Secuencia 5: Taifas, Almorávides y Almohades PDF

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Este documento resume la secuencia 5 de Historia, centrándose en las dinastías de los Taifas, Almorávides y Almohades en la Península Ibérica. Describe la historia política, la discriminación religiosa y el desarrollo cultural durante este periodo.

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Secuencia 5: Taifas, Almorávides y Almohades 1) Historia política  Nacen los reinos de taifas La última etapa del califato consistió en una lenta destrucción, llamada fitna (“fraccionamiento”), que se prolongó hasta el año 1031, cuando finalizó el gobierno de Hisam III, iniciado cuatro años...

Secuencia 5: Taifas, Almorávides y Almohades 1) Historia política  Nacen los reinos de taifas La última etapa del califato consistió en una lenta destrucción, llamada fitna (“fraccionamiento”), que se prolongó hasta el año 1031, cuando finalizó el gobierno de Hisam III, iniciado cuatro años antes, para dar comienzo a la existencia de los reinos de taifas (“bando” o “facción”). En Córdoba se proclamó la república y, enseguida, las taifas de Almería, Murcia, Alpuente, Arcos, Badajoz, Carmona, Denia Granada, Huelva, Morón, Silves, Toledo, Tortosa, Valencia y Zaragoza autoproclamaron su independencia. No terminó así sino que siguieron multiplicándose los micro-reinos, llegando a ser 26. Ya no tenía unidad Al-Andalus y muchos de los reyes de taifas firmaron pactos con vecinos musulmanes o pagaron tributos parias a los reyes cristianos a cambio de protección. Cuando los cristianos eran los agresores, los reyes de taifas miraron hacia el sur y pidieron a los monarcas africanos que les ayudaran. Fue lo que pasó primero con los almorávides y luego con lus almohades.  Dominan los almorávides [1086-1147] Se trata de una dinastía norteafricana de origen beréber. Empezó por asentar su superioridad militar en África del Norte, entre 1055 y 1080. Después de la conquista de Toledo por los cristianos en 1085 ˗por Alfonso VI de Castilla [1065-1109]˗, los reyes de las taifas de Sevilla, Granada y Badajoz se unieron para pedir ayuda a los almorávides. Pasaron el mar con un ejército potente y derrotaron a los cristianos en 1086. Sin embargo, no volvieron a África sino que fueron conquistando Al-Andalus, ayudados en ello por los juristas malikíes y por el pueblo, descontento de las contiuas luchas de los reinos taifas entre sí. A pesar de las espectativas del pueblo, los almorávides mostraron pronto un fanatismo religioso que obligó a morárabes y judíos a irse, o convertirse, o a sufrir persecuciones. Se fueron así actores económicos que perturbaron el buen funcionamiento de las ciudades, creando nuevos descontentos. Los almorávides, ocupados en tierras hispánicas, perdieron progresivamente su autoridad sobre los territorios africanos, conquistados por musulmanes más radicales: los almohades. Los reyes de taifas de Al-Andalus pensaron que podían apoyarse en esa nueva dinastía africana para deshacerse de los almorávides y restaurar sus reinos.  Dominan los almohades [1147-1212] Se trata de otra dinastía norteafricana de origen beréber. Se origina en una reforma de la práctica religiosa. Entre 1147 y 1172, van conquistando todo el imperio almorávide de África y de Al-Andalus. Consiguen una unificación autoritaria del territorio, haciendo de Sevilla la nueva capital. La intransigencia religiosa aumentó el descontento de la población y de los reyes de taifas que se aliaron con cristianos para fomentar numerosas rebeliones contra el poder centralizador de los almohades. Coincide su dominación con la progresiva afirmación de los reinos cristianos del norte, que se encarna en la figura de Alfonso VIII de Castilla [1158-1214], primero derrotado en Alarcos en 1195. Dicho rey entendió la necesidad de una unión mayor de los monarcas católicos y fue el líder de una coalición de reyes europeos cristianos, bajo la autoridad de Roma. El éxito de su política se materializó en la derrota de los almohades en Las Navas de Tolosa en 1212. 