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Esta unidad didáctica describe el concepto de personalidad neurótica. Explora la importancia de los primeros años de vida y el entorno familiar en la formación de la personalidad. Además, analiza las características y las manifestaciones de la personalidad neurótica, así como los principales trastornos que puede desarrollar.

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LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 13 UNIDAD DIDÁCTICA 1 La Personalidad Neurótica 1. OBJETIVOS Los objetivos que se pretenden alcanzar en esta unidad di- dáctica son los siguientes:  Describir el c...

LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 13 UNIDAD DIDÁCTICA 1 La Personalidad Neurótica 1. OBJETIVOS Los objetivos que se pretenden alcanzar en esta unidad di- dáctica son los siguientes:  Describir el concepto de personalidad neurótica.  Conocer la importancia de los primeros años de vida y el entorno familiar con relación a la personalidad del individuo.  Conocer las características y las principales manifes- taciones de la personalidad neurótica.  Aprender a convivir con un neurótico.  Conocer los principales trastornos que puede desa- rrollar un neurótico. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 14 2. CONCEPTOS AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 15 3. LAS FRONTERAS DE LA ANORMALIDAD Todos estamos un poco «locos». Pero lo que importa es saber el tipo y la cantidad de locura que cada uno de nosotros padece. La cantidad es muy importante, porque casi siempre es el único factor que hace que una persona sea considerada o no como «anormal». Todos tenemos «manías»; todos tenemos «cosas raras». Todos somos personas más o menos difíciles para otras personas más o menos difíciles. Pero sólo a partir de un cierto grado nuestra conducta empezará a considerarse enfermiza. Un niño, por ejemplo, puede recorrer un camino entero procurando no pisar las junturas de los adoquines del suelo, cosa no tan solo normal, sino incluso divertida y saludable. Un adulto también, por jugar, puede tener el capricho de no pisar esas junturas, o de pisarlas. Pero, si este adulto se sin- tiera impulsado, aún reconociendo que es absurdo, a hacer este o cualquier otro acto interminablemente (limpiarse las manos, por ejemplo) y como si fuera un ritual, sin ninguna otra motivación, y tuviera una crisis si no pudiera llevarlo a cabo, consideraríamos su conducta como enfermiza o anormal. Nos encontraríamos con un sujeto diagnosticado de «neurosis obsesiva» o «trastorno obsesivo-compulsivo». Todos hemos pensado, alguna vez, que alguien nos ha he- cho tropezar y podemos desconfiar de él. Pero hay personas que tienen la tendencia a creer que todo el mundo le pone obstáculos, que todo el mundo tiene muy mala voluntad. Y hay otros que incluso suponen que hay un complot universal, AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 16 en el que pueden verse implicados el mismo gobierno y las potencias extranjeras. Un tipo así podría sufrir un trastorno de la «personalidad paranoide». Todos nos sentimos eufóricos y deprimidos alternativamente y, a menudo, sin razón. Pero hay personas «lunáticas», que se caracterizan por unos cambios de humor excesivamente grandes e imprevisibles. En este caso nos encontramos con los llamados «maníaco depresivos», que alternan la euforia con la más profunda depresión. Todos manifestamos a veces hipocondrías, fobias, agresivida- La conducta anormal es, a menudo, como un rasgo des y timideces o retraimientos que, a los ojos de los otros, de conducta normal, pero pueden ser triviales o incluso divertidas. Pero que, sólo con ser desproporcionado, fuera de lugar y de medida. mayores, pueden convertirse en trastornos serios y dramáticos. En esta unidad didáctica hablaremos de la personalidad neurótica, y es necesario aclarar que la «psicosis» y la «neu- rosis» son dos términos distintos. En las últimas décadas, los psiquiatras han conseguido llegar a un cierto grado de con- senso sobre el origen de la neurosis y la psicosis. Se dice que las psicosis tendrían unas causas más del tipo de anomalía química cerebral, y en cambio las neurosis tendrían un origen más psíquico, de reacción individual de la persona ante un ambiente considerado hostil o conflictivo. Comúnmente, también se admite como criterio válido para diferenciar entre psicosis y neurosis el grado de alejamiento de la realidad que se produce en uno y otro caso. El psicótico no vive en la realidad, y es incapaz de desenvolverse en ella con éxito; el neurótico, en cambio, aún con sus conflictos con los otros y consigo mismo, tiene una consciencia sufi- cientemente clara de lo que le rodea. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 17 4. LA NEUROSIS UNIVERSAL Las maneras en que se manifiesta la personalidad neurótica son muy diversas, y también aquí la cantidad con que lo hacen es muy importante. Todos reconocemos en nosotros mismos rasgos de conducta que nos parecen poco razona- bles. Todos tenemos reacciones inadecuadas. Y todos pasa- mos por períodos de desánimo y mal humor. Pero en todo esto pueden haber importantes diferencias, de modo que sólo consideramos neurótica la persona con trastornos que sobrepasan ciertos límites. ¿Cuáles son los síntomas de una personalidad neurótica? Las fobias, por ejemplo, o los ataques histéricos y los compor- tamientos obsesivos, son los que más fácilmente se pueden comprender como síntomas neuróticos. Pero a veces estas personas se presentan al médico a causa de su hipocondría (miedo exagerado a enfermar de cualquier cosa), o por en- fermedades como cefaleas, insomnio, trastornos intestinales, etc.; pueden ir también por estrés, fatiga, tensión, etc. Si vamos bajando de nivel, en cuanto a la gravedad de los síntomas, a continuación encontraríamos las personas a quien nunca se les ha pasado por la cabeza que están enfermos, pero que en cambio mantienen relaciones conflictivas con los que les rodean. Muy a menudo, acostumbran a hacerse la vida imposible entre los miembros de la familia (cosa que deberíamos considerar inaceptable y no verla como un he- cho normal, aunque sea tan frecuente): padres e hijos que «no se comprenden», parejas que no se entienden; o en el trabajo, donde son una fuente de malestar permanente; o en su tiempo de ocio y en sus diversiones, donde alternan el aburrimiento con el aturdimiento. Gente malhumorada o AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 18 pasiva, exasperada o exasperante, víctimas o verdugos. Des- venturados capaces de hacer infelices a quienes les rodean; son personas que ni se entienden ellas mismas ni pueden ser comprendidas por los otros. Tienen problemas, pero estos problemas casi nunca pueden llegar a ser vistos como una enfermedad. Por desgracia, estos comportamientos acostumbran a con- siderarse demasiado normales. En un último nivel dentro de esta gradación, encontraríamos El concepto de persona- lidad implica coherencia, a las personas que tienen unas relaciones generalmente causalidad interna y distin- satisfactorias y una madurez personal suficiente; es decir, tividad personal. personas sanas. 4.1. LA ANSIEDAD Suponiendo que en toda neurosis haya una base o predis- posición orgánica (muy probable, en uno u otro grado), o unas causas físicas inmediatas (por ejemplo, estrés o fatiga), hay también siempre una parte psicológica. Ésta es la parte de la neurosis que es provocada por la ansiedad con que reaccionamos ante una situación o un ambiente percibido como amenazantes. Y ésta es la parte también en que nos centraremos para comprender cómo se origina la neurosis y qué características tiene. Goldstein fue un psiquiatra que examinó a muchos soldados con lesiones cerebrales producidas por la metralla. Describe la reacción de un paciente con retraso mental producido por esta causa: se le pide que resuelva una operación aritmética, un ejercicio que antes hubiera podido resolver perfectamente, pero que ahora le resulta imposible. A consecuencia de esto el AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 19 paciente «se pone nervioso» o, en las palabras de Goldstein, malhumorado, evasivo, irritado: «...Presenta un cuadro de persona aturdida, muy angustiada; una persona en estado de ansiedad. Cuesta un poco devolverlo a un estado de ánimo que permita continuar el examen. Si, en cambio, se enfrenta a una tarea que pueda realizar, el paciente se comporta de un modo exactamente opuesto. Aparece animado y sereno, y se muestra bien dispuesto». Al estado del paciente en situación de éxito le damos el nombre de conducta ordenada, y al estado en situación de fracaso, el de conducta desordenada o conducta catastrófica. Todos, a veces, «nos ponemos nerviosos», como este enfermo, ante situaciones que nos desconciertan y todos, a partir de este desconcierto, podemos caer en reacciones desordenadas o incoherentes. La fuerza de la ansiedad será la que determinará el grado en que se producirán nuestras reacciones. La ansiedad se mantiene a veces como «flotante», y es causa de un desaso- siego interno. O bien «explota» en ataques que no parecen tener ningún origen conocido. En otras ocasiones cristaliza emocionalmente en forma de fobias y temores más o menos absurdos (desde una posible claustrofobia a una acentuada hipocondría). Y, otras veces, origina los comportamientos ob- sesivos mencionados, como si hacer una cosa repetidamente y del mismo modo, como un ritual supersticioso, conjurase una oscura amenaza. La ansiedad también se puede transmitir a través del sistema nervioso autónomo y originar trastornos o enfermedades «psicosomáticas». Todos hemos pasado por instantes de ansiedad en situaciones comprometidas que han acabado, AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 20 por poner un ejemplo, en vómitos o diarreas. La frecuencia de este fenómeno pone en evidencia la íntima y constante conexión que existe entre nuestro mundo emocional y nues- tro mundo orgánico, su total unidad. Ansiedad, alteraciones psicosomáticas, fijaciones de la conducta o falta de continuidad en la conducta misma, huida de la realidad, alteraciones caprichosas del humor, La ansiedad con la que reaccionamos frente a si- inadaptación, etc., todas estas cosas no son sino reaccio- tuaciones que percibimos, como amenazantes, es el nes de la personalidad que se siente amenazada, rasgos antecedente de la neurosis. de conducta neurótica que son más o menos accesibles a nosotros mismos. 