MÓDULO 1: Relaciones Internacionales: Marco Teórico PDF
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Elvira Sánchez Mateos
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Este módulo introduce los conceptos y teorías básicos de las Relaciones Internacionales. Se analizan las principales aportaciones teóricas, desde las grandes tradiciones de pensamiento hasta los paradigmas modernos de las relaciones internacionales. Se presenta un marco conceptual para comprender los actores, la estructura y las dinámicas del sistema internacional.
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El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico PID_00250469 Elvira Sánchez Mateos Tiempo mínimo de dedicación recomendado: 8 horas © FUOC PID_00250469 El estudio de las relaciones internacionales. Marco te...
El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico PID_00250469 Elvira Sánchez Mateos Tiempo mínimo de dedicación recomendado: 8 horas © FUOC PID_00250469 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico Elvira Sánchez Mateos Profesora lectora de Relaciones in- ternacionales. Doctora en Ciencia Política (cum laude, Universidad Au- tónoma de Barcelona, 1995) y más- ter en Relaciones Internacionales (Paul Nitze School of Advanced In- ternational Studies, Johns Hopkins University, 1989). Actualmente, es profesora colaboradora de la UOC y profesora asociada a la Universidad de Barcelona. Ha sido coordinado- ra general de Casa Asia e investiga- dora sénior de la Fundación CIDOB. Sus líneas de investigación son la se- guridad internacional y la geopolí- tica en las áreas de Oriente Medio y Asia y ha publicado varios artícu- los y capítulos de libros sobre estas áreas de estudio. Ha sido profesora de Relaciones internacionales en la Universidad Autónoma de Barcelo- na y en la Universidad de Lleida y al IBEI, y ha participado en cursos y seminarios en España, en diferentes países de Europa y del Mediterráneo y también en Estados Unidos. Ha si- do investigadora del Instituto de Es- tudios de Seguridad de la UE y de la OTAN. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño general y la cubierta, puede ser copiada, reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea este eléctrico, mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita del titular de los derechos. © FUOC PID_00250469 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico Índice Introducción............................................................................................... 5 Objetivos....................................................................................................... 6 1. Teoría y conceptos............................................................................. 7 1.1. Las relaciones internacionales como área de estudio................. 7 1.2. Las grandes tradiciones de pensamiento: Maquiavelo, Hobbes, Grotius, Kant................................................................. 10 1.3. Las grandes aproximaciones teorizantes..................................... 14 1.3.1. Idealismo........................................................................ 14 1.3.2. Marxismo....................................................................... 17 1.3.3. Realismo......................................................................... 21 1.3.4. Transnacionalismo......................................................... 23 1.3.5. Estructuralismo.............................................................. 27 1.4. El concepto de régimen internacional y nuevas corrientes teóricas......................................................................................... 29 1.5. Reflexiones sobre poder, orden y moralidad en las relaciones internacionales............................................................................ 34 2. El sistema internacional. Instrumentos de análisis.................. 39 2.1. Los actores del sistema internacional: definición y tipología..... 39 2.1.1. El estado......................................................................... 39 2.1.2. Las organizaciones internacionales intergubernamentales.................................................... 47 2.1.3. Los actores transnacionales........................................... 61 2.1.4. Otros actores internacionales........................................ 66 2.2. La estructura del sistema internacional...................................... 67 2.2.1. Las potencias.................................................................. 67 2.2.2. Poder y polaridad.......................................................... 71 2.3. Dinámicas del sistema internacional.......................................... 73 2.3.1. La dinámica de conflicto............................................... 73 2.3.2. La dinámica de la cooperación..................................... 81 2.3.3. La dinámica de la integración....................................... 85 Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 93 Solucionario................................................................................................ 94 Bibliografía................................................................................................. 95 © FUOC PID_00250469 5 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico Introducción Este primer módulo de la asignatura de Introducción a las relaciones interna- cionales se divide en dos apartados. En el primer apartado se expone el origen de la disciplina de las relaciones internacionales y se analizan las principales aportaciones teóricas, tanto las grandes tradiciones de pensamiento y los autores clásicos como los paradigmas de explicación más importantes. Se revisan los principales conceptos de cada uno y se resaltan sus contribuciones y debilidades más significativas. En el segundo apartado se presentan los grandes instrumentos de análisis del sistema internacional. Una parte importante se dedica a los actores internacio- nales: el estado y las organizaciones internacionales. A continuación, se desa- rrolla el apartado correspondiente a la estructura del sistema internacional, partiendo de los conceptos de potencia y polaridad. Finalmente, se explican las grandes dinámicas del sistema internacional: la dinámica de conflicto, la de cooperación y la de integración. © FUOC PID_00250469 6 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico Objetivos Los objetivos de este primer módulo se orientan a introducir los conceptos e instrumentos teóricos básicos de las relaciones internacionales, que posterior- mente se utilizarán en el estudio del sistema internacional. El apartado 1, «Teoría y conceptos», tiene el objetivo de familiarizar al estu- diante con los elementos, conceptos e instrumentos de análisis de la discipli- na: las grandes corrientes teóricas que emanan del pensamiento político clá- sico y su influencia en las aproximaciones teóricas al estudio de las relaciones internacionales. El apartado 2, «El sistema internacional. Instrumentos de análisis», tiene el objetivo de conocer cuáles son los actores básicos de las relaciones internacio- nales y cuál es la estructura del sistema internacional, así como también las grandes dinámicas de este sistema: la dinámica del conflicto, la dinámica de cooperación y la dinámica de integración. © FUOC PID_00250469 7 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico 1. Teoría y conceptos 1.1. Las relaciones internacionales como área de estudio Analizar la realidad internacional implica acercarse a un escenario complejo, situación que no es exclusiva de esta disciplina. Todas las ciencias sociales deben trabajar en un terreno resbaladizo, en el que el análisis (o mejor, los análisis) no está exento de prejuicios y percepciones sesgadas. No es ajeno a esto el hecho de que las relaciones internacionales sean un ámbito de estudio próximo a la decisión y la opinión políticas sobre cómo es el mundo y cómo nos gustaría que fuera. El ejercicio intelectual que ha de llevar a cabo el estudioso de las rela- ciones internacionales es doblemente arriesgado: por un lado, analizar la realidad internacional de la manera más próxima posible a la objeti- vidad científica, y por otro, utilizar métodos de análisis que tiendan a garantizar la independencia respecto a cosmovisiones o ideologías par- ticulares. De esto se deriva que el acercamiento al mundo internacional implica una aproximación a fenómenos que son objeto de controversia, un hecho que va unido a la utilización de marcos conceptuales propios de una disciplina joven y que, por tanto, todavía no ha podido desarrollar (quizá no lo haga nunca) un cuerpo teórico universalmente válido, dado que no hay consenso sobre los conceptos centrales de la disciplina. No obstante, la riqueza de las relaciones internacionales radica, precisamente y entre otras cosas, en la pluralidad de enfoques y de análisis, así como en el debate permanente que mantienen los estudiosos acerca de su interpretación de la realidad internacional. Lo que te- nemos delante es, pues, un pluralismo paradigmático, que aporta diferentes conceptos y teorías útiles para comprender el mundo. De entrada vale la pena destacar que el pensamiento y el análisis sobre las re- laciones internacionales se han centrado, hasta fechas muy recientes, en el es- tudio de las relaciones entre estados y su papel –exclusivo o no– como actores en el sistema internacional. La única excepción a esta afirmación son los es- tudios marxistas o de orientación marxista, inspirados en la centralidad de las clases sociales como actor internacional. Sin embargo, la teoría marxista sobre las relaciones internacionales, por razones esencialmente políticas, se ha visto impugnada o ignorada en muchos ambientes científicos, y, de hecho, los aná- lisis basados en el marxismo son marginales en el desarrollo de la disciplina. © FUOC PID_00250469 8 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico El origen de los estudios sobre relaciones internacionales hay que situarlo des- pués de la Primera Guerra Mundial, en la década de los años veinte del siglo pasado. Esta afirmación puede parecer un contrasentido, dado que relaciones entre estados existen desde la creación del estado moderno. Y conviene no olvidar que autores clásicos importantes han sido fuente de inspiración y ba- se de aproximaciones teóricas de las relaciones internacionales. Maquiavelo, Hobbes, Kant o Grotius, o mucho antes que ellos Tucídides y su famosa Histo- ria de la guerra del Peloponeso, son autores recuperados para la disciplina desde sus ámbitos más conocidos del pensamiento político y de la historia. Sin em- bargo, es cierto que hasta el siglo XX no se produjo una intensificación de la preocupación sobre la cuestión internacional desde el marco académico. Ya antes de la Primera Guerra Mundial existían unos cuantos centros de estu- dio dedicados a la realidad internacional, como el estadounidense Carnagie Endowment for International Peace y el World Peace Foundation. En 1919 surgieron en Londres y en Nueva York, respectivamente, el Royal Institute of International Affairs y el Council of Foreign Relations. En el mismo año se creó la primera cátedra dedicada al estudio de la realidad internacional: la cátedra Woodrow Wilson en la Universidad de Gales. Así pues, la disciplina de las relaciones internacionales nació en el mundo an- glosajón después de la Primera Guerra Mundial. La explicación de que emer- giera en un ámbito geográfico concreto y en un momento histórico determi- nado está relacionada con la existencia de una larga tradición intelectual en la que tienen mucha importancia los estudios históricos y de ciencia política, en contraposición con el mundo europeo continental, más proclive al estudio del derecho y de la historia diplomática, y también con el impacto intelectual de la primera gran guerra. El enfoque de los primeros estudiosos fue esencialmente descriptivo-norma- tivo: descripción de los acontecimientos internacionales y aproximación al conjunto de normas para organizar la vida internacional. La Paz de Versalles, que puso fin al conflicto bélico, representó un nuevo tipo de moral pública después del horror y el trauma de la primera contienda mundial. A partir de 1920 aparecieron instituciones y centros que se correspondían con estos con- dicionantes morales: la preocupación por erradicar la guerra y por conseguir la paz. La identificación del momento histórico de la Primera Guerra Mundial como punto de partida de la disciplina de las relaciones internacionales se debe a un conjunto de explicaciones: 1) En primer lugar, la disciplina creció como resultado del deseo de instaurar un orden internacional de paz y seguridad después de los desastres producidos por la guerra. En este sentido, y vinculado con lo anterior, se produce una © FUOC PID_00250469 9 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico toma de conciencia de la importancia de factores ideológicos, económicos y sociales para entender una realidad internacional que hasta entonces se había reducido al estudio del mundo de la diplomacia. 