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Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez
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This document provides an overview of family and educational styles in society. It examines different models of families and their approach to education, focusing on communication, socialization, affectivity, and autonomy. It also analyses how these factors interact with educational institutions, highlighting the significance of various issues like family transformations, parenting, and the interplay between families and schools. The document also discusses the changing role of parents and the impact of different aspects of family life on the development and socialization of children.
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Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez Familia y Escuela en la Sociedad de la Comunicación ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS LA FAMILIA Y ESTILOS EDUCATIVOS La familia como institución educativa Aspectos básicos de la acción educativa en la familia Estilos educativos en el contexto familiar 1....
Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez Familia y Escuela en la Sociedad de la Comunicación ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS LA FAMILIA Y ESTILOS EDUCATIVOS La familia como institución educativa Aspectos básicos de la acción educativa en la familia Estilos educativos en el contexto familiar 1. La comunicación 2. La socialización 3. La afectividad 4. La autonomía El modelo patriarcal El modelo disciplinarionormalizador Familias en transición 45 Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez Familia y Escuela en la Sociedad de la Comunicación EXPOSICIÓN DE LOS CONTENIDOS 1. LA FAMILIA COMO INSTITUCIÓN EDUCATIVA A la pregunta ¿la familia está en crisis?, diferentes autores responden afirmativamente y asocian este proceso a la nueva realidad social. Los modelos de familia siempre van a estar sometidos a cambios, ligados a las continuas transformaciones sociales y culturales. La familia no es un receptor pasivo de estos cambios sociales, ni un elemento inalterable de un mundo en constante transformación, por lo que siempre se podrá hablar, con más o menos acierto, de crisis en la familia. Se sucederán los modelos, pero para el desarrollo de una personalidad infantil sana, para la naturalidad en la relación interpersonal, la exteriorización de las emociones, el más adecuado ambiente seguirá siendo la familia (Ortega, y Mínguez, 2003). La familia educa a sus hijos con el fin de prepararlos para su trayecto vital, adquiriendo habilidades que favorezcan la autonomía en una sociedad cambiante como la actual. La familia con la que la escuela ha de relacionarse actualmente ya no es aquel pequeño núcleo donde el hombre y la mujer, dedicada por entero al cuidado de los hijos, tenian bien definidos su papeles. Estas conductas, se han ido disolviendo y muchas veces cuestionadas. Para Beck-Gernsheim (2003) reinventar a la familia implicaría reconocer la pervivencia de múltiples formas de familia y no escoger un nuevo modelo. Los estudios sociológicos han sacado a la luz las transformaciones de la familia en occidente y especialmente en España a partir de la década de los ochenta, donde el emparejamiento estable ha dejado de ser el modelo básico. Estos informes hablan de disminución de matrimonios, aumento de uniones libres, fragilidad de las uniones con aumento de divorcios, familias monoparentales y recompuestas, aumento de la edad media del matrimonio, descenso brusco de la natalidad, incremento de hijos nacidos fuera del matrimonio, incorporación masiva de la mujer al trabajo, fuera del hogar, con la consiguiente igualdad de estatus entre hombre y mujer. Además de otras variables extrínsecas a la propia familia como el incremento de las zonas urbanas, la obligatoriedad de la enseñanza, el avance de la tecnologías de la información y la comunicación, etc. Todo ello ha provocado que el papel y la función educativa de madres y padres sufran una auténtica revolución que deriva en un nuevo modelo social con nuevos valores que se diferencian con los de hace algunos años atrás; sobresale, 46 Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez Familia y Escuela en la Sociedad de la Comunicación entre otros, los siguientes (Martínez