Desarrollo Emocional en la Infancia y Adolescencia

Las formas en que los bebés muestran sus emociones, como a través de expresiones faciales y movimientos.

Cómo los bebés responden a las emociones de otras personas, aunque todavía no las comprendan completamente.

Usar las expresiones faciales de los cuidadores para determinar si una situación es segura o no y actuar en consecuencia.

El desarrollo inicial de las habilidades emocionales del bebé, aunque sus capacidades sean limitadas.

Aparición de expresiones faciales de cólera, sorpresa y tristeza en los bebés, a partir de este rango de tiempo.

Los bebés pueden mostrar miedo a los 5 meses.

Los bebés demuestran un completo reconocimiento de las emociones en los demás.

Los cuidadores ayudan a regular las emociones de los bebés satisfaciendo sus necesidades.

Capacidad de entender la emoción del otro, ponerse en su lugar y compartirla, promoviendo conductas prosociales.

Reacción empática hacia las emociones de otros, especialmente la figura de cuidado, durante los primeros 0-6 meses.

Empatía desde los 9 meses hasta los 2 años, donde el niño reacciona a la emoción del otro, pero confunde sus estados emocionales con los del otro.

Empatía verdadera/interpersonal a partir de los 2-3 años, donde el niño reconoce y etiqueta las emociones de los otros.

Empatía desarrollada en la adolescencia, extendiéndose a grupos más amplios.

Proceso de controlar e integrar las emociones, mediante factores madurativos, psicológicos e interactivos/sociales, con base en la primera infancia.

Acciones instintivas en bebés que alivian el malestar, como cerrar los ojos o succionar sin alimentarse.

El cuidador modera la activación emocional y controla la tensión del bebé.

El temperamento es el conjunto de características innatas que determinan cómo un individuo reacciona y se adapta al mundo. Es algo con lo que nacemos, pero que se puede moldear por el ambiente.

El temperamento se moldea por el ambiente, especialmente por la influencia de los padres. La observación y las enseñanzas de los padres ayudan a conformar la expresión del temperamento.

Las emociones positivas de la madre ayudan al bebé a desarrollar una alta capacidad para expresar emociones positivas, a calmarse a sí mismo y a ser sensible a las necesidades de los demás.

La tristeza frecuente en la madre puede llevar a que el bebé desarrolle tristeza, cólera y dificultad para regular sus emociones.

El apego seguro fomenta una mayor competencia emocional. Los niños con apego seguro se sienten cómodos expresando emociones, buscan ayuda cuando la necesitan y confían en sus figuras de apego.

El apego ansioso-ambivalente puede afectar la competencia emocional. Los niños con este tipo de apego pueden ser impulsivos, expresar emociones negativas para llamar la atención y mostrar vulnerabilidad excesiva.

Los niños con apego seguro aprenden que expresar emociones no pone en riesgo las relaciones con los demás y que la búsqueda de apoyo es una forma efectiva de afrontar el estrés.

El apego seguro ayuda a que los niños desarrollen una sensación de control sobre sus emociones. Tienen menos tiempo en estados de ansiedad y confían en que sus figuras de apego les dan seguridad y protección.

Una valoración positiva del yo que se experimenta cuando se cumplen normas sociales o se realizan acciones morales. Aumenta la probabilidad de seguir comportándose de forma ética.

Una valoración negativa del yo que se experimenta cuando se violan normas sociales. Se relaciona con la preocupación por la opinión de los demás.

Una emoción negativa que surge cuando se daña a alguien o se infringe una norma moral. Se relaciona con la empatía y la necesidad de reparar el daño causado.

Los niños de 4 años explican las emociones propias y las de los demás basándose en los deseos y no en los resultados de las situaciones.

A los 6 años, los niños comprenden que las emociones están influenciadas por la evaluación personal de la situación, incluso si la creencia sobre la situación es errónea.

Los niños entre 5 y 6 años desarrollan la teoría de la mente, reconociendo que las personas tienen diferentes creencias y pensamientos.

Los niños entre 6 y 10 años comienzan a considerar la personalidad de la persona al inferir sus emociones.

A partir de los 10 años, los niños usan su experiencia previa al inferir las emociones de los demás.

La capacidad de identificar y comprender las propias emociones y las de los demás, mostrando empatía y perspectiva.

Ayudar a los niños a identificar, nombrar y regular sus emociones, sin juzgar o minimizar sus sentimientos.

Fomenta la seguridad y confianza en los niños, además de desarrollar habilidades para la autorregulación y la resolución de problemas.

Aparecen entre los 3 y 5 años, influenciadas por normas sociales como la culpa, la vergüenza y el orgullo.

La interacción social, el desarrollo cognitivo, el lenguaje y la empatía son clave para comprender cómo se sienten los demás.

La empatía se desarrolla desde una respuesta básica en la infancia hasta una comprensión más profunda y perspectiva en la edad escolar.

Modelar comportamientos, fomentar la expresión emocional, validar los sentimientos del niño y enseñarle técnicas de regulación emocional.

Mayor intensidad emocional, búsqueda de identidad, independencia emocional y desarrollo de la regulación emocional.

Los niños con apego evitativo desactivan su sistema de apego para evitar el contacto inconsistente de la figura de apego (FA). Rechazan o minimizan sus emociones para evitar el distanciamiento.

Los niños con apego evitativo utilizan estrategias para suprimir sus emociones: inhiben estados emocionales, niegan pensamientos y recuerdos, y evitan la búsqueda de apoyo.

Los niños con apego desorganizado muestran comportamientos extraños o descoordinados debido a un conflicto interno: miedo a la proximidad y la necesidad de ella. La FA también puede mostrar miedo.

Minimización-Evitación: Los padres ignoran o restan importancia a las emociones negativas del niño, considerándolas triviales.

Los padres con este estilo tienen miedo a perder el control y poco conocimiento de sus propias emociones y las de los demás.

Los padres con minimización-evitación intentan que las emociones negativas del niño desaparezcan rápidamente, usando distracciones.

Este estilo parental minimiza y evita las emociones negativas del niño, sin enseñar habilidades de regulación emocional.

Los diversos estilos de socialización emocional, como Minimización-Evitación, tienen un impacto en la competencia emocional del niño.