Los valores fundamentales de la vida social PDF
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Documento sobre los valores fundamentales de la vida social, enfocándose en la importancia de los principios y los valores, la verdad, la libertad y la justicia. Explica cómo estos valores se relacionan con la Doctrina Social de la Iglesia.
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**Los valores fundamentales de la vida social.** 1. **La importancia de los principios y de los valores para la civilización del amor.** La clase pasada estuvimos abordando los principios en donde se sustenta la doctrina social católica. Estudiamos la subsidiaridad y dijimos que es un princip...
**Los valores fundamentales de la vida social.** 1. **La importancia de los principios y de los valores para la civilización del amor.** La clase pasada estuvimos abordando los principios en donde se sustenta la doctrina social católica. Estudiamos la subsidiaridad y dijimos que es un principio que promueve, ayuda e impulsa las iniciativas de las personas, familia y asociaciones menores, pero que en ningún caso reemplaza lo que ellas puedan hacer. En tanto, el principio de participación corresponde al ejercicio de las capacidades del ser humano al incorporarse a las diferentes organizaciones civiles, lo que contribuye a la construcción de la civilización del amor. También estudiamos el principio de solidaridad y señalamos que es la capacidad de estar atentos a las necesidades de los miembros de la comunidad y que debe ser ante todo una virtud moral, pues no es un simple sentimiento, sino un modo de ser permanente. En este sentido, vimos que Jesús encarna de manera perfecta y plena la solidaridad. Esta semana nos adentraremos en los valores fundamentales de la vida social: la verdad, la libertad y la justicia. Y por último, un criterio universal y supremo que está en toda la DSI: la caridad. Hemos dicho que la doctrina social de la Iglesia se apoya en determinados principios. Ahora bien ¿cómo podemos saber si estamos aplicando correctamente los principios? Esto se aclara por medio de los valores, por lo tanto, existe una reciprocidad entre los principios y los valores. Así, por ejemplo, no puede haber bien común, si no practicamos la justicia. La dignidad humana solo la reconocemos a partir de los valores de la verdad, la libertad y la justicia. De esta manera, se pone de manifiesto que existe una relación recíproca entre los principios y los valores. Estos valores tienen la característica que son parte de la naturaleza humana, es decir, no son un consenso social, ni una cuestión antojadiza de cada persona. Y "su práctica es el camino seguro y necesario para alcanzar la perfección personal y una convivencia social más humana; constituyen la referencia imprescindible para los responsables de la vida pública (...)"[^1^](#fn1){#fnref1.footnote-ref}. En resumen, los valores y su aplicación nos permiten observar los principios que fundamentan la moral social católica y nos ayudan a cumplir con el anhelo de una civilización del amor. 2. **La verdad.** Hay temáticas que han sido o son transversales en la historia de la humanidad y que lo han llevado a cuestionarse; una de ellas es la búsqueda de la verdad. Tal como lo hemos visto en Antropología y en Ética[^2^](#fn2){#fnref2.footnote-ref}, ésta se define como una "afirmación que describe adecuadamente la realidad". Por ejemplo, sería verdadero decir que en este mismo momento estamos leyendo esta clase. En este sentido, la verdad no se inventa, sino que se descubre mediante la razón. No somos estudiantes porque nuestra mente ha imaginado eso, sino porque de verdad lo somos. Es decir, la verdad es conocer lo que son las cosas realmente. Así ser un buen trabajador o un buen profesional de excelencia implica realizar de la mejor forma mi trabajo y para ello debo estar constantemente formándome en mi disciplina y cultivando las virtudes, especialmente en la verdad. La verdad no puede reducirse a la simple opinión, que es una mera valoración subjetiva de la realidad, sino como una afirmación objetiva que describe las cosas tal cual son. En este sentido, la verdad adquiere mayor profundidad en el cristianismo, con la persona de Jesucristo que dice: "*Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida*"[^3^](#fn3){#fnref3.footnote-ref}. En suma, podemos advertir la importancia de la verdad para la vida de la persona, pues no es una simple cuestión teórica, sino que impacta en todos los ámbitos de la existencia. 