Tema 4. Historia de España PDF
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Este documento resume el tema 4 sobre el reinado de Carlos IV y la Guerra de la Independencia en España. Analiza las causas y consecuencias de la invasión napoleónica y el inicio de un proceso hacia un modelo liberal.
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4.1 El reinado de Carlos IV. La Guerra de la Independencia En diciembre de 1788 fallecía Carlos III y le sucedía su hijo Carlos IV (1788-1808). Los acontecimientos que se produjeron durante su reinado conducirían a la Guerra de Independencia contra la invasión de las fuerzas napoleónicas, y a la cr...
4.1 El reinado de Carlos IV. La Guerra de la Independencia En diciembre de 1788 fallecía Carlos III y le sucedía su hijo Carlos IV (1788-1808). Los acontecimientos que se produjeron durante su reinado conducirían a la Guerra de Independencia contra la invasión de las fuerzas napoleónicas, y a la crisis del Antiguo Régimen en España, poniendo en cuestión a la monarquía absoluta y al régimen señorial e iniciando un proceso hacia un modelo liberal y representativo. El reinado de Carlos IV fue en sus inicios una continuidad del de su padre, mantuvo incluso a sus ministros (Floridablanca, conde de Aranda) en los que el rey delegó el poder. Esta situación cambió con el ascenso político de Manuel Godoy que, aunque actuaba como primer ministro, acabó recordando a los validos del s.XVII. No obstante, los acontecimientos que condicionaron el reinado de Carlos IV fueron el estallido de la Revolución en Francia, en julio de 1789 y el posterior ascenso al poder de Napoleón Bonaparte. El movimiento revolucionario que sacudió a Francia obligó a la monarquía española a adoptar una política de prevención para evitar que sus ideas se extendiesen a España a la vez que se veía comprometida a ayudar a los reyes franceses con los que les unía parentesco. La política dubitativa del conde de Aranda hizo que el rey le sustituyese por Godoy, nombrado primer ministro en 1792. Su acción de gobierno estuvo condicionada por su política hacia la Francia revolucionaria que conoció dos fases: 1º) hostilidad hacia Francia (1793-1795), que se inició con su fracasado intento de salvar la vida del rey Luis XVI. La situación acabó en una declaración de guerra a Francia y la derrota española que obligó a firmar la Paz de Basilea en 1795, y 2º) alianza con Francia (1796- 1808), con el ascenso al poder de Napoleón y el acercamiento entre Francia y España, que firmaron varios pactos de alianza recuperando los antiguos pactos de familia. En 1796 se firmó el Tratado de San Ildefonso, un pacto frente a Inglaterra y Portugal que acabó con dos grandes fracasos, el intento de conquista de Portugal en 1801 (Guerra de las Naranjas) y la derrota de la flota española en Trafalgar (1805). Estos fracasos afectaron a la popularidad de Godoy y provocaron la desconfianza de Napoleón que forzó a España a firmar un nuevo tratado el 27 de octubre de 1807, el Tratado de Fontainebleau, que permitía la entrada y acuartelamiento de tropas napoleónicas en España lo que en la práctica era una ocupación encubierta del país. La situación en 1808 era de crisis económica, política y social: aumento incontrolado de precios, comercio exterior colapsado tras la destrucción de la flota en Trafalgar, endeudamiento del Estado como consecuencia de la financiación de las guerras, e indignación contra Carlos IV y Godoy. Éste comprendió las verdaderas intenciones de Napoleón y decidió trasladar a la familia Real fuera de Madrid. Cuando se encontraban en el palacio de Aranjuez se produjo un complot organizado por los partidarios del Príncipe de Asturias (futuro Fernando VII), que aprovechando el descontento popular desencadenaron el Motín de Aranjuez (17 de marzo de 1808). La consecuencia fue el cese de Godoy y la abdicación del rey en su hijo Fernando VII. Los problemas entre Fernando VII y su padre Carlos IV fueron aprovechados por Napoleón que fue requerido como mediador en el conflicto. Padre e hijo se reunieron con Napoleón