Itinerarios, Rutas y Circuitos Culturales Set 2024 (PDF)

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This document reviews the conceptual elements of cultural itineraries, circuits, and thematic routes for the field of tourism. It examines the characteristics, similarities and differences among these concepts to enhance their application in professional contexts related to cultural heritage and tourism.

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ITINERARIOS CULTURALES, CIRCUITOS CULTURALES Y RUTAS TEMÁTICAS CULTURALES, Elementos conceptuales para su diferenciación. Lucio Llancapan. UNPA.UARG. Rev2024 Introducción. Dentro del ámbito del patrimonio cultural y del campo del turismo emergen tres elementos que tienen características compartidas...

ITINERARIOS CULTURALES, CIRCUITOS CULTURALES Y RUTAS TEMÁTICAS CULTURALES, Elementos conceptuales para su diferenciación. Lucio Llancapan. UNPA.UARG. Rev2024 Introducción. Dentro del ámbito del patrimonio cultural y del campo del turismo emergen tres elementos que tienen características compartidas, sin embargo, aunque sus conceptos pudieran resultar similares, no son sinónimos. Los elementos a los que se hace referencia son los itinerarios culturales, los circuitos turísticos culturales y las rutas culturales, todos ellos reconocidos por su aporte dinamizador y diversificador dentro de los espacios turísticos. Si bien existen similitudes, también se observan importantes diferencias que permiten asignarles funcionalidades particulares, por lo que su comprensión posibilita que su aplicación en el campo profesional sea adecuada a objetivos e intereses específicos. Los itinerarios culturales. Los itinerarios culturales tienen como punto de origen conceptual y formal un documento del ICOMOS, la “Carta de itinerarios culturales”. Del documento se desprende que el término “itinerario cultural” pone en valor un tipo de patrimonio que no fue considerado de manera diferenciada en anteriores documentos, pero que, con la evolución en la comprensión del patrimonio cultural, se hace propicio una nueva tipología, como ocurrió en su momento con el patrimonio inmaterial y el paisaje cultural. En este caso se pone en valor un elemento que contiene algunas características compartidas con el paisaje cultural, en particular en lo referente a su estructura espacial. Este caso presenta en el espacio turístico con un formato longitudinal, al mismo tiempo que pone atención en los aspecto tangible e intangible del patrimonio cultural. Desde un punto de vista geográfico el paisaje cultural puede ser comprendido como un espacio poligonal o un área, dentro del cual se observan elementos propios de una estructura y unidad paisajística, por su parte, el itinerario cultural posee un rol conector dentro del espacio y se organiza de forma lineal, con frecuencia sobre la base de vías de comunicación que son valoradas desde una perspectiva cultural patrimonial. La definición incorporada en la carta del ICOMOS del 2008 describe al itinerario cultural de la siguiente manera: “Toda vía de comunicación terrestre, acuática o de otro tipo, físicamente determinada y caracterizada por poseer su propia y específica dinámica y funcionalidad histórica al servicio de un fin concreto y determinado, que reúna las siguientes condiciones:” Se observa en primera instancia un encuadre general que pone el foco de atención en las vías de comunicación de valor histórico y cultural con una configuración de diversa índole, en la medida que éstas cumplan con tres funciones importantes. 1) La vía se configura como la evidencia de una dinámica pasada: Se corresponde con el primer inciso de los tres considerados el cual indica: “a) Ser resultado y reflejo de movimientos interactivos de personas, así como de intercambios multidimensionales, continuos y recíprocos de bienes, ideas, conocimientos y valores entre pueblos, países, regiones o continentes, a lo largo de considerables períodos de tiempo.” Este criterio valorativo pone relevancia en los elementos que permanecen como evidencia física, los cuales responden a una dinámica de relaciones múltiples entre diferentes espacios a lo largo del tiempo. Se observa que, en este caso, que los elementos pertenecientes al itinerario cultural, al ser analizados desde la perspectiva del patrimonio cultural se engloban dentro del grupo de lo tangible. 2) Como un espacio generador de un cambio cultural: El segundo criterio se enfoca en los resultados del intercambio, por lo que su valor surge del poder transformador que ha tenido una vía de comunicación en las comunidades involucradas. El criterio se enuncia de la siguiente manera: “b) Haber generado una fecundación múltiple y recíproca, en el espacio y en el tiempo, de las culturas afectadas que se manifiesta tanto en su patrimonio tangible como intangible”.(ICOMOS, 2008) La referencia a fecundación pone relevancia en la capacidad de generación, creación o transformación como resultado del intercambio y la interacción entre las comunidades, dando lugar a considerar los aspectos inmateriales y también materiales del patrimonio, observables y atribuibles a la influencia de una vía de comunicación. 3) Como parte de una dinámica social: En el tercer criterio, la atención está en la dinámica de las relaciones establecidas, de lo que se desprende una propiedad que tiende a configurar un resultado y donde diferentes hechos y proceso socioculturales pueden justificarse a partir de la existencia de una vía de comunicación. El inciso reza de la siguiente manera: c) Haber integrado en un sistema dinámico las relaciones históricas y los bienes culturales asociados a su existencia.” (ICOMOS, 2008) Las vías de comunicación consideradas itinerarios culturales: Las vías de comunicación refieren a trayectos que unen dos o más puntos, dentro del territorio, independientemente de que la unión genere una vía terrestre, acuática o de otro tipo. Si bien desde la realidad práctica hay una tendencia por aquellos que son terrestres dada por la familiaridad y las evidencias, también se incluyen como parte del concepto de itinerario cultural las vías acuáticas, o de cualquier tipo que pueda ser justificada a partir de evidencias que se apoyen en algunos de los tres criterios enunciados. Esto significa que se podría incluir lo aéreo, aunque esto resulte difícil de apreciar y materialmente difícil de probar. En referencia a este último caso se podría mencionar la histórica ruta de la aeroposta patagónica con protagonistas como Antoine de Saint Exupéry. Fuente: Elaboración propia Los límites de la definición. A pesar de su relativa amplitud del concepto, existe una referencia muy fuerte hacia aquellas vías de comunicación con relativa formalidad material, donde predomina la idea de vía de comunicación por sobre la idea de trayecto. Esto puede significar una importante limitación, sobre todo considerando que los itinerarios y los trayectos son referencias longitudinales, pero no son sinónimos. En general las vías de comunicación tienen cierta formalidad, en la medida que se constituyen en caminos típicos, rutas, senderos, pero los trayectos o trayectorias no siempre se corresponden con la formalidad de una vía o de una única vía de comunicación. La importancia de esta referencia radica en la necesidad de hacer evidente o reconocer aquellos trayectos cuya existencia se define desde una perspectiva patrimonial cultural con una mayor inmaterialidad, y donde la referencia formal del camino es un dato secundario. Dicho de otra manera, es necesario considerar otros formatos que se encuadren conceptualmente dentro de los itinerarios, donde su reconocimiento no dependa de la existencia de una vía de comunicación formal o de una única vía de comunicación, sino más bien sea reconocida en base a valores intangibles del trayecto. Si se toma como referencia o paralelismo con los paisajes culturales, se aprecia en ellos un reconocimiento más explícito a la valoración