Summary

Este documento presenta una introducción al tema 1 sobre el inicio de la psicología experimental en Alemania, con un enfoque especial en la figura de Wilhelm Wundt, considerado uno de los padres de la psicología experimental. El texto describe el contexto histórico y los principales aportes de Wundt a la psicología como ciencia.

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TEMA 1. INICIO DE LA PSICOLOGÍA EXPERIMENTAL EN ALEMANIA Alemania es ampliamente considerada como la patria de la psicología científica. El libro de 1590 Psychologia: hoc est de Hominis Perfectione (Psicología o sobre la perfección del hombre), del filósofo escolástico alemán Rudolf Göckel...

TEMA 1. INICIO DE LA PSICOLOGÍA EXPERIMENTAL EN ALEMANIA Alemania es ampliamente considerada como la patria de la psicología científica. El libro de 1590 Psychologia: hoc est de Hominis Perfectione (Psicología o sobre la perfección del hombre), del filósofo escolástico alemán Rudolf Göckel (1547-1628), también conocido por su nombre en latín Rodolphus Goclenius, es el texto más antiguo que se conoce con la palabra “psicología” en su título (Brock, 2019). También es alemán el primer libro titulado Historia de la Psicología (Geschichte der Psychologie), publicado en 1808 por Friedrich August Carus (1770-1807), profesor de filosofía de la Universidad de Leipzig (Brock, 2019). Y también fueron alemanes autores que contribuyeron significativamente al desarrollo de la psicología científica, entre ellos, el médico, fisiólogo y filósofo Wilhelm Wundt (1832-1920). 1.1.WILHELM WUNDT La experimentación en psicología está históricamente enraizada en la fisiología experimental, la disciplina que proporcionó el patrón para establecer los estudios causales sobre las reacciones de los organismos vivos (Danziger, 2010). En 1858, Hermann von Helmholtz (1821-1894), uno de los tres grandes fisiólogos alemanes de la época (junto con Johannes Müller [1801-1858] y Emil du Bois-Reymond [1818-1896]), fue nombrado director del nuevo Instituto de Fisiología de la Universidad de Heidelberg, y como asistente, eligió a Wilhelm Wundt, un graduado en medicina en 1856 que había sido alumno de los tres (Hothersall, 1997). En 1864, Wundt se convirtió en profesor asociado en Heidelberg, para ser promovido en 1875 a catedrático de filosofía inductiva en la Universidad de Zurich y, ese mismo año, a catedrático de filosofía en la Universidad de Leipzig. En 1873 y 1874, Wundt publica, como manual para su asignatura, los dos volúmenes de Grundzüge der Physiologischen Psychologie (Principios de psicología fisiológica), en los que propone la utilización de técnicas experimentales análogas a las empleadas en fisiología, pero aplicadas ahora de forma novedosa a la psicología, sin que esto supusiese un reduccionismo biológico; el objetivo era el de situar a la psicología en algún punto entre la filosofía y la fisiología (Hothersall, 1997). El Laboratorio de Leipzig En 1876, la Universidad de Leipzig (fundada en 1409 y, a finales del siglo XIX, la más concurrida de Alemania) asignó espacio a Wundt en el edificio Konvikt para que almacenase los aparatos experimentales y los equipos de demostración que utilizaba en sus clases, y que ya antes había empleado en la Universidad de Heidelberg (Hothersall, 1997). En otoño de 1879, Wundt inició varios experimentos en ese espacio otorgado, que no eran parte de su actividad docente, sino de su esfuerzo investigador independiente, y que marcarían el inicio formal1 de su laboratorio de psicología, el momento histórico ampliamente aceptado como el del establecimiento de la psicología como una ciencia independiente y experimental (Hothersall, 1997). 1 El laboratorio de Wundt ocuparía cada vez más espacio en la Universidad de Leipzig, hasta acabar trasladándose a un nuevo edificio (en una instalación que Wundt diseñó para la investigación psicológica), que acabaría siendo destruido durante un bombardeo angloamericano sobre Leipzig, en la Segunda Guerra Mundial (II G.M.), el 4 de diciembre de 1943 (Hothersall, 1997). Fue Edwin G. Boring (1886-1968), alumno de Edward Titchener [(1867-1927), a su vez, discípulo de Wundt, quien, en su influyente obra A History of Experimental Psychology2, propuso la idea de que Wundt era el “fundador” de la psicología científica al establecer su laboratorio en Leipzig (Brock, 2019). Tal idea fue refrendada en 1979, cuando la American Psychological Association (APA) propició la acuñación de una moneda de oro conmemorativa, con la efigie de Wundt en su anverso y el lema “A Century of Science” en su reverso (Hothersall, 1997). Este reconocimiento, no obstante, no fue universal: algunos psicólogos estadounidenses objetaron la elección de Wundt como “fundador” de la psicología científica, toda vez que, alegaban, William James (1842-1910) ya tenía un laboratorio de psicología en la Universidad de Harvard en 1875 (Brock, 2019). En otros manuales de historia de la psicología, como Founders of Modern Psychology, publicado por Granville Stanley Hall (1844-1924) en 1912, se cita a Wundt solo como uno de los diversos “fundadores” de la psicología moderna (Brock, 2019). La autoobservación experimental o introspección es el término más empleado para describir el método de Wundt, que implicaba un arduo procedimiento