Violencia Escolar - Notas de Clase PDF
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Estas notas de clase proporcionan una visión general de la violencia escolar, incluyendo factores de riesgo e intervención. Consideran la agresividad, la violencia, y diferentes tipos de violencia para desarrollar estrategias de intervención.
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Violencia y Acoso Escolar: Concepto, Incidencia y Factores de Riesgo y Protección El documento se centra en la violencia y el acoso escolar, destacando su relevancia en el contexto de la intervención y prevención psicológica. Se introducen términos y definiciones clave relaci...
Violencia y Acoso Escolar: Concepto, Incidencia y Factores de Riesgo y Protección El documento se centra en la violencia y el acoso escolar, destacando su relevancia en el contexto de la intervención y prevención psicológica. Se introducen términos y definiciones clave relacionados con la violencia en el entorno educativo, incluido vocabulario crítico recopilado en una sección de glosario. Se discute la incidencia de la violencia escolar, enfatizando la importancia de identificar los factores de riesgo que contribuyen a dicha conducta. Se describen los factores de protección que pueden mitigar los efectos de la violencia y fomentar entornos escolares más seguros. Esta sección incluye recursos y referencias valiosos, lo que facilita que los estudiantes profundicen en temas específicos relacionados con la violencia escolar. Diferenciación entre agresividad y violencia Se distingue entre agresividad, que no siempre puede traducirse en acciones dañinas, y violencia, que produce lesiones o daños. Comprender estas diferencias permite realizar intervenciones más eficaces en los entornos escolares. Es probable que se haga referencia a teorías y modelos psicológicos para aclarar estos conceptos. Se discuten las implicaciones de esta diferenciación para las prácticas educativas y la gestión estudiantil. Taxonomía de la Violencia La organización del capítulo categoriza la violencia según diversos criterios, como el tipo de acción, el tipo de daño, las características del agresor, las características de la víctima y el contexto. Las diferentes categorías de violencia incluyen la violencia física, la violencia psicológica, el abuso económico y el abuso sexual, cada una explicada con ejemplos específicos. La clasificación de la violencia es esencial para desarrollar estrategias de intervención específicas. Se destacan ejemplos de formas específicas de violencia, como la violencia juvenil y la violencia de género, para demostrar los distintos contextos. Maltrato Infantil Intrafamiliar Esta sección cubre el aspecto crítico de la violencia doméstica hacia los niños, discutiendo sus causas y prevalencia. Se analizan los factores que contribuyen al maltrato infantil, como los problemas parentales, el estrés económico y el entorno social. El documento aborda la necesidad de medidas de protección para los niños en situaciones de alto riesgo. Se presenta un esquema detallado de los sistemas de apoyo disponibles para las víctimas, incluidos los sistemas de acogida y adopción, haciendo hincapié en el interés y el bienestar del niño. Convivencia Escolar y Violencia Se examina la relación entre la convivencia escolar y la violencia, centrándose en cómo un clima escolar positivo puede reducir los incidentes de agresión. Se discuten estrategias para fomentar relaciones saludables entre estudiantes y mejorar las prácticas de resolución de conflictos. Se destaca el papel de los educadores en el mantenimiento de un ambiente de aprendizaje seguro, demostrando el impacto de las intervenciones de los adultos en la mitigación de los conflictos estudiantiles. También se aborda la importancia de la participación de la comunidad y consideraciones sociales más amplias a la hora de abordar la violencia escolar, lo que indica un enfoque integral de la prevención. Delimitación conceptual del acoso escolar y el ciberacoso Acoso escolar se refiere a las conductas de intimidación, agresión o acoso que un estudiante ejerce sobre otro dentro del entorno escolar. Ciberacoso es la manifestación de acoso o violencia realizada a través de medios digitales y redes sociales, implicando el uso de tecnologías como plataformas de mensajería, redes sociales, y otros. Ambos tipos de acoso pueden tener efectos devastadores en la autoestima y salud mental de las víctimas, llevando a consecuencias a largo plazo. Consecuencias del acoso escolar y el ciberacoso El acoso escolar y el ciberacoso pueden tener efectos perjudiciales como ansiedad, depresión, bajo rendimiento académico y en casos extremos, el suicidio. Además de afectar a las víctimas, estas conductas también pueden generar un ambiente escolar hostil que impacta a los testigos y al entorno general. Se identifican consecuencias sociales y legales para los agresores, que pueden incluir sanciones disciplinarias o, en casos severos, acciones legales. Prevalencia y factores asociados al acoso escolar y al ciberacoso La prevalencia del acoso escolar varía según el contexto cultural, socioeconómico y la edad de los