Unidad 1: La Península Ibérica desde los primeros humanos hasta la desaparición de la monarquía visigoda (711) PDF

Summary

Esta unidad explora la historia de la Península Ibérica desde la aparición de los primeros humanos hasta la caída de la monarquía visigoda. Se centra en la Prehistoria, incluyendo los períodos paleolítico inferior, medio y superior, y la forma de vida de los primeros pobladores. Se describe la evolución de la sociedad y la economía desde la caza y recolección hasta la agricultura y la ganadería.

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UNIDAD 1: LA PENÍNSULA IBÉRICA DESDE LOS PRIMEROS HUMANOS HASTA LA DESAPARICIÓN DE LA MONARQUÍA VISIGODA (711). Las raíces de la historia de la Península Ibérica se remontan a la aparición de los primeros homínidos, cuyos restos más antiguos (alrededor de 1300.0...

UNIDAD 1: LA PENÍNSULA IBÉRICA DESDE LOS PRIMEROS HUMANOS HASTA LA DESAPARICIÓN DE LA MONARQUÍA VISIGODA (711). Las raíces de la historia de la Península Ibérica se remontan a la aparición de los primeros homínidos, cuyos restos más antiguos (alrededor de 1300.000 años y de una especie aún por determinar) se hallaron en los yacimientos de Orce, Granada (considerados los restos de homínido más antiguos del continente europeo) y Atapuerca (Burgos). Se inició así una larga etapa, en la que la Península se inscribió en los grandes flujos históricos de su ámbito geográfico: las oleadas de diferentes tipos humanos en la larga etapa de la prehistoria, el descubrimiento de la agricultura, las ocupaciones de pueblos colonizadores y la gran transformación aportada por Roma. Todo ello sentó las bases civilizadoras de la evolución histórica peninsular. La crisis del imperio romano y la aparición del reino visigodo señalaron el final de la Antigüedad, pero eso no significó una ruptura con todo lo anterior (lengua, religión, leyes, arte...). 1. LA PREHISTORIA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA: La Prehistoria abarca el periodo de tiempo transcurrido desde la aparición de los primeros homínidos, capaces de fabricar utensilios, hasta la invención de la escritura. Se divide, a su vez, en etapas o edades que toman como base el material utilizado por los seres humanos para fabricar sus utensilios: la Edad de la Piedra (Paleolítico y Neolítico) y la Edad de los Metales. En la Península Ibérica se pueden establecer las siguientes etapas: 1. PALEOLÍTICO (“piedra vieja”) O SOCIEDADES CAZADORAS-RECOLECTORAS:  Paleolítico Inferior (1.300.000-125.000 a.C.) Además de los restos de Orce anteriormente mencionados, destaca el yacimiento de Atapuerca (Burgos), donde se han hallado restos de homínidos de este período como el homo antecessor (850000-800000 años) y el homo heidelbergensis (500000-250000 años).  Paleolítico Medio (125.000-35.000 a.C.) El primer tipo humano de este periodo que habitó la Península es el Neandertal. Destacaba por su robustez, su baja estatura y su elevada capacidad craneal. Vivía en grupos, con cierta organización social. Conoció el fuego y practicó ritos funerarios. Uno de los yacimientos importantes de esta etapa está en Asturias (El Sidrón).  Paleolítico superior (40.000-5.000 a.C.) En esta etapa hace su aparición el Homo sapiens. Llegó a la Península hace unos 40.000 años y se extendió por todo el territorio, incluidos los archipiélagos. Durante el Paleolítico los seres humanos practicaron una economía depredadora en el sentido de que se aprovechaban de lo que aportaba la Naturaleza. Las condiciones climáticas de este largo periodo son muy diferentes a las actuales, y por lo tanto la fauna encontrada en los yacimientos (bisontes, renos, ciervos, mamuts, tigres dientes de sable, oso cavernario, etc.  Los homínidos del Paleolítico eran recolectores de frutos y semillas, también practicaron la caza (mamuts, bisontes, ciervos, cabras…). La pesca estuvo presente a partir del paleolítico superior (uso de arpones).  