2) La discriminación religiosa Los califas llevaban el título de príncipes de los creyentes, con lo cual podían ejercer su autoridad sobre los musulmanes, y también sobre los dimníes (gente del Libro), o sea los que creían en una palabra revelada transmitida en los dos Testamentos bíblicos. Musulmanes Se calcula que el número de musulmanes llegados a la Península Ibérica fue de 60.000 a 100.000, mientras que el número de habitantes en la Península en el siglo VIII era de unos 4.000.000 de “almas”. Los mismos conquistadores, y posteriores colonizadores, eran diferentes entre sí, aunque su punto común era el Islam. Los árabes y los sirios eran numéricamente minoritarios pero asumían las responsabilidades más prestigiosas, ocupaban los puestos más elevados y se quedaron con las mejores tierras. Los beréberes, procedentes del norte de África, eran los más numerosos, pero no obtuvieron tantos beneficios de la conquista. En los siglos VIII y IX, muchos de los hispanorromanos visigodos conquistados se convirtieron a la religión islámica, lo cual se debió principalmente al deseo de no sufrir persecuciones religiosas y para ser tratados igual por los árabes en el aspecto político y en el pago de impuestos, que eran más elevados para los no musulmanes. Estos hispanorromanos que recibían el nombre de muladíes formaron la inmensa mayoría de la población de al-Ándalus. Los muladíes no siempre fueron considerados por los musulmanes africanos como sus iguales. Cristianos Los cristianos que permanecieron tras la conquista musulmana fueron respetados en un principio, a cambio del pago de un impuesto llamado la jizya. Se les dio el nombre de mozárabes, y vivían especialmente en las ciudades, dedicados a la artesanía y al comercio, aunque su número no era muy elevado. A partir del siglo IX, los mozárabes sufrieron algunas persecuciones religiosas por parte de los emires y muchos de ellos emigraron hacia los reinos cristianos que se habían formado al norte de al- Ándalus. Se intensificaron las vejaciones con las invasiones de pueblos musulmanes africanos ˗almorávides [1086-1147] y almohades [1147-1212]˗ que quisieron multiplicar las conversiones. Judíos La invasión musulmana liberó a los judíos de la opresión visigoda y en cierto casos colaboraron en la guardia de castillos y ciudades. El gobierno árabe trajo una época de florecimiento para los judíos de Hispania: estudiaron árabe y desarrollaron prósperas comunidades ˗las juderías˗ en Sevilla, Granada y Córdoba. Pudieron practicar su religión a cambio del pago de la jizia. Muchos eran artesanos, comerciantes, pero unos pudieron los judíos ocupar puestos destacados en la administración del Califato. Durante los años de los reinos Taifa los judíos eran valorados como consejeros, médicos y políticos. Como los cristianos, sufrieron persecuciones por parte de los almorávides y de los almohades. 3) Una sociedad jerarquizada El imperio árabe estaba dirigido por el Califa, que era al mismo tiempo su jefe religioso y político. Los territorios conquistados por los árabes pasaban a ser gobernados por un Emir, que era un gobernador nombrado por el califa. El poder se apoya en la administración, los tribunales y el ejército. Administración central nunca tuvo una estructura administrativa fija, pero modeló un estado centralizado alrededor del Malik (soberano). Una de las piezas más importantes fue el hachib o Hayib (primer ministro), que se convirtió en una institución permanente bajo Al-Hakam II, el cual dirigía la política administrativa de las provincias y las campañas militares, además de otros asuntos encomendados por el califa. En las tareas de gobierno y bajo el directo control del hachib se encontraban los visires (ministros), cuyo número varió de forma constante. A estos funcionarios, algunos de ellos integrantes de la Secretaría del califa. Justicia los jueces mayores (Cadíes o Qadis) ejercían sus funciones de acuerdo con el Corán y bajo la interpretación de la escuela jurídica malikí. Existían también jueces menores llamados Hakim. Ejército con organización doble: tribal (cada tribú tenía su propio ejército) y profesional (pagado por el poder central). Administración territorial se nombran Coras y gobernadores bajo el control de la administración central. La sociedad de Al-Andalus presenta una estructura fuertemente jerarquizada en función de la religión y de los bienes materiales. La Jassa es el conjunto de las clases altas: los grupos dirigentes. Reúne la aristocracia árabe, las antiguas familias hispano-godas convertidas al Islam. Son dueños de latifundios, practican el comercio a gran escala y/u ocupan altos cargos de la administración. Las clases medias constituyen un grupo intermedio. Lo componen los musulmanes de media fortuna, los judíos dedicados a comercio local y los funcionarios de la administración territorial. Los grupos sociales bajos reúnen los musulmanes dedicados al pequeño comercio o artesanos y los miembros de otras confesiones también artesanos o trabajando en el comercio. La Amma es la clase inferior de la sociedad. Son los desposeídos urbanos: los muladíes pobres de procedencia cristiana o judía y los mozárabes. 