2) En segundo lugar, la guerra produjo mayor heterogeneidad en los actores e implicó cambios en la sociedad internacional: la guerra supuso la emergencia de América, en contraposición con un mundo hasta entonces dominado por Europa; asimismo, surgieron estados con sistemas políticos marcadamente di- ferentes de los conocidos, como la Rusia bolchevique. 3) Finalmente, actores que no eran estados –los nacionalismos– emergieron y adquirieron un protagonismo desconocido hasta entonces. Se puede decir que estos fenómenos permitieron percibir una mayor interrelación entre la política interior y la política exterior de los países, antes consideradas esferas separadas y sin vínculos. Evidentemente, las relaciones internacionales son un «invento» del siglo XX, pero la preocupación sobre la cuestión internacional se inspira en autores clá- sicos del pensamiento político, y ya está presente en disciplinas afines como la historia diplomática, el derecho internacional y la ciencia política. La his- toria diplomática es la que trata de los tratados entre los estados, que evolu- ciona a partir del siglo XVIII hacia el estudio del sistema europeo de estados y se convierte en el siglo XX en el estudio histórico de las relaciones entre los estados a partir de los documentos diplomáticos. No cabe duda de que las re- laciones internacionales están muy relacionadas con la disciplina histórica y, de hecho, la historia constituye una disciplina auxiliar, especialmente en el mundo anglosajón. Un hecho similar se da respecto a la influencia del derecho internacional, una disciplina que se desarrolla a partir del siglo XVI y estudia el ordenamiento jurídico de las relaciones entre los estados. El estadocentrismo y positivismo de esta disciplina marcan el estudio de las relaciones internacionales en la Europa continental. Sin embargo, mientras que la ley del derecho es una ley norma- tiva, en las relaciones internacionales este no es un elemento de importancia central (o al menos no el único) para explicar la realidad. Respecto a la ciencia política, una disciplina que surge en el mundo anglosajón a finales del siglo XIX centrada en el estudio del comportamiento político, su vinculación con las relaciones internacionales todavía es más amplia, dado que permite utilizar instrumentos conceptuales –las relaciones de poder, el estudio del estado, la política interna y su influencia en la política exterior– que son relevantes para nuestra disciplina. Las relaciones internacionales nacen como una disciplina autónoma de las otras mencionadas debido a la necesidad de aprehender globalmente una realidad internacional compleja. De hecho, el concepto de relaciones inter- nacionales incluye: © FUOC PID_00250469 10 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico Las relaciones entre estados. Aspectos de la política interior que influyen en la vida internacional (co- mo, por ejemplo, la política económica). Las relaciones no gubernamentales (las relaciones entre empresas multi- nacionales, por ejemplo). Las relaciones entre grupos de poder (como las relaciones entre grupos de presión). De este modo, podemos concretar que el objeto de estudio de las relaciones internacionales es la sociedad internacional, que se podría describir como aquella que trasciende las fronteras nacionales. La sociedad internacional se compone de un conjunto de unidades polí- ticas independientes que actúan unas sobre otras con cierta regularidad; también la podemos definir como un medio descentralizado donde co- existen múltiples entidades con poder político autónomo. De manera más simplificada, las relaciones internacionales son el estudio de la so- ciedad internacional, entendida como la sociedad de estados pero en la que también actúan actores no estatales. Dado que en la sociedad internacional los diferentes actores interactúan, las relaciones internacionales estudian el sistema internacional, que se caracteriza por integrar un número limitado de actores (los estados, las organizaciones internacionales y las fuerzas transnacionales), los cuales no se pueden estudiar separadamente ni sin referirse al medio en el que se desarrollan, como el medio natural, que condiciona mucho la vida social y caracteriza un tipo de vida humana diferente; el medio económico, que implica diferentes situaciones y, por tanto, desigualdad; el desarrollo tecnológico; la demografía o el medio ideológico, dado que cada sociedad, según su evolución, ha generado modelos ideológicos diferentes, y en muchos casos antagónicos. 1.2. Las grandes tradiciones de pensamiento: Maquiavelo, Hobbes, Grotius, Kant Aunque la disciplina de las relaciones internacionales tenga apenas un siglo de existencia, utiliza el conocimiento acumulado sobre la política desde dis- ciplinas afines. Por ello los autores clásicos de las relaciones internacionales también son autores clásicos del pensamiento político, si bien deben ser en- tendidos en su contexto histórico y no permiten una lectura textual. Lo que © FUOC PID_00250469 11 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico nos interesa de los autores clásicos son conceptos e ideas que han conformado el poso intelectual en el que se basan las escuelas de análisis e interpretación de las relaciones internacionales. Considerando la centralidad del estado en las relaciones internacionales, el primer autor de referencia es el primero que reflexiona sobre el estado mo- derno. Nicolás Maquiavelo nació en Florencia, durante el periodo republi- cano dominado por los intereses de una familia de banqueros, los Medici, en un contexto caracterizado por la existencia de un sistema de equilibrio de po- der entre el Papado, Nápoles, Venecia y Milán, alterado con frecuencia por los intereses de España, Francia, Alemania y Suiza. El pensador vivió unos cuantos años (la primera mitad del siglo XVI) de constante inestabilidad y guerras en Europa. Para Maquiavelo, es central la idea del estado. Esta idea surge de la necesidad de un poder centralizado, después de la fase en la que predominaron la cris- tiandad y las instituciones medievales, en el sentido de poner límites al uso legítimo de la fuerza, conseguir la integración económica de un territorio y controlarlo mediante una delimitación precisa de fronteras. La afirmación de la centralidad del estado va unida a su calidad moral –la seguridad y la super- vivencia–, que permite distinguir entre moralidad pública y moralidad priva- da, y entre las cuales existe un divorcio evidente: el estado tiene sus propias reglas y debe ser juzgado según un punto de vista político. Para Maquiavelo, los estados no existen en aislamiento, sino en un mundo que está en conflicto (con referencia al sistema europeo de estados de su época), por lo que la neutralidad no es normalmente una opción posible para los estados. Según Maquiavelo, la guerra es central e inevitable, dado que define las fronteras, colabora en la formación del poder del estado y permite su expansión. El gobernante (el príncipe) tiene que disponer de un poder fuerte, dado que este es la única garantía de seguridad (por la vía de un ejército), y también de virtud, entendida como la habilidad y la deter- minación de proseguir cualquier acción que permita la consecución de los objetivos políticos. Thomas Hobbes intentaba esencialmente encontrar soluciones a su propia sociedad, dividida por la disputa entre el rey y el Parlamento y por la posterior y cruenta guerra civil inglesa de la primera mitad del siglo XVII. Para Hobbes, la búsqueda de la seguridad es inseparable de la búsqueda de poder, dado que fuera de la sociedad se desarrolla una lucha de todos contra todos, el célebre axioma «el hombre es un lobo para el hombre». Para este autor, el poder del estado se justifica porque contribuye a la seguridad de los individuos. Dado que la sociedad es una suma de intereses individuales egoístas, el estado es un Leviatán, un actor de poder descomunal, que sirve a las aspiraciones de segu- © FUOC PID_00250469 12 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico ridad privada. La soberanía es un pacto entre hombres que se comprometen a obedecer a una persona ficticia, el estado, a cambio de seguridad. El estado no puede obtener legitimidad sin obtener poder, que es necesario para la preser- vación. El gobierno solo se justifica porque proporciona paz, confortabilidad y seguridad a los individuos y a sus propiedades. El sistema internacional en la visión hobbesiana es un estado de naturaleza, y un estado de guerra, igual que la sociedad, donde todo individuos odia al resto de individuos. Por tanto, la lucha entre los estados es una lucha por el control de recursos para adquirir más seguridad. La paz, para Hobbes, es el tiempo que transcurre entre guerras, aunque el sistema internacional impone sus propias limitaciones, dado que los estados no se pueden expandir eternamente. Así, en la visión hobbesiana, las relaciones internacionales serían un estado de guerra de todos contra todos y de intereses excluyentes. Las únicas normas y los principios válidos en la conducta de los estados serían la prudencia y la conveniencia, sin mayores restricciones legales o morales. Tanto Maquiavelo como Hobbes son autores capitales en el realismo, una de las tradiciones que más influencia ha tenido en las relaciones internacionales y que entiende la política internacional como un estado de guerra y conflicto. Como veremos más adelante, es la base de una de las aproximaciones teori- zantes, el realismo político, considerada hegemónica hasta la actualidad. No obstante, otras escuelas –como la internacionalista de Grotius, que entiende la política internacional como un fenómeno que se desarrolla en el seno de la sociedad internacional, o la universalista de Kant, que considera que la polí- tica internacional contiene elementos para desarrollar una comunidad de la humanidad– completan el triángulo de tradiciones en competencia. Hugo de Groot (Grotius) nació