Notas sobre Hepatitis

La hepatitis A es una enfermedad viral altamente contagiosa que se transmite por la vía fecal-oral, generalmente a través de alimentos o agua contaminados. 

La hepatitis A suele tener una buena evolución, pero en algunos casos puede progresar a una hepatitis fulminante, que es una forma grave de la enfermedad que puede llevar a la insuficiencia hepática.

No existe un tratamiento específico para la hepatitis A, el enfoque principal es brindar apoyo al paciente y controlar los síntomas.

El virus de la hepatitis E es un virus pequeño sin envoltura que pertenece a la familia de los virus RNA. Hay diferentes genotipos del virus, pero un solo serotipo, lo que significa que una infección con un genotipo proporciona inmunidad contra todos los demás genotipos.

La hepatitis E se considera un virus que está aumentando su presencia en la sociedad, a pesar de que antes se creía que era exclusivo de Asia.

La hepatitis E se transmite principalmente a través de la vía fecal-oral, a menudo por medio del consumo de agua contaminada o alimentos contaminados con heces humanas.

El virus de la hepatitis E es un virus que está aumentando su presencia en la sociedad, a pesar de que antes se creía que era exclusivo de Asia.

Factores que aumentan el riesgo de progresión de la fibrosis hepática, como la edad mayor de 40 años, el sexo masculino, el consumo excesivo de alcohol, la inmunosupresión, la infección por transfusión, la coinfección por VHB o VIH y el síndrome metabólico.

Tratamiento con medicamentos antivirales de acción directa (AAD) que se enfocan en proteínas no estructurales del virus. Estos fármacos inhiben la replicación viral y la infección.

La recuperación de los niveles normales de las enzimas hepáticas, como las transaminasas, en la sangre.

La eliminación o reducción detectable del ARN (ácido ribonucleico) del virus de la hepatitis C en la sangre.

La mejoría en la estructura del hígado, observada a través de la biopsia hepática.

La ausencia detectable del ARN-VHC en la sangre a los 12 meses después de finalizar el tratamiento.

Conjunto de medidas para evitar la propagación del virus de la hepatitis C.

Asesoramiento a los pacientes infectados sobre las vías de transmisión, medidas de higiene y prácticas seguras.

Medidas para evitar la propagación del virus a través de instrumentos médicos.

El fallo hepático agudo se define como un fallo agudo del hígado en un paciente que tenía previamente un hígado sano. Se caracteriza por la aparición de signos de insuficiencia hepatocelular, como aumento en INR y encefalopatía hepática, en menos de 8 semanas desde el inicio de la ictericia.

Se considera fulminante cuando la aparición de los signos de insuficiencia hepatocelular ocurre en menos de 2 semanas desde el inicio de la ictericia.

Se considera subfulminante cuando la aparición de los signos de insuficiencia hepatocelular ocurre entre 2 y 8 semanas desde el inicio de la ictericia.

Las hepatitis agudas virales son una causa principal de fallo hepático agudo. Algunos ejemplos de virus causantes son los virus de la hepatitis A, B, C, D, E y G.

El paracetamol, en sobredosis o incluso en dosis terapéuticas en algunos casos, puede ser responsable del fallo hepático agudo. También hay otros medicamentos como antibióticos, antidepresivos, AINEs y plantas medicinales.

El consumo excesivo de alcohol es la causa más común de cirrosis hepática, afectando más a las mujeres que a los hombres. La cantidad de alcohol que daña el hígado es menor en mujeres.

La infección crónica por virus hepatotrofos, como la hepatitis B y C, también es una causa común de cirrosis.

La hepatitis B crónica puede progresar a hepatitis crónica activa y cirrosis.

La hepatitis C tiene una gran facilidad para evolucionar a cirrosis, causando síntomas y complicaciones a largo plazo.

Las colestasis crónicas, como la cirrosis biliar primaria o la secundaria a cirugías, también pueden causar cirrosis.

La hemocromatosis, enfermedad por almacenamiento de hierro, es un trastorno metabólico que puede causar cirrosis.

La enfermedad de Wilson, un trastorno autosómico recesivo que afecta la eliminación de cobre, puede causar cirrosis.

El déficit de alfa-I-antitripsina, un déficit congénito ligado al fenotipo ZZ, puede causar cirrosis y otros problemas.

La presión portal elevada (HTPo) en cirrosis puede complicar la situación y puede ser una indicación para trasplante hepático.

La malnutrición puede complicar la cirrosis, pero una saturación de oxígeno por debajo del 60% es una contraindicación para trasplante hepático.

La clasificación de Child-Pugh divide la cirrosis en tres estadios, de acuerdo a la gravedad de la enfermedad, de menor a mayor.

El estadio Child-Pugh A se caracteriza por 5-6 puntos, lo que indica una menor gravedad de la cirrosis y una buena función hepática.

El estadio Child-Pugh B se caracteriza por 7-9 puntos, lo que indica una mayor gravedad en comparación con el estadio A.

El estadio Child-Pugh C se caracteriza por 10-15 puntos, lo que indica un estado grave de la cirrosis, 15 puntos es la máxima gravedad.

El modelo de enfermedad hepática pulmonar (MELD) es una clasificación que se utiliza para evaluar la gravedad de la cirrosis y determinar si el paciente es candidato a trasplante hepático.

El MELD (Modelo de Enfermedad Hepática Pulmonar) se usa para determinar si un paciente con cirrosis es candidato a un trasplante hepático.

Un paciente es candidato a trasplante hepático cuando su puntaje en la clasificación MELD es 14 o superior.

La encefalopatía hepática y la ascitis son dos signos que indican una mayor gravedad en la cirrosis, que pueden llevar a una clasificación mayor.

La clasificación Child-Pugh se basa en criterios clínicos, mientras que la clasificación MELD usa datos analíticos y clínicos.

La cirrosis es una enfermedad progresiva, por eso es importante valorar su gravedad con el tiempo.