que los planes regionales compatibilicen intereses y problemas distintos. Una de las condiciones que debe cumplir la planificación regional es que las partes de las cuales se ocupa, deben abarcar todo el territorio del país. La segunda exigencia es que cada región abarque una super- ficie que tenga iguales propiedades. Como físicamente es imposible dividir un país en áreas en las que cada metro sea idéntico al resto, la idea de región que utilizan los economistas se refiere a las porciones del te- rritorio cuyos indicadores económicos (la producción, el transporte, el comercio, etc.) y de desarrollo social (la alfabetización, las viviendas, la salud, los salarios, etc.) son similares. Al ser similares los indicadores, las regiones adquieren una determinada identidad que conduce a calificar su espacio como homogéneo y continuo. Estas cualidades, válidas para el análisis 19 Ver Capítulos 4 y 5. El concepto de región 57 económico, no pueden trasladarse al espacio físico porque, como hemos visto, en la realidad, en mayor o menor grado, muchos ele- mentos materiales de distinta naturaleza comparten una misma unidad espacial. La diferencia entre una y otra concepción estriba en que para la teoría del desarrollo regional, la homogeneidad se refiere a semejanzas de indicadores económicos aunque la expresión física de los elementos medidos carezca de continuidad espacial.'" Al considerar la tendencia de los bienes y servicios a concen- trarse en algunos conglomerados urbanos y la capacidad de éstos para extender su influencia más allá de los límites urbanos hasta una parte del espacio rural que los rodea, aparece otra cualidad de las regiones, que es su polarización. Esta forma de concebir el fun- cionamiento de una región en torno a centros gravitacionales y a sus radios de influencia se retornará más adelante, cuando se detalle la teoría del espacio turístico. Resta mencionar un último tipo de región que aparece en el momento en que los sistemas de planificación eligen actuar en ciertos espacios geográficos que consideran estratégicos. Esas partes del territorio, que encuentran su tamaño y limites en deci- siones politicoeconómicas, se denominan región plan o región pro- gram a. 3. CARACTERÍSTICAS DE LA PLANIFICACIÓN FÍSICA La planificación física es una técnica que pertenece a las categorías fácticas del conocimiento científico. Su finalidad es el ordenamiento de las acciones del hombre sobre el territorio y se ocupa de resolver armónicamente la construcción de todo tipo de cosas, así como de anticipar el efecto de la explotación de los re- cursos naturales. Se originó como un intento por dar una respuesta racional a la necesidad de resolver los problemas creados por el uso anárquico del suelo, a partir del momento en que la expansión de la humani- dad, en términos cuantitativos, trajo como consecuencia la compe- tencia por el espacio en las áreas de la tierra en explotación y el avance hacia la conquista de otras partes incultas. Su campo de acción es toda la superficie de la tierra, su objetivo es el ordenamiento del espacio y su función es la de perfeccionar el 20 El espacio económico no puede medirse físicamente porque tiene N dimensiones, por consiguiente, sus magnitudes deben ser estudiadas por la topología que es una rama de las matemáticas, especializada en el conocimiento de las propiedades del espacio, únicamente bajo su aspecto cualitativo, descartando toda idea de medida. Estrictamente, el espacio económico es abstracto, ya que existe a partir de una serie de relaciones entre hechos y situaciones que no tienen realidad física. 58 Cap. 3. La teoría del espacio turístico uso actual, procurando que no entre en crisis por el agotamiento prematuro de los recursos no renovables y por la explotación irra- cional de los renovables. En otro plano de acción, debe determinar la potencialidad de adaptación del suelo, para lo que debe medir su capacidad de absorber la expansión de los sistemas productivos actua- les, provocada por la multiplicación de necesidades que va creando el mundo moderno. Reduciendo las posibilidades de aplicación de la planificación física a las más generales, podemos decir que son dos: a) Planificación del espacio natural. b) Planificación del espacio urbano. Ambas formas de operar requieren de la participación de una amplia gama de profesionales que abarca a arquitectos, topógrafos, geógrafos, geólogos, meteorólogos, oceanógrafos, especialistas en estudios de suelo, ingenieros industriales, ingenieros agrónomos, sanitaristas, urbanistas, diseñadores urbanos, paisajistas, ecólogos y sociólogos, entre otros. Finalmente, debemos decir que la planificación física, lejos de ser una disciplina autónoma, está al servicio de la planificación in- tegral, a fin de resolver las cuestiones específicas que le toca afron- tar, con el auxilio de otras especialidades a las cuales también asiste cuando la naturaleza del problema así lo requiere. 4. CARACTERÍSTICAS DEL ESPACIO FÍSICO Y DE OTROS TIPOS DE ESPACIO Dependiendo de la escala que se quiere abarcar, el espacio físi- co puede extenderse desde el universo hasta una pequeña parte de la tierra. De todas estas variantes la única que resulta planificable para el turismo es la que se refiere a la corteza de la tierra, que es de la que nos ocuparemos. Si el espacio terrestre encuentra su límite dentro del tamaño que tiene nuestro planeta, una de sus características es su continui- dad. Por lo tanto, para que los hombres podamos comprenderlo y representarlo, necesitamos tener una idea de las dimensiones del todo, así como de las partes sobre las que queremos intervenir. Es a través de las medidas como hacemos tangible la realidad física de la tierra, cuyo tamaño resulta tan grande en relación con el tamaño de nuestro cuerpo, pero tan pequeño respecto del universo. De otra forma la noción de espacio nos resulta casi abstracta y muy difícil de comprender. Tan es así que en la antigüedad se defmía al espacio como un fluido, lo cual era una forma de reco- nocer su intangibilidad. Esa idea, aunque imprecisa conceptual- Características del espacio físico 59 mente, sigue vigente porque, para los arquitectos, el espacio es el vacío entre la posición de los cuerpos sólidos definida por su pro- pia masa. Dentro de los límites que tiene la capacidad perceptiva del hombre, sin cuerpos de referencia, el espacio no existe: es la nada. Por lo tanto, hay dos modos de apreciar el espacio, una, a través del tamaño de los objetos materiales, y, otra, por medio de las dis- tancias que los separan; porque tanto los objetos materiales como los vacíos que dejan, tienen una forma. La de los objetos dada por su masa y la de los espacios, por la forma que tienen los objetos que lo limitan. Así resultan las siguientes clases de espacios: 21 a) Espacio plano: que tiene dos dimensiones (largo y ancho) y sirve para conocer el tamaño de cosas como la tapa de un libro o el piso del pasillo de un hotel. b) Espacio volumétrico: que tiene tres dimensiones (largo, ancho, y largo) y se refiere a la forma de los cuerpos con masa, como un libro o a la forma de un vacío, como lo es el pasillo de un hotel. c) Espacio tiempo: que agrega a las tres dimensiones anterio- res una nueva, representada por el tiempo que tarda un ob- servador en recorrer un espacio, como el pasillo de un hotel o en apreciar un volumen, como las pirámides de Chichén Itzá, en México. Después de analizar estos tres tipos de espacio, vemos que el espacio físico tiene de por sí tres dimensiones y sólo adquiere la cuarta dimensión en el momento que el hombre interviene como observador, lo cual equivale a decir que la cuarta dimensión es subjetiva. La existencia de la cuarta dimensión es un dato muy importante, a tener en cuenta en la planificación del uso de los atractivos turís- ticos, porque un estudio minucioso de la calidad espacial de cada lugar debe servir para trazar los recorridos ideales y para estimar los tiempos óptimos y mínimos de cada visita. Estos datos técnicos deberán ilustrar los folletos de promoción y servir de base para la programación de las excursiones y el adiestramiento de guías. Además del espacio económico (que estudiamos en el punto anterior) y del espacio físico que acabamos de analizar, en pla- nificación se utilizan los conceptos de espacio social y espacio polí- 21 Vale la pena recordar el concepto del espacio de los chinos, que decían que la forma de un vaso está en su hueco. 60 Cap. 3. La teoría del espacio turístico tico que también definiremos para presentar una análisis completo de todas las acepciones técnicas del término. Tanto el espacio social como el político, no son más que las partes de un territorio limitado por envolventes que implican situa- ciones teóricas similares; por ejemplo, el análisis social representa en mapas las áreas que corresponden a familias con similar grado de alfabetización, de mortalidad infantil o de calidad de la vivienda. En cuanto al espacio político, nada mejor puede explicarlo que la división del mundo entre norte y sur, para señalar las dos áreas que abarcan los países que pertenecen al mundo desarrollado y al tercer mundo. De alguna manera, el espacio social y el político comparten las mismas características que el espacio económico. Al hacer referen- cia a un tema similar, Mario Bunge dice: No percibimos los campos eléctricos o las clases sociales: inferimos su existencia a partir de hechos experimentales, y tales conceptos son sig- nificativos sólo en ciertos contextos teóricos. 22 En definitiva, la principal diferencia que distingue al espacio físico de todos los otros es que éstos no son tangibles. 