en los Países Bajos a finales del siglo XVI en un periodo marcado por las guerras de religión en Europa, y a él se debe la idea de sociedad internacional como sociedad de estados y la creencia en el derecho como método para regular la guerra y la vida internacional. Grotius distingue entre la ley natural, aquella que no es resultado de la crea- ción humana, sino fruto de la gracia divina o de la inteligencia humana ins- pirada por Dios, y la ley positiva, una creación de los hombres en un acto deliberado, que es la válida para regular las relaciones entre los estados, enten- diendo que la ley de las naciones está basada en el interés mutuo y la recipro- cidad. Su preocupación por la guerra y por la necesidad de crear normas sobre esta llevará a la distinción entre el ius ad bellum, las normas para declarar la guerra, y el ius in bellum, las normas que deben regir la conducta durante la guerra, como fórmulas para superar la tensión entre lo que es justo y lo que es © FUOC PID_00250469 13 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico injusto (quién tiene derecho a declarar una guerra y quién se comporta ade- cuadamente durante esta guerra, distinción que desarrollará posteriormente los conceptos de guerra justa y guerra injusta). Para Grotius existe una sociedad internacional emergente que necesita el derecho internacional para regular la diplomacia y el derecho a de- clarar la guerra y llevarla a cabo adecuadamente. Así, en la visión gro- tiana, los estados no están sometidos a una lucha permanente, sino que su actuación se ve limitada por normas e instituciones comunes, y por los imperativos de la moral y el derecho. Emmanuel Kant, profesor de Filosofía nacido en la ciudad prusiana de Kö- nigsberg (la actual Kaliningrado), busca la paz entre las naciones después de la historia de división e inicios del proceso de reconstrucción de Alemania de finales del siglo XVIII. Kant también percibe un estado de guerra en las relacio- nes internacionales, puesto que sin la ley, estas se convierten en un estado de naturaleza, en un sistema anárquico. Sin embargo, las leyes resuelven los pro- blemas internos e internacionales, superando el estado de anarquía y desarro- llando el camino hacia una paz perpetua, representada por la idea de gobierno mundial. No obstante, el propio Kant admite que no es el deseo de las nacio- nes traspasar sus poderes a una entidad superior con capacidad coercitiva, por lo que la idea del gobierno mundial en la forma de un «estado» mundial es impracticable. Y por eso opta por la idea de la federación de estados, basada en un pacto de no agresión mutua, como fórmula posibilista. Para Kant el progreso nace de los individuos, que se comportan de una manera moral, por temor a la guerra, vinculando así la política con la moralidad. El progreso también es producto de la economía liberal, dado que los estados liberales no son proclives a la guerra, porque la interdependencia aumenta los costes derivados del conflicto. En la visión kantiana, la que más contrasta con la tradición realista, hay imperativos morales que limitan la conducta de los estados no solamen- te con objeto de reducir el conflicto entre dichos estados, sino para su- perar el sistema de estados por la vía de la sociedad cosmopolita, lo que Kant denomina la comunidad de la humanidad, ya que hay conciencia de intereses comunes entre los hombres, oscurecida por el conflicto de intereses entre los gobernantes de los estados. Además de la influencia central de los autores mencionados en el estudio de las relaciones internacionales, hay otros autores clásicos, otras corrientes de pensamiento, cuyas aportaciones son esenciales para comprender el desarro- © FUOC PID_00250469 14 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico llo de la disciplina. Una de las aproximaciones de estudio relevantes es el li- beralismo de autores como Adam Smith, David Ricardo, Stuart Mill, Jeremy Bentham, Richard Cobden o J. A. Hobson. Para los liberales, la libertad del individuo no aboca al conflicto. Hay intereses comunes entre los individuos y entre los estados, se cree fir- memente en el progreso, y los estados, y también la naturaleza humana, no siempre son agresivos. Los estados son los principales actores en un sistema internacional en el que se busca el progreso económico, entendido en términos de bienestar humano, y el comercio, entendido en clave de armonía de intereses. Así, en un mun- do en el que hay estados, pero también organizaciones internacionales, el li- bre comercio y la economía liberal limitan el conflicto, y, a su vez, limitarían el papel del estado, garantizando la paz. Sin embargo, el pensamiento liberal también afirma que el laissez faire provoca desigualdad, por lo que la impor- tancia del estado radicaría en su capacidad de regular los conflictos que pro- vocan los políticos y los mercaderes; y llevado al plano internacional, sería necesario un equilibrio de poder entre los estados como mecanismo regulador de la búsqueda de los intereses particulares estatales. El pensamiento liberal se vincula con el internacionalismo de Grotius o el universalismo de Kant en el sentido de que niega la existencia de una ten- dencia natural hacia el conflicto y de que su preocupación central es el deseo de prevenir la guerra. Derivaciones contemporáneas del liberalismo son el in- ternacionalismo liberal (la creencia de que los contactos entre los pueblos mediante los viajes y el comercio facilitan unas relaciones internacionales pa- cíficas) y el institucionalismo (la creencia de que debe haber instituciones capaces de ejercer funciones que los estados no pueden asumir), origen este último de las modernas teorías sobre la integración y de las reflexiones sobre el transnacionalismo y la interdependencia. Mención aparte merece el idealismo político del periodo de entreguerras del siglo XX. 1.3. Las grandes aproximaciones teorizantes 1.3.1. Idealismo Precisamente el idealismo político, heredero del pensamiento liberal, es el pa- radigma de interpretación de la realidad internacional que irrumpe en el es- tudio de las relaciones internacionales de manera paralela a la emergencia de la disciplina. © FUOC PID_00250469 15 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico El idealismo confía en el progreso y en la eficacia del cambio por me- dio de la acción humana. Por tanto, postula una visión no determinis- ta de la historia. Su fe en la existencia de una armonía natural de in- tereses hace que entienda que los intereses de los actores internaciona- les, esencialmente el estado, son, igual que si lo aplicamos a los indivi- duos, complementarios y que, por tanto, las posibilidades de coopera- ción existen de hecho. Esta visión racionalista radical basada en el sentido común implica para los idealistas la posibilidad de crear un orden político internacional racional y moral utilizando el principio del buen gobierno. Así, el idealismo político en- tiende que la paz y la prosperidad pueden no ser parte de un orden natural, sino que deben ser construidos. El idealismo político tiene su apogeo en los años veinte del pasado siglo, en una fase de estudio de las relaciones internacionales que se podría calificar como fase idealista normativa. La principal preocupación de los estudiosos era la superación del estado de naturaleza y anarquía internacional por medio de un contrato social internacional que ordenara esas relaciones. El idealismo político se identifica con Woodrow Wilson, el presidente esta- dounidense que protagonizó la Paz de Versalles e ideólogo de la Sociedad de Naciones, quien intentó llevar a la práctica de las relaciones internacionales buena parte de los elementos característicos del liberalismo, y también ideas que entroncan con la tradición roussoniana. Wilson, en su famoso Discurso sobre los catorce puntos de 1918, afirmó que la paz solo se podía construir me- diante la creación de una institución internacional que regulara la anarquía del sistema internacional. Así, la sociedad internacional debería disponer de un sistema de gobernanza que garantizara la paz. Los catorce puntos de Wilson. Discurso ante el Congreso, 8 de enero de 1918 I. Acuerdos de paz, después de los cuales no habrá ententes privadas internacionales de ningún tipo. La diplomacia debe ser franca y pública. II. Libertad absoluta de navegación fuera de las aguas territoriales, tanto en tiempos de paz como de guerra, salvo que se trate de mares cerrados total o parcialmente debido a la acción internacional o por un acuerdo internacional. III. Supresión, en la medida de lo posible, de todas las barreras económicas y estableci- miento de condiciones comerciales de igualdad entre todas las naciones que acepten la paz y se comprometan a mantenerla. IV. Intercambio de garantías adecuadas de reducción de los armamentos nacionales hasta el menor punto compatible con la seguridad interna. V. Acuerdo libre, abierto e imparcial de las reclamaciones coloniales, basadas en un cum- plimiento estricto del principio de que la determinación de cuestiones de soberanía debe prever de manera equilibrada los intereses de las poblaciones afectadas y las reclamacio- nes de los gobiernos, cuyos derechos todavía se tienen que determinar. VI. Evacuación del territorio ruso y un acuerdo que asegure la cooperación mejor y más libre de las otras naciones en la obtención para Rusia de una oportunidad para la decisión © FUOC PID_00250469 16 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico independiente de su propio desarrollo político, asegurándole la bienvenida a la sociedad de naciones libres. VII. Bélgica debe ser evacuada y restablecida, sin ningún intento de limitar su soberanía. Ninguna acción servirá tanto como esta para restaurar la confianza de las naciones en las leyes que ellas mismas han creado para regular sus relaciones. Sin este acto, la estructura y la validez del derecho internacional quedarán dañadas para siempre. VIII. Se debe liberar el territorio francés y se le deben devolver las áreas invadidas. El daño inflingido por Prusia a Francia en 1871 en el asunto de Alsacia-Lorena, que ha perturbado la paz del mundo durante cincuenta años, debe ser reparado de manera que se asegure la paz en interés de todo el mundo. IX. Se tienen que reajustar las fronteras de Italia estableciendo líneas claras y reconocibles de nacionalidad X. Se ha de conceder a los pueblos de Austria-Hungría, cuyo lugar entre las naciones se ha de salvaguardar y garantizar, la oportunidad de desarrollo autónomo. XI. Rumanía, Serbia y Montenegro han de ser evacuados y sus territorios restaurados. Serbia tiene que disponer de un acceso libre y seguro al mar. Las relaciones entre los esta- dos balcánicos deben ser amistosas y basarse en las líneas de nacionalidad y lealtad his- tóricamente establecidas. Se han de dar garantías internacionales para su independencia política y económica, y la integridad territorial de los estados balcánicos. XII. Se debe asegurar la soberanía a la parte turca del actual Imperio otomano. Las otras nacionalidades bajo autoridad turca han de tener garantizadas la seguridad y la oportu- nidad de desarrollo autónomo. Los Dardanelos deben estar permanentemente abiertos como paso libre para los barcos y el comercio de todas las naciones bajo garantía inter- nacional. XIII. Se tiene que crear un estado polaco independiente que incluirá los territorios habi- tados por población polaca. Se le ha de garantizar un acceso libre y seguro al mar. Su independencia