Toldot-Israel-1-FINAL-ALTA (1) PDF

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Jewish history religion ancient history ancient civilizations

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This document provides information on Jewish history, focusing specifically on the period following the destruction of Jerusalem's Temple. It discusses the impact of this event on Jewish religious and cultural life, and explores the development of new religious centers and practices in the wake of the destruction .The document describes how the loss of the Temple led to a profound spiritual and political crisis for the Jewish people, initiating a new era in Jewish history and religious practice in Iavne.

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11. Iavne, nuevo centro espiritual de los judíos La Gran Rebelión tuvo como resultado la destrucción de Jerusalem y la quema del Beith Hamikdash, lo cual causó un enorme trauma y provocó un gran duelo para el pueblo judío. Con la derrota y la destrucción, cuatro elementos principales...

11. Iavne, nuevo centro espiritual de los judíos La Gran Rebelión tuvo como resultado la destrucción de Jerusalem y la quema del Beith Hamikdash, lo cual causó un enorme trauma y provocó un gran duelo para el pueblo judío. Con la derrota y la destrucción, cuatro elementos principales de la vida judía fueron desarraigados. Beith Hamikdash: el Templo estaba en el centro de la vida espiritual de todos los judíos del mundo. La realización de sacrificios rituales era la forma habitual de entrar en contacto con Jerusalem: la pérdida del centro Dios. En su ausencia, los hebreos sintieron que religioso-espiritual de los judíos fueron privados del contacto directo con Dios y de Eretz Israel y la Diáspora. Allí de la posibilidad de ser redimidos de sus errores se concentraban judíos de todo el para acceder a la vida eterna. mundo en las tres peregrinaciones anuales. Sanhedrín: la pérdida de las autoridades judías gobernantes. Con la destrucción del Templo y de Sacerdocio: durante la revuelta, muchos Jerusalem, se abolió la institución del Sanhedrín judíos de la aristocracia de los sacerdotes dirigida por los sabios Prushim. Hasta ese entonces, se perecieron a manos de los romanos y de los había desempeñado como autoridad legislativa para la Kanaím. El estatus de este liderazgo religioso interpretación de la Torá y como autoridad judicial y había declinado por muchos hechos de ejecutiva para la implementación de las leyes para los corrupción y finalmente, en ausencia del judíos, en Eretz Israel y en todo el mundo. El lugar de Templo, los sacerdotes no pudieron servir reunión del Sanhedrín era el patio del Templo y todos como líderes del pueblo. creían que las decisiones de los sabios se tomaban con inspiración divina como resultado de la proximidad al Templo y la realización de los sacrificios. La conquista de Ierushalaim por los romanos y la destrucción del Templo representó un punto de inflexión en la historia del pueblo hebreo. Se abría así una nueva etapa en la que los judíos ya no contaban con una referencia espacial alrededor de la cual transcurría la totalidad de su vida cotidiana. Asimismo, el inicio de esta etapa estuvo acompañado de una serie de interrogantes: ¿podrían los judíos continuar con su vida sin el Beit Hamikdash, que constituía hasta entonces su principal centro religioso y político? ¿Qué se debería hacer para mantener la unidad y evitar la dispersión? ¿Cómo continuaría la práctica del culto? ¿Quiénes serían las nuevas autoridades religiosas y de qué manera se las elegiría? 76 En este contexto, un grupo de jajamim (sabios) se dispuso a responder estos interrogantes y a sentar las bases de un nuevo judaísmo, ajustado a las condiciones impuestas y a las necesidades del momento. Estos aprovecharon el desgaste que habían sufrido los Cohanim, la casta sacerdotal tradicional, para impulsar una serie de transformaciones. En estos tiempos, el origen social dejará de ser un factor determinante para el liderazgo, el cual pasará a estar fundado en el estudio y el conocimiento. De esta manera, se produce el auge de la figura del rabino, quien tomará la centralidad en todo lo vinculado a las prácticas religiosas en reemplazo del Templo. Uno de los jajamim que encabezó este proceso fue Rabí Iojanán Ben Zakai, conocido por el acrónimo Ribaz. Junto a sus alumnos y a otros sabios, en el año 70 EC se estableció en Iavne, un pequeño poblado ubicado en las costas del Mar Mediterráneo. Allí instaló un Beit Midrash, academia dedicada al estudio y a la interpretación de la Torá. Iavne se convirtió a partir de este momento y hasta el año 130 EC en el principal centro espiritual de los judíos, si bien su legado excedió ampliamente los límites de este período temporal. Iojanán Ben Zakai nació en Arav, Galilea, y luego se trasladó a Ierushalaim. Allí se encontraba viviendo en los tiempos de la Gran Rebelión. Como prushí (fariseo), su prioridad era el cumplimiento de las mitzvot, el estudio y la enseñanza de la Torá y la Ley Oral judía. Según su concepción, estas prácticas eran las que harían posible la continuidad del pueblo judío aun en la Golá, el exilio. En el marco de la revuelta, no consideraba conveniente la resistencia armada en contra de los romanos, por la disparidad en cuanto al poderío militar y porque no era partidario de recurrir a la violencia. En estos tiempos, a pesar de que los rebeldes habían prohibido la salida de la ciudad, Ribaz consiguió escapar y trasladarse a Iavne, Tumba del Ribaz en según el siguiente relato talmúdico: Tiberíades, Israel 77 Tumba de Rabán Gamliel, en Iavne (Extraído de Wikipedia). Quien continuó y