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Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria La Investigación e Innovación Educativa y la Gestión del Cambio Unidad didáctica 1. Orientación educativa para la investigación, innovación y gestión del cambio UD 1. Orientación educativa para la investigación, innovación y gestión del...

Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria La Investigación e Innovación Educativa y la Gestión del Cambio Unidad didáctica 1. Orientación educativa para la investigación, innovación y gestión del cambio UD 1. Orientación educativa para la investigación, innovación y gestión del cambio ................. 3 1.1. El rol del orientador como agente de cambio ............................................................. 4 1.1.1. Competencias del orientador como agente de cambio ............................................ 5 1.1.2. El orientador como agente de cambio en el contexto educativo ............................... 5 1.1.3. Liderazgo y gestión del cambio educativo............................................................. 7 El orientador en el liderazgo pedagógico ..................................................................... 9 Competencias del orientador en el liderazgo pedagógico ............................................. 10 1.2. La investigación y la innovación para el cambio educativo ......................................... 11 1.2.1. Investigar vs. innovar, ¿es lo mismo? ................................................................ 11 1.2.2. La investigación en orientación educativa ........................................................... 12 1.2.3. Tendencias de la investigación en orientación educativa ...................................... 13 Enfoque social ....................................................................................................... 14 La orientación como enseñanza ............................................................................... 15 La prevención ........................................................................................................ 16 1.3. El futuro de la educación y la orientación educativa .................................................. 16 1.3.1. Visión y marco de los futuros de la educación ..................................................... 17 1.3.2. Esferas básicas de la educación del futuro .......................................................... 18 1.3.3. La orientación educativa como medio para formar a los protagonistas del futuro..... 19 Resumen ...................................................................................................................... 21 Mapa de contenidos ....................................................................................................... 22 Recursos bibliográficos ................................................................................................... 23 2 UD 1. Orientación educativa para la investigación, innovación y gestión del cambio La educación implica a un conjunto de personas, contextos y situaciones, pero la figura del orientador es fundamental en la promoción de los procesos de mejora y en el fomento del cambio social y educativo. Las tendencias actuales de la orientación sugieren el perfil profesional del orientador como principal agente de cambio en el contexto educativo, y destacan la necesidad de poner en valor su rol en función de las necesidades del centro, así como de las necesidades y demandas de la comunidad educativa. En esta unidad didáctica se abordarán las características, aptitudes, principales áreas y líneas de actuación del orientador educativo como agente de cambio. Asimismo, se ahondará en el concepto de liderazgo pedagógico y en las competencias que debe tener un orientador líder para promover el cambio y la mejora en el contexto educativo. En segundo lugar, se expondrá la importancia de la investigación e innovación en orientación educativa para mejorar los procesos educativos y cubrir las necesidades institucionales y sociales, así como las principales tendencias de investigación e innovación en este campo. Por último, se abordarán las perspectivas de la educación y el papel del orientador educativo en la formación de los protagonistas del futuro. Objetivos de la UD 1, «Orientación educativa para la investigación, innovación y gestión del cambio»: • Conocer el rol del orientador como agente de cambio en el contexto educativo. • Reconocer las principales características y competencias del orientador educativo para un liderazgo pedagógico eficaz. • Identificar las similitudes y diferencias entre innovar e investigar, y conocer su importancia en la gestión y promoción del cambio educativo. • Saber las principales tendencias y perspectivas de la investigación e innovación en orientación educativa. • Conocer el futuro de la educación y la implicación del orientador en el proceso de cambio y en la mejora educativa y social. 