Tema 1.2: Los Pueblos Prerromanos y las Colonizaciones del Mediterráneo PDF

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Este documento presenta un esquema sobre "Los pueblos prerromanos y las colonizaciones del Mediterráneo", con datos de las civilizaciones que precedieron a la Hispania romana. Se analizan temas como el Calcolítico, edades del bronce y las culturas que se desarrollaron en la Península Ibérica.

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A. De la Prehistoria al reinado de los primeros Borbones. Tema 1. La Prehistoria y la Edad Antigua en la Península Ibérica 1.1. El Paleolítico y el Neolítico. 1.2. Los pueblos prerromanos y las colonizaciones de los pueblos del Mediterráneo. 1.3. La Hispania romana. 1.4. La monarquía visigoda...

A. De la Prehistoria al reinado de los primeros Borbones. Tema 1. La Prehistoria y la Edad Antigua en la Península Ibérica 1.1. El Paleolítico y el Neolítico. 1.2. Los pueblos prerromanos y las colonizaciones de los pueblos del Mediterráneo. 1.3. La Hispania romana. 1.4. La monarquía visigoda. 1.2. Los pueblos prerromanos y las colonizaciones de los pueblos del Mediterráneo. Esquema Calcolítico o Edad del Cobre: Próximo Oriente 9000 a.C, Balcanes 5,400 a.C Cobre: relevancia social (adorno) Tracción animal, regadío, domesticación vid/olivo Intensificación ganadera: leche, lana Comercio de lujo: ambar, marfil, huevo avestruz Desigualdad y jerarquización Cultura de los Millares 3200-2200 a.C.: castros, murallas, 2,000hab, cobre en ajuares funerarios. Necrópolis colectivas de elites: Vaso campaniforme 2500 a.C (ciempozuelos) Edad Bronce: 3300 a.C civilizciones Mesopotamia, Egipto, Egeo, Anatolia. Sociedad de jefatura, control territorio, guerras, almacenes, ciudades, acaparamiento de la riqueza por la elite (más desigualdad) Civilización estatal El Argar 2200 a.C Almeria Cisternas, depósitos de grano, establos, recintos de reunion La Almaloya en Murcia Motillas: control agua y rutas-> Motilla del Azuer 2200-1350 (Daimiel, Ciudad Real) Enterramiento en cista individual, ajuar : metals, joyas armas de cobre Elite: control de tierras, alimento, metals Siervos y esclavos Esquema Bronce final 1300 a.C Intercambios continentals NE: Campos de Urnas con cenizas (centroeuropa) Cultura talayotica: Mallorca y Menorca: poblados de navetas Mercaderes fenicios 900a.c -> Protohistoria Fenicios de Libano Inicios VIII a.C: colonias en puertos marítimos estratégicos Cuentan sobre pueblos, costumbres -> nueva etapa: Protohistoria Abdera, Sexi, Malaka, Allis Ubbo Manufacturas refinadas metals Gadir: 1100 a.C solo fuentes literarias. Cosmopolita:Tiro. Plata, Cobre, agric, ganad valle bajo Guadalquivir Hierro (forja, armas, herramientas), escritura, torno alfarero Orientalización: Astarté,cerámica roja bruñida, orfebrería, manufacturas vidrio, marfil o bronce Esquema Tartessos: Argantonio (mito), Huelva-Sevilla, Bronce Final Sostenido por fenicios. Expansión: alto Guadalquivir, Guadiana y Tajo. 1er estado: jerarquizado, poder coercitivo, monarquía, especialización profesional VII a.C: crecimiento poblac. Ciudades amuralladas y necrópolis (a lo fenicio): Carambolo (tesoro 21 piezas) y Castulo Orfebrería orientalizante 573 a.C-> conquista de Tiro por Babilonia: declina Tartessos Griegos: 600 a.C Emporion y Rode: cerámic, tejido, perfumes y adornos metal. Enorme impacto cultural: alfabeto, tecnología, moneda Esquema Segunda Edad del Hierro o pueblos prerromanos: 500 a.C – Augusto 19 a.C (Polibio), Dos áreas: íbera (S, levante) y celta (cantabr. Atlánt. inter) IV a.C Canarias poblada por grupos Nw. Áfr Iberoi, pero SE Franc- Gibraltar: indigetes, ausetanos… Lengua no indoeurp e influenc griega pero muy diversos Turdetanos herederos Tartessos Oppida de Cástulo 40ha: Oretania: org territory. politic secano, regadio, metals, ganaderia, artesania. SIII a.C moneda Muy jerarquizados: guerr, terraten, rey, falcata Escritura a lo fenicia/griego: sin descifrar Plomos de Ullastret y Alcoy Damas Elche Baza, Cerro de los Santos (diosas a lo fenicio? sincretismo) Monumentos funerarios: Pozo Moro y Porcuna (mito orientalizante) Esquema Celtas hispanos: heredan Bronce final y cultura Soto de Medinilla (1ª edad de Hierro) Lengua indoeuropea, alfabeto ibérico: celtíberos Geografía de Estrabón: Fuente escrita indica: vascones, várdulos, caristios, cántabros y astures en la franja norte, lusitanos y galaicos en el oeste y vetones, vacceos, carpetanos y celtíberos en la Meseta. Diversidad geográfica -> soc, econ, cult, polit Celtiberos: más complejos, moneda Vetones: Toros de Guisando (ganaderos) Caballo: simbólico military de élites Luisitania: Riqueza y vinculación de los dioses con Europa Santuarios al aire libre. Tesorillos de denarios celtiber. Adornos personal: torques, brazaletes, fibulas, pendientes El Calcolítico o Edad del Cobre es el período en el que los humanos comenzaron a familiarizarse con el metal. El primer foco metalúrgico se ha identificado en el Próximo Oriente, a partir del 9000 a. C., aunque en la región europea de los Balcanes surgió otro centro independiente muy precoz, hacia el 5400 a. C., en el que se constata una elaborada actividad minera. Más allá del uso del cobre, cuya relevancia era más social que económica, llevaron a cabo avances agrícolas de peso: el uso de tracción animal para las labores del campo, la introducción del regadío o la domesticación de la vid y del olivo. Intensificaron la explotación de productos obtenidos del ganado, como la leche y la lana, que jugaron un papel importante en las transacciones económicas. También se desarrollaron las redes de intercambio a gran escala, con el comercio de productos exóticos de prestigio. Las mejoras agropecuarias trajeron consigo un aumento de población, la adopción definitiva de la vida sedentaria, una acentuación de la desigualdad y las jerarquías sociales. Se conoce una importante cultura calcolítica en el sudeste de la Península, que se extendió por las regiones meridionales y recibe su nombre del yacimiento de Los Millares (Almería). Este núcleo agropecuario, habitado entre el 3200 y el 2200 a. C., era una gran aldea formada por casas circulares y un complejo sistema defensivo, con murallas de piedra y torres de vigilancia, que albergaba a cerca de dos mil personas. Más que a la elaboración de herramientas de uso cotidiano, destinaban la tecnología del cobre principalmente a la fabricación de ofrendas funerarias. Junto a los núcleos de población, cada asentamiento disponía de necrópolis colectivas que acogían a miembros de familias destacadas. Estas élites se enterraban con ajuares en los que se incluían objetos elaborados en materiales de gran prestigio que, en ocasiones, tenían una procedencia exótica (marfil, ámbar, oro o cáscara de huevo de avestruz). Otros ejemplos relevantes de poblados fortificados son Zambujal y Vila Nova de São Pedro (ambos en Portugal). Las redes de intercambio están representadas por el fenómeno del vaso campaniforme, surgido hacia el 2500 a. C. Vasija en forma de campana invertida, que se ha recuperado en muchos contextos funerarios de Europa occidental, junto a adornos de hueso, objetos de oro y puntas de cobre. El fenómeno campaniforme, por tanto, está vinculado al intercambio comercial de bienes de prestigio entre las élites de distintas regiones europeas. No obstante, en la Península se desarrollan diversas tradiciones decorativas de los vasos cerámicos entre las que destaca, por su gran extensión geográfica, el grupo de Ciempozuelos (Madrid). Inhumación con ajuar campaniforme (2500-1 800 a. C.). Posible joven varón fallecido entre los 15 y los 18 años encontrado en el Camino de las Yeseras (San Fernando de Henares, Madrid). Ahora leemos: La sepultura de un joven aristócrata «Ha sido considerada (…) como el conjunto funerario más completo y rico del vaso campaniforme en toda la península ibérica. Entre tales elementos de ajuar destacan un vaso campaniforme, una gran fuente o cazuela y un cuenco hemisférico (…) se recuperaron también dos piezas de piedra, doce de