Unidad de Programación 2: "España en la Edad Moderna"

Summary

This document outlines the unit of programming 2 for a course on Spanish history in the modern era, specifically exploring the formation of the Hispanic Monarchy and its expansion during the reign of the Catholic Monarchs. It covers aspects such as political and religious policies.

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UNIDAD DE PROGRAMACIÓN 2: “España en la Edad Moderna: la formación de la Monarquía Hispánica y su expansión”. 1. LOS REYES CATÓLICOS. Al final de la Edad Media, la península Ibérica estaba dividida en cinco reinos: Granada, Portugal, Navarra, la Corona de...

UNIDAD DE PROGRAMACIÓN 2: “España en la Edad Moderna: la formación de la Monarquía Hispánica y su expansión”. 1. LOS REYES CATÓLICOS. Al final de la Edad Media, la península Ibérica estaba dividida en cinco reinos: Granada, Portugal, Navarra, la Corona de Castilla y la Corona de Aragón. En la Corona de Aragón reinaba Juan II, que tenía como heredero a su hijo Fernando; en la Corona de Castilla, cuyo monarca era Enrique IV, aspiraban a su sucesión su única hija, Juana, apodada “la Beltraneja” por sus rivales políticos ya que parte de la nobleza castellana no la aceptó como hija biológica del rey (apodado El “Impotente”) a quien acusó de haber obligado a la reina a tener un hijo con su favorito, Beltrán de la Cueva, y su hermanastra Isabel. Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón se casaron en 1469. A la muerte de Enrique IV comenzó la Guerra de Sucesión Castellana (1474-1479) entre las dos candidatas, que finalizó con el Tratado de Alcaçovas, por el que Isabel I fue reconocida como legítima reina de la Corona de Castilla. A la muerte de Juan II, Fernando I se convirtió en rey de la Corona de Aragón. En 1479 se produjo la unión dinástica, que no supuso la creación de un nuevo Estado unificado. Aunque ambos monarcas tomaron decisiones conjuntas en política exterior, cuestiones religiosas y gestión económica, cada uno fue soberano en su reino. Ambos Estados conservaron su independencia y tuvieron distintos idiomas, leyes, instituciones, monedas y costumbres. Residieron la mayor parte del tiempo en Castilla, reino más poblado y poderoso económica y militarmente. POLÍTICA INTERIOR. En Castilla, los RRCC reforzaron el poder de la monarquía y limitaron el de la nobleza y el clero. Para ello crearon un ejército permanente, que redujo su dependencia de la nobleza. En Castilla, reorganizaron la Hacienda Real y la Administración, donde ocuparon un papel muy importante los funcionarios de origen burgués con formación jurídica, que desplazaron a la alta nobleza. El Consejo Real de Castilla, quedó relegado a un papel meramente consultivo. En las ciudades se generalizó la figura de los corregidores, oficiales designados por los monarcas que supervisaban la gestión del gobierno municipal y tenían competencias administrativas y jurídicas. La administración de justicia se llevaba a cabo en las Chancillerías o Audiencias, que dependían del Consejo Real. 1 Por su parte las Cortes, fueron perdiendo poder y pasaron a convocarse sólo cuando la monarquía necesitaba financiación. También se creó la Santa Hermandad, un cuerpo armado para el mantenimiento del orden público. En Aragón, las reformas tuvieron menos importancia y se mantuvieron las instituciones medievales, las Cortes y el Consejo de Aragón (órgano consultivo). Destacó el nombramiento de un virrey en cada reino, que actuaba en nombre del rey en su ausencia. LA POLÍTICA EXTERIOR de los Reyes Católicos tuvo un carácter expansionista y se apoyó en las alianzas matrimoniales, un ejército profesional y una red diplomática permanente. La Corona de Castilla, con el apoyo de Aragón, anexionó los reinos de Granada y Navarra y se completó la conquista de las islas Canarias. Por último, se produjo un acercamiento a Portugal a través del matrimonio de las hijas de los RRCC, Isabel y más tarde María, con el rey Manuel I. Castilla se centró en la expansión por el Atlántico. En 1492, tras la conquista de Granada, los RRCC financiaron el proyecto de Cristóbal Colón de navegar hasta las Indias Orientales cruzando el Océano Atlántico. El resultado fue la llegada a un Nuevo Mundo, el continente