3 1.1. El rol del orientador como agente de cambio Aunque los contenidos de este máster se enmarcan en el contexto de la educación formal, es importante destacar que la orientación es un proceso basado en la ayuda y acompañamiento a la sociedad a lo largo de toda la vida y en todos los aspectos de su desarrollo personal, académico, profesional, social, emocional, moral, etc. Figura 1. El orientador como agente de cambio. El siglo XXI está repleto de retos y transformaciones que nos afectan a todos y que se reflejan en la realidad social y educativa, por lo que es fundamental que determinados profesionales faciliten, medien y favorezcan la orientación y educación a lo largo de vida, actuando como agentes del cambio. Nota De forma general, el perfil del agente de cambio incluye en su actuación cuatro procesos básicos (Martínez-Clares y Martínez-Juárez, 2011): • Ayudar a generar datos válidos. • Estimular la decisión consciente y bien informada. • Asegurar el compromiso responsable en las acciones recurrentes de la decisión. • Desarrollar los potenciales y los recursos del sistema organizativo. Aunque es evidente que el orientador no puede actuar de forma aislada ante el cambio, adquiere un papel fundamental en este proceso, tanto en el ámbito educativo como en cualquier contexto en el que se desarrolle su acción, ya que «más allá de la necesaria implicación de todos los efectivos de la organización, precisamos de una figura capaz de canalizar toda la información que se produce, conozca el sistema organizacional […] y otros factores decisivos en los procesos de cambio» (Gairín, 2007; citado en Martínez-Clares y Martínez-Juárez, 2011, p. 259). En este sentido, tal y como se indicó en el III Encuentro Nacional de Orientadores, celebrado en Zaragoza en el año 2007, «el orientador debe ser un agente de cambio, un gestor del conocimiento y un promotor de la ética organizacional, primando la visión global, liderando y no solo gestionando, actuando, analizando y aprendiendo de la práctica». 4 1.1.1. Competencias del orientador como agente de cambio El orientador suele verse en la situación de tener que desarrollar una gran variedad de roles y tareas en distintas áreas y contextos. Debe tener una formación holística para poder abordar las demandas sociales y ser capaz de diseñar y desarrollar intervenciones basadas en principios científicos y filosóficos, enmarcadas en el campo de la investigación y acción interdisciplinaria. De manera general, las competencias que debe contemplar el orientador como agente de cambio son las siguientes (Pont y Teixidor, 2002, p. 70): • Competencia para comprender la complejidad del ser humano, su percepción, reacciones cognitivas y emotivas frente al cambio y sus motivaciones personales y profesionales. • Competencia para actuar en el marco de unos valores éticos con vistas a la promoción del cambio. • Competencia para conocer y comprender ideologías, contexto, tradiciones, culturas, creencias y valores de las organizaciones y de las personas afectadas por el cambio. • Competencia para liderar y para influir en los equipos, motivar a las personas y descubrir su potencial, desarrollar clima de confianza y crear sentimientos de implicación proactiva. • Competencia para la planificación y desarrollo de estrategias para actuar en la complejidad y liderar un cambio planificado. • Competencia para efectuar el seguimiento y la integración del cambio. ¿Quién dijo…? «El orientador es aquel profesional, con capacidad para influir en la gente y para promover el cambio, que debidamente preparado actuará sobre el entorno para conducir y posibilitar la implantación del cambio planificado» (Pont y Teixidor, 2002, p. 70). 1.1.2. El orientador como agente de cambio en el contexto educativo La orientación educativa es un proceso de apoyo y asesoramiento continuo para potenciar la prevención, la intervención social y el desarrollo integral de los miembros de la comunidad educativa. El orientador educativo debe introducir cambios en el sistema educativo mediante el diseño y desarrollo de procesos de innovación educativa, facilitar la comunicación y el trabajo en equipo en el centro, y establecer relaciones con las familias y la comunidad. Alguna de las aportaciones que puede realizar un orientador como agente de cambio en el contexto educativo son las siguientes (García-Nieto, 1999; citado en Martínez-Clares y MartínezJuárez, 2011, p. 260): • Ayudar a comprender las bases ideológicas, psicológicas y sociológicas sobre las que se asienta el currículo actual. 5 • Analizar críticamente, y en conjunto con los demás docentes, las bases, objetivos y finalidades de la nueva educación que se persigue. • Cualificar y actualizar al profesorado mediante la programación de cursos y formas de perfeccionamiento profesional. • Ayudar a articular la opcionalidad derivada de un currículo abierto, flexible, plural y diversificado. • Responder a la diversidad del alumnado de los centros. • Coordinar la red tutorial y los programas de orientación de los centros. • Colaborar con los órganos directivos y el profesorado en aspectos técnicos y formales. En la actualidad, el marco de intervención de la orientación educativa puede estructurarse en torno a cuatro áreas interrelacionadas (Álvarez-González y Bisquerra-Alzina, 2012): Figura 2. Áreas de actuación de la orientación educativa. En todas ellas, el papel del orientador educativo como agente de cambio es fundamental para un desarrollo socioeducativo acorde con el mundo en el que vivimos. Nota Aunque las áreas de actuación son abordadas en la UD1 de la asignatura Los Ámbitos de la Orientación Educativa y el Asesoramiento Psicopedagógico, es fundamental mencionarlas en esta unidad debido a su importante papel en la gestión del cambio educativo. 