política y económica y su integridad territorial se deberán garantizar me- diante un acuerdo internacional. XIV. Se tiene que crear una asociación de naciones mediante acuerdos específicos para lograr garantías mutuas de independencia política e integridad territorial para todos los estados, sean grandes o pequeños. Fuente: Traducido, adaptado y resumido de: http://avalon.law.yale.edu/20th_century/wilson14.asp La oleada de liberalismo de las décadas de los años veinte y treinta del siglo XX se inspira en los autores clásicos ya mencionados, pero sobre todo en la refle- xión sobre las causas de la Primera Guerra Mundial. Wilson denunció en sus catorce puntos la paz armada y la diplomacia secreta como prácticas del siglo XIX que habrían desencadenado la Guerra Mundial. Para Wilson, animador principal de la creación de la Sociedad de Naciones como foro internacional para la conciliación de intereses, la vieja diplomacia tradicional no podía evi- tar la guerra y el sistema de equilibrio de poder había dado lugar a la carrera de armamentos, dado que se basaba en una espiral de desconfianzas. Las grandes asunciones del idealismo liberal recogen la tradición de los auto- res clásicos, inspirándose en la convicción de que los seres humanos no son de naturaleza agresiva y no buscan el poder de manera connatural. El siste- ma internacional debería basarse en el lado bueno de la naturaleza humana, de manera que se pudiese modificar el viejo juego de poder. Así, la guerra es consecuencia de desencuentros originados por los nacionalismos y los propios políticos, por la falta de racionalidad y de cooperación. © FUOC PID_00250469 17 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico No hay una incompatibilidad entre las naciones. Si se pone fin a la diploma- cia secreta y se somete la política exterior al control democrático, se puede lograr la paz, y se introducirán, por vía de la participación de los individuos, la moralidad y los derechos humanos en el sistema internacional, en el que tendrán un papel estabilizador, abriendo la puerta a la creencia en los efectos benéficos y movilizadores de la opinión pública sobre la acción política. Otra de las ideas centrales del pensamiento idealista liberal es la creencia de que el libre comercio conduce de manera natural a la paz, dado que existe una armonía natural de intereses y los individuos advertirán las ventajas de la cooperación por encima de las derivadas del conflicto. Así, se logrará la interdependencia económica que obviará el conflicto, puesto que los costes de la guerra son más elevados que los de la cooperación. Esta conducta será la propia de los estados que comercian, que son estados de bienestar, en contra de los estados que practican la política del poder, que son estados guerreros. La pregunta sobre cómo se ordena el sistema, además de por la vía de la in- terdependencia económica, la responden los idealistas liberales utilizando el instrumento del derecho internacional y las organizaciones internaciona- les. Las leyes pondrán fin a la política del poder y se creará un sistema de seguridad colectiva en el que no haya poderes predominantes, entendiendo que la ley racionaliza el interés dominante y regula el interés mutuo. Las leyes y las normas y reglas incrementan la predicción de los acontecimientos inter- nacionales y facilitan la relación entre los estados. Los liberales no responden taxativamente a la pregunta de cuáles son los costes de violar el derecho inter- nacional, al margen de considerar el precio que se tiene que pagar en términos de opinión pública y prestigio internacionales. Finalmente, hay que señalar que los idealistas no niegan la existencia de la anarquía internacional, pero a diferencia de aquellos piensan que es posible trascenderla y que hay un impe- rativo moral para «reinventar el mundo». Las corrientes realistas, que se convertirán en hegemónicas en las décadas pos- teriores, criticaron duramente la visión liberal de las relaciones internaciona- les. Desde su prisma, el derecho internacional es únicamente la ley de las gran- des potencias; al margen de señalar las dificultades para confeccionar las leyes, las críticas hacen hincapié en la falta de autoridad internacional (no hay un gobierno mundial) para aplicarlas en caso de violación, sin descuidar uno de los aspectos más interesantes de la crítica, que es la falta de universalidad del derecho internacional. 1.3.2. Marxismo Dentro todavía de las corrientes racionalistas, como el idealismo, se ha de ha- cer mención a la contribución marxista al estudio de las relaciones internacio- nales, en general olvidada debido a la hegemonía angloamericana en la disci- plina, que mantiene una distinción (cada vez menos rígida) entre la política y la economía, y de la Guerra Fría y su final, que estigmatizaron las aportaciones © FUOC PID_00250469 18 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico de los pensadores marxistas. Sin embargo, es interesante recuperar algunos elementos del pensamiento marxista, dado que aflora en los asuntos interna- cionales al mismo tiempo que el idealismo político y también encuentra una vertiente de praxis política ejemplificada en la figura de Lenin. Si para el idea- lismo nos remitíamos al Discurso sobre los catorce puntos de Woodrow Wilson, para el marxismo se tiene que mencionar el Informe sobre la paz de Lenin, de 1917. Igualmente, la aportación marxista es la inspiración de aproximaciones teóricas tan importante como el estructuralismo. Informe sobre la paz de Lenin. II Congreso de los Sóviets, 26 de octubre de 1917 El Gobierno obrero y campesino, creado por la Revolución del 24-25 de octubre y que se basa en los sóviets de diputados, obreros, soldados y campesinos, llama a todos los pueblos beligerantes y sus gobiernos a entablar negociaciones inmediatas para una paz justa y democrática. Una paz justa o democrática, como la que anhela la agobiante mayoría de la clase obrera y de los trabajadores de todos los países beligerantes, agotados, atormentados y maltratados por la guerra, la paz que los obreros y campesinos rusos han reclamado de la forma más categórica e insistente después del derrocamiento de la monarquía zarista. El Gobierno considera la paz como inmediata sin anexiones y sin indemnizaciones. De acuerdo con el sentido de la justicia de los demócratas en general, y de las clases tra- bajadoras en particular, el Gobierno entiende por anexión o conquista de territorios aje- nos toda incorporación a un estado grande o poderoso de una nación pequeña o débil, sin el deseo ni el consentimiento explícito, clara y libremente expresado por esta última, independientemente de la época en que se haya llevado a cabo esta incorporación forzo- sa, independientemente asimismo del grado de desarrollo o de retraso de la nación ane- xionada o mantenida por la fuerza en los límites de un estado, independientemente, en definitiva, de si la nación mencionada está en Europa o en los lejanos países de ultramar. Si una nación cualquiera es mantenida por la fuerza en los límites de un estado, si a pesar del deseo expresado por ella no se le concede el derecho de decidir en una votación libre después de la retirada completa de las tropas de la nación más poderosa, esta incorpora- ción constituye una anexión, conquista y violencia. El Gobierno considera que continuar esta guerra por el reparto entre las naciones fuertes y ricas de los pueblos débiles conquistados por ellas es el mayor crimen contra la huma- nidad y proclama solemnemente su determinación de firmar unas cláusulas de paz que pongan fin a esta guerra en las condiciones indicadas, igualmente justas para todas las nacionalidades sin excepción. El Gobierno declara a la vez que de ninguna forma considera un ultimátum las condicio- nes de paz antes indicadas, es decir, que está dispuesto a examinar cualquier otra condi- ción de paz, insistiendo únicamente en que sean presentadas con la mayor rapidez posi- ble por cualquier país beligerante, y que sean claras, sin ninguna ambigüedad ni secreto. El Gobierno pone fin a la diplomacia secreta y anuncia su firme intención de conducir todas las negociaciones a la luz del día y ante el pueblo entero, y procediendo inmedia- tamente a la publicación íntegra de los tratados secretos, ratificados o concertados por el Gobierno de los terratenientes y capitalistas desde febrero hasta el 25 de octubre de 1917. Declara absoluta e inmediatamente anulado el contenido de estos tratados secre- tos, dado que en la mayoría de los casos tienden a proporcionar ventajas y privilegios a los terratenientes y a los capitalistas rusos y a mantener o aumentar las anexiones a los grandes rusos. Fuente: Traducido, adaptado y resumido de: http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1917/oct/25-26/26b.htm Las dificultades para utilizar conceptos propios del marxismo surgen de la inexistencia de un único paradigma. Hay muchos autores que hacen apor- taciones teorizantes respondiendo a periodos históricos concretos. Tampoco son ajenas a esta marginalidad las dificultades inherentes a la aplicación de conceptos marxistas a una disciplina estadocéntrica, dado que el actor princi- © FUOC PID_00250469 19 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico pal para el marxismo son las clases sociales, rechazando el análisis centrado en el estado. Sin embargo, la aportación marxista tiene el valor indudable de desafiar la metodología tradicional que separa la política de la economía. Aunque el tema central del marxismo es el capitalismo, es interesante resca- tar las consideraciones sobre el papel del estado, con el inconveniente de no llegar a elaborar un cuerpo teórico. El papel del estado como monopolizador de la fuerza es aceptado por los marxistas, pero el estado no es considerado la fuente de conflicto, sino el principal instrumento para el conflicto. La gran diferencia con las otras aproximaciones racionalistas radica, además, en el he- cho de que la naturaleza del conflicto no deriva de la búsqueda de poder por parte del estado únicamente. Para los marxistas, las clases sociales utilizan el estado para actuar en el sistema internacional, pero el estado es una entidad también que se puede considerar de forma independiente y que tiende a su perpetuación. En consecuencia, los estados representan divisiones de clase y también divisiones nacionales, puesto que generan cohesiones internas y uti- lizan las identidades para obviar el conflicto social. Seguramente la principal contribución del marxismo es su ataque al sistema de estados, subrayando las fuerzas socioeconómicas que operan dentro y fuera de estos estados. Su aportación más específica es la asunción de que la política está determinada por la economía, entendiendo que el sistema económico es internacional e interdependiente. La visión marxista sobre la guerra y la paz se basa en la idea de que la guerra es producto del capitalismo, en su competición por los mercados, entendiendo que la política exterior de los estados deriva de intereses comerciales. Sin embargo, el marxismo no adopta una visión pesimista sobre la naturaleza humana y cree firmemente en la idea de progreso. Las ideas que más elaboró el marxismo ligadas a las relaciones internacionales son las vinculadas al imperialismo. Para Lenin, el capitalismo tenía una na- turaleza expansiva, lo que lo llevaba a la fase del colonialismo y del imperia- lismo como parte necesaria de su desarrollo histórico. En sus análisis sobre las causas de la Primera Guerra