americano, que los monarcas ordenaron explorar, conquistar y colonizar. Las Islas Canarias resultaron un lugar estratégico en las rutas comerciales con África y América. Además, Castilla inició la conquista algunos enclaves en el norte de África (Melilla, Orán, Trípoli y Bujía), para luchar contra los piratas berberiscos (otomanos) y frenar el avance turco. La política exterior de la Corona de Aragón estuvo condicionada por su rivalidad con Francia, sin embargo, se anexionó los condados del Rosellón, Cerdaña. También venció a Francia en Italia y conquistó el Reino de Nápoles. Además, se establecieron alianzas matrimoniales con Inglaterra, el Sacro Imperio Romano Germano y alianzas diplomáticas con el Papado. POLÍTICA RELIGIOSA, impusieron la fe católica en sus Estados como forma de unir y homogeneizar a la población. Para ello tomaron medidas como el establecimiento del Santo Oficio de la Inquisición en 1483. Este organismo con fines políticos y religiosos podía intervenir en las Coronas de Castilla y Aragón, reprimiendo la herejía. Además, los monarcas promulgaron los decretos de expulsión o conversión de los judíos en 1492. Si 2 con la Rendición de Granada se garantizó a los mudéjares la posibilidad de mantener su religión y propiedades, en 1502 se vieron obligados a elegir su conversión al catolicismo o el exilio. 2. EL ORIGEN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA: LOS HABSBURGO. El fallecimiento de los dos primeros hijos de los RRCC, Isabel y Juan, convirtió a la heredera a la tercera, Juana, casada con Felipe de Habsburgo, Conde de Flandes e hijo del Emperador del del Sacro Imperio Romano Germano, Maximiliano I. Este acontecimiento propicio la llegada al trono de la dinastía de los Habsburgo. Juana I, apodada “la loca”, heredó el trono de Castilla en 1504, tras el fallecimiento de Isabel I. Incapacitada para el gobierno por sus comportamientos anómalos a causa del trato que le dispensaba su marido, asumió el poder de Castilla Felipe I de Habsburgo, apodado “el hermoso”. A la muerte de este, en 1506, Fernando el Católico asumió la regencia hasta la mayoría de edad del príncipe Carlos, el hijo de Juana y Felipe, que residía en Flandes. Fernando murió en 1516. Carlos I asumió todo el poder de ambas Coronas, que siguieron manteniendo sus propias leyes e instituciones de gobierno, pero bajo el gobierno de un único monarca. Así surgió la Monarquía Hispánica. A la llegada de Carlos I a la Península Ibérica, era un rey extranjero e impopular: no hablaba castellano, desconocía las costumbres locales y se rodeó de un séquito integrado por flamencos, a los que premió con diversos cargos dejando de lado a la nobleza peninsular. Además, el hecho de que su madre siguiera con vida suscitó dudas sobre la legitimidad de su reinado. Asistió a las Cortes de Castilla, Aragón y Cataluña para ser reconocido rey por el conglomerado de reinos hispánicos y granjearse el apoyo de los nobles. Tras la muerte de su abuelo, el emperador, Carlos heredó sus territorios, pero necesitaba afianzar su elección como emperador, por lo que convocó a las Cortes de Castilla para conseguir el dinero y marchar a Aquisgrán, donde fue elegido Emperador con el nombre de Carlos V. Recibió una gran herencia: de sus abuelos maternos, las coronas de Castilla y Aragón, con sus posesiones en Italia, el norte de África y América; de su padre, el Franco Condado, los Países Bajos. Además, de su abuelo paterno, el emperador Maximiliano I, territorios en Austria y Eslovenia. En su ausencia se extendieron dos rebeliones, la de los Comuneros de Castilla y la de las Germanías en Valencia y Mallorca. Ambas fueron sofocadas con las armas. Ya como rey-emperador (Carlos I de la monarquía hispánica y Carlos V del Sacro Imperio Romano Germano), volvió a Castilla y se hispanizó, rodeándose de nobles peninsulares y casándose con Isabel de Portugal. 