en Bayona donde fueron confinados. Fernando devolvió el trono a su padre Carlos IV, quién, a su vez, cede sus derechos a Napoleón, que se los traspasa a su hermano José Bonaparte (José I) = Abdicaciones de Bayona. La marcha hacia Bayona de la familia real dejó tras de sí un vacío de poder. Esta situación tendrá una importancia decisiva porque colocó a los españoles, y sobre todo a las elites dirigentes, ante la alternativa de acatar o no la legalidad. José I no lograba un apoyo suficiente de las minorías ilustradas, porque resultaba bastante patente el espíritu de invasión y conquista de su hermano Napoleón. En la España ocupada, José I trataba en vano de emprender las reformas que el Estatuto de Bayona había proyectado. Era una carta otorgada basada en los principios liberales y que venía a liquidar el Antiguo Régimen (igualdad de los españoles ante la ley, desamortización de los bienes de la Iglesia y de los Grandes de España, abolición de los señoríos jurisdiccionales, disolución de la Inquisición). El gobierno de José I obtuvo el apoyo de un sector de la sociedad española, los afrancesados, que vieron con el nuevo gobierno la posibilidad de establecer una política liberal en España. El pueblo abrazó la causa de Fernando VII y el vacío de poder fue cubierto por instancias inferiores: juntas locales que se agruparon en juntas provinciales, coordinadas en la Junta Suprema Central (septiembre de 1808), que inició la convocatoria de Cortes. Las Cortes habrían de poner en marcha una política de reformas políticas, sociales y económicas. Por primera vez los españoles ejercían la práctica de la soberanía nacional, rompiendo con el absolutismo: se iniciaba la revolución liberal. La Guerra de la Independencia: bandos en conflicto y fases de la guerra El 2 de mayo de 1808 se produjo en Madrid el primer levantamiento contra Napoleón. La insurrección tuvo un carácter popular, aunque algunos sectores del ejército se sublevaron también. Las fuerzas de Murat sofocaron rápidamente el alzamiento, pero el levantamiento pronto se generalizó. La Guerra de la Independencia está considerada como una guerra de liberación puesto que fue una guerra de resistencia popular ante lo que se consideraba una invasión extranjera. El conflicto no se entiende, por tanto, únicamente como el enfrentamiento entre dos ejércitos, el español y el francés, sino como la sublevación de toda una nación contra las fuerzas que pretendían subyugarla. No obstante, el conflicto tuvo también un trasfondo ideológico, que enfrentó a los partidarios del absolutismo contra los que reclamaban un nuevo régimen representativo y de libertades. Dentro de estos últimos, muchos colaborarían con el nuevo régimen impuesto por Napoleón, los afrancesados, mientras otros considerarían a Napoleón como un nuevo tirano y llevarían su lucha tanto hacía un cambio de régimen como a liberarla del invasor, los liberales. Iniciada la guerra, ingleses (Duque de Wellington) y guerrilleros (Espoz y Mina) tendrán un papel importante en el desarrollo de la misma. La guerra tuvo varias fases según se iba inclinando de uno u otro lado el conflicto: a) Mayo-Noviembre 1808. Las fuerzas francesas controlan la situación aprovechando la indecisión de las autoridades españolas. José I se instala en Madrid. Los franceses controlan el norte y el centro peninsular. Sin embargo, cuando los franceses se dirigen hacia el sur son derrotados por las fuerzas españolas dirigidas por el general Castaños en la batalla de Bailén, que impide la conquista de Andalucía. José I abandona Madrid temiendo ser apresado por los españoles. b) Noviembre 1808. Napoleón decide intervenir, personalmente. Al frente de la Grande Armée, derrota a las fuerzas españolas en Somosierra y entra en Madrid. c) 1809-1812. Se inicia una etapa caracterizada por el asedio de las fuerzas napoleónicas a diversas ciudades (Zaragoza, Gerona, Valencia), que resisten. Ante la incapacidad de vencer a los franceses en campo abierto se inicia una guerra de guerrillas. La Junta Suprema se refugia en Cádiz. d) 1812-1813. La