experimental, rígidamente controlado. No obstante, la metodología de Wundt no implicaba solo autoinformes, sino también mediciones objetivas como el registro de tiempos de reacción o de asociación de palabras, que formaron parte de la mayoría de los experimentos de su laboratorio (Hothersall, 1997). Como el número de experimentos de Wundt y sus estudiantes se incrementaba, se hizo necesario un vehículo de publicación más rápido que un libro para esos resultados, y Wundt fundó en 1881 Philosophische Studien (Estudios filosóficos), la primera revista creada exclusivamente para la investigación o experimentación psicológica, que editaría hasta 1902 (Hothersall, 1997) y que sustituiría, desde 1905 a 1917, por Psychologische Studien, cuando la primera publicación desapareciese en 1903. Gran parte de los experimentos publicados en estas revistas se centraban en el estudio de la percepción, por ejemplo, mediante el registro de los tiempos de reacción o usando los métodos psicofísicos desarrollados por Ernst Weber (1795- 1878) y Gustav Fechner (1801-1887) (Hothersall, 1997). Wundt como teórico En sus introspecciones, Wundt y sus estudiantes identificaron dos elementos básicos de la vida mental: sensaciones y sentimientos, cuyas conexiones o síntesis creativas darían lugar a la complejidad de los constantemente cambiantes procesos mentales (Hothersall, 1997). La síntesis creativa es un concepto clave para definir a Wundt en contraposición con el elementalismo atomista (para Wundt, una mera analogía primitiva con los sistemas de la física mecánica) de algunos asociacionistas clásicos del siglo XIX, y del posterior estructuralismo de Edward Titchener (Hothersall, 1997). Wundt adoptó un modelo mental que enfatizaba los principios químicos en lugar de los mecánicos, dentro de una concepción de la mente como una fuerza creativa, dinámica y volitiva, que nunca podría entenderse mediante la simple identificación de sus elementos o de su estructura estática, sino mediante el análisis de su actividad (Hothersall, 1997). 2 Un ejemplo de la influencia de esta obra, publicada inicialmente en 1929 y revisada en 1950, es que, en una encuesta realizada en la década de 1960 (Nance, 1962, en Brock, 2019) en 150 departamentos de psicología de universidades norteamericanas, en los 130 de ellos que impartían una asignatura de historia de la psicología, el 75% de los profesores encuestados señalaban al libro de Boring como su único o principal manual a la hora de presentar la materia (Brock, 2019). Si nuestro intelecto abstracto extrae componentes de esta realidad y los subsume en tipos de conceptos como sensaciones, ideas, sentimientos o impulsos volitivos, no se deduce que tales componentes puedan realmente existir independientemente unos de otros en el contexto total de la realidad a la que pertenecen…porque nosotros los aislemos no son por ello partes de la realidad que puedan suceder aislados (Wundt, 1908, p. 263f, en Danziger, 2001). Aunque comúnmente se ha definido a Wundt como estructuralista, el término sería acuñado posteriormente por Edward Titchener y por William James; Wundt nunca lo usó, sino que llamó voluntarismo a su psicología (Hothersall, 1997), como opuesta al intelectualismo, lo que implicaba un intento de enfatizar los factores afectivos sobre los intelectuales en la explicación de la vida mental, y de evitar el error de tratar a los procesos mentales como si fuesen objetos en lugar de eventos (Danziger, 2001). “Los hechos psíquicos son sucesos3, no objetos; tienen lugar, como todos los sucesos, en el tiempo y nunca son lo mismo en un instante dado de tiempo como lo fueron en el momento precedente” (Wundt, 1897, p. 14, en Danziger, 2001). De igual modo, también se ha considerado a Wundt reduccionista, autor de la definición de la psicología como ciencia de la mente, cuando en realidad esta concepción proviene también de Titchener; Wundt era opuesto al dualismo mente-cuerpo y consideraba que no se puede estudiar aquella separada de este (Hothersall, 1997). Contrario a las posiciones de Titchener, Wundt, quien ubicaba a la psicología entre las ciencias físicas y las ciencias sociales, estuvo muy interesado en temas que sentía que no podían ser estudiados experimentalmente, como el lenguaje, la religión y las costumbres sociales, pero sí mediante registros históricos, literatura u observaciones naturalistas (Danziger, 2001; Hothersall, 1997; Viqueira, 1923/1924). Hasta tal punto que el proyecto que más le preocupó durante las dos últimas décadas de su vida fue su obra Völkerpsychologie (Psicología de los pueblos), publicada en 10 volúmenes entre 1900 y 1920 (Hothersall, 1997), que contienen análisis detallados del lenguaje humano (lo que hoy se conoce como psicolingüística), psicología de los mitos y las religiones, antropología, ética y ley (lo que hoy se incluiría en la psicología forense) y psicología del arte (Gil Hernández, 2011). Wundt distinguía la Völkerpsychologie de la etnología en que, mientras esta última está relacionada con la descripción y comparación de comunidades específicas, la primera se centra en características generales del lenguaje, de los mitos y de las costumbres sociales (Danziger, 2001). Esta aportación de Wundt ha sido tradicionalmente soslayada o tergiversada, en tanto en cuanto no añade nada a la imagen de riguroso experimentalista con la que se asocia al autor alemán, y el progreso en la restauración de una imagen suya más equilibrada, dentro de la historiografía de la disciplina, ha sido lento (Danziger, 2001). Al igual que su identificación como fundador de la psicología científica, la imagen de Wundt que ha prevalecido clásicamente es la que se desprende de la obra de Boring, que ha transmitido un perfil más experimentalista, asociacionista y atomista de lo que fue en realidad el científico alemán4 (Lafuente, 2011). 