3 Gobernó territorios situados a grandes distancias en un mundo de lentas comunicaciones. Por eso, no estableció una capital y su Corte fue itinerante. Para ayudarse en el gobierno de la Monarquía Hispánica, mantuvo las instituciones y leyes locales y desarrolló el sistema de gobierno central de los RRCC, basado en los Consejos. Junto a los ya existentes (Castilla y Aragón), creo nuevos de carácter territorial como el de Indias o el de Italia y temáticos como el de hacienda. Nombró gobernadores en los Países Bajos y virreyes en Navarra, Nueva España (México), Perú, Aragón, Cataluña, Valencia y las posesiones italianas; y cedió el gobierno del archiducado de Austria a su hermano Fernando. En la POLÍTICA EXTERIOR, su objetivo principal fue establecer una monarquía universal y cristiana. Este ideal, que también perseguirá su hijo, Felipe II, explica gran parte de los conflictos internacionales que mantuvo: lucha contra los turcos y Francia y la expansión de los grupos protestantes. El Imperio Otomano fue su principal amenaza. Este estado musulmán era muy poderoso, durante el siglo XV llegaron a asediar Viena, pero fueron rechazados. También fueron una amenaza constante en el Mediterráneo dificultando el comercio y poniendo en peligro a la población costera. Francisco I de Francia fue el principal rival católico del Emperador. Se enfrentaron entre 1521 y 1544. Se disputaban en norte de Italia, Flandes y Borgoña, tras la Batalla de Pavía (1525) el rey francés fue apresado, pero el conflicto continuó al aliarse Francia con el Papado. En este contexto las tropas de Carlos V saquearon Roma. Otro conflicto estuvo relacionado con la expansión de la reforma religiosa luterana, en los territorios del Sacro Imperio Romano Germano y supuso una amenaza a la idea de monarquía universal de Carlos V. Algunos principados alemanes aprovecharon la Reforma Religiosa para reclamar la independencia política y religiosa. El Emperador intentó resolver los conflictos de forma pacífica pero el movimiento protestante ya era imparable ya que los príncipes protestantes habían creado una alianza “La Liga de Esmalcalda” que fue derrotada por el emperador en la batalla Mühlberg (1547), pero el conflicto continuó hasta la firma de la Paz de Haugsburgo (1555), donde el emperador tuvo que aceptar la libertad de los príncipes alemanes para reconocer la religión de los Estados. Derrotado en Alemania, Carlos abdicó y dividió sus territorios. Su hijo Felipe II se quedó con la monarquía hispánica y los territorios de los Países Bajos, y su hermano Fernando I se quedó con el archiducado de Austria y pasó a ocupar el trono imperial. 4 Felipe II (1527-1598). Comenzó su reinado en 1556 tras la abdicación de su padre. Recibió como herencia la Monarquía Hispánica y las posesiones de Flandes y durante su reinado amplió los territorios de la Monarquía. Estableció un gobierno de carácter nacional, con Castilla como metrópoli y Madrid como capital. Mantuvo las instituciones y las leyes de cada uno de los reinos componentes de la Corona y nombró en ellos a virreyes y gobernadores. Profesionalizó el sistema de Consejos con burócratas con formación universitaria y reforzó la importancia de los secretarios reales. En política interior, intentó reforzar su autoridad y evitar la aparición de herejías, como consecuencia tuvo que hacer frente a tres rebeliones, dos que logró sofocar por la fuerza, (la de los moriscos en las Alpujarras (Granada) y la de las autoridades políticas locales del Reino de Aragón), y una que no pudo dominar; la de los Países Bajos. Las causas de la revuelta fueron la extensión del calvinismo, la presión fiscal y el intento del rey de establecer una política autoritaria. La rebelión desembocó en la “Guerra de los Ochenta años”, que supuso la fractura del territorio en dos partes: el sur católico y el norte protestante, que pasó a denominarse Provincias Unidas y declarándose independiente en 1581. Política exterior, se enfrentó al Imperio Otomano en el Mediterráneo, reforzando su armada y formando junto con Venecia y la Santa Sede la Liga Santa (1571) logrando frenar su empuje tras la victoria de Lepanto. Consiguió acceder al trono de Portugal, haciendo valer sus derechos dinásticos. En el caso de Inglaterra, la llegada al trono de Isabel I deterioró las relaciones con la Monarquía Hispánica. Esta reina, que lideraba la expansión marítima de Inglaterra, respaldó los ataques de piratas y corsarios ingleses en las colonias españolas americanas. Ferviente protestante, apoyó también a los rebeldes flamencos y el protestantismo inglés (anglicanismo). En 1588 Felipe II trató de