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CAP-1---LIBRO-DE-HISTORIA-ECONOMICA-Y-SOCIAL-CONTEMPORANEA-1-19.pdf

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CAPÍTULO 1 LA TRANSICIÓN DEL ORDEN FEUDAL A LA MODERNIDAD Licenciado Hebert Pueyo 1 EL MUNDO OCCIDENTAL EN EL SIGLO XV Y EL INTERCAMBIO CON ORIENTE LA RURALIZACIÓN MEDIEVAL Las invasiones...

CAPÍTULO 1 LA TRANSICIÓN DEL ORDEN FEUDAL A LA MODERNIDAD Licenciado Hebert Pueyo 1 EL MUNDO OCCIDENTAL EN EL SIGLO XV Y EL INTERCAMBIO CON ORIENTE LA RURALIZACIÓN MEDIEVAL Las invasiones de los pueblos bárbaros, al introducir la inseguridad como elemento central de su expansión, habían provocado el despoblamiento de las ciudades del Imperio Romano. Los pueblos se incorporaron a la vida rural en busca de protección física y recursos para su subsistencia, porque los terratenientes eran los que podían defender sus patrimonios y también a la gente que se ubicaba en sus dominios. Al quebrarse el imperio franco tras la muerte de Carlomagno en el siglo IX, se concretó la fragmentación del mundo occidental y la configuración de su organización social, que otorgó los rasgos definitivos a la sociedad que se denominó feudal y la emergencia de los dominios señoriales. El “dominio Señorial” se convierte en la nueva unidad política y económica, en la que, por muchas centurias ha de desenvolverse la vida, como también todas las manifestaciones destinadas a ella: la producción, el trabajo y la cultura, profundamente impregnadas por un acendrado sentido religioso. La sociedad formada de hecho, se regía por usos y costumbres, y en ella cada uno de los integrantes tenía una función que cumplir. Estaba compuesta por órdenes o estamentos que integraban tres órdenes sociales: los que hacen la guerra, los que oran y los que trabajan. En el estrato superior se ubicaba la nobleza, a la que pertenecían los grandes señores, los caballeros y altas dignidades de la iglesia, correspondiendo a los dos grupos primeros el poder político militar, el clero regular y secular, a quienes correspondía la función de rezar y enseñar, siendo depositario de todos los aspectos religiosos y educativos de la sociedad; y el campesinado, compuesto por villanos y siervos, con la mayoría viviendo en condiciones de servidumbre, relación que se diferenciaba de la anterior esclavitud, pero que de todas maneras era penosa para los campesinos debido 2 a las cargas y prestaciones que debían al señor que era el propietario de la mayor parte de la tierra. Los propietarios de los latifundios eran los nobles, que constituían la nobleza guerrera y religiosa, constituyendo el grupo privilegiado de la sociedad feudal, y por ese motivo controlaban el poder político heredado de la fragmentación del poder central. Los nobles se relacionaban entre sí por pactos de vasallaje, en los que los nobles de menor poder por medio de un pacto feudal juraban fidelidad y se vinculaban a los más poderosos. La iglesia había conformado bajo su dominio extensos territorios, recibidos principalmente por donaciones, pero por esa condición y el origen social de los altos prelados, se colocaba en el estamento superior. Dentro de la nobleza se encontraban también los que detentaban el título de rey, pero era una condición simbólica, por cuanto en la Alta Edad Media no podían ejercer su autoridad. La iglesia además de la actividad propiamente religiosa, cumplió una función esencial en el aspecto educativo, por cuanto muchos monasterios e iglesias eran verdaderos centros de cultura. Era depositaría de los libros que provenían de diferentes épocas y lugares. El idioma utilizado era el latín, por ser considerado el idioma culto y universal. De sus claustros surgió la principal corriente de pensamiento medieval, la escolástica, que intenta concitar en un gran sistema lo natural y lo sobrenatural, la razón y la fe, complementándolas con un criterio de subordinación. La prohibición canónica a los cristianos de prestar dinero con interés, calificado en ese caso de usura, benefició a los judíos, que al no tener prohibición religiosa se convirtieron en los mayoritarios prestamistas y en antecedente de la próxima actividad bancaria. Desde el siglo XI se fueron formando centros de estudios en el ámbito de los monasterios y catedrales, dando origen a las escuelas monacales y episcopales. En el siglo XII se desarrollaron agrupaciones de docencia más ambiciosas, las universidades, donde la enseñanza se impartía en latín y se estructura en grados: bachiller, licenciado, maestro y doctor. 