alianza con Inglaterra es decisiva. Las fuerzas anglo-portuguesas, combinadas con las españolas, empujan a los franceses desde la frontera portuguesa. Derrotas francesas en los Arapiles y San Marcial, que coinciden con la derrota napoleónica en Rusia. Nueva derrota francesa en la batalla de Vitoria que obliga a Napoleón a firmar el tratado de Valençay (diciembre 1813) y a devolver el trono a Fernando VII. 4.2 Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 Las Cortes de Cádiz Con la guerra de Independencia se inicia en España la revolución liberal. Ante el vacío de poder, y para hacer frente al gobierno francés, considerado ilegítimo, el pueblo creó las Juntas Locales, que asumieron el poder en nombre de Fernando VII y organizaron la resistencia. Las Juntas Locales se agruparon en Juntas Provinciales, que se coordinaron en la Junta Suprema Central (septiembre de 1808) que inició la convocatoria de Cortes. Las Cortes habrían de poner en marcha una política de reformas políticas, sociales y económicas. En septiembre de 1808 la Junta Suprema Central se instaló en Aranjuez. Surgida de la necesidad de coordinar las funciones de las numerosas juntas locales y provinciales, la Junta Central se consideró depositaria de todo el poder en ausencia del rey. Presidida por Floridablanca, estaba formada por 35 miembros pertenecientes a la nobleza y eran partidarios de reformas moderadas para regenerar el país. La invasión de Andalucía por las tropas francesas forzó a la Junta Central a traspasar sus poderes a un Consejo de Regencia formado por cinco miembros que se estableció en Cádiz y se dedicó a dirigir la guerra. En 1810 se reunía en Cádiz el Consejo de Regencia y, a pesar de ser opuesto a la convocatoria de Cortes, no puede impedir que el 24 de septiembre de 1810 comiencen las reuniones de los diputados en la Isla de León (actual San Fernando, Cádiz). La convocatoria es primeramente por estamentos, pero por presiones liberales se convocan como asamblea única, en la que a cada diputado le corresponde un voto. Los representantes fueron elegidos por sufragio universal masculino. Suplentes gaditanos sustituyeron a los representantes que no pudieron llegar desde las provincias ocupadas, por lo que predominan los diputados liberales. No se agruparon por partidos políticos, pero se distinguen varios grupos: Liberales (partidarios de acabar con el Antiguo Régimen y establecer un sistema político parlamentario, el liberalismo), Absolutistas (partidarios de mantener el Antiguo Régimen) e Ilustrados o Jovellanistas (defensores de la monarquía y de Fernando VII como rey, aunque proponían una serie de reformas para modernizar el país). Desde el primer momento los liberales (Argüelles, Muñoz Torrero, conde de Toreno) tomaron la iniciativa y pusieron las bases de toda la labor legislativa posterior. En la composición de las Cortes hubo una minoría de representantes de los estamentos privilegiados, el resto de los miembros son profesionales liberales, funcionarios y algunos comerciantes y propietarios. La composición de las Cortes es liberal y burguesa sin apenas representación de campesinos o del resto del pueblo. En su decreto de constitución las Cortes establecían: la Soberanía Nacional, que significaba de hecho el final del Antiguo Régimen, porque acaba con el poder real de origen divino; la división de poderes en ejecutivo, legislativo y judicial; el poder legislativo residía en las Cortes; el objetivo prioritario de las Cortes era la redacción de una Constitución, y la proclamación de Fernando VII como rey legítimo de España. La obra legislativa de las Cortes fue ingente. Se aprobó: Eliminación de las instituciones del Antiguo Régimen o abolición de las instituciones feudales, caso del señorío jurisdiccional o abolición de las tradiciones feudales, caso del tormento en los procesos judiciales y las pruebas de nobleza para los cargos públicos. Reformas económicas o la supresión de los gremios y la eliminación de la Mesta o la autorización a los propietarios para vender, arrendar y cercar libremente sus