invadir Inglaterra enviando una Gran Armada, (La armada invencible) que fracasó estrepitosamente debido a errores de planificación y al mejor conocimiento inglés del escenario del enfrentamiento. Esto dio a los ingleses el control del Canal de la Mancha, pero la Monarquía Hispánica siguió dominando la travesía atlántica. La costosa política exterior llevó a Felipe II a declarar tres bancarrotas y legar una tremenda deuda a su sucesor, su hijo Felipe III. 5 Los reinados de los reyes de la monarquía hispánica en el siglo XVII, los llamados Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II), estuvieron marcados por la decadencia y la crisis política, económica, demográfica y social. El reinado de los denominados Austrias Menores, ocupó todo el siglo XVII, una época de progresiva decadencia, marcada por la crisis económica, demográfica y social y por la pérdida de poder en la política internacional. Felipe III reinó entre 1598 y 1621, pero prefirió dedicarse a la vida cortesana y le cedió el poder a su valido, el Duque de Lerma, quien gobernó buscando acrecentar su riqueza. Aunque se mantuvo el sistema político de los reinados anteriores, los Consejos y las Cortes perdieron peso frente a las Juntas compuestas por personas afines al valido. En política interior, durante su reinado, se produjo la expulsión de los moriscos en 1609. Se consideraba que esta población de costumbres musulmanas mantenía en secreto su religión y podía aliarse con los turcos y piratas. La expulsión de unas 275.000 personas supuso la despoblación de Valencia y otras comarcas de Aragón y un gran problema económico, ya que la mayoría se dedicaba a las labores agrícolas. En política exterior, la crisis de la Hacienda Real llevó a la Corona a firmar la paz con Inglaterra (Tratado de Londres 1604) y con las Provincias Unidas con la “Tregua de los doce años” (1609). La entrada en la Guerra de los Treinta Años, en el bando Habsburgo, coincidió con el final del reinado (guerra europea entre 1618 y 1648 en el Sacro Imperio Romano Germano en la que intervinieron todas las potencias europeas de la época. Esta guerra marcó el futuro del conjunto de Europa en los siglos posteriores. Aunque inicialmente se trataba de un conflicto político-religioso entre Estados enfrentados por la Reforma Religiosa la intervención paulatina de las distintas potencias europeas convirtió gradualmente el conflicto en una guerra general por toda Europa, por razones no necesariamente relacionadas con la religión como la búsqueda de una situación de equilibrio político, alcanzar la hegemonía en el escenario europeo, enfrentamiento con una potencia rival, etc.). Felipe IV reinó entre 1621 y 1665. Primero se apoyó en su valido, el Conde-Duque de Olivares, quien inició una reforma militar y económica para recuperar el prestigio internacional. Olivares ideó la Unión de Armas (1626), un ejército costeado por todos los reinos según su población y recursos, que fue un fracaso por la oposición de los distintos reinos, 6 por las derrotas en la “Guerra de los Treinta Años” y los conflictos con las Provincias Unidas, Inglaterra y Francia, generando una crisis en la Monarquía Hispánica. En la década de 1640 tuvo que hacer frente a una oleada de rebeliones en Cataluña, Aragón, Andalucía, Nápoles, Sicilia y Portugal, Estado este último que acabó consiguiendo la independencia. A partir de 1643, Olivares perdió el favor real y Felipe IV asumió las tareas de gobierno. El rey también tuvo que reconocer la independencia de las Provincias Unidas en Tratado de Münster (1648) y en la Paz de los Pirineos de 1659 cedió, ante la presión de la Francia de Luis XIV, importantes posesiones perdiendo la Monarquía Hispana la hegemonía europea en favor de Francia. Carlos II heredó el trono en 1665 con tan sólo 3 años, por lo que su madre, Mariana de Austria, ejerció como regente. Incapacitado para gobernar ya que fue un rey enfermizo, delegó el poder en diversos validos que a duras penas iniciaron una recuperación económica. Falleció sin descendencia en 1700, designando en su testamento, como heredero a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV. Los Habsburgo propusieron al archiduque Carlos de Austria y la controversia sucesoria dio pie el inicio de la