Córdoba, 2005): Libertad: Incremento de la libertad de los miembros de la pareja en el momento de tomar decisiones en aspectos como continuar o no la relación o tener hijos. Bienestar: Se busca el bienestar de todos los miembros de la familia y de la felicidad individual, alejándose de la imagen de sacrificio, costumbre de las familias tradicionales. Igualdad: De derechos entre ambos conyugues y entre los hijos nacidos o no en el mismo matrimonio. Solidaridad: Se mantiene la solidaridad entre los miembros de la familia, extensible a parientes, en todos los aspectos. Tolerancia con la diversidad: Las formas alternativas de convivencia son aceptadas (matrimonios sin hijos, convivencia sin matrimonio, nacimiento de hijos fuera de la familia). Individualismo y privacidad: La voluntad individual prima sobre la supremacía de la institución junto con las gratificaciones inmediatas, manifestándose en el incremento del divorcio por mutuo acuerdo en los países europeos. Modelos de felicidad: Se prioriza en la búsqueda de la felicidad de los miembros de la familia. A pesar de estos cambios, sigue siendo la familia, especialmente en edades tempranas, el principal enlace en la relación del niño/a con el entorno, y es el agente que le acompaña en el desarrollo personal y social. En este ámbito familiar, se promueve el primer nivel de socialización: valores, sentido de responsabilidad, motivación por el estudio, trabajo y esfuerzo personal, cumplimiento de normas, autocontrol, equilibrio emocional, desarrollo social, creciente autonomía, etc. 1.1 Estilos educativos en la relación familia-escuela Ante este panorama, muchas han sido las investigaciones sobre el perfil de familias representativas en los centros educativos, destacando las realizadas por Martín Criado et alt.; Gómez Bueno et alt. (Citados por Martínez Córdoba, 2005). Estos autores estudian la relación de las familias con los centros educativos y diferencia tres modelos de 47 Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez Familia y Escuela en la Sociedad de la Comunicación familias en la clase media y media-baja: el modelo patriarcal, modelo disciplinarionormalizador y el modelo de familias en transición. El modelo patriarcal Este modelo, que tiende a desaparecer, se encuentra enraizado en medios rurales y cuya principal economía esta basada en la agricultura, y con frecuencia, la escasez de recursos importantes suele ser persistente. Se fomentan valores, marcados por la figura paterna, de buenas costumbres o buena educación y el castigo físico como medida disciplinaria, modelo educativo desterrado en las instituciones escolares. En este tipo de familia los padres asumen que sus hijos han de experimentar las duras condiciones de la vida de primera mano, la falta de recursos económicos permanente, suprimir cualquier indicio de capricho y aceptar las duras condiciones de existencia. Asimismo, los padres consideran una educación correcta cuando se le da prioridad a los valores relacionados con el respeto a la autoridad y principalmente a la autoridad del padre, obedeciéndole en cada momento sin cuestionar sus órdenes, así como el respeto a los mayores. Los objetivos educativos que se marcan en estas familias difieren significativamente de los propuestos en las instituciones escolares y consideran los centros educativos incompetentes para el logro de los valores planteados para sus hijos: mantenimiento de las tradiciones familiares, se premia el esfuerzo físico y la capacidad de resistencia a las desgracias. Se plantea los éxitos escolares como un aspecto secundario. Martínez Córdoba, F. (2005) añade que en estas clasificaciones familiares, la naturaleza del niño es salvaje, egoísta, caprichoso y la educación es un proceso de domesticación en el cual las continuas infracciones a los valores de la familia deben ser corregidas, al considerar al niño un ser irracional a la vez que considera la infancia como una etapa de disfrute. Para este modelo de familia, la escuela es un espacio inútil de promoción social, únicamente es un lugar de aburrimiento para el niño, un espacio que choca con la naturaleza misma de esta período. Calificándola como una etapa de honestidad, disfrute inocente, y debe ser protegida de ciertos conocimientos como el sexo o la reproducción. 