de los espacios intangibles. En el caso de los paisajes culturales, desde sus clasificaciones se reconoce a aquellos espacios que testifican una verdadera transformación y conformación como lugar habitado tanto en el pasado como en el presente, pero al mismo tiempo se dan situaciones alternativas donde las evidencias materiales identificables son menores, aunque por otro lado la carga simbólica del espacio sea mayor. Esta situación se observa cuando el apoyo de la valoración descansa en evidencias intangibles, es decir cuando las referencias colectivas apoyadas en la memoria son las dominantes. En este caso, la información que emerge de la memoria posibilita, valorar al espacio más allá de las evidencias materiales, asignándoles valores sagrados, históricos o de otro tipo. En el caso de los paisajes le es asignable el título de “asociativo” para clasificar a aquellos cuyo valor simbólico excede la importancia de la materialidad percibida. El reconocimiento de la importancia de la inmaterialidad es propio de ámbito del patrimonio y de su mayor comprensión conceptual, permitiendo incorporar categorías de clasificación adecuadas como la categoría asociativa para el paisaje cultural. De manera análoga en el caso de los itinerarios culturales, se hace necesario poner en evidencia la importancia de ciertos trayectos o derroteros que fueran realizado en el pasado, aún sin haber conformado una vía formal (camino) ya que podrían contener una carga simbólica que supere ampliamente cualquier patrón de materialidad sugerido por la definición del ICOMOS. Así se integrarían aquellos trayectos que sin tener como condición necesaria el hecho de constituirse en una vía formal de comunicación. Para estos casos es requisito implícito que, hayan sido el resultado de un derrotero particular, de un hombre, o de un grupo social, en un momento específico, cargando de significado al trayecto y con ello abriendo la posibilidad a que este trayecto o derrotero sea valorado como un itinerario cultural desde una perspectiva inmaterial. Es oportuno aquí indicar que la Real Academia Española, define derrotero en su primera acepción como “camino, rumbo, medio tomado para llegar al fin propuesto” por lo que la valoración se orienta en la finalidad, independientemente que su signo valorativo tenga connotación social, religioso, bélico, económico, dando lugar incluso a aquel que surge de un relato fantástico o leyenda. Así planteando extremos es posible reconocer ejemplos donde la evidencia material garantiza su identificación, como es el caso del Camino de Santiago de Compostela en Europa y Qhapaq ñan en America. En el extremo opuesto se encuentran aquellos derroteros que han significado un capítulo importante para la historia de un grupo humano ya sea por constituirse en un hito alcanzado por única vez, o por significar situaciones o eventos excepcionales, donde solo una vez un recorrido o trayecto fuera realizado por un hombre o un grupo humano, pero cuyo significado o importancia desde un punto de vista, histórico, bélico, religioso, social, ha sido trascendente por lo que dotaron a este trayecto de un nombre para la historia y la memoria colectiva. Los ejemplos para éste último caso son numerosos y entre ellos es posible citar casos religiosos como el trayecto que realizarán los hebreos al salir de Egipto, el trayecto que realizara Jesús antes de su crucifixión, fuera del ámbito religioso se pueden mencionar ejemplos algunos penosos como éxodos, otros, donde prisioneros caminaron hacia un campo de exterminio, casos de caminos explorados por aventureros o ejércitos que a partir de su intrepidez, lo que le valió en su momento una victoria que de otro modo no hubiera sido posible. Se verifica en todos los casos, que los derroteros mencionados en referencia a este tema están cargados de valores históricos, memorias emotivas, religiosas -por nombrar algunas- que le dan una importante entidad al trayecto más allá de las evidencias materiales de su existencia. Si bien el contexto de apreciación es un espacio amplio –el espacio recorrido y su entorno-, la valoración se encuentra en el recorrido y no en los elementos que se pudieran apreciar en su entorno, aunque éstos de forma independiente pudieran tener valores culturales. Al mismo tiempo, la vía de comunicación de referencia podría ser conocida (es decir se conoce el camino o combinación de caminos utilizados), o simplemente podrá ser una hipótesis dada la escasez de información documental, sin embargo, más allá de las circunstancias, nada de lo anterior implica una disminución de la importancia simbólica del trayecto. Los aspectos valorados en los itinerarios. Los factores valorados para su reconocimiento formal, permiten delimitar el espacio en el cual estos itinerarios han jugado un rol clave en la articulación espacial y en esta particular situación donde se evidencia aquello que desde la definición se expresa como “fecundación múltiple y recíproca en el espacio y en el tiempo” y en el significado que cobran los enclaves longitudinales a partir de hechos o eventos que cargan de significado un trayecto. En cuanto a éstos se aprecian diferentes perspectivas valorativas entre las que se pueden mencionar los siguientes tipos de valoraciones: Económico o social. Esta valoración es coincidente con los criterios A; B y C de la definición de Itinerarios de ICOMOS. La función articuladora se apoya en la necesidad de los pueblos de desplazarse de un espacio a otro de forma regular, con motivos sociales, de relaciones o comunicaciones, o con motivos económicos de llevar o intercambiar bienes, como el caso de Qhapaq Ñan, el camino andino, que vinculó a diferentes pueblos de los Andes antes de la llegada del español. Con esta característica como referencia aparecen diversos trayectos que pueden ser valorados a partir de una referencia de utilidad económica como los trayectos de trashumancia, los antiguos viajes a los puertos de los laneros como en el caso de Santa Cruz y otros aventureros, viajes que implican travesías de meses de duración con la finalidad de comerciar o de vender productos. Los trayectos a recorrer no son identificables de forma directa, y con frecuencia invitan a desarrollar investigaciones arqueológicas o históricas que permita definir con precisión tramos del recorrido, en particular cuando la evolución propia del espacio, y sus respectivos caminos o vías han sido renombrados. Religioso o artístico. Algunos caminos tienen un origen que responde a la necesidad de la comunidad de desplazarse con motivos exclusivamente religiosos o artísticos. Desde esta perspectiva, es decir desde una mirada religiosa, se valoran aquellos caminos que fueron exclusivamente desarrollados para llegar a un espacio considerado sagrado o de devoción. Un ejemplo es el caso del Camino de Santiago de Compostela, el camino que los fieles cristianos recorren para llegar a la catedral donde yacen los restos del apóstol Santiago. Volviendo al tema central, en este contexto el camino constituye el eje central y determina la existencia del itinerario, por tanto, el camino define los límites materiales del itinerario, el que no podrá incluir otros que no estén rigurosamente asociados al mismo. Para estos casos no sería posible considerar como itinerario cultural a un recorrido que no respetara la estructura original de un camino -en el caso de vías de comunicación-, o que intentara modificar un recorrido originario -en el caso de trayectos o derroteros-, o que no se asentara sobre documentaciones o referencias tradicionales, ya que el valor del trayecto reside en el significado particular histórico. Por lo expuesto un itinerario no sería reemplazable por un camino paralelo que resulte más sencillo, más accesible o incluso más atractivo desde un punto de vista estético panorámico, ya que toda réplica o alternativa carecería de los valores culturales que determinan la importancia del itinerario. Cuando se trata de