3 ocurrences en la versión en inglés de Danziger (2001). 4 En buena medida, esta distorsión se debe también a que la mayor parte de su ingente obra (el psicólogo más prolífico de la historia, si todas sus publicaciones se identificaran con la psicología) nunca fue traducida al inglés, y la que sí, han sido sobre todo textos introductorios o divulgativos, no sus trabajos teóricos o sistemáticos dirigidos a especialistas (Danziger, 2001). Porque para Wundt, el orden social representa un nivel de fenómenos que no pueden explicarse en términos de la psicología individual, mientras que en esta sí está profundamente implicado el orden social, de modo que la separación del individuo de su entorno mental (geistige Umgebung) es “solo una abstracción arbitraria” (Wundt, 1908, p. 293, en Danziger, 2001). Esta prevención de Wundt contra la tentación individualista parece haber llegado a un punto crítico cuando los psicólogos de la Escuela de Würzburgo5 comenzaron a investigar procesos de pensamiento de forma experimental, un proyecto que Wundt criticó objetando que el pensamiento humano no podía estudiarse como una característica de la mente humana individual, o independientemente de la psicología del lenguaje, lo que, desde su perspectiva, lo convertía en un tema para la Völkerpsychologie, no para los estudios de laboratorio (Danziger, 2001). El legado de Wundt Wundt no solo fundó la psicología, sino que, aunque pocos permanecieron fieles a sus enseñanzas y a su perspectiva, también entrenó a un grupo sustancial de psicólogos, ya que Leipzig se convirtió en una especie de meca para psicólogos de todo el mundo, de modo especial, para los norteamericanos (Mülberger, 2008). Por ejemplo, de los 43 laboratorios psicológicos que había en EEUU en 1900, 12 habían sido fundados por antiguos estudiantes de Wundt, quien, entre 1875 y 1919, dirigió 186 tesis de doctorado (Tinker, 1932, en Hothersall, 1997). Un ejemplo de la influencia de Wundt se encuentra en el concepto de apercepción, el proceso mental que lleva los contenidos de la conciencia al foco de atención, lo que hoy en día se denominaría atención selectiva (Hothersall, 1997). En 1919, uno de los estudiantes de Wundt, Emil Kraepelin (1956-1926), propuso que ciertos patrones de la conducta esquizofrénica se debían a formas altamente irregulares de la atención o a un foco de atención extremadamente limitado, una teoría de la esquizofrenia (la de la “atención deteriorada”), que ha resurgido en las modernas aproximaciones a la enfermedad basadas en el procesamiento de la información (Hothersall, 1997). 1.2. EDWARD TITCHENER Si bien se han tendido a presentar los sistemas psicológicos de Wundt y Titchener como similares, la psicología de este último fue más restringida que la del primero: Titchener excluía del dominio de la psicología cualquier cuestión que no pudiera estudiarse mediante la introspección controlada de forma estricta, lo que descartaba, por tanto, la antropología cultural de Wundt, la psicología comparada o la psicología infantil (Hothersall, 1997). Titchener adoptó solo un aspecto de la psicología de Wundt (de quien recibió su grado de doctor en 1892), el estudio de la sensación mediante la introspección entrenada en busca de los elementos más básicos de la conciencia, un propósito al que denominó estructuralismo, el estudio de la estructura de la mente consciente (Hothersall, 1997). Frank Angell (1857-1939), uno de los primeros estudiantes estadounidenses en Leipzig, recibió su doctorado de Wundt en 1891, tras lo cual, regresó a EEUU y estableció un laboratorio de psicología en la Universidad de Cornell, financiado por el legado de una 5 Escuela alemana de psicología fundada por Oswald Külpe (1862-1915), discípulo de Wundt (se doctoró con él en 1887) e, inicialmente, profesor de la Universidad de Würzburgo. persona interesada en la frenología (Hothersall, 1997). Cuando Angell aceptó un puesto en la Universidad de Stanford, recomendó a Titchener para sustituirlo, quien llegó a Cornell en 1892 y permaneció allí hasta su muerte, 35 años después (Hothersall, 1997). Tal vez el estudiante de Titchener más conocido (entre 1894 y 1927 otorgó grados de doctor a 58 estudiantes), y parece que el más fiel, fue Edwing G. Boring6, quien obtuvo su doctorado con él en 1914 y fue autor de A History of Experimental Psychology, el manual de historia de la psicología que ha tenido más influencia en la disciplina (Brock, 2019; Hothersall, 1997). Green (2009) ha señalado que, aunque respetado, el estructuralismo de Titchener raramente consiguió establecer un “asentamiento” autónomo más allá de la Universidad de Cornell. Fue debido a la influencia del libro de Boring, sugiere Green, que el modelo de Titchener parece haber tenido más peso en la