Gobierno de Farrell y Perón (Argentina) PDF
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Este documento describe los gobiernos de Farrell y Perón en Argentina, enfocándose en las políticas laborales y sociales. Se mencionan cuestiones como la Segunda Guerra Mundial y las tensiones entre el gobierno y los distintos sectores de la sociedad argentina. Introduce ideas sobre la industrialización.
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GOBIERNO DE FARRELL Él gobernó después de Ramírez, entre los años 1944 y 1946. Una de las medidas de Farrell fue mantener la posición de neutralidad hasta que en marzo de 1945 le declaró la guerra al Eje (Alemania y Japón), cuando el destino del conf...
GOBIERNO DE FARRELL Él gobernó después de Ramírez, entre los años 1944 y 1946. Una de las medidas de Farrell fue mantener la posición de neutralidad hasta que en marzo de 1945 le declaró la guerra al Eje (Alemania y Japón), cuando el destino del conflicto bélico ya estaba decidido, Argentina no llegó a enviar tropas por este motivo. Otras medidas que tomó fueron: - Creación de la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia - Firma argentina del Acta de Chapultepec (Acuerdo entre los países americanos durante la Segunda Guerra Mundial donde se establece solidaridad y defensa mutua, cooperación económica, no reconocimiento de gobiernos surgidos por medios ilegítimos, etc.) - Sanción del Estatuto orgánico de los partidos políticos, con el objetivo de restaurar la democracia - Dictamen del Estatuto del Peón (se reguló el trabajo rural de acuerdo a los principios del Derecho Laboral y por su recuerdo se estableció el 8 de octubre como día del trabajador rural) - Decretos-Ley estableciendo el pago del aguinaldo y fijando el régimen vacacional para los obreros industriales - Creación de la Justicia Nacional del Trabajo Durante este gobierno Perón era Vicepresidente, Ministro de Guerra y Secretario General de la Secretaría de Trabajo y Previsión. Farrell el 24 de febrero de 1946 convocó a Elecciones Nacionales, en donde ganó Perón. GOBIERNO DE JUAN DOMINGO PERÓN INICIO DEL PERONISMO El gobierno militar instaurado por el golpe de Estado de 1943 presentó continuidades y rupturas respecto de la década infame. Si bien el gobierno militar se propuso cambiar las prácticas políticas fraudulentas y corruptas, en un comienzo pareció continuar con esas prácticas y, además, prohibió los partidos políticos. Hubo un ámbito en el que se produjo un cambio muy profundo. El Estado de la década del 30 había desoído las demandas sociales de los sectores trabajadores, que enfrentaban condiciones de vida muy duras. Esto comenzó a cambiar cuando, a fines de 1943, un coronel del ejército, Juan Domingo Perón, se hizo cargo del Departamento Nacional del Trabajo (DNT). Tradicionalmente, esta institución había tenido la función de evitar conflictos sociales, pero no se había planteado transformar las condiciones laborales. Con Perón, el DNT pasó a llamarse Secretaría de Trabajo y Previsión, y cambió radicalmente sus funciones, ya que se construyó una política dirigida a captar el respaldo de los trabajadores y de sus instituciones. Desde allí se dictaron muchas leyes laborales a favor de los obreros. Entre ellas se encontraban las vacaciones pagas, jubilación, seguro médico por si les pasaba algo en el trabajo (ART), aguinaldo y los convenios colectivos de trabajo. Además reglamentó la jornada de ocho horas y se atrevió a enfrentar el poder de los terratenientes sancionando un novedoso “Estatuto del peón”, primera legislación protectora de los derechos del trabajador del campo. De este modo, el Estado comenzó a intervenir en el campo de las relaciones laborales y Perón fue ganando el apoyo de amplios sectores trabajadores que veían en su gestión la posibilidad de mejorar su situación. Perón fundamentaba su intervención en el ámbito social afirmando que era necesaria para evitar la expansión del comunismo, que proponía transformaciones mucho más radicales de la sociedad, ya que si el Estado no intervenía podría favorecer el avance comunista y podía poner en peligro el orden existente. Frente a esto, él proponía reformas que favorecieran a los trabajadores, pero sin transformar las relaciones sociales. Por eso, invitaba a los empresarios a trabajar junto a él en las reformas propuestas. El resultado de las numerosas medidas a favor de los trabajadores se reflejó en una rápida y gran popularidad. Sin embargo, no todos creyeron en el coronel, muchos lo acusaron de demagogo y de intentar manipular al sindicalismo, quitándole su histórica combatividad. Perón respondió con persecuciones a sus dirigentes, retirándoles su personería gremial y creando sindicatos paralelos que contaron con importantes ventajas económicas, de modo que podían brindar mejores servicios. Perón convenció a los dirigentes del gobierno militar de las ventajas de encarar un plan político basado en proponer una alianza de clases. Perón pensaba que, después de la guerra, la Argentina debería aumentar el consumo porque bajarían las ventas al exterior y el país contaría entonces con menos divisas para importar productos elaborados. Era necesario aumentar la producción y el consumo, y que crezca el mercado interno. Para que esto fuera posible resultaba necesario ayudar a los empresarios nacionales y aumentar los sueldos de los trabajadores. Perón propuso una alianza entre los dueños de las fábricas y los obreros. Esta unión se basaba en que a ambos les interesaba aumentar la producción, y que el Estado interviniera en beneficio de la industria; además, los patrones terminarían por aceptar un nivel de sueldos más alto que recuperarían a través del aumento del consumo. En este plan, el rol del Estado era fundamental ya que cumpliría un papel de árbitro supuestamente imparcial, invertiría en obras de infraestructura y se haría cargo de los servicios públicos para abaratar los costos. 