itinerarios culturales, nada tiene mayor valor que el camino, sea éste una vía formal o un trayecto, ni siquiera los elementos que se encuentren a la vera de este, aun cuando fueran considerados con valor patrimonial. Por lo tanto, las referencias históricas y culturales son esenciales para determinar la existencia de un itinerario cultural, por lo que implica una cierta rigidez al momento de definir su recorrido, de modo que pueda ser utilizado con fines turísticos. Un caso particular es aquel itinerario cultural cuyo origen se encuentra asociado al arte, como resultado de una producción literaria de ficción pero que cobra verosimilitud por el nivel de detalle del relato y su nexo con los espacios reales. En este caso si bien no existe una relación directa con la historia real, si es posible verificar que la historia de ficción es parte de la identidad de un espacio, lo que permite su interpretación a partir de esta construcción literaria y del reconocimiento que una comunidad le dé a esta ficción. Es ejemplo de este caso el Itinerario Cultural de Don Quijote, que fue declarado Itinerario Cultural Europeo en 2005. Algo similar ocurre cuando el elemento central es una leyenda, ya que como patrimonio intangible también se tiene relación estrecha con el territorio real que habitan las comunidades, y forma parte de su identidad, lo que da lugar a identificar trayectos que estén asociados con el relato específico. Los itinerarios culturales y el turismo. De la definición surge un elemento central que permite diferenciar este tipo de patrimonio de otros y es en primera instancia se destaca su inherente relación con el ámbito cultural, por lo que, en un contexto de valoración y reconocimiento, la cuestión turística no es considerada como relevante, salvo que tras su reconocimiento o previo al reconocimiento tenga oportunidad una evaluación para su aprovechamiento turístico. La valoración de estos espacios lineales se da como resultado del aporte que han tenido en el desarrollo y articulación de grupos sociales, sean estos pertenecientes a diferentes grupos a una gran nación. En este contexto se aprecia que el turismo no tiene una necesaria participación y su existencia es independiente de la actividad turística, ya que la valoración está asociada a patrones simbólicos desde la perspectiva cultural y el grupo más interesado en su reconocimiento es la comunidad con la que existen vínculos culturales y no la demanda turística. Esto no descarta a la actividad turística, sino que ésta, como en otros casos, se vale de este reconocimiento (o declaratoria) para respaldar la importancia desde una perspectiva utilitaria a partir del potencial interés para un público turístico. Lo explicado no excluye que la actividad turística sea la impulsora de la valoración, ya que esta situación es una característica propia de la relación entre patrimonio cultural y turismo. Como se comentó, la esencia particular del itinerario asigna una utilidad real a un camino por parte de un pueblo o grupo social, utilidad que está asociado a sus fines religiosos, sociales o económicos, los cuales son considerados elementos de identidad. En algunos casos un itinerario cultural mantiene tramos activos como resultado del uso continuo que le han dado las comunidades hasta la actualidad, para mantenerse en contacto o para comerciar, entre otras cosas. En circunstancias donde la centralidad es religiosa, el uso frecuente está dado por sus fieles, cuyas necesidades están muy alejadas de una motivación turística tradicional. Esto no quita que se pudiera sumar el uso turístico, donde viajeros se motivan por la búsqueda de experiencias en torno a un emblema religioso. Con lo mencionado anteriormente es posible afirmar que el itinerario cultural podría prescindir de la actividad turística, ya que podría mantener su vigencia por el uso propio que le dan las comunidades, sin embargo, es frecuente que diferentes iniciativas turísticas busquen aprovechar este contexto. El turismo en el contexto de la disposición inflexible El turismo se enfoca en experiencias y los itinerarios conservan en su recorrido elementos que son sumamente valorativos desde una perspectiva cultural que enriquece a la actividad turística. En el ámbito turístico existe un público particular que tiene por preferencia buscar experiencias auténticas y genuinas, lo que significa al mismo tiempo un desinterés por aquello que conceptualmente es superficial y banal1. La consideración de un itinerario como soporte para la actividad turística ofrece sin 1 La excepción se observa en el caso donde los atractivos son construidos o desarrollados en base a una historia ficticia, tal como ocurre en la industria Disney. lugar a dudas un espacio privilegiado para la experiencia turística, dado que estos itinerarios están cargados de significado, de historias y de memoria. Estos se configuran como potenciales soportes de la actividad turística, dado que su valor simbólico es un atributo buscado por ciertos segmentos, quienes a partir de la apertura y acceso que asegura la actividad turística, podrán conseguir replicar en un momento diferente (el presente) un recorrido o trayecto, que para un grupo humano ha tenido un gran significado simbólico, ya sea por su vinculación con un suceso religioso, histórico, o de otra dimensión cultural. Para estos segmentos turísticos, replicar o realizar el recorrido que otrora realizará un grupo determinado, permite percibir desde una experiencia personal, la dimensión simbólica del itinerario, de modo que a partir de su recorrido se puede imitar modestamente recorridos que cambiaron la historia de un grupo humano, o que en la historia se aprecien como epopeyas, grandes proezas o que por el contrario implican tristes finales. Por otra parte, vale remarcar que la valoración esencial del itinerario cultural descansa en la carga de significado que tiene su trayecto, por lo tanto, el interés en su recorrido desde una perspectiva turística también está asociado a una intensión por parte del público de conseguir una experiencia que se basa en recorrer un camino tal como fuera recorrido en un período histórico, a veces emulando el mismo sentido de dirección o incluso replicando la modalidad de transporte. Esto significa que la experiencia de recorrido solo tendrá sentido siempre que el recorrido se encuentre dentro de un trayecto valorado desde la perspectiva cultural, independientemente de que existieran alternativas, para vehículos más veloces, o en caminos paralelos con una construcción moderna. La estructura de disposición inflexible de los itinerarios culturales no representa un obstáculo para la actividad turística, aunque sí podría exigir de una mayor inversión en términos de accesibilidad. Es ésta relativa inflexibilidad la que garantiza la valoración cultural y al mismo tiempo una experiencia genuina para los viajeros que pretendan comprender en profundidad y en primera persona ciertas historias, relatos o leyendas que tienen una vinculación directa con ciertos trayectos. Mas allá de lo expuesto, el turismo podría valerse del itinerario cultural para desarrollar propuestas complementarias como es el caso de los circuitos turísticos, lo que significaría utilizar parte del trayecto, como insumo para una propuesta de circuito. Los itinerarios culturales y las rutas o carreteras famosas. En el espacio turístico existe un tipo excepcional de camino, que ha cobrado importancia turística por su misticismo. En algunos países son llamadas rutas y carreteras, las cuales cumplen con algunos de los elementos conceptuales que definen a los itinerarios, sin embargo, su valoración está asociada a otros factores que escapan a la cuestión del patrimonio cultural. Es el caso de la Carretera 66 en Estados Unidos y Ruta 40 en Argentina, los que desde una perspectiva turística comparten un concepto alternativo ya que se han posicionado independientemente de los esfuerzos turísticos, como una