profundizó la obra de Ribaz fue Rabán Gamliel, hijo de Shimón Ben Gamliel, Nasí en los años previos a la revuelta y miembro del gobierno provisorio durante la misma, Rabán Gamliel se asentó en Iavne hacia el año 85 EC junto a muchos otros jajamim. Allí se restableció el Sanhedrín. Rabán Gamliel presidió dicha institución, adquiriendo el título de Nasí y obteniendo el reconocimiento del gobierno romano. Tanto Ribaz como Rabán Gamliel, junto al conjunto de los jajamim de Iavne, fueron fundamentales para la renovación del judaísmo y específicamente para la unificación de la Halajá (la ley judía), según los criterios compartidos por los principales pensadores de la época. La destrucción del Beit Hamikdash significó una catástrofe para la vida social, política y religiosa del pueblo judío e hizo inevitable y necesaria una adaptación de sus costumbres y prácticas. Hasta ese momento, el Templo recibía las donaciones y peregrinaciones de los judíos de la Golá (Diáspora) en Pesaj, Shavuot y Sucot, y era el lugar donde se realizaban los tres sacrificios diarios, además de que establecía el comienzo de los meses y las festividades. El riesgo que se corría, entonces, era que el pueblo judío se disgregara, al desaparecer el centro que hasta entonces regía su vida común. En Iavne, los jajanim se plantearon la necesidad de adaptarse al nuevo contexto, pero, al mismo tiempo, garantizar la continuidad del pueblo judío. Entonces, proyectaron un nuevo tipo de judaísmo, que tomara algunos elementos tradicionales y que, a la vez, pudiera dar cuenta de la nueva situación, después de la destrucción del principal centro religioso. Los jajanim entendieron que era necesario no solo reformar y adaptar el culto, sino también crear normas que unificaran y dieran cohesión a todo el pueblo judío, en Eretz Israel y en la Golá. 79 Algunos cambios en las prácticas judías, introducidas por los jajanim de Iavne: La tefilá (plegaria) El calendario Durante los tiempos del Beit Hamikdash, El calendario hebreo se rige por el ciclo de la las plegarias se realizaban individualmente, Luna alrededor de la Tierra y cada mes comienza por necesidad frente a una situación puntual, con la aparición de la luna nueva. Antes de la y sin un calendario preestablecido. Sin destrucción del Beit Hamikdash, quien observaba embargo, los korbanot (sacrificios) sí se la luna nueva debía avisar a las autoridades del realizaban de manera estable tres veces al Sanhedrín, quienes determinaban el comienzo día: a la mañana, a la tarde y al anochecer. del nuevo mes, y para anunciarlo tocaban el En Iavne, en cambio, decidieron establecer shofar y ofrecían un korbán. Esta definición era una tefilá común para todo el pueblo de importante porque establecía las bases para el Israel, sin distinciones. Además, esta debía calendario anual y las fechas de las festividades. ser rezada de pie, mirando hacia Ierushalaim, Con la destrucción del Templo y la desaparición tres veces al día en momentos fijos: Shajarit, del Sanhedrín de Ierushalaim, este poder se Minjá y Arvit. Esta plegaria se llamó Amidá trasladó a Iavne. Sin embargo, en esta ciudad los o Shmoné Esré y consta de 18 bendiciones. jajanim comenzaron a pensar en un calendario fijo (tal como lo conocemos actualmente), aunque este solo se concretará algunos siglos más tarde. Jag Hapesaj (festividad de Pesaj) En esta festividad, se solía peregrinar a Ierushalaim y hacer el korbán Hapesaj en el Beit Hamikdash, lo que constituía el punto central del ritual. Con la destrucción del Templo, esto dejó de ser posible: ya no hubo más peregrinaciones a Ierushalaim y se dejaron de hacer los korbanot. Los jajamim de Iavne transformaron Jag Hapesaj, estableciendo que el Seder de Pesaj fuera la ceremonia central de la festividad, siguiendo normas fijas y comunes. En esta cena, se otorgó mayor importancia al relato sobre la salida de Egipto, como una forma de reforzar el sentido de comunidad y de vincular a los jóvenes con la memoria de sus antepasados y la lucha por la libertad. Hagadá de Pesaj, España-siglo XIV 80 EL CANON BÍBLICO La Biblia hebrea se denomina Tanaj, que es un acrónimo formado por las letras iniciales de las tres secciones principales que la componen: Torá (la Ley), Neviím (los Profetas), y Ketuvim (los Escritos). Para el cristianismo, estos libros constituyen el Antiguo Testamento. Las dos primeras partes están conformadas por distintos documentos que fueron desarrollándose a lo largo de varios siglos y que incluyen la salida de los hebreos de Egipto, mientras que los Escritos comenzaron a producirse después del regreso a la Tierra de Israel desde el destierro en Babilonia y recibieron, además, el aporte de los judíos asentados en la ciudad de Alejandría (Egipto), que tradujeron al griego la Torá y los Profetas, y otros textos de gran circulación en ese entonces. De esta forma, a lo largo de siglos, se fueron conformando esas tres secciones que componen el Tanaj. Sin embargo, existían distintos escritos y versiones, difundidos por los diversos lugares donde vivían los judíos. A partir de Iavne, comenzó un debate entre los rabinos para establecer cuál sería la única versión fija y autorizada (el canon) de la Biblia. Como resultado de estos debates, que duraron casi un siglo, el Tanaj quedó constituido. De este modo, intentaron reconstruir y unificar el judaísmo sobre la base del mismo y de su interpretación. Biblia sefaradí, siglo XIX Biblia de Servera, España, siglo XIV 81 12. rebelión de Bar Kojba Luego de la pérdida de Ierushalaim y del Beit Hamikdash, hacia fines del siglo I y en las décadas iniciales del siglo II EC, los judíos se encontraban atravesando una situación de fragilidad