17 DE OCTUBRE – DÍA DE LA LEALTAD PERONISTA A principios de 1945, con el triunfo aliado casi asegurado, el gobierno militar de Farrell le declaró la guerra a Alemania (prácticamente derrotada), y restableció las libertades políticas y convocó a elecciones para el año siguiente, 1946. Con esto buscaba reconciliarse con los aliados (especialmente con los Estados Unidos) y contar dentro de la Argentina, aliados para presentar una sucesión legítima. Ninguno de los dos proyectos tuvo el resultado esperado: los Estados Unidos no le perdonaron a la Argentina el haberse mantenido neutral hasta casi el fin de la guerra, y la oposición, en lugar de aliarse, vio la apertura como un signo de debilidad. Ante la inminencia de las elecciones, Perón aspiraba a la presidencia, pero tenía varios frentes de oposición. En primer lugar, los sectores patronales que veían con preocupación la política del Estado en el mundo del trabajo y lo acusaban de alentar la movilización obrera. Por otro lado, se constituyó un frente común, formado por estudiantes universitarios, profesionales e intelectuales, que rechazaba la identificación de Perón con el nacionalismo antiliberal. Además, algunos sectores del ejército cuestionaban su política exterior, la audacia de las reformas laborales y la promoción de su candidatura. Perón comenzó a estrechar sus lazos con los trabajadores, quienes pasaron a conformar su principal base de apoyo. Este apoyo se expresó el 12 de julio de 1945 en un acto masivo en el que los sindicatos defendían las medidas impulsadas por Perón. La reacción de la oposición no se hizo esperar y el 19 de septiembre se realizó la Marcha de la Constitución y la Libertad, en la que la oposición reclamaba que el poder fuera otorgado a la Corte Suprema. El poder de Perón fue creciendo junto con su popularidad. Las presiones fueron tan intensas que Perón fue obligado a renunciar a todos sus cargos a principios el 9 de octubre de 1945. Tres días más tarde lo detuvieron y lo trasladaron a la isla Martín García. Cuando se difundió la noticia de su detención, en muchos sectores obreros se extendió la convicción de que, preso Perón, las conquistas obtenidas desde 1943 se perderían. El 16 de octubre, en medio de un clima de agitación obrera, el Comité Central Confederal de la CGT había declara- do una huelga general para el día 18, para reclamar ante el gobierno el mantenimiento de los beneficios laborales obtenidos durante la gestión de Perón. El 17 de octubre, una enorme cantidad de trabajadores se movilizó desde distintos lugares, la mayoría de ellos provenían de las fábricas y talleres de la zona sur de la ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires (por ejemplo Avellaneda), Berisso y La Plata, que fueron hasta la Plaza de Mayo para pedir la liberación de Perón. Si bien esta movilización tuvo un carácter semi-espontáneo, estuvo estrechamente ligada a la agitación y a la coordinación de los sindicatos quienes convocaron a sus afiliados a concentrarse en la Plaza de Mayo para pedir la libertad y el regreso de Perón. Allí permanecieron todo el día y estaban decididos a no moverse hasta que Perón apareciera en los balcones de la Casa Rosada, mientras todo esto pasaba, el gobierno negociaba con el comité de huelga y con el mismo Perón. Por la noche, luego de que el gobierno liberó a Perón y aceptó reemplazar su gabinete por otro leal a Perón, éste dirigió un discurso a los trabajadores movilizados para que se queden tranquilos porque habían cumplido su pedido y que vuelvan en tranquilidad a sus hogares. En los días que siguieron, la versión de los hechos ocurridos el 17 de octubre que predominó en la prensa de la Capital Federal (favorable, en su mayoría, a la oposición) quitaba trascendencia histórica a la movilización, reducida a "grupos revoltosos" no representativos de los trabajadores. Los periódicos socialista y comunista le adjudicaban a Perón la organización de la marcha, mediante la manipulación de las masas. La revista oficial de la CGT prefirió ignorar lo ocurrido el 17 y centrarse en la exaltación de la huelga del 18. Solo La Época, el único diario importante que apoyaba a Perón, presentaba un relato similar al que luego se transformaría en oficial: el pueblo se había movilizado espontáneamente, para rescatar a su líder máximo. El 17 de octubre es considerado el “Día de la Lealtad Peronista” ya que se considera ese día como el nacimiento del peronismo y la consagración de Perón como líder de las masas. Las consecuencias