48 Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez Familia y Escuela en la Sociedad de la Comunicación El modelo disciplinario-normalizador Este modelo se caracteriza por estar representado por conyugues que vivieron en su infancia el modelo patriarcal y a diferencia del modelo anterior ubicado en la zona rural, el modelo disciplinario-normalizador lo encontramos en zonas obreras y con profesiones con cierta estabilidad económica. Los conyugues de estas familias perciben la educación en los centros educativos como uno de los escalones para ascender en la escala social, gracias a los títulos académicos. Se mantiene el desarrollo de valores que permitan adquirir una personalidad caracterizada por la disciplina y el autocontrol y fomentar los logros encaminados a la obtención de bienes culturales legítimos: títulos escolares y otros aspectos como dominio de la informática, idiomas, habilidades deportivas, buena alimentación, práctica deportiva, etc. Las normas establecidas por un dialogo previo son claras y racionales, cuando son infligidas se sanciona, excluyendo el castigo físico, de aquí el termino modelo disciplinario-normalizador y donde la confianza juega un papel relevante. En este modelo, la confianza es entendida como una ambiente de diálogo permanente y sincero entre los miembros de la familia, acompañado de un control, o vigilancia continuada, de los niños. Familias en transición Este modelo es el asumido por la mayoría de las familias. En los estudios realizados por estos autores, encontraron que muchas familias se encontraban en un periodo intermedio, con respecto a los dos modelos expuestos anteriormente y a medida que se acercaba al modelo disciplinario normalizador, las probabilidades de éxito escolar aumentaban. Este grupo de investigación añade que el modelo de familia está determinado por el ámbito situacional de la familia: las familias jóvenes de ámbito rural dan importancia al éxito académico e intentan dejar atrás el modelo patriarcal, sin embargo mantienen la idea de una escuela tradicional, alejada del perfil lúdico. El discurso de estas familias es claro: el éxito escolar es bueno pero el niño debe disfrutar su infancia, evitando se los sufrimientos escolares ya que el sufrimiento es una de las características básicas de la 49 Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez Familia y Escuela en la Sociedad de la Comunicación adulta. Mientras que las familias de clase obrera urbana arrastran del modelo patriarcal, en muchos casos, la priorización de la relación con fuerte carácter afectivo con sus hijos, sobre los beneficios de la formación en centros educativos. El argumento de los padres “normalizadores” se encamina hacia la necesidad de un mínimo de placer infantil. Asimismo, cuando ambos padres trabajan, la disponibilidad del tiempo para la vigilancia de los hijos y establecimiento de normas, establece el grado de posibilidad de éxito del modelo disciplinario normalizador. 2. EL CONCEPTO DE PARENTALIDAD POSITIVA El Consejo de Europa, consciente de la importancia de la familia y del buen desempeño de las responsabilidades parentales ha promovido la Recomendación Rec (2006), sobre Políticas de Apoyo al Ejercicio Positivo de la Parentalidad. La parentalidad positiva se refiere “al comportamiento de los padres fundamentado en el interés superior del niño, que cuida, desarrolla sus capacidades, no es violento y ofrece reconocimiento y orientación que incluyen el establecimiento de límites que permitan el pleno desarrollo del niño”. Según ésta, el objetivo de la tarea de ser padres es el de promover relaciones positivas entre padres e hijos, fundadas en el ejercicio de la responsabilidad parental, para garantizar los derechos del menor en el seno de la familia y optimizar el desarrollo potencial del menor y su bienestar (Rodrigo, Máiquez y Martín, 2010a). La recomendación da un giro a la visión que se tenía sobre la socialización en la que los padres y las madres eran los únicos protagonistas transmitiendo normas y valores para la educación de los hijos y las hijas. Con eso sólo se conseguiría una perpetuación de los valores y normas anteriores y no se propiciarían procesos de cambio en los mismos para adecuarse a las nuevas realidades y necesidades sociales. Al fin y al cabo, la socialización primaria en la familia es clave para la construcción de futuros ciudadanos adultos, responsables y comprometidos con los