5. LA ALIENACIÓN Y EL PROPIO DOMINIO El origen del término «alienar» es jurídico, y significa «vender o ceder el dominio de alguna cosa». Los críticos de la sociedad moderna califican a ésta de alienadora, y como «alienado» a quien forma parte, ya que éste acaba olvidándose de su propio dominio y de su libertad, para ir detrás de unos bie- nes materiales, y queda sumergido en un ambiente social demasiado tecnificado, duro y competitivo. El ser humano de la gran urbe contemporánea ha llegado a ser a menudo un extraño, tanto para los otros como para sí mismo. Podemos admitir que esta es una forma de neurosis, o al menos que es una de sus causas agravantes. Pero en cualquier caso, y ligado a la organización social, un medio familiar anómalo acostumbra a ser un factor neurotizante fundamental. El niño es un ser extraordinariamente vulnerable y, desafor- tunadamente, los adultos que le rodean le transmiten a me- AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 21 nudo sus propios problemas emocionales, aún no resueltos: la ansiedad y la agresividad, la inseguridad, el cansancio y el miedo; la desconfianza, la incapacidad de vivir de manera armoniosa, etc. La biología y la fisiología nos muestran como la evolución de la vida, a lo largo de millones de años, ha tendido, por un imperativo surgido de su propio desarrollo, a crear unos seres cada vez más amos de sí mismos y, en este sentido, más libres. La contemplación y la comprensión de esta enfermedad universal que es la neurosis, nos mostrará hasta qué punto quienes la padecen están lejos de poseerse, y por qué. El sujeto con una personalidad neurótica está alienado en el más profundo sentido de la palabra. Hasta en el sentido de que no es ni capaz de conocerse a sí mismo. A todos los enfermos mentales, desde los dementes hasta los esquizofrénicos y los depresivos, se les puede llamar «alienados», porque no tienen dominio sobre sí mismos, ni se conocen. Resultan extraños para ellos mismos en un grado u otro. Si esto se debe a una causa orgánica, y conseguimos encontrarla y curarlos, habremos eliminado esta alienación, del mismo modo que cuando desapareció la esclavitud se recuperó una parcela de libertad para una parte de la hu- manidad. Pero aún subsistirán entonces los alienados neuróticos, o la parte de alienación neurótica que hay en todos nosotros. Nos referimos justamente a la parte que debemos atribuir a nuestros fallos en la conducta: los que se deben a la organi- AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 22 zación social y a la educación personal. Todo aquello que, al contemplar la situación actual, nos puede hacer pensar que hay algo en el ser humano que no ha salido muy bien. Un ser que no ha sido capaz de conseguir su propia realización, que pocas veces consigue ser feliz ni hacer felices a los otros y sobre el futuro del cual, como especie, pueden alimentarse todo tipo de dudas. Esperamos, de todos modos, que seamos capaces de solucio- nar estos problemas y que, en un futuro próximo, vivamos en una sociedad más humana, más organizada, más civilizada, donde ningún hombre sea «un lobo para el hombre», sino un ser humano viviendo lo más plenamente posible con los otros seres humanos. Un mundo, sobretodo, donde cada ser humano esté en paz consigo mismo, sin represiones ni conflictos y, en consecuen- cia, en paz con todos los demás. No hay progreso ni felicidad personal si no es en esta dirección. 6. LAS FÁBRICAS DE LA NEUROSIS ¿De qué modo llegamos a perder el dominio sobre nuestra persona? ¿Por qué hay tantas personas que se han convertido en seres desafortunados y conflictivos?. A veces es difícil encontrar la causa de una personalidad neurótica. En el desarrollo de los seres humanos intervienen muchos factores. El ser humano recibe una gran cantidad de presiones ambientales y su personalidad final es el resul- tado conjunto de estás presiones y de sus propios factores personales. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 23 Hay un acuerdo general sobre el hecho de que muchas de las personas neuróticas que son tratadas por médicos se declaran oficialmente como tales cuando el interesado debe enfrentarse a una difícil o importante decisión o respon- sabilidad, o cuando acaba de vivir un hecho traumático o una frustración particularmente grave. Pero también hay un consenso generalizado en lo que respec- ta a la opinión de que estos síntomas de desmoronamiento de las resistencias psíquicas del individuo ocurren, generalmente, cuando ya existe, en este individuo, una predisposición o una situación de «debilidad». Probablemente, desde hace tiempo, una personalidad neurótica larvada. El desastre o la responsabilidad no vuelven fácilmente neu- rótico a nadie. Como acabamos de decir, en cualquier per- sona adulta, la reflexión acostumbra a bastar para afrontar y superar estas situaciones, excepto si se da el caso de que ya se está «tocado». Uno de los síntomas más corrientes de la neurosis es la inca- La neurosis suele mostrarse pacidad que muestran los afectados para afrontar pequeñas cuando el individuo debe afrontar una situación contrariedades o la inquietud que experimentan ante deci- estresante. siones cotidianas o poco importantes. ¿Dónde deberíamos buscar, por tanto, el origen de la per- sonalidad neurótica? ¿Cuál es la causa del comportamiento inadecuado de muchas personas? ¿De dónde proceden los «acomplejados» o las personalidades inmaduras o inadapta- das? ¿Cuál es la fuente de la ansiedad continuada que sufren tantos seres humanos? AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 24 En la mayoría de casos, es fácil seguir el rastro de aquel inicio de la inseguridad y de la inadaptación en los primeros años de vida del individuo. La fisiología nos muestra el acelerado crecimiento que el cuerpo y la mente del niño experimentan en el transcurso de los primeros meses y de los primeros años de su vida, cosa que los convierte en decisivos para el futuro adulto en que se convertirá. La etología (la ciencia que estudia la conducta animal) muestra cómo influye en el desarrollo de los animales más evolucionados el trato que han recibido cuando han sido más pequeños (la época en que tiene lugar aquél acelerado desarrollo fisiológico). Ha quedado bien establecida, por ejemplo, la sintomatología del «hospitalismo», nombre dado al conjunto de trastornos que presentan los niños pequeños que han permanecido mu- cho tiempo en el hospicio, aunque hayan sido bien tratados y alimentados: trastornos tan diversos como retrasos en todos tipos de aprendizaje (desde el habla hasta la locomoción); dificultades en la vida emocional (mal carácter, retraimiento); poca resistencia a las enfermedades y un elevado índice de mortalidad. Estos problemas procuran evitarse hoy acele- rando al máximo los trámites de adopción, antes exagera- damente meticulosos y dilatorios. Se ha hablado de la necesidad de una «placenta afectiva» que debe envolver el recién nacido para que pueda desarro- llarse psíquicamente a partir del momento en que es expul- sado de la placenta física de la madre. El bebé es excepcionalmente vulnerable a causa de la total y absoluta dependencia de sus padres (o de quienes actúan AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 25 como tales). Su desarrollo físico y psicológico está condicio- nado por este contacto. Contacto que se debe entender en su más amplio sentido. Desde el contacto físico: ser tocado, acariciado; hasta el afectivo: sentirse querido, protegido, vigilado y ser objeto de atención. Es en esta época cuando se crean los fundamentos de la per- sonalidad y el carácter, y esto es particularmente importante en el ser humano. Por esta razón es indispensable la presencia asidua y el cuidado de sus progenitores. Cuando nace un insecto, sus padres han desaparecido. En algún lugar de su primitivo sistema nervioso se hallan unas pautas de conducta (de «instinto») que lo llevaran a repetir infaliblemente la misma conducta estereotipada de toda su especie. En cambio, a medida que ascendemos en la escala animal, la asistencia de los padres se va convirtiendo en más necesaria. Al llegar a los mamíferos, estas conductas de protección y ayuda y de transmisión de aprendizajes, llegan a su máxima expresión. Existen profundas razones biológicas para que sea así. La evolución produce seres cada vez más perfectos, en el sen- tido en que son, cada vez, más capaces de «valerse por sí mismos» y adaptarse mejor a medios distintos y cambiantes. Pero esto supone que estos seres más evolucionados deben ser también capaces de aprender durante toda su vida, de «formarse» a través de su propia experiencia. No nacen «he- chos y terminados», sino con un cerebro apto para adquirir conocimientos. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 26 Pero esto tiene una contrapartida importante, que es precisa- mente aquella necesidad de ser ayudado y arropado cuando nace, de ser bien protegido y entrenado. El bebé humano es el ser más débil y desvalido de toda la creación. Su capacidad de supervivencia sin ayuda es nula, y es así durante mucho tiempo. Ningún animal se le puede comparar, con relación a este grado extremo de incapacidad. Los seres humanos nacen prácticamente «medio hechos». Poseen un gran bagaje innato, pero aún son más importantes sus posibilidades de desarrollo mental. El ser humano es en gran medida fruto de su ambiente. No es la raza, sino la cultura lo que nos hace tal como somos. Esto puede constituir una gran desventaja si el medio en que nace y se desarrolla el niño es un medio malo o «deformador», o sea, si crece rodeado de seres humanos que a su vez fue- ron «mal educados», mal formados por su propio ambiente; que viven su vida cotidiana descontentos o con ansiedad y que tienen una personalidad neurótica. Sobretodo, si estos seres humanos que le deben educar no son capaces de dar estimación a este niño. El afecto recibido durante Y esta es, justamente, la primera condición para que el niño los primeros años de vida es crucial para desarrollar crezca con normalidad. Necesita sentirse seguro para una personalidad sana. desarrollar su carácter y su personalidad y, para esto, la condición indispensable es sentirse querido. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 27 7. NUESTRO SENTIMIENTO MÁS IMPORTANTE Necesitamos creer que valemos. Según Adler, el sentimiento de la propia valía es el más pro- fundo y determinante para el ser humano. Este sentimiento es nuestra posesión más íntima y preciada, dado que se refiere a nuestras ideas fundamentales sobre nuestro propio ser. Por eso el mal causado a este sentimiento, sobretodo en forma de desamor, es el más doloroso y el de más perdurables y terribles consecuencias para la persona. Un niño maltratado, tratado con dureza o menosprecio o, en el sentido contrario, un niño sobreprotegido y viciado; un niño de quien no son respetadas ni su iniciativa ni su capacidad de decisión; un niño que se percibe a sí mismo como poco valorado o valioso, y esto a una edad primeriza, cuando no tiene otra capacidad de juicio ni otro marco de referencia que el trato que recibe, y cuando justamente se están estructurando sus sentimientos sobre el mundo y sobre su persona, es un niño que se sentirá poco valorado. Es evidente que el resultado no puede ser otro que el de una persona con un comportamiento desequilibrado en uno u otro aspecto, como consecuencia de unos sentimientos in- ternos que no han podido madurar con normalidad, y de los cuales la inseguridad personal es un componente esencial. Otra cosa es la forma con que esta inseguridad se manifes- tará, según tenga un sistema nervioso fuerte o débil. Por ejemplo, podemos suponer que un ser de constitución débil que haya sido maltratado durante su infancia tenderá a de- sarrollar una personalidad retraída y temerosa, mientras que AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 28 un sistema nervioso fuerte, sometido al mismo tratamiento, tenderá a dar un carácter duro y rebelde. En cambio, si el trato ha sido sobreprotector, el temperamento fuerte tenderá a producir un ser tiránico y desconsiderado, mientras que el temperamento débil dará como resultado un ser desvalido e impotente. La definición de sistema nervioso «fuerte» o «débil» es se- guramente demasiado imprecisa. No hay duda de que los componentes fisiológicos que hacen que una persona quede clasificada en una u otra categoría son muy variados y, por descontado, muy poco conocidos. Por otro lado, es muy corriente que el trato recibido no pueda definirse tampoco de una manera tan esquemáti- ca. Aquellas personas mayores que le rodean y que viven con su propia neurosis, acostumbran también a mostrarse irregulares en el trato, alternativamente malhumoradas o complacientes. Todos los aprendizajes del niño, empezando por el aprendi- zaje de su comportamiento afectivo, se irán asentando, por imitación o por reacción, sobre estas pautas vividas. Y con ellas, además, se irán formando sus ideas fundamentales sobre sí mismo, sobre lo que es y lo que vale, sobre el mundo y sobre lo que éste significa para los que viven en él. Las ideas sobre sí mismo serán un reflejo de lo que piensan de él los que le rodean. No tiene otra medida para saber lo que es, que sentir lo que es para los otros. Si se siente recha- zado, desaprobado o olvidado, se le crearán unos profundos y enérgicos sentimientos de subvaloración. Y es bien cierto AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 29 que la sensibilidad de los niños por los sentimientos que los otros tienen hacia ellos es extraordinaria. Que tenga un «defecto» es lo menos importante. Un niño puede tener una insuficiencia física o mental, puede tener un bajo rendimiento escolar, puede ser débil, pero, si percibe que es querido por los suyos, adquiere insensiblemente la experiencia de que «vale» (o sea de que es querido, y por tanto, «querible») y puede, con más despreocupación, de- dicarse por su parte a querer a los demás y a desarrollarse, con lo cual acaba realmente valiendo más. Por el contrario, si el niño no es querido, aunque perso- nalmente esté bien dotado, puede convertirse en débil e inseguro, «malo» o agresivo. Un niño «listo» puede acabar creyendo que es estúpido, si los padres se aplican con su- ficiente insistencia a hacérselo creer. En cambio, los padres de un niño con dificultades pueden ayudarlo a superarlas, siempre que estén, de todo corazón, a su lado y sepan qui- tarles importancia. Asimismo, también es mala la compasión ante un defecto Una forma importante de reconocido. Tratar a un niño con compasión demuestra evitar el desarrollo de una personalidad neurótica es también falta de confianza. El individuo con problemas, hacer notar al niño que sobretodo el niño, necesita ayuda, no compasión. Tenerle es querido y valioso, para fomentar en él la confianza lástima, ahorrarle esfuerzos, es también un modo de decirle en sí mismo y en el mundo. que «vale poco». Del mismo modo, las ideas que el niño forma sobre el mundo, la forma como aprende a «sentirlo», provienen fundamental- mente y necesariamente del ambiente afectivo que respira. Una madre angustiada engendra angustia en su hijo. Un hogar triste y deprimente tenderá a entristecer y a deprimir. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 30 Si en el hogar se dan constantemente agrias discusiones y un estado de hostilidad entre los padres, el niño quedará afectado. Ninguna criatura es capaz de asimilar y de com- prender este odio entre sus progenitores, profundamente doloroso para ella. Inevitablemente recibirá, a través de estas precoces vivencias, un primer modelo de cómo son las relaciones humanas. Tampoco tiene, por el momento, otro lugar donde «cogerse». Todo esto significa que el hogar o los padres que nos han «tocado» a cada uno de nosotros han sido factores funda- mentales en el desarrollo de nuestra personalidad y en la consecución de nuestro equilibrio interno. El nivel de salud mental que tienen los padres es, en la mayoría de los casos, un elemento básico para la salud mental de los hijos. Los hogares donde reina la desunión, el mal humor, el odio o la frustración son un excelente caldo de cultivo de niños (y posteriormente adultos) neuróticos. Como es natural, la variedad y la intensidad de los desequi- librios están también en función de aquella fortaleza «con- génita» del sistema nervioso. Hermanos que han nacido en el mismo hogar y que han recibido idéntico trato pueden reaccionar de modos muy diferentes. Los padres, muy a menudo, se preocupan por cosas como el grado de severidad o indulgencia con que deben educar a los hijos. Esto depende de la propia educación recibida por estos padres, o de las normas imperantes en el grupo social al que se pertenece. Pero el caso es que tiene una importan- cia relativa. Lo que es verdaderamente importante es que cualquiera de esas actitudes se acompañe de un amor equi- AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 31 librado y de respeto hacia el niño, porque cuando se carece de esto es cuando precisamente se tienden a acentuar los comportamientos de severidad o de indulgencia excesivos e, inevitablemente, el autoritarismo se viste de dureza y menos- precio, surge la laxitud en la educación o una sobreprotección asfixiante que impide el desarrollo del niño. 8. EL CAMINO DE LA MADUREZ En todo caso, pasadas estas primeras etapas de la vida, queda atrás la infancia, con todos sus posibles condicionamientos. Surge entonces la adolescencia. Una etapa que tiene unas características que la hacen «neurótica» por excelencia. El com- portamiento adolescente presenta, a menudo, caracte- rísticas típicas de la personalidad neurótica: alternancias entre la timidez y la agresividad, el afecto y el «desafecto», la insensibilidad y la hipersensibilidad, la alegría desbordante o la irritación inesperada; el adolescente es a menudo un ser difícil de cara a los otros, pero también lo es para sí mismo. El tránsito de la infancia a la juventud enfronta al individuo con una nueva vida. Se descubre a sí mismo como individuo independiente, autónomo y diferente dentro de aquél nú- cleo familiar con el que hasta entonces formaba una unidad sentida como «natural» e indisoluble. Esto lleva como consecuencia el despertar de un nuevo sen- tido crítico. El mundo y sus padres surgen bajo una nueva perspectiva. Se le hace evidente que este mundo y estos pa- dres tienen «defectos» y, sobretodo, se da cuenta de que él no tiene por qué estar de acuerdo con ellos. Puede rebelarse contra ello. Se hace cargo de que tiene que emprender su propia vida, separada y, por tanto, diferente. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 32 Evidentemente el grado de dolor con que se vive todo esto depende, una vez más, de todos aquellos factores que actúan como antecedentes. En la medida en que tales antecedentes vitales, unos factores constitucionales o un hogar conflictivo hayan preparado el terreno, resultarán más dolorosos los inesperados cambios de la adolescencia: la aparición de nuevas responsabilidades e inquietudes, la irrupción de la sexualidad con todas sus dudas, esperanzas y temores, las preocupaciones sobre su futuro en el trabajo, etc. Cuando aparecen los La contemplación con una nueva luz crítica del propio ho- problemas típicos de la adolescencia, si los gar o del espacio que constituirá su mundo, será un terreno antecedentes de la infancia abonado para que se manifiesten todo tipo de ambivalen- han sido negativos, es más probable que surjan los cias, perplejidades, conflictos internos, que requerirán más síntomas de una personali- dad neurótica. o menos esfuerzo para ser superados. Por eso es tan conflictiva la adolescencia. Porque es cuando el individuo tiene más dudas sobre lo que él es, sobre lo que quiere y lo que vale. Es el momento en que tanto ama como menosprecia, se siente feliz como desgraciado, tierno como insensible, fuerte como débil. De todos modos, éste es un momento excelente para que el individuo se plantee seriamente el estado de su «higiene mental» y vea si es capaz de reaccionar contra sus propias reacciones equivocadas, que provienen de una mala educa- ción recibida. Si consigue descubrir sus propios defectos, su inseguridad y sus temores, su posible tendencia a la autocompasión, a la queja o a la paranoia, su agresividad o timidez en las reaccio- AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 33 nes; sus obsesiones o sus histerias; si es capaz de descubrir que es un «mal educado», esta época puede convertirse en su gran oportunidad. Superada la adolescencia con un mínimo de salud mental, entramos en una etapa en que el individuo difícilmente será ya «neurotizable», podrá soportar con más facilidad las adversidades, conseguir dominar largos períodos de ten- sión o mantenerse por encima de prolongadas situaciones angustiantes o dolorosas. Si, desde el punto de vista de la evolución individual, tuviése- mos que proponer un criterio para diferenciar la neurosis de la salud mental, seguramente podríamos dar este: «...está sano quien cada día va madurando, mostrándose más «entero», más seguro de sí mismo». Neurótico sería, en cambio, aquél que cada vez está más enredado en sus problemas interio- res; aquél que, a pesar de la edad física, continúa siendo un inmaduro; quien cada vez se muestra más egocéntrico. Exis- ten distintas formas de mostrar una personalidad neurótica, pero, al mismo tiempo, se va produciendo continuamente una evolución favorable o desfavorable. Se puede «curar» o bien, pasado un tiempo, considerarse un enfermo crónico incurable. Por otro lado, este proceso se puede ver influenciado por las circunstancias vitales con que cada cual se encuentre. Por su «buena» o «mala» suerte en la vida. La «suerte» (es decir, la influencia del azar en el repartimiento de las cosas buenas y malas que no dependen del esfuerzo personal o del acierto), las incidencias desagradables y tristes, la desvalorización del individuo, la falta de trabajo o de dine- AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 34 ro, la huida del amante, etc., tenderán a agravar su estado, a «hundirlo» más profundamente en la inseguridad y en la depresión. Las catástrofes debidas al azar y, sobretodo, la desgracia de vivir en un ambiente que haga difícil o imposi- ble la lucha; la opresión de la miseria moral o material, las guerras o la agresión institucionalizada, pueden constituir factores que desequilibren de forma importante al individuo. Por el contrario, la persona afortunada, que triunfa en el trabajo, el «mimado» de la fortuna, tiene, gracias a esto, unos elementos importantes para reducir la ansiedad. No se curará de su neurosis, pero sus manifestaciones externas serán muy diferentes. Probablemente pasará a un primer plano su egocentrismo, su despotismo y, de todas formas, su «enfermedad» tenderá a serle más soportable (cosa que no quiere decir que también lo sea para los que le rodean). En cualquier caso, debemos considerar que la «vida moder- na», hablando en términos muy generales, no parece tam- poco muy favorable para la salud mental de los individuos que estamos sumergidos en ella. Nuestro medio no da muchas facilidades a la persona para que pueda vivir en un clima de seguridad, en un ambiente de «confortabilidad mental». Es difícil disfrutar de unas mí- nimas condiciones de estabilidad en nuestro medio vital: en el trabajo, en las costumbres, en las relaciones humanas y hasta en las familiares. Nuestra sociedad, sobretodo nuestras sociedades urbanas, se caracterizan por tener un alto grado de desmembración, por mostrar un carácter «inhumano». El aislamiento y la inseguridad del individuo son grandes. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 35 Y con todo esto, están en crisis las ideas que conforman la «filosofía de la vida», aquéllas que proporcionaban un marco de referencia para las normas de conducta generales. A la vista de esta situación, pueden parecernos más atractivas otras épocas que tenían una escala de valores generalmente aceptada y que disfrutaban de un tejido social más estable, aunque, si analizamos la vida cotidiana de algunas de estas épocas, no tendremos muchas ganas de volver a ellas. Lo que pretendemos evidenciar es que el progreso tecnoló- gico y el aumento de los recursos, que deberían ser un mo- tivo de orgullo y un camino hacia la organización, nos han llevado, en cambio, a la creación de un medio neurotizante. No alegre ni tranquilizante, sino neurotizante, en el que la tensión, el malestar vital y la frustración son demasiadas veces los compañeros de todos nosotros. 9. ¡YO SOY ASÍ! Pregunta: ¿cuál es el síntoma más universal y persistente de la personalidad neurótica? Respuesta: el mal carácter. Curiosamente, el «mal carácter» no acostumbra a verse como síntoma de una enfermedad. Y es, en cambio, el más característico de todos. Cuando se dice que alguien tiene «mal carácter», es que se trata de un neurótico. El mal ca- rácter constituye un compañero constante y familiar de la neurosis. Pero ocurre que, su cotidianidad, y el hecho de que todos participemos de él, en uno u otro grado, le da un aire de indeseable «normalidad». AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 36 No hay un patrón único de personalidad neurótica. Cada cual reacciona a su manera según su temperamento y según cómo ha sido tratado por la vida y por los otros. Sin embargo, lo que más caracteriza a los neuróticos son sus reacciones inadecuadas y, visto desde el punto de vista de los que le rodean, su «desagradabilidad». De todos modos debemos puntualizar que el neurótico no es desagradable con todo el mundo, sino que acostumbra a serlo principalmente con los que conviven con él habitual- mente. Aunque hay muchos que consiguen serlo siempre y en todas partes. En este apartado examinaremos cómo somos y qué hacemos cuando nos comportamos como neuróticos. 9.1. TÍMIDOS, AGRESIVOS... O LAS DOS COSAS A LA VEZ La timidez y la agresividad, rasgos contradictorios de la per- La agresividad es un rasgo característico de la sonalidad neurótica, muestran la bipolaridad que a menudo neurosis, pero algún tipo encontramos en estos trastornos; el neurótico reacciona a de timidez la acompaña frecuentemente. menudo de forma colérica o iracunda, pero sus respuestas pueden también pecar de tímidas o pasivas. Estos dos rasgos, aparentemente antagónicos, se hallan pro- fundamente relacionados por un punto que les es común: la inseguridad, la difusa pero profunda sensación de amenaza que vive la persona neurótica. El animal amedrentado o acorralado se comporta, común- mente, de una de estas dos formas: se queda absolutamente inmóvil, catatónico, o se manifiesta con una gran cantidad de movimientos. Ambas reacciones son originadas por el terror. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 37 El ser humano maduro y seguro de sí mismo, ante una situa- ción comprometida, puede optar prudentemente por abste- nerse de actuar o puede prepararse para luchar, decidiendo en cada caso lo que le parezca más conveniente y razonable. Pero en el tipo con personalidad neurótica estas actitudes de lucha o abstención se producen de forma estereotipada o desproporcionada. Además, muchas veces aparecen sin ninguna circunstancia que las justifique. El neurótico se siente vulnerable y por eso tiende a ver en todo una amenaza a la que debe responder atacando, o que le atemoriza y lo inhibe. Estas personas se defienden a su manera de un entorno que perciben como hostil o amenazante, y lo hacen o bien intentando dañar (con el ataque verbal y la crítica, la dureza y la actividad punitiva, cruel, con frecuencia sádica), o bien quedándose pasivas (sintiéndose incapaces de tomar de- cisiones, de actuar, de comunicarse espontáneamente). El neurótico es una persona insegura que, sin darse cuenta de ello, confía en obtener el dominio propio a través del dominio indiscriminado de los otros. También puede ob- tener la seguridad sintiéndose fuertemente dominado. Las bandas de barrio, agresivas y crueles, que a menudo ata- La inseguridad es la can a seres indefensos, los grupos violentos, son manifesta- causa del comportamiento agresivo o retraído del ciones socializadas del mismo carácter, en las que participan neurótico. los mismos tipos de individuos, cobardes y exaltados a la vez. El neurótico es débil ante los fuertes, y fuerte ante los débiles. En definitiva, se comporta como neurótica aquella persona que ataca o somete a los otros de forma desproporcionada, AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 38 que se cree valiente porque ha hecho de la agresión una cons- tante de su comportamiento; o se manifiesta anormalmente sumisa, siempre temerosa de molestar, siempre incapacita- da para actuar. Si habitualmente muestra alguno de estos comportamientos (o si alterna las dos actitudes, según las circunstancias), la podremos calificar de neurótica, es decir, considerarla una persona enferma, una persona que arras- tra desde hace tiempo un íntimo problema de inseguridad, temor o impotencia. 