5. CLASES DE ESPACIO El lenguaje del planeamiento maneja siete tipos distintos de espacio físico (real, potencial, cultural, natural, virgen, artificial y vital). Algunos de éstos corresponden a distintas expresiones ma- teriales del espacio físico (cultural, natural, virgen, artificial), otros son calificaciones conceptuales propias del planeamiento (real y potencial) y uno de ellos pertenece al campo de la ecología (vital). A continuación se definirá, lo más exactamente posible, a cada una de las siete topologías, para segurarnos que la comprensión de estos conceptos básicos no deje lugar a dudas. Espacio real. Se refiere a toda la superficie de nuestro planeta y a la capa de la biosfera que lo envuelve, que pueden ser captadas por el hombre a través de sus sentidos. Es real porque resulta fac- tible comprobar su existencia, desplazarnos por él y en muchos ca- sos llegar a modificarlo. Espacio potencial. Es la posibilidad de destinar el espacio real a algún uso distinto del actual; por lo tanto, el espacio potencial no existe en el presente, su realidad pertenece a la imaginación de los 22 Bunge, Mario, La ciencia, su método y su filosofía. Siglo XX, Buenos Aires, 1972, pág. 23. Clases de espacio 61 Fotografía 9. Taxco (México) Todos los elementos de la fotografía 9 han sido dis- puestos por el hombre, desde los árboles que fueron plantados por él hasta los sembrados y las viviendas y los artefactos que utiliza para arar la tierra. Por lo con- trario, en la foto siguiente de la selva ecuatoriana, aún no tocada por el hombre, todo lo que se ve se debe a la energía de la naturaleza. Al recorrer las ciudades de los países superindustrializados es donde se encuen- Fotografía 10. Cojimíes (Ecuador) 62 Fotografía 11. El Paso (Estados Unidos de América) tran los ejemplos más demostrativos de lo que puede ser un espacio absolutamente artificial en el que la ecología y el hábitat son humanos. Ambos, lo mismo que el espacio vital, son completamente distintos a las condiciones naturales que determinan la existencia de algunas familias de monos y otros animales salvajes que en muchas partes de Latinoamérica, el "progreso" reduce cada día. Fotografía 12. Guanacaste (Costa Rica) 63 planificadores, cuando, después del diagnóstico, al pasar a la parte propositiva del plan se estudian las posibilidades de uso de un terri- torio. Espacio cultural. Es aquella parte de la corteza terrestre que a causa de la acción del hombre ha cambiado su fisonomía original. Para destacar que el espacio cultural es la consecuencia del trabajo del hombre, destinado al acondicionamiento de la tierra a sus nece- sidades, también se le llama espacio adaptado. Según varíe el tipo de tarea que el hombre realiza sobre el espacio cultural o adaptado, se originan el espacio natural adaptado y el espacio artificial. Espacio natural adaptado. Son las partes de la corteza terres- tre donde predominan las especies del reino vegetal, animal y mi- neral, bajo las condiciones que le ha fijado el hombre. También, se le denomina espacio rural para señalar las tareas productivas que allí se realizan al arar y sembrar la tierra fértil, al construir canales de riego, al cortar los bosques originales, al plantar nuevos árbo- les, al criar ganado o al explotar yacimientos minerales. En el espacio natural adaptado (o rural) los árboles o los cereales crecen de acuerdo con las fuerzas de la naturaleza, pero es el hombre quien decide dónde deben nacer y cuánto tiempo van a vivir. In- cluso determina cómo deben crecer al plantarlos según un orden geométrico y al acelerar el ritmo natural de desarrollo a través de fertilizantes o cambiando, incluso, su forma natural, como se hace con los árboles frutales que se podan para aumentar su producción. Espacio artificial. Incluye aquella parte de la corteza terrestre donde predomina todo tipo de artefactos construidos por el hombre. Su máxima expresión es la ciudad, por eso, es que tam- bién toma el nombre de espacio urbano. En él todo lo que existe lo ha hecho el hombre. Todos las formas son inventadas por él, y cuando aparece algún elemento natural (flores, plantas y árboles) su función es decorar al ambiente artificial donde les tocará crecer encerradas en macetas o canteros. A veces el concepto de espacio artificial se confunde con el de espacio natural adaptado. Esta con- fusión se origina en que no se repara en el hecho de que aun cuan- do en una plantación interviene la mano del hombre, su producto: la cosecha es un resultado natural, o sea, se cree que como la plan- tación es un hecho artificial, las plantas que nacen de ella también lo son. Para que la cosecha fuera artificial alguien debería haber fabri- cado cada planta y cada grano, supongamos en material plástico. Espacio natural virgen. Son aquellas áreas, cada vez más escasas, del espacio natural sin vestigios de la acción del hombre. Espacio vital. Esta forma espacial no se refiere a la tierra, sino al hombre o a cualquier otra especie del reino mónera, protista, vegetal y animal y a su entorno o medio favorable que requiere para poder existir. 64 Cap. 3. La teoría del espacio turístico Para sintetizar lo dicho, en la figura 3.1 se muestran las tipolo- gías espaciales y sus relaciones. 6. EL ESPACIO TURÍSTICO El espacio turístico es la consecuencia de la presencia y distri- bución territorial de los atractivos turísticos que, no debemos olvi- dar, son la materia prima del turismo. Este elemento del patrimonio turístico, más la planta y la infraestructura turísticas, es suficiente para definir el espacio turístico de cualquier país. Cuando los técnicos trabajan en la determinación del espacio turístico, lo que hacen es delimitar sobre un mapa, una superficie de dimensiones planas, que es la mejor forma de representar el espacio que interesa a los planificadores físicos. Como ya hemos señalado, una de las características físicas de los atractivos turísticos es que, aun cuando se encuentren próxi- mos, sólo excepcionalmente se tocan unos con otros; la otra que agregamos ahora, es que hasta en los países que cuentan con una mayor densidad de atractivos se notan grandes áreas del territorio que carecen de ellos, lo cual acentúa su discontinuidad. Visto que el espacio turístico es entrecortado, no se puede recurrir a las técnicas de regionalización para proceder a su delimi- tación porque, de acuerdo a las mismas, habría que abarcar toda la superficie del país o de la provincia en estudio y si se hiciera esto se cometería el error de hacer figurar como turísticas grandes Figura 3.1. Tipologías del espacio físico Real ► Potencial Natural o rural Cultural o adaptado A rt ificial o urbano { Virgen Natural Adaptado Vital tecológico) 65 superficies que no lo son. Esto quiere decir que las regiones turís- ticas no existen. Es precisamente en reemplazo de la idea de región turística que hemos desarrollado la teoría del espacio turístico. La mejor forma de determinar un espacio turístico es recurrir al método empírico, por cuyo medio se puede observar la distribu- ción territorial de los atractivos turísticos y de la planta, a fin de detectar las agrupaciones y concentraciones que saltan a la vista. De este modo, por medio de un procedimiento sistemático y de la aplicación de las metodologías específicas que indicaremos al des- cribir cada elemento, se pueden encontrar todos los componentes del espacio turístico que se señalan a continuación, los cuales se han anotado en escala descendente con relación al tamaño de su superficie: Zona. Núcleo. Área. Conjunto. Complejo. Corredor. Centro. Corredor de traslado. Unidad. Corredor de estadía. 7. ZONA TURÍSTICA Es la unidad mayor de análisis y estructuración del universo espacial turístico de un país. Su superficie es variable, ya que de- pende de la extensión total de cada territorio nacional y de la forma de distribución de los atractivos turísticos, que son los elementos básicos de tener en cuenta para su delimitación. Su dimensión mí- nima es la inmediatamente mayor que la máxima que alcance un complejo turístico. Para que exista una zona turística debe contar con un número mínimo de diez atractivos turísticos suficientemente próximos, sin impor- tar a qué tipo pertenecen y de qué categoría son. Después de ha- ber representado en un mapa la ubicación precisa de cada atractivo, el grado de proximidad se determina visualmente aplicando en su lec- tura la ley de contigüidad. Dicha ley consiste en utilizar la capacidad de síntesis del mecanismo de la visión como vehículo para reconocer en cada caso, las formas naturales de agrupación que pueden adoptar los símbolos anotados. Como lo indica la figura 3.2, las formas de asociación dependen del tamaño del contexto. En el caso A se supone que el cuadrado de la izquierda representa un país cuyos atractivos turísticos origi- nan las tres zonas dibujadas en el cuadrado de la derecha. En el mismo puede notarse que en el ángulo superior derecho quedaron dos atractivos sin enmarcar. En la realidad esto ocurre continua- 66 Cap. 3. La teoría del espacio turístico Figura 3.2. Delimitación de las zonas turísticas. , , ,... s.. Caso A Caso B 67 mente, por lo cual sin mayores preocupaciones lo que debe hacerse es no tenerlos en cuenta en este primer escalón analítico anotándolos como atractivos aislados. Para demostrar que las formas de agrupación, en cuanto a su tama- ño, cantidad de elementos que contiene y módulo de distancia con el cual establecer la contigüidad dependen del contexto, se dibujó el caso B. En la figura se nota: a) que el "país" representado es cuatro veces más grande que el del caso A, b) que las distancias que separan a los atractivos comprendidos en las zonas 1 a la 4 son mayores que las del caso A, y c) que la conformación de los atractivos de la zona 5 es idéntica a los de las zonas 2 y 3 del caso A, pero con la diferencia que en esta ocasión, al aumentar el tamaño del contexto, se ven asociadas en un úni- co grupo. El equivalente de este ejemplo, para el caso A podría ser Honduras que tiene 112 088 kilómetros cuadrados, y para el B, Brasil, cuya superficie es de 8 513 444 kilómetros cuadrados. Además de los atractivos turísticos, para funcionar adecuada- mente, una zona turística debe contar dentro de su territorio con equipa- mientos, servicios turísticos y dos o más centros turísticos y estar además provista de una infraestructura de transportes y comunicaciones, que relacione a los principales elementos que la integran entre sí y con otras zonas y elementos del espacio turístico. Si carece de parte o la tota- lidad de estos últimos requisitos se la debe calificar como zona potencial. La figura 3.3 muestra ampliada la zona 5 del caso B de la figu- ra anterior, bajo que el supuesto que la planta turística se distribuye en dos centros turísticos (C.T.1 y C.T.2) y que todos los atracti- vos están unidos por una red de carreteras. Si en cambio algunos de ellos hubieran quedado incomunicados y después de realizar el Figura 3.3. Estructura de una zona turística 68 balance se comprobara que la planta turística es insuficiente, el diag- nóstico debería calificar a esa zona como parcialmente potencial, indicando qué partes necesitan desarrollarse para que el conjunto funcione armoniosamente. Una vez delimitadas las zonas turísticas, debe analizarse qué papel juega cada una de ellas en relación con el total del espacio turístico, lo cual se hace jerarquizándolas de acuerdo al número, la calidad y la diversidad de sus atractivos. 