cambios sociales. Ahora, lo que se pretende es que tanto padres y madres como hijos e hijas sean protagonistas en el proceso de adquisición y construcción de normas y valores mediante la adaptación mutua, la acomodación y la negociación, llevadas a cabo durante sus interacciones diarias (Kuczynski y Parkin, 2007). La Recomendación se propone conseguir que los Estados miembros del Consejo de Europa sean conscientes de la necesidad de proporcionar a los padres los mecanismos de apoyo suficientes para cumplir sus importantes responsabilidades en la crianza y educación de sus hijos. Concretamente, los Estados miembros están llamados 50 Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez Familia y Escuela en la Sociedad de la Comunicación a apoyar a los padres en sus tareas educativas a través de: (a) las políticas familiares adecuadas que proporcionen las medidas legislativas, administrativas y financieras para crear las mejores condiciones posibles para la educación positiva, (b) la prestación de servicios de apoyo para padres tales como servicios de asesoramiento locales, líneas telefónicas de ayuda y programas educativos para padres, y (c) proporcionar servicios especializados para los padres en situación de riesgo para prevenir el desplazamiento innecesario de los niños del hogar familiar motivado por situaciones de maltrato. (Rodrigo, Máiquez y Martín, 2010a). a) Principios de la parentalidad positiva La gran diversidad de modelos familiares existentes en la sociedad actual y las diferencias culturales y de género, incrementan extraordinariamente la variabilidad en la realización de la tarea de ser padres y madres. A ello hay que añadir que los padres y las madres actuales ya no se limitan a reproducir los patrones culturales recibidos de sus progenitores o de su grupo de referencia sino que hacen suya esta tarea al individualizarla y dotarla de significados personales, lo que sin duda también incrementa su variabilidad. Sin embargo, a pesar de la diversidad de interpretaciones personales que conlleva el desempeño de esta tarea, existen una serie de principios de actuación generales que conforman la columna vertebral sobre la que se sustenta el ejercicio de una parentalidad positiva y responsable. Estos principios son los que repetidamente han demostrado, en las investigaciones llevadas al respecto, que favorecen cursos de desarrollo adecuados en los menores y fomentan su bienestar físico y mental (Rodrigo y Palacios, 1998). Éstos son los siguientes: Vínculos afectivos cálidos, protectores y estables para que los menores se sientan aceptados y queridos. Ello supone el ffortalecimiento continuado de los vínculos familiares a lo largo del desarrollo, modificando las formas de manifestación del afecto con la edad. Entorno estructurado, que proporciona modelo, guía y supervisión para que los menores aprendan las normas y valores. Ello supone el establecimiento de rutinas y hábitos para la organización de las actividades cotidianas donde se llevan a cabo estos aprendizajes. Estimulación y apoyo al aprendizaje cotidiano y escolar para el fomento de la motivación y de sus capacidades. Ello supone la observación de las 51 Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez Familia y Escuela en la Sociedad de la Comunicación características y habilidades de los hijos e hijas, estimulación y apoyo en sus aprendizajes así como el tener en cuenta sus avances y sus logros. Reconocimiento del valor de los hijos e hijas, mostrar interés por su mundo, validar sus experiencias, implicarse en sus preocupaciones, responder a sus necesidades. Ello supone considerarles personas, a las que debemos comprender y tener en cuenta sus puntos de vista para que vayan tomando parte activa y responsable en las decisiones de la familia. Capacitación de los hijos e hijas, potenciando su percepción de que son agentes activos, competentes y capaces de cambiar las cosas e influir sobre los demás. Para ello se recomienda crear en la familia espacios de escucha, interpretación y reflexión de los mensajes de la escuela, los iguales, la comunidad, el mundo del ocio y los medios de comunicación. Educacion sin violencia, excluyendo toda forma de castigo físico o psicológico degradante, por considerar que el castigo corporal constituye una violación del derecho del menor al respeto de su integridad física y de su