ruta para recorrer alguna vez en la vida. Existe para estos casos una mística particular asociada a los desafíos que propone el recorrido, mística que se basa en diversas experiencias inmortalizadas en escritos, libros, películas, canciones, que motivan a quienes se han visto influenciado por los mencionados relatos a buscar mismas experiencias, lo que implica realizar el trayecto para encontrar mismas emociones. Con el paso del tiempo, la actividad turística se ha hecho eco de este fenómeno, y ha descubierto que quienes realizan estos recorridos encuentran en el trayecto el verdadero valor del viaje, ya que su recorrido es un sinónimo de aventura y libertad. En estos casos si bien podrían ser valorados como itinerarios culturales, se debe considerar que para la fecha en que el concepto de itinerario cultural fue desarrollado, allá por el 2008, estas rutas o carreteras ya se encontraban con un importante posicionamiento en el imaginario turístico, por lo que no sería lógico generar un posicionamiento adicional en relación a una nueva tipología. Hoy en día este tipo de rutas son consideradas en sí mismo un atractivo turístico, que permiten dinamizar los espacios económicos involucrados en su trayecto. Los Circuitos Turísticos Los circuitos poseen importantes diferencias respecto de los itinerarios. En primera instancia implican un recorrido que hace referencia a una temática ya sea natural o cultural y su organización está determinada por la selección de elementos propios del espacio turístico y cultural que son identificados como puntos a visitar. Este recorrido no necesariamente se apoya en un itinerario cultural desde la perspectiva formal que sugiere la carta de ICOMOS, sino que responde a lógicas que podrían ser coincidentes, pero no como requisito constitutivo. En el circuito cultural importa un tema central, con la fuerza suficiente para poder desarrollar un guion, que permitan al público para el cual al que se destina, sea apreciable a partir de los elementos tangibles disponibles en el espacio. Dado que prima un tema central, el camino o los trayectos tiene una función conectora, entre los diferentes elementos seleccionados para narrar una historia o explicar un aspecto de la cultura, por lo que dicha funcionalidad al mismo tiempo puede ajustarse a los intereses y necesidades de un público para el cual está dirigido el circuito. Aquí el camino es una opción en cuanto a su diagramación, por lo que se pueden contemplar diversas opciones, que responden a diversas lógicas o necesidades (de los destinatarios), como, por ejemplo, seguridad, proximidad, economía de tiempo, o entorno paisajístico. Esto último constituye una importante diferencia con los itinerarios culturales donde el camino no es una opción, sino es la condición necesaria para la existencia, mientras que el circuito podría tomar alternativas en cuanto a su recorrido, sin que esto afecte a su concepto técnico. En base a lo anteriormente comentado, el circuito turístico como elemento genérico posee una multiplicidad de factores que aportan a una configuración muy diversa, en la que un mismo tema podría ser organizado a partir de diferentes recorridos, con diferentes atractivos dado que constituye siempre una propuesta de interpretación singular. Por esto el circuito turístico podría ser definido como “la propuesta de interpretación de un tema específico asociado a cuestiones naturales o culturales, con un recorrido que vincula diferentes elementos seleccionados por su capacidad de aportar de forma complementaria a la explicación desde diferentes dimensiones informativas del tema de referencia”. Esto significa que el recorrido podrá contar con una multiplicidad de posibilidades de configuración, sin que afecte al desarrollo de su elemento central: el tema, asignándole como particularidad la flexibilidad. Esto significa que las diferentes alternativas configurables podrán ser técnicamente válidas para poner de manifiesto un tema. Por otra parte, la selección de los elementos debe facilitar la comprensión del tema que la propuesta desarrolla, complementando la información de los otros puntos que forman parte del circuito. Los circuitos turísticos y la centralidad de la comunicación. Más allá de su potencial como articulador y potenciador del espacio turístico el circuito tiene un necesario enfoque comunicativo, es decir que utiliza la temática con fin interpretativo de un tema específico, para llegar con información a un conjunto de destinatarios, sean estos turistas o público local. Esta circunstancia del circuito lo hacen dependiente de su público para su real formalización, algo que no ocurre con los itinerarios culturales, ya que éstos últimos no requieren necesariamente de un público interesado para su existencia, dado que sólo se convalida con investigaciones y posteriormente con los reconocimientos formales que avalarán su importancia desde una perspectiva cultural. El enfoque técnico que persigue un circuito es la comunicación de un tema específico. Aquí la esencia comunicativa no está dada por la capacidad de vincular elementos, sino por la capacidad de poner de manifiesto información comprensible para los destinatarios. Su estrategia se orienta a la interpretación de la información, lo que implica una perspectiva de análisis y muchas veces una toma de posición del desarrollador de la propuesta. Dado que la finalidad esencial es la comunicación, la propuesta debe considerar una serie de herramientas y recaudos a los fines de garantizar que la información sea relevante, adecuada y suficiente, para un público específico. Aquí la consideración de los intereses y conocimientos de los destinatarios es estratégica, ya que más allá del tema seleccionado, la identificación del público a la que va dirigido permite definir un conjunto de soportes de información, cuyo lenguaje de comunicación se ajuste al público de interés. Se observa una intencionalidad por parte de quien diseña un circuito para poder imprimir ciertos aspectos informativos que aportan a un tipo de experiencia y a un tipo de comunicación, de manera que el público de interés tras la implementación de la propuesta pueda tomar esos contenidos y realizar su propio análisis informativo. Nuevamente la distinción surge con los itinerarios culturales, cuya centralidad es valorativa. Su reconocimiento pone en evidencia la importancia de un trayecto que ha tenido gran influencia en aspectos históricos, sociales, económicos, religiosos entre otros, de un pueblo, grupo social o nación. Esto no quita que no puedan desarrollarse propuestas interpretativas sobre el eje de un itinerario, ya que podrían desarrollarse múltiples formas de interpretar, pero debe recordarse que el origen del itinerario cultural no tiene como fin la comunicación, sino la valoración y reconocimiento de un elemento que es considerado patrimonio cultural. Como se mencionó, el enfoque comunicativo temático del circuito se logra a partir de una propuesta de interpretación, la cual se configura con el trazado del circuito y la disposición de información para su recorrido y apreciación. La interpretación desde la RAE implica “Explicar o declarar el sentido de algo” lo que implica según otras miradas descubrir la información oculta propia de la compleja trama del patrimonio, pero al mismo tiempo apreciar un fenómeno desde una lógica particular. Los circuitos turísticos ofrecen la posibilidad de repensar el espacio, de identificar los elementos propios de un tema a interpretar, para dar sentido a un relato que pretende ser comunicable a un público específico. El desarrollo de circuitos se sustenta en una complementariedad en cuanto a elementos que se encuentran dispersos, donde cada uno desde su singularidad y relación con el tema de interés, ofrecen información única sobre un evento o hecho de interés. Por esto la suma de los espacios utilizados para el circuito permiten contribuir a la construcción de una referencia más