Summary

Este documento explora los conceptos clave de la filosofía aristotélica, incluyendo la metafísica y la teoría del conocimiento. Se analiza la relación entre el ser, la sustancia, los accidentes, la materia y la forma. Además, se discute el movimiento, las causas y diferentes tipos de cambio.

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ARISTÓTELES POR TEMAS METAFÍSICA Y/O TEORÍA DEL CONOCIMIENTO Aristóteles se ocupa de conocer la realidad, los principios y las causas más universales e inmutables. Por ello, su investigación se centra en el Ser y en el Movimiento. La investigación de los principios acerca del Ser le descubre la s...

ARISTÓTELES POR TEMAS METAFÍSICA Y/O TEORÍA DEL CONOCIMIENTO Aristóteles se ocupa de conocer la realidad, los principios y las causas más universales e inmutables. Por ello, su investigación se centra en el Ser y en el Movimiento. La investigación de los principios acerca del Ser le descubre la siguiente relación: a) El Ser aparece como sustancia -como lo que es en sí mismo, como sujeto individual, sustantivo- o como accidente -como lo accesorio, lo prescindible, lo adjetivo-. A estas diferentes formas de ser o de decirse el ser les llama Aristóteles categorías. La primera es la sustancia o ser que no necesita de otros para existir, y las nueve restantes son los accidentes o seres que existen en otros. Hay dos tipos de sustancias, primeras, que son los individuos sustanciales concretos, y segundas, que son las especies y los géneros. b) Para Aristóteles, toda sustancia es un compuesto inseparable de materia y forma, esto lo refleja en su “teoría hilemórfica”, que es la explicación de la realidad a partir de dos causas, la materia (hyle), aquello de lo que están hechos los seres, y la forma (morfe), aquello que hace que sean lo que son. c) El Ser se muestra como potencia, como posibilidad de ser algo que aún no es, esto es, la capacidad que posee la materia de una sustancia de asumir o recibir una forma diferente de la que tiene. O como acto, como ser que ya es, esto es, su realidad actual. Esta relación conduce a la investigación del movimiento, que se explica como el paso de la potencia al acto, Todo cambio consiste en la actualización de una potencia. Aristóteles completa su teoría con las causas que dan lugar al movimiento, entendiendo como causa, todo aquello que es necesario para que se produzca un fenómeno. Aristóteles distingue cuatro causas: material, de la que están hechos los seres; formal o la forma de los seres; eficiente o el agente del movimiento y final o finalidad para la que se ha hecho. Las dos primeras son causas intrínsecas, es decir, se encuentran en los objetos. Las dos últimas son causas extrínsecas, ya que intervienen en el objeto desde el exterior. Aristóteles concederá primacía a la causa formal y a la causa final. El movimiento sólo puede explicarse a partir de tres principios: el sujeto, que es el principio que soporta el cambio, la privación de la forma y la nueva forma surgida como consecuencia del cambio. Distingue las siguientes clases, cambio sustancial por generación y corrupción de la sustancia, Cambio accidental sólo cambia los accidentes y puede ser cuantitativo, si cambia la cantidad, cualitativo, si se modifica la cualidad y locativo, si se cambia de lugar. El carácter teleológico de la física aristotélica se manifiesta en su “Teoría sobre el motor inmóvil”: en la naturaleza nada ocurre por azar, todo está en movimiento. Y el movimiento, que es eterno, debe tener una causa, es decir, un primer motor que también sea eterno, que posea en sí mismo el movimiento en acto y sea la causa de todo movimiento. Y ese motor es el Motor Inmóvil, ser perfecto, inmaterial, vivo, feliz y autosuficiente, que mueve el mundo como objeto de amor o de deseo, como causa final, sin ejercer una actividad providente. En cuanto al conocimiento piensa que éste se inicia en los sentidos que nos proporcionan un conocimiento de lo particular y contingente; y de este conocimiento sensorial se llega al conocimiento intelectual, el conocimiento de lo universal, de las esencias, que se alcanza a través de la abstracción, operación que sigue los siguientes pasos: captación de un objeto por los sentidos, formación de una imagen del mismo, mediante la memoria se almacenan las imágenes formadas. Y con la intervención del entendimiento agente que desmaterializa la imagen, descubriendo la forma, extrae de las imágenes la forma universal, que equivale a la separación de la forma respecto de la materia y, por último, la recepción de la forma por el entendimiento paciente, que conoce así el universal. Aristóteles distingue dos tipos de saber: teórico o saber de lo necesario e inmutable, que conduce a la sabiduría, a la contemplación y a la felicidad, el saber de las ciencias teóricas: la Matemática, la Física y la Metafísica; práctico, que se relaciona con lo contingente y es el saber de las ciencias prácticas: la Ética y la Política. El saber práctico consiste en realizar la “areté”, tanto en la