estudiantes, con estudios que sugieren tasas elevadas de ocurrencia en ciertos grupos. Los factores asociados al acoso escolar incluyen la personalidad del agresor, la dinámica familiar y las características del entorno escolar, como la falta de supervisión. Existen tanto factores de riesgo como de protección, donde un entorno de apoyo y prácticas de intervención adecuadas pueden reducir la incidencia del acoso. Prevención e intervención contra el acoso escolar y el ciberacoso Es crucial implementar políticas de prevención que incluyan educación sobre el respeto y la empatía desde una edad temprana. Los programas de convivencia escolar son esenciales para fomentar un ambiente seguro y de respeto entre los estudiantes. Los protocolos de actuación en caso de detección de acoso son fundamentales para guiar a las escuelas en la intervención ante incidentes. Los programas de intervención pueden incluir talleres, campañas de concienciación y apoyo psicológico tanto para víctimas como para agresores. Violencia y acoso escolar: conceptos y definiciones La agresividad es una conducta innata que puede ser automática ante ciertos estímulos, mientras que la violencia es una agresividad alterada, influenciada por factores socioculturales que la convierten en intencional. La violencia está definida como una manifestación de conductas agresivas aprendidas, influenciada por la falta de habilidades de comunicación y resolución de conflictos. Es crucial reconocer que la violencia incluye varias formas: física, psicológica, verbal y moral, y que a menudo se encuentra interrelacionada. Taxonomía de la violencia La violencia puede clasificarse según el tipo de acción (comisión u omisión), el tipo de daño (físico, psicológico, económico, sexual), el tipo de agresor (juvenil, organizado, etc.), y el tipo de víctima (niños, ancianos, mujeres). La negligencia es un tipo específico de violencia derivada de la omisión del cuidado necesario a otros, provocando consecuencias como desnutrición y deshidratación. La violencia juvenil es un problema mundial que requiere atención para reducir comportamientos delictivos futuros entre jóvenes. Consideraciones sobre la violencia de género La violencia de género se fundamenta en un sistema de creencias que perpetúa la desigualdad entre hombres y mujeres. Este tipo de violencia no solo se ejerce en el entorno familiar, sino que también puede manifestarse en el ámbito laboral y social. La socialización de género y los valores sexistas contribuyen a la normalización de actitudes abusivas y de poder, influyendo en la perpetuación de la violencia contra las mujeres. Violencia de género La violencia de género se define como cualquier acción u omisión que puede dañar a una mujer por no cumplir con los roles tradicionales asignados. La Ley Orgánica contra la violencia de género se centra en la violencia ejercida por cónyuges o parejas. Según la Declaración de las Naciones Unidas (1993), incluye actos de violencia física, sexual o psicológica, así como amenazas y coerciones, en contextos públicos y privados. Maltrato infantil No existe una única definición de maltrato infantil, pero en 2016, la OMS lo definió como abusos o negligencias hacia menores de 18 años, incluyendo daño físico, psicológico y abuso sexual. Según la taxonomía de Sanmartín, los tipos de maltrato infantil son: maltrato físico, psicológico, negligencia y abuso sexual, cada uno con características específicas. El abuso sexual infantil se da en contextos de desigualdad, donde un menor es utilizado para estimulación sexual de un adulto, independientemente del consentimiento. La OMS incluye la exposición a la violencia de pareja como una forma de maltrato infantil. Tipologías de maltrato infantil TIPOS DE MALTRATO: Clasificación de Arrubarrena y otras diferencias entre el maltrato activo (físico y sexual) y pasivo (negligencias). Maltrato a personas mayores El INPEA define el maltrato a ancianos como comportamientos que dañan a personas mayores, basándose en relaciones de confianza. Este tipo de violencia puede incluir tanto agresiones físicas como la falta de cuidados y atención. Contextos de violencia La violencia puede manifestarse en diversos contextos, destacando: Consecuencias de la violencia estructural La violencia de género puede tener raíces estructurales, interrelacionadas con contextos familiares y comunitarios. Los estudios sugieren que la familia es uno de los lugares más propensos a conflictos y violencia, incluso más que en contextos bélicos. La violencia escolar incluye agresiones entre estudiantes, que pueden ser sistemáticas y con graves repercusiones. Violencia cultural La violencia cultural se refiere a comportamientos arraigados en prácticas sociales que perpetúan la violencia, como la mutilación genital femenina. Esta forma de violencia está respaldada por normas culturales que afectan las percepciones y actitudes hacia el género y la violencia. Maltrato infantil intrafamiliar Este tipo de maltrato es comúnmente reportado dentro del hogar, donde los niños suelen ser las principales víctimas. La legislación ha evolucionado y se han establecido sistemas de protección para abordar