IOTA 301 [PARTE 2] LA LENGUA, ASPECTOS TEÓRICOS Y OPERACIONES FUNDAMENTALES. 3e. PDF

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Universidad Católica Andrés Bello

Andrés Romero-Figueroa

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linguistics language analysis theoretical linguistics language studies

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This document is a study guide for a linguistics course, focusing on the theoretical aspects and fundamental operations of language. It covers topics such as the definition of linguistics, different branches of linguistics, and introductory concepts. The document includes various sections on aspects of language.

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-UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO ESCUELA DE LETRAS LINGÜÍSTICA I [PARTE 2] La lengua: Aspectos teóricos y operaciones fundamentales Material de lectura obligatoria para los alumnos de la asign...

-UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO ESCUELA DE LETRAS LINGÜÍSTICA I [PARTE 2] La lengua: Aspectos teóricos y operaciones fundamentales Material de lectura obligatoria para los alumnos de la asignatura LINGÜÍSTICA I, Primer Semestre, basado fundamentalmente en el texto Contemporary linguistic analysis (O’Grady, W. y M. Dobrovolski, 1992, Toronto: Copp Clark Pitman, Ltd). Recopilado, organizado y adaptado por el profesor Andrés Romero-Figueroa. Este material tiene un uso exclusivamente pedagógico en el sentido arriba especificado, por lo que fuera de ese contexto no debe ser reproducido por medios electrónicos o mecánicos. CONTENIDO (6) Definición de lingüística 37 (7) Qué significa “lengua humana”? ¿Qué significa saber una lengua? 37 (8) Ramas de la lingüística 38 (9) Principios de la lingüística contemporánea 39 LECTURA 5. La visión de ‘lengua’ de Charles Hockett 40 (10) Forma y substancia 44 (11) La noción de distribución 44 (12) Paradigma y sintagma 46 (13) ‘Marcación’ y ‘no marcación’ 47 (14) El concepto de ‘gramática’ 48 (15) La gramática y la morfosintaxis 48 LECTURA 6. El término ‘gramática’ y algunas implicaciones. 49 (6) Definición de lingüística La lingüística puede ser definida como el estudio científico de la lengua. Esta definición es insuficiente sino se suministran al lector algunos elementos fundamentales que subyacen la misma. La definición se hace más 1 reveladora si se explica la implicación detrás de la calificación ‘científico’. Para los efectos que interesan sería suficiente agregar que por ‘un estudio científico de la lengua’ se entiende su investigación (i) por medio de observaciones controladas y empíricamente verificables, y (ii) con referencia a alguna teoría general acerca de la estructura de la lengua. A esta altura del desarrollo de la asignatura debe haber quedado suficientemente claro que la lengua es el sistema gramatical que hace conducta visible y práctica la facultad exclusivamente humana del lenguaje. Sin embargo, dadas su interrelaciones con otros comportamientos del ser humano, la lengua es también muchas otras cosas---un medio para exteriorizar el pensamiento, un vehículo de expresión literaria, una institución social, una materia de controversias políticas, un factor en la construcción de las naciones, etc. Todos los seres humanos hablan por lo menos una lengua, y es difícil imaginar la realización de actividades sociales o intelectuales en su ausencia. (7) ¿Qué significa ‘lengua humana’? ¿Qué significa saber una lengua? Para contestar ambas preguntas es primero necesario comprender los recursos que una lengua pone a disposición de sus hablantes nativos, es decir, aquellos hablantes que la han adquirido desde niños en su ambiente natural. El alcance y diversidad del pensamiento y la experiencia humanas impone grandes exigencias a la lengua. Debido a que la comunicación no está restringida a un conjunto limitado de tópicos, la lengua hace posible ir más allá de un paquete fijo de mensajes. La lengua nos capacita para producir y entender nuevas palabras, frases y oraciones a medida que surgen nuevas necesidades. Eso quiere decir que la lengua humana es ‘creativa’---y hace posible la novedad en respuesta a nuevas experiencias, situaciones y pensamientos. A pesar de su potencial creativo, el uso de la lengua está sujeto a reglas y restricciones muy específicas. Tales reglas y restricciones son esenciales para darle viabilidad al proceso creativo. De manera que ‘saber una lengua’ no es otra cosa que conocer los usos de la misma, los cuales simplemente se adquieren de manera no formal desde las primeras fases de vida. (8) Ramas de la lingüística Las lenguas, tanto de forma general como particular, pueden ser estudiadas desde diferentes puntos de vista. Por lo tanto, el campo de la lingüística ha sido dividido en varios subcampos de acuerdo con el punto de vista que es adoptado o el énfasis que se da a los fenómenos estudiados. (i) La primera dicotomía es la que ofrecen la ‘lingüística general’ y la ‘lingüística descriptiva’. Esta se corresponde con la distinción entre estudiar la lengua presentando sus operaciones fonológicas y morfosintácticas de manera amplia, apoyándose en ejemplos tomados de idiomas disímiles para demostrar la existente diversidad lingüística, y describir en detalle una lengua en su totalidad, o algún componente específico de dicha lengua. 