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¿De qué violencia se habla? Benavides aborda las raíces etimológicas de violencia1, “la palabra violencia proviene del latín: violentia cuya raíz proviene del indoeuropeo vis, wi-wei/weg = fuerza, fuerza vital. (Misma raíz de vegetal, virtud, vigor) a la que se le añadió una terminación adjetival l...

¿De qué violencia se habla? Benavides aborda las raíces etimológicas de violencia1, “la palabra violencia proviene del latín: violentia cuya raíz proviene del indoeuropeo vis, wi-wei/weg = fuerza, fuerza vital. (Misma raíz de vegetal, virtud, vigor) a la que se le añadió una terminación adjetival latina olentus que significa con abundancia: así, algunos vocablos que llevan la misma terminación adjetival olentus cargan la idea de exceso o abundancia, por ejemplo, corpulento, macilento, friolento. Violento significa con abundancia de fuerza. El diccionario describe la violencia como el conjunto de acciones o palabras que pretenden herir a las personas mediante el uso de la fuerza y a aquella fuerza extrema generada o no por el ser humano.” Se hablaba hace ya algunos años, que el hombre es violento por naturaleza, sin embargo, en el Manifiesto de Sevilla sobre la Violencia, los científicos y filósofos contemporáneos llegan al consenso de que esto no es así. Los genes no producen individuos necesariamente predispuestos a la violencia. Aunque los genes están implicados en el comportamiento humano, ellos solos no pueden determinarlo totalmente. La personalidad no es sólo resultante de los genes, sino que está determinada por las condiciones de la educación, y por lo tanto, del entorno social y ecológico. “La violencia no se inscribe ni en nuestra herencia evolutiva ni en nuestros genes. En las especies animales organizadas en grupos sociales, el comportamiento agresivo aparece en el contexto de la cooperación y de la asistencia mutua…nuestros comportamientos están modelados por nuestros tipos de acondicionamiento y nuestros modos de socialización. No hay nada en la fisiología neurológica que nos obligue a reaccionar violentamente”2 La agresividad es el origen de una fuerza positiva del individuo, una combatividad que le permite estructurarse, afirmarse, hacerse reconocer. Esta combatividad está ligada al amor por la vida, permite luchas por sus ideas, por sus derechos, para ser respetado. Sin combatividad el ser humano es incapaz de enfrentar los conflictos inherentes a toda vida en sociedad; a veces elige la sumisión, a veces la huida, a veces la violencia.3 La agresividad tiene por finalidad transmitir un mensaje tónico para el otro. En la mayoría de los casos la agresividad no se transforma en violencia, ya que el mensaje, enunciado bajo esa forma, es gestionado por la persona y tomado en 1 BENAVIDES I. Luis G (2002) La Paz y la Violencia Institucional. Ponencia. México. CIPAE p. 1. 2 ADAMS David (1992) El Manifiesto de Sevilla sobre la Violencia, 1989. Francia. UNESCO 3 BAYADA Bernadette (1999) Para una Educación No Violenta: Desafíos Pedagógicos y Sociales. Comisión de Derechos Humanos del Estado de México p. 17. cuenta por su entorno; pero se puede transformar en violencia cuando no se aprende a percibir la agresividad donde se encuentra, a descodificarla y a actuar de una manera satisfactoria para quien la expresa. Tartar explicita así las nociones de agresividad4:  Agresividad natural como energía indispensable para la supervivencia, sin voluntad de perjudicar, implícita en el deseo de vivir, en la combatividad, en el dinamismo, la capacidad de reafirmación personal, el deseo emprendedor.  Agresividad implícita en la expresión “contenerse” o “violentarse”, que significa forzarse, contenerse a hacer algo o ser forzado, ser conducido a hacer algo.  Agresividad como modo de entrar en relación con los demás en forma de oposición, desacuerdo, provocación o rechazo. Tiene como función hacer reaccionar, hacer evolucionar la situación o relación. Es la energía de la violencia, es decir, la agresividad, la que expresa el impulso de la vida, no la violencia misma, que no es en realidad más que una desviación de la agresividad. Si la agresividad permite la afirmación personal en el enfrentamiento con el otro, la violencia provoca la negación del otro.5 Para Muller, el hombre es esencialmente bueno, en el sentido de que la bondad manifiesta la naturaleza profunda de su ser: “Si el hombre es capaz de hacer el bien, es porque su