estas problemáticas, pero hay un retraso en la detección y tratamiento de casos. El modelo ecológico del maltrato infantil considera múltiples factores, desde el entorno familiar hasta ámbitos más amplios como la comunidad y la cultura. Interés Superior del Menor Los tribunales y órganos legislativos deben priorizar el interés superior del menor en todas las acciones y decisiones que les afectan, tanto en el ámbito público como privado. Debe reflejarse en informes técnicos, decisiones y resoluciones emitidas por estas entidades. Este interés incluye el derecho a la vida, satisfaciendo sus necesidades básicas (materiales, físicas, educativas, emocionales y afectivas). También se considera el derecho a participar, expresar deseos y sentimientos, así como el derecho a mantener relaciones con su familia de origen y a recibir atención adecuada a su identidad, cultura y religión. Es fundamental prestar atención a la discapacidad del menor, garantizando su inclusión y protección. Situaciones de Riesgo y Desamparo Se define "situación de riesgo" como la que afecta el desarrollo personal, familiar, social o educativo del menor debido a circunstancias adversas, sin necesidad de declarar desamparo. La administración pública debe intervenir para mitigar estas situaciones, colaborando con centros escolares y servicios sociales para promover el bienestar del menor. En contraste, una "situación de desamparo" se refiere a la falta de protección adecuada, donde el menor carece de atención moral o material suficiente, requiriendo la tutela de la Entidad Pública y suspensión de la patria potestad. Las causas de desamparo incluyen abandono, riesgo para la vida o salud del menor, y negligencia grave en sus necesidades afectivas y educativas. Aspectos de desamparo no toman en cuenta la situación de pobreza como causa, evitando la separación de un menor por la discapacidad de los progenitores. Modos de Guarda La guarda implica responsabilidades para velar por el menor, incluyendo su alimentación, educación y formación integral. Existen diferentes modalidades de acogimiento familiar: Es fundamental que el acogimiento se lleve a cabo en interés superior del menor, con evaluaciones continuas sobre su bienestar. Adopción y Procedimientos Legales La adopción crea un vínculo de filiación entre adoptantes y adoptados, extinguiendo los vínculos con la familia biológica. Un proceso de evaluación psicosocial determina la idoneidad de los adoptantes, considerando su capacidad para proporcionar un entorno estable y seguro. La prevención de maltrato infantil implica notificaciones oportunas en situaciones de riesgo y debe ser un esfuerzo coordinado entre servicios sociales, educativos y judiciales. Prevención del Maltrato Infantil Las situaciones de maltrato suelen ocurrir en el ámbito familiar, requiriendo atención para prevenir futuros daños al menor. Es esencial trabajar en la comunicación familiar y en la educación de los padres para reducir factores de riesgo. Los programas de intervención pueden incluir entrenamiento en habilidades de crianza, desarrollo de habilidades sociales en los niños y apoyo para mejorar la calidad de vida familiar. Se deben considerar factores socioeconómicos y situaciones de estrés que pueden contribuir a la vulnerabilidad de las familias. La intervención debe ser coordinada entre profesionales de diferentes áreas para ser efectiva. Convivencia Escolar y Violencia La convivencia escolar se ha convertido en un objetivo clave para promover el bienestar en las instituciones educativas, fomentándose desde el Informe Delors en 1996. Hoy en día, la convivencia y la ciberconvivencia son conceptos asociados a la necesidad de mejorar las relaciones interpersonales tanto en el entorno físico como en el virtual. La violencia escolar, que puede manifestarse en acoso y ciberacoso, sigue siendo un obstáculo significativo para la convivencia pacífica en las escuelas. Según Olweus, el acoso escolar es un tipo de agresión entre iguales con un desequilibrio de poder y una naturaleza sistemática y repetida. Reconocer los diferentes tipos de acoso (físico, verbal, psicológico, etc.) es crucial para abordar y prevenir este problema en las escuelas. Programas de Prevención de Maltrato La implementación de programas de prevención busca compensar déficits en el funcionamiento familiar y promover interacciones saludables. Ejemplos de estas intervenciones incluyen el entrenamiento en habilidades de crianza, métodos de resolución de conflictos y estrategias de comunicación efectiva. Se destaca la necesidad de un enfoque ecológico que no solo aborde el maltrato sino que también promueva un funcionamiento familiar adaptativo. El estrés familiar y otros factores sociales deben ser considerados al diseñar programas de intervención, reconociendo su impacto en el bienestar del menor. Es fundamental involucrar a diversos profesionales para gestionar los casos de desprotección y crear un entorno seguro y positivo para el menor. Temas del acoso escolar El acoso escolar y el ciberacoso son fenómenos complejos que involucran múltiples roles: agresor, víctima, víctima/agresor y espectador. Cada uno de estos