6 A continuación, se exponen las diferentes áreas y sus principales líneas de actuación (ÁlvarezGonzález y Bisquerra-Alzina, 2012): Orientación profesional Incluye la orientación académica, laboral, vocacional, etc., y se refiere a un proceso de desarrollo de la carrera a lo largo de la vida de las personas. Consiste en el diseño e implementación de intervenciones para el desarrollo de las competencias necesarias para la vida adulta en general y profesional en particular. En el ámbito educativo, los orientadores deben ayudar al alumnado a definir y desarrollar su proyecto personal y profesional mediante intervenciones programadas con base en el currículo formativo. Orientación en los procesos de enseñanza-aprendizaje Se fundamenta en el marco del enfoque constructivista, donde el aprender a aprender y las diferentes estrategias y teorías del aprendizaje constituyen un factor fundamental en el contexto escolar. Orientación para la atención a la diversidad Se basa en el fomento de una educación inclusiva mediante la flexibilidad curricular, los agrupamientos alternativos y los cambios en el sistema educativo y en los centros, para poder atender las demandas relacionadas con el aprendizaje de los grupos en condiciones de riesgo como inmigrantes, minorías étnicas y alumnos con problemas emocionales, del comportamiento, de salud mental e incluso altas capacidades. Orientación para la prevención y el desarrollo humano Es el área de intervención más reciente desarrollada en el contexto de la orientación educativa, donde se abordan aspectos como el desarrollo de habilidades para la vida, las estrategias preventivas y de promoción del bienestar y la salud, la educación psicológica y emocional o las habilidades sociales, mediante la elaboración y aplicación de programas de desarrollo personal y social. 1.1.3. Liderazgo y gestión del cambio educativo Para una mejora sostenida de la calidad de la educación, tanto a nivel cualitativo como cuantitativo, es fundamental que los centros educativos desarrollen sus capacidades internas para el cambio. En este sentido, el liderazgo es el principal motor de cambio en la cultura de la escuela, ya que apoya y promueve el aprendizaje de todos los miembros de la comunidad educativa y la innovación en los sistemas educativos. Existen diversos tipos de liderazgo, pero, en la actualidad, el liderazgo escolar tiende a enfocarse en lo pedagógico y en la creación de condiciones que fomenten el aprendizaje y la mejora educativa. Aunque resulta difícil encontrar definiciones y términos uniformes al respecto, la literatura frecuentemente utiliza los términos de liderazgo escolar o liderazgo pedagógico para referirse al liderazgo en el contexto educativo. 7 El liderazgo pedagógico es un liderazgo para el aprendizaje y, aunque no existe una definición universal, la mayoría de los autores enfatizan en la importancia de la responsabilidad compartida y el compromiso personal en este tipo de liderazgo. Bolívar (2010) entiende por liderazgo pedagógico la «capacidad de ejercer influencia sobre otras personas y movilizar mediante ella a la organización hacia el objetivo común de la mejora de los aprendizajes de los alumnos». Para Horn y Marfán (2010), «el liderazgo consiste en la capacidad de plantear principios de modo que sean tomados por otros como objetivos propios, creándose así un sentido compartido que moviliza a la organización en pro de estos principios comunes». Contreras (2016), por su parte, fundamenta el liderazgo pedagógico en una cultura ética, participativa, de innovación y desarrollo continuo, y lo define como una «gestión y conducción de instituciones educativas y/o procesos pedagógicos, cuyo eje fundamental de acción es lograr y garantizar un aprendizaje de calidad y el bienestar de todos los miembros de la comunidad educativa». Figura 3. El liderazgo como principal motor de cambio en la cultura de la escuela. Entre las principales líneas de acción y rasgos esenciales del liderazgo pedagógico, se encuentran los siguientes (Contreras, 2016, p. 245): • Liderazgo y responsabilidad compartida. • Liderazgo concebido como un proceso dinámico y complejo, en el que se ejerce una influencia positiva en capacidades, motivaciones, patrones de pensamiento, talentos y actitudes, no basada en autoridad o posiciones formales de poder, sino en el ejemplo y el poder de persuasión. • El aprendizaje exitoso y el desarrollo positivo de los alumnos como fin último. • Voluntad conjunta de acción y compromiso para con las metas y visiones de la institución educativa. • Cultura organizacional de aprendizaje, desarrollo y mejora. • Acompañamiento personalizado, apoyo, desarrollo y fomento del profesorado. • Empoderamiento de los miembros de la comunidad educativa. • Cultura de trabajo cooperativa y participativa, basada en valores éticos y pedagógicos. • Clima de trabajo abierto, tolerante, de optimismo, respeto, apoyo y confianza mutua. • Trato adecuado de variables emocionales y motivacionales en las dinámicas de trabajo. • Las personas y su desarrollo son siempre el centro de toda acción. • Los asuntos administrativos y las dimensiones estructurales están subordinados a los objetivos pedagógicos y las máximas educativas. 