cobre y una de oro, todas las cuales (…) constituyeron el ajuar que los deudos del difunto dispusieron junto a su cuerpo durante la ceremonia de despedida (…) Todos los indicios apuntan, por tanto, a que el inhumado de Fuente-Olmedo fue un poderoso aristócrata de este sector de las campiñas meridionales del Duero (…) El campaniforme se revela, así, como un símbolo de estatus social, como un convencionalismo funerario adoptado por las élites». Delibes de Castro, G. y Herrán Martínez, J. I. La Prehistoria. Biblioteca Básica de Valladolid, 2007. Al fabricar herramientas con cobre, el perfeccionamiento de la técnica metalúrgica condujo al descubrimiento de la aleación de cobre y estaño, que dio como resultado el bronce. Se inicia la Edad del Bronce. A partir del 3300 a. C. esta innovación se extendió por el Próximo Oriente, Egipto, Anatolia y las islas del mar Egeo, donde surgieron las primeras grandes civilizaciones. La llegada de la metalurgia del bronce a Europa estuvo vinculada a una serie de transformaciones económicas y sociales muy importantes. Las actividades agropecuarias, los medios de almacenamiento y los núcleos urbanos se expandieron enormemente. También se produjo una clara concentración de la riqueza en elites por el desigual acceso a los bienes. Se consolidaron las sociedades de jefaturas, dominadas por una aristocracia campesina. La proliferación de las armas metálicas identifica también a sociedades con una creciente conflictividad por el dominio del territorio La Edad del Bronce se inició en la península hacia el 2200 a. C. En el sudeste se desarrolló una de las civilizaciones estatales más importantes de toda Europa, la cultura argárica: Alicante, Murcia, Almería, Granada y Jaén. El nombre proviene del yacimiento de El Argar (Almería). Eran poblados amurallados, tramas urbanas bien definidas, en alto de cerros, cerca hay minas de cobre o plata. Contaban con talleres, depósitos de cereal, cisternas y establos. Fruto de una creciente complejidad política se construyeron grandes recintos de reuniones, como en La Almoloya (Murcia). En la Meseta surgió un tipo de construcción monumental fortificada muy característico, las motillas, vinculadas al control territorial y el abastecimiento de agua. Un ejemplo es la Motilla de Azuer (Ciudad Real). Motilla del Azuer (2200- 1350 a. C.) Daimiel. Ciudad Real. Yacimiento de la Edad del Bronce. Fortificación con tres líneas concéntricas de muralla, contiene el pozo de agua más antiguo documentado en la Península. Estaba circundada por un poblamiento que incluye una necrópolis. Practicaban los enterramientos individuales en cistas (urnas de piedra) y grandes vasijas en el suelo de las viviendas. Los ajuares de las clases dominantes: copas cerámicas rituales, armamento de cobre y bronce y ricas joyas en metales preciosos. Refleja una estricta jerarquía social y económico. La clase dominante, propietaria de la tierra, metal y alimentos, era un selecto grupo de hombres armados y sus familias que ejercían un férreo control sobre el resto. Por debajo, súbditos con derechos sociales, vinculados a la agricultura y artesanía. En la base, la clase sometida de siervos y esclavos. El Bronce final: 1300 a. C., se desarrollaron intercambios económicos a escala continental. El norte compartía técnicas metalúrgicas, tipos de armamento, herramientas y ornamentos con pueblos en la franja atlántica europea. En el noreste, los Campos de Urnas: cremación de los difuntos y la deposición de sus cenizas en urnas cerámicas, revela conexiones con Europa central. En Mallorca y Menorca, se desarrollaron los poblados de navetas, como las de Closos de Can Gaià (Mallorca) y Son Mercer de Baix (Menorca). Los contactos remotos y la navegación hicieron posible la llegada de mercaderes fenicios desde el Próximo Oriente y sus primeros asentamientos, hacia el 900 a. C. Favoreció el declive de las culturas del bronce y abrió el período histórico en suelo peninsular. Los fenicios venían de Líbano, fundaron colonias en el sureste y más allá del