Miller - A menos que olvidemos (PDF)
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Summary
Este documento explora el Segundo Gran Despertar religioso en Estados Unidos a principios del siglo XIX. Describe el impacto de este movimiento en la cultura y las reformas sociales. El texto se centra en la vida y la conversión de Guillermo Miller. Menciona, cómo Miller, un escéptico inicial, finalmente abrazó el cristianismo.
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3 DE ENERO r Un tiempo de entusiasm o profético-2 Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. Mateo 24:14. E l estudio de las profecías bíblicas no...
3 DE ENERO r Un tiempo de entusiasm o profético-2 Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. Mateo 24:14. E l estudio de las profecías bíblicas no fue la única reacción religiosa a la Revolución Francesa. La segunda fue el mayor reavivamiento religioso que haya conmovido a los Estados Unidos alguna vez. Desde comienzos de la década de 1790 y siguiendo con la de 1840, el Segundo Gran Despertar hizo más que cualquier otra cosa en la historia del joven país para transformar a los Estados Unidos en una nación cristiana. Hubo una oleada de reformas sociales y personales que acompañaron el reavivamiento religioso. Muchos han llegado a creer que los avances políticos y tecnológicos de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX habían comenzado a proveer de la maquinaria para la “creación del cielo en la Tierra". Surgieron cientos de movimientos reformistas con el propósito de mejorar a la sociedad humana. Las sociedades reformistas surgieron en el siglo XIX en casi cada ámbito concebible de interés humano. Fue en esas décadas que las campañas en pro de la abolición de la esclavitud, la guerra y el uso del alcohol llegaron a ser factores importantes en la cultura estadounidense. Además, surgieron sociedades con el fin de promover la educación pública; para mejorar el trato hacia los sordos, los ciegos, los discapacitados mentales y los prisioneros; la igualdad de los sexos y las razas; etc. Más allá del ámbito social, encontramos organizaciones patrocinado- ras del avance personal, en esferas como la reforma moral y la salud, incluyendo la Sociedad Vegetariana Estadounidense. Tanto religiosos como secularistas aunaron energías y recursos, con la esperanza de perfeccionar a la sociedad mediante una reforma. Pero, los religiosos fueron más allá de sus contemporáneos, mediante el establecimiento de sociedades bíblicas, sociedades misioneras nacionales y extranjeras, uniones de escuelas dominicales y asociaciones para la promoción de la sacralidad del domingo. Por primera vez, los cristianos protestantes sintieron la necesidad de predicar el evangelio a todo el mundo. Debido a las reformas y al entusiasmo de la extensión misionera, las expectativas milena- ristas eran omnipresentes en la década de 1830. Charles Finney, el gran evangelista estadouni- dense de la época, enunció la opinión predominante de las iglesias, cuando escribió en 1835 que “si la iglesia hiciera su deber" en la reforma, “ el milenio llegaría a este país en tres años" La idea era que las reformas y otros aspectos del Despertar prepararan al mundo para el comienzo del milenio descrito en Apocalipsis 20, durante el cual la Tierra continuaría mejorando, hasta que Cristo regresara al final de los mil años. Fue un mundo de frenesí milenarista al que Miller vino a predicar su mensaje adventista. Como resultado, iglesias de todas partes lo recibían con los brazos abiertos. Dios había preparado el camino. Siempre lo hace. Nuestro trabajo es seguir su conducción. 