T4-Radiaciones ionizantes-faciles

El proceso por el cual las células dañadas son reemplazadas por tejido sano.

Disminución del tamaño o de la función de un órgano o tejido debido a la pérdida de células.

Efectos que se manifiestan en los descendientes de los individuos expuestos a radiación.

Efectos de la radiación que se manifiestan en los propios individuos expuestos.

Reacciones que varían en función de la dosis de radiación recibida, su manifestación clínica, tiempo de aparición y pronóstico.

Las células que se dividen continuamente son más sensibles a la radiación, por lo que el cristalino del ojo es especialmente vulnerable.

La exposición del cristalino a altas dosis de radiación puede producir opacidades o cataratas.

La radiación puede afectar a varios tejidos y órganos, pero el embrión es particularmente sensible.

La capacidad de respuesta de un tejido a la radiación aumenta durante su fase de crecimiento activo.

Los mecanismos que causan el cáncer por radiación son complejos e incluyen la activación de genes que impulsan el crecimiento celular y la inactivación de genes que controlan el mismo.

La radiación de fondo natural proviene de fuentes como el suelo, el agua y los rayos cósmicos. Es una fuente natural de radiación a la que estamos expuestos diariamente.

Las poblaciones que viven en áreas con altos niveles de radiación de fondo natural no muestran un aumento significativo en las tasas de cáncer, según algunos estudios.

Algunos estudios sugieren que la exposición a bajos niveles de radiación puede generar efectos beneficiosos para la salud, mejorando las respuestas adaptativas de las células.

Es importante tener en cuenta que las variables que podrían influir en la relación entre la radiación natural y las tasas de cáncer deben ser controladas para obtener resultados precisos.

La existencia de efectos beneficiosos (u horméticos) de la radiación de bajo nivel es discutible y no se ha confirmado de manera definitiva.

Los efectos agudos de la radiación se deben principalmente a la pérdida de células progenitoras en los tejidos afectados. Estos efectos solo se producen con dosis altas que matan muchas de estas células. Se consideran no estocásticos (deterministas) y su gravedad depende de la dosis recibida.

Las células progenitoras del intestino son muy sensibles a la radiación. Una dosis significativa puede causar daño al epitelio intestinal, lo que lleva a problemas con la absorción de nutrientes y diarrea.

Los linfocitos, células importantes del sistema inmunitario, son extremadamente sensibles a la radiación. Una dosis moderada puede destruir suficientes linfocitos para debilitar la respuesta inmunitaria, lo que lleva a un mayor riesgo de infecciones.

La médula ósea, donde se producen las células sanguíneas, también es muy sensible a la radiación. Una dosis significativa puede causar una disminución en la producción de células sanguíneas, lo que lleva a anemia, disminución de plaquetas (que ayudan a coagular la sangre) y a una disminución en los glóbulos blancos (que combaten las infecciones).

Los efectos tardíos de la radiación, como el cáncer, pueden tardar meses, años o incluso décadas en aparecer. Estos efectos se consideran estocásticos, es decir, su probabilidad de aparición aumenta con la dosis recibida, pero no tienen un umbral mínimo.