Guerra de Sucesión española. Una alianza formada por Austria, Inglaterra, las Provincias Unidas, gran número de principados alemanes, Saboya y Portugal declaró la guerra a los Borbones franceses. Un conflicto civil pero también internacional que dividió España entre borbónicos (fundamentalmente castellanos) y australitas (con un apoyo mayor en la Corona de Aragón). Felipe de Anjou, con el apoyo francés, consiguió la victoria. En 1711, el archiduque Carlos fue elegido emperador, lo que, unido a la renuncia de Felipe V a sus derechos al trono de Francia, puso fin al enfrentamiento internacional. Los tratados de Utrecht-Rastatt (1713-1714) pusieron fin a la guerra. Estos tratados dieron paso a un nuevo sistema de relaciones internacionales por el que se trataba de evitar el predominio de cualquier potencia europea sobre las demás. A nivel territorial, España perdió sus posesiones europeas. Felipe V de Borbón fue reconocido como rey, pero tuvo que entregar Gibraltar y Menorca al Reino Unido; los Países Bajos, Nápoles, Milán y Cerdeña al emperador austríaco y Sicilia al duque de Saboya. Además, el Reino Unido logró importantes concesiones comerciales con la América hispánica. 7 FELIPE V y la institución del Reino de España. Con la llegada de los Borbones se impuso en España el modelo absolutista francés, en el que el monarca concentraba todos los poderes y su autoridad procedía de Dios. Entre sus primeras medidas, Felipe V sustituyó los Consejos consultivos por Secretarías encabezadas por un ministro elegido por el propio rey. Inició un proceso de centralización política y administrativa, abolió los fueros y las instituciones de los reinos de la Corona de Aragón (Decretos de Nueva Planta), sólo Navarra y las Provincias Vascas, que habían apoyado a Felipe V en la Guerra pudieron mantener sus fueros. También realizó cambios en las provincias y en la fiscalidad del nuevo Reino de España. Los Virreinatos desaparecieron y se establecieron provincias gobernadas por un Capitán General y una Audiencia. Las ciudades quedaron en manos de corregidores, nombrados también por el rey. La nueva dinastía necesitaba mayores ingresos para mantener el ejército y las reformas burocráticas por lo que Felipe V estableció nuevos impuestos y fomentó la intervención del Estado en la economía, favoreciendo a la agricultura y a la artesanía. Todo ello logró que los ingresos de la Hacienda real aumentaran considerablemente. En la política exterior, Felipe V se alió con Francia mediante los Pactos de Familia, pero no pudo recuperar los territorios perdidos en el Tratado de Utrecht. LUIS I, llamado el “bien amado” fue rey de España durante 229 en 1724. Fue coronado rey el 10 de enero por Felipe V, que firmó un decreto en el que abdicaba en favor de su hijo. Su reinado fue intrascendente. Murió de viruela el 31 de agosto de 1724 sin descendencia. El trono regresó a Felipe V. FERNANDO VI, cuarto hijo de Felipe V llegó al trono en 1746, tras la muerte de su padre. El nuevo monarca impulsó distintas reformas internas (fundamentalmente económicas y militares) e impuso una política exterior de neutralidad. Creó un impuesto único, impulsó el comercio americano, modernizó la Marina e incrementó el control sobre el clero. En 1749 aprobó la Gran Redada, el intento de exterminio de la población gitana. Fernando VI falleció en 1759 sin descendencia y fue sucedido por su hermanastro, Carlos III. EL DESPOTISMO ILUSTRADO DE CARLOS III. Antes de acceder al trono español, Carlos III entró en contacto con las ideas de la Ilustración, aplicando el despotismo ilustrado es España. Al iniciar su reinado tuvo que hacer frente al Motín de Esquilache en 1776 (Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache, ministro de absoluta confianza del rey, se había propuesto un programa de modernización Madrid, cuya suciedad, insalubridad e inseguridad eran consideradas 8 indignas de una Corte ilustrada, que incluía la limpieza de las calles, la construcción de fosas sépticas (lo habitual hasta entonces era el agua va, es decir, arrojar las aguas sucias desde las ventanas a los arroyos que corrían por medio de las calles, y la creación de paseos y jardines. Entre tales medidas se incluyó la renovación de una prohibición ya