10 4 DE ENERO Un candidato poco probable para el ministerio De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Juan 3:3. F ue en la euforia optimista y expectante del Segundo Gran Despertar que descubrimos a quien parecía ser un candidato bastante desahuciado para el ministerio. De hecho, a los veinte años de edad, Guillermo Miller (nacido en 1792) estaba más interesado en burlarse de los predicadores que en imitarlos. En particular, descubrió que aquellos de su familia eran objetivos especialmente buenos para esa clase de diversión. Los “favorecidos" por esa actividad incluían a su abuelo Phelps (un pastor bautista) y a su tío Elihu Miller, de la Iglesia Bautista de Low Hampton. La imitación que Miller hacía de las peculiaridades devocionales de su abuelo y de su tío aportaba mucho entretenimiento para sus compañeros escépticos. Él imitaba con “seriedad grotesca" las “ palabras, los tonos de voz, los gestos, el fervor y hasta el pesar que [sus parientes] pudieran manifestar por personas como él" Más allá de funcionar como entretenimiento para sus amigos, esas exhibiciones servían de testim onio de lo que era el joven Miller. Al igual que otros jóvenes en tiempos de rápida transición cultural, Miller había pasado por su propia crisis de identidad. Parte de su rebelión en contra de su familia, indudablemente, había sido un aspecto de la eterna lucha de los ado- lescentes por discernir quiénes son, en contraposición a sus padres. Esa lucha, desgraciadamente, es igualmente difícil para los padres y los adolescentes. Ese era el caso de la madre de Guillermo, profundamente religiosa, que sabía de sus travesuras, pero lo que menos pensaba era que eran divertidas: para ella, el proceder de su hijo mayor era “ la amargura de la muerte". Sin embargo, Guillermo no siempre había sido un rebelde religioso. En sus primeros años, había sido intensa y hasta atormentadoramente devoto. La primera página de su diario (que comenzó a llevar en su adolescencia) contiene la declaración: “ De chico, me enseñaron a orar al Señor". Como es la única declaración descriptiva de sí mismo en la introducción de su diario, debió haberle parecido una característica distintiva. Pero, no duraría demasiado. En su adultez temprana, Miller dejó el cristianismo y se convirtió en deísta agresivo y escéptico, que satirizaba no solo a su abuelo sino también al cristianismo en sí. Pero, el anciano abuelo Phelps nunca se dio por vencido. “ No te aflijas tanto por Guiller- mo", consolaba a su madre. “Todavía hay algo por hacer por él en la causa de Dios". Y así era. Pero, desdichadamente para ella, llevaría tiem po hasta que esa profecía llegara a cumplirse. Phelps nunca dejó de orar por sus hijos y sus nietos. Aquí hay algo importante para quienes vivimos en el siglo XXI. 11 5 DE ENERO r La desesperanza apunta hacia la esperanza "Me di cuenta de que el sabio y el necio tienen el mismo destino: los dos mueren. Así que me dije: 'Ya que voy a terminar igual que el necio, ¿de qué vale toda m i sabiduría? ¡Nada de eso tiene sentido!' Pues tanto el sabio como el necio van a morir. A l sabio no se le recordará más que al necio. En los días futuros, ambos serán olvidados". "Las personas [...] mueren [...] Terminan en el mismo lugar: del polvo vienen y al polvo vuelven". Eclesiastés 2:14-16; 3:19,20, NTV. E l servicio de Miller como capitán en la segunda guerra contra Gran Bretaña (1812-1814) facilitó un cambio en su vida. Incluso antes del conflicto, había comenzado a albergar dudas sobre lo aceptable de su creencia deísta. Parte del problema era que el deísmo prometía vida después de la muerte, pero en realidad Miller había llegado a la conclusión de que, por deducción lógica, la muerte no conducía a nada. Casi al mismo tiempo, Miller comenzó a contemplar su propia mortalidad y su significa- do. El 28 de octubre de 1814, escribió a su esposa en relación con un amigo del ejército que falleciera: “ Poco tiem po más y, al igual que Spencer, no seré más. Es un pensamiento solemne". La dura realidad de la vida estaba empujando al capitán Miller a la fe que una vez había rechazado con tanto vigor. No obstante, todavía no abrigaba ninguna esperanza. Si tan solo pudiera hallar un verda- dero patriotismo en las filas