2 (ii) A lo largo del siglo XIX, los lingüistas se interesaron mayormente en la investigación de detalles acerca del desarrollo histórico de lenguas particulares y en la formulación de hipótesis sobre el cambio lingüístico. La rama de la lingüística que trata estos asuntos se conoce con el nombre de ‘lingüística histórica’. Este tipo de estudio lingüístico coincide técnicamente con la ‘lingüística diacrónica’ que es la que se ocupa del desarrollo histórico de cualquier lengua (o grupo de ellas) y de registrar los cambios que ha sufrido en sucesivos puntos en el tiempo. Este tipo de estudio contrasta con el realizado en el marco de la ‘lingüística sincrónica’, o no histórica, la cual presenta explicaciones de la conducta de una lengua (o grupo de ellas) en un punto particular del tiempo. La dicotomía ‘lingüística diacrónica’ y ‘lingüística sincrónica’ representa la segunda distinción en materia de enfoque del estudio de las lenguas. (iii) Una tercera dicotomía está representada por la ‘lingüística teórica’ en contraposición a la ‘lingüística aplicada’. En pocas palabras, la ‘lingüística teórica’ estudia la lengua (o grupos de lenguas) con la intención de construir una teoría de su estructura y funcionamiento, sin hacer consideraciones sobre las aplicaciones prácticas que los resultados puedan tener. La ‘lingüística aplicada’ por otra parte, está orientada hacia la aplicación de conceptos y nociones al proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua (o las lenguas). (iv) La cuarta y última dicotomía tiene que ver con la estrechez o amplitud con que se enfoca el estudio lingüístico. Aunque no hay una terminología establecida para representar este contraste, por una parte se usa la denominación ‘microlingüística’ para referirse a la visión estrecha o reducida, y por la otra ‘macrolingüística’ para la visión amplia. La ‘microlingüística’ se circunscribe a asuntos relativos a la estructura interna de una lengua, sin considerar la forma como la misma es adquirida, su interdependencia con la cultura, los procesos fisiológicos y psicológicos implícitos en la conducta lingüística de los hablantes, etc. La ‘macro lingüística’ se encarga de proyectos de naturaleza interdisciplinaria y alcances globales con altas inversiones presupuestarias, como por ejemplo, la reforma de una lengua, la restauración de una lengua extinta, la implementación del estatus de país bilingüe a uno anteriormente monolingüe, etc. (9) Principios de la lingüística contemporánea (a partir de comienzos del siglo XX) Si hay algún estudioso a quien pudiéramos calificar como fundador de la lingüística actual ese sería Ferdinand de Saussure, nacido en Suiza, por largo tiempo profesor de la Universidad de París, cuyos trabajos fueron publicados en 1915 bajo el título Cours de linguistique genérále. El enfoque saussureano se mantiene vigente en el trabajo que desarrollan los lingüistas de comienzos del siglo XXI. Ello porque resultan de incuestionable certeza los principios de la lingüística como ciencia planteados por Saussure hace 100 años: (i) La prioridad de la lengua hablada. Los lingüistas tradicionales tendían a asumir que la lengua hablada era inferior y en cierto modo dependiente de 3 la lengua escrita estandarizada. En consciente oposición a lo antes expuesto, los lingüistas contemporáneos mantienen que la lengua hablada es primaria y que escribir no es más que un mecanismo esencial de representación del habla en otro medio. El principio de la prioridad de la lengua hablada sobre la escrita implica que el habla es más antigua y más difundida que la escritura. De hecho, la mayoría de las lenguas del mundo carecieron originalmente de escritura. Hoy en día, la mayoría de los trabajos de investigación versan sobre lenguas carentes de representación gráfica, como por ejemplo, las lenguas indígenas del eje Orinoco-Amazonas, África subsahariana y territorios aborígenes de Australia. (ii) La lingüística es una ciencia descriptiva, no prescriptiva. Los gramáticos tradicionales señalaban, no solo que la lengua escrita era más fundamental que la hablada, sino también que algunas formas particulares de la lengua escrita, por ejemplo la literaria, era inherentemente más pura y más correcta que todas las otras formas de la lengua, tano escrita como hablada, y que era tarea del gramático resguardarla de cualquier tipo de corrupción. Hoy en día, los lingüistas contemporáneos tienen como primera tarea describir la forma como la gente realmente habla (y escribe) su lengua, y en ningún caso la de prescribir como la gente debe hablar y escribir. En conclusión, la lingüística (por lo menos en primera instancia) es descriptiva, no prescriptiva o normativa. (iii) El lingüista debe interesarse en todas las lenguas. Es común escuchar a personas inexpertas hablar sobre lenguas primitivas, e inclusive repetir el mito de que hay pueblos cuyas lenguas consisten de un par de cientos de palabras complementadas por gestos. La verdad es que todas las lenguas estudiadas hasta el momento, independientemente de cuan aisladas y alejadas del mundo desarrollado estén las gentes que las hablan, han resultado complejas y constituyen un sistema altamente desarrollado de comunicación. Por otra parte, la presente búsqueda de una lingüística universal exige el estudio de todas las lenguas del planeta. Consecuencialmente, los lingüistas modernos deben analizar en detalle todas las lenguas para poder contribuir con el desarrollo de la necesaria teoría científica sobre la estructura del habla humana. (iv) La relevancia de la descripción sincrónica. Una de las más importantes de las distinciones terminológicas y conceptuales introducidas en el campo de la lingüística por Saussure fue aquella entre estudio diacrónico y estudio sincrónico de la lengua. Se entiende por estudio diacrónico la descripción del desarrollo histórico de una lengua, por ejemplo, un estudio diacrónico del español podría tratar sobre su evolución desde los tiempos de los primeros rastros del vernáculo peninsular en el siglo VIII hasta el español de hoy, tanto en España como en América. Se entiende como estudio sincrónico la descripción de un estadio particular del español (en algún punto del tiempo). El principio de prioridad de la descripción