3 Los campesinos disponían del usufructo de la tierra, pero no eran sus propietarios. La vida de los pueblos occidentales se caracteriza por ser fundamentalmente rural, constituyendo una economía agraria, cerrada y de subsistencia. Agraria porque dependía fundamentalmente de la agricultura; cerrada por la casi inexistente actividad del comercio; de subsistencia, porque no se generaban excedentes que permitieran el intercambio. El dinero tenía poca utilidad porque el campesino pagaba sus tributos feudales al señor y a la iglesia en productos y trabajo. Cuando por alguna causa se originaba una crisis en la producción, era posible la consecuencia de una hambruna en la población. Muchas generaciones de hombres nacían, vivían y morían sin abandonar nunca la aldea feudal. El feudo prácticamente se autoabastecía y, desde las condiciones imperantes en la época, los pueblos vivían en aldeas apiñadas junto a las murallas de los castillos. En el siglo XI se inició un proceso de recuperación de la agricultura basado en un sistema de cultivo con rotación trienal, repoblando territorios devastados por las guerras y con un proceso de desmonte, roturación y desecación de regiones pantanosas. Este sistema condujo al incremento de la producción cerealista y a la obtención de mayores beneficios con respecto al de rotación bienal. Se produjo también un mejoramiento de la técnica agraria: perfeccionamiento del arado y la grada, que pasaron a ser de hierro; de la guadaña que adoptó su forma actual; extensión de uso del trillo; molienda de granos en molinos de agua y desde el siglo XII, molinos de viento; el caballo sustituye al buey como bestia de tiro. En consecuencia, el mejoramiento de la técnica agraria originó un aumento de la oferta de productos alimenticios. Al crecer la población, las aldeas se convirtieron en villas mayores y más concentradas, al igual que las ciudades crecieron en demografía y extensión, intensificando con ello la vida económica. LAS CIUDADES Las antiguas ciudades de Europa quedaron muy debilitadas al ser abandonadas muchas de ellas, y otras muy disminuidas por el afianzamiento del régimen feudal. El abandono se produjo por la desaparición del comercio y 4 la industria, como también por la inseguridad personal, problemática esta que había llevado a los pobladores a buscar refugio, protección y alimento al campo, en derredor de los castillos bajo la protección de un señor feudal. Hasta el siglo XI el comercio se desenvolvía con lentitud y los patrimonios no eran significativos, por lo que prevalecía el concepto de “lucro honesto”, regido por leyes morales y afirmando que el beneficio tenía dos topes entre lo necesario y lo honesto. Derivada de esta creencia, en el siglo XV comenzará a tener vigencia la idea del “precio justo”, sustentada en una imprecisa apreciación del valor de un objeto relacionándolo con su utilidad. Cuando en el siglo XI se inició un período de mayor tranquilidad y seguridad, comenzó a crecer el comercio, apareciendo la actividad productiva de los artesanos, por lo que las ciudades comenzaron a repoblarse, reconstruyendo antiguas ciudades abandonadas, mientras otras nuevas surgieron en torno a los monasterios y abadías. La posesión territorial fue la base del poderío de los reyes, que a partir del siglo XI tendió a concentrarse, llevando a la instauración de un aparato burocrático desarrollado y a una administración eficiente. El fortalecimiento de la monarquía afianzó progresivamente su autoridad sobre los grandes señores feudales, y dado que se ubicó en la cúspide de la pirámide de los feudos, incorporó a la corona los feudos vacantes con la obligación de obediencia superior al rey. Con la formación de un cuerpo de funcionarios y la implantación de la taille, impuesto sustitutivo de la prestación personal obligatoria, se favoreció el desarrollo de las ciudades, por razones financieras y militares, que con la concesión de privilegios comunales, reportó ventajas a la burguesía. El comercio a gran distancia era realizado por corporaciones de mercaderes bajo protección real, dedicado al tráfico de bienes de consumo, para lo cual se organizaron plazas fortificadas, con almacén y aduana. El auge económico que comenzó en Occidente a partir del siglo XI se manifestó con el crecimiento