9.2. LA MAGNÍFICA SOBERBIA Cuando hablamos de «acomplejados», acostumbramos a pensar en el llamado «complejo de inferioridad», pero tam- bién deberíamos hacerlo en su equivalente: «el complejo de superioridad». Aquí también hallamos íntimamente conec- tados dos extremos aparentemente opuestos. La soberbia neurótica es otra de las esenciales caracte- rísticas de la neurosis, y podemos observarla con mucha frecuencia. Se puede tratar de un hombre o de una mujer que se creen dioses porque, en los ambientes en que se mueven, el labo- ral o el familiar, «todo depende de ellos». O también del ser sensible que, recluido en su torre de marfil, menosprecia el resto de ordinarios mortales. El desprecio hacia los otros, la convicción de creerse su- perior (fundamentada en algún aspecto en que seguramente lo es, de superior), es la manifestación interna de esta soberbia neurótica. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 39 El rebelde siente desprecio por los conformistas, y el con- formista menosprecia el rebelde. El vanidoso se siente superior a los que quiere deslumbrar con sus riquezas, con su poder, con las demostraciones de su inteligencia o sus capacidades. Todos camuflamos alguna vez nuestras debilidades con un acto de fuerza, nuestros miedos internos con juicios malin- tencionados sobre los otros, y lo hacemos para salvar nuestro amor propio. La persona neurótica es muy sensible a cualquier tipo de crítica. Es cierto que a nadie le gusta que le critiquen. A nadie le gusta ser juzgado desfavorablemente. Pero el neurótico no puede separar ninguna de sus actua- ciones de la valoración de su propio «yo». Posee una gran sensibilidad por su «prestigio personal», y nada de lo que haya dicho o hecho se puede juzgar o valorar negativamente. A veces, una cosa tan natural como interesarse por algo que haya hecho (sin otra intención que la meramente informativa) puede ponerlo en guardia y ser el motivo de una respuesta airada. Por ejemplo, un compañero de trabajo le pregunta a un neurótico «...¿Terminaste el trabajo que te pedí? «, y éste le responde «...¿Por qué?, ¿creías que no lo podría terminar?». Ésta sería una respuesta típicamente neurótica de alguien que, ante una inocente pregunta, se siente atacado, inter- pretándola como un cuestionamiento de su capacidad de trabajo. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 40 El sujeto neurótico acostumbra a «tener siempre la razón», a no equivocarse nunca. Todo debe hacerse de un modo deter- minado, que es, sin discusión, el indicado por él. Se le hace muy difícil rectificar hasta en las cosas menos importantes, porque precisamente uno de los rasgos que llaman más la atención es la importancia que tiene para él cualquier cosa que para los otros no la tiene. En cualquier cuestión se halla implicado su «prestigio personal», que para el neurótico es su propio valor como persona. Una ama de casa neurótica insistirá en que el suelo se debe barrer «a su manera», que es la única y la mejor forma de barrer bien. Si otra persona decide no hacerle caso, la ama de casa se enfadará muchísi- mo, porque interpretará que le están diciendo que «no sabe hacer bien las cosas de casa, por tanto, que no vale como persona». Es sorprendente, por ejemplo, contemplar las sucesivas e interminables discusiones que los neuróticos pueden llegar a tener sobre la más mínima cuestión (como cuál es la mejor forma de hacer alguna cosa, o qué se debe hacer antes y qué después). ¿Te han llamado la atención aquellos matrimonios mayores que se pasan el día discutiendo sobre tonterías?, ¿o la rigidez con que tal persona no tolera la más mínima discusión sobre algún tema? Esto puede dar una engañosa sensación de seguridad en ellos mismos, aunque la verdad es que cualquier intolerancia, grande o pequeña, esconde un sentimiento de inseguridad. Una vez más, debemos insistir en que todos los síntomas ca- racterológicos de la neurosis están íntimamente relacionados entre sí. Si destacamos unos u otros, si nos referimos a unos antes que a otros, es por una necesidad descriptiva que, de AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 41 otro modo, puede ayudarnos a comprender su base común. Los problemas del neurótico no son «muchos problemas», sino la expresión de un conflicto único. Insistimos también en que no todas las características anun- El neurótico es hipersen- ciadas son propias de todos los neuróticos. Cada cual exhibe sible a las críticas y suele las suyas. Esta insistencia es necesaria porque el neurótico sentirse superior o inferior a los demás. tenderá a considerar que los otros son los neuróticos, por el hecho de no reconocerse en algunas de estas características. O por verlas incluso como opuestas a las características de su personalidad. 9.3. EL FASTIDIO UNIVERSAL La irritabilidad, el mal humor, el fastidio generalizado, son algunas de las características más específicas del carácter neurótico. La irritabilidad nace de la ansiedad y se engendra también por la debilidad, que hace que la persona sienta fatiga y poca tolerancia hacia los problemas que le van surgiendo cada día. El estrés, el cansancio psíquico al final del día, hace que aparezca en la persona una gran irritabilidad, una reacción exageradamente negativa a cualquier molestia. La persona no tolera ningún contratiempo del entorno. Seguro que todos nos sentiremos identificados en una situación que se repite cada día en muchos hogares: el marido llega a casa a las diez de la noche, cansado, pero sobre todo estresado. La cena no está lista porque la mujer (que también ha estado trabajando todo el día) no ha tenido tiempo de hacerla. El marido se enoja, desproporcionadamente, ante este contratiempo, y acusa a la mujer de no cuidarle como debería. Si esta situación AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 42 se repite habitualmente, podremos pensar que este marido tiene al menos un rasgo de personalidad neurótica. En la actitud de todo neurótico, en la base de su irritabilidad, se halla un fondo de mal humor permanente. El neurótico se siente fastidiado por todo. Pero no caigamos en el error de pensar que es el ambiente exterior el que fastidia al neu- rótico. Éste se siente fastidiado en todas partes, y siempre. El neurótico pensará que es tal o cual cosa la que le fasti- dia, pero lo cierto es que es «él» el que se siente fastidiado. ¿Cuál es la reacción que tiene un neurótico ante un atasco de tráfico? Se enfada, gruñe, discute con todo el mundo. Otra persona podría interpretar la situación de modo muy distinto: «Como no puedo hacer nada para salir de este atasco, puedo relajarme y escuchar tranquilamente la radio. No vale la pena que me enfade, porque haciéndolo tampoco solucionaré el problema». A veces, una persona neurótica puede sentirse irritada por la actitud de la persona que, a su lado, se muestra tranquila y que intenta tranquilizarla a ella. El mal humor, en el sentido cotidiano y coloquial de la pala- bra, es un estado menor de infelicidad, es una neurosis me- nor y pasajera. El fastidio universal y permanente sería la expresión del «mal humor» del neurótico, que es el reflejo del desagrado que le produce vivir, de la dificultad con que enfronta su proyecto vital, de su ansiedad y debilidad. La palabra «asco» es muy utilizada por estas personas. «...Esto es un asco», «...Esto es una porquería». Todo es un desastre. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 43 Los incidentes cotidianos, las contrariedades de cada día, le producen una irritación constante y desproporcionada, que consigue transmitir a los otros. Llega un momento en que las personas que conviven con el neurótico prefieren sufrir solas sus propios problemas que compartirlos y aguantar su reacción malhumorada. El neurótico no los consolará sino que, inevitablemente, los agobiará con nuevas lamentaciones y, por poco que pueda, recriminaciones («...yo ya te dije que te pasaría esto», «...a ti siempre te pasa lo mismo»). Muy a menudo no parece que, poner final a estos problemas, sea para él lo más importante. Parece que disfruta lamentán- dose interminablemente, sin hacer nada para solucionarlos. Se diría que lo pasa bien prolongando la situación que tanta irritación le produce. De hecho, se lo pasa muy bien sintiéndose desgraciado, teniendo lástima de él mismo, pero también lamentando la incompetencia o la maldad de los otros. El negativismo es un rasgo de su pensamiento. Sea cual sea su conversación, sus juicios serán negativos. El neurótico se puede lamentar sobre cuestiones de ámbito trascendental («El mundo es malvado», o «estúpido») o ma- nifestar sus quejas constantes ante las interminables cosas que «no funcionan» o ante los supuestos fallos o errores de los que le rodean. El hecho es que, ante cualquier tarea realizada por estas per- sonas (los compañeros de trabajo, el marido, la mujer o los hijos), procuran antes encontrar los posibles errores que AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 44 los aciertos. Aunque éstos hayan puesto en su trabajo la mejor voluntad, es muy probable que cuando él aparezca les recrimine algún posible defecto o, simplemente, les diga que deberían haber hecho las cosas de forma diferente de como las han hecho. Esta sería una manifestación de la soberbia neurótica, de la necesidad de demostrar su superioridad, o de la agresividad que antes hemos destacado. Esta actitud negativa es universal y se extiende en todos los ámbitos en este tipo de personalidad neurótica. Si oye hablar de la construcción de un puente no puede evitar un comentario sobre la sospecha de que este puente caerá, o que alguien se hará rico construyéndolo. En todo, supone que hay mala intención o mala voluntad. En todo, se halla predispuesto a encontrar lo peor. Siente la necesidad de expresar siempre un juicio negativo. Se suele decir que las personas neuróticas «son desconfiadas por naturaleza», lo que significa que el neurótico es un des- confiado permanente, siempre dispuesto a la reclamación y a la queja, acciones que de otro modo pueden manifestarse como un pretexto para atacar a los otros. Lo cierto es que a veces parece que les gusta encontrar motivos de queja. Viven con una gran indignación permanente. Regañar o reprender continuamente a alguien por algo, chillar o humillar a los otros, todos ellos son signos de la identidad del neurótico. Experimentan un enfado constante, pero lo cierto es que este enfado no depende del mundo exterior, de los otros o de su suerte, aunque al neurótico le guste o necesite tras- ladar las razones de su insatisfacción interna y permanente fuera de él. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 45 Lo cierto es que el grado en el que somos «fastidiables» nos da la medida de nuestra integridad interna, de la vulnera- bilidad de nuestro humor. Para el neurótico, vivir puede llegar a ser una tarea amarga. Un esfuerzo cotidiano que a veces se le hace casi insoporta- ble. Y esto es así con relativa independencia de los sucesos favorables o desfavorables que entran y salen de su vida. Está claro que, si surgen estos acontecimientos, su humor tenderá, respectivamente, a mejorar o empeorar. Pero incluso en circunstancias favorables, al cabo de un tiempo, predo- minarán en su estado de ánimo los sentimientos negativos. Los neuróticos toda la vida tenderán a sentirse desgracia- dos, aunque también los hay que exhiben un «complejo de triunfador», de persona invulnerable. Este complejo puede esconder continuados fracasos en su actuación profesional o en sus relaciones personales. Todo esto sería otra mani- festación de su soberbia auto protectora. El negativismo y el mal 9.4. MÁS O MENOS LUNÁTICOS... humor son típicos de la conducta neurótica. Debemos hacer una advertencia fundamental en lo que respecta al mal humor del neurótico, y es su «ciclotimia», el carácter alternativo que, tal como hemos visto, es otra de las constantes que se dan en muchas alteraciones de la personalidad. Esto significa que su mal humor se manifiesta de un modo más o menos discontinuo, más acentuado en unos días que en otros. Aquellos días que nos levantamos de la cama sin fuerzas, o que nos sentimos malhumorados sin razón, o que «todo AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 46 nos sale mal»; que nos sentimos deprimidos, que «lo vemos todo negro» y, por el otro lado, los días simpáticos en que nos sentimos eufóricos y en que hasta nos hacen gracia los posibles contratiempos. Todos somos, en uno u otro grado, ciclotímicos: somos seres cambiantes, y nuestro humor oscila de modo más o menos acentuado. Pero en las personas con una personalidad neuró- tica, estos cambios resultan más llamativos y frecuentes, hasta el punto que el individuo llega a convertirse en un «lunático». Esto es, una persona que unos días (o unos ratos) resulta agradable, alegre y simpática y otros, y esto de una forma inesperada e incomprensible por los demás, se muestra malhumorada e irritable. Llega un momento en que los demás no saben cómo actuar ante esta persona y terminan diciendo, desesperadamente, que «está loco», o bien se advierten los unos a los otros: «...Cuidado, hoy tiene un mal día». Estas alternancias entre el buen y el mal humor, entre el enfado y la tolerancia, se manifiestan a menudo según el ambiente. El neurótico puede mostrarse de buen humor e incluso encantador en un determinado ambiente y malhumorado e irritable en otro. Lo más común es que sea simpático con su grupo de amigos y que tienda a ser inaguantable con su familia, con su pareja estable, o en su ambiente de trabajo habitual. Así, se puede dar el caso de que en un momento dado esté deprimido, irritable en gran medida en su casa y, de repente, basta con la inesperada aparición de unos amigos o conoci- dos para que se vuelva alegre y simpático. Y no es que esté AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 47 fingiendo, es que su humor cambia, y de estar sinceramente malhumorado pasa a estar eufórico y alegre. En estos casos, el hecho de que los amigos lo consideren simpático (porque con ellos lo es de verdad), refuerza sus convicciones de que los «malhumorados» o «incomprensivos» son sus familiares (y no él). Esto le sirve para esconderse de su propia respon- sabilidad en las relaciones familiares. Es muy corriente el caso del hombre o la mujer que odian su hogar de solteros (donde es muy posible que se creara su neurosis) y creen que han encontrado en su compañero la ansiada felicidad (cosa que hace que se comporten con ellos muy dulce y comprensivamente). Pero también es muy posible que, después de poco tiempo de casarse, su humor cambie bruscamente y se vuelvan para su pareja en un ser demasiado difícil de tratar. Esto puede suceder con una pareja que, después de un tiempo de convivir informalmente sin problemas, deciden oficializar su relación y fijar un domicilio común y estable. Aunque este proceso sea más lento, el final será parecido: la mutua incomprensión y la desaparición del amor. Es posible que entonces uno de los dos busque un nuevo compañero «que lo comprenda» (la «comprensión» siempre se halla fuera del hogar). Hasta puede que cambie su actitud hacia su familia (padres, tíos, hermanos, etc.), que ahora sentirá como «los suyos». El mal humor también se puede manifestar en el otro extremo del abanico de relaciones. Por un lado, como hemos visto, con los más próximos (familia) y por el otro, con los que les son completamente extraños. Puede haber una tendencia a recibir con hostilidad a los desconocidos, a los que el neurótico se enfronta sistemáti- AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 48 camente con prevención, «marcando las distancias» y, por descontado, olvidando la amabilidad y la cortesía que los extraños también merecen de nosotros. Es el caso del funcio- nario que recibe con mal humor al ciudadano despistado, o del vendedor que se muestra cansado cuando trata con los clientes. También es el caso del cliente que trata despótica- mente el empleado que le está sirviendo. Todas estas personas son neuróticos que se ven como si los otros fueran sistemáticamente torpes o malintencionados. Todo esto no quiere decir que, a veces, según las circunstan- cias o la respuesta del interesado, se conviertan en interlocu- tores exageradamente amables; en estos casos se admiran a ellos mismos por haber sido unas personas tan cordiales y tan humanas ante un extraño. No es necesario decir que el ambiente en el que conviven es donde, preferentemente, aparece su mal humor. Hay personas que en su trabajo se comportan como peque- ños y constantes dictadores. El «poder» de que disponen los convierte en tiranos que parecen disfrutar muchísimo demostrando su superioridad, o la supuesta inferioridad de los desgraciados a quienes ha tocado estar bajo sus órdenes. Hay padres que parece que les gusta humillar a sus hijos («...¡Nunca harás nada bien!»), o maridos a sus mujeres, a El neurótico suele cambiar las que someten a un continuo maltrato. muy a menudo su humor o estado de ánimo. Los jefes tiránicos, los compañeros de trabajo problemáticos, los individuos a los que les encantan las disputas, los padres o los esposos siempre malhumorados, todas estas personas que decimos que son «difíciles» o que «tienen mal carácter» son, simplemente, neuróticos. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 49 9.5. INSENSIBLES Y DELICADOS Naturalmente que el neurótico hace sufrir a los demás, pero él también sufre ante su fracaso en las relaciones interpersonales. Lo peor es que su peculiar egocentrismo lo hace hipersensible, delicadísimo ante los supuestos ataques o las desatenciones de los que le rodean; pero al mismo tiempo él resulta completamente insensible a los efectos que producen sus propias agresiones y malos humores, sobre los que además tiene muy poca memoria. Suele olvidarse o justificar los ataques que hace a los demás, pero recuerda perfectamente los agravios recibidos de los otros. De su boca pueden salir los más terribles insultos y las más temibles amenazas (suele hablar de irse de casa o de matarse, o dice que los otros son egoístas o desconsiderados, y les comunica que está harto de ellos), pero él se sentirá herido sólo si alguien manifiesta la más pequeña queja. Le irrita cualquier acusación. El neurótico puede considerarse un ser muy sensible, pero pocas veces valora la sensibilidad de los otros. Para él estos sentimientos no existen, o los califica de absurdos cuando contradicen los suyos. Por ejemplo, una profesora de escuela con una personalidad neurótica, puede llegar a burlarse de los llantos de un niño al que se le ha caído el caramelo, por- que para ella «es absurdo llorar por eso». No comprende que para un niño aquél caramelo es importante; no lo comprende porque para ella no lo es. Dice Wilheim Reich que: «...Muestran una actitud extraor- dinariamente torpe, de escaso tacto en sus modos y en su AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 50 relación con los otros, que a veces es tan acentuada que parece causada por una deficiencia mental». No es necesario recurrir a la deficiencia mental para expli- car este rasgo de su carácter. Con la hipersensibilidad y la insensibilidad, que son consecuencia de su delicado estado interior, es suficiente para explicar estas faltas de tacto. Mu- chas veces éstas son el resultado de la agresividad que posee el neurótico. Se muestra ante los otros, constantemente, como un ser al que le gusta ser desagradable y decir las cosas del modo menos delicado posible (aunque a menudo no es consciente de ello). Mientras, se siente muy ofendido ante cualquier respuesta equivalente a las suyas. Incluso parece que se sor- prende de que los otros le contesten airadamente o de que huyan de su presencia. Puede llegar a pensar que lo hacen El neurótico puede porque «le tienen manía» o «le odian». considerarse un ser muy sensible, pero pocas veces Como la vida en común de dos o más neuróticos es muy valora la sensibilidad de los demás. corriente (matrimonios, padres e hijos, hermanos, etc.), en- tre ellos se crea una atmósfera de malestar permanente, de agresividad mutua, y así surgen los pequeños infiernos do- mésticos llenos de constantes discusiones, insultos, reproches y sarcasmos, de tensos silencios. Estas situaciones pueden prolongarse a lo largo de los años. A pesar del sufrimiento que conllevan estas situaciones, no parece que los involucrados sean capaces de hacer nada para remediarlo, o al menos para mejorarlo; al con- trario, a veces parece que disfrutan prolongando estas relaciones enfermizas. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 51 A veces surgen parejas en las que uno de los componentes asume el papel de dominador o agresor y el otro el de víctima sumisa y abnegada. Lo cierto es que, detrás de las recrimi- naciones, los llantos y la exasperación, se esconde el mismo problema: la incapacidad para mantener unas relaciones normales, libres y responsables. 9.6. LA INCAPACIDAD DE AMAR La más íntima necesidad del neurótico (y también la del que no lo es), consiste en el hecho de que lo amen y lo respeten. Su error está en los métodos que utiliza para conseguir este objetivo: espera que el amor le llegue gratui- tamente, por sí mismo; además pone muchos obstáculos para ofrecerlo a los demás sin condiciones. Muchas veces, se pone de manifiesto su necesidad insaciable de amor y también sus desconsideradas exigencias. «Debes amarme, no importa cómo me comporte», «Es fácil amar a quien te corresponde, pero a ver si también me quieres sin recibir nada a cambio». El neurótico exige amor incondi- cional precisamente porque busca desesperadamente llegar a estar seguro de que lo quieren «de verdad». La más íntima necesidad Es capaz incluso de molestar a los otros o de provocarlos del neurótico consiste en el hecho de que le amen y le para comprobar y demostrarse (cuando recibe de ellos una respeten. reacción airada) que «no le amaban de verdad». Por ejem- plo, una chica con una personalidad neurótica puede exigir constantemente a su pareja que le demuestre que la ama y la comprende. Para ello, ella se porta mal con él, lo deja plantado en ocasiones o le reprocha todo lo que hace. Ella espera que él «le comprenda», que entienda su mal humor o sus problemas; ni tan solo se plantea que el chico pueda enfadarse por el plantón. Cuando el chico decide terminar AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 52 la relación, ella se enfada y le culpa del fracaso: «...Estaba segura de que al final me dejarías, en realidad nunca me has amado». Y de este modo, su peor pesadilla, la de quedarse sola, se ha hecho realidad. El egocentrismo del neurótico es absoluto. Éste tiene su origen en una permanente preocupación por sí mismo, por todo lo que los otros puedan creer o pensar de él. Por esto, como hemos visto antes, no es sensible a los sen- timientos de los otros. Y lo que es peor, no es sensible a los sentimientos de los que más necesita que le quieran. Puede dañar a los que más ama, y sin ser consciente de ello. Y si se da cuenta del mal que ha hecho, no reaccionará diciendo «... Le he hecho daño, intentaré arreglarlo», sino «...Le he hecho daño, no sirvo para nada». En esta reacción la preocupación gira alrededor de sí mismo, no del otro. Lo que más le duele es que «él» se ha equivocado, no que «el otro» esté dolido. Necesita ser el protagonista constantemente; en una charla, el «YO» suele ser el único y obsesivo tema de conversación, ante el definitivo aburrimiento del resto de interlocutores. O bien se muestra de un modo vanidoso: le gusta ser el más triunfador, el más sacrificado, el más sincero, o el más des- afortunado, el más duro, el más divertido, el más «malo», etc. A todo el mundo le gusta ser el protagonista. Todos deseamos saber qué piensan los demás de nosotros (y si es algo bueno, mejor). Pero el grado con el que deseamos esto es lo que diferencia la conducta normal de la anormal. Generalmente, el tema en el que nos sentimos más inseguros es en el que buscamos más a menudo este protagonismo. El neurótico, como se siente inseguro permanentemente, necesita sentirse AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 53 siempre admirado o adulado. Incluso puede llegar a iden- tificar la admiración con el temor que inspira a los demás. Entonces es comprensible que adopte una actitud autoritaria, si de este modo puede sentirse el centro de atención. Al final, su egocentrismo se convierte en su peor enemigo. El narcisista (trastorno que veremos más adelante), deseoso de ser admirado, provoca con su actitud un rechazo que hace que no sea elogiado en nada (ni en lo que hace bien). Quien desea ser siempre el centro de atención es arrinconado por todo el mundo. Quien trata a los otros como si fueran ma- lintencionados o estúpidos, acaba consiguiendo que todos se le acerquen con miedo o con hostilidad o, simplemente, El neurótico es totalmente que le dejen de hacer caso. Quien tiene miedo de no ser egocéntrico. querido, quien es intencionadamente desagradable para poner a prueba el amor de los demás, acaba recibiendo el alejamiento de éstos, ya que ellos también necesitan recibir muestras de cariño. Su mal humor genera mal humor, y la mala educación provoca reacciones desagradables. En cualquier caso, los medios que utiliza el neurótico para conseguir el amor de los que quiere son casi siempre equi- vocados. Puede alternar los ataques con las súplicas, la indiferencia con la insistencia, la amenaza con el chantaje sentimental. El mundo está lleno de parejas, matrimonios, padres e hijos, en los que uno de los dos está «atrapado» por el otro, y es incapaz de conseguir una ruptura que lo libere. En todos ellos el amor es utilizado como chantaje. Una madre, por ejemplo, evita que su hija tenga relaciones para que «no la deje sola» o «la cuide si se pone enferma». AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 54 Lo que debemos cuestionarnos es el concepto mismo del «amor». El neurótico a menudo piensa que ama mucho y, en cierto sentido, sería injusto decir que no es así. Es cierto que necesita amar y sentirse amado, y también es cierto que «se sacrifica» para los que ama. Pero muchas veces este «sacrificio» implica algo de fraude. Es como una trampa con la que pretende atrapar a los demás, y con la que se engaña a sí mismo. El malentendido más fre- cuente consiste en suponer que «dar» significa «renunciar», privarse de algo, «sacrificarse». Dar por amor no puede significar nunca sacrificio. Si dar significa sacrificarse, es que hay poco amor. El amor debe ser algo bueno tanto para quien lo da como para quien lo recibe. Esta «generosidad» está hecha de exigencias, como se pone de manifiesto en el ejemplo de la madre sobreprotectora, que «ama» muchísimo a su hijo, que es incapaz, incluso cuando éste ya es un adulto, de permitirle una vida propia e independiente. En este intento de dominar la voluntad del otro, no es extra- ño que el neurótico utilice como arma el argumento de su propia muerte. Cuando un neurótico comunica que desea morirse, no se da cuenta del egocentrismo que hay detrás de su mensaje. Comunicar la propia muerte a los demás es una desesperada muestra del egoísmo neurótico. Y, además incluye, de un modo más o menos encubierto, la acusación de que los demás son egoístas (que desean o permiten su muerte). AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 55 Algunos ejemplos de este tipo de comportamiento los ha- llamos en el viejecito que exige las atenciones de los que le rodean amenazándolos diciendo que «pronto dejará de molestarlos», hasta el joven que comunica que «ya está harto de todo y se matará para dejarlos tranquilos». Lo más terrible de muchos neuróticos es que no parece que teman su propia destrucción, sino que disfrutan pensando en ella. Sus amenazas y «sacrificios» son a veces hipócritas y fingidos, pero otras veces son reales, y es difícil distinguir unos de otros. Sus actos contra ellos mismos son un modo de reclamar la atención de los demás y, también, de «castigarlos». Finalmente, la tendencia a creer que los demás son egoístas o incapaces de quererles puede manifestarse en forma de renuncia, igualmente dramática y egocéntrica, a conseguir este amor. Entonces dicen que «nadie quiere a nadie», que «el amor no existe» o que ellos no desean ser amados. El miedo que tienen a la decepción hace que rechacen cualquier contacto afectivo o que no toleren los elogios. En estos casos incluso les molesta que sean amables con ellos. El elogio y la amabilidad les irritan. Una vez más, reacciones contrarias que son tan sólo la expresión de un mismo problema. Esta actitud la hallamos en muchos neuróticos adultos, aun- que también es característica de muchos niños y adolescentes que han crecido en un ambiente frío y sin amor. Cualquier intento de acercarse para ayudarlos topa con un muro de hostilidad y desconfianza que sólo desaparecerá con mucha paciencia. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 56 Por todo lo que hemos dicho, parece que el neurótico es incapaz de enamorarse. Y nada más lejos de la realidad; lo que ocurre es que el neurótico se enamora «mal». Además, cuando el enamoramiento desaparece, empieza a actuar tal Los neuróticos suelen utili- zar el chantaje emocional. y como hemos descrito anteriormente. Cualquier enamoramiento es una especie de neurosis transitoria. Decimos esto porque cuando la persona está enamorada, no percibe al otro ni al mundo tal como es, y tampoco se comporta como suele hacerlo. Pero no queremos hablar de esto, sino de la gran diferencia que existe entre el enamoramiento neurótico y el que llamaremos «productivo». La diferencia entre ellos no es fácil de detectar, sobretodo por los que se enamoran «neuróticamente». El alto nivel de necesidad afectiva que los caracteriza distorsiona la percepción, y provoca idealizaciones que dificultan, tran- sitoriamente, la capacidad de análisis. Precisamente por eso, puede resultar útil presentar una comparación de las características de los dos modelos que ayude a identificar nuestra propia situación: Empezaremos hablando del enamoramiento productivo:  En el enamoramiento productivo la necesidad de afecto se ajusta a la realidad; la persona no necesita que le den muestras de amor continuamente, sino que se siente satisfecha recibiendo el afecto necesario en función de su situación y de la de su pareja.  