tierras. o limitación de los mayorazgos. o la conversión de los bienes nobiliarios en propiedades libres y circulantes y aprobación de leyes desamortizadoras. Reformas políticas o abolición de la Inquisición o reconocimiento de las libertades individuales, incluida la imprenta, con la eliminación de la censura previa. La Constitución de 1812 La Constitución de 19 de marzo de 1812 es la primera constitución española. Fue el resultado del compromiso entre liberales y absolutistas, aunque quienes se impusieron fueron los liberales. Consta de 384 artículos, de los que un tercio se dedicaban a regular el poder legislativo. Se trata, pues, de un texto largo repartido en diez títulos y con un sistema de reforma muy rígido. Entre los principios de la Constitución destacan: Soberanía Nacional: se deroga la monarquía absoluta tradicional. La autoridad suprema residía en la nación española, representada en las Cortes. División de poderes: legislativo (el rey junto con las Cortes), ejecutivo (el Rey, que presidía el gobierno), y judicial (tribunales de justicia). o El poder Legislativo recae en las Cortes, unicamerales y representan la voluntad de la nación. Sus poderes son muy amplios: elaboración de leyes, decisiones respecto a la sucesión de la Corona, aprobación de los tratados internacionales, fijación anual de los presupuestos del Estado e impuestos, etc. El rey no podía suspender ni disolver las Cortes. Las Cortes se reúnen anualmente, y ante el temor de que el rey no las convocara o las suspendiera se crea la Diputación permanente. El mandato de los diputados dura dos años, y tendrían que disponer de rentas para presentarse, el voto es individual y no por estamento. o Poder Ejecutivo: reside en el Rey, pero se limitan algunas decisiones del monarca ante la posibilidad que intentara extender sus poderes. Entre sus competencias está ejecutar leyes, nombrar ministros, declarar la guerra, dirigir los ejércitos y firmar la paz. o El poder Judicial es competencia exclusiva de los tribunales. La Constitución prohíbe expresamente la intervención de las Cortes y el rey, y asegura los principios fundamentales del Estado de derecho: establecimiento de garantías procesales y código único, salvo para eclesiásticos y militares, etc. Establecimiento del sufragio universal masculino muy censitario. Garantía de los derechos fundamentales del individuo: igualdad ante la ley, inviolabilidad del domicilio, libertad de prensa, sufragio universal masculino, educación elemental, garantías procesales y penales… Desde el punto de vista fiscal, los tributos se pagarían por todos los españoles sin distinción (igual que el servicio militar). Esto se había pretendido en tiempos de los monarcas ilustrados, pero no se había conseguido por la obstinada oposición de la nobleza y el clero. No se reconoce la libertad de culto y se impone la religión católica como oficial y única del Estado (concesión a los absolutistas). La Constitución de 1812 se convirtió en bandera del liberalismo y como tal fue derogada y repuesta en varias ocasiones a lo largo del s.XIX. Los períodos de vigencia de la Constitución fueron: de marzo de 1812 a marzo de 1814, momento en que la derogó Fernando VII; de enero de 1820 a noviembre de 1823, durante el Trienio Liberal, y de agosto de 1836 a junio de 1837, durante la minoría de edad de Isabel II y la regencia de su madre María Cristina. Pese a que las medidas adoptadas por las Cortes de Cádiz y la propia Constitución apenas llegaron a aplicarse por la guerra y porque fueron derogadas en 1814 por Fernando VII, la Constitución de 1812 fue un referente del liberalismo y de constituciones posteriores de la historia de España (sobre todo durante el s.XIX) y de otros países como Portugal, Piamonte y las repúblicas iberoamericanas. 