sincrónica, el cual es característico de la lingüística del siglo XX y lo que ha cursado del XXI, indica que las implicaciones históricas son poco relevantes para la investigación de fases 4 particulares representativas de distintos momentos dentro de la evolución de una lengua. LECTURA 5. La visión de ‘lengua’ de Charles Hockett ¿Pero que es ‘lengua’ exactamente? La gente a menudo utiliza la palabra lengua en un sentido muy amplio y general, confundido en ocasiones con el término ‘lenguaje’. Por ejemplo, los humanos hacemos gala de la facultad del lenguaje--- una condición que nos es inherente a todos y nos permite expresarnos y comunicarnos. Sin embargo, tal expresión y comunicación solo puede darse a través de la lengua---un sistema de señales especializado por poseer reglas y restricciones, que aparentemente está programado para desarrollarse en nosotros, los seres humanos. Los humanos podemos, desde luego, comunicarnos de otras maneras, por ejemplo, podemos guiñar los ojos, sonreír, saludar, etc., pero estas se superponen sobre el contexto lingüístico, y estudiarlas no sería de nuestro interés por los momentos; es más bien parte de los que ha sido llamado la psicología de la comunicación. Es importante que el estudiante de lingüística establezca sólidamente las diferencias entre ‘lengua’ y ‘lenguaje’. Por ejemplo, español es una lengua no un lenguaje; estudiamos la lengua española cuando examinamos a fondo su fonología, morfología, sintaxis, etc. Como ya se señaló en apartados previos de este misma guía, estudiar la lengua es entrar al mundo del lenguaje por una de sus vertientes---la de la gramática construida por reglas usadas por todos de la misma manera, la otra vertiente es la del habla, es decir la del uso hecho por cada individuo o grupo de individuos. En el salón de clases, todos hablamos la ‘lengua española’ por lo que estructuramos nuestros mensajes en ella aplicando los mismos criterios, en consecuencia la lengua es vista como un fenómeno global por afectarnos a todos de la misma manera. Fuera del ámbito del ‘lenguaje como atributo propio de todos los humanos’, otros lenguajes existentes se caracterizan por carecer de globalidad, o más bien por ser de alcances limitados, eso es lo que ocurre cuando se alude ‘el lenguaje del semáforo’, ‘el lenguaje de las flores’, ‘el lenguaje de la música’, ‘el lenguaje corporal’, o ‘el lenguaje de los médicos’, independientemente de que este sea igualmente expresado en español. ¿Pero puede ‘lengua’ ser definida? ¿Y cómo puede ser esta distinguida de otros sistemas de comunicación utilizados por otros animales? Charles Hockett, un renombrado lingüista norteamericano, ha usado para conceptuar lengua un enfoque basado en las características que tiene la humana, considerando en paralelo si tales características son compartidas por otros animales. Estas son: (1) el uso de signos sonoros, (2) la arbitrariedad, (3) la necesidad de aprenderla, (4) la dualidad, (5) el desplazamiento, (6) la creatividad y (7) la organización en patrones. (1) El uso de signos sonoros. Cuando los animales se comunican entre sí, los mismos lo pueden hacer en una variedad de formas. Los cangrejos, por ejemplo, se comunican agitando sus macanas, y las abejas mediante una serie de complicadas danzas que señalan los lugares donde se puede 5 encontrar polen. Pero estos métodos no son tan ampliamente difundidos como los que implican sonidos, digamos por ejemplo, el usado por los humanos, los grillos, los pájaros, los delfines, las vacas, los monos y muchas otras especies. Los sistemas sonoros tienen muchas ventajas: pueden ser usados en la oscuridad, a grandes distancias, permiten el envío de una gran cantidad de mensajes, y lo más importante es que permiten al cuerpo hacer otras actividades mientras son usados. Los humanos adquirimos nuestro sistema de comunicación sonora en una etapa tardía del proceso de evolución. Esto parece ser así porque los órganos que usamos para producir sonidos de la lengua siempre tienen una función que es mucho más primaria. Usamos los pulmones básicamente para respirar- --una función vital---y además como fuente de poder para la emisión del flujo de aire que nos permite hablar. Los dientes, los labios y la lengua son fundamentales para comer pero adicionalmente son necesarios para la articulación de los sonidos. Las cuerdas vocales (los ligamentos que poseemos en la tráquea) fueron esencialmente utilizadas para poner rígida la cavidad toráxica durante la realización de acciones que requerían un gran esfuerzo. Cuando la gente levanta algo pesado, automáticamente contiene la respiración cerrando las cuerdas vocales. Los gruñidos que se producen cuando dejamos caer un objeto pesado que hemos estado sosteniendo son causados por violentas expulsiones de aire al abrirse las cuerdas vocales súbitamente. Hace miles de años, nosotros posiblemente necesitábamos llenar nuestros pulmones de aire (inhalando y cerrando las cuerdas vocales) en los esfuerzos para trepar a los árboles a buscar alimentos---hoy en día aun necesitamos hacer eso cuando practicamos deportes como la lucha libre o el levantamiento de pesas, o cuando la mujer está pariendo, o cuando vamos a defecar. (2) La arbitrariedad. Es reconocido universalmente el vínculo entre ‘el signo real’ y ‘el mensaje’ que un animal quiere transmitir. Un animal que desea alertar a un oponente puede simular un ataque. Un gato, por ejemplo, arqueará su lomo y parecerá que va a saltar sobre su contrincante. En los seres humanos, lo contrario es lo que ocurre. En la gran mayoría de los casos, no hay un vínculo de ningún tipo entre ‘el signo’ y ‘el mensaje’. Los símbolos usados son arbitrarios. No hay una conexión intrínseca, por ejemplo, entre la palabra “elefante” y el animal que ella simboliza, ni la expresión “estas bananas están maduras” se encuentra relacionada con comida. Las palabras onomatopéyicas, por ejemplo, “cuac cuac” para indicar el canto de un pato y “bang” para expresar un disparo son excepciones----y en realidad son escasas si se compara con el inmenso número de palabras que no son onomatopéyicas. (3) La necesidad de aprenderla. La mayoría de los animales saben cómo comunicarse sin aprender a priori el sistema que utilizan. Sus sistemas de comunicación están genéticamente establecidos. La danza de las abejas, por ejemplo, es substancialmente la misma en las colonias de abejas en distintas partes del mundo, con solo pequeñas variaciones. 