Tema 1. La Romanización PDF
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Floridablanca
Julián Navarro Melenchón
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Este documento analiza la romanización de la Península Ibérica durante el Imperio Romano. Explica la organización política, la integración económica y los factores que contribuyeron a la romanización. Incluye información sobre las ciudades romanas, las actividades agrícolas y la economía.
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Julián Navarro Melenchón Tema 1. La romanización Introducción Durante el I milenio a.C., los pueblos prerromanos de la Península Ibérica se aglutinaron en torno a dos zonas: la ibérica, en el litoral mediterráneo; y la celta, en el resto (Meseta y costa...
Julián Navarro Melenchón Tema 1. La romanización Introducción Durante el I milenio a.C., los pueblos prerromanos de la Península Ibérica se aglutinaron en torno a dos zonas: la ibérica, en el litoral mediterráneo; y la celta, en el resto (Meseta y costa atlántica). Los celtas eran una sociedad tribal primitiva, basada en la ganadería y asentada en aldeas fortificadas (castros) y controladas por caudillos. Los íberos eran una sociedad tribal muy jerarquizada, basada en la agricultura, la minería y el comercio, y organizada en ciudades-estado fortificadas (oppida) donde la casta militar gobernaba en forma de oligarquía (magistraturas y senado) o monarquía. Sus estrechas relaciones comerciales con las colonias fenicias (Gadir, Malaka) y griegas (Emporion, Hemeroskopeion), que buscaban metales, aceite y sal, les permitió adquirir la metalurgia del hierro, nuevos cultivos (olivo, vid) y la gallina, la edificación cuadrangular, la moneda y la escritura (alfabeto). Los sucesores de los colonizadores anteriores, cartaginenses y romanos, terminaron por enfrentarse militarmente por el control de la península Ibérica durante la Segunda Guerra Púnica (218-197 a.C.), lo que permitió a los romanos conquistar la zona ibérica. En una segunda fase, los romanos inician las guerras celtíberas y lusitanas (150-130 a.C.), conquistando el área celta a pesar de la resistencia de Numancia y de Viriato. Finalmente, el emperador Augusto conquistaría la cornisa cantábrica durante las guerras cántabras (31-19 a.C.), integrando totalmente el territorio hispánico. Desarrollo La unidad política de Hispania permitió un gobierno eficaz. Los romanos aplicaron sus criterios de organización política, centralizando y unificando institucionalmente el territorio a través de tres niveles administrativos: a. Desde Roma, el emperador o el Senado controlaban las provincias de Hispania, según estuvieran militarizadas o pacificadas. b. Hispania se dividía en provincias dirigidas por un gobernador (procónsul o propretor) y un consejo. La división provincial experimentó algunas modificaciones a lo largo de la dominación romana: durante la República se dividió en Citerior y Ulterior; en el Alto Imperio, la Citerior se denominó Tarraconense y la Ulterior se dividió en Bética y Lusitania; y finalmente, durante el Bajo Imperio, de la Tarraconense se separaron otras tres provincias, Gallaecia, Cartaginense y Baleárica. 1 Julián Navarro Melenchón c. El modelo de municipio romano, administrado por magistraturas (duoviros, ediles y cuestores) y una curia (decuriones), terminó por unificar la amplia variedad de ciudades existentes en Hispania desde la conquista: las indígenas (estipendiarias, libres y federadas), los municipios latinos y las colonias romanas. La integración económica de Hispania en el Imperio permitió un crecimiento económico continuado hasta el siglo III d. C. Los romanos unificaron el mercado hispano y lo vincularon al resto del Imperio a través de una densa red urbana de ciudades conectadas por calzadas y puertos y la utilización de una moneda única basada en tres metales (áureo, denario y sestercio). Esta integración permitió un aumento de la producción dirigida a la exportación en los sectores agrario, minero y pesquero: a. La villa agrícola. Era la forma de explotación más eficiente, se trataba de una propiedad latifundista trabajada con mano de obra esclava y orientada a la producción de aceite y vino para la exportación. También se cultivaba trigo y se criaba una variada ganadería destinada al autoconsumo de la villa. b. Las minas. Eran propiedad del estado y se concentraban en el Sureste (plata en Cartagena), Sierra Morena (cobre en Riotinto) y el Noroeste (oro en Las Médulas), ya que estos metales eran imprescindibles para el sistema monetario romano. La gestión última de las minas recaía en particulares, quien las explotaban con mano de obra esclava. c. Las factorías pesqueras. Situadas en el sur de la Península, para asegurarse el abastecimiento de los atunes, capturados mediante almadrabas en sus migraciones entre el Atlántico y el Mediterráneo, y de la sal de las salinas. Estas factorías se concentraban en los productos de exportación más demandados por los romanos, los salazones y el licor de gárum. La cohesión de la sociedad hispana a través de los siguientes factores de romanización: a. El mestizaje. El ejército romano se convirtió en un vehículo de asimilación y mestizaje con los indígenas. Durante la conquista, los campamentos militares atraían a la población indígena y, tras la pacificación, cumplía esta función las colonias militares, donde los legionarios veteranos licenciados se asentaban como agricultores. b. La concesión de la ciudadanía romana. La progresiva concesión de la ciudadanía integró a todos los habitantes de Hispania: primero, a la aristocracia indígena durante la conquista; después, a los soldados indígenas que participaban en el ejército; y, finalmente, a todos los 2 Julián Navarro Melenchón habitantes de Hispania se le concede la ciudadanía latina 1 (Vespasiano, 70 d.C.) y, posteriormente, la ciudadanía romana 2 (Caracalla, 212 d.C.). c. El uso del latín como lengua de comunicación oral y escrita en toda Hispania facilitó la comunicación entre sus habitantes, ya que originalmente hablaban múltiples lenguas prerrománicas. d. El uso del derecho romano cohesionó a la sociedad bajo la misma norma, que versaba sobre las instituciones, la familia, la propiedad y los delitos. La principal fuente del derecho romano era la ley (emperador) y de forma complementaria la jurisprudencia (Corte de jurisprudentes), ambas recopiladas en el Código de Justiniano (534). e. La misma religión para toda Hispania también sirvió para cohesionar a la sociedad hispana. Primero, en torno al culto del emperador y la Triada Capitolina y, posteriormente, con el cristianismo tras su legalización en el Edicto de Milán (313 d.C.) y su conversión en religión oficial con el Edicto de Tesalónica (380 d.C.). f. La medida del tiempo basada en el calendario juliano (46 a.C.). Es un calendario solar que corregía el desfase del primitivo calendario lunar (12 meses lunares de 29 y 30 días que daban como resultado un año de 354 días). El calendario juliano establecía que el año solar tenía 365 días y 6 horas, resolviendo su reparto en 12 meses de 30-31 días y uno de 28, que cada 4 años sería bisiesto. La semana de 7 días se introduce con Constantino I (321 d.C.), denominándoles con el nombre de los dioses paganos-astros y estableciendo el descanso de adoración el primer día (Sol: Dominicus), y no el último (Saturno: Shabat). Conclusiones La integración económica y política del Imperio entró en crisis en los siglos III y IV d.C. La escasez de mano de obra esclava, tras la finalización de la conquista, y la inflación, tras la adulteración de la moneda, provocó el hundimiento de numerosas actividades económicas y la decadencia de las ciudades romanas, ruralizándose la sociedad en torno a una agricultura de subsistencia. Paralelamente, la inestabilidad institucional se manifestó en las continuas revueltas militares para designar al emperador de turno (monarquía electiva), lo que dividió al ejército y debilitó la autoridad del emperador, siendo incapaces de contener el asalto de los bárbaros y evitar la fragmentación del Imperio. Los visigodos, los bárbaros más romanizados, reconstruyeron el Estado en Hispania entre los siglos V y VII d.C., tras derrotar a los suevos y bizantinos (los romanos de Oriente siguieron 1 “Derechos civiles”: la propiedad de bienes, el matrimonio legal y la actuación en juicios civiles. 2 “Derechos políticos”: el sufragio en los comicios, la elección para cargos públicos y la apelación en juicios penales. 3 Julián Navarro Melenchón controlando Ceuta, Algeciras y Baleares). El Reino Visigodo se levantó sobre la estabilidad de una monarquía cuasi-hereditaria (Leovigildo y Recaredo), apoyada en la Iglesia católica (Concilios de Toledo) y en la fusión social de los hispanos y los godos mediante los matrimonios mixtos, el mismo código judicial (Liber Iudiciorum) y la unificación religiosa (conversión de los arrianos al catolicismo). 4