historia de la psicología norteamericana (como para mantener durante años un debate igualado con el funcionalismo) del que realmente tuvo. Para Titchener, la psicología como ciencia de la mente tiene una triple tarea: a) analizar la suma total de los procesos mentales, identificando sus elementos y mostrando cómo se armonizan (tarea a la que Titchener dedicó la mayor parte de su carrera); b) averiguar cuáles son las leyes que determinan las conexiones entre esos elementos; c) descubrir en detalle las correlaciones entre la mente y el sistema nervioso (Hothersall, 1997). Para realizar estas tareas, proponía Titchener, la psicología debía convertirse en una ciencia experimental, lo que, para el autor inglés, consistió exclusivamente en el uso de la introspección entrenada7. Utilizando este método en forma correcta, proponía Titchener, solo podemos ser conscientes en nuestras experiencias inmediatas de sensaciones, imágenes y sentimientos. Los estados mentales complejos son siempre combinaciones de estos elementos básicos (Hothersall, 1997). 1.3. HERMANN EBBINGHAUS El primer estudio sistemático y experimental de la memoria humana, Über das Gedachtnis (Sobre la memoria) fue publicado en 1885 por el psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus (1850-1909), decidido a aplicar al estudio de la memoria humana los métodos experimentales que se estaban empleando en el estudio de la percepción (Baddeley, 1999b). Actuando el mismo como sujeto experimental, Ebbinghaus construyó listas de sílabas sin sentido (trigramas consonante-vocal-consonante), para minimizar las relaciones significativas, e investigó el efecto que sobre su memorización tenían variables como la longitud de la lista, el número de repeticiones o la duración del intervalo de retención (Ruiz Vargas, 1980). Observó que las listas más largas requerían más repeticiones para aprenderse, y definió el olvido de una lista a través del ahorro, o cantidad de tiempo necesario para reaprender una lista olvidada, respecto al tiempo empleado en el aprendizaje inicial (Hothersall, 1997; Ruiz Vargas, 1980). Asimismo, presentó varias explicaciones posibles del olvido, como la interferencia de los nuevos materiales, el decaimiento o la fragmentación de la huella de memoria (Baddeley, 1999a). 6 Aparentemente, tal simpatía era mutua, ya que Titchener lo llegó a reconocer como su “mejor discípulo” (Stevens, 1973, en Lafuente, 2011). 7 Al parecer, en el laboratorio de Wundt no se consideraba conveniente tomar como fuente de datos para informes de publicación a ningún observador que hubiese realizado menos de 10,000 introspecciones controladas, un criterio con el que Titchener estaba de acuerdo (Hothersall, 1997). Ebbinghaus también encontró que el material significativo como la poesía o la prosa se recordaba mejor que el material no significativo, o que la retención de listas aprendidas inmediatamente antes de ir a dormir era mayor que las aprendidas en otros momentos del día, un hallazgo, el de que el sueño ralentiza el olvido en comparación con la vigilia, confirmado en 1924 por Jenkins y Dallenbach (Hothersall, 1997). No obstante, Ebbinghaus consideraba que los fenómenos ordinarios de memoria, el recuerdo consciente, eran inadecuados para el estudio científico 8. Pero si se definía la memoria como simple retención9, entonces sí era una entidad susceptible de una precisa investigación experimental, de modo que el aprendizaje de listas de ítems sin sentido podía aceptarse como una forma razonable de estudiar la memoria humana (Danziger, 2002). Esta reducción conceptual ha sido indispensable para establecer los fundamentos de lo que ha acabado siendo una de las tradiciones de investigación más perdurables en la psicología moderna (Danziger, 2002). No obstante, al margen del enfoque iniciado por Ebbinghaus, existe también una tradición de investigación de la memoria en situaciones más naturales, inicialmente representada por el psicólogo inglés Frederic Bartlett (1886- 1969), quien descubrió que cuando solicitaba a los sujetos que contasen una historia no familiar que previamente habían leído, los sujetos la alteraban, adecuándola a su propio conocimiento, de modo que era esta historia revisada la que se incorporaba a su memoria y la que los sujetos recordaban (Baddeley, 1999a). Estos descubrimientos llevaron a Bartlett a sugerir el concepto de esquema, un modelo o estructura organizada de conocimiento sobre algún aspecto del mundo, que refleja lo que sabemos de él (Baddeley, 1999a). Aunque Ebbinghaus fue un innovador y un pionero, no tuvo seguidores y no llegó a crear una escuela de psicología como Wundt (Hothersall, 1997). Tampoco escribió una historia de la disciplina, pero sus comentarios sobre el tema en su obra Abriss der Psychologie (Esbozo de psicología) de 1908 han pasado a la historia (Brock, 2019). Ahí es donde está su conocida cita de que “la psicología tiene un largo pasado, pero solo una corta historia”, y también: Cuando en 1849, E. H. Weber, aparentemente inspirado por simple curiosidad, quiso sabe con cuanta finura se pueden distinguir dos toques separados en diferentes puntos de la piel, o, más tarde, con qué exactitud somos capaces de notar la diferencia entre dos pesos puestos en la mano…se alcanzó un progreso más real para la psicología que mediante todas las distinciones, definiciones y clasificaciones hechas desde Aristóteles hasta Hobbes (Ebbinghaus, 1908, p. 19, en Brock, 2019). 