Diencéfalo y Hipotálamo: Funciones Clave

El diencéfalo procesa información sensorial y la envía a partes superiores del cerebro para su análisis.

El hipotálamo controla funciones vitales como comer, beber, dormir, sexo y conservación de energía.

El hipotálamo controla la producción de hormonas mediante la glándula pituitaria.

El hipotálamo regula la ingesta de agua a través de la vasopresina y controla la sed.

El hipotálamo funciona como un termostato, regulando la temperatura corporal a 37°C.

La oxitocina influye en el parto, la lactancia y las conductas de apego.

El núcleo supraquiasmático controla el ciclo diario de sueño y vigilia.

El hipotálamo influye en aspectos emocionales como el hambre, estrés y expresiones emocionales.

Una estructura en el cerebro que actúa como centro de relevo de información sensorial, transfiriendo señales de la periferia al cerebro.

Es la habilidad de entender y predecir comportamientos en situaciones sociales.

Capacidad de entender y manejar las emociones propias y de los demás.

Grupos de núcleos dentro del tálamo que se conectan con áreas sensoriales y motoras en la corteza cerebral.

Capacidad de reconocer y comprender tus propios sentimientos.

Recibe e interpreta información sensorial, como tacto, temperatura, sonido y vista, para que el cerebro la procese.

Entender las emociones y perspectivas de otras personas.

Conecta la corteza cerebral con áreas importantes, como la visual y auditiva, enviando impulsos de la retina y cóclea.

Transmite información del cerebelo y el globo pálido a la corteza motora para controlar movimientos voluntarios.

Neuropéptido involucrado en la formación de vínculos sociales y reducción de emociones negativas.

Estructura cerebral involucrada en las emociones, especialmente las negativas.

Organización de los núcleos talámicos según su función, incluyendo sensorial, motora y límbica.

Núcleos talámicos que procesan información sensorial del cuerpo y la cara.

Área cerebral para controlar impulsos y regular emociones.

Procesamiento de emociones y sensaciones asociadas, conectando con estructuras como la corteza frontal, la amígdala y el hipotálamo.

Centro ejecutivo, resolucion de problemas y modulación de las relaciones interpersonales.

Estructura central del diencéfalo con conexiones a áreas cerebrales y sensoriales, involucrado en la conciencia, emoción y movimiento.

Estructuras en el cerebro anterior que controlan el movimiento, incluyendo el estriado (núcleo caudado, putamen), globo pálido, sustancia negra, núcleo rojo e núcleo subtalámico.

Estructura debajo del tálamo que controla la actividad muscular, incluyendo el núcleo subtalámico de Luys y la zona incierta.

Parte superior y posterior del diencéfalo, regula el ciclo sueño-vigilia y secreta melatonina.

Comienza en la corteza sensoriomotora, pasando por el estriado, tálamo y vuelve, controlando movimientos rutinarios.

Red de estructuras (hipocampo, amígdala, circunvolución cingulada) controlando emociones, memoria y comportamiento social.

Inicia en el núcleo caudado y se proyecta a la corteza prefrontal, para planificación de movimientos y aprendizaje.

Péptido secretado por la glándula pineal, asociado al ciclo sueño-vigilia.

Unidades funcionales en la corteza cerebral que responden a estímulos específicos, con un diámetro de 50-100 micrómetros, formadas por neuronas piramidales (excitatorias) y estrelladas (inhibitorias).

Neuronas que envían axones al tálamo, transmitiendo información.

Vías que llevan información a la corteza cerebral. Se clasifican en de asociación (hemisferios), comisurales (emisferios) y de proyección (cerebro-tálamo y cerebro-médula).

Áreas del cerebro que procesan información sensorial de manera inicial, como la somática (tacto), visual (visión) y auditiva (sonido).

Área cerebral que procesa las sensaciones corporales, con representación contralateral (excepto cara).

Parte del lóbulo parietal inferior relacionado con el lenguaje, principalmente en el hemisferio izquierdo.

Áreas cerebrales que procesan una única modalidad sensorial, como el tacto o la visión.

Métodos como la PET y fMRI que miden la actividad cerebral a través del consumo de oxígeno o cambios en la sangre, respectivamente.

Incapacidad para leer, que puede estar acompañada de agrafía (dificultad para escribir).

Dificultad para reconocer objetos o personas debido a problemas en la corteza cerebral.

Incapacidad para realizar movimientos correctos, aún con los sentidos bien.

Dificultad al articular las palabras debido a problemas en el control motor del habla.

Especialización de hemisferios cerebrales en funciones específicas.

Dificultad para pronunciar las palabras correctamente (omitiendo o cambiando sonidos).

Dificultad para elegir las palabras adecuadas al hablar.

Incapacidad para reconocer rostros familiares.