existente, pero cuya repetición era muestra de su incumplimiento, pretendía erradicar definitivamente el uso de la capa alta y el chambergo, bajo el argumento de que el embozo permitía el anonimato y la facilidad de esconder armas, lo que fomentaba toda clase de delitos), es decir, una revuelta contra las ideas ilustradas y el precio de los alimentos. Como respuesta, Carlos III destituyó a Esquilache, se rodeó de ministros como el Conde de Floridablanca y realizó múltiples reformas: religiosas, económicas y educativas. En el ámbito religioso, reclamó el derecho de nombrar a los cargos eclesiásticos y expulsó a los Jesuitas, una orden religiosa que obedecía directamente al Papa. Económicamente, limitó los privilegios de la Mesta, repobló zonas deshabitadas en Sierra Morena, inició una reforma agraria, liberalizó el comercio con América, creo el Banco de San Carlos y apoyó la actividad industrial. En materia educativa: se reformaron las enseñanzas medias y los estudios universitarios. Se crearon escuelas y academias dedicadas a las artes y las ciencias y se fundaron varias escuelas de artes y oficios. Además, mejoró las infraestructuras de Madrid y emprendió en la capital un ambicioso plan urbano. En la política exterior participó, como aliado de Francia, en la Guerra de los 7 Años (Guerra internacional por el control de Silesia y el dominio de América del Norte) y Guerra de la Independencia de Estados Unidos, y recuperó Menorca. Murió en 1788. LA ESPAÑA DE ULTRAMAR Los Reinos de Indias fueron un elemento crucial para la historia de la Monarquía Hispánica de los Austrias y para el Reino de España de los Borbones. El continente americano se desarrolló de forma aislada al resto del mundo hasta la llegada de Cristóbal Colón. Cuando desembarcaron los castellanos, el continente estaba poblado por unos 60 millones de personas. Las estructuras políticas y militares más poderosas, eran el Imperio Azteca y el Imperio Inca, aunque existían otras culturas menos desarrolladas. El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón llegó a una isla que bautizó como San Salvador. En total, realizó cuatro viajes al servicio de los RRCC. Ya desde el tercer viaje, cuando recorrió la desembocadura del río Orinoco, Colón supuso que había llegado a un continente distinto al asiático. Sin embargo, en el siglo XVI Américo Vespuccio se atribuyó el descubrimiento, por lo que el continente recibió el nombre de América en su honor. La Monarquía Hispánica no aceptó tal denominación y prefirió la de Indias Occidentales o Reinos de Indias. 9 En los primeros 20 años, la conquista se centró en las islas del Caribe (Santo Domingo, Cuba, Puerto Rico y Jamaica. Vasco Núñez de Balboa lideró la conquista de Tierra firme, llegó a Panamá y descubrió el Océano Pacífico en 1513. Las grandes campañas se produjeron entre 1519 y 1550. En 1521, la expedición de Hernán Cortés conquistó el Imperio Azteca y Francisco Pizarro sometió al Imperio Inca. Este proceso se llevó a cabo con el permiso real por lo que el avance fue muy rápido ya que el armamento castellano era muy superior (uso de caballos) y además los pueblos indígenas se encontraban en guerra entre ellos. Los hispánicos dominaron los principales núcleos urbanos y las vías de comunicación. LOS REINOS DE INDIAS. El territorio conquistado pasó a la Corona de Castilla. Las aspiraciones portuguesas en el Atlántico llevaron a los dos reinos a repartirse el área de influencia en el Tratado de Tordesillas (1494). Desde Castilla se estableció el control político y económico del territorio a través de dos organismos: la Casa de Contratación (Sevilla), con funciones fiscales, judiciales y atribuciones en la organización de expediciones y viajes; y el Consejo de Indias (en la Corte), con autoridad sobre la Casa de Contratación y funciones de gobierno civil y religioso, justicia, guerra y hacienda. En las Indias, la máxima unidad política fueron los Virreinatos, gobernados por un virrey, que representaba al monarca y controlaba la administración, la justicia y el ejército. En un primer momento, la Corona creó los Virreinatos de Nueva España y del Perú. En el siglo XVIII, los Borbones realizaron diversas reformas. Traspasaron parte de las atribuciones del Consejo de Indias a