del ejército, podría llegar a la conclusión de que su fe en el deísmo no estaba errada. “ Pero", escribió, “dos años de servicio fueron suficientes para convencerme de que la naturaleza humana parecía mucho más precisa que la perspectiva deísta, que en- señaba que la naturaleza humana era básicamente buena y honrada". Pero, Miller no pudo verificar esto en la historia. “ Cuanto más leo", escribió, “ el carácter del hombre parece ser más horrendamente corrupto. No podría discernir ningún punto brillante en la historia del pasado. Aquellos conquistadores del mundo, y los héroes de la historia, aparentemente no eran más que demonios en forma humana [...]. Comencé a sentir desconfianza de todos los hombres". La crisis final de Miller, relacionada con su creencia en el deísmo, tuvo que ver con lo que pareció ser un acto de Dios en la historia en la Batalla de Plattsburg, en septiembre de 1814. En esa batalla, una “apología de un ejército" estadounidense venció a una fuerza superior de regulares británicos de primera, algunos de los cuales recientemente habían vencido a Napoleón. Era casi seguro que Estados Unidos sería derrotado. “ Un resultado tan sorprendente contra esas probabilidades", concluyó Miller, “ me dio la impresión de que era obra de un poder superior al hombre". Al igual que el autor del Eclesiastés, Miller se vio forzado por la dura realidad de la vida a volver a evaluar a Dios. La buena noticia es que la dura realidad de la vida está cumpliendo la misma función en nuestros días todavía. 12 6 DE ENERO D ios obra en form a s extrañas Así que la fe es por el oír, y el oír, po r la palabra de Dios. Romanos 10:17. E l alejamiento de Miller de las Insuficiencias del deísmo no supuso que estuviese del todo enfervorizado en convertirse en cristiano. Pero, comenzó a asistir a la iglesia... al menos, cuando le daba la gana. El siguiente cambio en la vida de Miller ocurrió en mayo de 1816, cuando se descubrió “en el acto de tomar el nombre de Dios en vano" Como resultado, el hecho precipitó una crisis en su vida. “ En el mes de mayo de 1816", escribió más adelante, “ me convencí; y ¡oh, qué horror llenó mi alma! Me olvidé de comer. Los cielos parecían como bronce; y la tierra, como hierro. Así continué hasta octubre, cuando Dios me abrió los ojos". Dos cosas ocurrieron en septiembre de 1816, que prepararon a Miller para su crisis de octubre. La primera fue la celebración de la batalla de Plattsburg. Mientras se preparaban para un momento de “gran alegría", los veteranos asistieron a un sermón la noche anterior a la gran fiesta. Regresaron sumidos en sus pensamientos. La oración y la alabanza habían reemplazado a las risas y los pensamientos de la juerga cuando recordaron las circunstancias de la dura lucha y de su victoria “sorpresiva". El segundo hecho tuvo lugar el domingo siguiente. La madre de Miller había descubierto que él se ausentaba de la iglesia cada vez que el pastor no estaba en la ciudad. En esas ocasiones, uno de los diáconos leía mal un sermón. Miller cometió el “error" de dar a entender que si él pudiera dar la lectura siempre estaría presente. De modo que Miller, quien todavía era deísta, regularmente recibía invitaciones para presentar los sermones que elegían los diáconos. Fue el 15 de septiembre de 1816 cuando leyó un sermón que lo impactó tanto que se vio obligado a sentarse en medio del mensaje. Había llegado a una crisis espiritual. Pocas semanas después, según escribió, “ Dios me abrió los ojos; y ¡oh, mi alma, qué Salvador descubrí que era Jesús!" Ese descubrimiento impulsó al joven converso al estudio regular de la Biblia. En poco tiempo, notó que la Biblia “ [había llegado] a ser mi delicia, y en Jesús encontré a un amigo". Dios es una Deidad de milagros. El hecho de que pudiera tomar a un escéptico como Miller y llevarlo a la conversión mediante la lectura pública de un sermón es un milagro. Servimos a un Dios que utiliza una multitud de medios a fin de llevar a cabo su voluntad. 