del 17 de octubre fueron: se demostró el apoyo del pueblo a Perón, Perón ganó poder y lo ayudó a poder ganar las elecciones presidenciales. LA CAMPAÑA DE PERÓN Y TRIUNFO EN LAS ELECCIONES DE 1946 Pocos días después del 17 de octubre, ocurrieron dos hechos significativos para el peronismo: los sindicatos que apoyaban a Perón crearon el Partido Laborista para lanzar su candidatura. Luis Gay y Cipriano Reyes, dirigentes que habían cumplido un rol muy activo el 17 de octubre, fueron elegidos presidente y vicepresidente del partido que, en enero de 1946, designó a Perón como su candidato para las elecciones de febrero. Esta candidatura estaba formada por una coalición que encabezaba Perón, integrada por los dirigentes sindicales organizados en el Partido Laborista, la UCR-Junta Renovadora y el Partido Independiente. Otro hecho importante que ocurrió después del 17 de octubre fue el matrimonio de Perón con Eva Duarte, una joven actriz de radio. Mientras Perón organizaba sus fuerzas partidarias con el Partido Laborista, la oposición conformada por sectores radicales disidentes y conservadores constituyó un frente electoral denominado Unión Democrática. Estaba integrada por la UCR, el Partido Socialista, el Partido Demócrata Progresista y el Partido Comunista. La campaña electoral dividió en dos a la sociedad argentina: - A la Unión Democrática la apoyaron la Sociedad Rural, la Unión Industrial, la Bolsa de Comercio y el embajador de los Estados Unidos. - La candidatura de Perón fue apoyada por los sindicatos, sectores militares y de la Iglesia Católica. El Partido Conservador estaba excluido por pedido de los radicales, lo que dividió las fuerzas conservadoras entre la fórmula de la Unión Democrática y la del Partido Laborista. Las elecciones se hicieron en febrero de 1946 y fueron las primeras sin fraude en muchos años. La fórmula Juan Domingo Perón-Hortensio Quijano ganó con el 54% y obtuvo casi dos tercios de la Cámara de Diputados, la mayoría de los puestos del Senado y todas las gobernaciones provinciales. Al asumir Perón la presidencia, los apoyos sectoriales se vieron reflejados en la distribución de los cargos. Dirigentes gremiales y ex radicales ocuparon cargos en ministerios y en el poder legislativo. Seis provincias quedaron a cargo de gobernadores militares. La Iglesia Católica ocuparía importantes espacios en el ámbito de la educación. La acción de los sindicatos que constituyeron la base del Partido Laborista fue decisiva en el triunfo electoral de Perón. PRIMERA PRESIDENCIA DE PERÓN Una vez en el gobierno, el nuevo presidente comenzó a consolidar su poder. Implementó medidas tendientes a obtener un mayor control sobre la oposición: inició un juicio político a la Corte Suprema que había obstruido sus medidas de reforma laboral propuestas desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, y dio como resultado que los integrantes fueron sustituidos, sumado a esto, ordenó una purga de profesores opositores y clausuró los periódicos que lo criticaban. Si bien estas medidas le provocaron un aumento de la oposición, también aumentaron las personas que lo apoyaban. Las Fuerzas Armadas, que compartían los ideales de industrialización, anticomunismo y nacionalismo del peronismo, se alinearon tras Perón, y demás, el presidente designó un aumento del presupuesto para el sector militar, así se podrían modernizar las fuerzas militares. Otro sector que apoyó al primer peronismo fue la Iglesia, debido a varios motivos: el decreto de 1944 que implantaba la enseñanza religiosa y que se convertiría en ley en 1947, la frecuente participación oficial en ceremonias religiosas y la invocación a la llamada Doctrina Social de la Iglesia. Además, algunos sectores industriales, que en un principio habían visto con recelo las concesiones a los trabajadores, comenzaban a ver en el desarrollo de una industria nacional, posibles beneficios. DOCTRINA PERONISTA Perón definía al peronismo como una filosofía de vida, simple, práctica y popular. Contó con algunas ideas básicas sobre las que organizó su discurso. Una de las ideas más importantes era la de justicia social, hacía referencia a las injusticias sociales existentes y a la convicción de que su solución no provendría de un cambio revolucionario, sino que sería producto de la acción del Estado, a través de mejoras parciales; el Estado garantizaría los derechos de los más débiles y arbitraría entre obreros y patrones. Otra de las ideas centrales de la doctrina peronista era la de la "Tercera Posición". Perón presentaba a su movimiento como una alternativa a los grandes bloques y sistemas políticos e ideológicos que dividían al mundo en esa época. La Tercera Posición era presentada como la superación del dilema. En el campo de las relaciones internacionales, la Tercera Posición justificaba una política que se proclamaba independiente de los dos bloques en conflicto, aunque esta posición no disimulaba su preferencia por el bloque occidental, cada vez más evidente a partir de los intentos de acercamiento a los Estados Unidos. Perón basó su ideología en las "tres banderas": independencia económica, justicia social y soberanía política. MOVIMIENTO OBRERO Cuando Perón se hizo cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión, aún no se había conformado un movimiento obrero unificado ni de alcance nacional. Las organizaciones sindicales tenían un arraigo muy dispar entre los trabajadores y en las diferentes regiones del país. La llegada de Perón a la Secretaría estableció un contexto favorable para el crecimiento de la sindicalización, que llegó a tener alcance nacional. Luego de la victoria, tanto el Partido Laborista como la CGT (Confederación General del Trabajo) se convirtieron en un riesgo para Perón. Lo preocupaba el grado de autonomía e independencia y las posibles exigencias de estas organizaciones. Por ello, el recién electo presidente disolvió, en 1947, el Partido Laborista (formado por sindicalistas) y creó, en su lugar, en 1948, el Partido Peronista, y destituyó al Secretario General de la CGT, en ese momento enfrentado a Perón y removió de esta organización a los dirigentes que buscaban mantenerse al margen del peronismo. Pero las transformaciones del movimiento obrero no se limitaron al cambio de dirigentes. El decreto 23.582 sirvió de marco para otras modificaciones. Esta ley permitía la libertad de asociación sindical y, al mismo tiempo, clasificaba a los sindicatos en dos modalidades: los simplemente inscriptos y aquellos que tenían personería gremial. Solo estos últimos tenían derecho a negociar convenios de trabajo, y por eso eran los sindicatos que ganaban el mayor número de afiliaciones. La consecuencia de esto fue el crecimiento de sindicatos alineados con el peronismo, que eran los que recibían la personería gremial, mientras que los comunistas o socialistas tenían cada vez menos miembros. Además, el decreto mencionado modificó los modos de representación: en lugar de agrupar a los trabajadores por empresa o por oficio, los agrupaba por actividad económica. La conducción del movimiento, en tanto, quedaba a cargo de personas que respondían directamente al gobierno. No obstante, los trabajadores tenían su espacio de participación, ya que existían las llamadas comisiones internas de cada fábrica, que vinculaban los intereses de las bases obreras con la conducción. A diferencia de la dirigencia de la CGT, los delegados de las comisiones internas mantenían una relación directa con los trabajadores y, por lo tanto, eran menos permeables a las directivas de sus superiores. Sumado a todo lo mencionado, el Poder Ejecutivo podía ejercer el control sobre gastos e ingresos de los sindicatos y de otorgar o retirar a los mismos la personería gremial, y sumado a esto, se limitó el derecho de huelga. De 1946 a 1950 fueron intervenidos numerosos sindicatos: la Unión Ferroviaria, La Fraternidad, la Unión Obrera Metalúrgica, la Federación de Telefónicos y otros. Se dio un total control sobre el movimiento obrero argentino. El peronismo incorporó a la clase obrera a la política nacional, fomentando la sindicalización y legalizando los derechos del trabajador. LA CONSTITUCIÓN DE 1949 En 1949, Perón convocó a una Asamblea Constituyente con el objetivo de reformar la Constitución. Una de las principales reformas que se realizaron fue la inclusión de los derechos sociales, del trabajador, de la ancianidad, de la familia, y de la cultura y la educación popular. También sentaba las bases para que el Estado pudiera intervenir en la economía y administrar las fuentes de energía y los servicios públicos. Por último, la reforma constitucional permitía la reelección presidencial. Esta reforma, junto con la Ley de Voto femenino, sancionada gracias al impulso de Evita, llevarán en 1951 a Perón a un amplio triunfo electoral y a un segundo período de gobierno. El voto femenino, de algún modo, sintetiza la transformación revalorizadora de la condición de la mujer trabajadora, que ahora tenía también derechos y los hacía respetar. PRIMER PLAN QUINQUENAL Durante el gobierno peronista, la industria pasó a ocupar un rol protagónico en la economía argentina, en detrimento del agro. Luego del fin de la Segunda Guerra Mundial el Estado aprovechó los altos ingresos de exportaciones rurales y utilizó el dinero acumulado durante la guerra para impulsar el desarrollo del sector industrial. Perón creó el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) que regulaba el comercio exterior comprando toda la producción agropecuaria local para luego exportarla a precios mayores, obteniendo así una gran ganancia. A su vez, subsidiaba la industria. Los ingresos obtenidos con este organismo fueron esenciales para desarrollar la política económica del primer gobierno peronista, que quedó expresada en el Primer Plan Quinquenal. El Primer Plan Quinquenal fue presentado como el camino para alcanzar "la independencia económica". Para esto era necesario terminar con la dependencia con el extranjero, logrando una economía autosuficiente. Según el plan, en el plazo de cinco años (entre 1946 y 1951) había que cumplir con tres metas: desarrollo de la industria liviana, la nacionalización de los servicios públicos y el rescate de la deuda externa. El proceso de industrialización fue estimulado por créditos que otorgaba el Banco de Crédito Industrial a los empresarios locales con el objetivo de aumentar la inversión. A su vez, se