El enamoramiento está relacionado con los valores que realmente posee la otra persona, no con las virtudes que él necesita atribuir o que le gustaría que tuviese su pareja. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 57  El amor está fundamentado en la atracción recípro- ca.  El enamoramiento implica aspectos de complemen- tariedad de carácter.  El nivel pasional es consecuencia de la vivencia de la unión, no de la gran necesidad afectiva del neurótico. Es decir, la pasión es consecuencia de la atracción propia hacia la pareja, no de la necesidad neurótica de sentirse amado al máximo.  Buen nivel de satisfacción sexual.  Satisfacción por haber encontrado una persona que nos gusta y por disfrutar de la interacción con ella.  Deseo de compañía frecuente, pero sin ansiedad cuando la pareja está ausente.  Sensación de complementariedad y alegría de vivir. Las propiedades típicas del enamoramiento neurótico son las siguientes:  Alto nivel de necesidad afectiva. El sujeto necesita sentirse amado en todo momento.  Idealización de la pareja; el sujeto atribuye, al otro, valores distorsionados, no realistas.  Su amor se fundamenta en la necesidad recíproca, no en la atracción recíproca.  No tiene en cuenta los aspectos de complementarie- dad de caracteres.  Alto nivel pasional, promovido por la necesidad de afecto. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 58  Sexualidad compulsiva, independiente de la calidad de ésta. Lo que importa es realizar la sexualidad, no que ésta sea gratificante.  Sensación de haber encontrado el amor ideal.  Miedo de perder el sujeto amoroso.  Deseo de vinculación permanente y ansiedad duran- te su ausencia.  Sensación de plenitud existencial y temor a per- derla. Lo normal, en las personas sanas psicológicamente, es que la vivencia afectiva se mueva en una situación equidistante entre los dos límites. Sólo una pequeña minoría de autorrea- lizados y neuróticos puede identificarse con los respectivos perfiles extremos. Ya hemos dicho que el enamoramiento es, hasta cierto punto, neurótico. La clave de la cuestión está en la dimensión de este punto. Paracels decía que «el veneno está en la dosis». Todo, por exceso o por defecto, puede beneficiar o perjudi- car, y el índice de neurosis no es una excepción a la regla. La diferencia básica entre el enamoramiento productivo y el neurótico no es, por tanto, una cuestión de «calidad» del sentimiento, sino de «magnitud» de la necesidad afectiva. 10. LA INADAPTACIÓN COMO RESULTADO Insistimos una vez más que esta actitud de desconfianza hacia los demás, como todos los rasgos de la personalidad neuróti- ca, no es nada aislado o sin relación con el resto del problema. La verdad es que se enfadan porque perciben el elogio como AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 59 una burla (o temen que pueda serlo), y confunden la amabi- lidad con la compasión o con el interés (temen que los otros pidan algo a cambio de esta ayuda). Por eso los neuróticos se irritan cuando alguien quiere acercarse a ellos, porque no consiguen confiar en nadie. Puede que incluso eviten todo contacto íntimo para evitar el sufrimiento que piensan que les produciría. Son extremadamente vulnerables. Si se les hace una pequeña crítica, se enfadan o piensan que no sirven para nada. Su ley es la del «todo o nada». Como consecuencia es muy difícil mantener una relación con un neurótico; incluso dialogar con él puede ser imposible: o se indignan o se deprimen. Muy a menudo quienes conviven con él no se atreven a plan- tearles ningún problema (sobretodo un problema personal), de modo que al final puede crearse un ambiente de silencio; esto además incrementa su sensación de aislamiento. Se sien- ten incomunicados con los demás, separados por un muro de incomprensión mutua. La consecuencia de todo esto es, invariablemente, la inadap- tación. Inadaptación y falta de armonía con los otros, pero sobretodo con ellos mismos. En su base hay una falta de aceptación hacia ellos mismos, aunque no se atrevan a confesarlo. Consciente de su incapacidad para sintonizar con los que le rodean, acusa a la sociedad de todos sus males. Es su forma de excusar sus fracasos en las relaciones. A menudo, el terapeuta puede encontrar desde la primera entrevista rasgos neuróticos en el paciente que explica que AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 60 «...Esto sólo me ocurre a mí», «...Todos me envidian», «... Todo lo que hago me sale mal», «...Si yo no hago las cosas, nadie las hace», «...Ahora sabrán quien soy yo», «...Nada de lo que hago les gusta”, etc. Podríamos afirmar que cuando alguno de nosotros dice alguna de estas frases está en un «momento neurótico»; y cuando lo repite a menudo y con convicción es que está neurótico. Digámoslo una vez más: la cantidad es importante. Todos somos inadaptados en un momento u otro; pero sólo será un inadaptado aquél que se comporte de modo que le sea imposible su realización personal. Por el otro lado, cada sujeto expresa de un modo diferente los rasgos de su personalidad neurótica, según las circunstancias que le haya tocado vivir. Todos los rasgos descritos (agresividad, timidez, irritabi- lidad, teatralidad y dramatismo, depresión, búsqueda de sensaciones, etc.) se interrelacionan los unos con los otros. Acostumbran a aparecer unidos, o se presentan alternativa- mente. Por tanto, aunque aparentemente sean conductas contradictorias o opuestas, vemos que no es así. El chico que forma parte de una banda agresiva, el padre de familia o el burócrata severo y escrupuloso, rígido y auto- ritario, son tipos extremos, aparentemente contrarios. Pero coinciden en lo que es verdaderamente fundamental, ya que con sus actitudes persiguen el mismo objetivo: esconder su íntima vulnerabilidad, su falta de objetivos vitales que les per- mitan una vida «normal». Estas personalidades constituyen AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 61 ejemplos de lo que antes hemos descrito como la preocupa- ción por el «prestigio personal». Está claro que el «prestigio» del primero es muy distinto que el del segundo. Pero los dos luchan por obtener de los otros un respeto sin discusión. Un inadaptado es aquél Hay muchas formas de educar mal, y también muchos tem- que se comporta impi- peramentos distintos, por lo que las formas de reaccionar diendo el desarrollo de sus capacidades y potenciales. de los niños «neurotizados» son también muy amplias. Es frecuente, por ejemplo, que dos hermanos reaccionen de forma diferente ante el mismo trato de sus padres. Uno de ellos puede formar un carácter explosivo, con tendencia a la ira y el llanto, mientras que el otro se encerrará en sí mismo, y tenderá a la depresión y el aislamiento. Como hemos dicho, sea cual sea el tipo de personalidad neuró- tica que hayamos adoptado, el resultado siempre es el mismo: la inadaptación permanente y dolorosa. Esta inadaptación, a su vez, sirve para incrementar los conflictos emocionales. El inadaptado se muestra incapaz de armonizar sus pro- pios sentimientos, y la consecuencia es una permanente falta de armonía con el entorno. Sobretodo con el entorno más íntimo. El neurótico nunca es capaz de dar una respuesta proporcio- nada, ya sea positiva o negativa. El hombre rígido ve el mundo desordenado e irresponsable; el tímido lo ve agresivo, y el agresivo cree que tan sólo se anticipa a los posibles ataques de los otros. Para todos ellos el mundo es malintencionado y amenazante. Como consecuencia, puede reaccionar como un destructor (verbal o activo), o como un perfeccionista, estéril e ineficaz. Pero siempre estará involucrado en una batalla contra el mundo. AUXILIAR DE PSIQUIATRÍA LA PERSONALIDAD PATOLÓGICA Unidad 1 La Personalidad Neurótica Pág 62 El neurótico tiende a huir de la realidad, a construirse un mundo para él solo, donde vive y se refugia de todo este dolor. A veces es un mundo trascendental, elaborado a partir de temas sublimes y metafísicos. Otras veces, sencillamente, se dedica a soñar, elaborando planes y proyectos que nunca llegará a realizar. Unos se verán como unos triunfadores agresivos (aunque vayan de fracaso en fracaso). Otros se dedicarán a sentir lástima de ellos mismos, a pensar en lo mal que los tratan los otros o a compararse para reafirmar lo mal que están ellos. Esta actitud autoderrotista les sirve de distracción, y evitan así pensar en su verdadero y angustiante conflicto interno. También puede convertirse en distracción la «sobrecarga de trabajo» de algún ejecutivo, trabajo que le absorbe y le impide vivir una vida normal o dedicar un mínimo de atención a su familia. O la mujer que está obsesionada a todas horas por la limpieza, o el artista o el luchador de cualquier ámbito, encerrados en un mundo propio desde el que desprecian al resto de humanos. Todos ellos, de este modo, mejoran la idea que tienen de ellos mismos: tan trabajadores, tan limpios, tan geniales, esforzados, sensibles, sacrificados, etc. Otro tipo de distracciones similares, aunque más perjudicia- les, son el alcohol y las drogas, medios a través de los cuales consiguen poner una barrera (aunque sea temporal) entre ellos y el medio externo. La enfermedad neurótica, el alcohol, el carácter rígido, la agresividad y la competit

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