8. ÁREA TURÍSTICA Son las partes en que se puede dividir una zona y, por tanto, su superficie es menor que la del todo que las contiene; sin embargo, como las zonas pueden llegar a tener tamaños distintos, es posible que un área de la zona más grande resulte mayor que otra zona más pequeña. Las áreas turísticas deben estar dotadas de atractivos turísticos contiguos, en número también menor que los de la zona y lo mis- mo que ellas necesitan una infraestructura de transporte y comu- nicación que relacione entre sí a todos los elementos turísticos que la integran. Para que puedan funcionar como un subsistema requie- ren la presencia mínima de un centro turístico y si su infraestructura y dotación de equipamiento y servicios es insuficiente, deben regis- trarse como potenciales. Al proceder al análisis de las zonas para comprobar la posibili- dad de subdividirlas en áreas, hay que comenzar por analizar la forma total, buscando estrangulamientos que puedan marcar una separación natural. De encontrarse éstos, inmediatamente se deben contar los atractivos que quedaron en cada parte, porque tampoco un área puede contar con menos de diez atractivos. Al subdividir una zona en áreas, se pasa a un segundo nivel analítico que permite ajustar sus límites. En la figura 3.4 pueden verse los resultados de estos ajustes que mantienen la unidad de la zona 5, luego de haberla dividido en dos áreas que quedaron conec- tadas por medio de un corredor interno. Como toda área debe contener un mínimo de diez atractivos, este requisito impone que para que una zona pueda dividirse en áreas tiene que tener veinte o más atractivos. 9. CENTRO TURÍSTICO Es todo conglomerado urbano que cuenta en su propio territo- rio o dentro de su radio de influencia con atractivos turísticos de Centro turístico 69 Figura 3.4. Subdivisión en áreas de una zona turística A.5.2 tipo y jerarquía suficientes para motivar un viaje turístico. A fin de permitir un viaje de ida y regreso en el día, el radio de influen- cia se ha estimado en dos horas de distancia-tiempo. Esta relación es una medida que establece la longitud de camino que en esa uni- dad de tiempo puede recorrer un autobús de transporte turístico. Por lo tanto, dicha distancia es variable, ya que el número de kiló- metros que se puede recorrer depende de la topografía del terreno, del tipo de camino (autorruta, pavimento, enripiado o tierra) y de su estado. El límite de dos horas es aproximado y sirve de ayuda práctica para estimar la magnitud del territorio turístico que se puede abar- car desde un centro determinado. En su aplicación hay que ser flexible, pues se trata de establecer un criterio y no una medida exacta; por lo tanto, es muy razonable incluir atractivos de cierta importancia que estén localizados a unos pocos minutos más de los límites establecidos. Si tenemos en cuenta que la velocidad promedio de un autobús que se desplaza por una autorruta es de 60 kilómetros por hora, el radio máximo abarca unos 120 kilómetros y el mínimo unos 60 kilómetros (calculados sobre una velocidad de 30 km/h en un camino de tierra, en mal estado y que atraviesa un terreno monta- ñoso). Al elegir como medio de transporte el autobús o camionetas "Combi", se trabaja para un tipo de turista promedio que es aquel que contrata los servicios de excursión en las agencias turísticas. Ello no impide que el turista que viaja por carretera, en automóvil propio o rentado localmente, pueda hacer esos recorridos por su cuenta. En esos casos, la distancia tiempo máxima puede llegar a 70 Cap. 3. La teoría del espacio turístico los 200 kilómetros y la mínima subir hasta 100 kilómetros. Esto no quiere decir que para fijar la distancia máxima en 200 kilóme- tros, se haya partido de una velocidad promedio exagerada, sino que se tuvo en cuenta que cuando no se viaja en un "tour organi- zado", los horarios son más flexibles y se gana el tiempo que en esa clase de excursiones se emplea en movilización de pasajeros y escalas obligadas. Esta circunstancia hace que en los casos en que un atractivo turístico valga la pena, se lleguen a recorrer en un solo dfa hasta 400 kilómetros (ida y regreso) para visitarlo, siempre que se circule por una autorruta. La figura 3.5 muestra gráficamente un caso imaginario que se ha preparado para sintetizar en una sola la mayor parte de las situa- ciones posibles. Los dos círculos trazados con líneas de puntos indican la dimensión máxima que podrían alcanzar idealmente los desplazamientos en autobús o automóvil. Estos límites son ideales, porque suponen que todos los caminos de la red de carretera, inde- pendientemente del relieve topográfico y del monto de inversión que ello implica, corregirán su trazado para convertirse en autopis- tas rectas, similares a la dibujada en la parte inferior de la figura que se comenta, lo cual en la realidad es imposible. Sin embargo, comenzar a analizar una situación real, trazando dichos radios ideales, es útil, en primer lugar, para obtener una prime- ra visualización del espacio teórico que puede abarcar todos los cen- tros que integran un sistema. Y, en segundo término, para descubrir si ese campo teórico abarca áreas (como la que corresponde a la parte inferior del dibujo) que contengan atractivos no explotados por care- cer de medios de acceso, pero que eventualmente podrían integrarse si alguna vez se construyeran caminos; o se mejorara alguna de las carreteras actuales, ya sea pavimentándolas, o corrigiendo algunas curvas o ensanchando los tramos de alta velocidad a las pavimentadas. velocidad a las pavimentadas. Al tener establecidas previamente las longitudes máximas dentro de las cuales se encuentran los sitios que revisten interés turístico, se cuenta con un dato técnico que permite encuadrar las acciones de la superestructura turística local, encargada de regular las opera- ciones de cada centro turístico. Las superficies incluidas dentro del radio de influencia real de los autobuses y de los automóviles señalan la situación vigente en el momento de realizar el estudio. Desde luego, se sobreentiende que, dentro de los límites fijados por los radios de influencia teóri- cos, cualquier carretera puede extender su alcance si, como hemos dicho, se mejora su estado o moderniza su trazado. Con base en esto, podemos agregar que otra de las particularidades de los cen- tros turísticos es que, dentro de los límites máximos establecidos, su radio de influencia es flexible. Centro turístico 71 Figura 3.5. Radio de influencia de los centros turísticos.................................... 1 00 kml de fl............................... 2 uencia teórico de automóOes 72 Si comparamos la teoría del funcionamiento de los centros turísti- cos, expuestos hasta este punto, con la teoría del desarrollo regional, veremos que los centros se asemejan a los polos del desarrollo, pero con la particularidad que el radio de influencia de un centro turístico encierra una situación distinta, porque este sector sólo es capaz de ge- nerar desarrollo dentro del espacio que abarcan los atractivos disper- sos en su entorno, con la condición que su planta turística cuente con los siguientes servicios: 23 Alojamiento. Alimentación. Esparcimiento. Agencias de viajes de acción local. Información turística sobre las facilidades y atractivos locales. Comercios turísticos. Oficinas de teléfonos, correos, telégrafos y telex. Sistema de transporte interno organizado, que conecte al centro con los atractivos turísticos comprendidos en su área de influencia. Conexiones con los sistemas de transporte externo a nivel inter- nacional, nacional, regional o local de acuerdo con la jerarquía del centro. Puede ser que el conglomerado urbano donde se asienta un centro turístico viva exclusivamente de esta actividad, como pasa en las aldeas de montaña que funcionan con base en los deportes de invierno; o que en dicho conglomerado urbano el turismo sea una actividad más. En este último caso (que estudiaremos con mayor detalle en el capítulo 8 que trata sobre el espacio urbano) sólo una parte del conglomerado urbano es turística, como sucede en las grandes capitales del mundo. Con base en observaciones y datos estadísticos recogidos en centros donde la única actividad es el turismo, se ha comprobado que existe una relación entre la población turística simultánea promedio y la población permanente, y que esa relación varía entre seis pobladores permanentes por cada turista (6 a 1) a un poblador permanente por cada siete turistas (1 a 7).24 A pesar de la gran diferencia que separa a un extremo del otro, en ambos tipos de centros el ambiente urbano (sin considerar su 23 Dentro del análisis económico especializado, un polo regional indica la concentración, en ciertos puntos del territorio, de la población y de la producción de bienes y servicios, concentración que se ve favorecida por la influencia de las comunicaciones y los transportes. Todos estos puntos forman un sistema a través del cual fluyen las relaciones económicas, pero no de manera uniforme. Algunos polos imponen su importancia a una mayor parte del espacio y subordinan, de hecho, el funcionamiento de los secundarios, los que a su vez dominan partes menores del territorio. 24 Las observaciones a que se hace mención se basan en datos estadísticos recogidos por FONATUR (Fondo Nacional de Fomento al Turismo) en Cancún, México, y por la Subsecretaría de Turismo de Argentina, en San Bernardo. La población turística ha sido calculada en el 80% de la capacidad de la planta instalada. Centro turístico 73 calidad) es netamente turístico. En Cancún hay seis pobladores permanentes por cada turista, a causa de que los sistemas de aloja- miento en su mayoría son hoteles de cinco estrellas que generan alrededor de un empleo directo por cuarto. Si a los empleados di- rectos se agregan los indirectos y las familias de ambos, la población permanente se llega a la relación mencionada. En cambio, en San Bernardo, casi la totalidad del alojamiento son apartamentos y casas cuyo rendimiento en empleos directos es bajísimo, lo que de- termina que haya poca población permanente y, en consecuencia, que la relación sea de 1 a 7.25 Cuando un centro turístico, como Acapulco o Mar del Plata, cumple además el papel de polo de desarrollo regional, la relación entre su población permanente y la turística supera ampliamente la relación más alta medida en Cancún (6 a 1). Ello determina que, a pesar de que el turismo sea la actividad motriz, debe coexis- tir con otras, lo cual se traduce físicamente en la existencia de dos tipos de ciudades y, por lo tanto, de dos formas distintas de vida en un mismo ámbito urbano. Cuando esta duplicidad no se resuel- ve mediante la aplicación de planes urbanos racionales, las activida- des se superponen y se interfieren, lo que se traduce en un grave perjuicio para el turismo porque el ambiente urbano corre el peli- gro de perder el carácter que debe tener todo centro turístico, si se desea que funcione adecuadamente. 