debido a distintos tipos de opresión que sufrían por parte de Roma. Por un lado, en Iehudá se encontraba instalada de manera permanente una legión del ejército romano que intimidaba a la población y afectaba su tranquilidad. Por otro lado, los judíos fueron forzados de manera sistemática a realizar trabajos en la construcción de obras y en la pavimentación de caminos. A su vez, fueron obligados a pagar diferentes impuestos: a los tributos por cabeza y a la posesión de tierras se les sumaron otros destinados al mantenimiento de las guarniciones militares y la administración de Roma. Esta situación de fragilidad se profundizó cuando Adriano asumió como nuevo emperador en el año 117 EC. En su visita a Ierushalaim en el año 130 EC ordenó la reconstrucción del templo, para la práctica del culto al dios principal del panteón romano, Júpiter, y a su vez modificó el nombre de la ciudad de Ierushalaim, llamándola Aelia Capitolina (Aelia, en honor a sí mismo, el emperador Aelius Adrianus, y Capitolina, por el Capitolium, el santuario dedicado a Júpiter, situado en Roma). Por su parte, a pesar de la importante carga tributaria que ya recaía sobre los judíos, Adriano decretó el restablecimiento de otro impuesto, el fiscus judaicus. Este había sido creado tras la destrucción de Ierushalaim, en el año 70 EC, durante un tiempo fue abolido por los emperadores Nerva (96-98 EC) y Trajano (98-117 EC), y estaba dirigido al financiamiento del culto a Júpiter. A partir de estas medidas, los judíos debían afrontar el pago de más impuestos en comparación con otros pueblos vecinos también dominados por Roma, lo cual generalizó el descontento y provocó un gran agobio entre la población. Esta fue una de diversas políticas impulsadas por Adriano, a través de la cual se manifestó el favorecimiento de la población pagana en detrimento de los judíos. También es posible advertir estas medidas en su intento de incorporar a los judíos a la cultura grecorromana, restringiendo la práctica de su religión mediante la prohibición del Brit Milá (circuncisión) y del Bar Kojba, Shabat. artista: Arthur Szyk. 82 En este contexto de desesperación, vuelven a crecer las esperanzas mesiánicas entre los judíos. El clima de opresión que estaban sufriendo predisponía a una parte importante de la población a depositar en un líder sus expectativas de redención. Al mismo tiempo, los sectores más combativos comenzaron a prepararse para un nuevo enfrentamiento con Roma: se hicieron de armamento, fortificaron las ciudades y construyeron un sistema muy sofisticado de escondites y refugios. Quien dirigió estos preparativos y encabezó la revuelta fue Shimón Bar Kosiba, conocido como Bar Kojba (“hijo de la estrella”, en arameo). El levantamiento se inició con el combate contra la guarnición romana establecida en Iehudá. Tras superarla, la rebelión se volvió masiva. Bar Kojba se mostró como un exitoso comandante militar, ya que consiguió causarles a los romanos importantes pérdidas. Asimismo, fue un líder que comprendía el cumplimiento estricto de las mitzvot como una de sus prioridades. Muchos de sus seguidores y distintos jajamim lo consideraron el Mesías. Entre ellos, el sabio prushí Rabí Akiva. “Cuando Rabí Akiva (líder espiritual de la época) veía a Bar Koseba solía decir: ‘Este es el Rey Mesías’”. Talmud Ierushalmi, Taaniot, 84 Rabí Akiva Ben- Iosef De origen humilde, fue un pastor de ovejas. En su adultez aprendió a leer y escribir y comenzó su formación religiosa. Esto le permitió conocer en profundidad las leyes escritas y orales judías, cuyo estudio sistemático será trascendental para la escritura de la Mishná, tiempo después. Además, se preocupó por la adecuación de dichas leyes a las necesidades del momento. Fue miembro del Sanhedrín de Iavne y se convirtió así en un importante referente espiritual de sus tiempos. De esta manera, el apoyo de Rabí Akiva al levantamiento y el reconocimiento de Bar Kojba como Mesías tuvo como consecuencia la incorporación de muchos judíos al combate contra Roma. La revuelta, que tuvo lugar en Iehudá, se extendió durante tres años, entre el 132 y 135 EC. Los objetivos que movilizaron a los rebeldes eran liberarse de la dominación extranjera, resistir las medidas antijudías impuestas y alcanzar la autodeterminación del pueblo. 83 Durante su lucha contra el ejército romano, los rebeldes comenzaron a desarrollar un Estado que fuera soberano y redentor de Israel. Bar Kojba, líder de la rebelión, asumió también el rol de “Nasí” (príncipe). Durante su gobierno, debió no solo sostener la revuelta contra los romanos y organizar los distintos focos rebeldes, sino también organizar un sistema de administración civil. De este modo, se encargó de los arriendos de tierras y el cobro de impuestos, funciones que hasta ese momento desempeñaban los romanos. Con el objetivo de financiar la revuelta y sostener la nueva organización, Bar Kojba ordenó la acuñación de nuevas monedas. En realidad, utilizaron las monedas de plata y bronce de la administración romana, y sobre los diseños originales (el retrato del emperador o de algún dios, por ejemplo) se grabaron motivos judíos y referentes al nuevo estado rebelde: los nombres de “Shimón” o “Eleazar Hacohen”, la datación de “Primer” o “Segundo año de la redención de Israel”, o bien la frase “Por la libertad de Ierushalaim”, escritos en hebreo. Si bien la mayoría de los judíos se oponía al dominio romano, no todos apoyaron de manera incondicional al líder de la rebelión, especialmente en circunstancias tan adversas, estando asediados y escasos de alimentos. A mediados del siglo XX se encontraron en cuevas, en Ein Gedi, los restos de soldados judíos y