vida individual (ética) como en la social (política). (Habla también de un tercer saber, el saber productivo, ligado a lo contingente y propio de la técnica). SER HUMANO/ANTROPOLOGÍA Aristóteles parte, al principio, de una concepción dualista del ser humano, semejante a la de su maestro Platón; pero, más tarde, afirma que cuerpo y alma constituyen una unión sustancial, que son inseparables el uno del otro, hasta tal punto que el alma desaparece con el cuerpo. Al contrario de lo que decía Platón, el alma no es un ser que pueda subsistir por sí mismo, no es una sustancia independiente, espiritual e inmortal. Para explicar qué es el alma, Aristóteles recurre a dos de sus principales doctrinas generales sobre el ser: Según el hilemorfismo, todos los seres naturales están compuestos de materia y forma. En lo que respecta a los seres vivos, esta composición la formarían el cuerpo y el alma. “El alma es aquello por lo que, primaria y radicalmente, vivimos, sentimos y razonamos”. El cuerpo es el sustrato material del ser vivo, y el alma es la forma sustancial que da vida al cuerpo. Lo que se denomina, impropiamente, acciones del alma, no son sólo del alma sino del cuerpo y del alma, del ser humano todo entero. Con respecto a las nociones de acto y potencia, el alma es vida en acto que actualiza la posibilidad de estar vivo que estaba ya presente en el cuerpo. Si el alma es lo que actualiza la vida en un cuerpo orgánico, no se puede estar vivo sin tener un alma. No es el alma la que siente o piensa, sino todo el ser humano gracias al alma: afirmación de la total unidad del ser vivo. Al definir el alma en términos de vida, “psyché”, Aristóteles afirma que todos los seres vivos tienen alma, es decir, tienen principio vital. Desde este punto de vista, dice que hay tres almas que se corresponden con tres realidades distintas: Alma racional, propia de ser humano. Alma sensitiva, propia del animal. Alma vegetativa, propia de las plantas. Se trata de realidades distintas, con funciones específicas, con una particularidad: la facultad superior tiene, además de su función, la función de las inferiores. En este sentido, Aristóteles tiene una visión jerárquica de los seres vivos y de sus almas correspondientes. Ya que el hecho de que todos los seres vivos tengan alma no implica que todas las almas tengan capacidades idénticas. Aristóteles defiende la unidad del alma frente a las tres almas de Platón. Por ello, el alma no se localiza en ninguna parte especial del cuerpo, sino que está presente en todo el cuerpo. Finalmente, la doctrina aristotélica niega la inmortalidad y reencarnación del alma pero presenta una ambigüedad, ya que la función intelectiva del alma racional no de pende de un órgano corporal y, por tanto, podría seguir existiendo separada del cuerpo. TEORÍA ÉTICA Y/O MORAL La ética aristotélica es eudemonista, es decir, tiene como fin alcanzar la felicidad. Según Aristóteles, todo el mundo está de acuerdo con la afirmación de que el bien supremo y último del hombre es la felicidad. Sin embargo, no se está tan de acuerdo en su definición. Unos la identifican con el placer, otros con las riquezas, otros con los honores y la fama, otros con la salud, otros con el goce y la contemplación de Dios … ¿En qué consiste la felicidad del ser humano, para Aristóteles? La felicidad consiste en la realización perfecta de la función propia del hombre. Esta función es la inteligencia y su actividad lleva al hombre a la contemplación de la verdad, de lo necesario e inmutable, de las cosas bellas y divinas, es decir, a la sabiduría. Ahora bien, Aristóteles piensa que la felicidad total no consiste sólo en alcanzar la sabiduría. Ésta debe ir acompañada de la amistad, del placer moderado, de cierta disponibilidad de bienes materiales, de una aceptable salud … “El hombre feliz necesita de los bienes corporales y de los externos o de fortuna … Los que afirman que el hombre que sufre torturas o ha caído en grandes infortunios puede ser feliz, si es bueno, no saben lo que dicen”. (Ética a Nicómaco, VII, 1153 b). ¿Cómo alcanzar la felicidad? Con la práctica de la virtud, que guarda una estrecha relación con las actividades de dos facultades propias del ser humano, el entendimiento y la voluntad. ¿Qué es la virtud? Aristóteles la define de diferentes modos: Como esfuerzo intelectual para descubrir el bien, la verdad, lo que debemos hacer. Como esfuerzo volitivo, que nos lleva a obrar y a comportarnos correctamente. En el vicio caemos fácilmente; en cambio, a la virtud llegamos mediante un constante esfuerzo. Como adquisición de hábitos de conducta buenos y positivos. Con los hábitos de conducta positivos nos acercamos a la felicidad; con los vicios o hábitos negativos, nos alejamos. Aristóteles nos recuerda que no nacemos virtuosos por naturaleza, ni basta, tampoco, con la enseñanza. “Ninguna de las virtudes morales se adquieren por naturaleza … Antes bien, las virtudes se engendran en nosotros obrando como en las otras artes, pues lo que aprendemos se aprende haciéndolo. Así, nos