estableció un régimen arancelario que protegía a la industria local de las importaciones, pero que ofrecía facilidades a las compras de maquinaria e insumos al exterior, necesarias para poner en funcionamiento el proceso industrializador. El plan incluyó políticas, como por ejemplo el aumento de los salarios, orientadas a aumentar la capacidad de consumo de la población para que pudieran comprar las mercaderías que producían las industrias nacionales. Paralelamente, el Estado peronista emprendió una importante política de estatizaciones. Las reservas acumuladas por nuestro país durante la guerra proveyeron al gobierno del dinero necesario para pagar las nacionalizaciones. Las nacionalizaciones de los servicios públicos, además de romper otro lazo con el extranjero, permitieron abaratar las tarifas de estos. Una de las más importantes fue la nacionalización de los ferrocarriles, que abarató el transporte de mercancías y de pasajeros en la Argentina. También se nacionalizaron empresas, aumentó la producción de YPF, se crearon empresas como Gas del Estado, Agua y Energía Eléctrica y nació Aerolíneas Argentinas. Las nuevas empresas, además de ofrecer bajas tarifas, se convirtieron en una importante fuente de empleo público, haciendo crecer el déficit estatal. Esta política se llevó a cabo no solo con las reservas acumuladas por la guerra sino también con los ingresos del IAPI. La industria vinculada al mercado interno gozó de una inédita protección estatal. Florecieron las fábricas de heladeras, cocinas y motonetas destinadas a una clase trabajadora. Además, la industria de la construcción tuvo un desarrollo extraordinario, estimulada por los numerosos planes de vivienda del gobierno, los préstamos hipotecarios y la política de obras públicas. Desde 1943, se aplicaron medidas de control de alquileres y quedaron suspendidos los desalojos, lo que provocó que el mercado de los alquileres perdiera atracción para los inversores. Para ampliar el mercado de la construcción, se aprobó en 1948 la Ley de Propiedad Horizontal, que favoreció la construcción de edificios de departamentos. El resultado de todo esto fue que se amplió el número de familias que tuvieron su propia casa. Durante este período, el Estado argentino logró cancelar su deuda externa y se mantuvo al margen de los organismos internacionales de crédito que se crearon durante la posguerra. A pesar de todo lo mencionado, el peronismo no logró transformar a la industria en la principal fuente de ingresos del Estado, cuyas divisas continuaron proviniendo de la exportación de granos y carnes. EL NUEVO ROL DEL ESTADO Al finalizar la Segunda Guerra Mundial se afianzó en los países capitalistas la tendencia hacia una mayor intervención estatal en la vida económica y social, y en los países industriales de Europa occidental y de América del Norte se desarrolló el denominado Estado de bienestar. Estas tendencias también se manifestaron en la Argentina, durante este período. Si bien el gobierno de la década del 30 había intervenido en el plano económico, había dejado de lado el plano social, ignorando la situación de pobreza en la que vivía gran parte de la población. El Estado que se construyó durante los gobiernos peronistas intervino en el plano económico y en el social, garantizando el bienestar de la población, sobre todo el de los trabajadores que eran su principal fuente de apoyo. La abundancia de divisas y los buenos precios de las exportaciones permitieron sostener el importante aumento del gasto público. Se favoreció el pleno empleo, la fijación de salarios mínimos, y el establecimiento de precios máximos, que garantizaban el acceso a los principales bienes de consumo. Además, el acceso a créditos otorgados por el Banco Hipotecario y los planes de vivienda, permitieron a muchos trabajadores obtener su primera casa. También se desarrollaron planes de construcción de hospitales y escuelas para garantizar la gratuidad y el buen funcionamiento de estos servicios. Así, la educación se extendió a sectores de la sociedad que antes no tenían acceso y se convirtió en un modo de ascenso social, incluso se creó una universidad para que los hijos de los trabajadores puedan acceder a ella (la UTN). La Fundación Eva Perón cumplió un rol muy importante en todos estos aspectos. Otro ámbito en el que se manifestó la política del peronismo fue en las nuevas posibilidades para que los trabajadores puedan usar el tiempo libre. Las vacaciones con goce de sueldo, impulsadas por la Secretaría de Trabajo y Previsión, fueron acompañadas por un programa de turismo social enfocado a las clases trabajadoras. De este modo, apareció el esparcimiento en los lugares de veraneo como programa para el uso del tiempo libre. Los sectores trabajadores comenzaron a tener acceso a lugares antes negados a ellos. El caso más paradigmático fue el del balneario de Mar del Plata, el cual tradicionalmente, había sido un lugar de veraneo de los sectores más acomodados de la sociedad argentina y ahora empezaba a ser un lugar de veraneo popular. Para favorecer el acceso a los lugares turísticos se emprendieron obras viales, y al tren se sumó el micro cómo transporte alternativo. Además, los sindicatos y la Fundación