3. **La libertad.** Otro valor que se relaciona de manera directa con los principios de la DSI es la libertad. En efecto, no es de extrañar que esta palabra la usemos a menudo en el ámbito social o personal. Este tema lo hemos estudiado extensamente en el curso de Antropología[^4^](#fn4){#fnref4.footnote-ref}. Bien hemos señalado que la libertad no la podemos entender como una simple excusa para hacer lo que cada uno desee con su vida, es decir, como un ejercicio incontrolable de su autonomía o de elección sin ningún parámetro que nos oriente. La libertad se apoya en la razón y la voluntad que capacitan a la persona para que encuentre el bien y se decida a seguirlo. "El ejercicio de la libertad es inseparable de la dignidad humana"[^5^](#fn5){#fnref5.footnote-ref}, ya que no podemos justificar desde la libertad una vulneración a la dignidad humana, pues atenta contra la propia causa de la libertad; por lo mismo, la libertad también es inseparable de la responsabilidad. El valor de la libertad, como expresión de la singularidad de cada persona, es respetado cuando a cada miembro de la sociedad le es permitido realizar su propia vocación personal. En efecto, la libertad adquiere un sentido profundo cuando está al servicio de la consecución de la civilización del amor. La libertad es en el ser humano una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a la búsqueda de Dios y de nuestra verdadera felicidad[^6^](#fn6){#fnref6.footnote-ref}; es una clara manifestación y signo de la imagen de Dios en el ser humano[^7^](#fn7){#fnref7.footnote-ref}. La libertad, se une a los principios de la DSI, dado que la entrega y la construcción de la civilización del amor suponen un ejercicio libre y voluntario de mis capacidades que pongo al servicio de otros. 4. **La justicia.** En nuestra experiencia cotidiana, más de alguna vez hemos utilizado la palabra justicia para reclamar por algún derecho o defender a una persona, pero ¿sabemos realmente qué significa la justicia? Imaginemos que nuestro empleador nos exige hacer algún trabajo que nunca estuvo pactado, es decir, nos está exigiendo algo que no nos corresponde; pero también podría pasar que nosotros no hagamos lo que se nos pidió y, por tanto, con toda razón nuestro empleador nos podría reclamar. En las dos situaciones vemos que no se está haciendo lo que corresponde y por lo tanto se está cometiendo una injusticia. En efecto, la virtud de la justicia se define como una "constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que es debido"[^8^](#fn8){#fnref8.footnote-ref}. En los casos relatados anteriormente se presenta una injusticia porque lo que se debe realizar en un trabajo debe estar pactado anteriormente. Por otro lado, tenemos que la justicia es una virtud y esto implica que sea una acción permanente en nosotros. De tal manera, que actuemos así en todo ámbito de la vida. Para ser verdaderamente justos, primero debo saber qué es lo que le corresponde a la persona con quién haré justicia, es decir, actuar conforme a la verdad de la situación. Pero también, la justicia implica respetar la dignidad humana. Pues no corresponde, por ejemplo, tratar a una persona como una "cosa" o algo, siendo que es un "alguien". En definitiva, podemos señalar que no hay justicia sin verdad y sin respeto a la dignidad humana. Así, por tanto, la justicia no es un simple consenso social, sino que tiene un sólido fundamento en la condición de la persona. De ahí que el papa Juan Pablo II decía que en justicia el trabajo vale por el ser que lo realiza, más que por la función que desempeña. Por ejemplo, si contratamos a una persona para realizar un trabajo de temporero bajo precarias condiciones y una remuneración indigna, no podemos decir que es justo por el simple hecho de que ambas partes hayan estado de acuerdo. Pues, atenta contra la dignidad del trabajador. Otro problema al que se enfrenta la sociedad actual es la corrupción, que corroe la justicia y destruye a las sociedades y al ser humano. Vemos que en la sociedad actual se ha extendido la corrupción a diversos ámbitos. Un ejemplo es cuando un político es corrompido por un empresario, quien ofrece una recompensa por la aprobación de una ley que lo favorece. En este caso, ambos faltan a la justicia. Esta virtud también nos ayuda a ordenar las relaciones sociales. La virtud de la justicia nos permite respetar la autoridad, respetar las leyes, saber qué trato se merecen los adultos mayores, etc. Sin embargo, la justicia no se agota en cuestiones legales o normativas, sino que debe abrirse a la dimensión cristiana del amor. El fundamento último del respeto a la justicia es el reconocimiento de la dignidad humana como expresión de la caridad. 