las Secretarías de Marina y trasladaron la Casa de Contratación a Cádiz. Se fundaron dos nuevos Virreinatos el de Nueva Granada (Cartagena de Indias) y el de Río de la Plata (1776), con capital en Buenos Aires. SOCIEDAD Y ECONOMÍA COLONIAL; durante el siglo XVI se produjo una gran mortandad en la población indígena debido a las enfermedades introducidas por los castellanos, como la viruela. Como consecuencia de esta crisis demográfica se recurrió a la compra de esclavos africanos, sobre todo en el siglo XVII. La sociedad colonial estaba jerarquizada por criterios étnicos. La pirámide social estaba formada por los hispánicos (peninsulares y criollos: descendiente de europeos nacido en América), mestizos, amerindios y esclavos. La economía se basó en la exportación a la Metrópoli de metales preciosos, materias primas y productos de lujo y en la importación de manufacturas y esclavos. 10 La minería fue el sector económico más importante. La obtención de oro y plata fueron las actividades más rentables para la Corona. Se estableció el sistema de la Mita, un régimen de trabajo por el que los amerindios varones eran escogidos de forma rotativa y obligatoria para trabajar en las minas a cambio de un salario. La agricultura se desarrollo en grandes latifundios que contaban con mano de obra indígena y, más tarde, esclava. Para el trabajo agrícola se estableció la encomienda, un sistema cercano a la servidumbre en la que se entregaban al colonizador un grupo de indígenas para el trabajo de las tierras a cambio de su evangelización, protección y sustento. Los abusos que generaron la los sistemas de explotación de los amerindios fueron denunciados por misioneros como fray Bartolomé de las Casas, que veía como se vulneraban sus derechos más esenciales. Esto llevó a Carlos V a promulgar las Leyes Nuevas (1542), para proteger a la población amerindia. Cultura y arte; La cultura hispánica tuvo dos siglos de apogeo, el XVI, Renacimiento y el XVII Barroco (Siglo de oro español) a los que siguió otro de replanteamiento y análisis, como el XVIII, imbuido por el espíritu de la Ilustración. Durante el reinado de los Reyes Católicos se produjo la transición del gótico al Renacimiento, la difusión del Humanismo, la proliferación de imprentas en las principales ciudades hispánicas y el desarrollo del mecenazgo. Ya en el siglo XVI, el Renacimiento tuvo desarrollo en España, influido por el humanismo, el erasmismo (Erasmo de Róterdam), el afán de reforma religiosa, el crecimiento de la industria editorial y el aumento de los índices de alfabetización, sobre todo, en las ciudades y entre los hombres de posición acomodada. Entre las figuras de esta época podemos destacar a Fernando de Rojas, Francisco de Vitoria, Miguel Servet, Garcilaso de la Vega, fray Luis de León, Santa Teresa y El Greco. Entre finales del siglo XVI y el siglo XVII se desarrolló el Barroco, un período caracterizado por la religiosidad y el adoctrinamiento consecuencia de la Contrarreforma. El Barroco en España tuvo un especial desarrollo en la literatura y el arte (Siglo de oro). En la literatura destacaron los poetas Francisco de Quevedo y Luis de Góngora, los dramaturgos Lope de Vega y Pedro Calderón de la Barca, y, sobre todo, el novelista Miguel de Cervantes. En el arte, brillaron los pintores, como Bartolomé Esteban Murillo y, especialmente, Diego de Velázquez. En el siglo XVIII se desarrolló en Europa la Ilustración, un nuevo movimiento basado en la razón, que consideraba la educación clave para alcanzar el progreso y la felicidad. En España, 11 los intelectuales ilustrados teorizaron sobre temas como el papel de la Monarquía como motor de las reformas y la modernización del reino, el fomento económico, la aplicación del conocimiento científico al bienestar general, la finalidad educativa de la creación literaria y artística, y la búsqueda del progreso y la felicidad en la sociedad. En las letras destacaron grandes figuras como José Cadalso, Benito Jerónimo Feijoo y los asturianos con gran actividad en Oviedo y en la Corte, Pedro Rodríguez de Campomanes, Gaspar Melchor de Jovellanos. Y en las artes brillaron el escultor Francisco Salzillo y el pintor Francisco de Goya. 12

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