13 7 DE ENERO r Un hombre de la Palabra Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a m i camino. Salmo 119:105. A unque leía mucho, como intelectual deísta, al convertirse al cristianismo, en 1816, Miller se convirtió en un hombre de un libro esencialmente: la Biblia. Algunos años más tarde, escribió a un joven pastor amigo: “ Debes predicar la Biblia, debes probar todas las cosas mediante la Biblia, debes hablar la Biblia, debes exhortar con la Biblia, debes orar con la Biblia y amar la Biblia, y haz todo lo posible para hacer que los demás también amen la Biblia". En otra ocasión, afirm ó que la Biblia es “ un tesoro que el mundo no puede comprar" No solo trae paz y “ una firm e esperanza en el futuro", sino también “sostiene la mente" y “ nos da un arma poderosa para destruir la infidelidad". Aparte de eso, “ nos habla de acontecimientos futuros, y nos muestra la preparación necesaria para hacerles frente". Quería que los pastores jóvenes estudiaran la Biblia en forma intensiva, y no que fuesen adoctrinados en “algún credo sectario... Los haría estudiar la Biblia por su cuenta... Pero si no tuviesen mente, ¡los estamparía con la mente de otro, escribiría fanático en sus frentes y los enviaría como esclavos!" Miller no solo llevaba a otros a la Biblia, sino también practicaba lo que predicaba. Fue el estudio extensivo de la Biblia lo que lo llevó a sus conclusiones más bien alarmantes. Su enfoque era minucioso y metódico. En cuando a su primer estudio de la Biblia, comentaba que comenzó con Génesis y que leía cada versículo, y “ no avanzaba más hasta que no se me revelara el significado de los diversos pasajes como para librarme del desconcierto en cuanto a cualquier misticismo o contradicción" “ Cada vez que descubría algo oscuro", explicó, “ mi práctica era compararlo con todos los pasajes colaterales y, con la ayuda de la concordancia Cruden de la Biblia, examinaba todos los textos de la Escritura en los que se encontraban cualesquiera de las palabras prominentes halladas en cualquier porción oscura. Luego, al perm itir que cada palabra tuviese su relación adecuada sobre el tema del texto, si mi visión de esto armonizaba con cada pasaje colateral de la Biblia, dejaba de ser una dificultad". El estudio de la Biblia por parte de Miller no solo era intensivo, sino también extensivo. La primera vez que la leyó por completo le tom ó dos años, de lo que pareciera haber sido un estudio de tiempo completo. En ese momento, “ estaba plenamente satisfecho de que [la Biblia] sea su propio intérprete"; de que “ la Biblia sea un sistema de verdades reveladas, dadas en forma tan clara y sencilla que 'el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará' ". Podemos agradecer a Dios porque él todavía nos guía mediante su Palabra. 14 8 DE ENERO E l asom broso descubrimiento de Miller Y él dijo: Hasta dos m il trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado. Daniel 8:14. M iller no evitó lo que algunos consideran los aspectos más infructuosos de la Escritura, como la cronología. “ Como estaba plenamente convencido de que 'toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil', que no vino en cualquier momento por voluntad hu- mana, sino que fue escrita cuando hombres santos fueron movidos por el Espíritu Santo, y fue escrita para nuestra enseñanza, para que mediante la paciencia y el consuelo de las Escrituras pudiésemos tener esperanza, no puedo menos que considerar que la porción cronológica de la Biblia es una porción de la Palabra de Dios, y tiene tanto derecho a nuestra seria consideración como cualquier otra porción de las Escrituras. “ Por lo tanto, creo que al tratar de comprender lo que Dios, en su misericordia, consideró oportuno revelarnos, yo no tenía derecho a pasar por alto los períodos proféticos. Vi que como los eventos predichos que tendrían cumplimiento en días proféticos habían sido