naturaleza es buena; si es capaz de hacer el mal, es porque su naturaleza es libre. El hombre es naturalmente bueno, pero no lo es necesariamente. El hombre es bueno voluntariamente, por una libre decisión de su voluntad. Es la libertad la que da dignidad y sentido a su existencia. Más aún, la libertad es su existencia. Su conciencia de sí mismo es esa libertad: el hombre tiene conciencia de sí mismo gracias a su libertad. Sin esa libertad el hombre sería para sí mismo un desconocido. La libertad, y por tanto, la libertad de hacer el mal, no es una imperfección del ser humano, sino su fundamento y su realización”6 Es decir, sin la capacidad de hacer el mal, el hombre no tendría la voluntad y la libertad de querer hacer el bien. Por supuesto, es más cómodo elegir violencia que la noviolencia. La violencia deshumaniza al hombre, pero conocer la violencia es tomar conciencia de esta privación a través del sufrimiento de un desgarro interior. Lo que constituye la humanidad del hombre es su relación con el otro mediante la 4 TARTAR Goddet Edith (2008) Prevenir y tratar la violencia en la escuela. España. Ediciones Mensajero p. 21. 5 MULLER Jean-Marie (2004) op. cit. P. 29 6 ibidem p. 117. palabra, la violencia es siempre una negación de la palabra, tanto de la propia como de la ajena.7 “La violencia hunde sus raíces en un malestar, en una falta de ser que no es sino un deseo de ser. La violencia es el fracaso de la reivindicación identitaria. Y el hombre siente siempre la tentación de imputar a otro hombre la responsabilidad de su falta de ser. Desde el momento en que dos seres se encuentran, cada uno de ellos queriendo hacer prevalecer su amor a sí mismo y su necesidad de primacía, es inevitable que nazca el enfrentamiento, y se corre un gran riesgo de que éste desencadene la violencia. La violencia es el choque de dos egoísmos, el conflicto de dos orgullos, el roce de dos vanidades, el enfrentamiento de dos narcisismos”.8 Algunos jóvenes que eligen el camino de la violencia sobre sí, lo hacen para expresar su desasosiego, se hacen daño para saber que existen. Cabe precisar, si el acto violento que se presenta es reaccional o habitual/repetitivo. Según Tartar9 el acto violento reaccional es una respuesta a una situación intolerable, como la muerte de los padres o una reacción después de sufrir uno o varios episodios de violencia; es sin duda una respuesta inadecuada e inaceptable, pero representa una respuesta psíquica sana, ya que pretende alertar a la persona y al entorno sobre el aspecto intolerable de lo que vive. Los casos repetitivos indican la necesidad de una intervención directa con la persona violenta, para conocer las razones de su actitud. Apunta Muller, que por ser un ser racional, sólo el hombre puede ser consciente de que es violento, sólo él puede poner la fuerza de la razón al servicio de su violencia. No conviene negar la violencia, sino por el contrario, tomar conciencia de la misma. La OMS define a la violencia en su Informe Mundial de 2002 como “el uso deliberado o la amenaza del uso deliberado de la fuerza física o del poder contra sí mismo, contra otra persona o contra un grupo o una comunidad y que lleva consigo o amenaza llevar consigo un traumatismo, una defunción, un daño moral, un mal desarrollo o una carencia”10 En esa misma dirección, se ha definido también a la violencia como el uso o amenaza de uso de la fuerza o de una potencia, abierta u oculta, con la finalidad de obtener de uno o varios individuos algo que no consienten libremente o de hacerles algún tipo de mal (físico, psíquico o moral). No es solo un determinado tipo de acto, 7 ibidem p. 124. 8 ibidem p. 138. 9 TARTAR Goddet Edith (2008) op. cit. p. 48-49. 10 PARENT Jacquemin, Juan-María. (2008) Antología de la No-Violencia II. México. CDHEM-UAEM. P. 11. sino también una determinada potencialidad.11 Ya lo decía Galtung, la violencia está presente cuando los seres humanos se ven influidos de tal suerte que sus realizaciones efectivas, somáticas y mentales, están por debajo de sus realizaciones potenciales; es la causa de la diferencia entre lo potencial y lo efectivo. La violencia es siempre un ejercicio de poder, sean o no visibles sus efectos y puede manifestarse en cualquier esfera de la vida, en lo cultural, lo económico, lo político y lo doméstico. Existe violencia cuando alguien atenta contra la vida y la integridad física, moral o psicológica de los seres humanos o al equilibrio