una serie de cartas de Bar Kojba, que daban cuenta de la situación desesperada en la que se encontraban los rebeldes y de la dureza de las instrucciones dadas por Bar Kojba a sus subordinados. Este Estado soberano logró sostenerse durante aproximadamente tres años, hasta el momento de la ofensiva final de los romanos. Estampilla israelí dedicada a Simón Bar Kojba. Serie “Héroes de Israel”, diseñada por Asher Kalderón, Carta del período de la rebelión, 1961. Kumran-Israel 84 DERROTA DE LA REBELIÓN Después de la derrota inicial de las fuerzas romanas y el fortalecimiento de Bar Kojba, el emperador Adriano decidió enviar a Julio Severo al mando de sus legiones más experimentadas para aplastar la rebelión en la Tierra de Israel de una vez por todas. Más de 50.000 soldados fueron destinados a la lucha contra los rebeldes. Los grupos de judíos se encontraban dispersos en refugios y cuevas en las montañas. Para enfrentarlos, el general Julio Severo decidió construir una serie de terraplenes para bloquear sus campamentos, impidiéndoles entrar o salir de ellos para buscar alimentos. De este modo, todos los refugios fueron cayendo en poder romano y muchos de los combatientes fueron asesinados o murieron de hambre. Ante la avanzada de la Legión romana, los judíos debieron replegarse en Ierushalaim. Finalmente, la ciudad fue tomada, y la aldea de Betar quedó como el último bastión de la revuelta. En el año 135 EC, en la batalla por defender esta última fortaleza, murió Bar Kojba. De acuerdo a la tradición judía, la fortaleza de Betar cayó el 9 de Av, en el aniversario de la destrucción del Beit Hamikdash. Las fuentes romanas afirman que fueron asesinados 580.000 judíos y que 985 aldeas fueron destruidas. Al morir Bar Kojba, los últimos grupos rebeldes quedaron desorganizados y pronto fueron derrotados definitivamente. Entre los pocos que lograron salvarse, se encontraba Rabí Shimón Bar Iojai, que había sido discípulo de Rabí Akiva. Bar Iojai se ocultó en una cueva, en Merón, junto a su hijo, y así lograron vivir durante algunos años más, después del fin de la revuelta. Finalmente, murió en Lag Baomer, por lo que este día también se conmemora especialmente la figura de Bar Iojai en la ciudad de Mirón. ¿Qué es Lag Baomer? El segundo día de Pesaj se llevaba cebada (medida en una unidad llamada “omer”) al Beit Hamikdash, y así comenzaba la temporada de cosecha. A partir de ese momento, se contaban siete semanas (49 días) hasta Shavuot, cuando se ofrendaban las primeras espigas recolectadas en la temporada. A esto se llamó la Cuenta del Omer. Durante la rebelión de Bar Kojba, al empezar la Cuenta de Omer, se desató una epidemia entre el grupo de discípulos de Rabí Akiva. Sin embargo, esta se detuvo repentinamente en el día 33, y así pudieron continuar luchando. Por esta razón, este día adquirió un carácter festivo, que se Rabí Shimón Bar Iojai celebra tradicionalmente con excursiones al bosque y comidas alrededor de fogatas, tal como lo hacían los judíos en tiempos de la rebelión. 85 Una vez acallada la rebelión, las autoridades romanas intentaron destruir para siempre el carácter judío de la Tierra de Israel. Numerosos rabinos y eruditos fueron ejecutados, y a los pocos judíos sobrevivientes se les prohibió el estudio de la Torá, así como cumplir con otros ritos tradicionales judíos (practicar el Brit Milá, observar el Shabat, reunirse en los batei- knéset, tocar el shofar o tener sus propios tribunales y Sanhedrín, por ejemplo). Sus tierras fueron confiscadas, y muchos de ellos, incluso, fueron vendidos como esclavos. Por otra parte, a la entonces provincia de Iehudá se le cambió el nombre por el de “Siria Palestina”, para así borrar la historia judía asociada a esta tierra. El nombre hace referencia a los Plishtim (Filisteos), un pueblo que vivía en la franja costera de Israel y que había sido derrotado hacia el siglo IX AEC por el rey David. La ciudad de Ierushalaim fue convertida en una colonia romana, construyéndose templos dedicados a dioses del panteón romano, en los lugares sagrados de judíos y cristianos, prohibiéndoles a los judíos incluso entrar a la ciudad. Al ver sus posibilidades de vida tan limitadas en Iehudá, muchos judíos comenzaron a emigrar a Babilonia o a Galilea (especialmente a Beit Shearim). De este modo, la población de la nueva provincia de “Palestina” dejó de ser mayoritariamente judía. La derrota de la rebelión y sus consecuencias llevaron a los judíos a un abandono de la estrategia militar como forma de resistencia. En un nivel general, el Imperio romano comenzó un período de paz y estabilidad, al que se denominó "Pax romana", y que trajo crecimiento comercial y desarrollo constructivo en Eretz Israel. En esta etapa se erigieron baños termales, cloacas, edificios públicos, teatros y templos. Si bien en los años siguientes las restricciones impuestas a los judíos por el emperador Adriano se aplacaron, los judíos habían perdido su autonomía política en Iehudá. Baño romano, Hamat Gader-Israel Teatro romano, Beit Shean-Israel 86 13. Rabí Iehuda Hanasí y la Mishná Después de la derrota de la rebelión, muchos judíos de la antigua Iehudá se trasladaron al Galil, escapando de la difícil situación económica y las persecuciones de las autoridades romanas hacia los rebeldes. Esta región había logrado salvarse de la devastación sufrida en Iehudá, y se convirtió en el nuevo lugar de radicación del Sanhedrín y del Nasí (príncipe). La primera sede del Sanhedrín, como así también la residencia del Nasí, fue la aldea de Usha, donde Shimón Ben Gamliel actuó como Nasí. Luego se fueron trasladando a Shefaram, Beit Shearim, Tzipori, y por último a Tveria (Tiberíades). Mientras