6 Esto es bastante distinto del largo proceso necesitado por los seres humanos para adquirir su lengua, la cual es culturalmente transmitida. Un ser humano que viva en total aislamiento simplemente no adquirirá su lengua, cuestión que ha sido evidenciada por algunos casos de niños criados por animales sin contacto con otros humanos. No obstante, la lengua humana no está totalmente condicionada por el ambiente, pues existe una predisposición innata hacia el uso de la lengua por parte de los niños desde su nacimiento. Pero este potencial latente solo puede ser activado si hay una prolongada exposición a la lengua, la cual desde luego amerita un cuidadoso aprendizaje. (4) La dualidad. Los animales que utilizan signos sonoros poseen un conjunto de sonidos básicos que varían de acuerdo con cada especie. Una vaca tiene menos de diez, un pollo cuenta cerca de veinte y un zorro alcanza los treinta. Los delfines tienen entre veinte y treinta, así mismo los gorilas y los chimpancés. La mayoría de los animales pueden usar cada sonido básico solo una vez. Es decir, el número de mensajes que un animal puede enviar está restringido al número de signos básicos que conforma su repertorio, u ocasionalmente a ese número de signos básicos más algunas pocas combinaciones de los mismos. La lengua humana trabaja de una manera totalmente diferente. Cada lengua tiene un conjunto de sonidos, o fonemas, que como en el caso de los animales son limitados en número. Las lenguas habladas por los humanos en el mundo cuentan con un promedio de treinta a cuarenta fonemas cada una. Pero cada uno de ellos puede ser combinado con otros, es decir, los fonemas tales como ,  y  pueden combinarse para dar grupos como [ “casa” y  “saca”. Esa organización de la lengua humana en dos capas ---una de fonemas básicos ---y otra en la cual se combinan los fonemas en unidades más grandes ---es conocida como dualidad o doble articulación. Un sistema de comunicación con dualidad es considerablemente más flexible que uno que no la tenga, ya que permite el envío de una mayor cantidad de mensajes. (5) El desplazamiento. La mayoría de los animales pueden comunicarse solo en su contexto inmediato. Un pájaro emite su grito de peligro solo cuando el peligro está presente. El pájaro no alertará a los demás pájaros en otra circunstancia fuera del lugar y momento de peligro. La lengua humana, en contraste, puede comunicar cuestiones que están ausentes con la misma facilidad con que comunica las situaciones que están ocurriendo en un momento determinado. Este fenómeno, llamado desplazamiento, permite hablar acerca de cualquier cosa independientemente de cuan remoto sea el hecho que esté siendo referido. (6) La creatividad (o productividad). La mayoría de los animales tienen un número muy limitado de mensajes que pueden enviar y recibir. El macho de algunas especies de saltamontes, por ejemplo, tiene seis opciones. No solo ese tipo de saltamontes tiene seis mensajes fijos, sino que las circunstancias en que las usa también son fijas. 7 Este tipo de restricciones no es encontrado en la lengua humana, la cual es creativa, o productiva. Los humanos podemos enunciar frase y oraciones nuevas cuando así lo requerimos. Una persona puede decir cosas que nunca dijo antes, inclusive en las más extrañas circunstancias, y todavía ser comprendido. Por ejemplo, en una fiesta, alguien puede decir que vio un platipus púrpura caminando por el techo, y sus interlocutores pueden pensar que está borracho o drogado, sin embargo sabrán de lo que este está hablando. Igualmente, en una situación de rutina diaria, una persona no está obligada a hacer siempre el mismo comentario. A la hora del desayuno podría decir un día “Este es un buen café”, el otro día “¿Es esto café o té negro?, y en determinada ocasión puede comentar “Sería mejor un trago de kerosén que este horrible café”. (7) La organización en patrones. Muchos sistemas de comunicación animal consisten de una simple lista de elementos. No hay organización interna dentro de tales sistemas. La lengua humana, por otra parte, no es un conjunto azaroso de elementos. Los humanos no combinan sonidos y palabras al azar. Muy por el contrario, la lengua humana se puede organizar en un cierto número de patrones específicos. Por ejemplo, en español los sonidos  y  no se combinan dentro de una misma sílaba, de manera que no hay palabras como “*tlan” o “*patlen”. No obstante, la combinación  es común en náhuatl, lengua mesoamericana de la cual provienen los topónimos “Tlateloco” y “Tenochtitlán” (dos lugares en México). La lengua humana es por lo tanto una intricada red de elementos interrelacionados cada uno de los cuales mantiene un lugar específico dentro de la estructura de la lengua. (10) Forma y substancia Saussure y sus seguidores explican la visible diversidad organizativa de los constituyentes de las lenguas del mundo en términos de la distinción entre ‘forma’ y ‘substancia’. Por forma se entiende ‘la estructura’ que cada lengua impone sobre la substancia subyacente; lo que hace posible las diferencias y equivalencias de ‘significado’. Para discutir la distinción forma/substancia es pertinente revisar un ejemplo ofrecido por Saussure. En primer lugar, podemos afirmar que el material real de que están hechas las piezas de un juego de ajedrez es irrelevante para las jugadas posibles. Las piezas pueden ser de cualquier material ---madera, plástico, marfil, vidrio, etc., provisto que la naturaleza física del material mantenga significativas diferencias de forma entre estas para garantizar las operaciones del juego. Tal como en el juego de ajedrez, en la lingüística moderna podemos concluir que “la lengua es forma no substancia”, pues las formas deben conducir a los significados sin que haya posibilidad de confusiones. 