estrecho. Más tarde, los griegos de la ciudad de Focea (Asia Menor) se asentaron. Como consecuencia de los contactos conocemos los nombres y algunas costumbres de los nativos en los escritos de aquellos, es la protohistoria o primera historia. Los fenicios a inicios del siglo VIII a. C., se instalaron en puertos marítimos estratégicos para intercambiar sus refinadas manufacturas por metales locales de la población del interior (cobre, hierro, plata y oro). Sus principales colonias se distribuyen desde el sur de la provincia de Alicante hasta el Algarve: Abdera (Adra), Sexi (Almuñécar), Malaka (Málaga), y Allis Ubbo (la antigua, Olisipo Lisboa). La fundación más importante fue Gadir, la actual Cádiz, primera ciudad de Occidente (según las fuentes literarias clásicas, aunque sin refrendo arqueológico, fue fundada hacia el 1100 a. C.). Fue cosmopolita, en contacto con la metrópoli libanesa de Tiro. Explota y comercia con metales del suroeste (plata y cobre), productos agrícolas y ganaderas del bajo Guadalquivir. Se atribuye a los fenicios la introducción del hierro en la península, no se colaba en moldes como el bronce, sino al que se daba forma en caliente mediante forja. Su producción era barata, pues es abundaban, y sus propiedades mecánicas lo hacían apto para herramientas y armas. El bronce quedó para la confección adornos. También el uso de la escritura; en soportes perecederos, solo han sobrevivido pequeños textos grabados sobre cerámica con su lengua y alfabeto. Otra de sus aportaciones: torno de alfarero. Supuso una «orientalización» de los pueblos indígenas del sur peninsular: cerámica de barniz rojo, labores orfebres de oro y plata, o manufacturas de bronce, vidrio y marfil; conocimientos tecnológicos, religión (el culto a Astarté). Su influencia se extendió a todo el suroeste, curso inferior Guadalquivir y Guadiana, donde, al decir de los cronistas griegos, se situaba un reino inmensamente rico, Tarteso, gobernado por un rey mítico, Argantonio. Los arqueólogos llaman cultura tartésica a un núcleo cultural entre Huelva y Sevilla que, a partir del final de la Edad del Bronce, desarrolló una potente economía agropecuaria y minera, sostenida por la influencia colonial fenicia. Con posterioridad, se extendió hacia el alto Guadalquivir y Guadiana (Jaén y Badajoz), llegando al valle del Tajo, en Cáceres. Es el primer estado peninsular, una sociedad jerarquizada con monarquía, especialización profesional y organización social basada en la religión y el poder coercitivo. Desde el s. VII a. C.: aumento demográfico y complejidad urbanística (murallas, templos de inspiración fenicia y necrópolis) atestiguan el desarrollo de las ciudades tartésicas: El Carambolo, en Sevilla, o Cástulo, en Jaén. El Tesoro de El Carambolo, Sevilla, está formado por 21 piezas de oro de 24 quilates: un collar, dos pectorales y dos brazaletes y dieciséis placas rectangulares. Artesanos y comerciantes indígena mantienen un intenso contacto comercial con los colonos. Los tesoros de Aliseda (Cáceres) y El Carambolo (Sevilla) son ejemplos del refinamiento orfebre tartésico. Muchos objetos suntuarios de origen oriental son ofrendas en grandes santuarios: Cancho Roano y El Turuñuelo (Badajoz), formados por estancias en torno a un patio central con altares ceremoniales. La caída de Tiro el año 573 a. C. en manos de Babilonia, quizás por agotamiento de algunas materias primas locales, causó el declinar de Tarteso. Medio siglo después de fundar cerca de la desembocadura del Ródano Massalia (Marsella), los griegos crearon hacia el 600 a. C. Emporion y Rode (Ampurias y Rosas, en Gerona), puertos secundarios o factorías menores en la costa para mercadear con los pueblos indígenas. Los griegos ofrecían: cerámicas, tejidos, perfumes y adornos. La presencia griega fue comercial y sin ánimo civilizador, pero con gran impacto cultural. Influyó en: gusto artístico (arquitectura, escultura, decoración cerámica), saber técnico, alfabeto y la transacción monetaria. La segunda Edad del Hierro o