demográfico, la expansión del comercio, la organización del trabajo artesano, las plazas fortificadas, y los Burgos empezaron a poblarse de burgueses. Los núcleos de población se asentaron en las antiguas colonias 5 romanas o espacios extramuros de las sedes de los príncipes, obispos y señores, activando la dinámica de las nuevas ciudades1. Con la llegada de artesanos y agricultores de las zonas rurales, se fueron constituyendo en centros comerciales con mercado fijo fortaleciendo la economía ciudadana. Estos mercados o ferias son decisivos para la formación de corporaciones mercantiles. El antiguo burgo, que era un recinto amurallado pequeño, al quedar superado por la extensión en aumento, dio lugar al nuevo burgo que excedía las viejas fortificaciones, y son los habitantes de éste los que se llamaron burgueses, mercaderes o comerciantes que formaban la aristocracia mercantil, que en muchos casos sustituyeron a la feudal, y los trabajadores que se vuelcan como auxiliares en el transporte, en el comercio y como artesanos a la industria. Este proceso llevó al desarrollo de un nuevo mundo urbano que con sus actividades mercantiles y artesanales y con sus instituciones típicas ciudadanas, comenzó a vivir en oposición al campo, que conservaba la organización agrícola feudal, en cuyas posesiones continuaba viviendo gran parte de la nobleza mediante la obtención de rentas monetarias mediante aparecerías, mientras otros propietarios siguieron, en cambio, viviendo de las rentas de sus tierras en la ciudad mezclándose con los nuevos negocios mercantiles. En estas condiciones, los burgueses aspiraban a obtener de los señores feudales la propiedad libre de la tierra donde desarrollaban sus actividades y la libertad personal, es decir una jurisdicción especial. De esta forma se generó un proceso por el que los señores feudales, comenzaron a otorgar privilegios y prerrogativas, constituidos por derechos de mercado, fortificación, acuñación de moneda y aduana, para aumentar sus ingresos señoriales. En ese sentido, estos ingresos en muchos casos superaban a los que el señor obtenía de la agricultura, contando para su percepción con un funcionario con el cargo de alcalde o gobernador. 1 El auge de una ciudad se relaciona por su ubicación con respecto al tráfico de mercancías. Se desarrollan junto a vías de comunicación terrestres, fluviales o marítimas. 6 Junto con los privilegios y prerrogativas municipales, inicialmente originados por el mercado y el comercio, a los que se fueron agregando la policía, defensa, hacienda, etc., se desarrollaron los fueros municipales, representados por la administración, los tribunales y los concejos. En estos casos comenzaron a reservarse los cargos entre los linajes de nobles y en ciertos casos los pudientes pertenecientes al patriciado. Con el crecimiento de la actividad artesana, comenzaron a formarse corporaciones, como asociaciones obligatorias que controlaban, planificaban y dirigían la producción de los artesanos, estableciendo calidad, cantidad, precio y margen de beneficio. Establecieron una estricta reglamentación que atendía a la formación, colocación y asistencia de los artesanos. En sus luchas con el patriciado, luego del siglo XIV consiguieron participar en el gobierno municipal 2. Surgieron ciudades políticamente autónomas como las repúblicas y “signoríe” en Italia, ciudades consulares en Provenza, comunas industriales en Flandes, Artois y Picardía, o ciudades-estado territoriales en Europa central. La importancia de las ciudades se manifestó en el derecho, la economía y las formas de vida, porque serían modelos para los Estados en la Edad Moderna. EL COMERCIO CON ORIENTE Como consecuencia del progreso de Reconquista cristiana de la península ibérica y de las Cruzadas, las ciudades marítimas de Italia septentrional y del sur de Francia experimentaron una gran expansión económica, debido al comercio con el Oriente. Se acrecentó la economía monetaria y se fue conformando una burguesía que se enriqueció con el comercio, al aumentar el nivel de vida y la demanda de productos orientales. El contacto con árabes y bizantinos contribuyó a mejorar el nivel de cultura de Occidente. 