extendidos durante la misma cantidad de años literales; como Dios había designado un día por un año en Números 14:34 y Ezequiel 4:4 al 6 [...] solo podría considerar que el tiempo es simbólico, y que un día representa un año, de acuerdo con las opiniones de todos los comentarios protestantes estándar. Entonces, si pudiéramos obtener algún indicio del tiempo de su comienzo, supuse que deberíamos ser guiados hasta el momento probable de su terminación; y, como Dios no nos daría una revelación inútil, consideré que esta nos guiaría al tiempo en que podríamos buscar con confianza la venida" de Cristo. Al construir sobre Daniel 8:14, Miller interpretó que la purificación del Santuario era la purificación de la Tierra con fuego, en la segunda venida. Puesto que los eruditos bíblicos ge- neralmente concuerdan en que la fecha de inicio de los 2.300 días fue el año 457 a.C., él llegó a la conclusión, en armonía con muchos escritores sobre profecías, que la profecía de Daniel se cumpliría alrededor del año 1843. La diferencia de opinión sobre Daniel 8:14 no era la fecha, sino la naturaleza del aconte- cimiento en sí. Para 1818, Miller había arribado a la asombrosa conclusión de que “en unos 25 años [...] todos los acontecimientos de nuestro estado actual se acabarán; que todo su orgullo y poder, pompa y vanidad, debilidad y opresión llegarán a su fin; y que en lugar de los reinos de este mundo se establecería el Reino pacífico y por tanto tiem po anhelado del Mesías" La venida de Jesús todavía es la esperanza de todas las esperanzas, el acontecimiento que marcará el comienzo del gozo supremo. 15 9 DE ENERO r E l gozo del descubrimiento Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y [...] en tu boca será dulce como la miel. Apocalipsis 10:9. A pocalipsis 10 es un interludio fascinante en el flujo de las siete trompetas. A partir de un examen de Apocalipsis 9:13 a 11:15 al 18, queda claro que Apocalipsis 10 se da entre la sexta y la séptima trompetas. Además, es obvio que el toque de la séptima trompeta tiene que ver con los acontecimientos de la segunda venida, cuando “ los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo", y luego “ él reinará por los siglos de los siglos" (Apoc. 11:15). El punto focal del capítulo 10 es un “ librito" (vers. 2, 8-10), que el tiem po verbal (vers. 2) indica que se abrirá (en el contexto del capítulo) en el tiempo del fin. Ahora bien, el Antiguo Testamento nos habla de un solo l ibro que será sellado hasta el tiempo del fin: “ Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia [el conocimiento del libro de Daniel] se aumentará". Curiosamente, el libro de Daniel solo contiene dos partes de las cuales se afirma explícita- mente que permanecerán selladas hasta el tiempo del fin. Una tiene que ver con la profecía de tiempo de los 1.260 años del capítulo 12 (ver vers. 7-9). La otra es Daniel 8:26, donde leemos: “ Esta visión de los días con sus noches, que se te ha dado a conocer, es verdadera. Pero no la hagas pública, pues para eso falta mucho tiem po" (NVI). Joyce Baldwin, en su comentario sobre Daniel 12:4, señala con mucho acierto que “ la razón de que Daniel debiera sellar sus dos últimas visiones era que todavía no tenían relevancia (8:26; 12:9); al menos, no en todos sus detalles" Como indica Leon Wood, en su comentario sobre Daniel: “ Puesto que la única mención" en el capítulo 8 “de una tarde y una mañana está en el versículo 14, debe ser que se refiere [en el vers. 26] a las 2.300 tardes y mañanas". También, es interesante que Gabriel explícitamente haya dicho a Daniel dos veces que su visión de Daniel 8 se extendería hasta el “tiempo del fin" (vers. 17, 19). En la explicación del ángel, tres de los cuatro símbolos de Daniel 8 tienen su cumplimiento en la historia (vers. 20-25); y solo queda uno (los 2.300 días) para su cumplimiento en el tiem po del fin (vers. 26). Miller percibió estas cosas. De modo que pudo indicar, en