8 Conoces a… Viviane Robinson es profesora de la Universidad de Auckland y directora académica del Centro de Liderazgo Educativo. Puedes conocer más sobre ella en su entrevista con el equipo de la Revista de Educación sobre las últimas tendencias para lograr mejoras sustanciales y sostenidas en los establecimientos educativos. El orientador en el liderazgo pedagógico Aunque en la actualidad se aboga por un liderazgo educativo basado en la responsabilidad compartida y en la toma de decisiones colectiva, el orientador ha demostrado ser uno de los protagonistas del cambio escolar, ya que el simple hecho de poseer una perspectiva global y sistemática de la realidad educativa le acredita como un líder natural e innovador en este contexto. Debe acompañar al equipo directivo y al resto de profesores para generar una cultura de mejora en la comunidad escolar y formar personas activas capaces de aportar, evolucionar y acompañar a la sociedad en la que se integran. Para ello, el orientador debe dirigir sus intervenciones a la institución en su conjunto y a todos los aspectos que influyen en el crecimiento y desarrollo de la comunidad educativa, y no solo a los estudiantes, lo cual implica la adopción de un enfoque holístico colaborativo y constante. Robinson et al. (2009) identifican cinco dimensiones del liderazgo pedagógico eficaz: Figura 4. Dimensiones del liderazgo pedagógico eficaz. 9 Competencias del orientador en el liderazgo pedagógico En cuanto a las competencias que debe tener un orientador líder en el contexto educativo, LobatoFraile (2014) destaca las siguientes: Competencia en el asesoramiento Se basa en ayudar y apoyar al resto de profesionales para facilitar los procesos de mejora, el cambio y el desarrollo de los centros educativos. El orientador actúa como una fuente de información y recursos para los distintos agentes de las instituciones escolares. Competencia en el desarrollo profesional del profesorado Desde esta perspectiva, el profesor es considerado como un aprendiz activo implicado en la preparación, observación y reflexión sobre su tarea docente. En este sentido, el rol del orientador es el de ayudar a los profesionales en su formación continua y crecimiento personal y profesional. Competencia en trabajar colaborativamente con equipos docentes La relación colaborativa entre los miembros de una institución educativa es fundamental para un buen funcionamiento del centro. En un marco de liderazgo compartido, el orientador puede contribuir significativamente al desarrollo de una cultura de trabajo colaborativo a través de la coordinación y el trabajo en equipo con los docentes. Competencia en la formación de profesionales reflexivos Generalmente los procesos de reflexión se originan para la resolución de un problema, lo cual implica definirlo, diseñar un plan de acción y evaluar sus resultados. La reflexión pasa a ser una competencia fundamental para los docentes y demás profesionales educativos, por lo que es tarea del orientador promover la formación del profesorado como profesionales reflexivos, que comprenden de forma crítica las diferentes situaciones a las que hacen frente y se esfuerzan por mejorar su práctica docente. Competencia en proyectos de innovación Las mejoras y cambios en los centros educativos implican innovar. Los orientadores educativos son figuras clave en la dinamización de los procesos de innovación educativa, que deben apoyar e impulsar los diferentes proyectos en los centros y apoyar al resto de profesionales de la educación en su desarrollo y aplicación. Competencia en investigaciones en el ámbito educativo El orientador no solo debe inducir al profesorado en la perspectiva de la innovación, sino también de la investigación. Además, puede promover proyectos de investigación sobre orientación educativa y todas sus áreas y colectivos de intervención. 10 1.2. La investigación y la innovación para el cambio educativo Ser capaz de fomentar y gestionar el cambio personal e institucional en el contexto educativo es fundamental para lograr una educación acorde con las demandas y necesidades de la sociedad y el mundo en el que vivimos. La investigación y la innovación son dos de los procesos esenciales para el desarrollo de profesionales capaces de analizar y comprender los cambios que ocurren en el sistema educativo y en la sociedad en todas sus dimensiones, y para poder constituir entornos y comunidades de aprendizaje que tiendan a crear actitudes favorables hacia el cambio y la mejora socioeducativa. Figura 5. Investigación e innovación para el cambio. 1.2.1. Investigar vs. innovar, ¿es lo mismo? La investigación y la innovación son prácticas diferentes pero complementarias. Por un lado, una persona que investiga parte de una hipótesis y planifica una estrategia de investigación, basada en el método científico, para generar conocimiento mediante el desarrollo de teorías, modelos, ideas, materiales, transformaciones en las prácticas, etc. Por otro lado, innovar es aplicar el conocimiento derivado de la práctica y de la investigación y adaptarlo a un contexto específico, para mejorar los procesos y servicios profesionales de su disciplina. Figura 6. Investigación e innovación para el cambio educativo. 