convertimos en albañiles, construyendo edificios; en tañedores, tañendo cítaras. Del mismo modo, haciendo actos justos, nos convertimos en hombres justos ……(Etica a Nicómaco, II, 1, 1103 a) Como término medio entre dos extremos. En el placer, por ejemplo, el término medio es la templanza, y los extremos, la abstinencia y el desenfreno. Como areté o excelencia del ser humano, que consiste en realizar correctamente las funciones propias del ser humano, en hacer lo que debemos hacer de la mejor manera posible. CLASIFICACIÓN DE LAS VIRTUDES a) Éticas o morales: Se relacionan con la conducta y se adquieren y consolidan con el ejercicio y con la práctica. Aristóteles cita, entre otras, la generosidad, la veracidad, la moderación y el valor, que son, precisamente, términos medios entre extremos. Destaca, sobre todas, a la justicia, considerando a la injusticia como el mayor de los males al desgarrar el tejido social. b) Dianoéticas o intelectuales: Se relacionan con la vertiente intelectual y racional del ser humano y su actividad va dirigida hacia la consecución de la sabiduría. Como ejemplos cita a la prudencia, la virtud del hombre sensato, y a la sabiduría, culminación de la vida intelectual y moral. La sabiduría, la contemplación, al ser la actividad superior a la que se puede dedicar el ser humano, proporciona la máxima felicidad. Ahora bien, como no todos los hombres pueden acceder a la vida contemplativa -excluye a las “pasivas mujeres, a los esclavos y a los embrutecidos por el trabajo manual”-, es preciso que haya unos hombres, los mejores, que alcancen la sabiduría y sirvan de hombres prudentes y de guía para los demás. La más alta misión de la polis será lograr el mayor número posible de hombres prudentes. Así, la ética y la política “van cogidas de la mano” por el camino de la felicidad. TEORÍA DE LA SOCIEDAD / POLÍTICA DE ARISTÓTELES En el contexto de la filosofía aristotélica, Ética y Política no son disciplinas separadas. Las dos son saberes prácticos encaminados a alcanzar la felicidad, tanto en la vida individual como en la vida pública. “El hombre es por naturaleza un animal social … sólo él tiene uso de razón y de lenguaje … en todos existe, por naturaleza, el impulso a la comunidad …”. “Quien no puede o no necesita vivir en sociedad es una bestia o un dios”. El núcleo social principal es la familia, compuesta por la mujer, el marido, los hijos, los esclavos y lo necesario para la subsistencia. (Los animales de labranza, por ejemplo). De la unión de las familias surge la aldea, que proporciona mayor seguridad y facilita la división del trabajo. Finalmente está la Polis o ciudad-estado, donde los hombres libres buscan la vida feliz y el bien común. El ser humano sólo puede realizarse y alcanzar el bien, la justicia y la perfección dentro del Estado, a quien compete la responsabilidad de la tarea educativa, pues “el hombre no nace virtuoso …”. El bien común debe estar siempre por encima del bien individual. “El bien es ciertamente deseable cuando interesa a un solo individuo; pero se reviste de un carácter más bello y más divino cuando interesa a un pueblo y a un estado entero”. Ética a Nicómaco, I, 2 Aristóteles da prioridad al Estado, a quien considera “anterior, por naturaleza, a la familia y a todo ser humano tomado individualmente. El todo es anterior a las partes …”. Política, I, 1. Solo el Estado, la polis, es autosuficiente; por tanto, sólo él puede ofrecer lo necesario para el ser humano. Así, en este contexto, el Estado cumple una doble función: a) Satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos. El buen gobierno, la cooperación, la ayuda recíproca, el intercambio de servicios, etc., son la vía para alcanzar este objetivo. b) Establecer el marco idóneo para que los ciudadanos puedan alcanzar la felicidad. SISTEMAS POLÍTICOS Aristóteles critica la política idealista-utópica de Platón, considerando que tanto la ética como la política no son ciencias exactas. Su teoría sobre los sistemas políticos es fluctuante y pragmática. Distingue entre “la mejor constitución en absoluto… y la mejor constitución dadas las circunstancias”. Para él, un sistema político puede ser muy idóneo para un Estado, pero no para otro. Las condiciones geográficas, económicas o psicológicas de los pueblos condicionan un sistema político. Recoge la clásica clasificación de sistemas de los sofistas y distingue entre formas puras o correctas: monarquía o gobierno de una persona, aristocracia o gobierno de unos pocos, y democracia o gobierno del pueblo; y formas corruptas o degeneradas: la tiranía, la oligarquía y la demagogia. En las tres primeras formas, en teoría, gobiernan los mejores y más virtuosos y buscan el bien común y no el provecho particular. Aunque Aristóteles no da una clara primacía a ninguna de las formas señaladas, su pragmatismo parece que le llevó a inclinarse por una politeia o gobierno constitucional, basada en las “clases medias” y gobernada por los “mejores”.

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