compleja, que asiste en complementar el tema desde diferentes aspectos. Dado el particular interés turístico, el circuito se apoyará en elementos que son considerados atractivos turísticos, lo que implica un proceso de valoración o reconocimiento previo para los diferentes elementos, los cuales cumplen con el requisito del interés de visita turística y al mismo tiempo cuenta con valores desde una perspectiva histórica, artística, económica o natural, por mencionar algunos criterios. Los circuitos podrían tener una diversidad temática amplia, sobre todo porque su finalidad es abordar un tema particular y desarrollarlo en base a los diferentes elementos distribuidos en el espacio. Es importante destacar que la particularidad temática da lugar que, en proceso de desarrollo del nombre, la palabra circuito no sea utilizada y se considere como alternativo el uso de la palabra camino o ruta, dando lugar a que existan confusiones en relación con otras rutas turísticas, como las escénicas, las rutas culturales o las rutas viales. Son ejemplos de circuitos que llevan nombres de ruta los siguientes: Camino de los siete lagos, Ruta de los Faros, Ruta de los volcanes, etc. A los efectos de identificar al circuito se mencionan a continuación una serie de características típicas: Consiste en una propuesta de recorrido: Su conformación es el resultado de la interpretación particular respecto de un tema central que realiza su diseñador. La propuesta de recorrido es un diagrama ordenado que se encuentra sujeto a diversos condicionamientos que surgen del guión y de las condiciones de acceso a los elementos disponibles asociados a la temática. Dado que la temática y su enfoque se encuentra condicionado por la intencionalidad del diseñador o del cliente que propone su desarrollo, podrían existir tantas alternativas de recorrido sobre una base de idénticos elementos o recursos en particular, como diseñadores existan. No es un bien cultural: Si bien algunos de los elementos que conforman un circuito podrán ostentar la jerarquía de patrimonio cultural, no significa que el circuito en sí mismo cuente con el mismo reconocimiento. El valor cultural de los bienes que forman parte del circuito asiste a los fines de ofrecer un valor agregado a la experiencia de visita o de dar credibilidad a un tema, sin que se genere una valoración patrimonial cultural hacia el circuito. Requiere un promotor: Los circuitos son productos turísticos y si bien no es posible patentar un recorrido, es necesario un promotor público o privado que sea capaz de garantizar la accesibilidad física y a la información de los puntos de interés. Dado que es posible desarrollar un circuito con múltiples criterios y con diferentes componentes, el trabajo del promotor aporta no solo en el desarrollo, sino también el trabajo de posicionamiento, dado que el circuito es una creación artificial que concretamente no existe, salvo por el soporte de información que remite al mismo. Esto significa que la falta de trabajos de posicionamiento y accesibilidad harían muy difícil tomar contacto con el concepto del circuito y por lo tanto imposibilitaron su reconocimiento y recorrido. Está conformada por recursos turísticos: Los componentes seleccionados son recursos turísticos aislados y en algunos casos sus componentes se encuentran jerarquizados como atractivos. Como resultado de la integración de recursos el circuito puede ser considerado un producto turístico genérico, sobre el cual podrán apoyarse programas turísticos. Posee disposición determinada: Los circuitos siguen un orden de vista preestablecido, el cual responde a la lógica de interpretación que sugiere el guion. La falta de direccionalidad para la visita resta valor al concepto de circuito, por lo tanto, el criterio de visita es el resultado de un análisis en base a la información disponible y la proximidad entre los diferentes puntos de interés, así como también la intencionalidad del guionista, quien podría definir el ordenamiento en base a una línea temporal considerando lo más antiguo como punto de inicio, lo más moderno, o definir un criterio de ordenamiento alternativo. Implica selección excluyente: El circuito se resuelve integrando diferentes atractivos que son analizados de forma particular, dando prioridad a aquellos que podrían generar mayor interés de visitas, que se encuentran en óptimas condiciones de accesibilidad y que, al mismo tiempo, no se vean amenazados en el intento de darle utilidad turística. Esto implica que para definir la integración de un elemento al circuito se hace necesaria la valoración desde los criterios de atractividad del bien, de complementariedad con los otros elementos del circuito, accesibilidad, -lo que implica la seguridad- y fragilidad del bien. En relación a esto último se debe tener en cuenta que muchos de los atractivos no se encuentran resguardados o al mismo tiempo no ofrecen garantías para el visitante, lo que obligará a tomar las medidas necesarias para poder considerarlos como potenciales elementos para un circuito. Dada estas circunstancias, la exclusión es el resultado lógico tras considerar la situación de accesibilidad, de fragilidad y de relevancia para el tema de cada uno de los atractivos. Por lo tanto, elementos asociados a la temática pueden quedar fuera del circuito para garantizar su protección o por considerar escasa la información que permita su integración. El proceso de selección está en manos de los responsables del proyecto por lo que no es posible incluir elementos sin que cumplan los requisitos exigibles por el equipo. Ofrecen alternativas de extensión: El circuito se desarrolla sobre la base de una visita por la totalidad de los componentes. Las diferentes alternativas en cuanto a diversidad podrían ofrecer la posibilidad de desarrollar propuestas simultáneas con recorridos mínimos o reducidos y otros extendidos. En todos los casos el interés para los visitantes es iniciar y finalizar el recorrido. Las Rutas Turísticas Culturales Las Rutas temáticas dentro del ámbito del turismo constituyen una propuesta más joven en cuanto a su origen, si se lo compara con los circuitos. Se trata de una propuesta con enfoque regionalista, a partir del abordaje de un tema que está asociado a la historia o a las formas de producción tradicionales en una región o zona específica. Tiene muchos elementos en común con el circuito, sin embargo, está orientado a poner en valor un tema de referencia en el cual convergen una diversidad de elementos que no son necesariamente del mismo tipo, y tampoco necesariamente complementarios entre sí -tendencia que es relevante en los circuitos-, que admite elementos que tengan mucha similitud, los cuales se encuentran distribuidos en un espacio homogéneo. Su pretensión no es develar una suerte de relato, en el que diferentes puntos aportan elementos informativos, ya que no existe un relato común entre los participantes. Las rutas están orientadas a la experiencia, donde si bien existe un tema central, éste puede estar atravesado por múltiples historias particulares, donde incluso se aprecian diversidad de formas de conectarse con el tema central. Así quienes participan o se integran a la ruta, se muestran desde diferentes facetas, pudiendo ser éstas productivas, económicas, históricas, artísticas o de otro tipo. A modo de ejemplo se pueden citar la Ruta del Vino, o de la Oliva, en el que participan un número importante de productores, cada uno con la libertad de poner a disposición del visitante los aspectos que considere más relevantes de su espacio productivo. Si se observan estos casos, los participantes comparten muchos elementos en común, y podrían diferenciarse en las variedades, en la historia de su origen, la tecnología, su participación en el circuito de producción de comercialización de un producto, etc. Las rutas turísticas ofrecen una alternativa para vincular estos espacios de producción o aquellos asociados a la historia, permitiendo