Prevención con Perspectiva de Género PDF

Summary

Este documento analiza la prevención del consumo de drogas con una perspectiva de género. Se centra en cómo las mujeres jóvenes se enfrentan a los consumos, destacando la doble penalización y el riesgo de vulnerabilidad. También discute la mirada androcéntrica en el consumo de drogas y su relación con la sexualidad en el ámbito nocturno.

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3\. Prevención con perspectiva de género Si bien, tal y como hemos visto a lo largo del bloque, en el ámbito de las drogodependencias, la perspectiva de género en las intervenciones con mujeres con problemas de drogodependencias, se ha ido introduciendo en los últimos años, a través de diferentes m...

3\. Prevención con perspectiva de género Si bien, tal y como hemos visto a lo largo del bloque, en el ámbito de las drogodependencias, la perspectiva de género en las intervenciones con mujeres con problemas de drogodependencias, se ha ido introduciendo en los últimos años, a través de diferentes medidas y actuaciones. En el ámbito de la prevención, los estudios y publicaciones son muy recientes. Un reciente estudio realizado por la FAD (DISTINTAS MIRADAS Y ACTITUDES, DISTINTOS RIESGOS. 2019), en el que se analiza la realidad de las chicas jóvenes que conviven de forma más normalizada con ciertos consumos, no necesariamente problemáticos en el sentido de existir una adicción, sino de consumos recreativos más esporádicos, en momentos de ocio. Nos muestra como una de las principales conclusiones que \"consumir drogas sigue sin ser "cosa de chicas", lo que provoca una doble penalización cuando son ellas las que consumen. El miedo o la precaución interiorizados frente a esa doble penalización, sumada al contexto de consumo, determina la vulnerabilidad de cada individuo joven frente a los consumos. Y ellas, también en este ámbito, siguen siendo más vulnerables\". El espejismo de la igualdad, termino empleado para mostrarnos como se materializa en discursos y percepciones acerca de los comportamientos masculinos y femeninos en el consumo de sustancias, que aunque a priori pueden parecer iguales (las chicas y los chicos consumen y sobre todo consumen las sustancias que gozan de normalización social), se llenan de matices en cuanto aparecen los elementos relacionados con el género como fuerza socializadora y generadora de creencias y disposiciones acerca de los hombres y las mujeres. Por tanto el entramado discursivo y subjetivo, tanto en población juvenil como en padres y madres, plantea un escenario de consumo sancionador para las chicas, y que sin embargo lo fomenta en los chicos. A la par, esa normalización en el consumo de sustancias sumada a la progresiva incorporación de las mujeres a los comportamientos y valores validados socialmente (bajo un androcentrismo disfrazado de neutralidad) , termina de configurar los patrones de consumo que se vienen detectando en las macroencuestas estatales. Mirada androcéntrica Aún hoy día y entre la población joven sigue existiendo una mirada androcéntrica ante los consumos de drogas recreacionales de las mujeres (Altell Albajes, 2018) \"El hecho de que las mujeres se hayan incorporado a situaciones que tradicionalmente se han asociado a los hombres, podría ser percibido para las mujeres como un \"valor añadido\" para ellas. En este sentido los comportamientos definidos como transgresores, como es el caso del consumo de droga, aun siendo penalizados en la sociedad en general, son valorados dentro de los entornos de ocio nocturnos. Sin embargo, cuando este consumo es ejercido por una mujer, este supuesto valor añadido es igualmente cuestionado porque transgrede la pauta de feminidad tradicional.\" Según la misma autora, en los datos de consumo en diferentes edades (como ya hemos visto anteriormente en los datos estadísticos), parece que se está produciendo una feminización del consumo de droga, pero eso no es así, teniendo en cuenta dos elementos claves: Los datos nos muestran un acercamiento de las mujeres a los patrones masculinos y a los roles de géneros masculinos no de una feminización del mismo. Aquellos comportamientos que a menudo encontramos más presentes en el consumo recreacional de drogas de las mujeres, como por ejemplo la solidaridad y el cuidado entre ellas, no ha ido un aumento. Tampoco estos comportamientos han sido prestigiados entre los consumidores hombres. En resumen, las mujeres se van incorporando al consumo de drogas pero ello no implica una disminución del consumo masculino sino una incorporación de las mujeres a los modelos y patrones de consumos sustentados tradicionalmente por los hombres Sexualidad en el ocio nocturno Siguiendo la misma tesis de la autora sobre el androcentrismo imperante en los consumos de drogas, la sexualidad en el ocio nocturno asociada al consumo de droga es uno de los ámbitos donde observamos estos discursos que siguen estando en manos de un mercado androcéntrico, que decide qué imagen se quiere transmitir de las mujeres que salen de fiesta y consumen drogas. Nos encontramos con que prevalece en el imaginario la imagen sexualizada de las mujeres nocturno como reclamo producto dirigido a un imaginario masculino donde el sexo especialmente si estás acompañado del consumo de sustancias es el mayor anzuelo comercial. Por otro lado, la paradoja de la que hablábamos en el párrafo anterior, se traslada también al ámbito de la sexualidad en el contexto de consumo de drogas. Las creencias de las mujeres jóvenes acerca de la actual igualdad de género en sus comportamientos sexuales, en contextos de consumo de droga, son instrumentalizadas por el mercado patriarcal para situar las de nuevo en una posición de objetivización como objeto sexual.

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