10. TIPOLOGÍA DE LOS CENTROS TURÍSTICOS De acuerdo con la función que desempeñan como plazas recep- toras de turistas, los centros turísticos pueden ser de cuatro tipos: Centros turísticos de distribución. Centros turísticos de estadía. Centros turísticos de escala. Centros turísticos de excursión. Los centros turísticos de distribución son los que ya hemos detallado y toman ese nombre porque, desde el conglomerado urbano que les sirve de base, los turistas visitan los atractivos incluidos en su radio de influencia y regresan a ellos para dormir. En este caso, la 25 Un aparhotel funciona con 0.12 empleados por cuarto o con 0.17, si cuenta con servicios de cafetería, vigilancia de playas y tienda de autoservicio. Una urbanización de casas individuales produce 0.033 empleados por cuarto y un albergue de 0.2 a 0.4 trabajadores por cada par de camas. Boullón, Roberto C. Características de los servicios de alojamiento turístico en México y su contribución a la generación de empleos. Edicio- nes Politur, 1982, págs. 22, 24 y 26. 74 Cap. 3. La teoría del espacio turístico totalidad del equipamiento de alojamiento debe ubicarse en la ciudad, pero parte del de alimentación, del de comercios turísticos, del de servicio de guías, así como ciertas instalaciones específicas, como es- tacionamientos, senderos, miradores y servicios sanitarios, deben estar ubicados en los atractivos turísticos. Más comunes que los centros de distribución son los centros de estadía. En centros de esta naturaleza comenzó a desarrollarse el turismo, por medio de la explotación de un único atractivo, como sucede con las playas o con los centros invernales especializados en la práctica de esquí sobre la nieve. La característica fundamental que los distingue de los centros turísticos de distribución es el tiem- po de estadía. En los centros turísticos de distribución, los turis- tas permanecen de uno a tres días a lo sumo, porque la finalidad del viaje es conocer la mayor parte de los atractivos que se operan desde el mismo. Estos atractivos pueden ser de cualquiera de las cinco categorías en que se han clasificado; pero, independiente- mente de ello, aun en los más importantes, el tiempo de visita es corto y sólo en casos excepcionales se prolonga algunos días más. En cambio, en los centros de estadía, los turistas regresan todos los días al mismo atractivo a practicar su deporte o sus actividades preferidas. La diferencia señalada debe tenerse en cuenta para ajustar el diseño de la planta turística a las necesidades del consumidor, necesidades que son distintas en uno y otro caso. Así, los centros de estadía requieren de un equipo de esparcimiento mucho más diversificado, para ofrecer alternativas distintas durante todo el tiempo de la permanencia, principalmente por las tardes y por las noches. Dado que es común que un porcentaje de la demanda corres- ponda a personas que regresan todos los años, tanto el equipa- miento comercial como el de la alimentación y el esparcimiento deben diseñarse y programarse de un modo flexible, pensando que pasado cierto tiempo, para conservar su clientela tradicional debe- rán redecorarse, actualizar la mercadería que venden, cambiar el programa de espectáculos y revisar, en general, el servicio que pres- tan. Otros servicios, como las agencias de viajes de acción local, serán mayores en los centros de distribución que en los de estadía por- que en estos últimos son casi innecesarios a no ser que dentro de su radio de influencia se contara con atractivos que valga la pena instrumentar como una atracción complementaria. Para completar las cuatro tipologías en que hemos dividido a los centros turísticos debemos mencionar los centros de escala, que no pierden importancia a pesar de no ser tan comunes como los ante- riores. Los centros de escala se dan en coincidencia con los nudos de las redes de transporte y con las etapas intermedias de los reco- Tipología de los centros turísticos 75 rridos de larga distancia entre una plaza de mercado emisor y otra de mercado receptor, del mismo país o del extranjero. Los nudos de transporte pueden ser lugares de cambio del sis- tema de transporte terrestre al aéreo y viceversa, así como de una línea aérea a otra. Tal es el caso de ciudades como Atlanta o Dallas, de los Estados Unidos de América. El último tipo corresponde a los centros de excursión que son los que reciben por menos de 24 horas turistas procedentes de otros centros. Difícilmente la estadía en un centro de escala se prolonga por más de una noche, sobre todo en los centros de escala ubicados en las carreteras. También es común que en estos lugares el turista se detenga a comer, a abastecerse de gasolina o a realizar alguna repa- ración ligera en su automóvil, sin llegar a pernoctar. Entre el listado de condiciones técnicas que debe satisfacer un centro turístico, los atractivos ocupan un puesto muy importante, tanto que podemos decir que constituyen la razón de ser de los centros; sin embargo, esta condición sólo es imprescindible para los centros de estadía, de excursión y de distribución. De hecho, la mayor parte de los centros de escala carecen de atractivos, por- que su función es la de servir a los pasajeros en una etapa interme- dia del viaje. En cuanto al equipamiento, éste se reduce a los tipos correspondientes a hoteles, moteles y trailer-parks de la categoría alojamiento, a todos los tipos de la categoría alimentación y a algu- nos de la categoría esparcimiento, especialmente bares, comercios de menudencias y souvenirs. No todos los centros turísticos de un mismo tipo tienen la misma jerarquía. Por lo general, en su comienzo el conglomerado urbano adquiere la jerarquía del atractivo de base, pero más ade- lante, cuando llega a su etapa de madurez, la calidad del equipa- miento puede colaborar a que aumente el prestigio del conglome- rado, por ejemplo, cuando se mencionan playas como las de Barra de Navidad, en México, lo que vale es la playa y el paisaje de la laguna que se encuentra detrás de la franja de arena, pero en Mar del Plata o Viña del Mar, cuyas aguas son muy frías, la mayor parte de su fama actual se debe al equipamiento (básicamente de la categoría esparcimiento) de que han sido dotados. 11. COMPLEJO TURÍSTICO Después de observar la distribución espacial de los atractivos, vemos que en algunos países aparecen agrupaciones mayores (o iguales, pero de mayor jerarquía) que las de los centros y menores que las de una zona. Son conformaciones poco frecuentes porque dependen de la existencia de uno o más atractivos de la más alta 76 Cap. 3. La teoría del espacio turístico jerarquía, cuya visita, junto a la de otros que los complementan, insume una permanencia igual o superior a los tres días. El tipo de atractivo referido no debe ser de la misma clase que los que sirven de base a los centros de estadía (en los cuales la per- manencia media de los turistas es superior a los tres días), sino que debe pertenecer a la tipología propia de los centros de distribución (lagos, montañas, lugares históricos, ruinas y sitios arqueológicos, etc.). Un complejo turístico llega a ser una derivación de los cen- tros turísticos de distribución que alcanzan un orden superior. Para que un complejo turístico funcione adecuadamente, requie- re la presencia mínima de un centro turístico de distribución que debe cumplir con todos los requerimientos señalados en su defini- ción. Se indica como mínima la cantidad de un centro, porque en la realidad se dan casos (como el del complejo internacional de las cataratas de Iguazú) que contienen hasta tres centros turísticos muy cercanos entre sí, que funcionan coordinadamente. Dicha coordinación se manifiesta por medio de las excursiones o visitas que incluyen la pernoctación en uno o dos de ellos y por lo menos una visita al restante, cuando no pernoctaciones en cada uno de ellos. Respecto al radio de influencia de un complejo cuando éste depende de un solo centro turístico, hay que trazarlo con las mis- mas técnicas ya explicadas. En cambio, si se estructura con base en dos o más centros, el radio de influencia se calcula trazando por separado el de cada centro y sumando las áreas resultantes. Como puede verse en la figura 3.6 en la que para simplificar su lectura se muestra sólo el radio de influencia real y teórico para los desplaza- mientos en autobús, hay partes comunes a ambos centros. Cuando se presenta esta situación, su consecuencia sobre el funcionamiento del complejo no constituye un problema; al contrario, su efecto es favorable porque los atractivos contenidos en el área común pueden funcionar desde cualquiera de los dos centros. Otra alternativa es que la distancia que separa a ambos centros fuera inferior a los 120 kilómetros, en cuyo caso cada centro quedaría com- prendido en el radio de influencia del otro y funcionaría, además, como centro de excursión. La operación de situaciones como ésta se ve fa- vorecida por la fluidez interna que adquieren las comunicaciones del sistema. Su contrapartida es el problema de competencia originado por la cercanía de dos asentamientos humanos especializados en las mismas actividades, si se abandona el desarrollo de cada uno de ellos a su propia energía. La solución está en planificar ambos como una unidad, que debe basar su progreso en la complementariedad de los servicios, mediante el asesoramiento y control de la actividad privada, destinados a desalentar inversiones que provoquen el sobredimensionamiento de algunos fac- tores del equipamiento, mientras al mismo tiempo el sistema quizá sufra carencia de otros. Complejo turístico 77 Figura 3.6. Estructura física de los complejos turísticos teó:ico de óe ^^f\uenciá ^ -?!.020 ^a`o ,. 0j c.^^`^^^ ;^aob Q,aó` i1 ^ e ` * * * 4 ♦ 1 1 ^ ♦ 1 ¡............. ; ^^frsti^^ 2 iiuuuu^^+unnnu^++^} r^ iiiú c m= ' j : ♦ ♦.. ^ IT06 !............... 