11 La persona que innova debe identificar la pregunta que desea responder y elaborar un plan de actuación y evaluación de los resultados. Por ello, puede afirmarse que innovar de manera adecuada implica investigar y que «la innovación es un proceso que se sustenta en la investigación, pero que no todo proceso de investigación culmina necesariamente en una innovación educativa» (Moreno, 1995; citado en Morales, 2020). En este sentido, los principales enfoques de la investigación en los procesos de innovación son los siguientes: • La investigación como sustento de la innovación. Se refiere a la investigación previa al proceso de innovación en sí mismo, que permitirá identificar las necesidades y recursos disponibles. • La investigación durante la innovación. Para emplear las metodologías y procedimientos adecuados, avalados por la ciencia e investigaciones previas. • La investigación sobre los resultados de la innovación. Es importante analizar los resultados del proyecto de innovación y generar conocimiento de utilidad e interés para el resto de los profesionales. Nota A lo largo de esta unidad se utilizará el término investigación para hacer referencia tanto a la investigación como a la innovación, ya que se considera que la innovación implica investigación, pero la investigación no necesariamente requiere innovar. 1.2.2. La investigación en orientación educativa La orientación no es una disciplina constituida como ciencia, sino que se considera una práctica apoyada en ciencias básicas que emplea procedimientos, artes o técnicas de cierta efectividad pragmática. La investigación en orientación plantea grandes retos para quienes desean explicar o comprender lo que sucede en la sociedad y dar respuesta a necesidades sociales de diversa índole. Se fundamenta en la epistemología y en los avances de las ciencias básicas en que se soporta la explicación del comportamiento humano, lo cual permite la definición de los métodos de investigación y sus posibilidades de aplicación y eficiencia en el contexto de la orientación. Como en cualquier otra disciplina, la evolución de la orientación educativa se relaciona con la investigación que realizan los profesionales académicos de este campo. Durante los últimos años se ha evidenciado un aumento exponencial de las publicaciones e investigaciones en orientación, aspecto esencial para el diseño de políticas de formación y prácticas en el contexto escolar, comunitario y organizativo. 12 Hasta la fecha, la mayor parte de la investigación en orientación educativa se ha realizado en contextos escolares de diferentes niveles, olvidando la investigación vinculada con contextos comunitarios y organizativos, fundamental para favorecer la comprensión y el desarrollo de la disciplina más allá de lo estrictamente escolar. ¿Quién dijo…? Como dijo Morales (2020), refiriéndose a la orientación educativa, «el trabajo de la orientación desde el contexto comunitario es esencial ya que favorece el desarrollo de actitudes que promueven una adecuada convivencia social». En este sentido, la orientación educativa proporciona un importante campo de investigación para mejorar los procesos educativos y cubrir las necesidades institucionales y sociales de manera holística. Los cambios políticos, geográficos, culturales, económicos o sociales llevan a plantearse nuevas formas de investigar dentro de la disciplina, lo cual se visualiza como un reto constante el dominio metodológico de los paradigmas y enfoques en la aplicación práctica y el compromiso profesional. Como la orientación puede ser abordada desde diferentes perspectivas y disciplinas científicas (pedagogía, psicología, sociología, educación, etc.), cada investigador debe emplear la metodología y técnicas específicas y apropiadas teniendo en cuenta el enfoque elegido. A través de la observación de la realidad empírica inmediata y la revisión de los estudios previos, los orientadores educativos deben identificar los problemas de conocimiento y sus objetos de estudio e intentar explicarlos y comprenderlos mediante la investigación. Play La ciencia podría ser nuestro sexto sentido. 1.2.3. Tendencias de la investigación en orientación educativa En un mundo cambiante y complejo, donde los avances en la ciencia establecen las pautas del desarrollo, la investigación en orientación educativa es una excelente forma de hacer frente a las diversas demandas y retos sociales. A nivel epistemológico, y de manera general, en la actualidad se pone especial énfasis en las siguientes tendencias de investigación en orientación: • Para el desarrollo científico dentro de la disciplina. • Para mejorar la acción o la intervención sobre sus destinatarios. • Para la justificación social de un conjunto de servicios y actuaciones relacionadas con la profesión. 