2 El grado de libertad que van logrando las ciudades no es general, como tampoco la igualdad de las condiciones 7 El comercio con occidente pasó a manos de Génova, Pisa y Nápoles; el comercio con Oriente o Levante, a Sicilia y Venecia. Las mercancías orientales más solicitadas eran la seda, los brocados, las telas de damasco y gasa y las de algodón, así como el pelo de camello, el marfil, porcelanas, colorantes, especias, perfumes, plantas medicinales, perlas, piedras preciosas, etc. Estos productos llegaban a través del tráfico de las caravanas, por la ruta de la seda, o por las vías marítimas del Océano Indico, y se intercambiaban por textiles y otras manufacturas de las zonas fabriles europeas (Milán, Florencia, área meridional germánica, Flandes, Brabante). Las repúblicas marítimas de Venecia y Génova acumularon riqueza y adquierieron poder como consecuencia de negocio del transporte durante las Cruzadas; la creciente demanda de dinero, que llevó a la fundación de bancos y concesión de créditos y el aprovechamiento de la experiencia mercantil bizantina y árabe, utilizando métodos mercantiles racionales, contabilidad y documentos. LAS NUEVAS IDEAS En esas centurias, con la aparición de nuevas ideas, en las que creció el interés por renovar lo religioso y lo laico, el hombre descubrió los atractivos del paisaje y los valores de la naturaleza, trayendo como consecuencia la explicación de sus fenómenos y, dando lugar a una rudimentaria experimentación de los hechos naturales que observaba, actitud que lo conduce a la nueva ciencia, fundada en la prevalencia de la razón. El hombre, por su condición racional, ampliación del campo del saber y libertad intelectual, aspiraba a llegar a la verdad mediante nuevas investigaciones. El geocentrismo y autoridad sobrenatural del medioevo, dieron lugar a las nuevas teorías en las que la Tierra ya no era el centro del Universo. La hipótesis cosmogónica de Nicolás Copérnico (1473-1542) marcó el camino de este pensamiento científico, que en poco tiempo recibiría los aportes de Galileo, Képler y Descartes, La astronomía, la ciencia natural, la ciencia médica, al igual que la física y las matemáticas, entre otras, registraron progresos sustentados por el 8 trabajo de científicos que buscaban el establecimiento de leyes. El interés por el hombre y la naturaleza permitió la profundización de los estudios sobre la anatomía humana. La química comenzó a abandonar los métodos alquimistas, que luego se orientará a la producción de medicamentos. Son de gran trascendencia las invenciones prácticas, algunas de las cuales se mencionan: la aplicación de la pólvora a las armas de guerra, el invento y el perfeccionamiento de nuevos instrumentos náuticos que permitieron los grandes descubrimientos, los espejos fabricados por los cristaleros de Venecia, los relojes como consecuencia de la aplicación de las observaciones de Galileo sobre el péndulo, el anteojo astronómico, que permitió completar la teoría heliocéntrica de Copérnico. La disolución del orden feudal, el afianzamiento del comercio, la lectura de las obras clásicas, las obras literarias exaltando héroes y personajes, la búsqueda de la gloria y el deseo de perpetuidad, la ponderación de lo individual, condujeron a la presencia de un nuevo individuo que, fuera de la disciplina de la Iglesia, antepuso los goces de la vida terrena, en un movimiento que expresó la secularización de la cultura y la libertad de los espíritus. El renacimiento floreció exclusivamente en Occidente con la exaltación de la libertad individual, la actividad mercantil, el florecimiento del arte y del pensar y el establecimiento de las monarquías nacionales. Por la transformación económica iniciada en el siglo XII se origina la ruina del mundo feudal, manifestándose entre otros cambios sociales con la aparición del agricultor libre y de la burguesía de las ciudades, Desde fines del siglo XV la sociedad se caracterizó por su inestabilidad y por la diferente repercusión de los cambios. En unos países avanzó la emancipación de los siervos de la gleba, en cambio en otros, se originó una segunda servidumbre de siervos de la gleba, sobre todo donde el Estado no era fuerte, situación aprovechada por la nobleza para reivindicar sus derechos señoriales con nuevas exigencias. Es el caso, entre otros, de Polonia, Rusia, Alemania oriental y occidental, donde siguió prevaleciendo la sociedad feudal y la economía señorial. 