1.4. PIONEROS GALLEGOS DE LA PSICOLOGÍA CIENTÍFICA En comparación con otros países, el reconocimiento institucional de la psicología moderna fue tardío en España, posponiéndose hasta la segunda mitad del siglo XX (Mülberger, 2008). No obstante, mucho antes de esa institucionalización, diversos 8 Reflexiones de esta índole aparecen en el manuscrito de Ebbinghaus (Urmanuskript über das Gedächtnis 1880) de su monografía pionera sobre la memoria, pero no fueron incluidas en la versión publicada de la obra (Danziger, 2002). 9 Comparar a la memoria con un lugar de almacenaje para objetos discretos ha sido una metáfora habitual durante siglos y lo ha seguido siendo durante gran parte del siglo XX, en buena medida por el apoyo recibido con la llegada de las memorias de los ordenadores (Danziger, 2002). intelectuales españoles comenzaron a visitar Alemania para conocer de primera mano el nuevo campo de la psicología experimental, lo que facilitó, aún a nivel minoritario, la introducción en España de las nuevas ideas psicológicas. La Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas10 (JAE) ofrecía becas para estancias en el extranjero, y dos de ellas fueron recibidas por dos intelectuales gallegos, Eloy Luis André (1876-1935) y Xan Vicente Viqueira (1886-1924), que pudieron así mantener estadías de formación en los principales laboratorios alemanes de psicología (Mülberger, 2008, 2014). Filósofo, economista y políglota, Luis André nació en Mourazos (Verín, Ourense) y estudió en las Universidades de Santiago de Compostela y Salamanca, doctorándose en Filosofía en Madrid en 1899, tras lo cual, fue becado por la Universidad de Salamanca para ampliar estudios en Lovaina, Bruselas y París (De Castro et al., 1993). En 1909, viajó con una beca de la JAE (que financió su estancia hasta 2011) a la Universidad de Leipzig, donde consiguió ser admitido en el Instituto de Psicología, desarrollando una investigación, por encargo del propio Wundt, sobre La curva de la melodía del lenguaje en las diferentes lenguas y dialectos (Die sprachmelodische kurven in verschiedenen lebenden sprachen), en la que se medían las curvas de tonalidad de diversos idiomas para estimar estadísticamente la semejanza entre ellos (De Castro et al., 1993). Wundt llegó a citar la investigación de Luis André en su Völkerpsychologie y a anunciar su publicación en Psychologische Studien, lo que finalmente no se produjo (Mülberger, 2008). André estudió la cultura alemana en la creencia de que ese conocimiento le serviría como modelo para desarrollar un proyecto de promoción cultural de su propio país (Mülberger, 2008, 2014). Traductor de autores alemanes y prolífico escritor, Luis André no consiguió, sin embargo, acceder a la docencia universitaria, aunque obtuvo una cátedra en un prestigioso instituto de Madrid y consiguió fundar laboratorios de psicología durante su estancia en los institutos de Ourense y Toledo (Mülberger, 2008). Aunque nacido en Madrid, Xan Vicente Viqueira, “[u]na de las personalidades más interesantes de la psicología española del siglo XX” (Bernal Marcos et al., 2014), era de familia gallega y vivió hasta los 12 años en Bergondo (A Coruña). Formado en la tradición de la Institución Libre de Enseñanza11, se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid, donde estudió con Luis Simarro (1851-1921), el primer catedrático de psicología y fundador del primer laboratorio de psicología experimental en España (Mestre y Carpintero, 1982). Entre 1912 y 1914, Viqueira visitó los tres laboratorios de psicología experimental más importantes de Alemania: Berlín, Leipzig y Göttingen, donde, en especial en este último, en el que trabajó bajo la supervisión del director del centro, Georg E. Müller ([1850-1934], un experto en memoria y psicofísica), adquirió una formación metodológica en psicología experimental (Mülberger, 2008, 2014). 10 Creada en 1907, en el marco de la Institución Libre de Enseñanza, para promover la investigación y la educación científica en España, fue presidida desde su fundación hasta su muerte por Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), y desmantelada en 1939 por el nuevo régimen salido de la Guerra Civil (1936-1939), aunque su estructura sirvió de base para la creación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). 11 Iniciativa educativa privada desarrollada en España entre 1876 y 1939, que, como experiencia pedagógica, supuso una renovación educativa en el país y tuvo una gran repercusión en su vida intelectual. En Göttingen, Viqueira investigó, a propuesta de Müller, el aprendizaje de sílabas sin sentido (series de 16 sílabas distribuidas en cuatro filas), utilizando el tambor giratorio inventado por su mentor, unido a un cronoscopio de Hipp12, y demostró la función destacada que desempeña la localización (un factor no investigado hasta ese momento) en la capacidad de reconocimiento: los sujetos identificaban mejor y más rápidamente las sílabas cuando se presentaban en las mismas posiciones en las que las habían aprendido (Viqueira, 1916). Siguiendo a Müller, Xan Vicente se refiere incluso a un reconocimiento local, esto es, la impresión que