Mundial, para responder a la pregunta de por qué no se había generado una solidaridad transnacional que hiciera la guerra in- viable, Lenin afirma que el capitalismo estaba viviendo una nueva fase carac- terizada por el capital monopolista. Para Lenin, la libre competencia se había transformado en monopolios que concentraban el capital y la producción, y en capital financiero, que a su vez incrementaban la anarquía internacional e intensificaban la tendencia hacia el conflicto. La economía internacional pa- saría por una fase de expansión más allá de las fronteras nacionales que impli- © FUOC PID_00250469 20 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico caba la formación de cárteles internacionales y una competencia intensa; se desarrollaba así la idea de la «ley de desarrollo desigual», que significaba que el capitalismo no se desarrollaba igual en todas partes y generaba conflictos. Igual que sucede con el resto de las aproximaciones teóricas, las aportaciones del marxismo también han sido objeto de críticas. Las más importantes se re- lacionan con el exceso de énfasis en el determinismo económico, que relega demasiado los factores políticos y la competición de poder entre los estados, margina las explicaciones no económicas sobre las causas de los conflictos y las guerras, e infravalora el propio poder que de hecho tiene el estado, su pro- pio margen de autonomía. Dentro de la tradición marxista, el pensador italiano Antonio Gramsci merece una atención especial, dado que sus ideas tendrán un impacto central en el desarrollo de la economía política internacional crítica de los años ochenta del siglo XX. Gramsci, que vivió buena parte de su corta vida en las prisiones de Mussoli- ni debido a sus actividades políticas, centró buena parte de sus trabajos en el concepto de hegemonía, entendida normalmente como aquella potencia ca- paz de dominar al resto de los estados en el sistema internacional. Sin embargo, Gramsci amplió la idea de hegemonía asociándola al concepto de poder, pero de una manera más amplia que la que aportaron los pensadores del realismo político, e inspirándose en las ideas de Maquiavelo, que basaban el poder en una combinación de la capacidad de coerción y la capacidad para organizar el consentimiento. Para Gramsci, el marxismo se había concentrado excesivamente en los ele- mentos coercitivos del poder del estado, en el miedo de la sociedad a exponer- se al castigo si intentaba subvertir al estado. Al contrario, la visión gramsciana sostiene que el poder del estado se basa también en el consentimiento, enten- dido como la capacidad de la clase dirigente para diseminar sus valores mo- rales políticos y culturales al resto de la sociedad. La ideología dominante se extendería mediante las instituciones de la sociedad civil: los medios, el siste- ma educativo, la iglesia, las organizaciones no gubernamentales. Mantenien- do el análisis clásico marxista sobre la infraestructura (las relaciones sociales de producción de base económica), Gramsci redimensiona el valor de la su- perestructura (las prácticas políticas y culturales). Así, la hegemonía de la clase dominante es uno de los elementos centrales que explican su perpetuación. A pesar de sus aportaciones centrales, el marxismo es un pensamiento margi- nal, por razones políticas, en el periodo posterior a 1945. La situación europea en la década de los años treinta del siglo XX y el estallido posterior de la Se- © FUOC PID_00250469 21 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico gunda Guerra Mundial provocan que los postulados y la obra del idealismo también se desacrediten, y se abre una nueva fase en los debates disciplinarios. Esta se alarga hasta la década de los setenta y se puede calificar de realista. 1.3.3. Realismo La constatación del fracaso de las iniciativas adoptadas después de la Primera Guerra Mundial y el estallido de la Segunda Guerra Mundial comportaron, pa- ra algunos autores, la imposibilidad de prevenir la guerra. Dada la importancia de la seguridad nacional para los estados, entendida como la garantía de su supervivencia, la fuerza militar tendría que actuar en apoyo de la diplomacia. Los teóricos más importantes de esta fase son sin duda Edward H. Carr y Hans Morgenthau, que inauguran la era del realismo político e inician el primer debate de la disciplina: el debate idealismo-realismo. Los realistas tienen una visión negativa de las relaciones internaciona- les y una herencia intelectual devota de Maquiavelo y Hobbes. El eslo- gan «el hombre es un lobo para el hombre» impregna el pensamiento realista, que niega, desde el pesimismo antropológico, la posibilidad de progreso. Contrariamente al idealismo, el realismo tiene una visión de- terminista de la historia y no cree en la posibilidad del cambio por me- dio de la acción humana. El realismo postula la inexistencia de una armonía natural de intereses y en- tiende que los actores internacionales se encuentran en constante competi- ción, un fenómeno que ineludiblemente conduce al conflicto. La herencia de Maquiavelo es visible cuando el realismo afianza la existencia de códigos morales diferentes para el individuo y el estado, entendiendo que existe una razón de estado por encima de los individuos, y un interés nacional, medido por Morgenthau en términos de poder y de seguridad del estado, entendido como autopreservación. El realismo describe la política no como el arte del buen gobierno, sino como el arte de lo que es posible y como una lucha por el poder en un medio internacional desordenado y anárquico, una arena de todos contra todos. Si el idealismo creía posible evitar la guerra por medio de la identificación de intereses comunes y de las leyes y las instituciones, el realismo piensa que el equilibrio de poder es el mecanismo regulador del sistema internacional, un equilibrio entendido como la construcción de alianzas entre estados para impedir la emergencia de una fuerza hegemónica, y que implica el recurso ocasional, la amenaza o el uso efectivo de la fuerza militar. Para el realismo clásico (representado por autores como E. H. Carr, Hans Mor- genthau, George Kennan, Martin Whigt, Hedley Bull o Henry Kissinger), el sistema internacional es una lucha entre estados que viven en conflicto per- © FUOC PID_00250469 22 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico manente. El sistema internacional es anárquico, y ni hay armonía de intereses ni paz permanente. El sistema tiende al mantenimiento del statu quo, dado que el cambio en el sistema no resuelve el problema de la lucha entre los estados. La guerra deriva de la propia naturaleza humana y se remonta a los orígenes religiosos de la idea de los efectos del mal sobre la debilidad humana. Así, los estados viven en un permanente dilema de seguridad (un concepto desarro- llado por John Herz), según el cual la permanente competición por el poder crea inseguridades que no se pueden resolver si no es mediante la adquisición de más poder. Por tanto, el objetivo central de los estados es incrementar su poder, espe- cialmente el poder militar, que se convierte en el centro de las relaciones in- ternacionales, porque está dotado de las cualidades de racionalidad, utilidad y usabilidad. El poder y la acumulación de poder son las claves para enten- der la conducta de los estados. La política exterior de los estados tiene como objetivo la búsqueda de poder, y las relaciones entre los estados se definen según el equilibrio de poderes, puesto que el poder es el único elemento que puede contener el poder, descartando la utilidad de otros instrumentos, como la moralidad o el derecho internacional. Para los realistas, las relaciones internacionales son relaciones interestatales, puesto que los estados son los únicos actores que disponen de fuerza militar. La visión pesimista de los realistas implica unas posibilidades de progreso muy escasas, puesto que un mundo de política de poder (power politics) no se puede cambiar, salvo que los estados como entidades independientes desaparezcan. Del mismo modo, la moralidad tiene un papel muy limitado; no es que el rea- lismo clásico sea amoral, sino que sostiene la convicción de que la moralidad del día a día no se puede aplicar a la vida internacional. Si resumimos las características esenciales del realismo clásico, pode- mos afirmar que el actor central es el estado, que se guía por el interés nacional (la consecución de más poder) utilizando de manera preferen- te el instrumento del poder militar. El sistema internacional es, pues, anárquico, y el único orden posible se encuentra en el mantenimiento de un equilibrio de poderes entre los diferentes actores (los estados). Tanto la idea de progreso y cambio como el lugar de la moralidad tienen una influencia muy limitada. Dado que es la visión teorizante dominante en el estudio de las relaciones internacionales, el realismo clásico ha sido fuertemente criticado en varios aspectos importantes: En primer lugar, el escaso papel concedido a las cuestiones morales y de justicia, subyugadas bajo la idea de búsqueda de un orden por la vía del equilibrio de poder, hace del realismo una ideología conservadora, que © FUOC PID_00250469 23 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico es usada para justificar el statu quo internacional, las guerras, la carrera de armamentos, especialmente en el periodo de la Guerra Fría, en el que se convirtió en la gran coartada ideológica justificadora de la política de las superpotencias. En este sentido, el realismo no dejaría de ser una utopía conservadora que asume la conducta racional de los estados, pero hay dudas más que razonables de que el proceso de toma de decisiones en el ámbito interno que fuerza una política exterior determinada pueda ser racional. En tercer lugar, la idea de interés nacional entendida en términos de poder es imprecisa y remite únicamente a la acumulación de poder, una expli- cación que es demasiado burda para entender el mundo, sobre todo te- niendo en cuenta que el concepto de poder es un concepto problemático. En último lugar, las críticas al realismo clásico se centran también en las omisiones, ya que no explica procesos como la cooperación y la integra- ción, o el papel de otros actores o procesos indiscutibles de las relaciones internacionales, como por ejemplo el cambio tecnológico, los procesos transnacionales o el papel de los actores no estatales. Las críticas contra el realismo político también cuestionan la pertinencia de los atributos de universalidad asignados por el realismo al estado-nación, ar- gumentando, por el contrario, que los estados nacen y mueren según la época histórica. Además, el concepto de actor se basa en atributos jurídicos, como la soberanía o la independencia, que se podrían ver superados por la dinámica de las relaciones internacionales. Otro aspecto destacable para los críticos es que la diferencia entre la alta política (high politics, la relacionada con el po- der militar y la diplomacia) y la baja política (low politics, la relacionada con los asuntos económicos y sociales), central en el estudio de las relaciones in- ternacionales desde el realismo, es una diferencia obsoleta que ya no puede sostenerse para explicar las relaciones internacionales de hoy en día. 1.3.4. Transnacionalismo Este conjunto de críticas al realismo político da origen a los otros dos debates –el segundo y el tercero– de la disciplina: el debate metodológico entre tradi- cionalismo y cientifismo, y el debate entre el realismo y