9 Las rentas del campo que anteriormente se percibían en especie, durante el siglo XV se fueron monetizando, condición profundizada por la necesidad de los propietarios de elevarlas, dado que consitutían su único ingreso. Por esa causa, las propiedades se concentraron en manos de las más poderosas familias nobiliarias, pero reduciendo los recursos de los nobles de segunda categoría. A pesar de los grandes progresos que, en el ámbito geográfico de Europa occidental, se realizaron a lo largo de los siglos XIII y XIV en la emancipación de los siervos, el campesinado sufrió cierto empeoramiento en su condición social, como consecuencia de la acentuación del interés de grandes y pequeños señores que coincidían en mantener y aumentar las rentas del campo, lo que sólo era posible a costa del prejuicio de los campesinos. La aristocracia rentista fue perdiendo poderes y privilegios frente a la realeza, que con el apoyo de la burguesía afianzó las monarquías nacionales, en gran parte de Europa occidental: Francia, España e Inglaterra. Vinculados a la nobleza continuaban los altos cargos eclesiásticos, que por otra parte disponían de grandes rentas episcopales o abaciales. Esos bienes serían uno de los estímulos que provocaron la reforma protestante, junto con el descontento del bajo clero y la nobleza de segundo grado, de donde salieron jefes y cabecillas para el movimiento. Los Estados del mundo moderno fueron evolucionando hacia la consolidación de monarquías autoritarias, orden en el que los príncipes del renacimiento estaban por inaugurar una nueva etapa estatal, concentrando todo el poder en sus manos y anexionándose territorios afines por su geografía, cultura o evolución histórica. Según las nuevas teorías políticas, el poder de los Reyes emanaba de Dios, quedando de tal forma investidos de poder absoluto para su gobierno, condición que les permitía ir imponiendo su autoridad a los cuerpos privilegiados del medioevo: nobleza, municipios y corporaciones. Siguiendo el criterio de los principales pensadores renacentistas, Nicolás Maquiavelo (1469-1527), en su tratado El Príncipe, sienta el principio de la 10 energía desarrollada para lograr un objetivo y la licitud de todos los medios conducentes al ideal del Estado, aunque para ello el príncipe tenga que desechar la atención de las reglas de moral colectiva. Al negar la sumisión de los actos de gobierno a unos principios morales superiores o religiosos, sentó los principios de la secularización del a doctrina política, ideas que se afianzaron en la época moderna. LA MONARQUÍA AUTORITARIA La monarquía autoritaria se instauró sobre la base de un rey, por derecho divino y hereditario, la corte real con sus consejos, las jerarquías burocrática y judicial, funcionarios reales en la administración territorial y ejército y diplomacia permanentes, que otorgaban al rey el apoyo para la consolidación de su política exterior y el mantenimiento del orden interno. Como consecuencia del nuevo orden que implantó la monarquía nacional, la organización municipal de la sociedad urbana presentó también rasgos de inestabilidad. Con la decadencia de la administración autónoma de las ciudades y el surgimiento del capitalismo, fue la burguesía, clase inmediata a la nobleza, quien obtuvo educación, negocios, fortuna y cargos en la administración del Estado. La alta burguesía, capitalista y nacional, buscó ennoblecerse mediante la compra de títulos nobiliarios y posesiones agrícolas, concretando enlaces familiares y por la obtención de privilegios que la equiparaba a los nobles de segunda categoría. Se amplió el campo de actuación para las profesiones liberales, destacándose los juristas. Nacía a una nobleza especial relacionada con el cargo y en muchos casos, transmisible por herencia. La gran burguesía, protegida por la realeza a la cual presta apoyo económico y financiero, tenía gran importancia por su poder económico, condición que le permitía participar en los consejos y administración del Estado. Aunque la vida urbana no había desaparecido por completo durante la época feudal, las ciudades recobraron nueva vida con el crecimiento del 11 comercio. A partir del siglo XII ya se había iniciado la transformación económica marcada por el crecimiento del uso monetario, el incremento de la industria y el comercio, que propiciarían la vida urbana 3. Con el comercio a grandes distancias y la industria comercial creció la circulación monetaria, la cual era alimentada por la explotación de las ricas minas argentíferas de Europa central. De esta forma, grandes cantidades de metal transformadas en divisas o en objetos