13 • Para el desarrollo de la profesión y demás disciplinas implicadas en su campo del saber y de la acción. Por otro lado, hasta hace unos años el rol del orientador, y por tanto su investigación, se limitaba a un enfoque clínico, terapéutico e individualista, dirigido fundamentalmente a los estudiantes con problemas y dificultades en el contexto educativo. Durante las últimas décadas, el asesoramiento y la prevención han ido adquiriendo relevancia, y las intervenciones a lo largo de la vida y dirigidas a instituciones y sociedades globales han aparecido en el contexto de la orientación educativa. Para conseguir un modelo de orientación comprensivo y coherente con el carácter multidimensional de las personas y del mundo en general, la orientación educativa ha de ser integral e integradora, e incluir todos los aspectos de las personas que influyen en la adquisición de competencias, roles y funciones necesarias para el cambio y el desarrollo personal. Debe dirigirse a todas las personas de la comunidad educativa, no solo a los alumnos con problemas, y realizarse en todos los contextos y entornos en los que se desenvuelve la persona, desarrollando distintos aprendizajes. La mayoría de las intervenciones e investigaciones giran en torno a tres perspectivas fundamentales, cada una de ellas con unas metodologías y actuaciones específicas: • El enfoque social. • La orientación como enseñanza. • La prevención. Nota La información que se aporta a continuación puede complementarse con la proporcionada en la UD1 de la asignatura Los Ámbitos de la Orientación Educativa y el Asesoramiento, relacionada con las principales perspectivas de actuación en orientación educativa. Enfoque social Durante las últimas décadas del siglo XX, disciplinas como la orientación y la psicología comenzaron a concebirse desde un mayor compromiso con la sociedad, dando lugar al enfoque social. Se demandó una orientación de más amplio espectro, para poder abordar la necesidad de un modelo de aprendizaje dirigido a la sociedad en su conjunto. Esta perspectiva se opone al modelo médico o de enfermedad, es decir, a intervenir para curar, y a la idea de que únicamente se debe ayudar en los momentos críticos de la vida. Apuesta por un enfoque de aprendizaje que prioriza las necesidades individuales y el logro de estas, ya que asegura que la principal dificultad de las personas reside generalmente en la carencia de habilidades que pueden ser aprendidas. 14 Además, defiende el hecho de que muchos problemas no dependen solo de la persona y de sus características, sino que pueden solucionarse produciendo cambios en el modo en que las personas se relacionan con su entorno o incluso cambiando el entorno en sí mismo. Además de continuar con los enfoques tradicionales de la orientación, el orientador adquiere un rol de agente del cambio social para la prevención. Figura 7. Enfoque social de la orientación educativa. La orientación como enseñanza El enfoque basado en la enseñanza pretende educar a todas las personas que integran un sistema social a que desarrollen diferentes habilidades (cognitivas, sociales, emocionales, etc.) y adquieran las destrezas necesarias para ayudarse a sí mismos y a las personas de su entorno. La ayuda del orientador no debe limitarse a facilitar una serie de recursos, sino que debe fomentar aprendices autónomos y ayudar a las personas a desarrollar las habilidades personales e interpersonales necesarias para la vida. Aprender a aprender es considerado como una de las competencias básicas para el éxito en la sociedad actual, por lo que cada vez son más los autores que aseguran que capacitar a los alumnos a aprender de manera autónoma y autorregulada debería ser uno de los principales objetivos de la educación. Teixidó (2010) destaca lo siguiente: La introducción del aprender a aprender como una de las competencias básicas a lograr durante la escolarización, incluyendo los estudios superiores, es coherente con la idea de preparar al individuo para un mundo cambiante, competitivo, globalizado, tecnológico, donde la información fluye libremente y donde el aprendizaje debe ser una actitud vital, que acompaña a la persona durante toda su vida (p. 143). Play Aprender cómo aprender es más importante que nunca. En este sentido, el orientador educativo adquiere un papel fundamental en la búsqueda de las metodologías más adecuadas que contribuyan a la interiorización del aprendizaje. 15 La prevención La prevención en todos sus niveles (primaria, secundaria y terciaria) es uno de los principales objetivos de la orientación, tanto desde una consideración social como individual. La orientación educativa para la prevención implica adelantarse a los problemas o dificultades para evitar que ocurran, o aminorar sus efectos en caso de que ya hayan sucedido. Desde esta perspectiva, es importante que el orientador trabaje con toda la comunidad educativa y promueva la creación de procesos de interacción, reflexión y asesoramiento para la prevención. Figura 8. Niveles de prevención y población objetivo de la orientación educativa. Debido a su enfoque proactivo, la prevención primaria es fundamental en orientación educativa con el objetivo de ayudar a la sociedad a desarrollar competencias personales para afrontar posibles situaciones de riesgo y problemas futuros. Según Díaz (2001; citado en Toranzo-Castro y Castro-Miranda, 2019): La verdadera prevención debe estar dirigida hacia toda la población, la que solo necesita de orientación para prever el futuro del educando ante cualquier deformación o alteración […] identificar y percibir factores que pueden afectar el normal desarrollo, sus valores, sentimientos, hábitos y habilidades, cualidades volitivas, autovalorativas, entre otras que deben integrarse en el desarrollo de la personalidad en diferentes etapas de la vida. 1.3. El futuro de la educación y la orientación educativa En una sociedad cada vez más cambiante, es importante reflexionar acerca del papel y de los principales retos de la educación y la orientación del futuro. En palabras de José Antonio Marina: Estamos iniciando una era donde las cosas pueden ocurrir con tanta rapidez que no tengamos tiempo de reflexionar sobre lo que nos pasa. Por eso, quienes nos dedicamos a la educación deberíamos ser los mejor informados, los más alerta, los que negociáramos mejor con la novedad, sin miedo, pero sin complejos, los que fuéramos capaces de desarrollar el pensamiento crítico necesario para orientarnos en una realidad que está inventándose. 