tiene el sujeto de que la representación reconocida se halla en el mismo lugar en el que se encontraba cuando la vio por primera vez, lo que, según Müller, permitiría distinguir un reconocimiento veraz de una ilusión (Viqueira, 1916). Esta investigación fue publicada en 1915 en la revista Zeitschrift für Psychologie und Physiologie der Sinnesorgane (I. Abteilung), con el título de “Lokalisation und einfaches Wiedererkennen” y constituye probablemente el primer trabajo de psicología experimental publicado por un autor español en una revista científica alemana (Carpintero, 2004, en Martínez y Mülberger, 2008). El comienzo de la Primera Guerra Mundial (I G. M.) interrumpió el trabajo de Viqueira en Alemania, al punto de que la premura en su traslado a Londres hizo que fuese Müller quien redactase la versión final del artículo (Martínez y Mülberger, 2008). Al igual que André, tampoco Viqueira logró acceder a la docencia universitaria, lo que, unido sobre todo a su muerte prematura (por osteomielitis13, declarada ya en su adolescencia), redujo su influencia y, hasta cierto punto, el desarrollo de la psicología científica en España (Mestre y Carpintero, 1982). En palabras de la profesora Annette Mülberger (2014, p. 92), André y Viqueira “representaron para la comunidad científica española una oportunidad perdida de subirse al tren de los productores de la ciencia psicológica”. 1.5. LA GESTALT Aunque el sistema visual se caracteriza por la especialización funcional (Zeki, 1992), el mundo tal como lo percibimos está organizado en superficies y objetos con formas cohesionadas (Schiffman, 1996). El proceso mediante el cual, los elementos sensoriales fragmentados dan lugar a las formas y objetos integrados que percibimos habitualmente es la organización perceptiva. El primer estudio relevante de la organización perceptiva fue realizado por los psicólogos de la Gestalt. La organización perceptiva La escuela de la Gestalt surge en la segunda década del siglo XX en Alemania, como oposición a los postulados del Estructuralismo. Los estructuralistas consideraban que la percepción es una concatenación lineal de sensaciones aisladas, de modo que cada elemento de un estímulo produce una sensación y la totalidad de esas sensaciones dan lugar a un percepto. Por el contrario, los psicólogos de la Gestalt consideraban que la percepción se dirige prioritariamente a conjuntos emergentes significativos, sin ninguna mediación perceptiva de elementos o partes. El término de Gestalt deriva de la palabra alemana Gestaltqualität, que Christian Von Ehrenfels (1859-1932), un filósofo precursor 12 Cronómetro de precisión construido en 1848 por el relojero alemán Matthäus Hipp (1813-1893), que alcanza registros de tiempo de hasta ms y cuyo uso recomendó Wundt en su Grundzüge der Physiologischen Psychologie (Schraven, 2004). 13 Infección de los huesos causada generalmente por bacterias u hongos. de la escuela empleó por primera vez para referirse a la propiedad emergente que surge en un conjunto de elementos, cuando adoptan una determinada organización. El ejemplo clásico de Ehrenfels es el de una melodía, una expresión musical que mantiene su identidad, aunque se modifiquen todos sus elementos, como sucede cuando se interpreta en una tonalidad diferente. Más recientemente, Metelli (1982) ha identificado gestalt con estructura, diferenciándola de lo que sería una mera agregación. Mientras que en esta el cambio de un elemento no altera significativamente al conjunto, la variación de uno de los componentes de una gestalt afecta significativamente a la organización de sus elementos. Suele considerarse (p.ej., Boring, 1978; Hothersall, 1997; Rock y Palmer, 1991) como inicio oficial de la psicología de la Gestalt a la publicación en 1912 del artículo de Max Wertheimer (1880-1943) sobre el movimiento phi.14 Se trata de una ilusión que surge cuando se presenta un estímulo estático en dos localizaciones espaciales, separadas por un determinado intervalo temporal, lo que el observador percibe como un estímulo que se mueve entre esos dos puntos. El axioma más conocido de la Gestalt es que el todo es diferente de la suma de las partes, y el movimiento phi es un paradigma de ello, ya que sólo puede entenderse cuando se trata como un todo perceptivo. Cuando intenta explicarse como una suma de sensaciones aisladas (un estímulo presentado en una localización y luego en otra), el movimiento phi desaparece (Boring, 1978). El núcleo de la teoría gestáltica de la percepción es el principio de Prägnanz, también conocido como de la buena forma o de la simplicidad, que señala que un observador percibirá un estímulo siempre de la forma más regular, simétrica y simple que las condiciones le permitan (Koffka, 1973). A partir de ese principio básico, los psicólogos de la Gestalt propusieron un conjunto de reglas organizativas, de naturaleza innata, con las que el perceptor agruparía los elementos sensoriales para formar unidades (agrupamiento perceptivo), y percibiría diferencialmente esas unidades (segregación figura-fondo). Algunos de esas reglas o principios son: a) Ley del área, según la cual, es más probable que se perciban como figuras (y no como fondo) las áreas más pequeñas que las áreas más grandes. Una evidencia experimental que apoya la influencia de