La fabricación de objetos y útiles ha sido otra actividad de aquellos seres humanos: usaron la piedra (tallada en el Paleolítico), preferentemente el sílex, para producir diferentes tipos de instrumentos (bifaces, lascas, raederas, …). Y a partir del paleolítico superior, también fabricaron útiles en hueso y asta, como arpones, agujas, azagayas… Hubo también una producción de objetos de uso menos práctico y decorados, como collares, bastones de mando, etc. 1  Eran grupos nómadas que se desplazaban de forma estacional siguiendo el alimento. Practicaban el nomadismo y se desplazaban siguiendo los rebaños de los animales o cuando las condiciones climáticas resultaban muy desfavorables.  Habitaban en cobijos provisionales o en cuevas que les protegían del riguroso clima durante los periodos glaciares. Empleaban herramientas realizadas con piedra tallada, en ocasiones de reducido tamaño.  Organización social muy elemental, es decir, sociedad igualitaria (aunque había jefes de grupo o clan, se cree que carecían de privilegios), sin propiedad debido a la carencia de excedentes. Reparto de las tareas necesarias para la supervivencia sin especialización, aunque con cierta organización social ya que necesitaban la colaboración del grupo para la caza de algunos animales como el mamut. 2. NEOLÍTICO (“piedra nueva”) O SOCIEDADES PRODUCTORAS DE ALIMENTOS (5.000-2.500 a.C.): Las primeras sociedades neolíticas surgieron en las costas mediterráneas de la Península Ibérica hacia principios del quinto milenio antes de nuestra era (casi 5.000 años más tarde que en Oriente Medio) debido a la difusión de corrientes culturales procedentes del Oriente Próximo y también de la evolución de las culturas autóctonas en contacto con estas nuevas influencias. Es un momento en el que el clima y la fauna son muy similares a los actuales, ya que las glaciaciones han remitido hace más de cinco mil años. Esta etapa supuso un cambio transcendental en las formas de vida de los seres humanos, ya que comenzaron a producir su propio alimento mediante la agricultura (trigo, cebada, leguminosas) y la ganadería (cabras, ovejas, cerdos, ganado vacuno), aunque se mantuvo la caza, pesca y recolección como complemento de la economía. La necesidad de vivir junto a los cultivos hizo que disminuyeran los desplazamientos, lo que impulsó el sedentarismo y la aparición de poblados estables. Aparecen nuevos útiles para cavar y cultivar: cuchillos, azadas, hoces… y se produce una evolución del utillaje labrado en piedra (microlitos de piedra pulimentada). Estos cambios provocaron, a su vez, la aparición de actividades nuevas, como la elaboración de tejidos, la fabricación de cerámica (cocción y preservación de alimentos, almacenaje de líquidos), el comercio, etc., que progresivamente irá llevando a una especialización del trabajo en etapas futuras y, por tanto, a diferenciaciones sociales. Las estructuras sociales se van haciendo cada vez más complejas como resultado de una organización del trabajo más diversificado (profesiones como las de ceramista, tejedores…) y de la apropiación de los excedentes por un pequeño grupo de la sociedad (aparición de la propiedad privada). El hallazgo de objetos de prestigio en algunas tumbas indica la existencia de cierta jerarquía social. Algunos de estos objetos muestran la existencia de actividades comerciales a larga distancia (surge el comercio a causa de la aparición de excedentes en la agricultura y la ganadería, se practica el trueque). 3. LA EDAD DE LOS METALES: El comienzo del trabajo con los metales marcó un importante hito tecnológico en las sociedades de aquel entonces. Esta etapa se ha dividido en tres edades, en función del metal predominante en cada una de ellas.  La Edad del Cobre (3.000 a.C. / 1.800 a.C.) es la más antigua (al igual que el Neolítico, esta etapa empieza en la Península Ibérica con retraso respecto a Oriente Próximo). Abundan monumentos 1 megalíticos y poblados amurallados. La cultura más importante fue la de Los Millares (en Almería). 