que el Sanhedrín se conformó como un órgano legislativo, encargado de los asuntos internos, el Nasí se constituyó como el líder de los judíos y representante frente a los romanos. Quien presidió el Sanhedrín luego de su restablecimiento en el Galil fue Rabí Iehuda Hanasí. Nieto e hijo de los Nesiim Rabán Gamliel y Shimón Ben Gamliel II respectivamente, se desempeñó como Nasí entre los años 175 EC y 220 EC. Esta fue una etapa de auge de la institución de la Nesiut: obtuvo el reconocimiento por parte de Roma, se conformó como el órgano de representación de los judíos ante los gobernantes romanos y se consolidó como la autoridad máxima de todos los judíos, tanto de Eretz Israel como fuera de ella. Rabí Iehuda Hanasí centralizó todas las decisiones Hoja de la Mishná, siglo XI, colección Kaufmann relacionadas al nombramiento de líderes locales y de las distintas comunidades de la diáspora. A su vez, no permitió que los jajamim (sabios) impartieran órdenes o preceptos que escaparan de su aprobación. De esta manera supervisó desde cerca su tarea. Asimismo, recibía donaciones provenientes de los diferentes asentamientos judíos en Eretz Israel y diaspóricos. En este sentido, fue al mismo tiempo un líder muy poderoso y popular, caracterizado por su gran determinación, así como por su status privilegiado y por su riqueza. Los seis órdenes de la Mishná 87 Su obra más importante fue la Mishná, el libro de mayor autoridad en materia de ley judía. Consiste en la primera gran colección de leyes y tradiciones orales judías, donde se reúnen las principales enseñanzas de los tanaím de las generaciones anteriores. Antes de la redacción de la Mishná, regía la prohibición de escribir las leyes orales. Por lo tanto, no se registraban las distintas interpretaciones y debates sobre la Torá. Estas solamente se transmitían de manera oral. Sin embargo, después de la segunda destrucción del Beit Hamikdash, ante el temor de que las halajot se pierdan como consecuencia de la dispersión, algunos jajamim como Rabí Akiva empezaron a recopilarlas y ordenarlas. Esta tarea fue fundamental para el trabajo que realizaría posteriormente Rabí Iehuda Hanasí, pudiendo culminar hacia comienzos del siglo III su monumental obra, una de las más importantes de la literatura rabínica. La Mishná fue escrita en hebreo, aunque contiene términos en arameo, griego y latín. Intentó ser, de cierta manera, un manual básico en el que se abarcaran todos los aspectos de la vida judía: las actividades económicas, las relaciones con el poder político, temas de carácter familiar y cuestiones religiosas. Dentro de esta última categoría, es importante destacar que forman parte de la Mishná las reglamentaciones sobre el servicio y el culto en el Beit Hamikdash, a pesar de que el Templo ya no existía. Y además de halajot, se incluyeron agadot, narraciones o leyendas por fuera de la ley judía, pero que son un medio para su transmisión e interpretación. Rabí Iehuda Hanasí clasificó las halajot por temática y las organizó en seis órdenes (sedarim), cada uno conformado por tratados (masejot), los cuales estaban a su vez compuestos por distintos capítulos (perakim). Los seis órdenes de la Mishná Sus iniciales son ZMA” N NAKA” T: Cada uno de los órdenes de la Mishná trata distintos aspectos de la vida: 1. Zeraím (semillas): trata de la agricultura y las reglas referidas al trabajo en el campo. 2. Moed (fiesta): versa sobre las leyes que rigen para los días de fiesta y para el Shabat (día sábado). 3. Nashim (mujeres): contiene las normas del matrimonio, la vida conyugal y el divorcio. Se ocupa de los aspectos de la vida familiar. 4. Nezikín (daños): reúne las leyes del derecho civil y criminal. Explicita las leyes del procedimiento judicial. 5. Kodashim (santidades): se refiere a las normas para el servicio del Templo, el culto de los sacrificios y las reglas alimentarias. 6. Tohorot (purezas): incluye las leyes de la pureza ritual y establece los criterios de pureza e impureza. 88 A pesar de ser una obra basada en las leyes judías escritas y orales, la Mishná no es un libro de sentencias. Por el contrario, expone los distintos puntos de vista y los debates entre los jajamim sobre la Halajá. Quizás uno de los aspectos más valiosos es que no se dan por saldadas estas discusiones, sino que permanecen abiertas para que continúen desarrollándose. Los sabios tanto de Eretz Israel como de la diáspora comenzaron a estudiar la Mishná en los Batei Midrash y siguieron compartiendo sus propias observaciones. Esto posibilitó la conservación de la unidad del pueblo judío, a pesar de la dispersión. A su vez, estas Talmud Bablí nuevas interpretaciones brindadas en los siglos posteriores fueron reunidas y registradas para dar lugar a la Guemará (“finalización”). La Mishná y la Guemará conformaron el Talmud, obra fundamental de la tradición escrita judía, de la que existen dos versiones: Talmud Yerushalmi (redactado en Eretz Israel) y Talmud Bablí (redactado en Babilonia). En la época en que Galil se constituyó como uno de los principales centros de desarrollo de la vida judía, también se construyeron y embellecieron los batei knéset de muchas de sus ciudades, que a su vez fueron sede del Sanhedrín. La mayoría de estas construcciones fueron descubiertas por los arqueólogos durante el siglo XX y han contribuido a nuestra comprensión acerca de la riqueza de la vida Talmud Yerushalmi judía en Galil y su relación con la cultura greco-romana. Tzipori La ciudad data del siglo I AEC, pero fue durante el siglo III EC cuando floreció, mientras que Iehuda Hanasí residió aquí. Fue en este lugar donde terminó de escribir la Mishná. Durante este tiempo, coexistían