de valor, contribuyeron a aumentar la riqueza pública, pero iniciando la problemática de la cantidad de metal convertido en moneda y el valor de los productos de intercambio. Esta situación se hizo más compleja cuando en el siglo XVI comenzaron a llegar la plata y el oro americanos. El refinamiento de las costumbres introducidas por el Renacimiento, al provocar un mayor consumo de productos de lujo, incrementó la demanda de los sectores con capacidad económica iniciando una coyuntura favorable para las transacciones mercantiles. Las cortes reales, la nobleza, las altas dignidades eclesiásticas, en Italia, Francia, España, Inglaterra y Alemania se convirtieron en demandantes de palacios, muebles, vestuario y mesa. El consumo de alimentos, nacionales y exóticos, y de productos refinados adquirió gran importancia al convertirse e representativos de la condición social de los que podían realizarlo. LAS RICAS Y RIVALES CIUDADES ITALIANAS (VENECIA, GÉNOVA, PISA, AMALFI) Sus factorías y concesiones políticas y mercantiles en Alejandría, Constantinopla y Palestina, impulsaronn el comercio en Oriente y hasta la lejana China que conectaban con los países occidentales. Este tráfico no terminaba en Italia, dado que siguiendo hacia el oeste del Mediterráneo, se dirigían a Barcelona, a Marsella, subiendo al norte (Lyón, Germania, Flandes, principal centro comercial del atlántico) donde crecían grandes ciudades manufacturadas. A partir del siglo XIV, los genoveses y venecianos comenzaron a cruzar el estrecho de Gibraltar y haciendo escala en Lisboa y en 3 Los pueblos europeos reconquistaron el Mediterráneo a través de las Cruzadas, luego de dos siglos de actividad de los cruzados, logrando reanudar el tráfico de mercancías entre Oriente y Occidente 12 el sur de Inglaterra, llegaron a Brujas desde donde comerciaban, relacionando al tráfico de Alemania y Escandinavia por medio del Báltico, llegando hasta Polonia y Rusia. Italia, además de sus propios productos, entre los que recibía de Oriente, como sedas, tapices, joyas, drogas y especias; Francia, vinos, armas, cuchillería y lino; Alemania e Inglaterra, cueros, metales, lana; Flandes, paños, curtidos y mantequería; España, vino, aceites y manufacturas metálicas. Una parte de los productos que se comerciaba estaban formados por producción del campo, situación que impulsó al incremento de la agricultura aumentando las áreas de cultivo a costa de grandes extensiones que estaban cubiertas de bosques. A esa actividad se agregó a la de la pequeña industria, dado que por la acción de los comerciantes se requería trabajo de los artesanos, a los que comenzó a suministrar materias primas y su trabajo, que empezó a ser asalariado. Las industrias textil y metalúrgica incorporaron adelantos técnicos, entre los que mencionamos la rueda hidráulica para la utilización de fuerza motriz. LA NUEVA ECONOMÍA El gran crecimiento del comercio hace que los grandes mercaderes, atendiendo a sus necesidades de capital, frente al nuevo curso económico que se afianzó definitivamente, empezaron a reunirse en compañías privadas. Eran sociedades mercantiles dedicadas al transporte terrestre y la construcción naval, constituyendo factorías en el extranjero. El nuevo tipo de empresa era administrado según procedimientos de balance y contabilidad mediante el sistema de partida doble, de la que es un notable difusor Luca Paccioli con la Summa de Arithmética. El desarrollo del crédito originó controversias como consecuencia de la prohibición eclesiástica de percibir intereses, no obstante lo cual el sistema crediticio continuó evolucionando, originando el crecimiento del comercio y las demandas de los príncipes que arrendaban los derechos de aduana, de 13 acuñación de moneda, de mercado, de las minas y el suelo, para atender sus gastos y los de guerra. De tal forma, con la diversificación del intercambió surgen las cartas de pago, que son el antecedente de la letra de cambio, que comienzan a ser utilizadas en el intercambio. A raíz de la acumulación de capital y el permanente crecimiento del comercio, junto con la diversificación de la operatoria del intercambio, las finanzas y el crédito, surgió la actividad bancaria en Siena, Florencia, Augsburgo, Brujas y Amberes y otras ciudades europeas, al igual que los cambistas que arbitraban el valor de las monedas y los seguros de las mercancías. El banquero, que también era