Vitaminas y Minerales en la Vejez

Una dieta baja en calorías, generalmente usada para tratar la obesidad. Proporciona entre 1000 y 2000 calorías al día, divididas en 5 comidas.

Minerales necesarios en cantidades mayores para el cuerpo.

Dieta para personas con problemas de azúcar en la sangre. Enfatiza en controlar la absorción de azúcares y las calorías, con porciones entre 1000-3000 calorías.

Macroelemento presente en la sal, frutas y verduras, importante para el equilibrio de fluidos corporales.

Una dieta que reduce el volumen de residuos en el intestino, alivianando los síntomas digestivos. Baja en fibra y residuos, enfocada para reposo intestinal.

Macroelemento en frutas, verduras, y legumbres, crucial para la función muscular y nerviosa.

Una dieta enfocada en la prevención de enfermedades, en especial para quienes tienen predisposición. Incluye controlar la hipertensión y la hiperlipidemia.

Tipo de fibra que absorbe agua y forma un gel en el intestino, reduciendo el colesterol y mejorando la digestión.

Una dieta que apoya la curación y se enfoca en alimentos que puedan aliviar.

Tipo de fibra que no se disuelve en agua pero aumenta el volumen de las heces, mejorando el tránsito intestinal y previniendo el estreñimiento.

Micronutriente esencial para la producción de hemoglobina en la sangre, y trabaja con la vitamina B.

Micronutriente fundamental para el sistema inmunológico y la síntesis de proteínas, contribuye a reforzar la inmunidad.

Componentes de los vegetales que contribuyen a una digestión sana.

Una dieta que proporciona todos los nutrientes necesarios en las proporciones adecuadas para el cuerpo.

La cantidad total de energía que se quema en un día, incluyendo el gasto energético basal y la actividad física.

La cantidad de energía que utiliza el cuerpo en reposo para mantener sus funciones vitales.

Una representación gráfica de los grupos de alimentos y de la frecuencia recomendada para su consumo, para una dieta sana.

Otra representación gráfica de los grupos de alimentos, mostrando la variedad y proporción de cada uno para una dieta completa.

Macronutrientes necesarios para el funcionamiento del cuerpo. Se requieren en proporciones especificas.

Una dieta diseñada para tratar o prevenir una condición médica.

Una dieta hospitalaria estándar, generalmente para recuperación de salud

Administración de nutrientes a través de la nariz o la boca, hacia el estómago o intestino, para personas que no pueden alimentarse por vía oral.

Método de nutrición nasoentérica que consiste en dar dosis de alimento concentrado en cortos períodos de tiempo.

Nutrición nasoentérica con administración de alimento durante un tiempo definido y luego un descanso.

Método de nutrición nasoentérica con flujo constante de alimento durante 24 horas.

Nutrientes predigeridos, con proteínas, carbohidratos y grasas similares a una dieta normal.

Nutrientes con proteínas y carbohidratos fáciles de digerir por personas con problemas estomacales.

Tubo que se introduce por la nariz hasta el estómago para administrar alimentación o retirar contenido estomacal.

Sonda nasogástrica con doble luz para administrar nutrientes y aspirar el contenido estomacal.

Una dieta que restringe el consumo de alimentos ricos en purinas, como carnes rojas, mariscos y vísceras. Ayuda a prevenir la gota, enfermedad que causa dolor e inflamación en las articulaciones debido a la acumulación de ácido úrico.

Una dieta baja en potasio, que se recomienda en casos de insuficiencia renal. El potasio es un mineral esencial, pero en cantidades excesivas puede ser perjudicial para los riñones.

Una dieta baja en sodio, que se recomienda para personas con presión arterial alta, edemas o insuficiencia cardíaca. El sodio se encuentra en la sal y muchos alimentos procesados.

Una dieta baja en colesterol, que se recomienda para prevenir enfermedades del corazón. El colesterol se encuentra en alimentos de origen animal, como carnes rojas, huevos y lácteos.

Una dieta que limita la absorción de ciertos aminoácidos, principalmente gluten. Se utiliza para tratar la celiaquía, una enfermedad que causa inflamación en el intestino delgado.

Una dieta rica en fibra, frutas y verduras que ayuda a prevenir el estreñimiento. La fibra aumenta el volumen de las heces y facilita el movimiento de los intestinos.

Una dieta baja en grasas saturadas, colesterol y sal, que se recomienda después de un infarto de miocardio. Ayuda a reducir el riesgo de otro infarto.

Una dieta baja en sodio para personas con pérdida del sentido del olfato (anosmia). Al perder el olfato, la comida se saborea menos, por lo que es importante reducir el sodio para evitar el exceso de sal.