habitantes judíos y cristianos, para Imagen de mujer en la casa quienes la importancia de la ciudad radica en que fue el lugar de Dioniso, Tzipori-Israel donde nació María, la madre de Jesús. Las excavaciones arqueológicas del siglo XX revelaron distintas construcciones, que datan de los siglos II al VI EC. Entre estos descubrimientos, se han encontrado los mosaicos que adornaban los batei knéset de la ciudad, así como otros edificios privados y públicos. Esta forma de decoración era muy común en el mundo greco-romano, pero los motivos Mosaico representando el sacrificio elegidos reflejaban los símbolos y tradiciones judías. de Itzhak, Tzipori-Israel 89 Hammat Tiberias Establecida en el siglo I EC, la ciudad alcanzó la fama en primer lugar por sus aguas termales, que tenían propiedades curativas. Esto la convirtió en un sitio de visita y motivo para la construcción de lujosos edificios. Menorá, Hamat Tiberias-Israel En 1921, comenzó en este lugar la primera excavación arqueológica dirigida por un arqueólogo judío, quien junto a su equipo encontró un pequeño beit knéset, que había sido construido en el siglo IV EC. Entre los objetos descubiertos, se hallaba una Menorá, que hoy se expone en el Museo de Israel. Por otro lado, durante las siguientes excavaciones, se encontraron los restos de otro beit knéset, famoso por sus mosaicos que datan del siglo IV EC. En él, se distinguen tres El mosaico del Beit Haknéset, Hamat Tiberias-Israel imágenes principales: un Arón Hakódesh con una Menorá a cada lado, una rueda del zodíaco con el dios griego Helios en el centro, y un conjunto de inscripciones en griego. Kfar-Naum (Cafarnaum) Esta ciudad data de la época de los Jashmonaím, y de acuerdo al Nuevo Testamento fue en ella donde Jesús predicó durante varios años, y donde además vivieron algunos de sus apóstoles. Se estima que hacia el siglo IV EC, fue construido un beit haknéset en piedra caliza, y por eso se la llama “la sinagoga blanca”. Esta edificación estaba ricamente decorada con relieves de distintas formas geométricas, plantas y animales, pero también se han encontrado la imagen de una Menorá, un shofar e incluso un Arca de la Alianza. 90 14. La KehilÁ judía en Babel Después de la derrota de Bar Kojba y las dificultades económicas y persecuciones que sufrieron los judíos, muchos de ellos decidieron refugiarse en distintas ciudades del Galil - como ya hemos mencionado -, mientras que otros se exiliaron en distintas regiones del Imperio romano y otros en Babel, que en ese momento era parte del Imperio sasánida. En esta región ya existían comunidades judías, previamente establecidas desde los tiempos de Galut Babel, y además ofrecía posibilidades de trabajo en la agricultura, la artesanía y el comercio. Por otra parte, los sasánidas consideraron a los judíos como una comunidad autónoma (Kehilá), con libertad religiosa, a cambio de que pagaran impuestos y mantuvieran su lealtad al gobierno. Los integrantes de la Kehilá compartían un origen en la Tierra de Israel y una forma común de vida, garantizada por una dirigencia que proveía un marco religioso y social interno y a la vez, ejercía su representación unificada frente los requerimientos de las autoridades. 91 El Imperio sasánida Durante el siglo III EC, comenzó a levantarse el Imperio sasánida, heredero del antiguo Imperio persa y competidor del Imperio romano por el control de la Mesopotamia. Uno de los emperadores sasánidas, Sapor I, llevó a cabo un exitoso plan de expansión territorial y de desarrollo económico; como parte de este proyecto, dio la bienvenida a los emigrantes judíos que llegaban a este imperio, y les otorgó la posibilidad de practicar su religión libremente, igual que a otras minorías que habitaban dentro de sus fronteras. Entre los siglos IV a VI EC, el imperio entró en un período de decadencia, durante el cual los gobernantes no lograron sostener un poder concentrado y así apaciguar los conflictos internos. La debilidad política y militar del Imperio sasánida fue aprovechada por los ejércitos musulmanes, que en el siglo VII EC emprendían su expansión desde Arabia hacia Asia y África. El Imperio sasánida cayó en poco tiempo y fue incorporado al Califato de los Omeyas. La mayoría de los habitantes de las ciudades se convirtieron al islam rápidamente. El Rosh Golá (Exilarca) era la máxima autoridad de la Kehilá, y era elegido por las academias de estudio más importantes y por los jefes de las familias aristocráticas e influyentes, en acuerdo con el gobierno de Babel. Era responsable del control de las actividades comerciales de los judíos, el sistema judicial judío y la recaudación de impuestos para el gobierno sasánida y para cubrir las necesidades propias de la Kehilá, como el sistema educativo y la ayuda a los necesitados (Tzedaká). El Rosh Golá era el Juez Supremo de la Kehilá, y solo se accedía a él después de haber pasado por instancias anteriores: en caso de un conflicto entre judíos, primero se intentaba su resolución a través de los hediotot (gente común elegida por el litigante como su representante), y de no encontrar solución al problema, se podía recurrir al Beit Din (Tribunal Supremo). Si aun así no se llegaba a un acuerdo, el caso podía ser tratado por el Gran Sanhedrín, compuesto por 71 miembros. Con respecto a la educación, las Kehilot mantenían Batei-Midrash, donde se recibía a los niños y se les enseñaba a leer y escribir con la Torá. Después de haber estudiado lo suficiente sobre Torá y Mishná, los alumnos podían acceder a las Ieshivot (Academias), destacadas por su nivel de excelencia. 