incorporar a su estructura (recorrido) establecimientos que tengan alguna participación en los temas que son los centrales de la ruta, así como también atractivos. Por lo tanto la ruta es una propuesta distinta por cuanto sugiere el visitante una gran cantidad de alternativas de visita asociados con un tema, como podría ser la fruta fina, la lana, el cordero, el vino, las especias etc. Las rutas han dado la posibilidad de incorporar una variedad de temáticas que están relacionadas con el ámbito cultural, mayoritariamente desde la perspectiva de la producción y sus costumbres asociadas, dándole relevancia cultural y turística. Son casos reconocidos, la Ruta de la yerba mate, la Ruta del vino -entre otras-, en la que se conjugan diversas actividades que tienen relación con la temática entre las que se incluye la actividad gastronómica y las actividades de aventura. Fuente: Elaboración propia Lo anterior sugiere además que ésta relativa flexibilidad propia de estos modelos - donde la adhesión es el requisito para integrarse-, la conformación podría dar lugar a una diversa oferta de espacios a visitar, algunos muy distintos en cuanto a su tipo de producción o elaboración y otros con muchas similitudes, como es el caso de chacras o espacios productivos, donde los estilos de producción son muy similares, diferenciándose solo en marcas de productos finales o en historias familiares. Esta característica propia de las rutas, donde se observa heterogeneidad de actividades, pero también homogeneidad entre el conjunto que se dedica a una actividad (cultivo, procesado, etc) tiene efectos en el comportamiento turístico. Las rutas no suelen pretender que el turista visite todos los establecimientos, ya que la propuesta podría tornarse monótona, más allá de considerar el tiempo que podría insumir. Por lo general, las rutas sugieren al visitante experimentar y tener un contacto directo desde diferentes aspectos de un tema propuesto, por lo que la visita solo a unos pocos establecimientos es suficiente para conseguir el objetivo. Para diferenciar esta propuesta de los circuitos y de los itinerarios se enumeran algunas características de interés para la ruta turística. Es una ruta ficticia: Desde un punto de vista formal, al referirse a este tipo de rutas se debe tener en cuenta que dicha referencia no indica propiamente una ruta o vía de comunicación, sino que, como proyecto, se vale de múltiples caminos o vías, que conectan a una variada cantidad de participantes que por lo general tienen un marco regional o comarcal. Por otra parte, se debe tener en cuenta que la ruta con temática cultural es una propuesta concretamente turística, que se enfoca en un tema en particular, esto implica que su conformación implica la unión de voluntades para poner en valor desde la perspectiva turística, una actividad cultural típica, o un rasgo cultural que es posible observar en diferentes puntos del mapa, por lo tanto se justifica su existencia a instancia de la actividad turística, que propone visitar los diferentes puntos, sin la cual no tendría sentido su existencia. Requiere un comité organizador: Dado que la mayor complejidad está dada en la integración de diferentes actores los cuales no todos han estado involucrados con la actividad turística, o conocen la dinámica de las visitas, será determinante el rol del comité para asistir en la formación para que cada participante conozca en primera medida de que se trata el proyecto de ruta turística y su eje temático. El equipo que se vincula formalmente en una organización con personería jurídica tiene un rol determinante en el desarrollo de la estrategia promocional, que constituye un motor sin el cual difícilmente se pueda formalizar el proyecto. Al mismo tiempo tiene un rol fundamental en la formación de los recursos humanos que se desempeñarán en contacto con turistas, así como también para definir los lineamientos de calidad para la prestación de servicios turísticos a fin de normalizar la calidad de prestación. La inexistencia del comité o de la institucionalización a través de una asociación con personería jurídica hace inviable la promoción y el sostenimiento de la ruta en el tiempo. Disposición Variable: Las rutas no siguen un patrón definido, ni tampoco una direccionalidad, algo que sí es común en los circuitos. Dada la diversidad de locaciones que se suman a un proyecto de este tipo, la vinculación no siempre se realiza sobre una vía principal, ya que para poder llegar a todos los puntos de interés se requiere valerse de rutas y caminos vecinales, lo que termina generando una red vial o trama irregular, con diversas alternativas para llegar a los diferentes puntos. Aquí no es requisito que los caminos tengan alguna valoración del tipo histórica, ya que interesa conectar los diferentes establecimientos o lugares independientemente del valor cultural de una traza vial. De adhesión voluntaria: Todo prestador que cumpla con los requerimientos para la actividad turística y que pueda relacionar su actividad a el eje temático que sugiere el nombre de la ruta puede integrarse en una ruta. A diferencia de los itinerarios y circuitos, nuevos prestadores de servicios pueden integrarse al proyecto, ya que son sistemas abiertos, siempre que se cumplan los requisitos de ingreso, los cuales son delineados por el comité organizador. Conformada por múltiples actores: Tal como se explicó en el desarrollo del tema, diferentes exponentes de la temática pueden participar y adecuar su espacio para la recepción de visitantes. Algunos pondrán definir tarifas de acceso y actividades de degustación o de visitas guiadas, otros simplemente ofrecerán productos que podrán ser adquiridos por los visitantes. Las visitas son parciales: La existencia de prestadores que ofrecen alternativas similares, con escasa variaciones ponen en evidencia la imposibilidad de mantener el interés del turista en visitar varios establecimientos con oferta similar, dado que la experiencia es redundante. Por otra parte, dado que la ruta implica una trama de caminos, muchas veces el visitante se limita a recorrer aquellos que se encuentren próximos, salvo que existan establecimientos de renombre que motivan su visita. Es una actividad secundaria: La ruta se constituye en una alternativa para los diferentes integrantes de la actividad ya que la actividad principal es una actividad productiva. La adopción del turismo se presenta como una alternativa para dinamizar la región a partir de la actividad de los diferentes productores o exponentes, cuya actividad es preexistente a la ruta. Obliga a la capacitación: Los diferentes participantes deben capacitarse en la actividad turística y a organizar los recursos para poder coordinar las visitas, degustaciones u otras actividades demostrativas cuyos destinatarios son exclusivamente los visitantes. Quienes participan deben tener en cuenta que la visita por parte de turistas resta tiempo a las actividades típicas del establecimiento, por lo que es necesario en algunos casos separar las actividades propias de la producción de aquellas que son destinadas a los visitantes. Tabla: Comparativa Itinerario cultural, Circuito cultural y Ruta Temática Cultural. ITINERARIO CIRCUITO RUTA Origen Formal Institucional. Su Mercado Turístico Mercado turístico. origen formal es el Es el desarrollo de un Es una propuesta turística, reconocimiento a partir proyecto con una como complemento a la de una declaratoria. propuesta orientada al actividad económica ya Aunque no es un mercado turístico o a la existente. requisito la formalidad comunidad local. para su valoración. Finalidad Cultural, Valorativa. Turística, histórica, Turística complementaria. Prima el reconocimiento ambiental y comunicativa. Intenta promover que los por su valor cultural Pretende que se conozca turistas visiten diferentes antes que su utilidad y se comprenda un relato establecimientos, o turística. ambiental, social, espacios productivos, o