8 (11) La noción de distribución Toda ‘unidad lingüística’ (con excepción de la oración) es en mayor o menor grado restringida con respecto a los contextos en los cuales puede ocurrir. En otras palabras, toda unidad lingüística menor que la oración, sea cláusula, frase, palabra, o morfema, tiene ‘una distribución’ característica. Si dos o más unidades ocupan lugares en el mismo rango de contextos, se dice que tienen ‘una distribución equivalente’ (o que tienen la misma distribución). Por ejemplo: La alumna aplicada hizo sus tareas. Isabela hizo sus tareas. Ella hizo sus tareas. En este caso, “la alumna aplicada”, “Isabela” y “ella”, todas frases nominales, tienen una distribución equivalente porque ocupan el mismo lugar dentro de la estructura más grande que las contiene. Es decir, las tres tienen la misma distribución independientemente de que pertenezcan, por ejemplo, a clases gramaticales distintas, puesto que como sabemos “Isabela” es un sustantivo y “ella” es un pronombre. Muchos ejemplos ilustrativos de ‘distribución equivalente’ los encontramos en los sistemas fonológicos de las lenguas. Veámoslos en español y en inglés: a. En español los fonemas  y  tienen distribución equivalente pues en nuestra lengua tenemos palabras como “pomo” y “como”, es decir, en español los sonidos  y  pueden ambos aparecer en posición inicial de palabra. b. En inglés los fonemas  y  pueden ocurrir en contextos fonológicos idénticos, como en “light” y “right”, “lamb” y “ram”, “blaze” y “braise”, o “climb” y “crime”. Entonces,  y , en esos contextos, exhiben una distribución equivalente. Contrario a los casos anteriores, si dos o más unidades lingüísticas nunca exhiben contextos en común se dice que están en ‘distribución complementaria’. Podemos verlo con un ejemplo tomado del inglés: a. En inglés los sonidos ,  y , todos oclusivos sordos, tienen dos variantes mutuamente excluyentes: ,  y  en palabras como “pin”, “time” y “keen”, y ,  y  en “spin”, “style” y “school”. En inglés,  nunca ocurrirá en “spin” y  nunca se escuchará en “pin”, porque tales sonidos se encuentran en distribución complementaria. Dentro de estos dos extremos anteriormente descritos y ejemplificados, o sea, uno de total coincidencia (distribución equivalente) y otro de total exclusión (distribución complementaria), caben dos clases de distribuciones parciales: la ‘distribución inclusiva’ y la ‘distribución superpuesta’. 9 En la distribución inclusiva, la presencia de una unidad lingüística es determinada por la presencia de otra. Por ejemplo, en las lenguas del mundo que tienen artículos determinados (similares a los de español “el”, “la”, “los” y “las”; o al del inglés “the”), estos siempre aparecen asociados con sustantivos. Es decir, los artículos solo pueden aparecer si aparece un sustantivo que haga posible su incorporación dentro de una estructura gramatical particular. Esta clase de distribución permite “La niña vino ayer”, pero imposibilita “*La vino ayer”. En la distribución superpuesta dos o más unidades pueden ocurrir en un mismo contexto pero no en todas las ocasiones. Por ejemplo, en inglés, el artículo determinado “the” es omitido en expresiones utilizadas para hacer generalizaciones, por ejemplo, “Birds fly”, pero el mismo artículo es obligatorio en expresiones determinativas como “The birds flew into the cage”. Esta variabilidad de uso de “the” motivada por razones semánticas y pragmáticas constituye un uso superpuesto de dicha unidad lingüística. (12) Paradigma y sintagma A causa de su potencialidad de ocurrencia en un cierto contexto una unidad lingüística entra en relaciones de dos clases distintas. Esta establece ‘relaciones paradigmáticas’ con todas las unidades que también puedan ocurrir en el mismo contexto, o puede establecer ‘relaciones sintagmáticas’ con las otras unidades del mismo nivel que integran su contexto. Veamos: El pájaro colorido La música moderna Los globos aerostáticos Las pinturas surrealistas En los ejemplos anteriores las unidades lingüísticas “el”, “pájaro” y “colorido”; así como “las”, “pinturas” y “surrealistas”; y “la”, “música” y “moderna”; y “los”, “globos” y “aerostáticos” sostienen relaciones sintagmáticas en el marco de las respectivas frases nominales a las que dan lugar cuando se integran en las secuencias “el pájaro colorido”, “las pinturas surrealistas”, “la música moderna” y “los globos aerostáticos”. Todas ellas, desde el punto de vista estructural, son frases nominales o sintagmas nominales, porque se han integrado en torno a los nombres o sustantivos “pájaro”, “música”, “globos” y “pinturas”; estos son núcleos a los que se han adherido los artículos determinados “los”, “los”, “los” y “los”, y los adjetivos calificativos “coloridos”, “modernos”, aerostáticos y “surrealistas” Las relaciones sintagmáticas definen la concordancia, obsérvese que en las dos primeras frases nominales, o sea “el pájaro colorido” y “la música moderna”, todos los constituyentes exhiben número singular y que en “el pájaro colorido” el género de todos los constituyentes es masculino mientras en “la música moderna” todos son femeninos. De manera análoga, en “los globos aerostáticos” y “las pinturas surrealistas” la