roles tiene características y consecuencias específicas. Los agresores tienen un comportamiento activo de intimidación, mientras que las víctimas experimentan un prolongado sufrimiento y, en algunos casos, indefensión. Un 30% de las víctimas no denuncia su situación, temiendo represalias. Las víctimas/agresores alternan entre victimización y agresión, utilizando la violencia como una respuesta emocional ante situaciones de acoso. Esta dinámica puede ser una consecuencia de su propia victimización. Los espectadores desempeñan roles variados, desde colaboradores del agresor hasta defensores de la víctima. Estos roles pueden influir en su percepción del acoso y afectar el clima escolar. Existen varios cuestionarios que miden el acoso escolar, como el cuestionario de Olweus y el European Bullying Intervention Project Questionnaire (ECIPQ), que evalúan la dinámica de agresión y victimización. Ciberacoso El ciberacoso es una forma de agresión prolongada e injustificada que ocurre en entornos digitales, manteniendo las características del acoso escolar (intencionalidad, desequilibrio de poder, etc.), pero con particularidades propias del entorno virtual. Las nuevas tecnologías han ampliado las posibilidades de agresión, aumentando la difusión y el público potencial de las agresiones. Un único acto de ciberacoso puede ser percibido como repetido debido a su naturaleza viral. Factores como el anonimato del agresor y la falta de información no verbal en la comunicación digital pueden intensificar el impacto del ciberacoso. Existen unidades de medición específicas para el ciberacoso, como el European Cyberbullying Intervention Project Questionnaire (ECIPQ) y se identifican los mismos roles que en el acoso tradicional, pero con diferencias en el comportamiento de las víctimas y agresores. La evidencia sugiere que los espectadores en situaciones de ciberacoso tienen menos capacidades para intervenir en comparación con el acoso tradicional, aunque la distribución del material agresivo es más fácil. Otros riesgos en la red La dependencia a las redes sociales y otros fenómenos como el cybergossip y el sexting representan nuevos desafíos para educadores y familias. La dependencia a Internet se manifiesta en alteraciones en las relaciones interpersonales y el aislamiento social, siendo reconocida como una potencial dependencia conductual. El cybergossip se refiere a la difusión de rumores y comentarios sobre otros en la red, lo que puede tener efectos tanto positivos como negativos, y está asociado con el ciberacoso. Captadores de atención en dispositivos en redes sociales pueden participar en el sexting, que comprende el envío de contenido sexual a través de tecnológicos, aumentando el riesgo de difundir material no consensuado. Las investigaciones indican que un número significativo de adolescentes participa en sexting, muchas veces sin conciencia de las posibles repercusiones legales y sociales. Consecuencias del acoso escolar y ciberacoso Las consecuencias del acoso afectan no solo a las víctimas y agresores, sino también a los espectadores y al clima escolar, alterando significativamente el ambiente educativo. Las víctimas suelen experimentar ansiedad, depresión y una baja autoestima, con riesgos elevados de suicidio asociados a la victimización. Los agresores pueden desarrollar una disminución de la empatía y habilidades sociales, reforzando su percepción de la violencia como medio de resolución de conflictos. Los testigos también sufren impactos, incluidos niveles más bajos de satisfacción escolar y la normalización de la violencia como un comportamiento cotidiano. A nivel escolar, un clima violento deteriora el proceso educativo y perjudica el rendimiento académico, generando un entorno de aprendizaje hostil que afecta a todas las partes implicadas. Dificultades de adaptación psicosocial Se identifican una serie de dificultades relacionadas con la adaptación psicosocial, que incluyen una disminución de la empatía, un incremento en la delincuencia y la violencia de pareja. Los individuos presentan dificultades para establecer relaciones positivas y experimentar un bajo rendimiento escolar, así como un aumento en el absentismo escolar y el fracaso escolar. La satisfacción escolar se ve afectada, junto con una disminución en la sensibilidad y capacidad de acción para ayudar a las víctimas. Existe un clima de desconfianza y sentimientos de inseguridad en el entorno educativo, lo que contribuye a una falta de sentimiento de pertenencia tanto por parte del profesorado como del alumno. Prevalencia y factores asociados al acoso escolar y ciberacoso El acoso escolar se presenta como un fenómeno global persistente en centros educativos de todo el mundo, ahora exacerbado por el ciberacoso. La prevalencia de acoso varía significativamente según el estudio y la metodología utilizada (ej. autoinformes, entrevistas), así como el tiempo de referencia y la definición de acoso utilizada. Estudio de Cook et al. (2010) encuentra que la prevalencia media de ser agresor es del 20%, como víctima 23%, y 8% como víctima agresiva. En el ámbito del ciberacoso, Zych et al. (2016) reportan una media de