histórico, de interés para demostrativos de una ampliar la oferta de actividad o temática. productos turísticos. Importancia Es un requisito esencial Tiene una función No existe un trayecto. del trayecto para su existencia, y no conectora, vinculando Existe una red vial con es modificable o diferentes elementos. Su función conectora entre reemplazable por otro recorrido puede alterarse múltiples puntos de más equipado, más sin que cambie la esencia interés, valiéndose de moderno o cómodo. Su del circuito. El trayecto no caminos principales y recorrido no se puede tiene valor cultural en sí secundarios. alterar. mismo. Rol de la vía Es el elemento esencial Es un facilitador y Es un facilitador para de determinante. Es la conector para organizar el acceder a los diferentes comunicación evidencia de un hecho o recorrido. Pueden elementos visitables. Se proceso social –cultural. participar varias vías de conforma con múltiples comunicación, calles, caminos. rutas, o caminos. Rol Social y Aporta a la Identidad de Articulador de atractivos, Dinamizador económico. económico. los pueblos. Permite potencia el espacio Permite complementar la afianzar vínculos entre turístico. Lo económico actividad tradicional los pueblos. Lo ocupa un lugar relevante, incorporando la actividad económico es aunque no es una turística. Contribuye a secundario. condición necesaria. fortalecer la identidad. Relación con El turismo es una El turismo es la razón de El turismo es la actividad el turismo actividad derivada, que ser de su diseño. Sin la secundaria para estos tiene lugar luego de que propuesta de circuito, los establecimientos. Prima la la declaración de elementos no tienen explotación agropecuaria, patrimonio cultural. conexión formal. u otro tipo de actividad Prima el interés cultural. económica. El turismo es una alternativa para dinamizar estos espacios. ITINERARIO CIRCUITO RUTA Interés Interés en difundir un Interés turístico en Interés en incorporar al turístico del trayecto religioso, jerarquizar un tema turismo como actividad recorrido artístico, económico o mediante el desarrollo de económica social. (cultural) No un circuito. Al posicionar complementaria, que excluye el interés en el circuito se obtiene ayuda a fortalecer la desarrollar servicios cierta especialidad en un identidad local. para replicar el trayecto tema y se obtiene un histórico desde la producto con mayor vivencia personal. fuerza comunicativa. La experiencia Busca replicar un Se busca conocer un Se busca tomar contacto turística trayecto (total o parcial) tema o una historia. La con la actividad cultural, según el tipo de experiencia se construye por lo que basta con visitar asociación que tenga a al completar el recorrido algunos establecimientos temas simbólicos, como sugerido, donde cada o puntos sugeridos para económicos, religiosos, punto aporta algo de lograr el objetivo. históricos, etc. información complementaria. Extensión Está dado por los datos Es flexible y depende de Es flexible, y depende de la históricos que la intención de quien cantidad de participantes, determinan la extensión diseña el producto y de para establecer su del recorrido. los puntos que se desee extensión o trama de incorporar para la visita. recorrido total. Temática Está definida por la Está definido por un tema Asociado a un producto historia propia del central que motiva la típico, tipo de producción camino o de quienes construcción o armado tradicional o típica o a una recorrieron el trayecto del circuito. Los puntos historia con enfoque originalmente. del circuito son la regional. evidencia del tema. Elementos Valora la historia propia Valora atractivos que son Valora actividades que valora del camino o del partes del tema económicas tradicionales, trayecto histórico desarrollado en el propias de la zona. Incluye recorrido. También los circuito. Los elementos atractivos turísticos, elementos próximos al próximos al camino no exponentes diversos, camino que fueron tienen relevancia, salvo productores, asociados utilizados por quienes que estén relacionados con la temática. recorrieron el trayecto con el tema central que original. aborda. Los Son la vía de Son los atractivos de Son establecimientos componentes comunicación con valor valor cultural o natural productivos y otros formales histórico - cultural y los turísticos que tiene atractivos que se asocian a elementos que se relación con el tema o una temática histórica o encuentran sobre la vía guion del circuito y el productiva. Se le suma y el o en su entorno, que diseño del recorrido que conjunto de vías de datan de una misma se ha definido bajo comunicación que época o que están criterios de economía de posibilita la visita de los asociados al proceso de tiempo, seguridad o diferentes puntos. desarrollo de la vía relevancia de los principal con cultural. atractivos disponibles para la temática. ITINERARIO CIRCUITO RUTA Espacio El itinerario puede Puede organizarse en Se organiza en espacios vincular diferentes una diversidad de con predominancia rural, puntos, espacios o espacios. Estos espacios pero no son una limitante. localidades, siempre podrían ser urbanos, Si bien el foco es regional que el trayecto esté regionales, nacionales o podría incluir miradas más respaldado por internacionales. También amplias. investigaciones podrían desarrollarse históricas, dentro de espacios arqueológicas, cerrados como museos. antropológicas, o (urbanos, rurales, sociales. internacionales incluso micro). Disposición Inamovible. Definida por La disposición está La disposición es irregular en el espacio la vía de comunicación. asociada a los objetivos en el espacio, y no La disposición está propios del diseño o guión pretende un ordenamiento, validada por información para desarrollar una sino que pretende la histórica o por la temática específica. identificación y visita de memoria colectiva, por Tiene un principio y un puntos en el espacio que lo tanto, no podría final. El recorrido está cuentan con propiedades reemplazarse por otra definido en base a la claramente asociadas a próxima o ampliarse sin intencionalidad de su una temática específica, validación histórica. desarrollador. Puede sea de expresión artística, incorporar opciones más religiosa o productiva. extensas. Sentido del Organizado en base a Posee un punto de inicio y El sentido de recorrido es recorrido referencias históricas. punto de cierre aleatorio, no existen Para algunos casos es determinado. Los puntos puntos de referencia para importante la dirección e intermedios están comenzar o finalizar las interesa realizar el definidos y siguen una actividades de visita. No es recorrido en un sentido lógica de direccionalidad un requisito su sentido de específico. en base al guión. recorrido, pudiéndose visitar en su totalidad, en forma parcial. Relación entre La complementariedad Prioriza elementos Admite elementos recursos surge de una relación preferentemente similares, es inclusivo aun culturales o estructural y funcional complementarios dentro cuando fuera reiterativo en turísticos. que han tenido la vía de una temática, los elementos que sugiere con valor cultural junto a independientemente de la visitar. Los elementos los elementos que estén localización de estos. Los pertenecen a un tema asociados. La relación elementos se seleccionan común. La relación entre surge de la en base al aporte que los elementos se genera documentación o de la cada punto genera para simplemente con verificar evidencia resultante de con el relato o guión del la relación con una investigaciones, que circuito y a su situación de temática específica. validen el nexo histórico- acceso. cultural. Todos los elementos con evidencia documental son relevantes. ITINERARIO CIRCUITO RUTA Vinculación El itinerario puede El circuito no puede La ruta no puede itinerario constituirse en la base considerarse un itinerario, considerarse itinerario, circuito y ruta para un circuito ya que