1 Megalitismo: El término “megalito” procede de los vocablos griegos; mega (grande) y lithos (piedra) y se refiere a la primera arquitectura en piedra con carácter monumental desarrollada en Europa durante el Neolítico, el Calcolítico y la Edad del Bronce, que se extendía por toda la fachada occidental del continente, así como el entorno mediterráneo. El papel principal de estas edificaciones solía ser funerario y/o religioso, bien como santuarios donde se podrían llegar a realizar ritos y ofrendas a la deidad correspondiente, o bien como necrópolis. Existen diferentes tipologías de monumentos megalíticos, siendo los más comunes: dólmenes, menhires y cromlech 2  La Edad del Bronce (1.700 a.C. / 1.000 a.C.). Los poblados se hicieron más grandes. Destaca la cultura de El Argar (en Almería)  La Edad del Hierro (primer milenio a.C.). En esta etapa se inició el periodo propiamente histórico de la mano de los celtas y de los primeros pueblos colonizadores: fenicios, griegos y cartagineses. 4. EL ARTE RUPESTRE: En términos generales, las pinturas rupestres han sido relacionadas con prácticas y creencias mágicas, y podrían formar parte de ritos o ceremonias propiciatorias de la caza. Las cuevas también se han interpretado como santuarios en los que las pinturas se distribuyen según un orden que se relacionan con las prácticas rituales o la existencia de mitos, y en ellos los protagonistas serían los animales. Las primeras manifestaciones artísticas en la península ibérica tuvieron lugar en el Paleolítico superior (aproximadamente entre los años 40.000 y 10.000 a.C.), y se localizan en la zona de la cornisa cantábrica, por eso se conoce como arte rupestre cantábrico. Destacan especialmente las pinturas halladas en las cuevas de Altamira y El Castillo (Cantabria) y Tito Bustillo (Ribadesella). Estas pinturas, realizadas principalmente en techos y paredes de cuevas profundas y oscuras, se caracterizan por:  Predominio de las figuras aisladas de animales (bisontes, ciervos y caballos en su mayoría), representadas con un acusado naturalismo (incluso aprovechando los entrantes y salientes de la roca para acentuar el realismo de las figuras). Aunque, también, aparecen signos abstractos (tectiformes, series de puntos…) y estampaciones de manos (en negativo y en positivo).  En ocasiones aparecen grabados (dibujo inciso), con o sin pintura sobre ellos.  Se utilizan combinaciones de colores, es decir, la policromía (ocre, negro, blanco…). Más tarde, durante el Epipaleolítico, Mesolítico y Neolítico (entre los años 10.000 y 4.000 a.C.), en la vertiente mediterránea se desarrolló el llamado arte rupestre levantino, con características propias y sin ninguna relación con el cantábrico. Sobresalen los hallazgos en abrigos al aire libre como los de Cogull (Lérida), Ulldecona (Tarragona), Albarracín (Teruel) y la Valltorta (Castellón). Se representan escenas de marcado carácter narrativo (cacerías, danzas rituales, recolección de miel, guerra…) con numerosas figuras humanas. Utilizan colores planos (rojo, negro), son prácticamente monocromas y en todas aparece una gran estilización de las formas que tiende a la esquematización. 2. LOS PUEBLOS PRERROMANOS: En vísperas de la conquista romana, la península ibérica se caracterizaba por un nivel de desarrollo desigual que se había fraguado en el primer milenio antes de Cristo. A diferencia de los territorios del sur y de la costa mediterránea, más desarrollados, cuyas sociedades conocían culturas urbanas, moneda y escritura, los territorios del centro y noroeste peninsular se caracterizaban por su sociedad tribal, economía agropecuaria, metalurgia del hierro y bronce y fabricación de cerámica. Durante el primer milenio se conformaron en la Península dos culturas distintas, pero relativamente interrelacionadas entre sí: la cultura celta y la cultura ibera. El contacto entre ambos pueblos fue intenso, y en la zona de confluencia entre celtas e iberos surgió una cultura con características de unos y otros a la que se denomina celtíbera. 