cibervictimización del 26,65% y ciberagresión del 24,64%. A nivel europeo, Livingstone et al. (2011) hallaron cifras más bajas, como un 13% de víctimas de acoso y un 6% de ciberacoso. Estudios clave sobre acoso escolar y ciberacoso en España En 2000, el Defensor del Pueblo en colaboración con UNICEF llevó a cabo un estudio revelando que los insultos (38,5% de las víctimas) y poner motas (37,2%) son las agresiones más comunes. La actualización del estudio en 2007 mostró que la violencia por medios tecnológicos también era relevante, con un 5,5% de víctimas de ciberacoso. El informe de Save the Children en 2016 recopiló datos de 21.487 estudiantes, encontrando que un 9,3% reportó haber sufrido acoso tradicional y un 6,9% ciberacoso en los dos meses anteriores. Coincidiendo con estudios anteriores, el insulto prevalece como la forma más común de maltrato en ambos tipos de acoso. Factores de riesgo y protección en el acoso escolar y ciberacoso Se considera que los factores de riesgo aumentan la probabilidad de que ocurra el acoso y ciberacoso, aunque no son determinantes por sí solos. Existen factores protectores que parecen reducir la implicación en este tipo de conductas, los cuales pueden ser de naturaleza personal o interpersonal. La teoría ecológica de Bronfenbrenner (1979) sugiere que los ambientes en que se desarrollan las relaciones influyen en el comportamiento de los individuos. Factores sociodemográficos como el sexo y la edad han mostrado resultados variados en su relación con el acoso. La inteligencia emocional, la competencia social y la moralidad se identifican como factores críticos que pueden mitigar la implicación en acoso escolar y ciberacoso. Estrategias de afrontamiento ante el acoso Las estrategias de afrontamiento son esenciales para manejar situaciones de acoso y ciberacoso, y su eficacia es crucial. La capacidad metacognitiva y el apoyo social son elementos importantes que facilitan la reducción del acoso y su impacto emocional. Sin embargo, las víctimas a menudo utilizan estrategias de afrontamiento, pero pueden no ser efectivas al escapar de la dinámica de acoso. No se pueden asumir automáticamente las estrategias de afrontamiento como soluciones; es vital que se implementen de manera eficaz. Eficacia de las estrategias de afrontamiento y resiliencia La investigación de Línea, Nacimiento, Pantoja y Mora-Merchán (2017) enfatiza la importancia de contar con estrategias de afrontamiento efectivas, destacando que los individuos con mayores habilidades metacognitivas son mejores en la autorregulación para elegir estrategias apropiadas. La falta de autorregulación o de habilidades metacognitivas puede llevar a estrategias inadecuadas de resolución de conflictos, lo que convierte a estas habilidades en predictores de estrategias de afrontamiento productivas. La resiliencia se identifica como una estrategia clave de afrontamiento, definida como el conjunto de habilidades que permiten a las personas superar las adversidades. Este rasgo es entrenable y varía en función de factores como el tiempo, la edad, el sexo, el contexto y la cultura (Connor y Davidson, 2003). Christle, Jolivette y Nelson (2000) indican que los estudiantes en riesgo de sufrir acoso escolar pueden evitar conductas agresivas cuando poseen factores protectores como actitudes personales positivas, vínculos estrechos con miembros de la familia y entornos escolares y comunitarios de apoyo. Variables influyentes en el bullying y el cyberbullying Varios predictores de los roles de acosador y víctima incluyen la adopción de perspectiva, creencias normativas sobre los pares, la resolución de problemas sociales y la competencia social (Cook et al., 2010). Las conductas de riesgo en línea, el narcisismo y la frecuencia de uso de Internet son factores de riesgo importantes para el acoso cibernético (Kowalski et al., 2014). Factores familiares en el desarrollo del comportamiento Las características familiares, incluidos los estilos de crianza y los conflictos familiares, son influencias importantes en el desarrollo de problemas de conducta y violencia escolar. Los estilos de crianza surgen de las relaciones familiares caracterizadas por el afecto, la comunicación, la promoción de la autonomía, el control del comportamiento, el control psicológico, la revelación y el humor (Oliva et al., 2007). La crianza autoritaria a menudo se correlaciona con medidas disciplinarias severas que refuerzan el comportamiento violento (Bandura, 1973; Olweus, 1980). La crianza indulgente y permisiva carece de límites, lo que lleva a los niños a luchar con el concepto de realidad (Savater, 1997). La hiperprotección puede crear dependencia y problemas circulares dentro de las relaciones familiares. Relación entre los estilos de crianza y el bullying Las investigaciones muestran diferencias significativas en los estilos de crianza entre los adolescentes implicados en situaciones de bullying y los que no lo están (Gómez-Ortiz et al., 2014). Los padres de los agresores tienden a exhibir estilos indulgentes, permisivos o autoritarios, mientras que las víctimas a menudo provienen de entornos hiperprotectores. Los estilos de