4.3 El reinado de Fernando VII. La cuestión sucesoria El Sexenio Absolutista (1814 – 1820) Durante la Guerra de Independencia Fernando VII permaneció en Francia hasta que Napoleón le reconoció como rey de España (Tratado de Valençay, 1813). Llegó a España en marzo de 1814, sin aceptar ni la Constitución ni el resto de la obra legislativa de las Cortes de Cádiz. Las Cortes pusieron como condición para aceptar a Fernando como rey que jurase la Constitución de 1812, pero Fernando VII buscó acercarse a los círculos más reaccionarios del país. Apoyaban a Fernando VII una parte importante del Ejército, y diputados absolutistas que firmaron el Manifiesto de los Persas (12 de abril de 1814) y que se lo entregaron en Valencia. En este texto los diputados animaban al rey a ignorar la labor legislativa de las Cortes de Cádiz y restablecer el absolutismo. Fernando VII firmó el 4 de mayo el Decreto de Valencia, por el que derogaba la Constitución y todos sus decretos, se declaraba reo de lesa majestad (crimen contra el rey o el Estado) a quien tratase de restablecerlos y dio órdenes para restaurar el Antiguo Régimen, entrando en Madrid como rey absoluto. Pronto inició una campaña de represión contra los afrancesados y liberales. Muchos pasaron a la clandestinidad y formaron sociedades secretas conspirativas o recurrieron a los pronunciamientos para hacerse con el poder, y otros se exiliaron a Francia e Inglaterra, país que se convirtió en el modelo político a seguir para los liberales. Se retornó al Antiguo Régimen, suprimiendo todas las reformas liberales, restableciendo los antiguos consejos y privilegios feudales, y devolviendo las propiedades desamortizadas. La Guerra de Independencia significó la ruina de la agricultura y la destrucción de la escasa industria. La independencia de las colonias americanas significó a la larga la pérdida de un importante mercado y una fuente de ingresos. Su negativa a desamortizar bienes eclesiásticos y la oposición a establecer un sistema de contribución proporcional a las rentas de cada contribuyente, condujeron a la Hacienda a la ruina. El Trienio Liberal (1820 – 1823) Después de varios pronunciamientos fracasados (Díaz Porlier, Lacy), triunfó la sublevación del coronel Rafael de Riego en Cabezas de San Juan en 1820, generalizándose al resto de España. Riego proclamó la Constitución de 1812 y Fernando VII se vio obligado a jurarla. Así se inauguró un nuevo período donde las nuevas Cortes pusieron en marcha un sistema de gestión compartida entre las Cortes y la monarquía. Los liberales (hasta 1822 gobiernan los moderados y a partir de entonces, los exaltados) inician una política que recuperaba parte de la obra de las Cortes de Cádiz: supresión de la Inquisición y limitación de las comunidades religiosas y del diezmo, definición de las bases para una desamortización de las tierras eclesiásticas, supresión de mayorazgos y señoríos, reforma fiscal orientada a establecer una contribución única, se garantizan los derechos y libertades de los ciudadanos y la libertad de imprenta; se redacta un Código Penal. A pesar de que Fernando VII juró la Constitución, utilizó el veto suspensivo para boicotear la labor legislativa de las Cortes y conspiró de forma continuada contra los gobiernos liberales, apoyando a las fuerzas absolutistas y manteniendo conversaciones secretas con la Santa Alianza. Por otra parte, los liberales se escindieron en dos grupos: moderados o doceañistas (partidarios de la participación de la Corona en las labores legislativas), y exaltados o veinteañistas (defendían que el Rey sólo debía tener el poder ejecutivo). Mientras, la oposición absolutista se reunió en torno a los realistas, que protagonizaron varios intentos para restablecer el absolutismo: sublevación de la Guardia Real en 1822 y creación de la Regencia de Urgel. Fernando VII, fracasadas las sublevaciones, buscó la ayuda de las potencias absolutistas europeas vencedoras de Napoleón, forzando la intervención de la Santa Alianza. En el verano de 1823, un ejército francés, Los Cien Mil Hijos de San Luis, penetró en territorio español. Los liberales ofrecieron escasa resistencia y marcharon con Fernando VII a Andalucía, pero en Cádiz fue liberado y se repuso a Fernando como monarca absoluto, terminando con la experiencia liberal. La Década Absolutista u Ominosa (1823 – 1833) Fernando