etapa de los pueblos prerromanos, finaliza con la conquista por Roma de todos ellos. Tenemos datos de la arqueología, y las noticias de cronistas como el griego Polibio, que acompañó a las legiones en la conquista. El inicio es hacia el 500 a. C. y su final varía conforme la conquista avanza. En 19 a. C. Augusto sometió a los pueblos del noroeste. Cultural y étnicamente, en esta etapa hay dos grandes áreas: iberos, en el sur y levante, y la de los celtas, en la franja cantábrica, el interior y la orla atlántica. Hacia el siglo IV a. C. se pueblan las islas Canarias con grupos del noroeste de África. Los griegos denominaban iberoi a las gentes que residían en el entorno del Iber (río Ebro) pero la cultura ibérica se extiende desde el sureste de Francia hasta el Estrecho de Gibraltar, abarcando numerosas tribus: indigetes, ausetanos, layetanos o ilergetes en la zona septentrional (Cataluña y Aragón), los ilercavones, edetanos y contestanos (Valencia) o los bastetanos, oretanos y turdetanos (Andalucía). Todas ellas estaban influidas especialmente por los griegos y hablaban lenguas no indoeuropeas, con cierta filiación con el protovasco o aquitano Los pueblos prerromanos hacia los siglos IV y III a. C Bronce de Botorrita , escritura ibero-turdetana Falcata Ibero-turdetana Guerrero túrdulo Más allá de estos rasgos comunes, los pueblos ibéricos eran muy diversos en aspectos políticos, culturales y económicos. Los turdetanos, vivían en el bajo Guadalquivir, eran los más refinados según las fuentes clásicas, debido seguramente a que eran los descendientes de la cultura tartésica. Los iberos, con una amplia tradición orientalizante, vivían en ciudades, los oppida: elementos esenciales de la organización política y territorial: Cástulo (Jaén), capital de la Oretania, llegaron a las 40 ha. Cultivaban cereal de secano y regadío; la ganadería; minería; artesanía cerámica o metalúrgica; y comercian a gran distancia. Desde el siglo III a. C., por influencia griega, emitieron su propia moneda. Formaban sociedades muy jerarquizadas: aristocracia terrateniente, guerrera, en cuya cúspide está el rey. Suele destacarse la originalidad de sus armas, como la falcata: espada de un solo filo y hoja curvada. Su escritura se inspira en la fenicia y griega, que sabemos leer, pero no interpretar. Han llegado hasta nosotros textos sobre soportes metálicos, cerámicos o pétreos, que debieron ser documentos comerciales o inscripciones funerarias: Los plomos de Ullastret (Girona) o Alcoy (Alicante). Desde finales del siglo XIX, el arte ibérico ha contribuido a la definición de la cultura: las conocidas damas de Elche (Alicante), Baza (Granada) o del Cerro de los Santos (Albacete). Pudieron quizás ser representaciones de divinidades de origen fenicio, resultado de incorporar a su religión distintas divinidades de las religiones foráneas. También son significativos los monumentos funerarios, como el de Pozo Moro (Albacete) o el de Porcuna (Jaén), en los que el estilo artístico y los mitos son de inspiración oriental. Los celtas hispanos fueron los herederos de las comunidades del Bronce Final y del Primer Hierro (la cultura del Soto de Medinilla). Griegos y romanos los llamaron celtas, pero también, mayoritariamente, hablaban lenguas indoeuropeas. Los documentos con que contamos muestran que usaban el alfabeto ibérico y se limita al pueblo más representativos, los celtíberos. Dama sedente del Cerro de los Santos (Museo Arqueológico Nacional, Madrid). Siglo III a. C. Es una urna cineraria que se encontró en Montealegre del Castillo (Albacete). Estas esculturas tenían en la parte posterior un orificio para guardar las cenizas de los difuntos. Ahora leemos: Primera Edad del Hierro en el norte peninsular En la Cuenca del Duero se desarrolló la llamada Cultura del Soto. Sus poblados, dedicados a una economía agrícola, se caracterizaban por casas circulares con paredes de adobe, banco corrido interior y cubiertas cónicas de maderos y ramas. El Soto de Medinilla (Valladolid), que da nombre a esta