crianza positivos, especialmente los democráticos, que fomentan la autonomía y la comunicación efectiva ayudan a mitigar las conductas de acoso. Factores escolares que inciden en el acoso escolar y el ciberacoso Las variables relacionadas con la escuela desempeñan un papel fundamental en la prevención y el abordaje del acoso escolar y el ciberacoso, siendo las escuelas el principal escenario de dicha violencia. La investigación de Casas, Del Rey y Ortega-Ruiz (2013) revela factores predictivos comunes tanto para el acoso tradicional como para el ciberacoso, entre los que se incluyen la empatía, la claridad de las normas y expectativas y las relaciones interpersonales. Una gestión docente eficaz, a menudo potenciada por la inteligencia emocional, se relaciona directamente con los incidentes de acoso escolar (Casas, Ortega-Ruiz y Del Rey, 2015). La percepción de un entorno escolar seguro es crucial, ya que los problemas de gobernanza pueden conducir a un aumento de las conductas de acoso (Ortega-Ruiz, Casas y Del Rey, 2014). Factores socioculturales que afectan la violencia Las normas culturales, la desigualdad de género y el deficiente estado de derecho son factores de riesgo importantes para la violencia (Organización Mundial de la Salud, 2014). La representación mediática desempeña un papel importante en la configuración de las percepciones de la violencia por parte de los jóvenes; la exposición recurrente conduce a la desensibilización, a una visión distorsionada de la realidad y a conductas agresivas aprendidas (Iborra, 2007). Factores como los estereotipos sexistas y xenófobos en la sociedad y la cobertura mediática sensacionalista contribuyen al riesgo de acoso y ciberacoso. Estrategias de prevención e intervención frente al bullying y el cyberbullying Es fundamental educar a niños y adolescentes para potenciar sus habilidades interpersonales y el uso seguro de Internet (Bryce y Klang, 2009; Ortega, 2010). Las medidas de prevención eficaces incluyen la promoción de entornos escolares positivos a través de planes específicos, protocolos de detección y programas dirigidos a reducir las conductas de acoso. Se anima a las escuelas a desarrollar planes de coexistencia integrales adaptados a sus entornos únicos, tal como se describe en las regulaciones educativas (por ejemplo, las leyes educativas españolas). Los protocolos eficaces para gestionar los casos de acoso escolar deben incluir procedimientos sistemáticos de recopilación de información, análisis, planificación de acciones y seguimiento, como los desarrollados por el Gobierno Vasco (Inspección Educativa del Gobierno Vasco, 2007). Programas probados como ANDAVE, ConRed y KiVa se centran en crear un ambiente educativo de apoyo, fomentar la participación de la comunidad e implementar intervenciones basadas en evidencia para combatir el acoso escolar y el ciberacoso. Violencia y acoso escolar Se trata de un fenómeno caracterizado por un abuso sistemático entre iguales, donde existe un desequilibrio de poder, ya sea físico, psicológico o social. Este tipo de agresión se produce de manera intencional y repetida en el tiempo, afectando la convivencia escolar. El ciberacoso, una forma reciente de acoso escolar, se define como una agresión prolongada y no justificada que ocurra en entornos digitales. Mantiene las características de intencionalidad, desequilibrio de poder y repetición en el tiempo. Es crucial implementar protocolos de actuación que incluyan directrices específicas para detectar y abordar tanto el acoso escolar como el ciberacoso. Estos protocolos deben ser adaptables a las realidades de cada centro educativo. Protocolos de actuación Los protocolos de detección e intervención proporcionan directrices a los educadores sobre cómo identificar casos de acoso y el procedimiento a seguir, desde la detección hasta la intervención. El Gobierno Vasco ha desarrollado un protocolo detallado que incluye la definición del maltrato escolar, un procedimiento de actuación y medidas preventivas. La intervención está diseñada en nueve fases, que van desde la recogida de información hasta el seguimiento y evaluación de las medidas implementadas. Funciones de los delegados y mediación Los delegados del alumno juegan un papel vital en la mediación de conflictos, colaborando con tutores para facilitar la resolución pacífica de disputas. El proceso de mediación debe ser voluntario y llevado a cabo por personas con formación especializada. El plan de convivencia debe incluir detalles sobre los casos que pueden ser mediadores y los compromisos que se establecen. Es importante que existan delegados de las familias que representen e informen a sus miembros sobre la convivencia escolar y colaboren en el seguimiento de compromisos relacionados. Necesidades de formación de la comunidad educativa Es necesario formar a toda la comunidad educativa en mediación y convivencia, en colaboración con el Centro del Profesorado. La Red Andaluza “Escuela: Espacio de Paz” debe ser un referente para compartir buenas prácticas. La formación específica es clave para los delegados y debe incluir estrategias para mejorar la convivencia escolar y responder