VII declaró nulos todos los actos del Trienio Liberal, excepto la abolición de la Inquisición, que fue sustituida por las Juntas de Fe. Durante estos años se distinguen dos grupos políticos: Liberales. Opositores naturales al régimen absolutista. Fueron perseguidos y muchos se exilian. Absolutistas. Dos grupos: □ Reformistas. Absolutistas, pero partidarios de una política reformista para evitar una revolución y estaban dirigidos por López Ballesteros. □ Apostólicos. Absolutistas radicales y querían el restablecimiento del absolutismo pleno, incluida la Inquisición. Dirigidos por el infante don Carlos María Isidro, al que querían hacer rey. Esta etapa comenzó con la represión de los liberales, muchos de los cuales fueron ejecutados o se exiliaron. Fernando VII tuvo que hacer frente a una oposición procedente del bando liberal y de los sectores más reaccionarios del absolutismo, descontentos con la política transigente con los liberales. Pero el asunto más grave de este periodo fue el problema sucesorio. En 1713 Felipe V instauró la Ley Sálica francesa que impedía reinar a las mujeres, aunque era menos restrictiva que aquélla, ya que les permitía reinar, aunque sólo en casos excepcionales (el rey no tuviera hijos varones en líneas directa -hijos o nietos- o colateral -hermanos o sobrinos-). En 1830 Fernando VII derogó la Ley Sálica con la Pragmática Sanción, para que, en caso de tener descendencia femenina con su 4ª esposa, Mª Cristina de Borbón, su hija no quedara excluida del trono. El conflicto empezó con el nacimiento de Isabel (Isabel II). Carlos reclamó la vigencia de la Pragmática Sanción. Absolutistas moderados y liberales defendieron los derechos de la princesa. En septiembre de 1832 tuvieron lugar los sucesos de La Granja cuando, agonizante, Fernando fue presionado por los carlistas para derogar la Pragmática. El rey se recuperó y volvió a implantar la Pragmática. Fernando sustituyó a los ministros carlistas y puso a Cea Bermúdez, absolutista moderado, al frente del Gobierno. Fernando moría el 29 de septiembre de 1833 y se iniciaba la regencia de María Cristina. 4.4 El proceso de independencia de las colonias americanas. El legado español en América El proceso de independencia de las colonias americanas En el primer tercio del s.XIX, coincidiendo con la crisis del Antiguo Régimen y los primeros intentos de revolución liberal, se desarrolló el proceso de independencia política de los territorios españoles en América. La emancipación de las colonias españolas en América se inició en 1808 y las causas fueron las siguientes: a) Los resultados de las reformas fiscales y administrativas emprendidas por los Borbones, que condujeron a los monopolios peninsulares, y que provocaron el descontento de los criollos, que buscaron recuperar el control sobre las colonias, y, por ejemplo, practicar el libre comercio con Inglaterra. b) El malestar de las clases dirigentes criollas, enriquecidos con el comercio y las propiedades de tierras y marginadas políticamente de los ámbitos de poder a favor de los peninsulares. Será este grupo social el protagonista de la emancipación de las colonias. c) La crisis de 1808 en España, abrió el debate sobre las relaciones con la metrópoli. d) La influencia de las ideas liberales procedentes de Europa y el ejemplo de la independencia de EE.UU. La discriminación de la representación americana en la Junta Central y en las Cortes de Cádiz provocó las primeras protestas de las elites criollas y las luchas entre partidarios de mantenerse fieles a Fernando VII y los independentistas. El proceso se inició a partir de la disolución de la Junta Central y su sustitución por el Consejo de Regencia. Fases de la independencia de las colonias americanas 1) 1808-1814. Aprovechando el vacío de poder en España, ocupada por los franceses, se forman en las ciudades importantes juntas según el modelo español, pero pronto estallan las primeras insurrecciones (Hidalgo en México, Bolívar en Venezuela, etc.). 