1. LOS CELTAS: Para el estudio de los celtas contamos con muy pocas fuentes. No conocían la escritura, por lo que solo disponemos de fuentes materiales y de los testimonios escritos que dejaron sobre ellos historiadores y 3 geógrafos griegos como Heródoto y romanos como Estrabón o Plinio el Viejo (que los describen como pueblos primitivos y muy belicosos). Los celtas fueron un pueblo de origen indoeuropeo que llegó a la Península en distintas oleadas a comienzos del primer milenio, procedentes del centro de Europa, y ocuparon la Submeseta Norte, Galicia, norte de Portugal, Asturias, Cantabria... Aportaron numerosos avances técnicos, como el uso de la metalurgia del hierro.  Sus asentamientos más representativos fueron los castros, poblados fortificados situados en montículos sin apenas sentido urbanístico, defendidos con fosos y empalizadas y casas de planta circular.  En cuanto a la organización social, eran clanes unidos por lazos familiares, varios clanes daban lugar a una tribu en las que había una cierta jerarquización social con predominio de una casta guerrera.  Su economía era fundamentalmente agropecuaria (agricultura basada en la cebada, legumbres y hortalizas; ganadería de caballos, vacas, cerdos, ovejas y cabras). La explotación minera también fue importante para los pueblos del norte, debido a la existencia de estaño y oro, lo que le permitió establecer relaciones comerciales con fenicios, griegos, aunque su influencia fue menor que en los territorios de los Íberos, y también con pueblos celtas de la costa atlántica francesa e inglesa. Muchos de estos rasgos se han asociado a inmigraciones de pueblos indoeuropeos, de la cultura de los campos de urnas, llegados a través de los Pirineos, que contribuyeron a conformar las sociedades de celtíberos, lusitanos, vacceos, galaicos, astures, etc. En el área celta (noroeste y centro peninsular) existe una clara diferenciación entre la zona del centro y centro-oeste (lusitanos, celtíberos, vettones) y la zona del norte y noroeste peninsular (galaicos, astures cántabros). Ambas zonas tienen en común el sustrato económico, social y cultural celta (indoeuropeo), con un menor nivel de desarrollo, aunque en el caso de los pueblos del centro, su contacto con los pueblos íberos les permitió un nivel de desarrollo mayor. En esta zona de confluencia entre celtas e iberos (Sistema Ibérico, este de la Meseta y Sistema Central) surgió una cultura con características peculiares. Mezclaban elementos de ambos, aunque predominó el factor celta. Fueron extraordinarios guerreros dotados, además, de una excelente tecnología armamentística. La aristocracia guerrera se constituyó en el grupo dominante. Tanto cartagineses como romanos los incorporaron a sus ejércitos. 2. LOS IBEROS: Los iberos eran descendientes de los indígenas prehistóricos. Al recibir las influencias civilizadoras de griegos y fenicios aumentaron su grado de civilización (aculturación). Los iberos estaban más desarrollados que los celtas, posiblemente por tener una relación comercial con los pueblos colonizadores mediterráneos (fenicios, griegos y cartagineses) y Tartessos, y conocieron un mayor desarrollo económico y cultural. Se asentaron en el sur de la Península y en la costa mediterránea (avanzando hacia el interior por los valles del Ebro y el Guadalquivir). La estructura social estaba bastante evolucionada y se dividía en grupos diferenciados por su poder o riqueza; comprendía desde la aristocracia hasta los esclavos. Su organización política, era ya de tipo estatal, según el modelo griego o fenicio de la ciudad-estado. Eran un conjunto de pueblos con muchas características comunes, pero que nunca establecieron ninguna forma de unidad política entre ellos. Cada Estado podía comprender varias ciudades con sus territorios circundantes. Los diferentes estados nativos comprendían una o varias ciudades que controlaban el territorio circundante, con formas de gobierno monárquicas que contaban con asamblea, senado y magistrado.  