a las necesidades de formación en resolución de conflictos. Programas de intervención y prevención El proyecto ANDAVE de Andalucía, iniciado en 1997, ha sido pionero en la prevención del acoso escolar y establece la importancia de educar en convivencia para prevenir la violencia. Iniciativas como ConRed abordan el ciberacoso mediante un enfoque integral e involucran a toda la comunidad educativa, demostrando ser efectivas a través de evaluaciones cuantitativas. Programas internacionales como KiVa en Finlandia y NoTrap! en Italia utilizan metodologías innovadoras y enfoques dirigidos por pares para prevenir y abordar el acoso escolar y ciberacoso, mostrando resultados positivos en la disminución de estos fenómenos. Medidas de seguimiento y evaluación Las medidas de difusión, seguimiento y evaluación del plan de convivencia son esenciales para entender la evolución de la convivencia en los centros educativos. Es necesario realizar informes sobre los avances y debilidades del plan para proponer mejoras continuas. La implementación de un sistema informático para reportar incidencias es obligatoria por normativa y debe ser utilizada eficientemente para sentar bases para intervenciones futuras. Conflictos en contextos sociales Los conflictos interpersonales surgen involuntariamente por diferentes puntos de vista, lo que conduce a confrontaciones. Peter Wallensteen y Axell (1994) definen los conflictos armados como una incompatibilidad armada, que a menudo implica el control gubernamental sobre territorios, con al menos una fuerza armada involucrada y un mínimo de 25 muertes como consecuencia. Convivencia escolar La coexistencia se refiere a la intrincada red de relaciones interpersonales dentro de las comunidades educativas, incluidas las familias, los docentes y los estudiantes (Del Rey, Ortega-Ruiz y Casas, 2016). Los estudios consideran la convivencia escolar como un contexto social que ayuda a abordar los conflictos interpersonales que afectan a los estudiantes (Ortega-Ruiz, Casas y Del Rey, 2014). Impacto de los medios digitales y sociales El chisme cibernético implica la difusión de noticias o rumores, que pueden ser verdaderos o falsos, a través de Internet y las redes sociales (Salmerón et al., 2013). La dependencia de las redes sociales se caracteriza por malestar emocional cuando el acceso a Internet es limitado, lo que apunta a una dependencia tecnológica (Casas, Del Rey y Ortega-Ruiz, 2013). Empatía La empatía es la capacidad de experimentar y compartir las emociones de los demás, a diferencia de la simpatía, que consiste más en sentir las mismas emociones sin una comprensión completa. Los agresores a menudo carecen de empatía, lo que dificulta su competencia social y su capacidad de conectarse emocionalmente con los demás. Factores de riesgo y tendencias Los grupos de riesgo se definen como seguidores que pueden representar un peligro para los demás. La ideación suicida se clasifica como pensamientos de autolesión y sirve como un foco crítico tanto en el diagnóstico como en la prevención del suicidio. "Kale borroka", que significa "lucha callejera", representa la violencia de los jóvenes simpatizantes del grupo terrorista ETA en el País Vasco. Terminología y definiciones legales En el contexto español, "menor" se refiere a personas de entre 0 y 17 años. La tutela se refiere a la institución encargada de salvaguardar, proteger y administrar los bienes de los menores que no están bajo la patria potestad o de los mayores de edad legalmente incapaces. Sexteo El sexting se define como el envío, recepción o reenvío de mensajes, imágenes o vídeos sexuales o eróticos a través de dispositivos electrónicos (Klettke, Hallford y Mellor, 2014). Recursos para comprender la seguridad en línea Varios recursos, como “Pantallas Amigas”, promueven el uso seguro y saludable de la tecnología e informan sobre los riesgos asociados al uso de internet y las redes sociales. "EU Kids Online" es una red de investigación que tiene como objetivo ampliar la comprensión de la seguridad y los riesgos en línea, brindando acceso a estudios científicos. El Proyecto “No Tengo Miedo” identifica estrategias efectivas para prevenir y combatir el acoso escolar y proporciona prácticas e informes relevantes. Investigación y estudios educativos La investigación en este campo incluye una variedad de estudios centrados en las interacciones digitales y sus efectos, como el acoso cibernético, con metanálisis que destacan tendencias, brechas y oportunidades de intervención. Se han desarrollado diversas escalas y cuestionarios para evaluar el impacto del acoso, el ciberacoso y el entorno digital en los jóvenes, facilitando la investigación y la adopción de medidas de prevención específicas. La investigación de Olweus sobre la agresión y el acoso escolar Dan Olweus es una figura clave en la investigación sobre el bullying, habiendo publicado varios trabajos influyentes sobre la agresión y su impacto en los entornos escolares. Entre sus obras fundamentales se incluyen "Agresión en las escuelas: acosadores y chivos expiatorios" (1978) y "Acoso en las escuelas: lo que sabemos y lo que podemos hacer" (1993), que