comerciante, promovía el comercio de exportación con la venta de productos propios, tales son los textiles, las manufacturas metálicas y otros. Comenzó a organizar la producción con el sistema de industria domiciliaría suministrando a los trabajadores, asalariados a domicilio, las materias primas y las herramientas, reservándose la venta del producto terminado. De tal forma comenzó a definirse la condición de capitalista, por su actividad en las finanzas, el comercio, el seguro, la industria y el transporte, tendiendo a obtener beneficios e influencia política con el dominio de sectores económicos como la minería, comercio de exportación, etc., sectores sobre los que el Estado reclamaba derecho de soberanía. Con estas actividades, se va formando una sociedad de mercado con características mercantiles. J. Vicens Vives lo llama premercantilismo, por considerar que el factor principal es la riqueza de la moneda en sí, evolución que erosiona las relaciones de tipo feudal y da lugar al ascenso de una clase urbana, la burguesía, que ya no se basa en un origen familiar determinado por el linaje, si no en la condición económica. Los cambios que la sociedad fue experimentando a medida que abandonaba los esquemas medievales, operó en las transformaciones económicas con la evolución del capitalismo: la ascensión de la burguesía dio vida a un hombre distinto, por su sentido comercial, el sentido del ahorro, los cambios demográficos, manifiestos pese a las catástrofes del siglo XIV, en el crecimiento poblacional y la revitalización de la vida urbana, los 14 descubrimientos científicos, la aceptación de la vida moderna como factor de progreso humano y la atracción por la vida terrenal; el desarrollo de la técnica que se evidenció con la imprenta, la brújula y las fundiciones. Finalmente el surgimiento del Estado moderno al adoptar un concepto diferente de la política. Los inventos que se incorporaron decididamente, tuvieron decisiva importancia en la modernidad que comenzaba a despuntar. Desde el siglo XIV se habían incorporado la pólvora para el uso de las armas de fuego. En el siglo XV se desarrollaron los instrumentos de navegación que permitieron la incursión en alta mar y posibilitaron que los marinos llegaran al descubrimiento de Nuevo Mundo. Impulsados por la búsqueda de una vía marítima de comunicación con Asia, los descubrimientos geográficos dieron inicio a una nueva etapa histórica, en la que las naciones de Europa occidental tendrían un papel preponderante. Se destaca por la proyección hacia el futuro de la invención de Gutemberg (1400-1467), que en 1445 creó la imprenta de tipos móviles, invento que se difundió rápidamente, convirtiéndose en un medio relevante para la ampliación de la información, la educación y la cultura. DECADENCIA DEL ORDEN FEUDAL Para concluir, en el siglo XIII Europa estaba fragmentada en infinitas soberanías, alterada por las luchas entre el Pontificado y el Imperio, situación que se manifestó en la controversia entre las ideas imperial y teocrática y, que hacia el siglo XV, afianzó el nuevo concepto de monarquía nacional. En Francia e Inglaterra se fortaleció el poder real frente al feudalismo y en España, al finalizar el siglo XV, culminó la recuperación territorial iniciada por la Reconquista cristiana. La guerra de los Cien Años, la más gigantesca de las guerras feudales, en cuya gestación intervinieron factores económicos decisivos y cuyo origen fue dinástico y feudal, se convirtió más tarde en nacional y aunque retrasaba por más de una centuria el progreso cultural, 15 significaba para Francia la solución de la cuestión de los dominios feudales ingleses en su territorio y las pretensiones continentales de los ingleses. Asimismo, en Inglaterra, Francia y España, culminó un período de luchas entre la realeza y la aristocracia, el proceso de unificación alcanzó significativos avances con el afianzamiento de sus monarquías nacionales. En Alemania e Italia, la institución monárquica fracaóa, pues el Pontificado y el Imperio, como consecuencia de sus aspiraciones universales, quedó retrasada en relación a la nueva organización política de las monarquías de Occidente, Las formas políticas que se consolidan en estos países fueron el señorío de origen feudal y la ciudad-estado, con gobiernos comunales o tiránicos, a excepción del reino de Nápoles que se encontraba bajo el dominio de la corona de Aragón. Se quebró