Eva Perón crearon programas para abaratar los costos del alojamiento en hoteles y pensiones, y se construyeron otros lugares de esparcimiento. Un ejemplo fue el de las colonias de vacaciones, como la de Chapadmalal y la de Embalse Río Tercero, cuya administración quedó a cargo de la Fundación Eva Perón, y la construcción de tres gigantescas piscinas en las cercanías de Ezeiza. También se organizaban campamentos colectivos y viajes de fin de semana para conocer diferentes puntos del país. Otro de los ámbitos en los que el gobierno intervino, y que se relacionaba con el uso del tiempo libre por parte de los trabajadores, fue el deporte. Además de brindar ayuda económica a los clubes de fútbol se organizaban torneos y campeonatos. Asimismo, se fomentó el desarrollo del boxeo, el básquet, el ciclismo y el automovilismo. Si bien todas estas intervenciones estatales mejoraron la calidad de vida de los trabajadores, también es cierto que este era un modo de controlarlos. Al manejar el uso del tiempo libre, el peronismo se aseguraba que los sectores populares no se alejaran de las actividades "permitidas" por el régimen, coartando cualquier agenda disidente. EVITA Sin duda, dentro del peronismo la figura más vinculada a la acción social fue Eva Perón. Durante la primera presidencia de Perón, su esposa, Eva Duarte de Perón (Evita), cumplió un rol muy importante. Ya desde los primeros años de gobierno, Evita comenzó a construir un lazo personal con los sindicatos, pero en lo que más se destacó fue en su labor de ayuda social. Evita atendió las necesidades populares a través de los organismos estatales y de la Fundación Eva Perón, la cual se creó en el año 1948 y fue donde recibía personalmente a quienes buscaban su ayuda. La fundación obtenía fondos a través de contribuciones del Estado, de la CGT, y de donaciones de empresas privadas, que no siempre fueron voluntarias. Estos fondos se empleaban para ayudar a madres solteras, realizar campañas de vacunación, realizar campeonatos de futbol que servían además para elaborar fichas medicas de miles de chicos y curarlos, crear colonias de vacaciones que permitieron a los chicos pobres conocer el mar por primera vez, y construir hospitales, hogares, comedores, escuelas y complejos de viviendas. Por todo esto, comenzaron a llamarla "la abanderada de los humildes". Eva Perón era el nexo entre el líder y el pueblo, era parte del Estado peronista, pero a la vez un componente externo a él. La creciente influencia de la Fundación y de la figura de Eva provocó el recelo de las mujeres de clases altas que tradicionalmente se habían ocupado de esas tareas. Además fue duramente atacada por los sectores medios y altos que aparentemente preocupados por la moral, cuestionaban su pasado de actriz. Eva Perón también se destacó por su trabajo en pos de la integración de la mujer como sujeto político. En este sentido, fundó el Partido Peronista Femenino y en el año 1947 impulsó la ley que le otorgó a la mujer la posibilidad de votar. De este modo, el voto pasó a ser verdaderamente universal. Cuando comenzó la campaña presidencial para la reelección de Perón, en 1951, la CGT propuso la fórmula Perón- Perón; Evita ocuparía el cargo de vicepresidenta. Sin embargo, por presión de las Fuerzas Armadas, y afectada por una enfermedad terminal, tuvo que renunciar a su candidatura. Lo hizo desde un palco levantado en la avenida 9 de julio, frente a una multitud que la aclamaba. El 26 de julio de 1952, Eva Perón murió muy joven y fue velada ante la presencia de miles de manifestantes. LA PERONIZACIÓN DE LA SOCIEDAD Durante los años del primer peronismo, el Estado emprendió una política tendiente a exaltar las figuras de Perón y Evita, y a reforzar la identificación de las mejoras sociales con el gobierno peronista. Los instrumentos propagandistas fueron variados, desde los medios de comunicación hasta los manuales escolares. La función de estas políticas, además de la propaganda, fue informar las acciones de gobierno. A raíz de esta difusión de discursos e imágenes, la imagen de Perón y de los símbolos peronistas estuvieron presentes tanto en la esfera pública como en los ámbitos privados de cada hogar. FIN DEL PRIMER GOBIERNO DE PERÓN Entre 1947 y 1949, las exportaciones argentinas de productos manufacturados y agrarios (carne y cereales) comenzaron a decaer, debido una parte al aumento de producción de los agricultores norteamericanos y la recuperación de la agricultura europea. En el período que va entre 1949 y 1952 concluyó la fase expansiva del modelo y se inició la crisis. Descendió la producción en el sector agrario, en parte debido a la sequía de 1949 y continuó descendiendo en 1950. Además, el mayor poder de compra de los sectores urbanos posibilitó el aumento del consumo interno de los alimentos, dejando menos productos para exportar. La severa sequía ocurrida entre 1951 y 1952 complicaba aún más las cosas, obligando a la formulación de un plan económico de emergencia. Además el dinero acumulado durante la Segunda Guerra Mundial se fue agotando con la compra de servicios públicos, políticas sociales y créditos industriales mientras a la vez que disminuía la entrada de divisas a la Argentina. Esta