5. **La caridad.** El ser humano exige que lo veamos y reconozcamos como sujeto de derechos y deberes. Los cristianos además reconocen a este ser humano como hijo de Dios. Por eso, es destinatario de todo su amor. En este sentido, todos los valores que hemos expresado anteriormente parecen pocos ante la grandeza de lo que es el ser humano: creado a imagen y semejanza de Dios, y por esto destinado a amar y ser amado. Dios mismo es Caridad. En efecto, los valores y principios señalados anteriormente nacen y son "superados" por la virtud del amor. Lamentablemente esta virtud siempre la limitamos sólo al trato puntual con el prójimo, pero la verdad es que debe ser reconsiderada en su auténtico valor de criterio supremo y universal de toda la ética social: "la caridad no sólo como inspiradora de la acción individual, sino también como fuerza capaz de suscitar vías nuevas para afrontar los problemas del mundo de hoy y para renovar profundamente desde su interior las estructuras, organizaciones sociales y ordenamientos jurídicos"[^9^](#fn9){#fnref9.footnote-ref}*. Así nuestra capacidad de amar es elevada a la perfección sobrenatural del amor divino.* *Esta virtud articula y ordena todos los demás valores y principios y, por tanto, se coloca como un criterio universal y supremo de toda la ética social cristiana. Así, por ejemplo: La caridad va más allá de la justicia, porque amar es dar, es ofrecer de lo «mío» al otro y no dar solo lo que me sobra. Es decir, no puedo «dar» al otro de lo mío sin haberle dado en primer lugar lo que en justicia le corresponde. Quien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos*[^10^](#fn10){#fnref10.footnote-ref}*. Es decir, en esta perspectiva la caridad se convierte en caridad social: ésta nos hace amar el bien común y nos lleva a buscar efectivamente el bien de todas las personas, consideradas no sólo individualmente, sino también en la dimensión social que las une*[^11^](#fn11){#fnref11.footnote-ref}*.* *También la caridad está relacionada con otros valores y principios, por ejemplo, con la verdad. En efecto, no puede haber caridad si no hay verdad. No puedo decir que amo a la sociedad si es que falto a la verdad, por ejemplo, para conseguir un ascenso en la empresa o para obtener una licencia médica recurro a la mentira. Un caso más común es la evasión del pago del transporte público. En la medida que consideremos y actuemos bajo el criterio universal de la caridad, podemos decir que estamos construyendo la civilización del amor.* *Ahora que se han estudiado los principios y valores de la DSI, podemos preguntarnos cómo cada uno de estos principios y valores nos aportan en el desarrollo de nuestra vida: ¿estoy actuando de acuerdo a la caridad y a los demás principios y valores?* ::: {.section.footnotes} ------------------------------------------------------------------------ 1. ::: {#fn1} Cfr. Compendio DSI, nº 197.[↩](#fnref1){.footnote-back} ::: 2. ::: {#fn2} Para profundizar este tema puede revisar la clase de la semana nº 6 de Antropología y nº 1 de Ética.[↩](#fnref2){.footnote-back} ::: 3. ::: {#fn3} Jn 14 5,6; Cfr. *Pr* 8, 7; *2 S* 7, 28; *Sal* 119, 142; *Sal* 119, 90; *Lc* 1, 50; *Rm* 3, 4; *Sal* 119, 30.[↩](#fnref3){.footnote-back} ::: 4. ::: {#fn4} Revisar clase correspondiente a la semana nº 8 del curso de Antropología.[↩](#fnref4){.footnote-back} ::: 5. ::: {#fn5} Compendio DSI, nº 199.[↩](#fnref5){.footnote-back} ::: 6. ::: {#fn6} Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1731.[↩](#fnref6){.footnote-back} ::: 7. ::: {#fn7} Cfr. Compendio DSI, nº 199.[↩](#fnref7){.footnote-back} ::: 8. ::: {#fn8} *Catecismo de la Iglesia Católica,* nº 1807; cf. Sto. Tomás de Aquino, *Summa theologiae,* II-II, q. 58, a. 1: Ed. Leon. 9, 9-10: «iustitia est perpetua et constans voluntas ius suum unicuique tribuendi ».[↩](#fnref8){.footnote-back} ::: 9. ::: {#fn9} Cfr. Compendio DSI, nº 207.[↩](#fnref9){.footnote-back} ::: 10. ::: {#fn10} CV, nº 6.[↩](#fnref10){.footnote-back} ::: 11. ::: {#fn11} Cfr. Compendio DSI, nº 207.[↩](#fnref11){.footnote-back} ::: :::