1 C.T.2 * ♦ ♦ ♦ ! t *♦ ^r * * r ^ t ♦ ♦ R^ ^., ♦ t d,o n., * ,. ^1 h2pk /nfiuencia teórico de autobuses 78 12. UNIDAD TURÍSTICA En la realidad, existe una forma muy especial de asentamiento turístico que hemos denominado unidad turística. Con ello se otorga nombre propio a las concentraciones menores de equipa- miento que se producen para explotar intensivamente uno o varios atractivos situados uno junto al otro o, lo que es más exacto, uno dentro del otro, como es el caso de una fuente de aguas termales rodeadas de un bosque tropical habitado por aves de aspecto lla- mativo. Las actividades que se desarrollan para explotar turísticamente las aguas termales son escasas, como también lo son las correspon- dientes a los campos de pesca. En ambos ejemplos, y en algunos otros similares, la afluencia de visitantes pertenece a la categoría de turismo selectivo, lo que, unido a la reducida capacidad sopor- tante de los atractivos turísticos, ocasiona que la concurrencia si- multánea sea relativamente reducida. Si a un número no muy alto de turistas se une el hecho de que su permanencia se centra en una sola actividad (tomar baños de agua termal, pescar, cazar, observar la naturaleza, etc.), el resulta- do son dotaciones que no reúnen las condiciones que deben cum- plir los centros, pero como ellos (especialmente los de estadía) albergan a los turistas durante permanencias más o menos prolon- gadas (de una a dos semanas). No son centros como tampoco son hoteles aislados, ni resorts.26 Menos que en los primeros y más que en los segundos, el equipa- miento de las unidades turísticas, en general, consta de alojamiento y alimentación; complementado por algunos servicios de esparci- miento ubicados dentro de los hoteles, y unas pocas instalaciones que no pasan de las piscinas y algunas canchas de tenis de muy poco uso, más comercios y casinos, que es el elemento complementario que activa por ejemplo la vida de las unidades de aguas termales, en aquellos países en los que ese tipo de juego está permitido. Otras veces (por ejemplo, en las unidades ubicadas en los parques nacio- nales), el equipamiento se reduce al alojamiento, cafeterías, super- mercado para el abastecimiento de los excursionistas y centros de interpretación. Por lo general, las unidades turísticas tienen el aspecto de pe- queñas aldeas, lo cual, unido a que los servicios son explotados por diferentes propietarios, les da una apariencia bastante distinta de la 26 Un resort es un hotel que a veces se combina con viviendas unifamiliares o aparta- mentos, como la Romana en Santo Domingo, y que pertenece a un solo dueño o empresa. Siempre se desarrollan en terrenos muy amplios en los que se construyen instalaciones para la mayor cantidad posible de deportes. Podría interpretarse que un resort es un club con alojamiento. Unidad turística 79 de los resorts, cuyo diseño acostumbra a desperdigar el equipamiento entre el espacio verde de las áreas deportivas. Otra característica es que casi no cuentan con población permanente porque la mayor parte de los que ahí trabajan habitan en poblaciones cercanas. A todas las posibilidades mencionadas hay que agregar un nuevo tipo de unidad que comenzó a ser explotado en la década de 1970 en Arizona, bajo la denominación local de parques de agua. Su principio es inven- tar un atractivo donde antes sólo existía el desierto, para lo cual se construyen piscinas con olas artificiales, toboganes de deslizamiento para caer en las piscinas, juegos infantiles con picos de mangueras y las tradicionales piscinas que se complementan con cafeterías, tiendas para la venta de artículos deportivos, espacios para trailer parks y moteles que rodean a las instalaciones mencionadas. 13. NÚCLEOS TURÍSTICOS Se refieren a todas las agrupaciones menores a diez atractivos turísticos de cualquier jerarquía y categoría, que están aisladas en el territorio y, por lo tanto, tienen un funcionamiento turístico rudimentario o carecen por completo de él, debido precisamente a su grado de incomunicación. La cantidad de atractivos puede oscilar entre dos y nueve, porque las agrupaciones aisladas mayores a ese número deben clasificarse como zonas potenciales. 14. CONJUNTO TURÍSTICO La situación de todo núcleo es transitoria porque desde el momento en que, por obra de la construcción de un nuevo camino, se conecta a la red de carreteras, cambia su situación espacial y se transforma en un nuevo elemento del espacio turístico al que llamaremos conjunto. Después de relacionarse con el resto del sistema, los antiguos nú- cleos deben consolidar su funcionamiento como conjuntos mediante la construcción de una planta turística acorde con la naturaleza y jerarquía de sus atractivos. Habitualmente, la planta turística se ubica en cada uno de ellos, y debe comenzar por resolver los servicios elementales, como son los de estacionamiento, información, guías, sanidad, alimentación, venta de artesanías, curiosidades y menudencias, y, si la importancia de algún atractivo lo justifica, alojamiento. Es así como, al evolucionar, pueden convertirse en unidades o centros. 15. CORREDORES TURÍSTICOS Son las vías de conexión entre las zonas, las áreas, los comple- jos, los centros, los conjuntos, los atractivos turísticos, los puertos 80 Cap. 3. La teoría del espacio turístico de entrada del turismo receptivo y las plazas emisoras del turismo interno, que funcionan como el elemento estructurador del espa- cio turístico. Según su función, pueden ser: Corredores turísticos de traslado. Corredores turísticos de estadía. 16. CORREDORES TURÍSTICOS DE TRASLADO Constituyen la red de carreteras y caminos de un país a través de los cuales se desplazan los flujos turísticos para cumplir con sus itinerarios. No cualquier ruta puede desempeñarse satisfactoria- mente como corredor turístico, aunque en América Latina en pocas ocasiones hay posibilidad de elegir, porque no es frecuente que exis- ta más de una ruta para ir de un lugar a otro. Cuando ello es factible, se deben seleccionar las rutas que pasan por los mejores paisajes y, de ser posible, que cuenten con mayor distribución lineal de atractivos a lo largo de su recorrido. No importa que el camino por recorrer, a través de un corredor turístico, sea más largo que si se hubiera utiliza- do, por ejemplo, una supercarretera carente de cualidades paisajís- ticas, porque se supone que el mayor tiempo del viaje se compensa ampliamente por la posibilidad de disfrutar del trayecto conociendo nuevos paisajes. Lo mismo que los centros y complejos, los corredores turísti- cos extienden su campo de acción más allá de su propia superficie y como la dimensión física de un corredor es longitudinal, el cálcu- lo de su radio de acción se realiza mediante un procedimiento dis- tinto que consta de dos partes: Cálculo de la franja de protección visual. Cálculo del desvío a los atractivos. La finalidad de la franja de protección visual es defender, dentro de lo posible, los primeros planos de la escena, paisajística que acompa- ña al camino. Dependiendo de la topografía y del tipo de paisaje que se atra- viesa, el ancho de dicha franja toma tres dimensiones: De 5 a 10 metros. De 50 a 100 metros. Hasta 500 metros. El radio de influencia para la franja de 5 a 10 metros queda definido por la situación morfológica que se presenta cuando un camino pasa por una zona montañosa, abriéndose paso en canal a Corredores turísticos de traslado 81 través de paredes rocosas que quedan muy cerca de la franja de ro- damiento. En este caso, la protección visual debe prohibir todo tipo de escritura o fijación de carteles que afecten el aspecto natu- ral de las paredes. La franja de 50 a 100 metros debe aplicarse en los parajes ar- bolados que se explotan comercialmente, a fin de mantener la apariencia del paisaje original en toda la extensión de los corredo- res turísticos que pasan por ellos. Cincuenta metros son suficientes si el lugar es un bosque tropical o subtropical, porque la densidad del sotobosque es tal, que forma una barrera lo bastante espesa para no dejar pasar las visuales más allá de ese límite. En otro tipo de plantaciones, como los bosques de pinos, la franja de protección visual tiene que agrandarse hasta 100 metros aproximadamente, debido a que ese tipo de vegetación es menos densa. Si el terreno es plano y el paisaje no tiene árboles, o si los tiene pero éstos crecen aisladamente, los campos visuales desde la carre- tera prácticamente se prolongan hasta el horizonte, por lo cual resulta impracticable la creación de barreras visuales. En estos casos, la franja de 500 metros intenta controlar que el tipo de las construcciones o los artefactos que se ubiquen dentro de la misma guarden un mínimo de equilibrio estético con el paisaje. Estas medidas de defensa contra la contaminación visual deben comenzar porque se evite fijar carteles de propaganda, hasta llegar a impedir que se instalen fábricas, cementerios de automóviles o explotacio- nes agropecuarias (como la cría de cerdos) dentro de los primeros 500 metros, a no ser que las mismas se rodeen de cercos de arbus- tos y árboles que oculten su aspecto desde la carretera. Las disposiciones anteriores son los instrumentos técnicos al alcance del sector para defender la calidad de su espacio, pero nin- guna de estas medidas tiene posibilidades de prosperar si la superes- tructura no logra reformar las regulaciones sobre uso del suelo mediante una reglamentación especial, que actúe como una restric- ción al dominio de propiedad privada sobre la tierra comprendida en el radio de influencia de los corredores turísticos. Para completar la franja de protección visual de los corredores de traslado, debe analizarse su recorrido, a efecto de extender su radio de influencia, de tal modo que abarque los atractivos turísti- cos ubicados dentro de una distancia-tiempo igual a unos 10 minu- tos, lo que equivale a unos 14 kilómetros si el camino es recto, plano y pavimentado y a no más de dos o tres kilómetros si es de montaña y de tierra. La figura 3.7 muestra dos ejemplos de un corredor turístico que une los puntos A y B. En ambos casos se ha adoptado la conven- ción de que el terreno es plano y, por tanto, corresponde aplicar el radio de influencia de 500 metros. El primer ejemplo se refiere al 82 Cap. 3. La teoría del espacio turístico Figura 3.7. Radio de influencia de los corredores turísticos A B A caso más común, el de un atractivo cuya visita requiere que la ida y el regreso se efectúen por el mismo camino, lo cual implica una demora no superior a los 45 minutos, y que, de ese tiempo, 20 mi- nutos se