salvo que se base en un pero puede conformar la obliga a seleccionar un itinerario cultural. Puede base para el desarrollo de tramo. En la medida que evolucionar hacia una un circuito, dado que sobre la vía valorada Ruta, en la medida que un la existencia de la ruta se históricamente cuente número importante de podrían seleccionar con una distribución en puntos se añaden a la algunos puntos formato de red, podría temática o que nuevos específicos para concretar abordarse como ruta puntos se hagan un circuito. cultural, sin embargo, el accesibles al turismo y no valor patrimonial está sea posible vincularlos dado en el trayecto y no mediante un recorrido en los establecimientos único. Puede llevar como o recursos del entorno. nombre genérico RUTA, Ej. Ruta de los faros, de los volcanes o de los lagos. Organización Son el Estado y los La existencia de una Es necesario para formal. grupos sociales de institución o persona garantizar gestionar tareas Personería referencia, los titulares jurídica solo es requisito en pos del desarrollo y Jurídica de sus derechos. Su rol opcional para el posicionamiento de la ruta. es la protección del desarrollo del proyecto. Solo puede existir una itinerario cultural como Una vez implementado la organización que patrimonio y la difusión. responsabilidad es por promueva la marca Diferentes instituciones garantizar el cuidado y turística de la ruta. Sin la podrían tener diferentes accesibilidad a los asociación la ruta no intereses en relación al recursos involucrados. prospera. itinerario valorado. Fuente: Elaboración propia. Rutas, una tipología asociada al turismo con múltiples acepciones. La terminología Ruta es comúnmente utilizada en el espacio turístico, sin embargo, se debe tener en cuenta que existe una importante diversidad temática asociada a las rutas, lo que facilita la confusión en relación a lo que incluye cada una. A los efectos de diferenciar de las rutas culturales turísticas, ya desarrollada en este documento, se presentarán otras acepciones que son reconocidas en el ámbito turístico. Las rutas escénicas. Este tipo de ruta tiene un fuerte componente turístico ya que sugieren un recorrido pensado en la experiencia de apreciación del entorno en espacios de valor natural y cultural. El origen de estas rutas se encuentra asociado a la planificación y al desarrollo de trasados que mejoren la experiencia del viajero durante su recorrido. Desde esta perspectiva se ha considerado como rutas escénicas todas aquellas que han sido diseñadas siguiendo los lineamientos teóricos de éstas tipología, lo que implica que han sido pensadas exclusivamente para ofrecer una alternativa para los viajeros que busquen experiencias de contacto con lo natural y cultural. Mas allá de esto, la práctica turística, ha valorado con la tipología mencionada a tramos de rutas y caminos que cuentan con propiedades escénicas, aun cuando éstas fueran desarrolladas en periodos anteriores a la formulación del concepto formal de rutas escénicas. Las rutas viales turísticas: Son caminos o rutas viales formales, ya que pertenecen a la red vial de una provincia, región o nación. La particularidad de éstas es que su finalidad es comunicativa, como toda otra vía perteneciente a la red vial, sin embargo, su renombre se da por la construcción de un cierto mito asociado a su recorrido. Eso está asociado al trabajo de viajeros, que inmortalizaron sus experiencias de viajes en diarios de viajes, documentales, filmes, libros y en otros tantos soportes. El impacto de esta comunicación ha motivado a que muchas personas identificadas con los viajeros, que relataron su viaje se sientan motivadas a realizar el mismo recorrido alguna vez en su vida. Para estos viajeros la ruta ofrece experiencias asociadas a la libertad y a la aventura, por lo que Rutas que son circuitos: Se trata de un caso en el que la ruta es ficticia, ya que no su nombre no se encuentra en el sistema de red vial, aunque si podría encontrarse en mapas turísticos. Se trata de circuitos organizados sobre la base de un elemento que se repite en el espacio, ya sea natural o cultural, como es el caso de Lagos, Cascadas, Volcanes, Faros u otros elementos distintivos del espacio turístico. De esta manera el circuito propone unir estos elementos independientemente de la traza vial que utilice, y luego les denomina con el nombre de ruta o camino. Ejemplo de esto es el Camino o ruta de los 7 lagos en Neuquén, Ruta de los Volcanes. Para algunos autores, algunas de estas rutas podrían ser consideradas también rutas escénicas en la medida que el recorrido cumpla con los objetivos buscados por esta tipología. Comparativo de Rutas escénicas y Rutas turísticas. Rutas escénicas Rutas que son Rutas Turísticas circuitos. (carreteras) Concepto de Es una ruta que está Es un trayecto pensado Consiste en realizar un experiencia pensada para que el en la visita o apreciación viaje recorriendo los recorrido permita un de elementos distintivos diferentes tramos de una contacto pleno con el del espacio turístico. carretera en particular. ambiente natural y Lagos, volcanes, lagunas, Algunas están asociadas cultural. puentes, faros, etc. a la aventura y la libertad. Origen Desarrollo vial con Es una iniciativa turística Desarrollo vial. Sin intencionalidad con formato de circuito intencionalidad turística. turística. que intenta vincular Reconocimiento de elementos de un mismo tramos existentes con tipo. Se apoya en la red valor estético. vial existente. Tipo de vía Es una vía única con No es una vía formal, es Es una vía única con trayecto inmodificable, un circuito, que tendrá trayecto inmodificable. aunque podría contar como nombre de fantasía con caminos la palabra Ruta. alternativos. Fuente: Elaboración propia. Conclusiones. El turismo como actividad tiene un abanico de alternativas para organizar el espacio en base a diferentes recursos dispersos. Tanto los itinerarios como las rutas o los circuitos son las formas de facilitar el acceso a los viajeros a los recursos naturales y culturales. De las diferentes propuestas, solo los itinerarios culturales son aquellas que permiten valorar trayectos y caminos desde una perspectiva histórica, asignándole el reconocimiento de patrimonio cultural. Los circuitos, en tanto, ofrecen la posibilidad de organizar recorridos en función de la necesidad de integrar elementos comunes, o asociados a un tema central. Por otra parte, las rutas culturales turísticas ofrecen la posibilidad de dinamizar las economías locales, ofreciendo al turista la posibilidad de tomar contacto con las actividades productivas tradicionales de un espacio turístico. Cada propuesta requiere de abordajes bien diferenciados, a los efectos de que las diferentes propuestas puedan constituirse en productos turísticos que sean representativos del espacio turístico. Más allá de lo expuesto, la complementariedad conceptual de los temas abordados permiten prever su coexistencia en el espacio turístico complejo. ------------------- Bibliografía: COMITÉ CIENTÍFICO INTERNACIONAL DE ITINERARIOS CULTURALES: Carta de itinerarios culturales, ICOMOS 2008 LOPEZ FERNANDEZ ISABEL: Diseño y Programación de Itinerarios Turísticos, Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico nº 60, I noviembre 2006, Universidad Nacional de Salamanca MAYER DOROTEA: Rutas y entradas del turismo: Problemas clave para el desarrollo de rutas y entradas de turismo y su potencial para turismo favorable a los pobres, Overseas Development Institute,2004. BARRERA ERNESTO: Las Rutas Gastronómicas, una estrategia de desarrollo rural integrado CHAN NÉLIDA: Circuitos turísticos, programación y cotización. Ed. Ediciones turísticas de Mario Banchik, Buenos Aires, 2005. LLANCAPAN LUCIO: Las clasificaciones formales del Patrimonio Cultural. UNPA UARG, 2020. DAIRES JORGE, MATÉ DANIEL: Rutas Escénicas, Cuando la ruta es el camino. TMRexperience, Madrid, 2007.

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