dignidad humana, impulsa a la imitación de modelos inadecuados de relación interpersonal y los hace vulnerables ante una relación de dominación impuesta por la fuerza. En suma, frente a la llamada crisis de autoridad parental que instiga a recobrar el control autoritario de los padres sobre los hijos/as sobre la base de la obediencia rígida ante sus normas, la parentalidad positiva plantea un control parental autorizado basado en el afecto, el apoyo, la comunicación, el acompañamiento y la implicación en la vida cotidiana de los hijos e hijas. Esta es la forma de lograr una autoridad legitimada ante ellos, basada en el respeto, en la tolerancia, la comprensión mutua y en la búsqueda de acuerdos que contribuyan al desarrollo de sus capacidades (Rodrigo, Máiquez y Martín, 2010a) 3. ASPECTOS BÁSICOS DE LA ACCIÓN EDUCATIVA EN LA FAMILIA Comellas (2008), destaca los siguientes aspectos educativos básicos encaminados a un desarrollo integral del niño, que se llevan a cabo en una familia: la comunicación, la socialización, la afectividad y la autonomía 52 Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez Familia y Escuela en la Sociedad de la Comunicación 3.1 La comunicación Estamos viviendo en la sociedad de la hipercomunicación que paradójicamente no favorece a la comunicación en la familia. La comunicación es uno de los pilares en el desarrollo del niño, entendiéndola no como un intento de persuadir y convencer al otro, como un acto de imposición y dominio, sino que exige la voluntad en los interlocutores de aceptar parte del discurso o ideas del otro. Debemos tener presente, y especialmente en el ámbito familiar, que el niño utiliza diferentes canales para expresar lo que piensa y siente. No sólo nos comunicamos a través de la palabra o la escritura. También lo hacemos con los gestos, el silencio, las emociones, la expresión del rostro, etc... La comunicación evitará una relación de poder de uno de los interlocutores, favoreciendo el dialogo y respeto a las ideas del otro interlocutor. Para que el diálogo sea comunicación, se debe encontrar espacios y momentos para el diálogo en la familia, huyendo de las no arengas de la experiencia vital de los interlocutores y centrarse éste en las experiencias vividas por todos los miembros de la familia. El dialogo debe permitir el conocer a los progenitores por parte de los hijos, sus dudas, fracasos y aciertos y como han superado las dificultades en su trayectoria vital (Ortega y Mínguez, 2003). Los padres comunicativos, por tanto, son aquellos que buscan el consentimiento del hijo a través del dialogo, razonan cualquier medida disciplinaria y animan a expresar la opinión de sus hijos, escuchan sus razones. Con este tipo de conducta se busca influir en el comportamiento de sus hijos. Por el contrario, los padres poco comunicativos toman las decisiones que afectan a sus hijos, en solitario. 3.2 La socialización La socialización es el proceso que permite al ser humano adquirir un sentido de identidad personal y aprender las creencias, normas y valores esperadas por las personas con las que se relaciona. Los constantes cambios que está viviendo la sociedad actual, no conocida en épocas anteriores, deja desfasado el modelo tradicional de socialización que pasa por las etapas de inicio en la familia sigue en la escuela y en la sociedad. Para Bolívar (2006, p.4) las variables que han ayudado a reducir la capacidad socializadora de la familia son: la desestructuración del 53 Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez Familia y Escuela en la Sociedad de la Comunicación cuadro de ideas, valores y códigos de la vida cotidiana y añade que el sistema uniforme de valores ha sido sustituido por otro más variable, con posible conflicto entre valores. Además, se ha ido ensombreciendo un sentido de identidad y comunidad sobre las normas en que educar a los hijos, hay desequilibrio e incertidumbre en la pautas de socialización a transmitir, falta de claridad. Bolívar (2006), en su interpretación de la crisis educacional, agrega que los adultos no tienen claro qué deben transmitir como modelo de vida a las nuevas generaciones. Esto se agrava al pasar los hijos muchas horas fuera del ámbito familiar, reduciendo la relación con los padres y asumiendo las funciones socializadoras otros agentes educativos. Las funciones de formación de la socialización primaria, en ciertos tejidos sociales, están siendo asumidas por la escuela. Esta institución está acumulando tanto la función de enseñar como la de educar, ocupación esta última, que debería compartir con la familia y paradójicamente el retraso en la emancipación de los hijos hace que la familia deba desempeñar el papel principal en el ámbito educativo. Vemos, por tanto, que la manera de enfrentarse a la socialización en el ámbito familiar ha cambiado, sin embargo las distintas teorías psicológicas que estudian la socialización continúan atribuyéndole un papel relevante en los aspectos básicos de la socialización. 