concordancia de número es 10 plural y los géneros son masculino y femenino respectivamente. Con lo anterior queda evidenciado que las relaciones sintagmáticas son muy relevantes a nivel de palabras y en verdad en todos los niveles estructurales de la descripción lingüística. Las relaciones sintagmáticas interactúan, y en cierto modo son dependientes de las ‘relaciones paradigmáticas’. De los ejemplos precedentes podemos deducir que en español el artículo determinado (cualquiera que sea su forma: “el”, “la”, “los” y “las”) ocupa siempre una misma posición en la frase nominal; él es sistemáticamente prenominal, o sea va ubicado delante del nombre. El adjetivo calificativo en español (“colorido”, “moderna”, “aerostático”, “surrealista”, etc.) es a menudo postnominal, es decir tiende a aparecer después del nombre (aunque pudiera aparecer antes de este como en “el colorido pájaro” aunque ello implica cambios de significado). De los ejemplos también percibimos que los artículos y los adjetivos, así como los nombres o sustantivos, y en general todas las clases gramaticales, constituyen paradigmas, lo que quiere decir que donde se coloque uno de ellos en un sintagma determinado potencialmente podrá colocarse cualquiera miembro del mismo paradigma; la selección del adecuado dependerá de factores sintagmáticos. Los paradigmas pueden ser cerrados y abiertos. Por ejemplo, los artículos determinados constituyen un ‘paradigma cerrado’ pues lo conforman cinco miembros si a “el”, “la”, “los” y “las”, agregamos el artículo neutro “lo”. También son paradigmas cerrados los pronombres personales, los adjetivos demostrativos, las preposiciones, etc. Los ´paradigmas abiertos’ son los que se encuentran conformados por números muy grandes de miembros que probablemente nunca cesen de aumentar a causa de las innovaciones permanentes del léxico en las lenguas del mundo. Son paradigmas abiertos los de los nombres o sustantivos, verbos, adjetivos, etc. La interdependencia de las ‘relaciones sintagmáticas’ y las ´relaciones paradigmáticas’ la examinaremos nuevamente a la luz de otro ejemplo tomado esta vez del inglés: A pint of milk bottle gallon cup glass En el sintagma ejemplificado, la palabra “pint” contrae relaciones paradigmáticas con otras palabras que además de todas ser nombres o sustantivos representan unidades de medida de capacidad, como “bottle”, “gallon”, “cup”, “glass”, etc., y relaciones sintagmáticas con “a”, “of”y “milk”. Concluimos entonces que las relaciones paradigmáticas se definen en el eje vertical y las relaciones sintagmáticas en el eje horizontal. (13) ‘Marcación’ y ‘no marcación’ 11 Es frecuente que cuando dos unidades lingüísticas sean contrastantes, es decir, cuando ellas expresen el contraste de dos términos, una sea vista como positiva, o ‘marcada’, y la otra se aprecie como neutra o ‘no marcada’. Lo que se quiere significar por ‘marcado/no marcado’ lo podemos captar a partir del siguiente ejemplo: La mayoría de los nombres o sustantivos en español, o en inglés, tienen una forma que significa ‘solo uno’ y otra que significa ‘más de uno’. Ambas están relacionadas, es decir, podríamos afirmar que en casos tales como “boy/boys”, “day/days”, “niña/niñas” o “casa/casas”, las formas que significan ‘más de uno’ están positivamente marcadas con “-s” final, mientras que la forma que señala ‘solo uno’ es no marcada. Lo mismo ocurriría con el par: María Inés llegó de Madrid a las 9. A las 9, María Inés llegó de Madrid- Se puede indicar que “A las 9, María Inés llegó de Madrid” está positivamente marcada con fines enfáticos, lo cual ha generado la dislocación hacia la izquierda del complemento circunstancial de tiempo “a las 9”. En términos estilísticos, “a las 9” ha sido topicalizado quizás porque había una confusión acerca de la hora de llegada de María Inés, y el hablante quiso aclararlo transformándolo en el tópico o tema de su intervención. Una consecuencia estructural de este tipo de operación estilística es la variación del orden neutro o no marcado que es “María Inés llegó de Madrid a las 9”. (14) El concepto de ‘gramática’ El término gramática lo podemos rastrear, vía francés y latín, hasta una palabra griega que podría ser traducida aproximadamente como “el arte de escribir”. Recientemente, sin embargo, el concepto de gramática ha adquirido una connotación más restringida. Tal cual se usa hoy en día, ‘gramática’ aplica a la parte del análisis de la lengua relativo a la morfología y la sintaxis. En realidad, la gramática es un componente de la morfosintaxis que se refiere “al conjunto de reglas para integrar y construir palabras, frases y oraciones en una lengua”. Esta definición resultaría incompleta si no se asociara con la noción ‘competencia lingüística’, que no es más que la condición de “compartir tales reglas por parte de todos los hablantes de dicha lengua, cuestión que hace posible comprenderse unos a otros”. En este contexto, el conocimiento compartido de tales reglas hace factible para un hablante la construcción de estructuras que son aceptadas y entendidas por su interlocutor. En concordancia con el punto precedente, dentro de los esquemas de análisis lingüístico, la correlación ‘gramática/competencia lingüística’ ha motivado el desarrollo del uso del contraste entre aquellas estructuras aceptadas y consecuencialmente juzgadas como correctas, y las rechazadas o apreciadas como inapropiadas. Las primeras se dicen que son ’gramaticales’, 12 mientras que las segundas son consideradas ‘no gramaticales’. El lingüística, las unidades no gramaticales---cualquiera que sea su longitud---se identifican colocándoles un asterisco (*) a la izquierda. Por ejemplo, “*Dicen de que se cayó de un caballo”. (15) La gramática y la morfosintaxis Tradicionalmente, los términos ‘gramática’ y ‘sintaxis’ se han