definitivamente la extensa unidad moral del mundo cristiano, que será reemplazada por el espíritu nacional. Desde el inicio de la crisis del orden medieval, a mediados del siglo XIII, se configuró la baja Edad Media, cuya manifestación a fines del siglo XV aportó la nueva modalidad cultural. El Clasicismo medieval de la civilización de Occidente se caracterizó por la unidad geográfica, manifiesto en una civilización común que ha abrevado en la antigüedad clásica y cristiana, el oriente bizantino y los mundos árabe y celta. Los valores culturales propios de la Edad Media, sufrieron una profunda transformación con relación a los predominantes al comenzar la Edad Moderna, dando lugar desde comienzos del siglo XIV a la etapa que se conoce como Renacimiento, cuyos cambios esenciales se proyectaron a la civilización europea occidental en el siglo XV y marcaron el afianzamiento de la concepción individualista, tanto en el campo económico como en los aspectos social e intelectual, dando lugar a una nueva modalidad llamada renacentista y mundo moderno. Estas nuevas ideas sobre el mundo fueron influidas por el rápido crecimiento de la vida intelectual, literaria y artística, que tuvo lugar en casi todos los países europeos, se expresaron con un sentido de la vida más critico y científico, derivado de las ventas que aportaban las invenciones, los 16 descubrimientos geográficos y los cambios políticos, sociales, económicos y religiosos. Intentando resumir esos cambios que se manifestaron en las visiones filosófica y política, en una definición formal de las diferencias entre el hombre medieval y el renacentista, J. Vicens Vives expresa: “Aquél habría tenido una concepción trascendental del mundo, necesariamente estática y figurativa, basada en la idea de la imperfectibilidad de las cosas humanas. El hombre moderno, por el contrario ancló sus ideales en la noción de perfectibilidad creciente de la sociedad, vinculada a un mundo que podía conocer, interpretar y sobre todo, dominar de aquí una mentalidad inmanente, dinámica y crítica, que podía valorizarse como la “permanente creación” del sujeto histórico, en un deseo, intranquilo e insatisfecho, de moldear él mismo su propia existencia. La fórmula más sencilla de expresas tales divergencias sería, pese a su notoria incorrección, mundo teológico de un lado, y mundo laico, de otro”.4 Estudiosos recientes tienden a asimilar en un proceso histórico único y en un mismo acervo cultural, el medioevo y los tiempos modernos, fortaleciendo la consideración unitaria de la civilización occidental en la concepción de Arnold Toynbee. Partiendo de la crisis de la civilización helénica, nuestra cultura nacería a fines del siglo VII, constituyendo los siglos IX, X y XI el período propiamente medieval, que se conoce como Alta Edad Media. La reconquista del Mediterráneo por los Cruzados da inicio al período de la Baja Edad Media, siglos XII, XIII y XIV, en el cual aparecen los primeros factores específicos renacentistas, que adquieren su máximo desarrollo en el cuatrocientos. En este sentido el Renacimiento no sería la negociación del medioevo, si no su continuación. Vicens Vives marca en el siglo XII los orígenes del movimiento renacentista que conduciría a la Edad Moderna, señalando aspectos que han de caracterizarlo: el gusto por su paisaje y el amor al hombre y la naturaleza que comienzan a despertarse y la sensibilidad que 4 VICENS VIVES; Jaime.- (1974) Historia General Moderna. Montaner y Simon Editores. Barcelona. 17 tiene estímulo en el espacio que ha de convertirse en el centro de todas las nuevas manifestaciones: la ciudad. El proceso que ha de concluir plenamente en la modernidad, es fundamentalmente urbano. 18 BIBLIOGRAFIA DUBY, Georges, (1991). La agricultura medieval, 900-1500, en CIPOLLA, Carlo M., Historia Económica de Europa. La edad Media, Editorial Ariel. Barcelona. LE GOFF, Jacques, (1991) La ciudad como agente de civilización, c.1200-c.1500, en CIPOLLA, Carlo M., Historia Económica de Europa. La Edad Media, Editorial Ariel. Barcelona. PIRENNE, Henri (1987) Historia Económica y Social de la Edad Media, Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires. SEE, Henri, (1988) Orígenes del capitalismo moderno, Fondo de Cultura Económica. México. VICENS VIVES, (1974) Jaime. Historia General Moderna, Montaner y Simon Editores. Barcelona. 19

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