4) Prosperidad y desarrollo cultural Hacia 950, los dos estados más poderosos de Europa eran el Imperio Romano-Germánico y el califato de Córdoba. Intercambiaban con regularidad embajadores. Los demás monarcas europeos tenían que pedir salvoconductos del califato español para asegurar sus barcos mercantes en el Mediterráneo. Los pequeños reinos del norte no eran más, en un principio, que vasalos del Califato. Dicha superioridad permitió asentar las bases de una prosperidad económica que se prolongó más allá de la existencia del califato. El poder andaluz se basó en una gran capacidad económica, fundamentada en un importante comercio, una industria artesana desarrollada, y una técnica agrícola, que era mucho más eficiente que cualquier otra del resto de Europa. En la artesanía y en la industria desarrollaron la fabricación de objetos de cuero, tejidos, vidrio y cerámica y en la agricultura introdujeron nuevos sistemas de riego, desconocidos aquí hasta entonces, y el cultivo de plantas que no se conocían, como el arroz, las naranjas o el azafrán. Tenía una economía basada en la moneda, y la introducción de la acuñación fue fundamental en su esplendor financiero. La moneda cordobesa de oro se convirtió en la más importante de ese periodo. Por lo tanto, el Califato de Córdoba fue la primera economía comercial y urbana que floreció en Europa desde la desaparición del Imperio Romano. La capital y ciudad más importante del Califato, Córdoba era la principal ciudad europea de esa época. Lo confirma su población: en el siglo X, contaba con 250.000 habitantes, cuando París sólo reunía 25.000 o 30.000. En los reinos de taifas, la ciudad sigue siendo el centro del poder. Se organiza a imitación de Córdoba, con una mezquita central, un mercado (zoco) y casas de baño. Cada arrabal reproduce la misma lógica urbana.  El desarrollo cultural El califato, y en concreto su capital, la ciudad de Córdoba, se convirtió en el centro de la civilización hispanomusulmana y desempeñó un papel esencial en las relaciones espirituales e intelectuales entre Oriente y el mundo cristiano, así como en el paso a Europa de la cultura clásica, ejerciendo una gran influencia en el desarrollo de la filosofía europea de la Edad Media. La importancia de la ciencia en Al-Andalus o en el mundo árabe de aquel tiempo queda de manifiesto en algunas ideas que han llegado hasta nosotros. El Corán considera que el mejor creyente es un sabio: “Dios alza grados (por encima de los demás) a los que entre vosotros se abren a Él y a los a quienes ha sido dada la ciencia” [58:11]. Como testimonio de la dedicación de los califas a la cultura, se cuenta que en 1002, cuando Almanzor mandó quemar parte de la biblioteca de Al Hakam II, tendría unos 400.000 libros. De la hoguera se salvaron los libros científicos y los musulmanes de Al-Andalus fueron conocidos por alcanzar un alto nivel en Astronomía, Botánica, Medicina, y Matemáticas. Son numerosos los sabios de Al-Andalus de importancia: Humanistas: un poeta como Ibn Hazm [994-1064], otro como Ibn Quzman [muerto en 1160], , un filósofo como Ibn Rusd, más conocido en Occidente bajo el apellido de Averroes [1126-1198], un historiógrafo como Ibn Jaldun [1330-1406]. Científicos: en matemáticas como Abbas Ibn Fuinas [810-887], en medicina como Abulcasis [936-1013], en botánica como Ibn Al-Baytar [1197-1248]. Artistas como arquitectos de la mezquita de Córdoba [784-finales del s. X], Medina Azahara (Córdoba, s. X), los monumentos almohades como la Giralda [1184-1196] y la Torre de oro de Sevilla [1220-1222], la Alhambra de Granada [s. XI-XIII].  Un ejemplo de intercambios culturales Buen ejemplo de la llamada “España de las tres religiones” fue Hasday Ibn Shaprut [910-975]. Era judío y vivió en territorios dominados por los musulmanes, entre los cuales ocupó varios cargos prestigiosos. Fue médico personal y ministro del Califa Abd al-Rhamán III [912-961 y también diplomata, negociador y consejero. Gozó de la confianza del califa que le envió para negociar tratados con Sancho I de León [955-967]. También vivió algún tiempo en la corte de ese monarca cristiano y le ayudó, como médico, a curar la obesidad. En fin, podemos recordar la figura de Hasday Ibn Shaprut como traductor de tratados de medicina del árabe al latín.

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