un cronograma en la revista Signs ofth e Times [Señales de los tiempos] de mayo de 1841, que Apocalipsis 10 se había cum- plido y que el librito se había abierto. Y por cierto que la apertura fue dulce. “ No necesito hablar del gozo que llenó mi corazón en vista de la deliciosa perspectiva" de la pronta venida de Jesús. En verdad, el mensaje del librito sellado había sido dulce. Pero Miller, al igual que la mayoría de nosotros, atesoró aquellas partes de la profecía que pensaba que entendía... y se salteó el resto. Como resultado, de algún modo se perdió la conclusión de que la apertura de las profecías del librito finalmente traería amargura y chasco (Apoc. 10:8-10). Señor, ayúdanos a aprender a leer con los ojos bien abiertos. 16 10 DE ENERO La interpretación de la profecía p or parte de Miller Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. 2 Pedro 1:20,21. M iller estaba bien acompañado en su interpretación de las profecías. La interpretación profética se divide en tres escuelas principales. Los preteristas consideran que el cumplimiento profético tuvo lugar en algún momento antes o durante la redacción de un libro profético. Así, por ejemplo, el libro de Apocalipsis hablaría, fundam entalmente, de acontecimientos que habrían sucedido al final del siglo I de la Era Cristiana. El futurismo, una segunda escuela de interpretación profética, sostiene que la mayor parte de la profecía apocalíptica se cumplirá en un corto período de tiempo, justo antes de la segunda venida. La tan popular serie “ Left Behind" [Dejados atrás], de nuestros días, se basa en el futurismo. La tercera visión, el historicismo, considera que el cumplimiento de las profecías comenzó en la época del profeta, continúa a través del espectro de la historia y culmina en la segunda venida. La interpretación historicista de la profecías se ilustra mejor con Daniel 2, cuyo cumplimiento comienza durante la vida de Nabucodonosor y de Daniel, se extiende a través de los tres reinos subsiguientes que dominan el mundo mediterráneo, continúa a lo largo de las divisiones de Roma y alcanza su cumplimiento en el tiempo del fin, con la llegada del Reino de Dios. Las visiones de Daniel 7, 8, 9, y 10 al 12 reproducen exactamente el modelo historicista; al igual que Apocalipsis 12, que traza la historia mundial desde el tiempo de Cristo niño hasta el tiempo del fin, en el versículo 17. Y así sienta las bases para los acontecimientos finales que se desarrollan en los capítulos 13 al 22. Miller era historicista, así como la iglesia primitiva y casi todos los intérpretes protestantes desde mediados del siglo XIX. El futurismo y el preterismo, si bien captan aspectos importantes de la profecía bíblica, no tuvieron mucha presencia en el estudio apocalíptico hasta la Reforma de Martín Lutero, cuando ciertos expositores de la iglesia dominante buscaban escapar de lo que consideraban como interpretaciones historicistas problemáticas de temas como el gran dragón escarlata y la ramera de Babilonia. Los últimos años del siglo XIX y el siglo XX fueron testigos de una oleada de futurismo y preterismo, en parte como respuesta a las fallas percibidas en el millerismo. Pero, las fallas del adventismo millerita no han cambiado la perspectiva historicista obvia de Daniel 2, o incluso del principio día por año, que se encuentra tan cimentado en Daniel 9 que los traductores de la Revised Standard Version tradujeron el versículo 24 como “setenta semanas o años", a pesar del hecho de que el hebreo solo reza “setenta semanas" El agregado era necesario incluso para personas que no creían en la profecía predictiva, si iban a dar algún sentido a una profecía que pretendía extenderse desde la época de la restauración de Jerusalén hasta el Mesías. 17 11 DE ENERO r El pecado del estudio de la Biblia Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de m i boca, y los amonestarás de m i parte. Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares n i le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. Ezequiel 3:17, 18. E l descubrimiento de 1818 de Guillermo Miller, de que Jesús regresaría a la Tierra en “ unos 25 años, lo llenaron de gozo". Eso era bueno. Pero, señaló, “capté la convicción con gran poder en cuanto a mi deber para con el mundo, en vista de las evidencias que habían afectado mi mente". Si el fin estaba cerca, era importante que el mundo lo supiera. Supuso que sus conclusiones sobre el advenimiento podrían hallar oposición entre los “ impíos", pero no tenía dudas de que los cristianos de todas partes las aceptarían ni bien tuvie- sen oportunidad de escucharlas. Pero, temía presentar sus hallazgos, “ no sea que haya alguna posibilidad de que esté errado, y sirva de medio para descarriar a alguien" Como resultado, dedicó otros cinco años (1818-1823) al estudio continuo de la Biblia. A medida que eliminaba una objeción a su visión del advenimiento, se le venía otra a la mente, como “del día y la hora nadie sabe". Durante ese período de cinco años, Miller señaló, en 1845: “ Surgieron más obje- ciones en mi mente de las que habían sido promovidas por mis oponentes posteriormente; y no conozco ninguna objeción que se haya presentado que no se me haya ocurrido antes a mí" Pero, después del estudio continuado, creyó que podía responder a todas ellas con la Biblia. Por lo tanto, después de siete años de estudio, Miller se había convencido plenamente de que Cristo regresaría “alrededor del año 1843". A esa altura, Miller informa que “el deber de presentar las evidencias de la proximidad del advenimiento a los demás -qu e me las arreglé para evadirlo mientras pudiera encontrar la sospecha de una objeción que todavía hubiese contra su verdad- nuevamente me impactó con gran fuerza. Como resultado, comenzó a hablar más abiertamente de sus posturas, en conversaciones privadas con sus vecinos y el pastor. Pero, para su asombro, “ muy pocos [...] escuchaban con algún interés" Miller continuó estudiando la Biblia. Pero, cuanto más lo hacía, más se convencía de que tenía el deber de contarlo a los demás. “ Ve, y cuéntale al mundo de su peligro" era el mensaje que lo asaltaba día y noche. Pero, eso era lo último que quería hacer. Como verán, al igual que muchos de nosotros, a Miller le encantaba estudiar la Biblia, pero carecía de ambición para hacer algo. Ese es el pecado del estudio de la Biblia: todos somos tentados a hacer de él un fin en sí mismo, en vez de un medio de motivación para la acción. 18 12 DE ENERO ¡Ten cuidado con lo que prom etes a D ios! Entonces entendió Elí que Jeho vá llamaba al jo ven. Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye. 1 Samuel3:8,9. P ero, a veces no queremos oír. Ese era el caso de Guillermo Miller. Aunque los oídos de su conciencia resonaban con la orden de advertir al mundo respecto del peligro venidero, él no tenía ningún deseo de hacerlo. “ Hice todo lo posible para evitar la convicción de que se requería algo de mí; y pensé que al hablar libremente de esto con todos cumpliría con mi deber, y que Dios levantaría al instrumento necesario para el cumplimiento de la obra. Oré para que algún pastor pudiera ver la verdad y se dedicara a su promulgación". Ahora, hay una solución práctica: conseguir a un pastor que haga nuestra obra. He llegado a la conclusión de que, si la iglesia depende de los pastores para “terminar la obra", esta tarea llevará un poco más que la eternidad. La mala noticia de la buena noticia es que Dios nos llama a cada uno a hacer nuestra parte. Pero, eso es justo lo que el muy humano Guillermo Miller no quería hacer. Con la espe- ranza de dar testimonio por poderes, finalmente arribó a la excusa de Moisés. “ Le dije al Señor que no estaba acostumbrado a hablar en público, que no tenía las calificaciones necesarias para captar la atención de una audiencia", etc. Pero, no podía encontrar alivio. Durante nueve años, Miller