cultura, fue ocupado ininterrumpidamente entre los años 1000 y 700 a. C. Se emplaza en un meandro del río Pisuerga, defendido por una muralla de barro y madera. La introducción del hierro en la Meseta fue muy lenta y su utilización en la cultura del Soto parece excepcional. La presencia de algunos cuchillos de hierro, junto a ciertas cerámicas torneadas, con decoración orientalizante o excepcionales objetos de vidrio, delatan la influencia cultural fenicia y tartésica en estos territorios norteños. A partir del siglo v a. C., las gentes del Soto iniciaron un proceso de concentración poblacional en torno a aquellos oppida que los cronistas clásicos atribuyeron a los vacceos. Las etnias celtas de la segunda Edad del Hierro y algunas de sus costumbres son conocidos por los textos clásicos. La Geografía de Estrabón indica: vascones, várdulos, caristios, cántabros y astures en la franja norte, lusitanos y galaicos en el oeste y vetones, vacceos, carpetanos y celtíberos en la Meseta. La diversidad geográfica se traduce en una marcada variedad de rasgos sociales, económicos y políticos. Los celtíberos son los más complejos de todos, abiertos a fenómenos civilizadores del ámbito ibérico, como es la acuñación de moneda; los pueblos «montañeses» del norte fueron caracterizados por su modo de vida extremadamente austero. Eran ganaderos, tal y como atestiguan los monumentales verracos o esculturas pétreas zoomorfas (bóvidos, jabalíes u osos) de los vetones: Toros de Guisando (Ávila). Estas representaciones pudieron jugar un papel como identificadores de territorios de pastoreo. Para algunos pueblos célticos (celtíberos, lusitanos y vetones) el caballo poseía un valor simbólico de carácter militar para las clases dominantes. Toros de Guisando, El Tiemblo (Ávila). Son esculturas zoomorfas pertenecientes a la cultura de los verracos, datan entre los siglos IV y III a. C. Se les atribuye la función de proteger al ganado contra enfermedades y otras desgracias. Castro Chano En las cuencas del Duero y el Tajo se cultiva trigo y cebada, mientras que la minería se practica en regiones ricas en estas materias primas. Las labores artesanales: metalúrgicas, como espadas, puñales o puntas de hierro; cerámicas y textiles, como sayos de lana. El modelo de poblamiento se basa en pequeños castros fortificados con casas circulares: Santa Trega (Pontevedra) o Chano (León). Con el tiempo y las mejoras urbanísticas, aparecen los oppida de mayor tamaño, como la Pintia de los vacceos (Valladolid). Las necrópolis son lo más característico de las etnias célticas: tumbas de incineración (cenizas en urnas cerámicas) y bienes de prestigio en sepulturas varoniles con armas. Hay una casta de guerreros al frente de la sociedad. Por debajo, agricultores y artesanos que, si así lo exigían las circunstancias, acudían al combate. Vista del Castro de Baroña (A Coruña). Las plantas de las edificaciones son de trazado curvo, muchas de ellas circulares, y los muros están hechos de granito. Ara a la deidad vascona Larrahe Ara votiva a Iaho o Laho, Lugo Ara votiva a la deidad Cosus, Coruña Las inscripciones votivas romanas con los nombres de algunas divinidades de estos pueblos han permitido reconocer vínculos con la religión céltica europea o evidenciar la riqueza y diversidad del panteón lusitano. Las prácticas rituales tenían lugar en santuarios sencillos en el espacio natural dotado de significado, siguiendo la más pura tradición celta. Testimonio indirecto de la entrada en la historia son tesorillos de joyas de oro y plata, a veces acompañadas de denarios acuñados en las cecas de la Celtiberia, como los de Arrabalde (Zamora), Palencia o Driebes (Guadalajara). Son adorno personal (torques, brazaletes, fíbulas, pendientes) con una indudable personalidad artística, muy alejada de los cánones estéticos helenísticos que por entonces imperaban en el Mediterráneo. 1.2. Los pueblos prerromanos y las colonizaciones de los pueblos del Mediterráneo. FIN

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