3.3 La afectividad En la familia se inicia el aprendizaje en el manejo de los diferentes estados emocionales: rabia, cariño, tristeza, etc... Y el aprendizaje de la interacción humana: la consideración, el respeto a los demás y la responsabilidad de las propias acciones. El desarrollo afectivo tiene su origen en las relaciones que se establecen entre el niño y la madre. La alteración de esta relación se puede ver afectada por un exceso de atención, generando dependencia y prolongando esta fase de desarrollo, o por un abandono, viéndose alterada por falta de estímulos que el niño demanda. Cuando el proceso que se sigue en el desarrollo afectivo es el adecuado al niño, se adquieren habilidades que van a permitirle, en un futuro, aprender a tomar decisiones y adquirir las destrezas para afrontar situaciones delicadas como la traición, la perdida, la 54 Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez Familia y Escuela en la Sociedad de la Comunicación incorporación de nuevos miembros al hogar, o la escasez de recursos económicos, además de mejorar la comprensión, la aceptación personal y el equilibrio emocional. La familia es, aunque no siempre, el espacio para suministrar a sus partes una afectividad y aceptación incondicional duradera. Esta institución es por tanto un sitio de intimidad donde afectos, pensamientos y sentimientos se aprenden e intercambian. 3.4 Autonomía Los familiares facilitan las condiciones apropiadas para que los hijos consigan cubrir las primeras fases de autonomía en las rutinas básicas de independencia personal, tales como la higiene personal, alimentación o vestido. Así como el impulso de una conducta socializadora, adecuada al ambiente en que el niño se desenvuelve, fomentando los agentes estimuladores de la socialización como el lenguaje, que permite comunicarse con otras personas, y el juego que facilitará la comprensión del entorno más cercano. En esta área, el principal objetivo de las familias es alcanzar que sus hijos sean independientes, responsables, resolutivos y comprometidos. El nivel de autonomía dependerá del modelo de educación adoptando por los padres y madres y que tipo de control, entendiendo por control a la calidad del interés que las familias desarrollan para influir en sus hijos. A mayor control menor autonomía, cuando el control es moderado, la autonomía se ve beneficiada. Para concluir, podemos afirmar que la educación, en la familia, se forma en el día a día, en un clima afectivo, de colaboración y apoyo a pesar de las continuas contradicciones. Para los hijos, es fundamental que los padres creen las condiciones ambientales para la apropiación o aprendizaje de los valores. Además de conocer a sus progenitores en sus vacilaciones, frustraciones y aciertos, a lo largo de su vida, cómo han superado los conflictos y cómo los afronta ahora es un tema prioritario en la comunicación entre padres e hijos. Nuestras “historias” constituyen el resumen vital y narrativo de las sucesivas asociaciones de espacio y tiempo que hilvanan el tejido de toda existencia humana (Ortega. y Mínguez, 2003, p. 34). Los padres serán modelos adecuados cuando están cercanos. Cuando el modelo aparece como artificial y fuera de contexto, apartará a los hijos a asumirlos como tal. 55 Juan Carlos Martín Quintana y José Luis Mesa Suárez Familia y Escuela en la Sociedad de la Comunicación ACTIVIDADES 1. Realiza un análisis comparativo entre los estilos educativos en el contexto familiar en razón dos grupos de perfil de familias estudiados reflejados en la unidad de aprendizaje (Martín Criado et Alt.; Gómez Bueno et alt. y González-Pineda,). (Evitar explicar un estilo y después otro, debiéndose combinar los conceptos de los diferentes estilos) 56