situación tuvo su origen en dos causas: por un lado, se registraba una baja en la oferta de productos agrarios (provocada por la sequía y por la falta de incentivos a la producción), pero, además, el plan Marshall obligaba a los países europeos a comprar únicamente productos agropecuarios estadounidenses. A pesar de esto, se dio un aumento de las importaciones de bienes de capital e insumos, lo que generó un déficit de divisas (que no haya dinero ya que se gasta más de lo que se vende). SEGUNDA PRESIDENCIA DE PERÓN El primer intento golpista contra Perón se había concretado el 28 de setiembre de 1951, poco antes de las elecciones presidenciales. El objetivo de los militares era impedir que Perón accediera a un segundo mandato presidencial. El golpe fracasó y sus líderes fueron encarcelados, a pesar de que Eva Perón y la CGT pidieron la pena de muerte para los golpistas. En 1951 Perón ganó las elecciones presidenciales y en 1952 asumió su segunda presidencia. SEGUNDO PLAN QUINQUENAL El segundo mandato de Perón tuvo lugar en un contexto internacional y nacional. Como se mencionó anteriormente, entre 1949 y 1952, distintos hechos afectaron el desarrollo de la economía argentina. Las nuevas condiciones económicas, a las que se sumaba una fuerte inflación, obligaron al gobierno a cambiar de rumbo. Así, en 1952, se puso en marcha el Segundo Plan Quinquenal, que planteaba modificaciones en la política económica. En primer lugar, el IAPI dejó de ser el organismo que subsidiaba a la industria y comenzó a financiar solamente la actividad agropecuaria. Esta medida se dio para aumentar las exportaciones agrarias para obtener dinero, indispensables para sostener la cantidad de importaciones que requería el proceso de industrialización. El IAPI comenzó a comprar productos a precios superiores a los del mercado mundial y a hacer campañas para diversificar la economía rural; se promovió la recuperación industrial estableciendo control de precios, salarios y aumentando la productividad. Perón acordó con los sindicatos y con la dirección de las empresas el aumento de la productividad. Además con respecto al campo se planificó un aumento de la superficie de tierras sembradas y para superar la escasez de mano de obra agrícola, se propuso que trabajaran los reclutas del ejército. En segundo lugar, se redujo el gasto público, se congelaron los convenios colectivos de trabajo y los aumentos salariales quedaron sujetos a posibles aumentos en la productividad de los trabajadores. Se imponía un programa austero donde se le solicitaba al pueblo disminuir el consumo con el fin de ayudar a reducir la inflación. Uno de los objetivos del plan era avanzar en la industrialización pesada. Así, el país dejaría de depender de las importaciones de maquinaria e insumos para poner en marcha la industria. Para cumplir con esto, el Estado se propuso recurrir al capital internacional mediante la ley de inversiones extranjeras, que pasaba por alto a la Constitución de 1949. El caso más llamativo de este cambio con respecto al capital extranjero fueron los contratos que Perón firmó con la Standard Oil de California (Estados Unidos) para que esta empresa pudiera explorar y explotar el petróleo de Santa Cruz, sin embrago el petróleo y otros hidrocarburos que se descubrieran debían ser entregados a YPF hasta tanto se cubriera la demanda interna; además le daba enormes ventajas a esta compañía norteamericana. Las críticas hacia este contrato fueron enormes: Se opusieron los partidos Radical, Socialista, Conservador, Demócrata Progresista y el recién formado Demócrata Cristiano. Si bien creció el flujo de inversión extranjera, la oposición parlamentaria, que incluyó a parte del bloque oficialista, obstaculizó la política de Perón en el sector petrolero. Con todo lo mencionado, queda evidenciado que el Estado había gastado más de lo que podía. La solución parecía ser volver a una economía más tradicional y la aplicación de ajustes en los salarios y las políticas sociales. Enfrentando fuertes intereses, el peronismo logró la industrialización parcial de la Argentina, pero no pudo crear un sector industrial con el suficiente poder como para enfrentar al tradicional sector terrateniente. OPOSICIÓN AL PERONISMO Durante la segunda presidencia de Perón, algunos conflictos que estaban latentes desde el primer gobierno, sumados a otros nuevos, comenzaron a salir a la luz. Los principales focos de oposición surgieron en la Iglesia, en las Fuerzas Armadas y en los partidos políticos. Entre 1954 y 1955, la relación entre Perón y la Iglesia cambió en forma drástica. Al principio la Iglesia había apoyado a Perón. Uno de los motivos que generaron descontento en la Iglesia fue la intervención del Estado en la asistencia social que, tradicionalmente, le correspondían a la Iglesia. Por otra parte, también generó disgustó a la Iglesia el culto a las imágenes de Perón y Evita que se imponía desde el Estado. El creciente descontento de la Iglesia provocó la creación del Partido Demócrata Cristiano. La ruptura definitiva se dio cuando Perón persiguió a sacerdotes que consideraba opositores, eliminó el dictado de la enseñanza religiosa en las escuelas, aprobó la legalización del