Economía basada fundamentalmente en la agricultura con la ganadería como complemento (también desarrollaron fructíferas relaciones comerciales con griegos, fenicios, cartagineses y la civilización tartésica).  Sociedad tribal y muy jerarquizada en función del poder económico y militar. 4  Poblados amurallados y se localizados en zonas de fácil defensa. El desarrollo cultural ibero fue destacable. Los principales elementos culturales son:  Escritura: expresión de una lengua común, pero que se escribía con diversos alfabetos.  Religión: con influencias fenicias, griegas y cartaginesas, que mezclaron con sus creencias ancestrales.  Arte: esculturas como La Dama de Elche o La Dama de Baza hablan de un desarrollo artístico notable. 3. TARTESSOS: La cultura tartésica, que aparece en torno al 1200 a.C. y alcanza su máximo apogeo entre los siglos VIII y VI a. C., tuvo su centro geográfico en Andalucía occidental (bajo Guadalquivir), aunque también se extendió por la Meseta Sur y la baja Extremadura. Políticamente, Tartessos no constituyó una unidad, sino que existió una pluralidad de centros de poder. La economía se sustentaba en la minería (extracción de plata, cobre y oro), en la ganadería y en las actividades metalúrgicas del bronce. Tartessos era además un centro de comercio internacional que puso en contacto a fenicios y griegos con los pueblos del oeste peninsular. Esta cultura entró en contacto con los fenicios en el siglo VIII a.C y esto supuso un gran desarrollo económico (explotación masiva de plata) y cultural (desarrollo de una escritura propia, de la artesanía, del trabajo de los metales, etc.). La relación entre estos pueblos era tan intensa que algunos historiadores sostienen que entre tartesios y fenicios se produjo una fusión cultural completa. La riqueza de la minería y la metalurgia propició la aparición de la vida urbana y de la moneda, de una sociedad jerarquizada donde la riqueza se expresa a través de la acumulación de tesoros, y de poderes centralizados reconocibles en fuentes literarias (el rey mítico Argantonio, citado por varios historiadores de la antigüedad, como Heródoto). Políticamente era una monarquía y la sociedad se dividía en clases o castas: aristocracia de ricos comerciantes y terratenientes, clases medias de comerciantes y agricultores, y un importante grupo de esclavos. Sabemos que adoraban a dioses orientales de influencia fenicia, y parece que conocían la escritura, aunque todavía no se ha podido descifrar. A partir del siglo VI a. C, una combinación de elementos externos (como el creciente poder de Cartago o la sustitución del bronce por el hierro) e internos (agotamiento de las minas) provocaron la decadencia de esta cultura. Las fuentes con las que se cuenta para el estudio de la cultura tartésica son, además de las referencias de historiadores griegos, escasos restos arqueológicos: santuarios, tesoros votivos como El Carambolo de Sevilla; el Tesoro de Aliseda (Cáceres), el yacimiento del Turuñuelo (Badajoz) y necrópolis como la de Medellín (Badajoz). En la actualidad, todavía se sigue buscando el emplazamiento de estos centros tartésicos (en el entorno de la reserva del Parque de Doñana). 4. LOS PRIMEROS COLONIZADORES MEDITERRÁNEOS: Desde principios del primer milenio antes de Cristo diversas potencias colonizadoras procedentes del Mediterráneo oriental se asentaron en la península ibérica. Las razones geoestratégicas y la potencialidad económica del territorio fueron las causas de esta oleada colonizadora. Todos estos pueblos actuaron como transmisores de elementos culturales y tecnológicos más avanzados de los que se disfrutaban en la Península.  