abordan los roles de los acosadores, las víctimas y los espectadores. Realizó un análisis causal de los determinantes familiares y temperamentales del comportamiento agresivo entre adolescentes varones, publicado en 1980, estableciendo una base para futuros estudios sobre la agresión juvenil. Olweus también contribuyó a definir y medir el comportamiento antisocial, participando en investigaciones transnacionales que aparecen en varias publicaciones desde 1989. Su trabajo sentó las bases para comprender el acoso escolar y destacó la importancia de las estrategias de intervención y prevención. Informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la violencia La OMS ha publicado varios informes que abordan diversas formas de violencia, entre ellos el "Informe mundial sobre la violencia y la salud" (2002) y "Comprender y abordar la violencia contra la mujer" (2013). La OMS destacó la necesidad de contar con estrategias integrales para combatir la violencia, incluido el marco "Inspire", que describe siete estrategias para eliminar la violencia contra los niños. En 2014, la OMS informó sobre la situación mundial de la prevención de la violencia, destacando la colaboración entre los sectores de la salud, la educación y los sectores sociales para reducir eficazmente los daños relacionados con la violencia. Los informes a menudo se centran en el impacto de la violencia en las poblaciones vulnerables y describen los factores de riesgo, así como las respuestas programáticas a la violencia. Las iniciativas de la OMS incluyen la eliminación de la mutilación genital femenina y el reconocimiento de las repercusiones de la violencia de género en la salud. Intervenciones y programas contra el acoso escolar Varios académicos han propuesto programas de intervención integrales destinados a reducir el acoso escolar. Por ejemplo, Rigby escribió "Intervenciones contra el acoso escolar en las escuelas: seis enfoques básicos", que describe estrategias eficaces para los educadores. El programa KiVa, investigado por Salmivalli y sus colegas, es un enfoque proactivo para combatir el acoso escolar en las escuelas finlandesas, que muestra una eficacia significativa en la reducción de los casos de acoso. Los estudios de Patchin e Hinduja destacan la relación entre el ciberacoso y el suicidio, lo que indica la necesidad de intervenciones específicas que aborden ambas cuestiones de forma integral. Ortega y Del Rey analizaron el “Proyecto Escolar Antiviolencia de Sevilla”, identificando los primeros éxitos y retrocesos en la implementación de medidas anti-bullying en entornos educativos. La mejora de la competencia mediática como forma de prevención del ciberacoso está respaldada por los hallazgos de Scheithauer et al., que enfatizan las iniciativas educativas para gestionar el comportamiento en línea. El papel de la empatía y el apoyo en la prevención del acoso escolar La investigación de Pfetsch subraya la importancia de las habilidades empáticas para prevenir el acoso cibernético y sugiere que una mayor empatía se correlaciona con una menor incidencia tanto del acoso cibernético como del acoso fuera de línea. El apoyo social ha sido identificado como un factor protector contra el ciberacoso, como lo demuestran los estudios de Yubero y colegas, que enfatizan la compleja interacción de las redes sociales y la agresión. Romera et al. investigaron cómo la competencia social y las relaciones entre pares influyen en la participación en el acoso cibernético, sugiriendo que fomentar interacciones positivas puede mitigar los riesgos. La importancia de la participación de la comunidad y la familia para abordar el acoso escolar se destaca en diversas publicaciones, lo que refleja la necesidad de adoptar enfoques multifacéticos para la prevención. Comprender la dinámica de la influencia de los pares desempeña un papel crucial en la configuración de los comportamientos relacionados con el acoso, como lo indica la investigación de Vanden Abeele sobre las interacciones de los adolescentes. Tendencias actuales en la investigación sobre el acoso y el ciberacoso El fenómeno del acoso cibernético ha ganado mucha atención, y académicos como Tokunaga han analizado su impacto y prevalencia, particularmente en entornos en línea entre adolescentes. Están avanzando nuevas métricas para evaluar el comportamiento de bullying, y Ortega-Ruiz está validando herramientas de medición como EBIP-Q y ECIP-Q para evaluar el bullying tradicional y el ciberbullying. La intersección del acoso escolar con problemas de salud mental, incluida la ideación suicida, se ha estudiado ampliamente, lo que pone de relieve la necesidad urgente de adoptar medidas de apoyo en las escuelas. Los estudios más recientes se centran en la eficacia de los programas antibullying en las escuelas a través de revisiones sistemáticas, abogando colectivamente por un enfoque colaborativo entre educadores, padres y estudiantes. La investigación continúa evolucionando y abordando tendencias emergentes como el papel de la tecnología móvil en las conductas de acoso, como lo exploraron Vanden Abeele et al., lo que indica una necesidad crítica de adaptabilidad