gasten en viajar y el resto en visitar el lugar. El segundo ejemplo indica una situación mucho más favorable, pero desgracia- damente menos frecuente, la que se produce cuando dos atractivos incluidos en el radio de influencia están relativamente cerca uno del otro y conectados por un camino. La ventaja respecto de la otra alternativa es que el desvío se puede tomar desde cualquiera de los dos sentidos del tránsito, por lo que se puede regresar a la ruta principal sin tener que rehacer el camino. Una parte muy importante del equipamiento turístico, por su función estratégica para el desarrollo del turismo por carretera, debe ubicarse en los corredores de traslado. Este equipamiento consiste fundamentalmente en gasolineras, llanteras, servicios de mecánica ligera para los automóviles, servicios sanitarios limpios y en buen estado para los turistas, así como hoteles y lugares para comer y comprar artesanías o productos regionales. En los lugares elegidos para las paradas intermedias de los autobuses, los restau- rantes destinados a ese fin deben incluir estacionamientos bien Corredores turísticos de traslado 83 dimensionados y servicios capaces de atender rápidamente a los grupos de personas que los ocupan de modo simultáneo. Todos los edificios en que se encuentren instalados los equipa- mientos de la ruta ubicados dentro de su espacio turístico, necesa- riamente deben ubicarse a poca distancia de la misma para facilitar el acceso de los automóviles y autobuses que circulan por ella. De ahí que su presencia es muy importante no sólo por la facilidad con que se ven, sino también, porque el viajero se detiene en los mismos para consumir los servicios que prestan. Pero en América Latina, las autoridades de turismo porque no los tienen en cuenta, las de vialidad porque no les interesa y las municipales porque está fuera de su competencia, no se ocupan de vigilar qué es lo que se construirá y mucho menos de saber cómo se hará y cómo será la calidad de los servicios que van a prestar. Salvo raras excepciones, el propietario de la tierra que linda con los caminos, las carreteras y las autorrutas puede hacer lo que se le antoje dentro de su terre- no, sin que autoridad alguna intervenga. El problema del abandono del espacio que circunda a las rutas es una más de las expresiones del subdesarrollo y la pobreza que predominan en nuestros países. Tal problema no encontrará una solución integral sino hasta que algún día mejore la situación socio- económica actual. Pero ese problema, que puede pasar inadvertido para otros sectores que deben actuar buscando, a veces sin esperan- za, la solución de otros mayores, no puede desconocerse ni relegar- se por las autoridades responsables del turismo. Ellas, y no otras, son las responsables de la evolución o del deterioro del espacio turístico en todas sus expresiones. Ellas deben asumir que su cam- po de acción no se agota en los grandes centros turísticos y deben comprender que no se puede hablar de turismo por carreteras sin dotar a las mismas de un equipamiento que cumpla con los mismos estándares de higiene y comodidad que requiere un viajero común, sea rico o pobre. La idea del corredor turístico se puede comprender ahora en su significado estratégico para el desarrollo del turismo, porque implica la selección de algunas rutas entre las que forman la red de todo el país para someterlas a reglamentos especiales. Pero su fac- tibilidad requiere que la superestructura turística tome el lideraz- go de esos programas y obtenga partidas presupuestarias para que funcionen las oficinas especializadas que requiere la puesta en práctica de medidas de esta naturaleza. 17. CORREDORES TURÍSTICOS DE ESTADÍA Este elemento, con el que termina la lista de los componentes de la teoría del espacio turístico, desempeña una función que 84 Cap. 3. La teoría del espacio turístico viene a ser una combinación de un centro con un corredor turís- tico. En efecto, los corredores turísticos de estadía son superficies alargadas, por lo general paralelas a las costas de mares, ríos o lagos, que tienen un ancho que no supera en sus partes más extensas los 5 kilómetros. El largo es indeterminado porque depende de la longitud de las playas, de las costas, de los lagos o de la ribera de los ríos que tienen interés turístico. Lo que distingue a un corredor de estadía de uno de traslado es: primero, la forma de la disposición de los atractivos; segundo, la forma del asentamiento de la planta turística y, tercero, (conse- cuencia de las dos anteriores), su función. Quiere decir que también en este caso, el atractivo determina la estructura física del corredor de estadía. En vez de situarse en un punto equidistante de un conjunto de atractivos (como se ex- plicó al describir las características de los centros turísticos de dis- tribución) o de concentrar el equipamiento en una sola playa o un bosque (como pasa con los centros turísticos de estadía), la locali- zación de la planta turística en los corredores de estadía puede adoptar tres formas diversas, a saber: Ciudad lineal. Distribución lineal de alojamiento. Concentraciones escalonadas. La ciudad lineal es el modo más acertado de urbanizar un atractivo longitudinal, porque así se logra un acceso frontal a las áreas de interés turístico desde muchos puntos y una distribución más racional de los usuarios. Su profundidad puede variar desde un mínimo de 200 metros, que es la ideal pues equivale a no más de dos calles hasta un máximo de 500 metros. Atrás se pueden ubi- car las áreas para la población permanente. La distribución lineal de los alojamientos es una forma de ex- plotación primaria de los corredores de estadía, que consiste en una franja de no más de 100 metros entre el camino y la costa, donde diferentes propietarios construyen hoteles, moteles, hosterías, cam- pings, etc. Por lo general, son prolongaciones de localizaciones mayores que actúan como centros turísticos, tal cual sucede en la región de la Araucania, en Chile, entre los centros turísticos de Vi- llarrica y Pucón, ubicados sobre el lago Villarrica. Las concentraciones escalonadas responden a atractivos que dejan cortas distancias entre sí. Esa particular disposición aconte- ce con mayor frecuencia en las costas cuando una serie de playas se suceden formando arcos separados por paredes de rocas que culminan sus extremos e interrumpen su continuidad. Otra posi- bilidad se da en las zonas de montaña de interés paisajístico, en los lagos y en los ríos ricos en pesca deportiva, que cuentan con Corredores turísticos de estadía 85 pequeños centros turísticos, los cuales se desarrollan en los luga- res donde el paisaje alcanza su mayor valor y los ríos su máxima pesca. En otra gran cantidad de casos, que responden a las formas es- pontáneas de desarrollo turístico, aunque el atractivo se extienda en forma continua a lo largo de muchos kilómetros, los asentamien- tos turísticos se escalonan para aprovechar antiguos pueblos de pescadores que lentamente se convirtieron en lugares de atractivo turístico y más adelante se han visto complementados por otros asentamientos menores, que se originaron en el mismo proceso o en las lotificaciones planteadas para el mercado turístico de inversores y familias que preferían construir sus casas de vacaciones en luga- res menos saturados. Tanto la distribución lineal de alojamiento como las concentraciones aisladas son formas de desarrollo que pueden llegar a evolucionar para convertirse en una ciudad lineal que, como ya hemos dicho, es el modo más aconsejable de planificar un corredor de estadía. Sin embargo, en el caso de las concentraciones aisladas, antes de fomentar su fusión es necesario verificar que efectivamente mejorará el funcionamiento urbano, sin que implique la pérdida de identidad de sus lugares típicos. Tampo- co es bueno que las ciudades lineales se extiendan demasiado. Mejor es que haya varias, cada una a escala humana, separada de la siguiente por un área verde no humanizada que actúe como una especie de cintu- rón ecológico. 18. RELACIONES ENTRE LOS ELEMENTOS DEL ESPACIO TURÍSTICO Al comparar entre sí a los elementos que integran la teoría del espacio turístico y en virtud de sus características físicas, en cuan- to a clase de superficie que abarcan y las formas generales que adoptan, se les puede reagrupar en las categorías siguientes: Zonas. Que abarcan superficies Áreas. relativamente grandes Complejos. Núcleos. Conjuntos. Centros de distribución. Puntuales que abarcan Centros de escala. superficies relativamente Centros de estadía. pequeñas. Unidades. Longitudinales Corredores de traslado. Corredores de estadía. 86 Cap. 3. La teoría del espacio turístico Figura 3.8. Tipologías de los corredores de estadía Centros escalonados Ciudad lineal Distribución lineal de alojamientos Otra característica del sistema es la flexibilidad de algunos ele- mentos que lo componen, los cuales pueden evolucionar por el incremento de la planta turística hasta alcanzar las categorías supe- riores. La figura 3.9 muestra la cadena evolutiva, cuyo primer esla- bón es el núcleo y el más elevado el complejo. Ya sabemos que cuando se conecta un núcleo a la red de carreteras, automáticamen- te se convierte en un conjunto. A su vez, el conjunto —dependiendo sus posibilidades de la naturaleza y jerarquía de sus atractivos— puede, mediante el desarrollo adecuado de la planta turística, llegar a funcionar como unidad, centro de escala, estadía o distribución, quedando únicamente para este último la posibilidad de llegar a desempeñarse como un complejo. Por su parte una unidad es ca- paz de convertirse en un centro de estadía. Las funciones de los centros de escala, estadía, excursión y de distribución no son excluyentes; por lo contrario, a veces un mis- mo centro puede llegar a desempeñar las cuatro funciones y, mucho más frecuentemente, dos de ellas. Taos, en Nuevo México, es un centro que reúne las cuatro funciones porque sirve de escala para los que, al recorrer las rutas 3 y 38, quieren conocer el Carson Na- tional Forest y la Cimarron Canyon Wildlife Area; de estadía para los aficionados a la práctica de esquí sobre nieve en Taos Ski Area o en Sipapú Ski Area, y de distribución para los turistas interesados en visitar esos lugares, más Red River, el puente sobre la garganta del río Questa, El Pueblo y los ranchos Taos, la casa de Kit Carson, el Kit Carson National State Park o el Fort Burgwin Research Cen- ter, además de la misma ciudad. Además, Taos Ski, Taos y Sipapú