Trastornos del Espectro Autista (TEA)

La mayoría de los niños con autismo no reciben un diagnóstico hasta dos o tres años después de que se presenten los primeros síntomas.

Investigaciones indican que el 94% de los padres reconocen problemas antes de los 3 años, pero solo el 36% identifica problemas antes de los 12 meses.

A pesar de que los síntomas de autismo se pueden manifestar desde muy temprana edad, la diagnosis temprana es difícil debido a las variaciones en la sintomatología que se observan a medida que el niño crece.

En muchos casos, los síntomas del autismo cambian a medida que el niño crece, lo que puede dificultar el diagnóstico temprano.

Los avances en la investigación han permitido identificar síntomas específicos que podrían facilitar un diagnóstico temprano del autismo.

Una falta de sensibilidad al tacto, haciendo que las personas con autismo puedan no sentir dolor o cambios de temperatura.

Un gusto por el movimiento, incluyendo rotar y balancearse sin sentirse mareado, común en personas con autismo.

Dificultad para comprender la posición y movimiento del propio cuerpo, causando problemas para saber dónde están sus partes.

Problema para entender y relacionarse con otras personas, incluyendo dificultades para imitar acciones.

Una repetición automática de movimientos, como si la persona estuviera imitando sin entender.

La aparición de síntomas, como la falta de interés por personas y lenguaje, que sugieren un posible diagnóstico de autismo.

La repetición de frases o palabras sin comprensión real, similar a 'ecolalia' en el lenguaje verbal.

Dificultad para comprender el lenguaje, especialmente en órdenes complejas o situaciones nuevas.

El término "Diversidad funcional" se utiliza para describir la variabilidad en el funcionamiento de las personas, en lugar de centrarse en la discapacidad.

La prevalencia del autismo es un indicador de cuántas personas en una población presentan el trastorno. Se calcula como la proporción de personas diagnosticadas con autismo en relación con la población total.

Estudios epidemiológicos recientes indican que la prevalencia del autismo ha aumentado en los últimos años. Se debate si esto se debe a mejores métodos de diagnóstico o a un aumento real del trastorno.

El autismo es más frecuente en hombres que en mujeres, con una proporción aproximada de 4 a 1. Sin embargo, las mujeres que lo presentan tienden a experimentar síntomas más severos.

La aparición de síntomas de autismo suele ser evidente antes de los 30 meses de edad. Dos tercios de los casos se observan desde el nacimiento.

Las características del autismo pueden incluir dificultades en el lenguaje, falta de interacción social, patrones de comportamiento repetitivos y problemas para entender el significado de símbolos.

Actualmente no existe una cura para el autismo. Sin embargo, existen diferentes programas de intervención que pueden mejorar la calidad de vida y el pronóstico de las personas con autismo.

La intervención temprana es crucial para el desarrollo de las personas con autismo. Los programas de intervención temprana diseñados para niños con autismo pueden ayudar a mejorar su desarrollo y habilidades.

Problemas con la comunicación social, verbal y no verbal, junto con dificultades con la flexibilidad y el comportamiento. Se observa que una persona tiene problemas para interactuar con los demás e iniciar conversaciones. Puede resultar difícil para ellos adaptarse a los cambios y tienden a comportamientos repetitivos.

Dificultad para interactuar con los demás, problemas severos con la comunicación social y la flexibilidad, así como comportamientos restringidos y repetitivos. La persona lucha para iniciar conversaciones y puede tener dificultad para relacionarse con otros.

Dificultad para interactuar con los demás e iniciar conversaciones. También pueden experimentar comportamientos repetitivos y problemas para adaptarse al cambio. Aunque con ayuda, pueden participar en eventos sociales.

Dificultad para interactuar con los demás y problemas con la flexibilidad en su comportamiento. Se requiere intervención para ayudar a la persona a participar en el cambio social.

Interacción social muy limitada, la comunicación es simple y solo se centra en intereses especiales

Un niño que se comunica con frases simples y puede tener un comportamiento inusual

Una persona que lucha para adaptarse al cambio y tiene patrones de comportamiento repetitivos. Debido a esto, tiene problemas para funcionar en diversos contextos.

Problemas severos con la comunicación social y dificultades importantes para adaptarse al cambio. La persona tiene problemas para interactuar con los demás y tiene dificultad para funcionar en la mayoría de los contextos.

Consiste en asegurar la motivación del alumno, proporcionar tareas ajustadas a su nivel, emplear ayudas, reforzar las respuestas correctas y evitar centrarse en los errores.

Se refiere a la enseñanza iniciada por el alumno, donde el adulto se adapta a sus intereses y necesidades.

Un método de enseñanza que descompone un objetivo complejo en pasos más pequeños, proporcionando ayuda para cada paso y luego quitando la ayuda gradualmente.

Es importante que las instrucciones estén claras y concisas para que el alumno comprenda las expectativas.

Se refiere a la intervención de un psicopedagogo para apoyar al niño en el aprendizaje y la integración.

El psicopedagogo debe colaborar con los maestros, las familias y los compañeros del niño para proporcionarle apoyo y crear un entorno de aprendizaje positivo.

Es fundamental que los compañeros del niño comprendan sus necesidades y le brinden apoyo para facilitar su aprendizaje e integración social.

Se refiere a la importancia de la participación activa de los diferentes agentes educativos para apoyar el aprendizaje del niño.

Reconocer al alumno con TEA como una persona compleja, con sus propios intereses, habilidades y dificultades, sin encasillarlo en un estereotipo.

Brindar confianza al alumno con TEA en su capacidad de aprender y mejorar, fomentando la autoestima y la motivación.

Adaptar las estrategias de enseñanza y aprendizaje a las necesidades específicas del alumno con TEA.

Evaluar el progreso del alumno con TEA, poniendo énfasis en el proceso de aprendizaje y las evidencias de mejora.

Es fundamental querer conocer al alumno con TEA, interesarse por su forma de aprender y tener el deseo de ayudarlo.

El profesor debe tener la disposición de aprender y adaptarse a las necesidades individuales del alumno con TEA para poder ofrecer una educación adecuada.

Utilizar mensajes y evaluaciones que destaquen el progreso y la mejora del alumno con TEA, fortaleciendo su autoestima y motivación.

Un ambiente de aprendizaje inclusivo que ofrezca apoyo y acompañamiento al alumno con TEA, generando confianza en su capacidad de aprender.