92 Cada ciudad contaba con su propia Ieshivá, y la Kehilá realizaba un gran esfuerzo por sostener el edificio y las clases, así como elegir un Rosh-Ieshivá adecuado, para garantizar el nivel educativo de la institución. Dado que los estudios eran pagos, los estudiantes destacados e interesados en el estudio que necesitaban una ayuda económica, la recibían de parte de la Kehilá. Los sabios y estudiosos eran valorados por la comunidad, que sostenía moral y económicamente el sistema educativo. TALMUD BABLÍ Entre los siglos III y X, Babel asumió el liderazgo intelectual y espiritual del pueblo de Israel. Mientras que en Israel los estudiosos recopilaban el Talmud Yerushalmi, presionados por las persecuciones de los romanos, en Babel los sabios tuvieron mayor libertad para completar la interpretación de toda la Mishná, dando origen al Talmud Bablí. Rab Ashi (335-427 EC) Rosh-Ieshivá de la ciudad de Sura, encabezó al grupo de sabios que retomó la escritura del Talmud en Babel. En el Talmud, se reunieron los textos de la Mishná junto con los de la Guemará; a su vez, también se incluyeron pasajes de la Torá que tienen alguna relación con la Mishná y la Guemará. La Guemará consiste en una síntesis de las interpretaciones del texto de la Mishná, dadas por distintos sabios, que a menudo se presentan como contrapuestas. En la mayoría de los casos, los debates no son resueltos, por lo que el texto no ofrece una respuesta única y automática para todos los asuntos. El contenido del Talmud intenta dar cuenta de situaciones y problemas de la vida cotidiana, pero también trata sobre cuestiones teóricas. Los sabios de Babel intentaron proveer un modelo de vida, que se nutriera de la cosmovisión judía y al mismo tiempo, del conocimiento científico de la época, desarrollado por otros pueblos. Ejemplo de un debate talmúdico: ¿Cuáles son las opiniones contrapuestas? ¿Cómo se resuelve este debate? Mishná: - Cuando a uno le dejan productos en depósito, no debe tocarlos, aunque se estén echando a perder. Rabí Shimón Ben Gamliel dijo: " Debe venderlos, con autorización judicial, porque es como devolver objetos perdidos a su dueño". Guemará: -¿Por qué? Dijo Rabí Kahaná: "Uno siempre prefiere una medida propia a nueve medidas ajenas". Rabí Najmán Bar Itzjac dijo: "Por temor de que el dueño los haya destinado como ofrendas y diezmo...". Rabá Bar Janá dijo, en nombre de Rabí Iojanán: "La disputa se refiere solo al caso de que no se haya pasado del límite normal de pérdida; cuando la pérdida supera el límite normal, todos concuerdan en que debe ser vendido con autorización judicial". Disiente, sin duda, con Rabí Najmán Bar Itzjac, ¿pero también disiente con Rabí Kahaná? -Rabí Kahaná solo habla de una pérdida normal. -¿Pero no dijo que “uno siempre prefiere una medida propia a nueve ajenas”?- Fue una exageración... Baba Metzia 38 a - Cap. III 93 Este proyecto, comenzado por Rab Ashi, concluyó hacia el año 500 EC; sin embargo, en los siglos siguientes se siguieron agregando nuevos comentarios de sabios que vivieron posteriormente y fuera de Babel. Por lo tanto, el Talmud es un texto complejo, redactado en un proceso que duró cientos de años, escrito en territorios distintos y en muy diversas circunstancias. Esta estructura se encuentra representada en el diseño mismo de las páginas del Talmud. Relieve que representa al rabino Ashi enseñando en la Academia Talmúdica de Sura- Babilonia, siglo IV, Museo Beit Hatfutsot- Tel Aviv. 94 Hoja del Talmud ORIGEN DEL ISLAM Hacia los siglos VI y VII la Península Arábiga era un territorio desértico en el que se cruzaban importantes rutas comerciales, por donde pasaban las caravanas que intercambiaban productos con Asia, Europa y África. Por ese motivo se trataba de una región disputada por los Imperios persa y bizantino. La población del lugar, los árabes, se definían por la lengua que hablaban, por sus prácticas culturales y por su fe politeísta. Quienes ejercían el poder en la península era la élite gobernante, instalada en la ciudad de La Meca. En este contexto, nació Mahoma, en el año 570, en La Meca. De origen humilde, se casó con una mujer proveniente de una familia prestigiosa de la ciudad. Según la tradición, mediante el arcángel Gabriel recibió la revelación de una nueva religión, el islam, la cual supone la existencia de un único Dios o Alá. Dicho mensaje fue escrito en el Corán, el libro sagrado del islam. Mahoma, que se presentaba a sí mismo como un profeta, comenzó a predicar en La Meca, buscando que la población reconociera la verdadera fe monoteísta. Sin embargo, inicialmente su mensaje fue resistido por los sectores acomodados de la ciudad porque lo percibieron como una amenaza. Por lo tanto, Mahoma se vio obligado a huir hacia el norte, a la ciudad de Medina. Este suceso, ocurrido en el año 622, fue denominado la Hégira (“emigración” en árabe) y estableció el comienzo del calendario islámico. 95 En Medina la prédica de Mahoma tuvo mayor recepción. Consiguió que se convirtieran los integrantes de las principales familias de la ciudad, los cuales fueron los primeros musulmanes, tal como se designa a los fieles de la religión islámica. Con el apoyo de los sectores de poder, la figura de Mahoma se fortaleció y emprendió el regreso a La Meca. Luego de librar una serie de batallas, los musulmanes lograron imponer su autoridad y alcanzar un acuerdo con la élite de La Meca para reemplazar la anterior fe politeísta por el islam. De esta manera, se destruyeron las construcciones y los templos destinados a la adoración de los distintos dioses. El único que siguió en pie, por orden de Mahoma, fue la Kaaba, la cual fue dedicada al culto de Alá. Luego de la muerte de Mahoma, en el año 632, este será sucedido por los califas, sus seguidores