utilizado casi indistintamente. En la actualidad el avance y la profundización del estudio de las lenguas del mundo ha determinado la necesidad de hacer consideraciones contextuales (asociadas con el medio social) para poder precisar la motivación de los patrones de uso de las lenguas, así como de las variaciones que las últimas exhiben. De manera que el conocimiento de las reglas que señala la gramática debe incorporarse al manejo del contexto social donde ocurren dichas reglas. La sumatoria de ambas cosas, y el estudio de las mismas, es el objeto de la ‘(morfo)sintaxis’. Entonces, la ‘gramática’ solo puede ser una parte de ella. No hay razón alguna para aplicar en estos momentos las nociones ‘gramática’ y ‘sintaxis’ como si fueran una misma cosa. LECTURA 6. El término ‘gramática’ y algunas de sus implicaciones Como hemos visto ya en los apartados precedentes, los hablantes de una lengua tienen acceso a conocimiento que los capacita para crear y comprender estructuras nuevas, incluso nunca antes oídas. Tal conocimiento, conocido como ‘competencia lingüística’, constituye el punto focal de la lingüística como disciplina. En cualquier intento de describir la competencia lingüística, los especialistas han incluido la ‘construcción de una gramática’, lo cual no es otra cosa que el establecimiento de un sistema de elementos y reglas necesarias para ‘formar’ e ‘interpretar’ oraciones. Toda lengua tiene una gramática integrada por las siguientes partes: Fonética La articulación y percepción de los sonidos Fonología La organización y relaciones de los sonidos Morfología La formación de las palabras Sintaxis La formación de las oraciones Semántica La interpretación de las palabras y las oraciones Los lingüistas usamos el término gramática en un sentido muy especial y técnico. Para apreciar la centralidad de este término en el análisis lingüístico en el presente es necesario que los interesados dejen de lado algunas falacias y abandones ciertas concepciones erradas muy comunes. FALACIA 1: Solo algunas lenguas tienen gramáticas. 13 No es infrecuente escuchar que algunas lenguas poco conocidas, por ejemplo, el francés acadiano, el cree o el chino, “no tienen gramática”. Dada la definición de gramática expresada con anterioridad, tal juicio es falso. Debido a que todas las lenguas humanas son habladas, ellas tienen necesariamente que poseer reglas fonéticas y fonológicas; así mismo, por contar con palabras y oraciones tendrán también su morfología y su sintaxis. Las lenguas poco conocidas algunas veces aparentan no tener gramática porque sus sistemas son diferentes a los de las lenguas más comunes y mejor estudiadas. En walbiri, una de las lenguas aborígenes de Australia, por ejemplo, el orden relativo de las palabras es tan libre que la oración española “Esos dos perros ahora ven algunos canguros” puede ser traducida de cualquiera de las siguientes maneras: a. Perros dos ahora ven canguros varios. b. Ven ahora perros dos canguros varios. c. Ven ahora canguros varios perros dos. d. Canguros varios ahora perros dos ven. e. Canguros varios ahora ven perros dos. Mientras que walbiri no restringe el orden de las palabras de la manera como lo hace el español, aquella lengua tiene otros tipos de reglas. Una de ellas coloca la terminación “-lu” a la palabra correspondiente a ‘perro’ en walbiri para identificar ‘al que ve’ en lugar ‘del que es visto’. Esto le permite a los hablantes de walbiri expresar que “los perros ven los canguros”, y no lo contrario. En español la misma información se manifiesta colocando “los dos perros” antes del verbo “ver” y “varios canguros” después de él. Más que evidenciar que walbiri no tiene gramática, tales diferencias simplemente demuestran que walbiri tiene en ciertos respectos una gramática distinta a la de español. FALACIA 2: Algunas lenguas tiene gramáticas que son radicalmente más simples o más ‘primitivas’ que las de otras lenguas. Aunque no es extraño escuchar que una lengua tiene una gramática simple o ‘primitiva’, tal apreciación carece de fundamento. Las gramáticas de todas las lenguas son esencialmente equivalentes en términos de complejidad. Sin embargo, es relativamente fácil entrar en confusiones cuando se examinan los hechos de manera superficial. Por ejemplo, uno puede pensar que inglés es en cierto modo más simple que francés debido a que al primero no le varía la forma del artículo determinado “the” cuando el nombre que lo acompaña se pluraliza: le livre les livres the book the books 14 Pudiera parecer que hay más complejidad en francés “le livre/les livres” que en inglés “the book/books”, sin embargo en otros aspectos ese último se complica más que el primero. Por ejemplo, inglés hace uso de cambios en la forma del verbo para distinguir entre una acción que está ocurriendo y una práctica habitual: He is listening to music. He listens to music. En francés, ambos significados son expresados por la misma forma del verbo: Il ecoute la musique. La diferencia entre actividad en progreso y acción habitual será introducida por el hablante de francés mediante la incorporación de palabras como “ahora” o “usualmente”. El ejemplo precedente ilustra el punto de una manera muy general. El hecho de que una lengua le pueda faltar una regla que otra lengua tenga no es indicativo de que sea más precaria. En algunos casos, estas reglas pueden ser totalmente diferentes a las encontradas en las lenguas europeas más habladas. Por ejemplo, en hua, una lengua hablada por cerca de tres mil personas en Papúa Nueva Guinea, un contraste entre dos interpretaciones del ‘nosotros’ de español es señalada por la forma del verbo: mu’e ‘nosotros hemos descendido’ (nosotros= tu y yo) mune ‘nosotros hemos descendido’ (nosotros= tu, yo y alguien más) Hua usa la terminación “’e” para expresar “nosotros (= tú y