luchó con la convicción de que tenía una tarea que hacer para Dios. Entonces, un sábado, alrededor del año 1832, se sentó en su escritorio, dispuesto a examinar un detalle de la enseñanza bíblica. De repente, se sintió abrumado con la creencia de que necesitaba volverse activo para el Señor. En agonía, clamó que él no podía ir. “¿Por qué no?", fue la respuesta. Y entonces recitó todas sus trilladas excusas. Finalmente, su angustia llegó a ser tan grande que prometió a Dios que cumpliría con su deber si recibía una invitación a hablar en público sobre el tema de la venida del Señor. Con eso, experimentó un suspiro de alivio; después de todo, tenía cincuenta años, y nunca nadie le había pedido que presentara el tema anteriormente. Finalmente, se sintió liberado. Pero, a la media hora recibió esa invitación. Y, junto con ella, llegó un destello de ira por haberle prometido algo a Dios. Sin responder, salió furioso de su casa. Después de luchar con Dios y consigo mismo durante casi una hora, por último aceptó predicar al día siguiente. Ese sermón fue el comienzo de uno de los ministerios más fructíferos del siglo XIX. La moraleja: Ten cuidado con lo que prometes a Dios. Él puede tener en mente para tu vida más de lo que alguna vez soñaste. 19 13 DE ENERO r Mensaje poderoso en envoltorio común Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Yhe aquíJehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. 1 Reyes 19:11, 12. A menudo, Dios utiliza las cosas comunes de la vida. Y eso es bueno, porque la mayoría de nosotros somos comunes; también lo era Guillermo Miller. La experiencia de Timothy Cole, pastor de la congregación Conexión Cristiana en Lowell, Massachusetts, Estados Unidos, ilustra ese hecho. Después de oír, a finales de la década de 1830, del asombroso éxito de Miller como predicador evangelista, Cole lo invitó a celebrar una serie de reuniones en su iglesia. Fue a saludar al exitoso evangelista a la estación de trenes, esperando ver a un caballero vestido a la moda, cuyo porte correspondiera con su reputación. Cole observó de cerca, a medida que los pasajeros bajaban del tren, pero no vio a nadie que correspondiera con su imagen mental. Finalmente, un anciano poco convincente, con síndrome de Parkinson, descendió del coche. Para consternación de Cole, el “anciano" resultó ser Miller. En ese momento, se arrepintió rápidamente de haberlo invitado. Alguien con la apariencia de Miller, concluyó, no podría saber mucho de la Biblia. Más que un poco avergonzado, Cole hizo pasar a Miller por la puerta de atrás de su iglesia, y después de mostrarle el púlpito se sentó en medio de la congregación. Miller se sintió un poco maltratado, pero prosiguió con el culto. Pero, si a Cole no le causó impresión la apariencia de Miller, ocurrió lo contrario con su reacción a su predicación. Después de escuchar durante quince minutos, se levantó de entre el público, subió y se sentó detrás de Guillermo, en la plataforma. Miller habló diariamente durante una semana, y regresó al mes siguiente para efectuar una segunda serie. El reavivamiento fue un éxito; incluso Cole se convirtió a las creencias de Miller. El hecho es que Dios puede hacer cosas extraordinarias con gente común. El Maine Wesleyan Journal [Revista Wesleyana de Maine] caracterizó a Miller como un “agricultor co- mún", pero informó que “ logra encadenar la atención de su auditorio por una hora y media o dos" No era el hombre, sino su mensaje. El mensaje de Miller era sincero, lógico y bíblico. Y, además, tenía algo de humor con agallas. En una ocasión, al ser criticado por sus creencias, bromeó con su audiencia: “ Ellos declararon que yo era demente, y que había estado en un manicomio siete años; si hubiesen dicho que estuve en un mundo loco durante 57 años, me hubiese declarado culpable de los cargos". Una persona común con un mensaje poderoso. Dios lo utilizó. Él puede utilizarte a ti también, si se lo permites. 20