Ski Area son tres centros que recíprocamente funcionan como de excursión (véase la figura 3.10). Los otros elementos (zona, área y corredor de estadía y de traslado) no cambian su función; lo más que puede suceder es que, Figura 3.9. Centro de excursión Centro de escala Unidad mm4 Centro de estadía Centro de distribución 88 Figura 3.10. Centro Turístico de Taos Carson National Lago Forest Esgle Nest Cimarron Canyon Casa Kit Carson Wildlife Kit Carson National St. Park Area al organizar el espacio turístico, se les califique como potenciales porque su planta turística es nula o insuficiente. En cuanto a la relación espacial, una zona puede contener, además de los corredores internos, las áreas y sus correspondientes centros, otros centros complementarios de escala, o de estadía y de distribución, unidades, conjuntos y posiblemente, algún comple- jo. La otra variante es que, como lo muestra la figura 3.11, conec- tados a un corredor de traslado, se encuentren los complejos, conjuntos, unidades o centros de escala, estadía y distribución y los corredores de estadía. Fuera de la estructura espacial que resulta de la vinculación de todos los elementos a lo largo de los corredores, pero formando parte del sistema, quedan los núcleos y los atractivos aislados. De la relación que puede existir entre cada elemento del espa- cio turístico y el funcionamiento comercial del sector, en primer lugar, se destacan los centros y los corredores turísticos de estadía Relaciones entre los elementos del espacio turístico 89 Figura 3.11: Relaciones entre los elementos del espacio turístico U nidad O ,. o réb oC,c o„ Conjunto Complejo @ G _ Corredor de traslado a, Q Núcleo * Atractivo turístico aislado como los más rentables, ya que por ser los que funcionan con ma- yor permanencia con un mismo número de turistas que otro sitio, pueden lograr más ingresos. Después siguen los complejos y luego los centros de distribución y de escala. En cuanto a los corredores de estadía, su funcionamiento no debería ser idéntico al de los cen- tros de su mismo nombre. Y decimos no debería porque, por des- conocimiento o por inoperancia de la superestructura, cada uno de los lugares que lo integran se comercializa y promociona por sepa- rado, compitiendo por un mismo mercado, como sucede en el Pacífico de México con el corredor turístico Manzanillo-Playa Azul-Salagua-Las Brisas-Las Hadas-Playa Santiago-Maeva-Vida del Mar-Barra de Navidad-Melaque-Cuastecomates-La Manzanilla-Boca de Iguanas que reúne todos estos emplazamientos turísticos en menos de 50 kilómetros. Lo correcto sería identificar dicho corre- dor, asi como muchos otros de América Latina, como un subsis- tema que funcione unitariamente y comercializarlo en el mercado como un producto que presenta múltiples opciones. Si un corredor de estadía se coloca en el mercado destacando sus singularidades, es muy fácil captar dos tipos de turista`. uno, el aficionado al turismo itinerante que puede pasar sus vacaciones alojándose por cortos periodos en cualquiera de las alternativas ofrecidas y, otro, el que año con año puede regresar para alojarse por lapsos más prologados en uno solo de los sitios ofrecidos y pa- sar en él todo su tiempo de vacaciones, haciendo excursiones al resto. Actualmente, las superestructuras de comercialización y pro- moción funcionan desconectadas de una visión integral del espacio 90 Cap. 3. La teoría del espacio turístico que pretenden vender, porque en realidad desconocen el concepto de espacio, limitándose a enfocar sus acciones hacia atractivos y centros que se vislumbran como piezas aisladas. De ahí las grandes contradicciones en que incurre la superestructura oficial, cuando, al pretender desarrollar el sector en su conjunto, apoya promo- ciones de lugares que luchan entre sí, todos proyectando la misma imagen y recurriendo a la ya agotada técnica de la fraseología que se utiliza para vender artículos domésticos. La teoría del espacio turístico es la base para organizar todas las acciones del sector, ya que permite la elaboración de políticas promocionales que, partiendo de la realidad del patrimonio, trabajen con base en productos claramente definidos. De todos los productos, la zona será el mayor y el más importante para proyec- tarse en el exterior, porque permite presentar tantas imágenes del país como zonas se hayan detectado. Esas mismas zonas y los sub- sistemas que las integran, así como el resto de los elementos del espacio turístico deben analizarse en sus potencialidades y pre- sentarse a la iniciativa privada para que ésta utilice con fines co- merciales la información técnica elaborada por las oficinas de los organismos oficiales y puedan prepararse los paquetes turísticos de circuito y de estadía en los corredores, complejos y centros de dis- tribución. En cuanto al campo específico de la planificación física, la teoría del espacio es un instrumento útil para guiar el análisis y diagnóstico del sector, mediante un procedimiento que simplifique el trabajo intelectual al conducirlo en forma ordenada. Posterior- mente y de acuerdo con la potencialidad de cada elemento, y las proyecciones de la demanda, en primer lugar, habrá que estable- cer los límites de crecimiento de todos los elementos del espacio turístico analizado y, luego, calcular con un satisfactorio nivel de aproximación las categorías y tipos de la planta turística por cons- truir, en cada etapa de su evolución. En la parte resolutiva de un plan, después de saber cómo son y cómo funcionan los elementos que integran el espacio turístico, es necesario identificar proyectos, pensados no en sí mismos, sino como el medio para mejorar el ren- dimiento individual de cada elemento en forma coordinada, a efecto de que cada éxito parcial redunde en beneficio del conjunto. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Boullón, Roberto; Ellis, Eduardo; Martini, José Xavier; Olivier, José María, Primer documento de trabajo, Dirección Nacional de Turismo, Buenos Aires, 1968. Boullón, Roberto; Ellis, Eduardo; Martini, José Xavier y O liver, José María, Iguazú: plan de desarrollo turístico, Dirección Nacional de Turismo, Buenos Aires, 1969. Referencias bibliográficas 91 Boullón, Roberto, Características de los servicios de alojamiento turístico en México y su contribución a la generación de empleos, Politur, México 1982. Gaviria, Mario, Campo, urbe y espacio del ocio, Siglo XXI, Madrid, 1971. ILPES, ILDIS, Planificación regional y urbana en América Latina, Siglo XXI, México, 1974. Kamal Tolba, Mustafá, Desarrollo sin destrucción, Serbal, Barcelona, 1982. 92 Cap. 3. La teoría del espacio turístico Planificación del espacio natural 1. INTRODUCCIÓN Al tratar en las secciones 15 y 16 del capítulo 4 el tema de la capacidad del paisaje natural, se mencionó que la preservación de las características del ambiente natural que le sirven de base es el factor al que debería subordinarse cualquier plan de explotación de sus posibilidades turísticas. Sin embargo, la aplicación absoluta de ese propósito a veces no prospera por la oposición – muy difícil de superar - que presenta la tendencia a explotar turísticamente cierto tipo de atractivos construyendo en ellos centros turísticos de gran tamaño. De hecho, en todo el mundo se ha extendido este criterio, que no podemos desconocer sin caer en el campo de la utopía. Por otra parte, no creemos que el turismo deba planificar al paisaje natural, porque ello nos llevaría a defender una posición absurda, como es la de pensar que la misión de los planificadores físicos y paisajistas es intervenir sobre la naturaleza para crear paisajes, con el mismo criterio con que se diseña una escenografía, se construye un parque o se pone en valor un espacio público en una ciudad. En el desarrollo rural es válido proponerse metas paisajísticas, como se hizo en la campiña europea durante el siglo XVIII o duran- te el presente siglo al estudiar la transformación de las áreas benefi- ciadas por los planes de riego de grandes represas y algunos planes de desarrollo regional. No obstante, esas metas paisajísticas son la consecuencia de propósitos utilitarios más que estéticos, porque en realidad lo que se ha hecho es controlar el desarrollo de manera que se ajuste a las leyes de la naturaleza, una de cuyas consecuen- cias secundarias fue el nacimiento de nuevos paisajes rurales. Por lo tanto, en el turismo las metas paisajísticas son muy sim- ples: conservar el medio natural de tal modo que las obras turísti- 193 cas lo afecten lo menos posible. Para concretar dichas metas, hay que planificar los usos turísticos que se promoverán en el ambiente natural, sin pensar en planificar el paisaje, porque el paisaje no es planificable, dado que, como ya se dijo es una subjetivización que el hombre hace del ambiente natural. De tal suerte, la planificación turística del espacio natural es consecuencia de una decisión anterior que se refiere a los tipos de uso, actividades y clases de turismo que se quieren llevar a cabo. Por cierto, el procedimiento correcto no es imponer a cada atractivo natural el uso que se estime más conveniente de acuerdo con criterios desarro- 'listas, sino que una vez establecidas las necesidades de crecimiento del sector respecto a la incorporación de nuevos atractivos naturales o la expansión de la planta turística de los que están explotados, se debe identificar cuáles se prestan mejor para cada tipo de uso. Otra posibilidad es partir de cada atractivo y determinar la clase de desarrollo que admite. Si se tratara de construir parques urbanos, jardines o urbanizaciones, entonces cabría incorporar el diseño del paisaje, porque en esos casos el objetivo es definir la participación de la naturaleza en un ambiente inventado por el hombre. 60 Dentro de ese contexto, pueden estudiarse técnicas de diseño y proponerse algunos modelos para resolver problemas propios de la "construcción" de ambientes o paisajes naturales; sin embargo, en el ambiente natural, tales procedimientos no tienen cabida porque para el paisaje natural no puede haber modelos, ya que es absurdo manipular la naturaleza con el propósito de asemejarla a "un modelo estético". En la naturaleza, el paisaje se adapta, no se diseña, y en esas tareas de adaptación, los planificadores deben comenzar por estudiar el ambiente sobre el que van a desenvolverse, y aceptar las restricciones que la naturaleza le impone a la acción del hombre, si se desea conservar la calidad visual de los sitios que se destacan por su belleza y singularidad. Si combinamos las restricciones al uso turístico de los atractivos naturales, restricciones que son medidas a través de los cálculos de capacidad ecológica material y psicológica, con la intensidad de los flujos turísticos y las actividades programadas, encontraremos que las opciones de planificación se reducen a las posibilidades siguientes: Atractivos naturales de uso intensivo. Atractivos naturales de uso restringido. Atractivos naturales de uso intermedio. 