transnacionalismo. El debate metodológico tradicionalismo-cientifismo se desarrolla en los años sesenta y bebe de las fuentes politológicas de Richardson y Lasswell en la denominada reacción behaviorista (conductista), que pone el énfasis en el método de estudio, afirmando que la prescripción, la indagación ética y la ac- ción no tienen ninguna validez, y se muestra partidaria de métodos de análisis cuantitativo-matemáticos. Criticando los postulados ideológicos a que aboca el realismo –la defensa del statu quo–, los behavioristas eran partidarios de la neutralidad científica, poniendo el énfasis en el valor de la descripción, la ex- © FUOC PID_00250469 24 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico plicación y la verificación, y rechazando la aproximación racionalista que ca- racteriza al realismo (y al idealismo), para basarse en preguntas centrales (có- mo es el mundo, cómo conseguir la paz y por qué existe la guerra) cuyas res- puestas dependen de la reflexión, y no en definiciones generalizables y análi- sis empíricos. Las críticas contra el behaviorismo por su abuso de modelos matemáticos dan lugar, desde la ciencia política encabezada por Easton, a una reacción que en los años setenta originó el funcionalismo o análisis sistémico, que pone el énfasis en el análisis de las estructuras, las funciones y las pautas reguladoras de la realidad internacional. Los conceptos de función y sistema, procedentes de la filosofía y las mate- máticas, son incorporados a las ciencias sociales por Herbert Spencer y Emile Durkheim, y a la ciencia política por Gabriel Almod, Wassili Leontief y David Easton. El autor que introduce el análisis sistémico en las relaciones interna- cionales es Morton Kaplan, que lo define como un conjunto de actores que comparten ciertos elementos internos, disponen de unas normas esenciales y están sujetos a ciertos límites. El concepto de sistema internacional se abordará en otro apartado, pero ahora vale la pena destacar que el behaviorismo y el funcionalismo generan modelos de análisis muy usados en algunos temas de las relaciones internacionales: Por un lado, la teoría de la decisión, cuyos autores más destacados son Richard Snyder y Robert Jervis, que incide en el análisis de la política exte- rior: sus órganos de decisión y las limitaciones internas (dentro del estado) y externas (del sistema internacional), la información de la que disponen y las propias motivaciones de los que tienen que decidir. Por otro lado, la teoría de juegos, expuesta por John Von Neumann, y su aplicación al estudio de los conflictos internacionales por Thomas Sche- lling. Además de las influencias mencionadas, el funcionalismo también se encuen- tra entre las causas que generan el tercer debate disciplinario, el desarrollado entre realismo y transnacionalismo (o globalismo, o interdependencia). El transnacionalismo surge como una nueva aproximación teórica a las rela- ciones internacionales en los años setenta, en un contexto de relajación de la Guerra Fría en el periodo de la distensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y de nuevas realidades y problemas, como la culminación del pro- ceso de descolonización, el incremento de la interdependencia económica, la emergencia de la fractura norte-sur, o las crisis económicas internacionales. No se puede rehuir la evidencia de que el transnacionalismo surge en las re- © FUOC PID_00250469 25 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico laciones internacionales en un momento histórico de pérdida de hegemonía económica estadounidense y de descrédito de su política después del fracaso en la Guerra de Vietnam. Autores tan significativos de esta corriente de análisis como Deutsch, Rosenau, Keohane, Nye, Mansbach y Vasquez sostienen que el papel del estado es importante para explicar las relaciones internacionales, pero también es central el papel de las relaciones transnacionales, que se entienden como las interacciones, los contactos y las coaliciones no controlados por órganos centrales de los gobiernos que tienen como función la política exterior. Según el transnacionalismo, estas acciones generan actitudes de cambio en las personas que se ven implicadas en ellas, por vía de los contactos y la aparición de nuevos intereses. Estas acciones implican un mayor pluralismo internacio- nal, dado que los grupos de interés nacional se integran en estructuras trans- nacionales. Además, las interacciones provocan la intervención de los gobier- nos, forzados a responder a nuevas demandas, como la ecología o los temas económicos. Finalmente, las interacciones generan nuevos instrumentos de influencia alejados del poder militar, como por ejemplo la opinión pública, o determinadas prácticas económicas (como el dumping). Los transnacionalistas sostienen dos argumentos esenciales. Primero, que el estado no es el único actor de las relaciones internacionales y, se- gundo, que el concepto de lucha se ha sustituido por el de negociación, afirmando que se han ampliado los escenarios en los que se desarrolla la política mundial, al menos en cuatro niveles: aumento de las comu- nicaciones, de las redes de transporte, de los intercambios financieros y de los viajes. Desde el transnacionalismo (globalismo), autores como Mansbach y Vasquez subrayan la importancia de los actores no estatales, cuyas actividades varían en cantidad y calidad según las regiones. Los globalistas afirman que existe un único proceso político que no distingue entre lo interno y lo exterior, y que la agenda internacional es cambiante. Así, los globalistas definen el concepto de actor partiendo de criterios operativos, como que el énfasis se ha de poner en la función que ejerce el actor y no en su personalidad jurídica, que los actores son distintos y que son relativos y temporales. Desde este prisma, los globa- listas realizan una tipología de actores, que incluye a los estados y también a las organizaciones internacionales gubernamentales, los actores transnacio- nales (u organizaciones no gubernamentales), los actores gubernamentales no centrales (como las regiones o los municipios), los actores intraestatales no gubernamentales (como los partidos y los sindicatos) y los individuos. © FUOC PID_00250469 26 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico El transnacionalismo, que se continúa basando en la visión racionalista, tie- ne como punto de partida la constatación de la interdependencia económica, generadora de costes recíprocos y mutuos. La importancia de los temas eco- nómicos ocasiona, para los transnacionalistas, el declive del poder militar en la agenda de política exterior de los estados, y una debilitación del estadocen- trismo en las relaciones internacionales, dado que existe una pluralidad de actores. A los estados, que continúan siendo un actor central, hay que añadir los actores no gubernamentales, especialmente las empresas transnacionales, los actores intraestatales gubernamentales y no gubernamentales (los actores subestatales) y los individuos. Los transnacionalistas evidencian la existencia de movimientos por debajo del estado que minan el modelo realista y la exclusividad del estado como actor internacional. Desde este prisma, la interdependencia económica obliga a los estados a considerar los aspectos económicos de la seguridad (y no solamen- te el poder militar) y reduce las tendencias hacia el conflicto, dado que supo- ne cooperación entre los actores. Por tanto, las cuestiones de la alta política pierden peso específico en las relaciones internacionales, mientras que los te- mas de baja política (especialmente los asuntos económicos) adquieren una importancia creciente. Además de empezar a desarrollar teorías sobre la integración económica (los neofuncionalistas, con Haas como exponente), transnacionalistas como Ro- bert Keohane, Krasner o incluso realistas como Kenneth Waltz hicieron algu- nas aportaciones valiosas: Keohane subraya la importancia de las relaciones transnacionales. Krasner señala que la interdependencia es resultado del sistema de estados. Waltz apunta que el tema decisivo en las relaciones internacionales es so- bre el poder y su distribución en el sistema internacional. Con respecto al tema de los actores no estatales, el debate sigue abierto. Pue- den ser considerados agentes de determinados estados, y, por tanto, el peso específico de los estados en el sistema internacional continuaría siendo cen- tral. Desde este prisma, las empresas multinacionales podrían representar los intereses de los estados o coincidir con ellos. Entendido así, el debate derivaría hacia una expansión del poder del estado, no tanto en términos geográficos como en términos funcionales. Desde otro prisma opuesto, el poder de los actores transnacionales, las em- presas multinacionales o incluso las organizaciones internacionales limitaría el poder del estado, que se vería forzado a convivir y negociar con ellos (es- pecialmente en el caso del Tercer Mundo o en países menos desarrollados, o © FUOC PID_00250469 27 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico pensando en el ejemplo del Mercado Común Europeo). Sin embargo, es difícil hacer una generalización respecto a esta afirmación, dado que los resultados pueden variar en función de análisis particulares. En cualquier caso, el punto importante de los transnacionalistas no se encuentra en el debate sobre si los actores transnacionales dominan el estado, sino que su emergencia implica la creación de nuevos equili- brios internacionales más complejos que los propios del sistema inter- estatal. 1.3.5. Estructuralismo Mientras que los transnacionalistas enfatizaban una realidad interdependien- te, el estructuralismo, también conocido en su forma simplificada como teoría de la dependencia, tiene como punto central de partida la constatación de la existencia de una asimetría en las relaciones internacionales. Las teorizacio- nes sobre dependencia surgen a finales de la década de los cincuenta y en los años sesenta del siglo XX a partir de autores marxistas y no marxistas, y cobran importancia en un momento histórico paralelo a la emergencia del transna- cionalismo, pero centrándose sobre todo en las consecuencias que el modelo económico capitalista tiene para el desarrollo y el subdesarrollo económicos. Se trata, pues, de una aproximación teórica especialmente significativa para el estudio de la fractura norte-sur o la fractura centro-periferia. El pensamiento neomarxista sobre la dependencia es una puesta al día de las ideas de autores como Lenin, Bujarin o Rosa Luxemburgo sobre la expansión del capitalismo y el imperialismo. Autores como Baran en los años cincuenta o más tarde Cardoso y Faletto elaboran una teorización sobre las razones de la dependencia, asumiendo que el capitalismo no está interesado en el desa- rrollo de algunos países. Al contrario, sostienen la existencia de un centro y de una periferia en el sistema internacional, entendiendo que el desarrollo de algunos países (el centro) se lleva a cabo en términos de explotación de otros (la periferia) Hay varias aportaciones muy interesantes realizadas desde las teorizaciones sobre la dependencia. 