divorcio, permitió el funcionamiento de los prostíbulos, prohibió las procesiones religiosas y creó una institución que tenía como objetivo organizar actividades deportivas para los estudiantes secundarios fuera del horario de clase, a la Iglesia no le gustó porque rivalizaba con las organizaciones juveniles promovidas por ella. La Acción Católica auspició en Córdoba marchas antigubernamentales de estudiantes. La relación con las Fuerzas Armadas también se modificó durante la segunda presidencia. La creciente intervención de Perón dentro del Ejército, que premiaba más la fidelidad a la doctrina justicialista que las competencias profesionales, comenzó a generar descontento en las capas intermedias. Por otra parte, la separación del peronismo respecto de la Iglesia también provocó el alejamiento de muchos militares. Finalmente, a raíz del contrato con la Standard Oil el gobierno fue acusado de quebrantar la soberanía nacional. A estos sectores se sumó la oposición de los partidos políticos tradicionales que, desde un comienzo, habían entrado en conflicto con el peronismo: los socialistas, debido a que habían perdido su principal base de apoyo (los trabajadores), y los comunistas, que habían sufrido la competencia en el plano de las organizaciones obreras. Por último, los conservadores también se alinearon en las líneas opositoras. A su vez, también los terratenientes, representados por la Sociedad Rural, formaron parte de la oposición debido a que vieron perjudicados sus intereses por el accionar de IAPI y las políticas industrializadoras. Sumado a todo lo mencionado, el peronismo tuvo ciertas características autoritarias y personalistas que irritaban a la oposición. Durante gran parte del gobierno peronista fue muy difícil poder expresar ideas opositoras con libertad. Los partidos políticos estaban muy limitados en sus actividades partidarias. Las actividades de sus seguidores eran vigiladas por la policía y sus medios de prensa encontraban grandes dificultades para poder editarse y circular. En las comisarías eran frecuentes las torturas a los detenidos políticos. El diario conservador La Prensa fue cerrado y transferido a la CGT. El diario socialista “La Vanguardia” fue cerrado infinidad de veces por motivos. En las universidades, los estudiantes protestaban por el bajo nivel educativo y la importante presencia de profesores de tendencias fascistas. Líderes como el radical Ricardo Balbín y el socialista Alfredo Palacios sufrieron la cárcel y el exilio. Las críticas de la oposición apuntaban generalmente a la denuncia de casos de corrupción y a los excesos del autoritarismo. La oposición de todos estos sectores quedó condensada en la celebración del día de Corpus Christi. El 11 de junio de 1955, miles de personas desafiaron la prohibición de las peregrinaciones impuestas por el gobierno y formaron una multitudinaria procesión que se extendió desde la Catedral hasta el Congreso Nacional para expresar su rechazo a Perón. FIN DEL GOBIERNO DE PERÓN Y GOLPE DE ESTADO DE 1955 El creciente descontento desembocó en el derrocamiento de un gobierno por la fuerza. El golpe de Estado que destituyó a Perón tuvo dos etapas. Un primer intento fallido ocurrió al mediodía del 16 de junio de 1955, cuando un sector de la Marina y la Fuerza Aérea se alzó contra el gobierno bombardeando la Casa de Gobierno con el objetivo de matar al presidente. Una intensa niebla retrasó el operativo y, gracias a esto, Perón pudo refugiarse lejos de la Casa Rosada. De todos modos, la Aeronáutica lanzó un bombardeo sobre la Plaza de Mayo, que provocó la muerte de 300 personas que se encontraban allí, y otras 600 resultaron heridas. La respuesta a este feroz ataque tuvo lugar la noche de ese 16 de junio por parte de los peronistas: varias iglesias de la ciudad fueron saqueadas e incendiadas, y la CGT repartió armas entre los obreros. Después de estos disturbios, Perón llamó a la conciliación de los diferentes sectores, pero no tuvo eco en los principales frentes de oposición: clase media, Iglesia y militares. Los ataques continuaron y estalló una sublevación en Córdoba que fue apoyada por varias divisiones del ejército y la totalidad de la Marina. Los combates duraron cinco días a lo largo de los cuales la armada logró controlar el litoral marítimo y amenazó con bombardear las refinerías de petróleo de La Plata y a la propia ciudad de Buenos Aires si Perón no renunciaba. El 16 de septiembre de 1955 se produjo, finalmente, el golpe de Estado que derrocó a Perón. Así comenzó la llamada "Revolución Libertadora", tras la cual Perón se vio obligado a emprender un largo exilio. El general Eduardo Lonardi asumió la presidencia y encaró una política de tolerancia hacia las estructuras peronistas; sin embargo, esta tolerancia impulsó a un sector de las Fuerzas Armadas a destituirlo dos meses después y a reemplazarlo por el general Pedro Eugenio Aramburu. Aramburu pretendía erradicar el peronismo de la sociedad argentina, y tomó ciertas medidas para lograr su cometido: disolvió el Partido Peronista, intervino la CGT, derogó la Constitución de 1949 y dictó el decreto 4161, el cual prohibía el uso de cualquier símbolo peronista e incluso pronunciar el nombre de Perón.