LOS FENICIOS, pueblo comerciante procedente del actual Líbano (Mediterráneo oriental), fueron los primeros en colonizar la Península, hacia el 1100 a.C. Fundaron la ciudad de Gadir (Cádiz) 5 desde donde se expandieron por las costas andaluzas y del sur de Portugal, estableciendo ciudades factoría desde donde articulaban su red comercial (colonización pacífica). Colonias fenicias peninsulares fueron la mencionada Gadir, Malaka (Málaga), Sexi (Almuñécar), Abdera (Adra)…Los fenicios vinieron atraídos por la abundancia de metales en la zona (estaño, plata, oro…) y su estratégica localización (entre el Mediterráneo y el Atlántico), que facilitaba mucho las relaciones comerciales. Aportaron a los iberos el alfabeto, el torno de alfarero, la forja del hierro, la salazón de pescado, la agricultura mediterránea (olivo, vid), probablemente la cría de gallinas y asnos, cultos funerarios como la cremación, influencia en la religión ibera (dioses, rituales…) y la organización urbana.  Más tarde, hacia el siglo VIII a.C, llegaron LOS GRIEGOS. Fundaron algunos enclaves en la costa mediterránea (dependientes de la polis de Marsella): Emporion (Ampurias), Rhode (Rosas), Hemeroskopeion (Denia), etc. Desde allí se establecieron en algunos puntos costeros como Mainake (cerca de Málaga). Su principal objetivo fue el de establecer relaciones comerciales para obtener metales, esparto, aceite de oliva y sal (colonización pacífica). Introducen el uso de la moneda y aportaron su alfabeto a los íberos  Ya en el siglo VI a. C, LOS CARTAGINESES comenzaron a controlar el sur peninsular, continuando el dominio que habían ejercido los fenicios en esta zona y ampliándolo hacia el Este y el Norte (en el 600 a.C. las ciudades fenicias del oriente del Mediterráneo fueron conquistadas por los persas y las colonias peninsulares pasaron a depender de una colonia fenicia, Cartago) A partir del siglo III a.C, su presencia adquirió los rasgos de una conquista militar (tras la 1ª Guerra 2 Púnica contra Roma ). Fundaron colonias como Ebyssos (Ibiza) o Cartago Nova (Cartagena). Permanecieron en la Península Ibérica hasta su derrota frente a los romanos en la 2ª Guerra Púnica (s. III a. C), que estalló por disputas territoriales en la frontera establecida entre ambos en torno al Ebro, ya que tanto Cartago como Roma aspiraban al control del Mediterráneo occidental. El general cartaginés Aníbal conquistó la ciudad de Sagunto, aliada de Roma, siendo ese el casus belli que desencadenó la guerra. 3. HISPANIA ROMANA: 1. CONQUISTA ROMANA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA: Tras la 2ª Guerra Púnica (218-206 a.C.) se produce la ocupación por Roma del área ibérica (sur y levante peninsular). Las guerras celtibéricas y lusitanas (155-133 a. C.) dieron paso a la ocupación romana del centro y el oeste de la Península:  La Guerra contra los lusitanos (155-136 a. C.): los lusitanos habitaban el oeste de la península, entre el Tajo y el Duero. Viriato, líder de este pueblo, mantuvo una feroz lucha contra los ejércitos romanos hasta su asesinato (139 a. C).  La guerra contra los celtíberos (153-133 a. C.): los celtíberos habitaban la parte de la Meseta comprendida entre el Duero y el Ebro. La ciudad de Numancia fue el núcleo más importante de la resistencia celtibérica (resistió un durísimo asedio hasta su destrucción en el 133 a.C). 2 Guerras Púnicas: tres conflictos bélicos que enfrentaron a la República romana y el Imperio de Cartago. Estos enfrentamientos ocurrieron entre los años 264 a. C. y 146 a. C., cuando Roma y Cartago eran las dos principales potencias del Mediterráneo. Las guerras púnicas fueron célebres porque permitieron asegurar la supremacía romana en el Mediterráneo. La primera guerra púnica (264-241 a. C.) estalló por el control de Sicilia y acabó con la victoria romana y la imposición de indemnizaciones a Cartago. La segunda guerra púnica (218-201 a. C.) se caracterizó por la invasión cartaginesa de Italia (por las tropas del general Aníbal) y su posterior derrota en la batalla de Zama. La tercera guerra púnica (149-146 a. C.) terminó con la destrucción de Cartago luego de tres años de asedio y el fin de la influencia cartaginesa. 6

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