1) La visión sistémica En primer lugar cabe destacar la visión sistémica (teoría del sistema mundial) de autores como Wallerstein, Gunderfrank, Amin y Galtung, que enfatizan la existencia del capitalismo como sistema mundial basado en el principio de intercambio desigual. © FUOC PID_00250469 28 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico En síntesis, la acumulación capitalista no concluiría su ciclo interna- mente y, para producirse, dependería de factores externos. Sin embargo, la combinación de factores internos y externos generaría distorsiones en la sociedad, dado que la dependencia externa de capital, préstamos y tecnología conduciría a una fragmentación. De esto deriva la relevancia de señalar la responsabilidad del sistema (econó- mico-capitalista) en la dependencia, y la visión pesimista sobre las posibilida- des de cambio y desarrollo, a causa no solo de la dependencia mecánica (co- mercial, tecnológica), sino de la dependencia sistémica (que afecta a la manera en que se forman los países y cuál es la naturaleza de su desarrollo político y económico). En este sentido, incluso autores no marxistas, especialmente Prevish, critican las teorías convencionales sobre desarrollo, aduciendo que este no se produ- cirá de manera automática y que los países no desarrollados deberían forzar sus procesos de industrialización mediante una política de sustitución de las importaciones, aunque las debilidades de esta última política ya resultaron evidentes en los años sesenta. Las críticas respecto a la teoría de la dependencia se centran especialmente en la sobredimensión otorgada a las limitaciones impuestas por el sistema ca- pitalista y en la minusvaloración de los márgenes de autonomía del Tercer Mundo. Sin embargo, la visión estructuralista que aportan las teorías de la de- pendencia es central para explicar la fractura norte-sur. Desde el prisma de la dependencia, es difícil superar la fractura y generar un diálogo positivo, dado que el modelo dominante, el capitalismo, impide el desarrollo o lo destruye. Se produce un choque de intereses entre el norte y el sur motivado por el deseo del norte de mantener una estructura de dominio y explotación. 2) La visión liberal Aceptando la existencia de esta fractura, la visión liberal presenta algunas diferencias remarcables sobre la manera de superarla. Para los liberales, sí que existe compatibilidad de intereses entre el norte y el sur, dado que la situación de miseria y pobreza del Tercer Mundo también afecta al norte y lo que se desarrolla, más que una dependencia, es una interdependencia entre el norte y el sur. 3) La visión realista © FUOC PID_00250469 29 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico Muy diferente es la visión realista (de neomercantilistas como Krasner o Tuc- ker) sobre la existencia de la fractura norte-sur, a veces simplificada desde esta visión en una lucha entre los fuertes y los débiles. Desde su punto de vista, el mercado es el que decide respecto a la distri- bución de recursos y no es posible llegar a un acuerdo sobre un nuevo sistema de distribución de estos, ya que no se trata tanto del crecimiento económico, sino de un conjunto de reglas y normas que el sur querría modificar para reducir su vulnerabilidad. En definitiva, una visión que subraya el elemento del poder como central en el debate. Tabla 1. Síntesis de las aproximaciones teóricas más relevantes en el estudio de las relaciones in- ternacionales Contexto histórico Premisas centrales Realismo Años cincuenta y sesenta. Guerra Fría El estado es racional y es el actor preeminen- te. Tiene como objetivo central su seguridad, entendida en términos de seguridad militar. El sistema internacional es anárquico, ya que no hay autoridad por encima del estado, y conflictivo, puesto que todos los actores –los estados– ambicionan más poder como garan- tía de su seguridad. Transnacionalismo, globalismo, inter- Años setenta. Distensión y multipolarismo En el sistema internacional hay pluralidad de dependencia económico actores, no solo los estados. La actividad hu- mana genera interdependencias entre los ac- tores en un marco cooperativo. Estructuralismo, dependencia Años sesenta y setenta del siglo XX. Descolo- El sistema capitalista mundial genera de- nización sigualdades y una fractura en el sistema inter- nacional entre el centro desarrollado y la peri- feria subdesarrollada. Neorrealismo Años ochenta. Final de la Guerra Fría Los estados y otros actores interactúan en un medio anárquico. La conducta de los actores está motivada por la propia estructura del sis- tema internacional. Neoliberalismo Años ochenta. Final de la Guerra Fría Hay pluralidad de actores. Los intereses entre los actores se pueden armonizar, por lo que la cooperación es posible. La creación de re- gímenes e instituciones internacionales redu- ce la anarquía en el sistema internacional. 1.4. El concepto de régimen internacional y nuevas corrientes teóricas Aunque es indudable la relevancia del estructuralismo para el estudio de las relaciones internacionales, no se ha llegado a promover un debate interpara- digmático con las otras aproximaciones teóricas, como los que ya se han se- ñalado (el segundo y el tercer debate) o como el que se produce en la década de los años ochenta del siglo XX entre las corrientes herederas del realismo político y las derivadas del idealismo político y el transnacionalismo. © FUOC PID_00250469 30 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico Este cuarto debate implica un acercamiento a las posiciones entre las dos tra- diciones y tiene como autores centrales a Robert Keohane y Kenneth Waltz. El resultado del debate implica la transformación del realismo en neorrealismo y del transnacionalismo en neoliberalismo. El concepto que permite una vía común integradora entre los dos planteamientos es el de régimen interna- cional. Los supuestos básicos del realismo no varían (anarquía en el sistema internacional, el estado es el actor más importante, pero no el único, que ac- túa racionalmente y cuyo objetivo es el poder), pero el análisis tiende a cen- trarse menos en las unidades que componen el sistema (los actores) y más en las características de la estructura del sistema internacional. Para el transna- cionalismo, este debate integra el estudio de las instituciones internacionales (procedente del liberalismo), dado que pueden modificar la conducta de los estados, e incorpora igualmente conceptos de la microeconomía (mercados) aplicados al sistema internacional. El debate revisa la teoría realista en su propuesta de comprensión del sistema internacional como un sistema de suma cero; del mismo mo- do, se revisan los presupuestos liberales sobre su propuesta de existencia natural de la cooperación sin relacionarla con la distribución del poder. En definitiva, se trata de un debate sobre la naturaleza de la conducta estatal, partiendo de dos supuestos centrales: la existencia de normas y reglas y la existencia de una interdependencia creciente. Las preguntas centrales en el debate son si las instituciones pueden superar la anarquía y si hay posibilidades de cooperación internacional. Para los neorrea- listas, no es posible superar la anarquía y hay pocas posibilidades de coopera- ción, puesto que los estados solo la buscan para aumentar su poder, que se continúa entendiendo en términos de seguridad, y cuyo comportamiento se entiende en función de sus capacidades. En contraste, los neoliberales creen en la superación de la anarquía y en las posibilidades de cooperación, ya que los estados la necesitan para lograr el bienestar económico. Sorprendentemente, el debate no aborda la problemática del conflicto ni su dinámica. El regreso a la cuestión económica ya está presente en las teorías transnacio- nalistas de Keohane y Nye, pero el debate entre realistas y transnacionalistas provocó que el neorrealismo subsiguiente asumiera parte de las críticas e in- corporara a su visión de las relaciones internacionales los temas económicos. Por su parte, el transnacionalismo resultante del debate se transformó en neo- liberalismo institucional o neoliberalismo, caracterizado por su creencia de que las instituciones internacionales (entendidas en un sentido amplio, que incluye formas de cooperación formal e informal) tienen un papel importante en la prevención de la guerra, a partir de la observación de que un marco en © FUOC PID_00250469 31 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico el que hay varias instituciones interrelacionadas y complementarias (como el marco europeo, donde se halla la OTAN, la UE y la OSCE) promueve un siste- ma (europeo) más seguro y estable. Las teorías sobre los regímenes internacionales y la hegemonía resuelven al- gunas cuestiones teóricas planteadas en los debates sobre teorización de las relaciones internacionales. Krasner y Keohane acuñan el concepto de regíme- nes internacionales, entendidos como conjuntos de conducta internacional cooperativa, basada en principio en un elemento central, el económico, e ilus- trado por la existencia del sistema de Bretton Woods, el derecho del mar o el GATT. Los regímenes consisten en un conjunto de conductas aceptables en la vida internacional. No se trata simplemente de acuerdos formalizados mediante un tratado, sino de ententes más amplias. Krasner define el término régimen internacional como principios, normas, reglas y proce- dimientos en torno a los cuales las expectativas de los actores convergen en un área determinada de las relaciones internacionales. Los principios son creencias; las normas son comportamientos definidos en términos de derechos y obligaciones; las reglas son las prescripciones o prohibi- ciones de acciones específicas, y los procedimientos son la toma de de- cisiones que prevalecen para realizar las decisiones colectivas. Para Keohane, los regímenes internacionales reducen la incertidumbre ocasio- nada por las interacciones estatales y proporcionan marcos para llegar a acuer- dos. En esta visión, el realismo clásico no explica las relaciones internaciona- les, puesto que su visión de suma cero proporciona una imagen de blancos y negros demasiado simplista. Los estados no solamente están preocupados por los costes y las amenazas, sino por los beneficios que comporta la coope- ración. Tomando elementos de la teoría de juegos, la cooperación, deseada por los estados, también depende de la buena reputación desarrollada en la vida internacional. A la visión realista basada en las percepciones de amena- za se contrapone la idea de posibilidad de superación de las malas percepcio- nes mediante un conjunto de normas, reglas e instituciones, que generarán un aprendizaje de los estados y una mayor tendencia a la cooperación (por ejemplo, en procesos cooperativos relacionados con la seguridad, como son los acuerdos de control de armamentos). Las teorizaciones sobre los regímenes internacionales abren una serie de pre- guntas interesantes y relevantes para las relaciones internacionales: 1) En primer lugar, la pregunta sobre si los estados adaptan sus políticas debi- do a la existencia de los regímenes internacionales, o bien por otra serie de razones. © FUOC PID_00250469 32 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico 2) En segundo lugar, la cuestión de qué influencia tienen los regímenes inter- nacionales en las políticas internas. 