del patrimonio natural, en el caso de que dicho perjuicio no sea imputable a la fatalidad o al azar, sino que tenga una responsabilidad humana, motivada por actos o estructuras precisas.12 Recuerda Benavides que desde su etimología latina, la violencia “toca lo profundo de la historia humana y por ello de la persona, hiriéndola en su ser y en su manera de relacionarse consigo misma, con los otros y con el entorno, trátese de una persona individual o de una persona colectiva. En efecto, la violencia que hiere a la persona convulsiona la historia de la humanidad”13. Se llega así a un primer acercamiento sobre los tipos básicos de violencia: directa (un acontecimiento intencionado), estructural (un proceso, una costumbre) o cultural (que legitima a las otras dos como buenas y correctas). Galtung (en Fisas) observa dos tipos de violencia estructural:  Vertical: Es la represión política, la explotación económica o la alienación cultural, que violan necesidades de libertad, bienestar e identidad, respectivamente.  Horizontal: Separa a la gente que quiere vivir junta, o junta a la gente que quiere vivir separada. Viola necesidades de identidad. Todas las violencias tienen conexiones entre sí. La violencia directa sirve de indicador del nivel de violencia estructural y cultural; la violencia estructural es a menudo violencia directa del pasado, de conquistas o represión que han permanecido hasta nuestros días. Su nivel de expresión depende del nivel de violencia cultural, que glorifica el uso de la violencia y no permite ver salidas noviolentas al conflicto. 11 FISAS Vinceç (1998) Cultura de Paz y gestión de conflictos. España. Icaria-UNESCO p. 24 12 RICHARD J. Alain (2006) Pilares para una cultura de la no-violencia. España. PPC Editorial p. 10. 13 BENAVIDES I. Luis G (2002) op. cit. p. 21. Sobre la violencia cultural, Fisas habla de que en la cultura contemporánea, sigilosa y peligrosamente se está naturalizando la violencia y dando alas a la supremacía de la fuerza, sin que se tengan las suficientes habilidades y referencias para controlar las cada vez mayores muestras públicas de violencia; y lo que es peor, las sociedades democráticas se tapan la cara ante la violencia, porque no saben qué hacer. Se está viviendo una generación donde los medios de comunicación ocupan un lugar preponderante en la vida de las sociedades y las personas. La saturación mediática de la violencia “no hace más que volvernos insensibles y tolerantes a lo intolerante, porque todo lo rutinario es finalmente tolerado”14 “Además de exportar por todo el mundo estas imágenes de violencia en nuestros productos culturales de entretenimiento, exportamos también la fantasía imposible del paraíso consumista, en una combinatoria explosiva que sólo puede provocar la ira de los más pobres, que acabarán utilizando las primeras enseñanzas, las de la violencia, para poder vengarse de no poder alcanzar la promesa del `bienestar para todos´”15 Existe una serie de indicadores que fundamentan la presencia de la cultura de la violencia al interior de la sociedad16:  el patriarcado y la mística de la masculinidad  la búsqueda del liderazgo, el poder y el dominio  la incapacidad para resolver pacíficamente los conflictos  el economicismo generador de desintegración social y su principio de competitividad  el militarismo y el monopolio de la violencia por parte de los Estados  los intereses de las grandes potencias  las interpretaciones religiosas, que permiten matar a otras personas  las ideologías exclusivistas  el etnocentrismo y la ignorancia cultural  la deshumanización (considerar a otros seres humanos como objetos)  el mantenimiento de estructuras que perpetúan la injusticia y la falta de oportunidades y participación. Cortina (en Fisas) describe tres expresiones básicas de violencia:  expresiva; es patológica, porque persigue hacer daño;  instrumental: trata de conseguir algo e incluye la violencia del Estado; 14 FISAS Vinceç (1998) op. cit. p. 74. 15 idem 16 ibidem. 352  comunicativa: se utiliza como último recurso y para transmitir un mensaje. Dentro de la violencia que ocurre en las instituciones educativas, la violencia directa se manifiesta en sentido físico, moral o simbólico. En la violencia simbólica, su autor percibe al otro como un objeto o un producto, por lo tanto, existe violencia simbólica cuando la persona es objeto de indiferencia individual y social: está ahí, pero no existe para los demás; es ignorada, evitada, menciona Tartar. 