posteriores. La tradicional división al interior del islam se basa en las distintas concepciones sobre quiénes eran los verdaderos herederos del profeta. Por un lado, los sunnitas sostienen que Mahoma no designó a un sucesor y por lo tanto la comunidad musulmana eligió a su suegro, Abu Bakr, como el primer califa, de acuerdo a la Sunna (conjuntos de enseñanzas y dichos atribuidos al profeta). Por otro lado, los chiitas consideran que el heredero es Alí, anunciado por Mahoma como su verdadero sucesor. Con los primeros califas, el islam alcanzó una gran expansión territorial, conformando así un vasto imperio que se extendió sobre Medio Oriente, el norte de África y la Península Ibérica. La gran velocidad de estas conquistas se explica por la fortaleza militar de los musulmanes y por la debilidad de los Imperios persa y bizantino. De esta manera, se impuso la religión islámica sobre estos territorios y se difundió la cultura árabe. Las principales creencias y prácticas del islam se resumen en los siguientes cinco pilares: 1. La profesión de fe: no existe ningún Dios excepto Alá y Mahoma es su profeta. 2. La plegaria ritual: los fieles deben rezar cinco veces por día en dirección a La Meca. 3. La limosna: los fieles deben ayudar a los más necesitados. 4. El ayuno de Ramadán: durante un mes, los fieles deben abstenerse de comer y beber, desde la salida hasta la puesta del sol. 5. La peregrinación: por lo menos una vez en la vida, los musulmanes deben peregrinar a La Meca. 96 Las tres ciudades sagradas del islam son, en orden de importancia: La Meca, Medina y Ierushalaim. Esta última porque, según la tradición, es desde donde Mahoma ascendió a los cielos y conoció a los otros profetas. Allí se encuentra ubicada, en la actualidad, la mezquita de Al- Aqsa, una de las más importantes del mundo para los musulmanes. El Corán, el libro sagrado Kaaba, Meca-Arabia Saudita Mezquita Al Aqsa, Jerusalem-Israel BABEL BAJO EL DOMINIO MUSULMÁN En su proceso expansivo, el califato conquistó una importante cantidad de territorios donde habitaban judíos. Se calcula que, para estos tiempos, alrededor del 90% de los judíos del mundo se encontraba viviendo bajo dominio musulmán. De hecho, la dinastía abasida estableció su nueva capital en Bagdad, ciudad que constituía el corazón de la comunidad judía de Babel. En esta etapa, los califas tuvieron una actitud tolerante frente a los judíos, permitiéndoles conservar su autonomía comunitaria y concediéndoles protección a cambio de un impuesto especial, la gizia. 97 La Temprana Edad Media fue la época del surgimiento de un nuevo grupo de sabios: los gueonim. Estos fueron quienes presidieron las academias talmúdicas de Babel, convirtiéndose así en los líderes espirituales de las comunidades judías que se encontraban en el mundo musulmán, aunque su influencia superó estos límites. Se trataba de un liderazgo que en gran medida compartían con el Rosh Golá. Los gueonim protagonizaron una importante discusión con los karaím, grupo que sostenía que el Tanaj era la única autoridad religiosa en materia de ley judía. En este sentido, desestimaban la ley oral y las interpretaciones plasmadas en el Talmud. Al tratarse de una creación humana y no de Dios, consideraban que no tenía que ser enseñado y que debían abolirse las academias que se dedicaban a ello. Por el contrario, afirmaban que cada persona podía entender las escrituras según su propio criterio. Los gueonim, por su parte, persistieron en su defensa del judaísmo rabínico frente a los karaím, reivindicando el valor del Talmud y continuando con su difusión. SAADIA HAGAÓN Uno de los gueonim que participó en estas discusiones fue el rabino Saadia Hagaón. Nacido en Egipto en el año 882, se trasladó a Eretz Israel, donde conoció muchas ieshivot, y luego a Babel, lugar donde le concedieron la dirección de la prestigiosa Ieshivá de Sura. Además de sus grandes conocimientos sobre Torá y literatura rabínica, Saadia Hagaón tuvo una formación en filosofía griega y árabe. Se caracterizó por incorporar a sus obras muchas de las tendencias intelectuales predominantes en sus tiempos. A su vez, realizó distintas investigaciones sobre la lengua hebrea. 98 Una de sus publicaciones más importantes fue la traducción del Tanaj al idioma árabe, la cual apuntaba a acercar las escrituras a aquellas personas que no sabían leer en hebreo. Además, acompañó dicha traducción con una serie de comentarios y explicaciones. Muchas de sus publicaciones estaban dirigidas a discutir las ideas de los karaím. En su libro más importante titulado Emunot vedeot (creencias y opiniones), también escrito en árabe, Saadia Hagaón analiza al judaísmo desde un punto de vista filosófico racional. Se trató de la primera presentación sistemática y fundamentación filosófica de los dogmas del judaísmo. Integrando conceptos propios de la cultura árabe y griega, logró alcanzar una conciliación entre dos mundos que, a primera vista, parecen opuestos: la filosofía y la doctrina religiosa. Sus principales ideas, plasmadas en esta y otras obras, se centran en la importancia de la sabiduría humana como motor del progreso, tanto desde el punto de vista político como económico, así como en el perfeccionamiento de la vida y en la posibilidad de alcanzar el placer y la satisfacción. La obra de Saadia Hagaón fue, a su vez, fundamental para el desarrollo intelectual de las comunidades bajo dominio musulmán en los siglos subsiguientes. En particular, tuvo una gran influencia en el pensamiento de Rabí Moshé Ben Maimón, conocido como Rambam o Maimónides. Manuscrito del libro creencias Saadia Hagaón y opiniones 99

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