este principio se encuentra en un estudio (Künnapas, 1957; en Goldstein, 1988), en el que se presentaba un círculo dividido por cuatro diámetros en ocho sectores, cuyas superficies se hacían variar. Los sujetos debían indicar si la figura tenía forma de cruz o de aspa. La forma elegida era aquella que presentaba el área más pequeña. b) Ley de la proximidad, que se expresa al afirmar que los elementos próximos se agruparán entre sí con más probabilidad que los lejanos. Banks y Prinzmetal (1976) pedían a unos observadores que señalaran en cada ensayo, si se había presentado una F o una T (estímulos objetivo) entre un conjunto de caracteres con forma híbrida F-T (estímulos distractores). El tiempo de respuesta (TR) se reducía al aumentar la proximidad entre distractores, aunque se incrementase también su número, lo que indicaba que, al reducir la distancia entre esos elementos, aumentaba su agrupamiento perceptivo, lo que facilitaba la segregación o discriminación del objetivo. 14 “Experimentelle Studien über das Sehen von Bewegung” (Estudios experimentales sobre la percepción del movimiento). c) Ley de la buena continuación, que dice que los elementos tienden a agruparse produciendo configuraciones rectas o con una curvatura suave. En un estudio similar al anterior, Prinzmetal y Banks (1977) pedían a los observadores que realizasen la misma tarea, pero ahora el objetivo podía presentarse formando una línea virtual con los distractores o fuera de esa línea. La realización fue peor en la primera condición, sugiriendo que en este caso el objetivo tendía a ser agrupado perceptualmente con los distractores y resultaba más difícil de detectar. d) Ley de cierre, o tendencia a unir las partes no conectadas de una configuración para hacerla perceptivamente completa (Hothersall, 1997). Pomerantz et al. (1977) demostraron cómo conjuntos perceptivos diferenciados por el cierre (triángulos frente a flechas), formados por un mismo ángulo recto y un segmento diagonal distinto, se discriminaban mejor que las partes aisladas que los distinguían (segmentos diagonales). A este resultado lo denominaron efecto de superioridad configuracional. Las reglas o leyes de organización gestáltica mantienen en la actualidad su influencia en el estudio de la percepción (Rock y Palmer, 1991), pero son ahora investigadas en términos de propiedades cuantificables de los estímulos (Pomerantz y Kubovy, 1986). Por ejemplo, el cierre se ha definido como la propiedad que caracteriza a un área rodeada por un contorno convexo cuya longitud es al menos el doble, que la distancia entre las terminaciones de línea (Treisman y Souther, 1985). En todo caso, y como resumen y reconocimiento a la aportación de la Gestalt al estudio de la percepción, se podría seguir manteniendo lo que decía el neurocientífico David Marr (1945-1980) en su obra póstuma Vision, al señalar que, tras la desaparición de la Gestalt, “[S]tudents of the psychology of perception have made no serious attempts at an overall understanding of what perception is, concentrating instead on the analysis of the properties and performance.” (Marr, 1982, pg. 9). Otros ámbitos de aplicación de la Gestalt Además de su acepción más conocida vinculada a la percepción, la tendencia al cierre se ha encontrado en otras áreas, como la psicología social. La psicóloga rusa Bluma Zeigarnik (1900-1988), colaboradora de otro importante psicólogo gestáltico, Kurt Lewin (1890-1947), investigó en 1927 una observación del propio Lewin acerca de la habilidad de los camareros para recordar largamente los detalles de una cuenta impagada, que olvidaban fácilmente tras ser abonada por el cliente (Hothersall, 1997). La interpretación de este efecto era que mientras no se satisfacía la deuda, la transacción carecía de cierre, lo que generaba tensión que facilitaba el recuerdo; una vez resuelto el pago, se lograba el cierre de la interacción y la tensión desaparecía (Hothersall, 1997). Para investigar esta hipótesis, Zeigarnik pidió a 164 sujetos que realizaran entre 18 y 22 tareas simples, la mitad de las cuales eran interrumpidas antes de completarse. Horas después, se pedía a los participantes que recordasen todas aquellas tareas que pudieran y se encontró que las incompletas se recordaban un 90% mejor y con mayor rapidez que las tareas completadas: un hallazgo al que se ha denominado efecto Zeigarnik (Hothersall, 1997).15 15 Otro concepto psicológico relacionado con el cierre, propuesto más recientemente, es la necesidad de cierre cognitivo (need for cognitive closure), que puede definirse como la tendencia en las personas a mantener una creencia firme al abordar un determinado tema, evitando la confusión y la incertidumbre (Jost et al., 2003). Aunque inicialmente los tres fundadores de la psicología de la Gestalt: Max Wertheimer, Wolfgang Köhler (1887-1967) y Kurt Koffka (1886-1941) estaban interesados en la percepción, más tarde ampliaron sus intereses para incluir el aprendizaje o la solución de problemas (Hothersall, 1997). En este ámbito, Wertheimer desafió los métodos tradicionales para enseñar habilidades de solución de problemas a los niños, pero, aunque su trabajo fue innovador, enfatizando la flexibilidad y la creatividad, el principal impacto de la psicología de la Gestalt en esta área lo produjo Köhler