16 Figura 9. El futuro de la educación y la orientación educativa. 1.3.1. Visión y marco de los futuros de la educación Los avances y perspectivas de la educación suelen enmarcarse en el contexto de una educación inclusiva y accesible para todas las personas, pero, aunque se han producido grandes avances, en muchos casos las necesidades de educación básica de calidad siguen sin atenderse. Además, solo puede hacerse frente a la incertidumbre causada por el continuo cambio tecnológico y a la acelerada transformación de las culturas y sociedades durante las últimas décadas a través del compromiso de la sociedad para emplear el conocimiento, la educación y el aprendizaje a fin de forjar un futuro deseable para todas las personas y el planeta. La realidad actual exige un nuevo planteamiento de la educación y la organización del aprendizaje. Desde hace años, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) promueve un enfoque humanista de la educación y el desarrollo y defiende que «la educación debe considerarse fundamentalmente en términos morales y éticos y como medio de mantener y aumentar la dignidad, la capacidad y el bienestar de las personas en relación con los demás y con la naturaleza» (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [Unesco], 2019). Defiende un nuevo concepto de humanismo, que consiste en «hallar nuevas orientaciones para la humanidad, al reexaminar quiénes somos y cómo nos percibimos los unos a los otros, al planeta y a la tecnología» (Unesco, 2019). En este sentido, los agentes educativos deben determinar qué conocimientos se adquieren y por qué, cuándo y cómo se utilizan, y qué valores y conocimientos prácticos se deben enseñar para un próspero desarrollo de las sociedades y de las personas. En el sistema educativo actual, el orientador educativo adquiere un papel fundamental en el diseño y aplicación de programas de formación y educación relacionados con todas las formas de aprendizaje organizado a lo largo de la vida. Por ello, conocer las perspectivas de la educación es fundamental para poder elaborar planes de investigación e innovación desde la orientación educativa, gestionar el cambio y afrontar los desafíos del mundo en el que vivimos, cada vez más complejo e incierto. 17 Play Reflexiones educativas para cambiar el mundo con Rafael Bisquerra. 1.3.2. Esferas básicas de la educación del futuro La educación del futuro deberá proporcionar ecosistemas pedagógicos integradores que apoyen a las generaciones presentes y futuras en todos los ámbitos de la vida. Para ello, es importante hacer una profunda reflexión acerca de las competencias necesarias para no poner en peligro el bienestar de la humanidad y la justicia en el mundo de hoy y del mañana. En su entrevista para el Correo de la Unesco, la presidenta de la Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación señala lo siguiente (Unesco, 2019): Las escuelas deberán centrarse en las competencias básicas: lectura, escritura y matemáticas, pero también tendrán que ir más allá. Todos debemos aprender a ser y a transformarnos. Ser significa aprender a participar, a desarrollar la personalidad y actuar con independencia, juicio y responsabilidad. Transformarse consiste en aprender a transformarse y a transformar el mundo, comprometiéndose a hacerlo durante toda la vida y velando por que las mismas posibilidades sigan abiertas a las generaciones venideras. Viaja Accede a la entrevista completa de Sahle-Work Zewde, presidenta de la República Democrática Federal de Etiopía y presidenta de la Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación, en el Correo de la Unesco. La Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación identificó cuatro esferas de estudio básicas para reinventar el conocimiento, el aprendizaje y la educación con el fin de entender y hacer realidad los futuros posibles y deseables de la humanidad (Unesco, 2019): Sostenibilidad humana y del planeta La educación es fundamental para el cambio de mentalidades, para la modificación de prácticas inadecuadas y para canalizar las capacidades humanas en direcciones que mejoren la calidad de la vida de la sociedad, respetando al mismo tiempo los ecosistemas que la sustentan. 