2. ATRACTIVOS NATURALES DE USO INTENSIVO Estos atractivos son los que reciben los más importantes volúmenes de demanda de turismo tanto interno y receptivo, como de recreacionistas. Tal es el caso mencionado en el capítulo 6 de los centros turísticos de playa, las zonas de nieve idóneas para la práctica de esquí, y las áreas verdes y lagos próximos a las grandes ciudades. En todos ellos se 6o Un ejemplo típico de este caso se encuentra en los jardines de Versalles. 194 Cap. 6. Planificación del espacio natural concentra un gran número de personas que alcanzan volúmenes cercanos, cuando no superiores, a los máximos niveles de saturación. Aunque también tienen validez para los otros dos casos, como apunta Laurie,61 el proceso de planificación en este tipo de desarrollo debe dividirse en cuatro fases: Investigación y análisis. Evaluación. Política o solución de diseño. Realización. La investigación consiste en una estimación de los hechos y fuerzas que han configurado las circunstancias actuales. Con la evaluación se medirá el impacto de esos hechos y fuerzas sobre el ambiente original y se estudiará qué posibilidades reales existen de corregir el estado actual de cosas si es que (como siempre sucede en estos casos) no es satis- factorio. Los resultados de la evaluación servirán de base para elegir la política que orientará a la solución, amparada por las medidas legales, las normas de diseño, los códigos y ordenamientos que regularán las futuras construcciones y expansiones de la planta turística, y permitirán estable- cer los mecanismos de compensación para las restricciones al dominio privado, en beneficio del bien público. Finalmente, la realización exigirá elaborar y poner en práctica acuerdos, convenios y compromisos entre los distintos organismos de la superestructura, que representan a to- dos los intereses en juego identificados en la primera fase, etapa sin la cual, por más brillante y novedoso que hubiera sido el diseño, está llamado al fracaso porque nunca pasará del papel y los paneles con dibujos de perspectivas dictadas por la fantasía. No debe olvidarse que en América Latina, para los países que funcionan bajo el régimen de economías de mercado y libre empresa, el desarrollo de los atractivos turísticos naturales de uso intensivo se apoya en la explotación de la planta por parte de la iniciativa privada y en la venta de lotes, para la construcción de edificios de departamentos, hoteles, casas para vacacionar y otro tipo de negocios que explotan el resto de los servicios de la planta turística. La alta concentración de personas en un terreno reducido es la causa de que el paisaje original, que fue la motivación inicial de la explotación turística y que se utilizó al principio como imagen vendedora para atraer a los primeros inversionistas, haya desaparecido para dar lugar a un nú- mero creciente de edificios en altura que dominan todo el espacio. Los desarrollos de uso intensivo son presa de un círculo vicioso, porque cada vez se construyen más edificios debido a que cada vez van más perso- nas y cada vez van más personas porque se construyen más edificios. La 61 Laurie, Michael, Introducción a la arquitectura del paisaje, Gustavo Gili, Barcelona, 1983, pág. 136. Atractivos naturales de uso intensivo 195 Fotografía 80. Acapulco (México) Fotografía 81. Acapulco es el centro turístico que funciona con plotación del espacio que arrasó la topografía la más alta densidad de ocupación de la playa en original, avanzando con explanadas de cemento México; sin embargo, al haber interpuesto entre hasta el borde mismo de la arena. La destrucción las masas de los hoteles y la arena plantaciones del ambiente natural es tan marcada que hasta las de palmeras, esa cortina mejora un poco los cam- tiendas y sombrillas se alinean geométricamente pos visuales de los usuarios, porque desde cerca como las filas de un cinematógrafo. tapan a los edificios. Esa alternativa no se utilizó Miami se edifico sobre una antigua zona pantano- en Mar del Plata, porque ahí predominó una ex- sa sin valor alguno. Lentamente creció hasta con- Fotografía 82. Mar del Plata (Argentina) 196 Fotografía 83. Miami (Estados Unidos de América) vertirse en un centro turístico de uso intensivo, pues, como puede verse, en el sector fotografiado que transformó el área después de una gigantesca aparecen dos campos de golf. La impensada repe- obra de ingeniería. Actualmente, como muestra tición de ese modelo, cuando las autoridades de- la fotografía fuera de la línea de construcciones legan su responsabilidad en los especuladores de altas, en Miami Beach, el resto de los edificios son bienes raíces, puede producir espacios urbanos bajos y en su mayoría tienen acceso al agua a través como el de Salinas. de una red de canales. Sus diseñadores no caye- ron en la tentación de saturar la parte urbanizada, 197 anarquía que caracteriza a este proceso hace que, en la mayoría de los casos, el atractivo quede reducido a una franja de arena o al paisaje leja- no que se puede ver desde una pista de esquí o a la superficie del agua utilizada para la práctica de deportes acuáticos en algunos lagos, donde la costa ha sido urbanizada en su totalidad, sin dejar ningún lugar de libre acceso, hasta el punto que, en vez del paisaje de pinos que antes cubrían las laderas de las colinas que rodean al vaso del lago, ahora se ven te- chos, columnas de alumbrado público, cables y antenas de televisión o avenidas costeras, esto último sólo en el mejor de los casos. En todos esos lugares predominan las áreas culturales urbanas que relegan a la naturaleza a participar como marco paisajístico si el terreno es ondulado o montañoso. Pero en el sitio ocupado por los turistas, la estructura espacial queda dominada por elementos y formas artificiales más algunos recursos naturales, plantados o adaptados por los pla- nificadores físicos, los paisajistas o los expertos en jardinería. Además de lo dicho respecto a la tercera fase del proceso de planificación (política o solución de diseño), cuando se trate de intervenir para evitar el agravamiento de los errores cometidos o evitar que se produzcan, se presentan cuatro casos: Hoteles y resorts existentes, ubicados aisladamente. Actuación sobre desarrollos existentes. Diseño de nuevos desarrollos. Diseño de nuevos hoteles aislados. 2.1. Hoteles y resort existentes ubicados aisladamente Desde los comienzos de la expansión del turismo, en distintas par- tes del mundo y también en América Latina se construyeron hoteles y resorts como edificios aislados, de los cuales todavía una parte man- tiene su situación original. Otros desaparecieron y una buena cantidad fue rodeado de nuevas construcciones, levantadas en lotificaciones puestas en el mercado con posterioridad para aprovechar la plusvalía generada en las tierras aledañas por tales acciones emprendidas. Al- gunas de estas lotificaciones fracasaron y otras prosperaron hasta con- vertirse en nuevos centros turísticos, como sucedió con Piriápolis en Uruguay y la Falda en Argentina, que crecieron respectivamente alre- dedor de los hoteles Argentino y Eden. Por su parte aquellos hoteles que aún permanecen aislados presentan dos variantes: Establecimientos pequeños, que oscilan entre 5 y 30 habitaciones. Establecimientos medianos y grandes, que superan las 100 habitaciones. En los primeros es donde se encuentran los mejores ejemplos de arquitectura paisajística, no tanto por lo extraordinario del diseño como 198 Cap. 6. Planificación del espacio natural por la localización de los edificios, su escala, su respeto al marco pai- sajístico y su ambientación mediante acertados trabajos de jardinería (véase foto 89, p. 207). Por el contrario, en el segundo grupo muy pocas veces se acertó con la escala y tratamiento del. edificio , porque frecuentemente la masa cons- truida se ubicó en terrenos sin vegetación y con fácil visibilidad a lo lejos, de tal modo que el volumen de su estructura aparece, a lo largo de todo el trayecto de acercamiento, como un artefacto que desentona con el marco paisajístico. Por ello, paisajísticamente, lo único que puede hacerse es mejorar las áreas visibles cercanas mediante trabajos de jardinería que deben incluir, de ser posible, pantallas de árboles para fragmentar la escena. En cuanto a los edificios en sí mismos, ya sea que estén aislados o integrados a conjuntos mayores, a fin de mantener su competitividad en el mercado, cuando las circunstancias lo indiquen hay que efectuarles reformas que pueden alcanzar cualquiera de las dos siguientes escalas: a) Redecoración de las habitaciones y áreas públicas y renovación de la vajilla, ropa de cama y mantelería. b) Refacción de todo el edificio para adecuar los ambientes tra- dicionales y dotarlo de otros nuevos que amplien sus como- didades para modernizar sus fuentes de agua, energía, teléfo- nos e informática así como sus servicios de calefacción y aire acondicionado, de cocinas, offices de piso, etcétera. 2.2. Actuación sobre centros turísticos existentes En la mayor parte de los centros turísticos existentes, la destrucción casi total del paisaje natural es un hecho irreversible, de modo que lo único que se puede aspirar es a: a) Controlar el crecimiento, para lo cual debe fijarse el tamaño máximo que puede soportar el atractivo de base. b) Mantener (cuando aún se pueda) la escala de las construcciones, a fin de evitar que el sitio caiga en lo que podría llamarse el se- gundo tiempo de la especulación, que consiste en demoler las casas de un solo piso, con jardines al frente y techo de tejas, para suplantarlas por hoteles y edificios de apartamentos de diez o más pisos, como ha sucedido en casi todos los balnearios de fa- ma de América, desde Mar de Plata hasta Acapulco, y en algunos centros turísticos de montaña, como Bariloche.62 62 En Acapulco, en un terreno sobre el mar, una empresa construyó un edificio de apart- hoteles, que consiste en dos torres de 28 pisos cada una, levantadas sobre un basamento de tres pisos y tres sótanos, con 12 departame