2) 1814-1824. A partir de 1814, los líderes independentistas, Simón Bolívar y José San Martín, adaptaron sus estrategias a las condiciones sociopolíticas de las colonias y prometieron la redención de los esclavos. A partir de entonces, la rebelión se extendió y los sublevados recibieron la ayuda de Gran Bretaña y EE.UU. En 1816, Argentina proclama su independencia. San Martín independiza Chile en 1818. En el norte Bolívar consigue la independencia de Colombia y Venezuela, quedando unidas en la República de la Gran Colombia (Congreso de Angostura, 1819). El levantamiento de Riego impidió un nuevo envío de tropas desde España, y el avance de las tropas de Bolívar y San Martín fue imparable. La situación política y económica de España impidió el control del proceso de independencia, produciéndose la derrota definitiva de los españoles en Ayacucho (1824). La pérdida de Perú pone fin a la guerra y toda Sudamérica se independiza. En Nueva España, en 1821 se consigue la independencia de la mano de Iturbide. Las consecuencias de la independencia. España era sobre todo un país receptor de metales preciosos, pero no era el primer abastecedor industrial del continente americano. El principal efecto económico fue el incremento del déficit del presupuesto del Estado español. La metrópoli perdió los ingresos extraordinarios que proporcionaban las Indias y que equilibraban el balance de ingresos y gastos, produciéndose un déficit en el balance de pagos. Aumentó la deuda pública: el Estado se vio obligado a recurrir a inversores para hacer frente a sus pagos. Ante esta situación se produjo una búsqueda de nuevas fuentes de ingresos que se materializarán en reformas fiscales liberales, emisión deuda pública y desamortizaciones. La economía española tendió a nacionalizarse, es decir, a proteger su mercado interior y puso de manifiesto que no era nada competitiva con otros mercados. Desde el punto de vista político, España mostró que era incapaz de hacer frente al proceso de independencia, teniendo en cuenta los problemas internos. Al final, España mantuvo en su poder sólo en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. En cuanto a las nuevas repúblicas, la intención de Bolívar era crear una federación de Estados americanos: la Gran Colombia, pero pronto surgieron enfrentamientos entre ellos (diferencias por la delimitación de fronteras), surgiendo tres estados: Colombia, Venezuela y Ecuador. Lo mismo ocurrió en otros territorios lo que explica la debilidad del proceso emancipador. La mayoría de ellos adoptaron la república como forma de Estado. En estos nuevos estados el poder político y económico se mantuvo entre los criollos y el resto de la población fue excluida del gobierno. Finalmente, los nuevos estados entran en la órbita comercial de Reino Unido y EE.UU. Otras consecuencias serán la aparición de la figura política del caudillo, y el predominio político, económico y social de los criollos y la marginación de la mayoría de la población india, negra y mestiza, lo que provocará profundas convulsiones sociales. El legado español en América En la América española, a finales del siglo XVIII, la población se repartía entre indígenas (mayoría), blancos (peninsulares y criollos), mestizos o mulatos y negros (la mitad aproximadamente libres). Aquí los elementos indígenas, europeos, asiáticos y africanos se habían mezclado para dar vida a un nuevo pueblo multicultural y multiétnico. El número de esclavos negros suponía el 4% de la población, siendo mayor en las islas (Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico) y no fue abolida hasta mediados de siglo por parte de las nuevas repúblicas. Los nuevos Estados se organizaron siguiendo el modelo político republicano de los Estados Unidos; sin embargo, la Constitución de 1812 ejerció una notable influencia sobre el constitucionalismo latinoamericano. Durante la independencia las clases dirigentes reforzaron el uso del español, que se convertirá en la lengua oficial de los nuevos estados. En las comunicaciones, se construyó una extensa red de puertos y caminos que siguieron facilitando el comercio tras la independencia.