18 Producción de conocimientos, acceso y gobernanza El conocimiento y el aprendizaje deben considerarse como un bien común mundial, ya que son los principales recursos renovables de los que dispone la humanidad para responder a los desafíos del presente y del futuro y poder idear alternativas. La investigación científica y otros procesos de innovación y gestión del cambio son esenciales para una educación futura de calidad, pero para ello deben ser inclusivos, democráticos, transparentes y accesibles. Ciudadanía y participación La acción colectiva es fundamental para crear futuros preferidos mediante la educación y fortalecer los compromisos con los valores sociales y democráticos. Los sistemas educativos deben integrar y cumplir estos compromisos en sus propias actividades y procesos. Trabajo y seguridad económica Un empleo de calidad y la seguridad económica son las piedras angulares de la dignidad y la prosperidad humanas. Los cambios en la naturaleza del trabajo hacen aún más evidente la necesidad de fomentar el aprendizaje a lo largo de toda la vida y de reconocer la importancia crucial del desarrollo de competencias y de habilidades sociales y conductuales en los diferentes sistemas de aprendizaje. Además de las cuatro esferas básicas, la Comisión tuvo en consideración cuestiones transversales como las relacionadas con el género, la cultura y el patrimonio cultural y la tecnología, esenciales para poder forjar el futuro de la humanidad y del planeta. 1.3.3. La orientación educativa como medio para formar a los protagonistas del futuro La orientación es una acción eminentemente proactiva, que debe enfocarse hacia el futuro preferible y ayudar a proyectarse a la persona orientada. Teniendo en cuenta las aportaciones y evolución histórica de la orientación, alguna de sus principales perspectivas y líneas futuras son las siguientes (Álvarez-González y Bisquerra-Alzina, 2012): • La orientación como un proceso continuo, adquiriendo un enfoque del ciclo vital. Es importante la potenciación de la orientación educativa en todos los niveles, en especial en la educación secundaria y superior. • La orientación para la prevención y desarrollo global en el contexto educativo, entendida como un proceso integrado en el marco escolar y no como algo periférico y marginal. • El orientador como asesor psicopedagógico y uno de los principales agentes de cambio para la innovación educativa. • La participación de la persona orientada en su propio proceso de orientación y desarrollo. • El desarrollo y aplicación de proyectos de investigación e iniciativas innovadoras para la actualización y unificación, en la medida de lo posible, de los criterios de actuación en orientación. 19 Viaja En su artículo «La orientación educativa y su pertinencia en el siglo XXI», Morales (2020) expone las razones por las que la orientación educativa toma especial importancia en la actualidad. La orientación educativa es un medio muy valioso para ayudar a las futuras generaciones a adaptarse a los cambios y poder ser miembros activos y comprometidos con la sociedad que nos rodea: la sociedad del conocimiento. Figura 10. La sociedad del conocimiento. Es importante otorgar a esta profesión un carácter prospectivo, que permita a los orientadores participar en los procesos de innovación, investigación y cambio actuales y futuros. Además, se debe luchar por una orientación abierta, continua, preventiva, flexible y diferenciadora, dirigida a toda la población y en cualquier momento, fase o escenario de su desarrollo profesional y vital. Sabías que: Según el comunicado de la mesa redonda ministerial Hacia las sociedades del conocimiento, organizada en el marco de la 32.ª Conferencia General de la Unesco en 2003, «la construcción de las sociedades del conocimiento abre el camino a la humanización del proceso de globalización». La orientación es una de las principales alternativas para hacer frente a los retos sociales no solo en el contexto educativo, sino también en entornos comunitarios y de educación informal en los que se pueda promover la salud y el bienestar de las personas y se potencien las habilidades y competencias necesarias para manejarse en circunstancias de riesgo, incertidumbre y cambios. 20 Resumen Conocer el papel de la orientación en la promoción y gestión del cambio en el contexto educativo, y en la formación de los protagonistas del fututo, es fundamental para poder investigar e innovar en este campo. Solo conociendo la realidad actual de la profesión, así como las tendencias y perspectivas de la orientación y la educación, se podrá hacer frente a las diversas demandas y retos sociales mediante la investigación e innovación en orientación educativa. En la presente unidad se han abordado las características, aptitudes, principales áreas y líneas de actuación del orientador educativo como agente de cambio. Además, se ha ahondado en el concepto de liderazgo pedagógico y en las competencias que debe tener un orientador líder para promover el cambio y la mejora en el contexto educativo. También se ha expuesto la importancia de la investigación e innovación en orientación educativa para mejorar los procesos educativos y cubrir las necesidades institucionales y sociales, así como las principales tendencias de investigación e innovación en este campo. Finalmente, se han mencionado las perspectivas de la educación y el papel del orientador educativo en la formación de los protagonistas del futuro. 21 Mapa de contenidos 22 Recursos bibliográficos Bibliografía básica Álvarez-González, M. y Bisquerra-Alzina R. (2012). Orientación educativa: modelos, áreas, estrategias y recursos. Wolters Kluwer Educación. Martín, E. y Onrubia, J. (2011). 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