con su investigación sobre el aprendizaje animal (Hothersall, 1997). En 1913, Köhler fue nombrado director de la Estación de Antropoides de Tenerife (España), el primer centro de estudios primatológicos del mundo, situado en el Puerto de la Cruz, en la llamada “Casa Amarilla”16 (Santana, 2021). El científico había sido enviado por la Academia Prusiana de las Ciencias para estudiar las habilidades en solución de problemas y la inteligencia general de un grupo de chimpancés (recientemente capturados en África Occidental), en una estancia prevista inicialmente para durar unos meses, pero que se alargó, a partir del inicio de la I G. M., hasta llegar a 1920 (Hothersall, 1997). En ese momento, la postura predominante sobre aprendizaje animal era la de Edward Lee Thorndike (1874-1949), quien, tras haber estudiado el aprendizaje de pollos, monos, perros y, especialmente, gatos, había llegado a la conclusión de que se trataba de un proceso mecánico de ensayo y error, dependiente de la acción selectiva de premios y castigos (Hothersall, 1997). Por el contrario, Köhler argumentaba que los animales de Thorndike no habían mostrado indicios de razonamiento en sus experimentos, debido al contexto empobrecido en el que se habían encontrado (la “caja problema”), que solo les permitía buscar vías de escape mediante un procedimiento de ensayo y error (Hothersall, 1997; Leahey, 2013). Las situaciones que Köhler empleó en sus experimentos con chimpancés eran más complejas. Por ejemplo, colocaba un racimo de plátanos fuera del alcance de los animales, bien colgándolo del techo o situándolo más allá de las barras de la jaula, de modo que ninguna solución directa permitía la obtención de la comida. En su lugar, Köhler proporcionaba a los chimpancés una vía indirecta al alimento, por ejemplo, una serie de cajas que apiladas les permitían trepar hasta llegar al racimo, o dos varas que, acopladas adecuadamente, construían una pértiga con la que podían acercar las frutas a la jaula. Los esfuerzos de los animales, inicialmente infructuosos, alcanzaban tras un tiempo la solución de forma repentina, no mediante ensayo y error, en lo que Köhler denominó “insight” (entendimiento), una prueba de su inteligencia (Hothersall, 1997). El mayor impacto de los hallazgos de Köhler se produjo tras la publicación en inglés de The Mentality of Apes en 1925, donde describe el “aprendizaje por insight”, definido como: a) aquel en el que las soluciones se basan en una reestructuración perceptual del problema: el animal “ve” o “percibe” súbitamente la solución, no la alcanza lenta y gradualmente, como en el aprendizaje por ensayo y error; b) un aprendizaje que no depende de recompensas: los animales habían encontrado la solución antes de comer la fruta; c) un proceso en el que las soluciones por insight se caracterizan por la 16 Pese a que fue declarada Bien de Interés Cultural en 1911 (se trataba de una notable construcción del siglo XVIII), y de su valor histórico-científico, la Casa Amarilla se encuentra en la actualidad en estado ruinoso, debido al abandono por parte de sus propietarios y a la inacción de las instituciones políticas en cuanto a su expropiación y restauración (Santana, 2021). generalización, de modo que una gran cantidad de transferencia positiva pasa desde la solución de un problema a otro (Hothersall, 1997). El destino de la psicología de la Gestalt La escuela de la Gestalt se convirtió en una importante corriente de la psicología en la década de 1920, un periodo traumático para Alemania, devastada por las repercusiones de la I G. M. y afrontando profundas crisis en sus instituciones económicas, políticas y sociales (Hothersall, 1997). No obstante, en este periodo tumultuoso Berlín era una de las capitales culturales del mundo, en la que brillaban Bertolt Brecht (1898- 1956), Marlene Dietrich (1901-1992) o Kurt Weill (1900-1950); donde Mies van der Rohe (1886-1969) había presentado el diseño del primer rascacielos de cristal; o en la que un violinista judío-ruso de 12 años llamado Yehudi Menuhin (1916-1999) acompañaba a la filarmónica de Berlín interpretando a Bach (1685-1750), Beethoven (1770-1827) y Brahms (1833-1897), ante un público entre el que se encontraba el físico judío-alemán Albert Einstein (1879-1955) (Hothersall, 1997). La Universidad de Berlín estaba en el centro de estos eventos, y fue allí donde la psicología de la Gestalt se desarrolló y alcanzó su cénit. Pero este esplendor no habría de durar. Uno de los primeros efectos de la llegada al poder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei, o NSDAP), más conocido como Partido Nazi, o, simplemente, los nazis, se produjo el 7 de abril de 1933 con la expulsión de los funcionarios judíos del servicio civil, lo que incluía todos los puestos profesionales en las universidades alemanas y que supuso, al final de ese año, el despido de 193 profesores, incluidos al menos 27 psicólogos (Hothersall, 1997). Hacia 1940, la plana mayor de la psicología de la Gestalt, Wertheimer, Köhler, Koffka y Lewin, había emigrado a EEUU (Hothersall, 1997). REFERENCIAS Banks, W. y Prinzmetal, W. (1976). Configurational effects in visual information processing. Perception & Psychophysics, 19(4), 361-367. Baddeley, A. (1999a). 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