3) Y en tercer lugar, la pregunta sobre qué condiciones se deben dar para que existan los regímenes internacionales. Robert Gilpin propone la idea de estabilidad hegemónica, entendiendo que las estructuras de poder dominadas por pocos países, o por uno solo, son más proclives a la creación de regímenes internacionales. Evidentemente, para Gil- pin el papel de Estados Unidos es esencial en la construcción de los regíme- nes, ya que, en su visión, este país ha sido capaz de crear lo que ya se puede considerar como bienes públicos: un orden comercial, un sistema monetario internacional y seguridad. La idea de hegemonía se basa en la constatación de que un estado tiene una habilidad desproporcionada en su capacidad de influir, tanto en alcance como en medios, en los otros actores del sistema in- ternacional. El actor hegemónico utiliza tanto la coerción, entendida de una manera amplia y no solo como la amenaza del uso de la fuerza, como sus capa- cidades para generar consensos, instrumentos que, en principio, crearían una voluntad para que los otros actores (y esencialmente las élites) sacrificaran sus deseos de conseguir beneficios a corto plazo para lograr mejoras a largo plazo. Evidentemente, el elemento de voluntad política es necesario tanto para usar el poder por parte del actor dominante como por parte de los otros actores para aceptar este poder. La visión sobre la estabilidad hegemónica ha sido criticada ampliamente por varios autores. Susan Strange, por ejemplo, sostiene que las estructuras hege- mónicas propias de la Guerra Fría no implicaron una reducción en el poder de Estados Unidos ni tampoco un mayor desorden internacional. Para Stran- ge, lo importante es el poder estructural, entendido como la habilidad para determinar las reglas del juego en la política internacional y disponer de los recursos necesarios para defenderlas. Además de la aportación del concepto de régimen internacional, los resultados de este intenso diálogo implican la estructuración de varias áreas de estudio: Por un lado, se desarrollan las teorías modernas de la integración europea (el institucionalismo intergubernamental o liberal de Mitrany y Haas), en- tendida como una red (net) basada en la convergencia de intereses, espe- cialmente de los tres grandes (Francia, Reino Unido y Alemania) y definida a la vez como supranacional e intergubernamental. Por otro lado, autores como Barry Buzan, Charles Jones y Richard Little intentarán construir una teoría de las relaciones internacionales a partir de todas las aportaciones. Se trata del realismo estructural, que sostiene que la anarquía puede dar lugar a una cooperación más que coyuntural; esta visión rechaza las analogías microeconómicas y pone el énfasis en los factores sociocognitivos para comprender las interacciones de los acto- © FUOC PID_00250469 33 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico res. El realismo estructural también hace otra contribución importante: la desagregación del concepto de poder en varios poderes (económico, mi- litar...), que permite explicar las transformaciones del sistema internacio- nal. Para los neorrealistas del realismo estructural, la cooperación entre los estados permite superar el dilema de seguridad, como es el caso de la Euro- pa contemporánea. Entienden que el sistema internacional se caracteriza por su «anarquía madura», y que se puede desarrollar (desde Europa) un proceso «civilizador» extensible a otras regiones. Otros autores, como Alexander Wendt, Friedrich Kratochwil, John Ruggie o Michael Barnett, hacen un conjunto de propuestas, muy diversas entre sí, agrupadas en torno a la corriente constructivista. Partiendo de la base de que el mundo está socialmente construido, los autores dan especial importancia a los intereses e identidades de las personas por encima de las capacidades materiales, entendiendo que hay una estructura inmaterial, formada por prácticas sociales, que da una identidad a los actores e influye en sus acciones y que funciona de manera unida a la estructura material que fuerza a los actores a adoptar determinadas decisiones. La Escuela Inglesa de Relaciones Internacionales se puede considerar cercana al realismo estructural, puesto que afirma la existencia de una so- ciedad de Estados a pesar de la anarquía internacional. Los representantes de esta escuela de inspiración grociana, cuyos máximos exponentes son Hedley Bull, Martin Wight o Barry Buzan, sostienen que la conducta en la política internacional está conformada a partir de las ideas, no solo las capacidades, y que los Estados comparten cierto interés común (el miedo a la guerra o la violencia) que los ha llevado a desarrollar, aceptar y apoyar algunas reglas e instituciones que moderan su conducta. Otra derivación del concepto de régimen internacional es la economía política internacional, que se inspira en el estudio de la economía por parte del pensamiento clásico liberal, mercantilista y marxista de finales del siglo XIX y que perdió relevancia a comienzos del siglo XX, después de la Primera Guerra Mundial. La economía política internacional surge en Estados Unidos en los años sesen- ta a causa de que las teorías realistas no podían explicar las transformaciones de la sociedad internacional. El primer autor de referencia es Robert Gilpin, que la define como la interacción recíproca y dinámica de la búsqueda de ri- queza y de la búsqueda del poder, es decir, como la interacción entre estado y mercado, las dos encarnaciones de la política y la economía en el mundo moderno. En otras palabras, propone la conexión entre la política y la econo- mía en las relaciones internacionales, una visión nueva que permite superar la concepción dominante de aproximación a las relaciones internacionales co- mo relaciones eminentemente político-militares, y a la sociedad internacional como una sociedad fundamentalmente compuesta por estados. © FUOC PID_00250469 34 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico Otra aportación clave de la economía política internacional es la de Susan Strange, que enfatiza la relación entre poder, actores no estatales y mercado, afirmando que se ha producido un desplazamiento del poder a favor de los mercados en detrimento del Estado. Sin embargo, en los años ochenta surgen en el contexto académico del Reino Unido, Australia y Canadá posiciones críticas respecto al tratamiento de los temas económicos por parte de las relaciones internacionales desde el mundo teórico dominante, el estadounidense. La nueva corriente está influida por las ideas de la Escuela de Frankfurt, y especialmente de Jürgen Habermas, y los autores que la aplican a las relaciones internacionales son Robert Cox, Andrew Linklater y Richard Ashley. Así surge la economía política internacional crí- tica, que rechaza la visión dominante y sostiene que no es posible la neutra- lidad teórica y que el conocimiento no es objetivo, dado que la teoría es para alguien y tiene algún propósito, y que el investigador forma parte de un con- texto social, en un espacio y un tiempo determinados. En otras palabras, no es posible distinguir entre hechos y valores, puesto que el análisis de los hechos incorpora los valores propios del investigador. Así, desde la crítica se postula que las teorías dominantes en relaciones internacio- nales habían sido «teorías solucionadoras de problemas –problem-solving theo- ries–», en el sentido de contemplar el mundo, las relaciones de poder existen- tes y las instituciones, y hacer que funcionen bien, sin cuestionar el orden existente y haciendo que parezca natural e inmutable. De manera específica, afirman que las teorías existentes sirven a los intereses del orden dominante, especialmente a las élites de los estados desarrollados. La teoría crítica influenciada por la Escuela de Frankfurt, postula la necesidad de desafiar el orden dominante, analizando y ayudando a los procesos sociales que potencialmente pueden conducir a un cambio emancipador. Los críticos sostienen que los estados no tienen que ser el centro de análisis, por su diver- sidad, porque son la causa de la inseguridad en el sistema internacional y por- que algunos son una fuente de amenaza para su propia población. El centro del análisis deberían ser los individuos. Rechaza el sistema o los actores como unidades de análisis y propone, en cambio, el conjunto de relaciones sociales determinadas por la estructura social en un momento determinado, lo que el canadiense Cox, inspirándose en Gramsci, denomina «estructura histórica», compuesta por un grupo de fuerzas (las capacidades materiales, las ideas y las instituciones) que impone presiones y limitaciones al comportamiento de los estados. 1.5. Reflexiones sobre poder, orden y moralidad en las relaciones internacionales 1) El poder © FUOC PID_00250469 35 El estudio de las relaciones internacionales. Marco teórico Como habíamos visto al revisar el concepto de régimen internacional en el apartado anterior, el debate sobre la hegemonía y la estabilidad hegemónica nos remite a otra pregunta central en las relaciones internacionales. Dado que la distribución de poder es tan importante, deberíamos preguntarnos qué es el poder. El poder, entendido como producción de efectos intencionados, se analiza en términos de diferentes concepciones de poder, y no hay una única aproximación analítica, aunque en general se asocie el poder con el poder militar, marginando otras formas de poder. Definir el poder es complejo. Aron entiende que el poder es forzar a alguien a hacer algo, imponer la voluntad sobre los otros y resistir los intentos de los otros para imponer su voluntad. Esta definición provoca que el elemento de coerción esté presente en la idea de poder y que desde el realismo político se vincule el poder con la fuerza. Sin embargo, el poder también está vinculado a la autoridad y a la legitimidad. El ejercicio del poder aparece así vinculado a la reputación y al prestigio de los actores, y también a la legitimidad de su uso, entendido como la aceptación de la manera en que se adoptan las decisiones, más o menos democrática. Igualmente, el poder está asociado con la capacidad para ejercer influencia, en el doble sentido de la capacidad de manipular las situaciones del mundo real y la capacidad para manipular las percepciones del resto de los actores. El ejercicio del poder en el sistema internacional remite al debate sobre quién prevalece cuando los asuntos son conflictivos o controvertidos. Y esto plantea el tema central de quién dispone de poder para controlar el proceso de toma de decisiones o influir en él. Los elementos del poder, siguiendo a Morgenthau, son un conjunto amplio. Por un lado, están los elementos materiales, como los recursos, la posición y las características geográficas, la población, su nivel formativo, la riqueza y la fuerza militar. Y, por otro lado, otros elementos, como las ideas y la ideología, el prestigio, la adaptabilidad de utilización de los recursos en contextos parti- culares y, sobre todo, la voluntad política, que es resultado de los objetivos y las ambiciones que tienen los actores. Podemos agrupar las características del ejercicio del poder en tres categorías: a) En primer lugar, encontramos el contexto en el que se ejerce el poder, que El contexto nos permitirá diferenciar entre el poder percibido y potencial y el poder real. El hecho de que algunos esta- El contexto se desarrolla en un marco político incierto y cambiante, y esto dos tengan armas nucleares supone que actores con un gran poder puedan tener una influencia limitada puede ser un instrumento di- suasorio, pero no impide los en situaciones particulares. actos terroristas. b) En segundo lugar, el ejercicio del poder depende de la naturaleza del pro- ceso en sí, en el sentido de que un actor con más capacidades para movilizar recursos que otro no puede asegurar un resultado deseado. El ejemplo de la Guerra de Vietnam, que enfrentó a Estados Unidos con la guerrilla sudvietna- © FUOC PID_00250469