17 Hay violencia simbólica cuando una institución utiliza a su personal, cuando no se preocupa de sus necesidades, sus capacidades, sus límites y sus dificultades. De la misma forma ocurre entre las relaciones entre profesores y alumnos. Algunos ejemplos de violencia simbólica en los centros escolares son:  Producidas por los alumnos: ignorar al profesor cuando habla, realizar una actividad personal en clase sin tener en cuenta al profesor, indiferencia por la enseñanza, exigir al profesor que se adapte a cada alumno de la clase al mismo tiempo, juzgar las competencias del profesor, burlas, actitudes de aburrimiento en clase, llegar tarde, salir antes de tiempo, inasistencias no justificadas, negarse a trabajar en case.  Producidas por el profesor: ignorar al alumno, no prestarle atención, no tener en cuenta lo que dice, no considerarlo como persona, exigirle una adaptación inmediata a una situación nueva, miradas y palabras despectivas, actitud de rechazo, descalificación, dudar de la palabra de los alumnos, llegar tarde, salirse temprano, sanciones excesivas. Es importante conocer algunas manifestaciones de violencia o intolerancia a partir de sus comportamientos indicadores, en el afán de descubrir a las mismas donde estén ocultas18:  Manera de hablar: Denigrar y utilizar un lenguaje despectivo o exclusivista que desvaloriza, degrada o deshumaniza a grupos culturales, raciales, nacionales o sexuales. Negar el derecho a usar una lengua.  Tipificación mediante estereotipos: Describir a todos los miembros de un grupo caracterizándolos con los mismos atributos, generalmente negativos.  Burlas: Poner de relieve determinados comportamientos, atributos y características de personas para ridiculizarlos o como insultos.  Prejuicios: Juzgar fundándose en generalizaciones y estereotipos negativos, y no en hechos reales o en comportamientos específicos de un individuo o grupo. 17 TARTAR Goddet Edith (2008) op. cit. p. 54. 18 UNESCO (1994) La tolerancia, umbral de la Paz. Guía didáctica de educación para la Paz, los derechos humanos y la democracia (versión preliminar) Francia. pp. 15-16  Acusación a víctimas propiciatorias: Culpar de acontecimientos traumáticos o problemas sociales a determinado grupo.  Discriminación: Privar de beneficios y excluir de actividades sociales fundándose principalmente en prejuicios.  Ostracismo: Comportarse como si el otro no estuviera presente o no existiera. Negarse a hablar o reconocer a otros o a sus culturas.  Hostigamiento: Comportarse deliberadamente con objeto de intimidar y degradar a otros, frecuentemente con la intención de excluirlos de la comunidad, organización o grupo.  Profanación y degradación: Deteriorar símbolos o estructuras religiosos o culturales para desvalorizar y ridiculizar las creencias e identidades de aquellos para quienes esas estructuras y símbolos son significativos.  Intimidación: Valerse de una capacidad física superior o el hecho de ser más numerosos para humillar a otros o privarles de sus bienes o su situación.  Expulsión: Expulsar o denegar oficialmente o por la fuerza del derecho a acceder o permanecer en un lugar, grupo social, profesión, o lugar en que haya actividades del grupo, particularmente cuando de ello depende la supervivencia, por ejemplo, el lugar de trabajo, la vivienda, la escuela, etc.  Exclusión: Denegar la posibilidad de satisfacer necesidades básicas y/o de participar plenamente en la sociedad o en determinadas actividades comunales.  Segregación: Imponer la separación de personas de distinta raza, religión o sexo, generalmente en perjuicio de un grupo (como en el caso del apartheid).  Represión: Impedir por la fuerza el disfrute de los derechos humanos.  Destrucción: Practicar el confinamiento, los malos tratos, la expulsión fuera del área en que se obtiene la subsistencia, los ataques armados y los asesinatos (hasta el extremo del genocidio) Galtung menciona la importancia de identificar las raíces de la violencia, en los actores, las estructuras y las culturas, así como la situación de cuatro necesidades básicas: supervivencia (como opuesto a la muerte, individual o colectivamente), bienestar (especialmente alimentos, vestido y vivienda), identidad (que significa vivir “para” y no sólo “en”), y libertad (que implica poder elegir cosas desde otros puntos).19 19 FISAS Vinceç (1998) op. cit. p. 233.

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