yo)” y “-ne” para el sentido “nosotros (tú, yo y alguien más)”. Tal contraste no existe en español. En conclusión, cada lengua tiene su propio conjunto de reglas y contrastes. FALACIA 3: La gente tiene que ser enseñada a usar las reglas gramaticales de su lengua. Hay una tendencia general a creer que las reglas gramaticales se dominan por medio de la escolarización del individuo, y que algunos hablantes de una lengua “no conocen la gramática de la misma”. Tal actitud contradice la realidad. Debido a que todo uso de una lengua requiere conocimiento de sus patrones de sonido, reglas para la formación de palabras y oraciones, y principios de interpretación semántica, queda claro que todos los hablantes de una lengua necesitan tener un conocimiento de su gramática. Es así mismo claro 15 que este conocimiento no es adquirido a través de la educación formal. Consideremos, por ejemplo, la pronunciación de la terminación de pasado de los verbos en inglés expresado como “-ed” en los siguientes ejemplos: hunted slipped buzzed Notaremos que mientras un hablante de inglés pronunciará “-ed” como  en “hunted”, lo dirá como  en “slipped” y como  en “buzzed”. Si ese mismo hablante usara un verbo nuevo como “flib”, cuya forma pasada sería “flibbed”, seguro que la terminación “-ed” la pronunciaría como . Esto no resulta de entrenamiento alguno. Más bien, depende del conocimiento ganado subconscientemente a lo largo de su proceso de adquisición de su lengua materna. FALACIA 4: Las reglas gramaticales están supuestas a ser lógicas. Una concepción errada acerca de las reglas gramaticales sostiene que estas se organizan de forma análoga a las reglas de la lógica. Quienes mantienen ese criterio lo que quieren decir más bien es que las reglas y estructuras lingüísticas no deben contradecir las reglas de la lógica. En realidad, existen pocas razones para pensar que las reglas gramaticales muestran tal comportamiento. Si así fuera, los hablantes de inglés usarían “*sheeps” y “*foots” como plurales de “sheep” y “foot”. Debido a que la terminación “-s” marca pluralidad en casi todos los sustantivos ingleses, por ejemplo, “cars”, “books”, “dogs”, “houses”, etc., es de esperarse que lo mismo ocurra en “sheep” y “foot”; no obstante, tal no es el caso pues las formas singulares y plurales de estas dos palabras son idénticas. Evidentemente, algo diferente de la lógica ha privado en la configuración de la gramática inglesa. Un ejemplo usado típicamente por quienes favorecen la lógica de las reglas gramaticales es el de la imposibilidad de la doble negación como sucede en inglés: *I didn’t see nothing. Los logicitas señalan que es innecesario que dos negaciones aparezcan en el mismo contexto, sin embargo, español lo permite y obliga al uso de los dos negativos: Yo no vi nada. 16 El corolario de lo anterior es que cada lengua tiene su propio sistema de reglas, cuyas operaciones no tienen por qué reflejar las convenciones de la lógica o del sentido común. FALACIA 5: Las gramáticas se deterioran con el paso del tiempo. Es de aceptación general que todas las lenguas se encuentran en constante cambio. Algunos de estos cambios son menores y ocurren en lapsos relativamente cortos, por ejemplo, la incorporación de nuevas palabras al léxico existente: “chatear”, “cursor”, “tuitear”, “cliquear”, etc. Otros cambios tienen efectos más drásticos sobre la configuración general de la lengua y duran tiempos extensos para consolidarse. La formación de estructuras negativas en inglés ha sido producto de un largo período de transformaciones y ajustes. Antes del año 1200, inglés tenía doble negación: ic ne seye not yo no digo nada he ne speketh nawt el no habla nada En 1400 aproximadamente, “ne” era usado muy rara vez y corrientemente “nawt (=not)” ocurría después del verbo: I seye not the wordes yo digo no las palabras we sawe nawt the knyghtes nosotros dijimos no los caballeros No fue sino varios siglos más tarde que inglés adoptó la práctica de permitir “not” después de algunas formas auxiliares: I will not say the words we did not see the knights Todas las profundas modificaciones arriba ilustradas revelan que las reglas gramaticales cambian con el tiempo. Simultáneamente nos señalan que la lengua más bien se fortalece y perfecciona cuando cambia, en lugar de deteriorarse y caer en corrupciones inaceptables. FALACIA 6: Las gramáticas difieren unas de otras de maneras impredecibles. Al rompe, las muy bien conocidas diferencias entre lenguas sugiere que no hay límites en el tipo de sistemas lingüísticos que los seres humanos podemos adquirir y usar. De hecho hemos llegado a entender que a pesar de las enormes diferencias en sonidos, vocabulario y ordenamiento de 17 constituyentes visibles en las lenguas del mundo hay algunos principios que son compartidos por todas ellas. Uno de esos principios implica como las oraciones son negadas. Con limitadas variaciones uno esperaría encontrar que el equivalente de la palabra española “no” ocurriera en un gran rango de posiciones en las lenguas del mundo. De manera que, hipotéticamente, pudiéramos pensar en tales posibilidades como: No Patricia está aquí. Patricia no está aquí. Patricia está no aquí. Patricia está aquí no. Pero las alternativas “No Patricia está aquí” y “Patricia está aquí no” son muy raras. Virtualmente, en todas las lenguas la negación inmediatamente precede o postcede al verbo. El anterior no es un ejemplo aislado. Muchas categorías y reglas gramaticales son universales. Ello sugiere que las propiedades de la lengua son profundo reflejo de la estructura y organización de la mente humana. De allí que en eso estribe la fascinación y la importancia del análisis. Prof. Andrés Romero-Figueroa Escuela de Letras. UCAB Lingüística I Abril 29, 2021 18

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